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sábado, 4 de junio de 2011

Schoklender, las Madres y el valor de cambio.

El capital corrompe de por sí. Cuando la política se mercantiliza, cuando es colonizada por el capital, deja de ser tal y entramos en el terreno del puro capital, donde lo que reina es el valor de cambio. El affaire Schoklender trasciende a su actor directo y coloca en el escenario a la Organización Madres de Plaza de Mayo- Pastor de Bonafini- en particular. El incremento del patrimonio de la Organización en tan corto tiempo nos arroja en otro terreno. La mercantilización exige dos lados: quien vende y quien compra. No hay responsabilidades esquivas. Nuestra responsabilidad exige desmarcarse y denunciar esta politica, propia de todas aquellas oneges que, multiplicándose, lo que han hecho ha sido cristalizar la pobreza, más allá de satisfacer una demanda social, y congelarla en el tiempo. No parece que "Sueños compartidos" sea una organización social que dispute territorialidad promoviendo organización. No podemos aceptar la mercantilización del pañuelo. Reconozco que cuando se reciben planes sociales entregados por el gobierno entran en disputa zonas de dominación y de resistencia. En todo caso lo novedoso de estos días es la entrada en escena de una manera brutal del biocapitalismo: incorpora el control del capital sobre nuestra vida, aunque ya no la propia, sino aquella vinculada a la lucha de los derechos humanos. Es responsabilidad política del conjunto de los organismos de derechos humanos deslindar espacios. Las luchas del ayer no pueden justificar las políticas corruptas del presente.

2 comentarios:

  1. ¿Las luchas del ayer no pueden justificar las políticas corruptas del presente? ¿Qué corrupción? ¿la de Hebe? ¿La de las Madres? ¿La de Schocklender? 1- ¿En qué paradigma de clase se instala esta condena pre-juicio y pre-prueba?¿Saltamos por sobre el burgués "se es inocente hasta que se muestre lo contrario" para instalarnos en el feudal "se es culpable según me parezca?; 2-Desde qué experienca fundada en hechoshistòricos, ideológica y/o técnica se da por sentado que el hecho de que las madres decidan llevar adelante la parte que puedan de los sueños de nuestros compñeros caídos, sus hijos necesariamente conduce a la mercantilización y la corrupción? ¿Así que a las organizaiones populares sólo les quedaría esperar que llegue el socialismo para poder gestionar producción? ¿Y dónde aprenderían a hacerlo? ¿En el estudio de algún teórico que mientras tanto decida cómo se hace sin ensuciarse?. Creo que este art´ciulo ensuca gratuitamente a las madres, es propio de Perfil, lamentable en lo ideológico y en lopolítico y se arroga derechos que no tiene "·El pañuelo no se mancha" dijimos el jueves cuando fuimos ocn las viejas, pero era un mensaje al enemigo. A las madres,sobre le pañuelo no le podemos decirles nada. lo inventaron, es suyo y se lo ganan desde hace décadas sin necesita rnuetra censura.

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  2. De regreso, completo.
    “El Capital corrompe por sí”. ¿Es decir que es invencible? ¿Que no hay forma de sustraerse a su impronta?¿Que no hay fuerza capaz de contrarrestar su influencia? NO, no y no.
    No es invencible. No todo cae bajo su influencia, es posible avanzar a configurar otra forma de relación, de relación con el mundo y con mis semejantes. ¿Cómo? Construyendo formas de organización, de pensamiento y de acción que confronten con las formas dominantes. Tal vez las Madres no sean todo lo que se necesita, pero en Argentina, así como no puede pensarse en un movimiento político sin tener en cuenta el 25 de mayo, la guerra de la independencia, el 17 de octubre, el Cordobazo, el 2003, tampoco es posible pensar en contrahegemonía sin tener a las Madres como referencia. Hay que vivir en un frasco para suponer la mercantilización de las Madres. Es más, hay que hurgar muy en el fondo de todas las instituciones de Argentina para pensar alguna -excepción hecha de abuelas- cuyo motor esté menos determinado por el mercado y más cargado por la resistencia popular en sus mejores planos ideológicos y políticos.
    Por eso es que la consigna “hagamos realidad el sueño de nuestros hijos” prendió entre un grupo de mujeres en el momento en que la vida para muchos entra en una instancia de descanso y reflexión sobre lo vivido. Del cumplimiento de esa consigna, de su implementación salieron los planes de vivienda, la construcción de centros comunitarios y hospitales. No al revés. No es que se pusieron a discutir cómo hacer guita, sino que para encarar estas acciones tuvieron que gestionarla. Y la consiguieron porque hay un gobierno popular que prefiere orientar fondos para la gestión de organizaciones populares sustrayéndolos –en un porcentaje- al circuito de la corrupción, los materiales vencidos, las terminaciones berretas, el uso especulativo del capital. No es que “El capital coloniza” a las Madres, las madres están poniendo –a costa de sus vidas- su granito de arena para promover el bienestar de los pobres y a la vez sustraerse a las leyes de mercado.
    “El incremento del patrimonio de la Organización en tan corto tiempo nos arroja en otro terreno. La mercantilización exige dos lados: quien vende y quien compra. No hay responsabilidades esquivas” Cierto, el incremento del patrimonio lleva a producir más y con ello seguramente crea contradicciones en el terreno del control de gastos, la gestión laboral, la calificación del trabajo, la calidad de lo producido, etc. Al parecer César espera que todo esto lo haga mejor Caputo. O tal vez no, pero sí está seguro que ninguna organización popular lo hará bien y que todas se mercantilizarán, empezando, por supuesto por las Madres. ¿Entonces? Recreamos a la pregunta del texto anterior. ¿Dejamos que una burocracia estatal deteriorada por décadas de desguace y menemismo y hoy aún en proceso de reforma lo haga sin control alguno?
    ¿Se lo damos a Caputo?¿O fortalecemos el ámbito de la gestión popular? Me quedo con esto último.
    “Reconozco que cuando se reciben planes sociales entregados por el gobierno entran en disputa zonas de dominación y de resistencia.” Es probable que esto le pase a quien escribió esta frase. Y lo comprendemos. Ahora bien ¿Desde qué plano en relación a la lucha de las madres puede alguien sentirse en mejores condiciones que ellas para resistir? Y si no le sucede ¿Por qué da por sentado que las madres cayeron del modo que La Nación y Clarín quieren mostrar y el autor del artículo quiere creer?
    Me quedo con el consejo final del artículo, Deslindar es la palabra. Sí, yo me deslindo de todos quienes creen que pueden juzgar a las Madres, de todos quienes creen que pueden condenarlas por argumentos del oligopolio mediático. El pañuelo no se mancha, Porque la lucha de las Madres lo ha mantenido limpio.

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