tag:blogger.com,1999:blog-17605114905473888042024-03-14T09:16:20.895-03:00Politica y ComúnEl capitalismo ha entrado en una nueva fase, la del capitalismo cognitivo. La actual crisis del sistema capitalista impone la construcción de una alternativa a la altura de lo que está en juego. Estamos impelidos a construir una nueva gramática política y desarrollar la crítica con nuevos conceptos. El común no es un slogan simplificador y cómodo, que permita una huida hacia adelante sino un concepto nuevo que establece un campo de problemas y de cuestionamientosCesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.comBlogger102125tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-47658229654684545902021-05-08T22:43:00.000-03:002021-05-08T22:43:19.769-03:00Nueva idea de ciudadanía social. Instituciones del común<p> <span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Ahora que los dos pilares sobre los que se construyó la ciudadanía del siglo XX, esto es la centralidad del trabajo, por un lado y el estado del bienestar, por otro, se encuentran, cuanto menos cuestionados, la necesidad de restablecer el discurso sobre la ciudadanía, -sustentado en el trabajo y su prolongación, el</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">welfare </i><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">en tiempos fordistas - parece encontrar su cauce en las luchas por los bienes comunes, es decir, en aquellas prácticas de reescritura "de abajo hacia arriba" de las relaciones entre las personas y las cosas que impugnan el modelo legal de propiedad pública y privada, y aspiran a colocar en otro plano la relación entre la comunidad y los bienes, así como entre la comunidad y las instituciones.</span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">El objetivo es devolver un "destino socialmente orientado" a bienes que, si bien son productivos, han sido en muchos casos dejados de lado por sus propietarios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><b> </b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><b>Guernica, nuevas ocupaciones y la "lucha por el derecho a tener derechos"<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">En nuestro país los asentamientos producidos por ocupaciones territoriales configuran un vasto espectro desde los años 60, sea en tierras fiscales como en privadas. Se trata de un fenómeno acentuado desde 1983, acicateado, de manera concurrente, por varios factores: el impulso, a partir de los 70’s, de sectores eclesiásticos radicalizados, la obturación por la dictadura del histórico sistema de loteos, el desalojo de varias villas capitalinas sin proyecto alternativo de reemplazo y, finalmente la descomposición de la sociedad industrial construida desde los años <span lang="ES-TRAD">30. En este contexto, muchas <i>ocupaciones<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[1]</span></b></span></span></a></i> nacen para defender los derechos sociales o, para usar la jerga de los "movimientos", para producir welfare, bienestar <i>desde abajo</i>. Y en esta dinámica, ganan legitimidad tras la consigna de <i>el derecho a tener derechos</i>. Se trata de nuevas ocupaciones que son potencialmente capaces de reactivar circuitos de producción de bienestar social, mediante actividades abiertas al nuevo barrio, recreando lazos de solidaridad horizontal y generando nuevas formas de riqueza, que quizas no sean percibidas e incorporadas en la medición del PIB, pero influyen sobre la calidad de vida de los residentes. No son sólo resultado de prácticas de ruptura con una legalidad percibida como extraña y hostil, sino que tienen como objetivo transformar, en vectores de cooperación social, a bienes materiales de valor, a recursos tangibles como la tierra. Debemos reconocer el peligro siempre presente de las distorsiones de estas prácticas, tras maniobras especulativas de estos bienes, así como desviaciones reales de dichas ocupaciones tras inversiones inmobiliarias del crimen organizado, vinculadas a operaciones de lavado de dinero - que salpican la historia de las tierras ocupadas-, a menudo en nombre de una asociación público-privada que sacrifica la utilidad social a nichos comerciales más o menos legales. Este fenómeno también cambia la percepción de la relación con el territorio y con las instituciones.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">Estamos, de hecho, frente a una dimensión donde los impulsos anti-propiedad son patentes, ante un conflicto de dimensiones claramente visible, porque el objetivo es el retorno al uso común de lo que fuera capturado por dispositivos público-privados, como de membresía exclusiva. Vale la pena recordar que los movimientos ecologistas y eco-feministas han otorgado a <i>lo común</i>(<i>commons</i>) un nuevo sentido político.<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[2]</span></span></span></a> Donde el cuerpo feminizado es un espacio en disputa. <span lang="ES-TRAD">Algunas ecofeministas abordan el cuerpo como metáfora del territorio: éste, al igual que la tierra, es un espacio sembrado y explotado, un espacio habitado, un bien propio a defender desde el feminismo. Otras visiones nos aproximan al cuerpo no como una metáfora del territorio, sino como una extensión del mismo. La desmitificación eco feminista del hombre independiente y autónomo, centro de todo, proyecta a los seres humanos como vulnerables e interdependientes, y, simultáneamente, como espacio social que enfrenta y disputa el poder de quienes detentan la propiedad. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">Ya Silvia Federici<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[3]</span></span></span></a> al analizar, en los inicios del capitalismo, la persecución a las brujas, en tanto mujeres autogobernadas que disponían de fuertes controles sobre la reproducción, estableció un intenso paralelismo entre estas cacerías y la necesidad de los cercamientos (<i>enclosures</i>) de las tierras comunales, practicados en tiempos coincidentes con el surgimiento del capitalismo (cuerpo-territorio). Tierras comunales que eran el sostén de economías de subsistencia y de la vida, donde las mujeres desplegaban su autonomía e intervenían en el acceso a la tierra y los conocimientos compartidos. Esta expropiación-desposesión de las tierras y bienes comunes de los campesinos, que Marx denominara <i>acumulación originaria del capital</i>, constituye el primer proceso de privatización de los medios de producción llevado a cabo por las lógicas del capital. No es de sorprender que la persecución a las brujas tuviera lugar al mismo tiempo que la expropiación de las tierras comunales. D. Harvey, al igual que otros numerosos académicos, sustenta la existencia de un proceso continuo de acumulación originaria, hoy, en los pliegues de lo que ha denominado <i>acumulación por desposesión<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[4]</span></b></span></span></a></i>. Se trata de la privatización de lo público o comunitario. Procesos que no son privativo de las regiones periféricas del capitalismo y territorios rurales pre capitalistas, sino que incorporan todos aquellos espacios urbanos, aún de las grandes metrópolis, capaces de generar ganancias al capital (renta urbana). </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">En contraste con la producción industrial, el ciclo de producción biopolítica es cada vez más autónomo del capital, ya que sus esquemas de cooperación son generados en el proceso productivo mismo y cualquier imposición de comando plantea un obstáculo a la productividad. Mientras la fábrica industrial genera beneficios, en la medida que su productividad depende del esquema de cooperación y el comando capitalista, la metrópoli primariamente genera <i>renta</i>, único medio por el cual el capital puede capturar la riqueza creada autónomamente. A medida que la hegemonía de la producción biopolítica se consolida, el espacio de la producción económica y el espacio de la ciudad tienden a solaparse. Se trata de una producción generada de manera colectiva, donde los cuerpos lo conforman los trabajadores y trabajadoras explotados por el capital, aunque también los cuerpos situados en los márgenes. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES">La precariedad que caracteriza a la producción biopolítica provoca la exclusión social de los trabajadores, mientras permanecen en las estructuras y procesos de producción social. El habitante del conurbano de los barrios pobres, de los asentamientos urbanos, de los barrios populares, así como el de las <i>favelas</i> cariocas o el de las <i>ciudades ocultas</i> chilenas constituyen figuras emblemáticas de este sujeto precario que habita en las periferias pobres de las grandes metrópolis. Se trata de una precariedad que, ante la constante ruptura de las fronteras, conspira contra la posibilidad de construcción política de una vanguardia revolucionaria de masas como fuera la de los tiempos fordistas. En estos días los modos de resistencia y antagonismo proyectan la horizontalidad y la autonomía como perspectivas más viables. </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">La metrópoli es hoy en día el lugar de la producción biopolítica, el espacio de lo <i>común</i>, donde la gente vive, comparte recursos, intercambia bienes e ideas. Lo <i>común</i>, base para la producción biopolítica, no se circunscribe tanto a lo “común natural”: la tierra, minerales, agua, y aire, sino a lo “común artificial”: lenguajes, imágenes, conocimientos, afectos, códigos, hábitos y prácticas. Este común <i>artificial</i> funciona a través del territorio metropolitano y constituye la metrópoli. La metrópoli, entonces, está inserta y es integral al ciclo de producción biopolítica: es no sólo la base de la producción, sino que los resultados de la producción son, a su vez, nuevamente inscritos en la metrópoli, reconstituyendo y transformándola. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">Los bienes públicos están en peligro de extinción. <span lang="ES-TRAD">Hoy el poder urbano se reproduce en la propiedad privada y la propiedad pública, atravesada esta última por recortes-amputaciones y privatizaciones. Lo que se presenta como público y de <i>todos</i> es, en verdad, un espejismo difuso, una moneda de trueque entre el mercado y el poder que pretende hacer negocio con nuestras ciudades. El derecho a la ciudad se planta como el reclamo sobre el <i>común</i> de la ciudad, en tanto espacio con distintas realidades, producido y reproducido por el conjunto de vecinos, sobre el que se exige participar y decidir sobre su entorno. Necesidad de construir escenarios urbanos comunes que pongan la vida en el centro.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">El bien <i>común</i> urbano se presenta entonces, como un espacio de resistencia desde los márgenes. Un recurso urbano autoconstruido, autogobernado y autogestionado desde el <i>común</i>. Actúa como punto de fuga a las lógicas del capital, planteando alternativas que repiensen la ciudad y construyan otras maneras de habitarla desde los cuerpos desposeídos.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">Las ocupaciones de tierra significan, por un lado, un profundo cuestionamiento al carácter absoluto del derecho de propiedad y, por otro lado, un intervencionismo sin precedentes de los movimientos, en un terreno hibridado con el reformismo, ya que las movilizaciones que condujeron a las ocupaciones son portadoras también de la necesidad de traducirse en una actividad legislativa real, destinada a redactar proyectos de ley sobre cuestiones como bienes comunes, derecho a la vivienda, incluso a la entrega de títulos de propiedad sobre los nuevos terrenos. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">Lo <i>común</i> debe ser entendido no sólo como un conjunto específico de bienes materiales, sino como el resultado de una producción-reproducción intencional y colectiva de bienes, incluso de deseos. Se trata de una relación social, que permite percibir-entender los particulares vínculos que se establecen en la diaria entre las personas, así como entre las personas y las cosas que ellas mismas producen; que ilumina, incluso, las luchas desde lugares frecuentemente sombríos. Tras esta idea es posible identificar los movimientos socio-ambientales, el entramado de las diversas luchas por el derecho a la vivienda, así como las luchas cotidianas protagonizadas mayoritariamente por mujeres. Estas transformaciones, muchas veces heterogéneas y multiformes, que emergen de la producción del <i>común</i>, tallan una impronta particular sobre la reproducción de la vida social, ampliando la propia resistencia al capital y sus diversas maneras de dominación, mientras cuestionan y debilitan su capacidad de reproducción. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">En su último libro, Judith Butler<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[5]</span></span></span></a> al explorar las formas de resistencia de los inmigrantes que nacen íntimamente ligadas al miedo, redefine la <i>parresia<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[6]</span></b></span></span></a></i> fuera del marco del individualismo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">Butler se pregunta sobre la relación que existe entre el concepto de Foucault del <i>discurso valiente</i> con la tentativa contemporánea de comprender las asambleas políticas. Butler asimila el <i>discurso valiente</i> de Foucault al tratamiento que éste le da a la <i>parresia</i>, y las asambleas, a aquellas<i> formas espontáneas e informales de reunión con potencial democrático</i>.<span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"> <a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[7]</span></span></a></span> ¿Es posible, se pregunta Butler, <i>“entenderse también </i>[ese discurso valiente]<i> como una expresión colectiva”</i>?<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[8]</span></span></span></a> Ya Foucault<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[9]</span></span></span></a>, en numerosas ocasiones, había abordado la <i>parresia</i> como la intención, del sujeto que habla, por decir la verdad; con compromiso y franqueza, más allá de los riesgos que esta actitud supone, rescatando igualmente la situación de inferioridad que coloca al sujeto, respecto a aquel a quien la verdad afecta. En efecto, en sus lecciones en Berkeley en 1983 nos dice que “<i>alguien que hace uso de la parresia y que merece ser considerado un parresiasta si y solo si, al decir la verdad, existe para él un riesgo, un peligro</i>.<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[10]</span></span></span></a> Esta actitud se enlaza con los comentarios de Foucault sobre la crítica como un ejercicio de virtud, donde la virtud que tiene en mente es la valentía. Debiendo existir una correspondencia entre la creencia de lo que se dice y la verdad de lo que se dice. En otras palabras, quien habla cree sinceramente en lo que dice. Lo relevante en la <i>parresia</i> no es la verdad del discurso, sino el compromiso del sujeto con esta verdad, es decir, su sinceridad y lealtad y donde el <i>parresiasta</i> está dispuesto a pagar un costo, incluso con su vida. Efectivamente, para Foucault, quien habla asume un riesgo, en este caso frente al soberano, por el mero acto de hablar. Pero la <i>parresia</i> va más allá del acto de hablar exponiendo a quien habla ante un riesgo político. En este marco, Butler se pregunta si el <i>discurso valiente</i> forma parte de los movimientos de resistencia de hoy en día. Y aquí es donde Butler extiende a los movimientos el acto individual calificado de <i>parresiático</i> por Foucault. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">¿Cuál es el lugar y sentido de la valentía en el discurso? O, más aún, si la valentía es el acto de sobreponerse al miedo, ¿qué es lo que se teme? Pregunta que nos conduce al poder, ¿qué nos ocurrirá si hablamos? <i>“Cuando nos pronunciamos contra una forma de poder, digamos el poder del estado, podemos conocer de sobra las consecuencias legales que tal vez le sigan y hablar, aún así, con ese miedo”</i>. <a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[11]</span></span></span></a> El miedo, en el discurso, no excluye a la valentía; no hay contradicción, sino ambivalencia. ¿Cuál es la institución que atiza ese miedo?: la ley o sistema legal que posterga o rehúsa procesar las demandas. Butler concluirá planteando que no necesariamente la expresión política se apoya, en sentido estricto, en el discurso, sino que <i>las específicas modalidades de la expresión política pueden adoptar forma de movimiento y gesto poniendo en primer plano al cuerpo como escenario de contienda política.<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[12]</span></b></span></span></a><o:p></o:p></i></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">Butler redefinirá la <i>parresia</i> fuera del marco del individualismo, al discutir en la práctica política de los inmigrantes, su <i>parresia</i>como la ocasión para la solidaridad y para la resistencia. Sentimientos que nacen íntimamente ligados al miedo que convive con la valentía. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">La reflexión de Butler nos parece apropiada para abordar las últimas tomas de tierra, donde las poblaciones, ahora ya no de refugiados, sino en <i>éxodo</i>, padecen una injusticia sistemática. Miles de pobladores son privados de derechos, mientras están sujetos constantemente a la persecución e invisibilización. Viven al margen de la ley y el derecho, en tierra de nadie, donde toda normativa legal queda sometida, una y otra vez, a la dependencia y peso de la “seguridad” (</span>se relaciona al más vulnerable con la delincuencia, la vagancia) <span lang="ES-TRAD">y el santo derecho de propiedad. Son los <i>okupas</i> del nuevo siglo, quienes alzan su voz, tras múltiples formas de resistencia junto a sus pares, reivindicando sus derechos, a menudo en colaboración solidaria con diferentes grupos de activistas. Precisamente, “el derecho a tener derechos” -en expresión de Arendt- no depende de ninguna declaración individual, sino que cobra el sentido de resistencia en estas formas <i>okupas.</i> Entonces, afirma Butler, se articula un discurso plural, por parte de los que <i>exodan</i> y de los que trabajan en solidaridad con ellos, que reclama leyes nuevas que desafíen las violentas y degradantes formas del poder legal, una violencia legal que los arroja a una intemperie indefinida. Así, Butler ilustra una valentía -alejada de toda ética de la virtud- que nace de la solidaridad, aquella que alumbra del actuar de común acuerdo. Una valentía que es antecedente y efecto de las relaciones de solidaridad. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">Sobre quienes ponen el cuerpo y alzan su voz para “tener derechos” pende la proyección descalificadora de “amenaza a la seguridad” y a la sociedad. Por ello, actúan con cierto temor. Alzando su voz contra la injusticia, saben que, por haber participado en la conversación pública, es posible que reciban una injusticia aún mayor. Es por eso que el discurso, en tales circunstancias, será siempre temeroso. No se trata de hablar sin miedo, sino, de mostrar valentía política. Valentía y temor muestran la ambivalencia de este comportamiento social. Levantar la voz asumiendo el riesgo, antes que ser cómplices del silencio. Resistencia, en definitiva. Y en ese acto el poder asociado a la resistencia se coloca, en abierto desafío y por fuera del marco del poder estatal, manifestándose como un opuesto de manera autónoma. La <i>nuta vida</i> actúa ahora, no ya en el sentido <i>agambiano</i>, sino como forma de actividad política, modo de resistencia política. Se trata de una resistencia que se muestra fuera del estado, aunque sujeta a los poderes de seguridad y policía. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">En ese marco, lo que se observa es la disparidad de demandas, entre lo que se ha dado en llamar el movimiento obrero organizado, -es decir aquel obrero sindicalizado, asociado al trabajo formal y dependiente-, de aquellas sostenidas por los campamentos de refugiados sociales montados en las periferias urbanas que, en nombre de los excluidos, demandan compensaciones y derechos que los coloquen en un pie de igualdad con la situación más privilegiada en que se hallan los trabajadores formales. Se trata de un programa de acción, novedoso y contradictorio para el nacionalismo popular, que disputa con los sindicatos, no solo la movilización y protagonismo social, sino que quiebra la antigua asociación entre protección social y trabajo sindicalizado. Comporta toda una novedad, porque manifiesta la ruptura de la tradicional asociación entre la protección social y el trabajo en relación de dependencia, reclamo por una nueva ciudadanía social y clara manifestación de la quiebra de la sociedad salarial en nuestro país. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><b>Instituciones del comun <o:p></o:p></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">El doble juego de pinzas generado, por un lado, por las transformaciones producidas en el proceso de producción que involucran procesos de creación de nuevas subjetividades y, por otra parte, las transformaciones operadas en el estado, crean condiciones para la creación de nuevas <i>instituciones</i>, aunque ya no aquellas clásicas ligadas al estado, lo público o lo privado, sino en todo caso instituciones del <i>común</i>. En efecto, el estado de nuestros días no solo presenta desarticulación y fragmentación, sino que muchas áreas estatales están directamente comprometidas con la lógica del capital, penetradas por criterios empresariales. Basta recordar la lentitud, dilación y hechos de corrupción producidos en las primeras compras que realizara Desarrollo Social, al estallar la pandemia, y la disparidad de criterios oficiales adoptados desde el estado con relación a las tomas de tierra en Guernica y otros lugares. Por otro lado, la producción de nuevas subjetividades, al estimular el ascenso de diferentes y variados conflictos, materializan la necesidad de creación de nuevas instituciones basadas en prácticas políticas radicales, como expresión de las nuevas demandas de igualdad, libertad y democracia, capaces de expresar y consolidar un moderno "<i>contrapoder</i>". De ahí que la construcción de nuevas</span><span lang="ES-TRAD"> </span><i>instituciones</i> por aquellos que las <span lang="ES-TRAD">producen y utilizan, a partir de determinadas prácticas políticas y experiencias de un accionar en común, se convierte en una cuestión teórica y política de primer orden, similar a lo que se conoce con el conocido concepto de <i>contra poder</i>. Queremos significar que su constitución y crecimiento pueden cotejarse, solamente eso, simbólicamente, con lo que en su momento se designaran como organismos de doble poder. Se sigue que la propia definición de institución necesita de una reformulación y mayor investigación. En ese camino, reconceptualizar la institución tras una perspectiva materialista, significa referirla a un universo donde <i>"las personas, las cosas y las acciones del mundo no son el resultado de una predestinación sino de un punto de llegada perseguido"</i>.<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[13]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">Igualmente, en el plano político, abordar los bienes comunes más allá de lo público y privado, significa pensar y aspirar a la creación de formas e instituciones de democracia participativa que va más allá de las políticas de privatización actuales, sin que ello signifique el retorno a la gestión tradicional de los recursos públicos desde el estado de manera vertical y paternalista. <span lang="ES-TRAD">Significa también dejar atrás y superar aquella idea de la soberanía estatal como filtro necesario para la gestión y disfrute de los recursos por parte de la comunidad. En este sentido resulta de importancia confirmar, a pesar de la globalización, una política que busque revalidar el derecho a los bienes comunes. Esto es, aquellos bienes funcionales a la realización de los derechos fundamentales de todos y cada uno. Poner el énfasis sobre el <i>común</i> no significa el retorno de lo público frente a los quebrantos producidos por lo privado, sino, más bien, la existencia de una <u>tensión alternativa</u> en términos sociales, económicos e institucionales que vaya más allá de la contraposición público-privado. En términos políticos esta tensión, así como la aspiración a reapropiarse de lo <i>común</i> inherente a ella, encuentra una primera expresión en la exigencia de asegurar la participación de la comunidad en la gestión de los recursos materiales, como en el placer del conocimiento, lo que significa también recuperar lazos de solidaridad social</span> actualmente debilitados y establecer otros nuevos. Moverse en una dirección exactamente opuesta a la seguida por el capitalismo globalizado. Todo ello, sustentado en la idea fuerte que los bienes comunes pertenecen originalmente a la comunidad, preservados y custodiados, muchas veces, por las comunidades de generación en generación, ya que son producto de una creación inevitablemente colectiva, reproducidos constantemente en el marco de una cooperación social que no quiere concesiones del poder público, sino que exige reconocimiento. Aspecto que no significa reconducir el discurso sobre los bienes comunes al mito del origen ni menos aún a una demonización de la modernidad.<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[14]</span></span></span></a><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">Quizas una de las formas para poder identificar donde están las instituciones -que asumen una lógica de cambio y se convierten en formas otras de gobierno, el <i>autogobierno</i>-, sea seguir el rastro de las diversas combinaciones producidas entre las relaciones de poder y las de resistencia, entre los dispositivos de sometimiento y las prácticas de subjetivación. En fin, entre los mecanismos que apuestan a las continuidades institucionales y aquellas experimentaciones que se plantean formas alternativas de poder. <span lang="ES-TRAD">En ese camino bien podemos decir que las instituciones del <i>común</i> son aquellas que se sustentan en la cooperación social, el accionar en común y las prácticas auto-organizadas, sostenidas por subjetividades políticas múltiples, plurales y excedentarias, que convierte estas instituciones en instrumentos y espacios para re-imaginar un presente cargado de futuro. Como áreas de reapropiación de formas de vida expropiadas, expresión de un autogobierno colectivo y de formas de contrapoder, las instituciones del <i>común</i> - expansivas y productivas –, presionan por una repolitización para modificar las relaciones de poder existentes. Se trata de una proliferación institucional cuya dinámica constituyente incorpora variados ejemplos del pasado, la reapropiación democrática de algunas instituciones existentes, como las del estado bienestar, para un uso común que anexa la transformación de las propias herramientas de participación. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">En ese contexto, es el poder el que se ve reformulado, si recordamos su naturaleza ambivalente, esto es, aquella que existe entre quienes mandan y quienes resisten. Reformulación que no solo alcanza a su aspecto relacional, sino espacial e incluso transnacional. Incorpora la construcción de otro poder político como expresión de un autogobierno de los subordinados, de lo sujetos antagónicos. Sabemos que el objetivo esencial de las políticas de austeridad neoliberales ha sido desmantelar y privatizar las instituciones de bienestar volcándolas a los circuitos financieros y de valorización, manifestación de un conflicto de intereses de clase y de luchas intersectoriales. Por ello, de la misma forma que el capital persigue su propio <i>desarrollo</i> es posible hablar de una resistencia que va más allá, lindante al terreno de una ruptura, como alternativa hacia una verdadera transformación. Avanzar en una reflexión sobre las <i>instituciones del común</i> significa promover las bases de la definición de los rasgos fundamentales de un poder <i>otro</i>, no sólo independiente de aquel poder al que se enfrenta, sino como un espacio cualitativamente diferente. En este aspecto, la reflexión de los movimientos feministas frente al poder resulta particularmente paradigmática. Ya Hardt y Negri nos lo han recordado recientemente: <i>“esas multitudes puedan componer sus fuerzas en <u>contrapoderes</u> efectivos y trazar el camino hacia una alternativa forma de organización social.</i></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 10pt;"> </span><i><span lang="ES-TRAD">Los movimientos sociales y políticos de hoy, en muchos aspectos, ya apuntan en esta dirección.”<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[15]</span></b></span></span></a></span></i><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">La historia de nuestra Latinoamérica abunda en ejemplos de formas de resistencia al poder de turno asentadas en la construcción de contrapoderes: desde las comunidades de esclavos en Brasil, Colombia, Perú organizadas tras instituciones independientes que amenazaban la continuidad del régimen esclavista, a la más variada resistencia indígena a la colonización española como fueron las insurrecciones de Tupac Amaru (Perú) o de Tupaj Katari (Bolivia), en el siglo XVIII, asentadas en poderosas organizaciones e instituciones del común<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[16]</span></span></span></a> ¿Qué otra cosa, sino un poder colectivo, representa en nuestros días la miríada de movimientos que, al expresarse en los más diversos espacios sociales, desafían al poder constituido que cuestiona la legitimidad de su presencia? Movimientos que, disputando el <i>derecho a la ciudad</i> condicionan en su accionar el propio órgano administrativo gubernamental, mediados por procesos de auto-organización que bregan por instancias de autonomía real. Basta recordar la Guerra del agua y del gas, así como la defensa del TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure) en Bolivia y las múltiples asambleas ciudadanas en nuestro país contra las explotaciones mineras en sus diversas variantes, conflictos surgidos todos ellos, al calor de la defensa y por la apropiación de los bienes comunes naturales. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">En el caso del zapatismo, desde comienzos de 1994, se fue prefigurando una construcción política y reconfiguración de las mentalidades existente en las comunidades, tras la consigna de la lucha por un <i>“mundo donde quepan muchos mundos”</i> que requirió imaginar otra vida digna posible, concretada en acciones diversas, desde los <i>caracoles</i> hasta las escuelas propias y municipios autónomos. Será en las escuelas zapatistas donde se sembró, en oposición a la individualización de la modernidad capitalista, la importancia de la relación de lo personal con la comunidad. Ecuador marcó un acontecimiento de visibilidad internacional cuando, conducido por la CONAIE, se produjeron levantamientos nacionales por el reconocimiento de los territorios de comunidades indígenas. Donde el <u>territorio</u> simboliza el control político de un colectivo indígena, el espacio geográfico de tierras a restituir, el hábitat, la biodiversidad y el conocimiento indígena sobre la naturaleza, así como la espacialidad socialmente construida.<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[17]</span></span></span></a> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">De cualquier manera, debemos aclarar que toda eventual preeminencia de la lógica del <i>común</i> no significa, de hecho, la desaparición de las instituciones del estado del bienestar y sus garantías sino, en todo caso, la transformación de su modo de gestión mediante el desarrollo de mecanismos de democracia directa y coproducción que permitan la transición desde un modelo estatalista hacia un modelo de interés común. Nos encontramos ante </span>el establecimiento de una nueva jerarquía entre lo común, lo privado y lo público.<span lang="ES-TRAD"> Este proceso no invalida la posibilidad de que las nuevas instituciones estén exentas de cualquier mecanismo de corrupción que las vuelque en interés del capital.<a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[18]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Acaso no resulta estéril, frente a la declinación del estado de bienestar, continuar demandando la obligación de una prestación pública ante cualquier derecho social del ciudadano, y, por el contrario, más apropiado y adecuado, concebir los servicios públicos como producto de la cooperación social y, por lo tanto, pensar a los usuarios de los servicios como cogestores de los mismos servicios, en tanto "<i>productores del común</i>”? Hoy, por ejemplo, la practica social del cuidado, en especial de la salud pública que se ha expresado frente a la pandemia, ha dejado atrás toda prerrogativa neoliberal que la asigna al mercado y descansado sobre la cooperación y el trabajo en común de médicos, enfermeros, camilleros, terapistas, técnicos especialszados en la medicina, el propio personal de limpieza de los hospitales y centros de salud. ¿Acaso esta práctica desarrollada forjando un vínculo muy fuerte y particular entre sus miembros, no genera un <i>común</i>? De igual manera que aquella participación-cooperación social de la producción/reproducción y apropiación/reapropiación de la riqueza social producida, se realza hoy como disyuntiva frente al orden neoliberal. Necesitamos alternativizar con aquella idea generalizada, conciencia común, de que los servicios públicos siempre necesitan del estado. Desde sus estratos superiores, hasta aquello que muchas veces se suele denominar <i>el estado</i> <i>desde abajo,</i> como sinónimo de esa fantasía social que remata en <i>el estado somos todos</i>. Para ello se requiere que el común se organice, se exprese y oponga sabiamente, a las prácticas de gobierno. Los servicios públicos pueden así convertirse en espacios de disputa, un lugar de confrontación entre el estado y lo <i>común</i>. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD"> César Altamira Bs. As., octubre 2020.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><div><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></a> Las primeras tomas de tierras contemporáneas en nuestro país se produjeron en la Provincia de Buenos Aires, Quilmes y Almirante Brown, entre setiembre y noviembre de 1981, dando origen a la formación de seis barrios: La Paz, Santa Rosa de Lima, Santa Lucía, El Tala, San Martín y Monte de los Curas. En 1990, menos de una década después, había en todo el conurbano 109 asentamientos, habitados por unas 173.000 personas, de los cuales el 71% estaban en el conurbano Sur. En 1986, se produce en La Matanza una toma que dio lugar al barrio El Tambo, que, junto con los barrios Jose Luis Cabezas y 8 de Mayo (1998), dieron nacimiento a la organización Federación de Tierra y Vivienda (1999), -FTV-, de activa paricipación como organización piquetera durante el 2001. En estas dos grandes “tomas” de tierra tuvo destacada participación las Comunidades Eclesiásticas de Base (CEB). En 2010 se produce la toma del Indoamericano en Villa Soldati, Capital Federal.<span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn2"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></a> <span lang="ES">Para una perspectiva eco-feminista y la importancia de lo común en la economía de la vida de las mujeres ver M. Mies, V. Shiva Ecofeminism, Londres, Zed Books, 1993, (edición 2014). <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn3"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></a> <span lang="ES">S. Federici, Caliban y la bruja, Madrid, Traficantes de sueños, 2004. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn4"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></a> <span lang="ES">D. Harvey, El nuevo imperialismo: acumulación por desposesión, Socialist Register 2004, Bs. As. Clacso, 2005. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn5"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></a> <span lang="ES">J. Butler, </span>Sin miedo. Formas de resistencia a la violencia de hoy<span lang="ES">, Madrid, Taurus, 2020. Ver en especial <i>“Discurso valiente y resistencia”</i>, Conferencia impartida en Hebbel am Ufer (Berlin) el 29 de abril de 2018. (ebook). <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn6"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[6]</span></span></span></a> <span lang="ES">Se trata de un término griego que alude al hecho <i>decirlo todo</i>. Puede traducirse como <i>hablar franco</i>, <i>coraje de la verdad</i>. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn7"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[7]</span></span></span></a> <span lang="ES">J. Butler, Discurso valiente y resistencia, op. cit. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn8"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[8]</span></span></span></a> <span lang="ES">J. Butler, Discurso valiente y resistencia, op. cit. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn9"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[9]</span></span></span></a> <span lang="ES" style="font-size: 10pt;">M. Foucault, El gobierno de sí y de los otros, Bs. As., FCE, 2009; El coraje de la verdad, Bs. As., FCE, 2010; Discurso y verdad, Bs. As. Siglo XXI, 2017.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn10"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[10]</span></span></span></a> M. Foucault, Discurso y verdad, op. cit. Conferencia del 24 de octubre de 1983, pág. 82.<span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn11"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[11]</span></span></span></a> <span lang="ES">J. Butler op. Cit. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn12"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[12]</span></span></span></a> <span lang="ES">Idem. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn13"><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[13]</span></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="color: #242422; font-size: 10pt;">P. Napoli, Ritorno a instituere: per una concezione materialistica dell’istituzione, en F. Brancaccio, C.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #242422; font-size: 10pt;">Giorgi (comp.), Ai confini del diritto. Potere, istituzioni e soggettività, Roma, DeriveApprodi, 2018, p. 78.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn14"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[14]</span></span></span></a> <span lang="ES">Para una taxonomía de los bienes comunes ver M. R. Marella, Introduzione en M.R. Marella, Oltre il pubblico e il privato (comp.) Verona, Ombre Corte, 2012, Introduzione, pags. 17-19. Se trata, para Marella, de bienes materiales (agua medio ambiente), bienes intangibles (conocimiento), espacio urbano, instituciones de bien común como la salud, educación. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn15"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[15]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Hardt, T. Negri, Empire twenty years on, New Left Review, 120, Nov-diciembre, 2019, pág. 68 (sn).<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn16"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[16]</span></span></span></a> <span lang="ES">Como el sistema comunitarista de <i>ayllus</i> katarista en Bolivia. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn17"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[17]</span></span></span></a> <span lang="ES">V. M.Toledo, Utopía y naturaleza. El nuevo movimiento ecológico de los campesinos e indígenas de América Latina, Nueva Sociedad Nro 122,1992.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn18"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://54439F71-A630-4DF2-9835-ACA4E1D5701C#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[18]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Hardt, T. Negri, Commonwealth, Harvard University Press, Cambridge Massachusetts, 2009, pág. 159.<o:p></o:p></span></p></div></div>Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-33603497958168424762021-05-08T22:35:00.000-03:002021-05-08T22:35:37.439-03:00Latinoamérica, el Estado ante el COVID: Poulantzas, G. Linera, Zavaleta M. y la autonomía de lo político<p> <b style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">A- La autonomía de lo político en el obrerismo italiano.</span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;">La temática de la "autonomía de lo político" detonó en Italia, en el obrerismo italiano, durante los años setenta, como parte de un intenso debate registrado en su interior, que culminará con el fin de la revista Classe Operaia en 1967 y la partida de quien fuera uno de sus principales teóricos hasta ese momento, Mario Tronti. En efecto, una de los grandes aportes de Mario Tronti</span><span style="font-size: 11pt;">,</span><span style="font-size: 11pt;"> en la década de 1960 a la escuela italiana, fue demostrar la prioridad de las luchas obreras con respecto al desarrollo capitalista. <i>“También nosotros hemos visto, primero, el desarrollo capitalista y después las luch</i></span><i><span style="font-size: 11pt;">a</span></i><i><span style="font-size: 11pt;">s obre</span></i><i><span style="font-size: 11pt;">ras</span></i><i><span style="font-size: 11pt;">. Es preciso transformar radicalmente el problema, cambiar el signo, recomenzar desde el principio: y el principio es la lucha de la clase obrera</span></i><i><span style="font-size: 11pt;">. Desde la perspectiva </span></i><i><span style="font-size: 11pt;">del capital socialmente desarrollado, el desarrollo capitalista </span></i><i><span style="font-size: 11pt;">se halla </span></i><i><span style="font-size: 11pt;">subordinado a las luchas obreras, </span></i><i><span style="font-size: 11pt;">viene tras ellas y a ellas debe hacer que </span></i><i><span style="font-size: 11pt;">correspond</span></i><i><span style="font-size: 11pt;">a </span></i><i><span style="font-size: 11pt;">el mecanismo político de </span></i><i><span style="font-size: 11pt;">la p</span></i><i><span style="font-size: 11pt;">ropia producción".</span></i><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[1]</span></span></span></span></a><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-size: 11pt;">En este célebre pasaje de <i>Lenin en Inglaterra</i>, publicado como editorial de M.Tronti, en el primer número de Classe Operaia (enero de 1964), está contenido el sentido y la novedad del o</span><span style="font-size: 11pt;">brerismo </span><span style="font-size: 11pt;">italiano de los años sesenta. O</span><span style="font-size: 11pt;">brerismo que, para </span><span style="font-size: 11pt;">Tronti, comienza con el nacimiento de Quaderni Rossi y finaliza con la muerte de Classe Operaia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Los Quaderni Rossi, fundados en 1961 por Raniero Panzieri, abordaron el análisis del desarrollo capitalista en la postguerra, identificando la "composición de clase" del capitalismo italiano en el obrero-masa, protagonista de la revuelta de Plaza Statuto. Mientras, se desarrolla, de la mano de Romano Alquati, la investigación, tras la <i>encuesta de fábrica</i>, en el corazón del proceso productivo, como conocimiento transformador. Al tiempo que R. Panzieri instala la idea que la clase obrera no se manifiesta partidaria del progreso, sino por la ruptura y la “construcción de una racionalidad radicalmente nueva y opuesta a la racionalidad capitalista”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En 1964, con<span class="apple-converted-space"> </span>Classe Operaia, se consuma la revolución copernicana: en el principio es la lucha de la clase obrera. En otras palabras, sólo la lucha incesante entre obreros y capital explica los movimientos del capital. Por tanto, la clase obrera es el motor de su desarrollo, es la condición del capital. La clase obrera es el secreto del capitalismo. El sujeto es la clase obrera y no el pueblo; el lugar es la fábrica y no la sociedad civil. El <i>rechazo del trabajo<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[2]</span></b></span></span></a></i> acabará con la retórica del trabajo al tiempo que la ruptura con el togliattismo (PCI) es radical. Simultáneamente, se produce una ruptura con el tercermundismo, porque la cadena del capital no se romperá allí donde es más débil, sino donde la clase obrera es más fuerte. Allí donde más potente es el dominio del capital, allí se insinúa más profundamente la amenaza obrera. Igualmente se alcanza otro viraje con respecto a la visión de la III Internacional: la clase obrera contiene en sí los elementos de la estrategia en la materialidad autónoma de su composición, mientras el partido tiene el rol táctico, la mediación política. Tras esta lectura, la lucha por el salario se vuelve inmediatamente política: el salario será visto como un instrumento político de ataque y de redistribución radical de la riqueza social. </span><span style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Según Tronti, la dinámica del antagonismo obrero masa-capital sigue aquel camino, donde los trabajadores demuestran su autonomía y antagonismo con los propietarios capitalistas en la revuelta, pero, cuando la huelga llega a su fin, los dos se fusionan de nuevo en uno. En este sentido, la dialéctica de Tronti es un movimiento de dos partes: las luchas de los trabajadores obligan al capital a reestructurarse; la reestructuración capitalista destruye las viejas condiciones para la organización de los trabajadores y plantea nuevas; las nuevas revueltas de trabajadores obligan al capital a reestructurarse nuevamente. Sin embargo, esta dialéctica de dos partes, mientras no se transforme en actividad revolucionaria, nunca rompe la relación interna con el capital. Se trata de una lectura dialéctica bañada en un total hegelianismo. Frente a esta lectura el obrerismo por llegar, aquel anclado ahora en el obrero social, se inclinará hacia u</span><span style="font-size: 11pt;">n marxismo de la diferencia y antidialéctico, que desenmascara el universalismo burgués mientras se manifiesta aliado del pensamiento feminista en su revuelta contra el dominio patriarcal. Escisión </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">y parcialidad, donde no hay Aufhebung alguna. Todo lo contrario, como destacara Carla Lonzi, en <i>Escupamos sobre Hegel</i>.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[3]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;">Será el avance del capital en los 70’s sobre la figura obrera, lo que llevará a Tronti al descubrimiento teórico de la <i>autonomía de lo político</i>. <i>“Este se produce dentro de la experiencia práctica del operaismo. Su desarrollo histórico e histórico-conceptual tendrá lugar sólo después, y con él, la conciencia de haber fracasado en el intento de alcanzar la síntesis del «dentro y contra». A veces pienso que en el fondo sólo logramos anticipar, en un intento subjetivo y colectivo modesto, una derrota más general que se iba a producir en el campo de las relaciones sociales y de las relaciones internacionales”.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[4]</span></b></span></span></a></i> Y más adelante afirma: <i>“Las luchas obreras determinan el desarrollo capitalista. Pero si sobre esta determinación estructural no se abre subjetivamente un proceso revolucionario guiado y organizado que invierta precisamente la relación de fuerzas, el desarrollo capitalista utilizará esas mismas luchas obreras para sus propios fines”</i>.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[5]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;">Es indudable que a la sombra de la ofensiva del capital, -que para Tronti significó la derrota del obrerismo en su figura del obrero masa fabril-, el camino a tomar era otro. El pasaje al postfordismo significará el <i>crepúsculo</i> de la política, el declive definitivo de la clase obrera, donde 1968 representa la aceleración de la reestructuración capitalista. En los mismos años, Negri teorizaba sobre la figura del obrero social, nueva subjetividad antagónica fuera de la fábrica, que encerraba una, también, nueva potencialidad política. En la visión de </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Tronti, de hecho, la sociedad es la dimensión de la ideología burguesa, que neutraliza el conflicto y antagonismo. De ahí que p</span><span style="font-size: 11pt;">ara Tronti la política solo era posible en la fábrica, lugar donde se materializaba la concepción schmittiana amigo-enemigo. Más allá de reconocer la disolución de la fábrica en la sociedad, al reconocer la sociedad como un <i>no lugar</i>, para la clase obrera salir de la aporía </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">a la que la obligó la relación económica fabril, - estar <i>dentro</i> y <i>contra</i> el capital-, es hacerse, apropiarse del estado. He aquí el giro trontiano de los 70’s de la <i>autonomía de lo político</i>. </span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El objetivo es recrear un dualismo de poder efectivo; sin embargo, a gran escala, ya no en la fábrica, es decir, ya no en la relación de producción, ni menos aún en la sociedad, sino incluso entre sociedad y Estado. Para concluir, la autonomía de lo político es incluso una utopía, una vez tomada como un proyecto político directamente capitalista; es incluso la última de las ideologías burguesas; se vuelve factible, quizás, sólo como un reclamo de los obreros. <u>El estado moderno no es, en este punto, otra cosa que la forma moderna de organización autónoma de la clase trabajadora</u>”</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[6]</span></span></span></a> La clase debe convertirse en un estado. Esta es la autonomía de lo político tal como como aparece nuevamente en El tiempo de la política (1980).<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[7]</span></span></span></a> El dentro/contra se transforma igualmente en dentro del <i>Partido</i>. Es su regreso, sin gloria, al PCI para imponer la hegemonía en el desarrollo capitalista.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">No podría haber mayor distancia con la que Negri escribió en esos mismos años. Así, los conceptos de política que se derivan de ella son exactamente los opuestos; si bien para ambos el estado es el lugar del poder, para Tronti la política es esencialmente una batalla por el poder que se desarrolla a nivel de lo político, del estado. Para Negri, por el contrario, la política es la <i>potencia inmanente</i> a la dimensión social, que se opone al poder del Estado, cuya función capitalista - y por tanto partidista - es ahora plenamente manifiesta. Negri afirma entonces la <i>autonomía obrera </i>del Estado en tanto "empresa capitalista", forma de dominio y control del capital sobre la sociedad, sociedad que, por el contrario, se convierte progresivamente en el terreno de germinación de los nuevos antagonismos. En <i>Proletarians and the state</i> escribirá: <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">“En este punto, toda operación transformista, cualquiera que sea, en el nivel de la "autonomía de lo político", choca con la irrealidad de esta categoría, su mera adaptación a la ideología y práctica mistificadoras del capital. Hoy en día, la utilización de las instituciones estatales por parte de los trabajadores es inconcebible: la tendencia hacia el poder dual solo puede resultar en una dictadura de clases”.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[8]</span></b></span></span></a></span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Siguiendo a Negri, </span><i><span style="font-size: 11pt;">Obreros y capital</span></i><span style="font-size: 11pt;"> puede leerse como un intento de perseguir la "historia interna de la clase obrera”, la historia de su progresiva <i>subjetivación</i>. La intuición trontiana indicaba el punto en que la subjetivación de la fuerza de trabajo había madurado hasta el punto que <i>"la misma fuerza productiva se puede contar dos veces: una vez como fuerza que produce capital, otra como fuerza que rechaza producirlo; una vez dentro del capital, otra contra el capital. Cuando ambas son subjetivamente unificadas por la clase obrera se abre la vía de para la disolución del sistema capitalista, comienza el proceso práctico de la revolución”.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[9]</span></b></span></span></a></i></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Pero el paso de la economía industrial a la biopolítica modificará esta situación. Ante el debilitamiento del comando capitalista al interior fabril, el contraataque del capital desestructura y desmantela las fábricas, las deslocaliza, mientras externaliza la producción secundaria, disminuye la fuerza de trabajo empleada y reorganiza los territorios en términos productivos. Y este será el momento donde Tronti abandonará el obrerismo en fuerte oposición a la concepción de <i>obrero social</i>. Cuando la producción capitalista salta la barrera fabril y se instala en la sociedad, se desarrolla la producción inmaterial y la figura subjetiva obrera reúne ahora la fuerza de trabajo viva, el capital variable y su nueva relación como capital fijo en una sola figura. El uno se divide en dos nos dice Negri. Una fuerza de trabajo cada vez más autónoma y, en consecuencia, un capital que se vuelve cada vez más puro mando. Por tanto, la fuerza de trabajo ya no es capital variable, integrado dentro del cuerpo del capital, sino una fuerza separada y cada vez más de oposición. La vieja dialéctica de tres partes, que hacía una unidad de las dos subjetividades en conflicto, ya no funciona. La situación resultante se caracteriza por una doble producción de subjetividad, o más bien la producción de dos subjetividades opuestas y conflictivas que conviven en un mismo mundo social. Una potencia capitalista que pierde progresivamente su papel productivo, su capacidad para organizar la cooperación productiva y su capacidad para controlar los mecanismos sociales de reproducción de la fuerza de trabajo convive con una multitud de subjetividades productivas, con capacidades constituyentes necesarias para sostenerse autónomamente y crear un mundo nuevo. El trabajo biopolítico afirma cada vez más su autonomía. No solo se encuentra progresivamente en mejores condiciones de organizar la cooperación productiva y la autogestión de la producción social, sino que todos los mecanismos de mando capitalista que se le imponen disminuyen su productividad y generan antagonismos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">¿Es posible en este punto reintegrar a la clase trabajadora dentro del capital? Esta es la ilusión que promueve la socialdemocracia, y el reformismo político. La mediación está puesta en el estado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El esquema trontiano del trabajo fabril, <i>“dentro y contra el capital”</i>, para Negri, ya no puede funcionar, y mucho menos como requisito previo para la determinación de una subjetividad política, especialmente si se concibe con los criterios de la política moderna. El proceso de subjetivación que tuvo lugar en la fábrica determinó, de hecho, un sujeto homogéneo y uniforme: la clase obrera. El nuevo sujeto de Negri, en cambio, se constituye políticamente fuera de la fábrica y dentro de la sociedad capitalista como un espacio de producción donde se ponen en funcionamiento conocimientos y habilidades relacionales, ese <i>Intelecto General</i> (<i>general intellect</i>) en el que se centrará ahora la reflexión obrerista. La nueva subjetividad asume, pues, precisamente ese carácter "plural", "multiple" y "diferenciado" que para Tronti es el sello de lo social frente a lo político. Pero el criterio de lo político moderno para Negri se vuelve ahora ineficaz; la contraposición ya no resulta ser el criterio de subjetivación política de los trabajadores, sino, más bien, la <i>separación</i>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El nuevo sujeto antagónico no tiene necesidad del enemigo de clase para definirse, no es en la contraposición donde se valora políticamente: se autovaloriza, es autónomo. El criterio del político moderno ya no puede ser una referencia para el uso obrero de la crisis, porque se trata ahora de una realidad económica y social que ahora es posfordista y posmoderna. Más bien, es el capital el que hace uso del "criterio político", el que necesita la dialéctica amigo-enemigo, que requiere de la negación que se elimina en la síntesis, de la crisis que se supera con el desarrollo. La práctica político-teórica de los nuevos antagonismos no es el derrocamiento desde dentro, sino su separación. <i>“Se trata de dilucidar el progreso de la acumulación capitalista de forma radicalmente transformada. No hay posibilidad de hacerlo, sin embargo, si este concepto de <u>transformación radical</u> no se reduce a la <u>separación</u>. La relación capital es una relación de fuerza que tiende a la existencia separada e independiente de su enemigo: el proceso de autovalorización obrera, la dinámica del comunismo. <u>El antagonismo no es ya una forma de la dialéctica: es su negación</u>”</i>.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[10]</span></span></span></a> <br /></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">La autonomía y el antagonismo del poder constituyente de la nueva subjetividad se conjugan <i>fuera</i> de la dinámica binaria y, por tanto, fuera del vínculo constitutivo con el enemigo de clase. Práctica de <i>separación</i>.</span><span style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Toda crisis es un comienzo, representa la ocasión y la oportunidad para superar el sistema capitalista. Para que se tome la salida señalada por la crisis, es necesario, al mismo tiempo, que un afuera, un otro lugar se determine aquí y ahora: Negri evita el problema - la identificación y determinación del lugar del conflicto - que llevó a Tronti buscar en el Estado la potencia del conflicto político que la fábrica y luego el partido habían perdido. Es en este pasaje, el del paso de la lógica del capital <i>"dentro y contra"</i> a la lógica del capital <i>"contra y fuera"</i> -donde se encuentra la brecha decisiva entre el pensamiento de la crisis y la autonomía del poder constituyente- donde se juega el desafío. Poder constituyente como dispositivo de emancipación fuera de la inmanencia capitalista, que brota y se desarrolla desde la cooperación y el común de una nueva fuerza de trabajo viva, múltiple y singular.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">B- Poulantzas, la <i>autonomía relativa</i> y la <i>vía democrática</i> al socialismo. <o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El llamado fin de ciclo de la ola rosada latinoamericana, para algunos del “populismo de alta intensidad”,</span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><sup><span style="font-size: 11pt;"><sup><span style="font-size: 11pt;">[11]</span></sup></span></sup></a><sup><span style="font-size: 11pt;"> </span></sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">para otros el de tiempos hegemonizados por distintas versiones de revoluciones pasivas</span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><sup><span style="font-size: 11pt;"><sup><span style="font-size: 11pt;">[12]</span></sup></span></sup></a><sup><span style="font-size: 11pt;"> </span></sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">ha impulsado a revisitar el debate sobre lo nacional popular y lo nacional estatal. La definición del Estado y la <i>autonomía de lo político</i> se enmarcan igualmente en el diálogo que se estableciera con la propuesta de E. Laclau y los post-marxistas en América Latina.</span><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En estos días la <i>“autonomía de lo político”</i> es concebida por muchos, como fuerza de rescate para la izquierda, tras la recuperación de argumentos, donde la toma de decisiones políticas puede y debe protegerse de toda presión económica. Los más inteligentes defensores contemporáneos la conciben como una forma de reivindicación y convalidación del pensamiento político progresista frente al dominio ideológico del neoliberalismo. No sólo como signo para contrarrestar las políticas económicas del neoliberalismo, -privatizaciones, desregulaciones, preferencias al endeudamiento-, sino también como manera de neutralizar la racionalidad económica que impone el neoliberalismo, tras un discurso público y político que quebranta todo razonamiento que no obedezca a la lógica del mercado. Apoyar la <i>autonomía de lo político</i>, en este contexto, es una forma de rechazar el dominio de la lógica del mercado para restaurar, en nuestro caso, la tradición nacional-popular del peronismo, mientras se impulsa</span><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">el retorno de variadas formas de control estatal y público. Ante la globalización neoliberal, que ha erosionado los poderes de la soberanía, se impulsan mecanismos keynesianos o socialdemócratas, tentando reafirmar los poderes del Estado sobre la economía y frenar los poderes de las finanzas y las corporaciones. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En este contexto, </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">el poder político se presenta como un dominio autónomo de lo social, que puede discernir y representar la voluntad general de los ciudadanos, el pueblo. Nuestros populistas vernáculos sobreestiman la importancia del poder estatal y subestiman aquellas expresiones políticas que representan a los movimientos sociales, a pesar de decir expresarlos, y, muchas veces incorporar sus dirigentes al aparato burocrático estatal. El populismo nacional se caracteriza por una paradoja central: su constante declamar de estar al servicio del pueblo, se da de bruces con una toma de decisiones asociadas a una alta concentración política del poder aglutinada en una pequeña camarilla de políticos. En este sentido el kirchnerismo es un cabal representante del populismo nacional.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El reformismo y los diversos movimientos social-demócratas concibieron el aparato estatal de los regímenes parlamentarios como un sistema independiente, instrumento neutro susceptible de ser utilizado con igual efectividad y facilidad por las diversas fuerzas políticas, mientras promovían el camino de la victoria electoral, como condición necesaria, y muchas veces suficiente, para el tránsito pacífico y gradual hacia nuevas sociedades (¿socialismo?) <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El “retorno del Estado”, su <i>autonomía relativa</i>, tan cara a Poulantzas, se encuentra en la base de la <i>autonomía de lo político</i>, concepto que intenta terminar con aquella ortodoxia marxista que sostiene que la crítica de la economía política y la crítica de la política tienen la misma fuente. No ponemos en discusión la necesaria y obligatoria intervención del estado frente a la pandemia del CVD-19 que presenciamos globalmente, más allá del signo político del gobierno. Se trata de cuestionar la concepción política que esconde este retorno del estado como factótum que, más allá de la pandemia, viene a superar la crisis del neoliberalismo contemporáneo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En efecto, </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">la <i>autonomía relativa</i> poulantziana tiene relación directa con la lectura que el griego elaborara sobre El Capital de Marx, al que menciona como un estudio casi exclusivamente económico, donde las categorías analizadas tienen incumbencia acotada a la economía<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[13]</span></sup></sup></a>. Por ello será igualmente posible y necesario emprender un estudio de “lo político”, como objeto autónomo y específico de la ciencia, con el propósito de construir nuevos conceptos que permitan dilucidar sus márgenes y niveles. Razonamiento que explica la necesidad de Poulantzas en avanzar sobre aquellas categorías de contenido exclusivamente político: “hegemonía”, bloque de poder”, “clases dominantes y dirigentes”, de fuerte contenido gramsciano. Aunque debemos reconocer que la <i>vía democrática al socialismo</i> poulantziana, pondera una radicalización de la democracia representativa con prácticas de autogestión en la sociedad civil, buscando intervenir sobre las contradicciones posibles en las instituciones vigentes, mientras se presiona desde el exterior, sobre los aparatos de Estado. Recordemos que el Poulantzas de <i>Estado, poder y socialismo</i>admitió, como alternativa política, la llamada <i>vía democrática al socialismo</i>,</span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[14]</span></sup></span></sup></a><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">ante la caída de las dictaduras europeas, - los coroneles griegos, el <i>estado novo</i> de Portugal y el franquismo español-, así como el ascenso de Allende en Chile.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">La autonomía relativa del Estado remite a la separación particular entre dominación económica y dominación política en el capitalismo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En efecto, esta categoría supone que el poder económico que dispone la burguesía como clase dominante, no necesariamente le permite ejercer de manera directa la dominación política. Tiene que impregnar, hundirse en el terreno del Estado y subordinarse al mismo tiempo a su lógica y sus condiciones particulares.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">La autonomía relativa del estado supone entones que la burguesía puede no dominar y controlar de manera directa el destino y los aparatos estatales. El establecimiento de esa autonomía, no obstante, sólo es posible si el Estado adquiere una unidad propia y una cohesión interna frente a<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">las clases dominantes. Dado que por sí sola la burguesía no sería capaz de superar sus contradicciones internas y lograr organizarse a nivel político, es el Estado el que tiene que cumplir esa función. Al respecto, el Estado tiene que organizar la unidad política de las clases dominantes, desorganizando al mismo tiempo a las clases dominadas. Esa función de (des)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">organización el Estado la puede cumplir sólo en base a su propia unidad: en última instancia, es esa unidad la que impide la disolución del Estado en las luchas de fracciones dentro y más allá del bloque en el poder.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">La problemática de la <i>autonomía relativa del estado</i> tiene una larga tradición, referida a una cuestión central de la teoría materialista del Estado, esto es, a la definición de su “carácter” capitalista. Dicho de otra manera, ¿cómo se expresan en el terreno del estado los intereses económicos y sociales? y ¿que grado de autonomía tiene el Estado frente a estos intereses? Las respectivas respuestas se ajustan a las variadas perspectivas teóricas. Aquella que hace alusión a la noción de la autonomía relativa, considera que el capitalismo se caracteriza por una separación entre Estado y sociedad, o entre dominación política y dominación económica.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">La autonomía relativa sale, de esta manera, al cruce de aquellos que ven en el Estado una relación intrínseca y fundacional con el capital que obtura cualquier sueño y mistificación de autonomía. Poulantzas, tras su autonomía relativa, remite a un margen de maniobra propio del Estado capitalista, condicionado empero por las particularidades del modo de producción capitalista. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El tema central de la investigación poulantziana fue dar cuenta de la función específica que adopta el estado capitalista. Tras ese objetivo, Poulantzas introduce la categoría de <i>“autonomía relativa”</i>. Se trata de abordar las diversas formas y grados de autonomía que las instituciones estatales adoptan en relación a la clase dominante o su fracción de clase, necesaria para organizar su hegemonía. Este nivel de autonomía debe diferenciarse completamente de aquellas otras formas posibles de autonomía relativa históricamente observables: aquella promovida a partir de una revolución “desde arriba”, como fue el caso del proceso de transición del feudalismo al capitalismo; o aquella otra que, debido a la existencia de un equilibrio entre fuerzas sociales permite al estado arbitrar entre ellas. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En Poulantzas <i>"la autonomía de lo político"</i> no se presenta como el nexo dialéctico entre las fuerzas productivas y las relaciones capitalistas de producción (lectura vinculada a la ortodoxia marxista), sino más bien como un <i>"tercer nivel"</i>, ubicado entre los otros dos. Por lo que en Poulantzas existe un nivel fundacional del Estado que no es el mundo marxista de las relaciones de producción, sino <i>el fetiche de las relaciones de producción, de una recompuesta "sociedad civil"</i> como <i>imagen indeterminada de las relaciones de clase reales, expresadas acá en términos de representación</i>.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[15]</span></span></span></a> Acá, en Poulantzas, la teoría gramsciana de la <i>sociedad civil</i> reaparece, súbitamente, de manera inesperada, como sustento de una teoría que pretende ser decididamente materialista, tras el despliegue de una <i>"hegemonía"</i>, -clave sociológica para interpretar el funcionamiento de las estructuras del poder burgués-, hipostasiada y fijada en un terreno <i>"objetivo"</i>, mientras que la dialéctica de la hegemonía se ofrece en términos de ideas y meras representaciones de intereses. Pero en este caso, la autonomía relativa, lejos de ser un punto de llegada del análisis, se presenta como presupuesto del razonamiento. Y aparece como el sello de la sociedad civil y no del estado. Como un aspecto fundacional del estado y no de calificación del <i>ejercicio del poder del estado</i>. Y la conclusión es que las luchas obreras no deben conducirse contra el estado, sino que deben mediarse en el ámbito de la sociedad civil. El fetiche se consuma: las luchas contra el trabajo asalariado y, a través de éste, contra el estado, se reemplazan por las luchas en el mundo de la distribución de las mercancías. Pero en este caso, donde la intervención del estado se expresa en el ámbito de la distribución, no deja de ser una simple mistificación suponer la separación de las esferas de la producción y la de la circulación. La base de la reproducción económica es la <i>circulación del capital</i> y la distribución de la renta no es más que un momento de la circulación del capital. Resulta imposible definir fases o momentos del proceso global, independientes del antagonismo primario. Por lo que todo intento de análisis del estado deberá retornar al proceso de producción. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">La temática poulantziana fue recuperada igualmente en momentos de fuerte disputa de las clases antagónicas, donde la autonomía relativa se conjugaba con los intentos de regulación de las relaciones contradictorias y de sustitución de la relación capital. Pero en este caso, el estado se asumía como representante colectivo del capital, admitiendo la voluntad de permanencia y del <i>poder de explotación</i>, del <i>poder de mando capitalista</i>. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Debemos reconocer, sin embargo, que en su larga producción teórico-política, el tratamiento que Poulantzas otorgó al estado sufrió modificaciones asentadas en particulares preocupaciones e inquietudes. Así, el primer Poulantzas, el de <i>Poder Político y clases sociales en el capitalismo contemporáneo</i> admite una fuerte impronta estructuralista althusseriana, reconociendo una autonomía relativa entre las instancias o estructuras regionales de la economía, la política y la ideología. Donde la autonomía relativa remite a la separación particular entre dominación económica y política en el capitalismo: la burguesía como clase dominante dispone de poder económico; con ese poder, sin embargo, no puede ejercer de manera directa la dominación política y será el Estado el que tiene que cumplir esa función organizando la unidad política de las clases dominantes y desorganizando, al mismo tiempo, a las clases dominadas.</span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><sup><span style="font-size: 11pt;"><sup><span style="font-size: 11pt;">[16]</span></sup></span></sup></a><span style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Mientras que el de <i>Estado poder y socialismo</i>, escrito casi una década después, incorpora una lectura de estado, condensación de una relación de fuerzas entre clases y fracciones de clases materializadas en los aparatos de estado.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[17]</span></sup></sup></a><sup> </sup>En <i>Estado poder y socialismo</i></span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><sup><span style="font-size: 11pt;"><sup><span style="font-size: 11pt;">[18]</span></sup></span></sup></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">, Poulantzas no parte de la concepción althusseriana de instancias estructurales, sino de la relación entre Estado y clases sociales, para comprenderlo y teorizarlo como <u>relación social</u>. La concepción relacional del Estado tiene como objetivo impedir una comprensión de lo económico y lo político como instancias o niveles autónomos, que se auto constituirían y se articularían siempre a posteriori y en forma de una mutua exterioridad. Ahora intenta localizar y fundamentar al Estado, su armazón material y su autonomía relativa en las relaciones de producción y en la división social del trabajo.</span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><sup><span style="font-size: 11pt;"><sup><span style="font-size: 11pt;">[19]</span></sup></span></sup></a><span style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;"> <span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">C- Del Poulantzas <i>estructuralista</i> al Poulantzas <i>clasista</i>.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En realidad, el concepto de autonomía relativa del estado en Poulantzas presenta, según lo anotado, dos vertientes distintas: por un lado, un abordaje estructuralista (althuseriano) asentado en el particular lugar que la región política asume en la matriz (estructural) del modo de producción capitalista<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[20]</span></sup></sup></a>; y otra que, basada en la lucha política de clases (con fuerte parentesco gramsciano), puede ser calificada como de coyuntural<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn21" name="_ftnref21" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[21]</span></sup></sup></a>. Pero este particular desarrollo de la autonomía relativa conducirá a Poulantzas a reemplazar su originaria interpretación estructuralista, por otra donde el origen de las causalidades está depositado en la lucha de clases. Si la reproducción del todo social impregnaba los espacios específicos mediante efectos igualmente estructurales, ahora los efectos estructurales son reemplazados por efectos específicos; tal el caso de los efectos específicos de las instituciones políticas en la lucha de clases. De esta manera emerge la idea de una visión de intereses políticos a largo plazo de la burguesía como resultado de las múltiples influencias gestadas en los diversos espacios políticos, reflejo de la lucha de clases, así como de las múltiples contradicciones inscriptas en el aparato mismo del estado.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn22" name="_ftnref22" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[22]</span></sup></sup></a> Poco queda pues de una lectura estructuralista. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">La característica fundamental del modo de producción capitalista, separación del productor directo de sus medios de producción, determina, para Poulantzas, la autonomía de lo económico y lo político. Esta particular articulación se percibe en lo innecesario que se vuelve la coacción política o extraeconómica en el sistema de producción capitalista a diferencia de otros modos de producción. Dice Poulantzas: <i>“... el proceso de reproducción ampliado, -Rosa Luxemburgo lo hacía observar con razón- está determinado principalmente por la razón económica de la producción de la plusvalía, aparecen las crisis económicas puras”</i>.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn23" name="_ftnref23" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[23]</span></sup></sup></a> Se ha conformado la característica distintiva del modo de producción capitalista: la autonomía de las regiones económica y política</span>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Para Poulantzas pues, la matriz estructural del modo de producción capitalista se caracteriza por la autonomía relativa específica de las instancias económica y política. Lo económico no sólo es determinante -respondiendo a una concepción de teoría general del materialismo histórico- sino que también adquiere características de predominante en el modo de producción capitalista.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">De cualquier manera, la autonomía de la economía y la política adquiere consecuencias teóricas: <i>“... hace posible una teoría regional de la política -en sentido muy riguroso- de una instancia de ese modo, por ejemplo, del Estado capitalista; permite constituir lo político en objeto de ciencia autónoma y específica: Marx lo hizo ver, como es sabido, en El Capital a propósito de lo económico y de la ciencia económica.” “... esa autonomía legitima la ausencia, en la exposición discursiva relativa a una instancia del modo de producción capitalista, de las teorías relativas a sus otras instancias.”</i><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn24" name="_ftnref24" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[24]</span></sup></sup></a><sup> </sup>Esta afirmación autoriza a Poulantzas a analizar el estado capitalista con escasa o casi nula atención al intervencionismo económico estatal.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Si la anatomía de la sociedad civil está “dada”, entonces las “formas políticas” pueden ser analizadas en su autonomía relativa. Esta autonomización de las “regiones” y la insistencia particular en la autonomía relativa de lo político refleja, sin duda, una particular preocupación poulantziana: oponerse a la concepción economicista y reduccionista que, tras una sobre-simplificación de las relaciones entre la economía y la política, veían la esfera política como simple reflejo de la económica.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Si en <i>Poder político y …</i> Poulantzas considera que el Estado puede ejercer la función organizativa basado en su propia unidad y cohesión interna frente a las clases sociales, en <i>Estado, poder y …</i> invierte ese razonamiento y la autonomía relativa del Estado será resultado de su materialidad heterogénea, atravesada por las contradicciones y luchas de clase: <i>“Ahora bien, el establecimiento de la política del Estado en favor del bloque en el poder, el funcionamiento concreto de su autonomía relativa y su papel de organización, están orgánicamente ligados a esas fisuras, divisiones y contradicciones internas del Estado, que no pueden representar simples accidentes disfuncionales. <u>El establecimiento de la política de estado debe ser considerado como el establecimiento de las contradicciones de clase inscritas en la estructura misma del estado </u>(Estado-relación).”<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn25" name="_ftnref25" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[25]</span></b></span></span></a></i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Ahora la autonomía relativa es resultado de los intereses contradictorios de clase que se expresan de manera mediada en la materialidad institucional del Estado:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">“Esa autonomía […] resultado de lo que sucede en el Estado. Se manifiesta concretamente [..] por las diversas medidas contradictorias que cada una de esas clases y fracciones […] consigue hacer adoptar por la política estatal, […] en favor de otras fracciones del bloque en el poder.”<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn26" name="_ftnref26" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[26]</span></b></span></span></a></span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Poulantzas va a reducir el análisis de las relaciones objetivas a la relación entre las formas políticas y la sociedad civil, partiendo de un supuesto importante: la sociedad capitalista se caracteriza por la existencia de una relativa autonomía entre las instancias económicas y política lectura que le permitirá posteriormente hacer de cada una de estas instancias y de sus relaciones, objetos separados y específicos. Esta orientación inicial lo llevará a despreciar la naturaleza de esta separación y la relación entre los campos. Así, mientras acepta su separación, relega su unidad a una determinación en última instancia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Su punto de partida, y aquí una diferencia sustancial con las concepciones “derivacionistas”</span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn27" name="_ftnref27" title=""><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[27]</span></sup></span></sup></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">, no son las categorías derivadas de la forma capital, sino las que proceden de la propia “región política”. Será precisamente este punto de partida el que impondrá posteriormente evidentes limitaciones al análisis poulantziano.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">A pesar del significativo papel que Poulantzas asigna al espacio económico -ya que éste no sólo es determinante sino dominante bajo el capitalismo- su análisis conduce a una sobrepolitización de la lucha de clases y a una sobredominancia del nivel político general, tendencia por lo demás reconocida por el mismo autor. Así, la utilización de las categorías políticas en el análisis del estado en Poulantzas -el desarrollo de la categoría “autonomía relativa”- termina cuestionando su propio punto de partida: el rol determinante del espacio económico.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En relación a la constitución de la hegemonía burguesa, si bien Poulantzas acepta inicialmente que ésta no puede ser considerada como una propiedad del estado en tanto conjunto estructural y debe ser entendida más bien como producto de la práctica de clases<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn28" name="_ftnref28" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[28]</span></sup></sup></a>, en otros momentos discute la hegemonía como el efecto necesario, objetivo y teológicamente determinado de la autonomía relativa del estado sin dejar de abordarla también como producto de las contingencias de la lucha política de clases. En ambos casos corresponde al nivel político el peso fundamental en la determinación de la hegemonía. Es posible detectar momentos en los que la fracción hegemónica se consolida con el accionar de determinadas formas de estado y/o régimen, que organiza la hegemonía desde su autonomía relativa, según los intereses de la fracción hegemónica<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn29" name="_ftnref29" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[29]</span></sup></sup></a>. Aunque también existen momentos donde la hegemonía es alcanzada a partir fundamentalmente de las practicas políticas e ideológicas de las diversas fracciones de la burguesía que hacen prevalecer el interés particular como el interés general al alcanzar un “equilibrio inestable de compromisos”. De esta forma la hegemonía bien puede estar relacionada con la determinación estructural de la dominación política de clase arraigada en la coordinación objetiva de la forma estado, bien con el campo de la posición política de clase vinculado así a las categorías de alianzas, estrategias etc.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">De esta manera. términos y categorías que inicialmente para Poulantzas adquirieron connotaciones esencialmente estructuralistas, fueron mutando lentamente en trabajos posteriores a medida que el estado era asumido como una relación social. Así, presuponiendo al estado <i>“…como una relación, más exactamente, como la condensación material de una relación de fuerzas entre clases y fracciones de clases, tal como se expresa, siempre de forma específica, en el seno del Estado.”</i> </span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn30" name="_ftnref30" title=""><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[30]</span></sup></span></sup></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">, <i>“…no obstante, sigue siendo cierto que es la lucha de clases la que juega el papel principal y básico en la compleja relación entre luchas de clases y aparatos, y este es un punto decisivo a señalar, dados los errores de numerosos argumentos actuales sobre estas cuestiones.”</i></span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn31" name="_ftnref31" title=""><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[31]</span></sup></span></sup></a><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">No hay en Poulantzas un análisis del desarrollo de la sociedad capitalista, de las cambiantes relaciones sociales-formas de estado, y del estado mismo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Su fracaso en problematizar acertadamente la naturaleza de la separación entre economía y política lo condujo a identificar la economía con las relaciones de producción y, a pesar de formulaciones en contrario, a una tendencia constante por identificar la lucha de clases con el reino de la política. Al separar la política del proceso de acumulación de capital se apartó de la principal fuente de cambio en la sociedad capitalista y del desarrollo de esas contradicciones a partir de las luchas obreras. En la medida que no existe en Poulantzas un análisis de las contradicciones del capitalismo, es decir de las relaciones de explotación capitalista, sus análisis no sobrepasan los niveles de la “descripción perceptiva”<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn32" name="_ftnref32" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[32]</span></sup></sup></a>. En la medida que no existe en Poulantzas un análisis sistemático de la relación entre el estado capitalista y su base, es decir la explotación capitalista de la clase obrera en el proceso de acumulación, tampoco existe un análisis de las restricciones y limitaciones que el proceso de acumulación impone al accionar del estado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Especial mención merecen los poulantzianos modernos quienes, siguiendo las concepciones de su maestro, al dejar de lado los análisis sociales basados en la conjunción de la acumulación de capital y lucha de clases, terminan llenando las categorías políticas gramsciano-poulantzianas (“bloque en el poder”, “hegemonía”, “clase dominante”, “clase dirigente”) con contenidos provenientes fundamentalmente del análisis político de la estructura de clases de un estado “dado”. Esta particular derivación los conduce a concebir la práctica política como una suerte de mandamiento de intervención política. La práctica social final esta imbuida de un pragmatismo político total, en tanto la prescripción anotada depende del contenido provisto por los análisis de las relaciones políticas de clase, y éste es a menudo extraído de la táctica y la experiencia política que el momento dicta. Como la relación con el espacio económico aparece siempre mediatizada por un “en última instancia” entonces se termina prestando una casi nula atención a la lucha de clases y su relación con la dinámica de acumulación de capital. El análisis se ha sobrepolitizado eludiendo así el estudio de la relación entre las formas políticas y las condiciones de acumulación de capital, disociando el concepto de crisis económica y crisis política.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn33" name="_ftnref33" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[33]</span></sup></sup></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">D- La versión latinoamericana de la <i>autonomía de lo político</i>.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Replantear el problema del Estado en términos adecuados a la lucha obrera y a la actual crisis capitalista significa, por tanto, replantear con fuerza el problema en términos de la crítica de la economía política y de fundación del análisis en el mundo de la producción. Toda intervención del estado ante la crisis, debe ser abordada como una condición para restablecer el dominio sobre los nexos del trabajo asalariado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En el tipo de crisis que estamos viviendo, en tiempos de capitalismo cognitivo, de autonomía de la fuerza de trabajo viva, los comportamientos del estado exigen profundizar el nexo entre capital global y estado y reforzar las reglas del poder de mando productivo. Todo comportamiento estatal se ve influenciado por esta autonomía de la fuerza de trabajo, incluso bajo una solución capitalista y reformista, proponiendo la fundación de un poder estatal que integre, de manera funcional al discurso de recuperación del desarrollo, a los variados sectores del trabajo. Queda claro que la inmanencia del capital no deja otra alternativa que la lucha por la extinción del estado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En la izquierda contemporánea, los argumentos sobre el "retorno del estado" y de la soberanía nacional han sido especialmente preponderantes en América Latina, donde los gobiernos progresistas llegaron al poder como parte de proyectos políticos para contrarrestar las políticas del neoliberalismo y el dominio de los mercados globales. Aunque debemos destacar que los éxitos temporales</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11.5pt;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">alcanzados por los gobiernos en la pelea con el neoliberalismo se debieron antes bien a las coaliciones continentales de estados y la interdependencia entre ellos, que a los esfuerzos individuales. En el actual contexto latinoamericano, debilitada la interdependencia interestatal, las posibilidades de construir un orden post neoliberal y ensayar políticas que contrarresten los efectos negativos de la globalización se vuelven lejanos. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Sin embargo, a pesar de ello, el estado jugó un rol importante en el proceso de constitución y desarrollo de la marea rosa latinoamericana anclada en los gobiernos “progresistas”. El ejemplo boliviano parece ser el más adecuado donde bucear las posiciones teórico políticas más ricas y elaboradas, con relación a la lectura del estado y su papel e impacto sobre la coyuntura y construcción de nuevas alternativas políticas. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Particular incidencia e importancia política alcanzaron en esta temática, las concepciones de A. Garcia Linera y L. Tapia, por ser el proceso latinoamericano boliviano el que más avanzó en una perspectiva de cambio. Ambos teóricos reconocen sus antecedentes en los escritos de René Zavaleta Mercado.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn34" name="_ftnref34" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[34]</span></sup></sup></a> Todos ellos, bajo una fuerte influencia poulantziana de la <i>autonomía de lo político </i>y emparentados fuertemente con las concepciones gramscianas de bloque dominante, sociedad civil y estado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;">Zavaleta Mercado edifica su noción de autonomía de lo político buscando sortear todo determinismo económico, aunque, a diferencia de Poulantzas, se referenciará en la clásica distinción marxiana entre base-superestructura, relación donde</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> ninguna parte tiene una primacía epistemológica, (se aleja de la clásica correspondencia con la base económica), y que se caracteriza además por una determinación mutua y simultánea.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn35" name="_ftnref35" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[35]</span></span></span></a> De esta manera, se puede adscribir al Estado, una autonomía y una lógica propias, que ejercen una influencia sobre la economía, igual que esta última tiene efectos en el Estado. A partir de estas reflexiones, Zavaleta llega a una conclusión crucial para su comprensión de la autonomía relativa del Estado: <i>“Es claro que no se solucionan los problemas diciendo que un costado depende del otro. Hay que definir las fases de determinación lineal de la infraestructura económica sobre lo superestructural y los momentos (que son netos cuando existen) de primacía de lo político. Esto no habla de una cuestión de leyes, sino de situaciones.”</i> </span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn36" name="_ftnref36" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 10pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 10pt;">[36]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;">Para Zavaleta la relación entre economía y política no resulta una invariante, sino que fluctúa según fases históricas, donde se verifica tiempos de autonomía relativa del estado y otros donde se verifica su carácter instrumental. Al definir el estado latinoamericano, rescatará su carácter dependiente a partir de su integración sobordinada a la DIT (División Internacional del Trabajo) y al mercado mundial. El mérito de Zavaleta es el de buscar avanzar, más allá de las concepciones poulatzianas, al interior de </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">las relaciones de producción existentes dentro de una formación social económica como la boliviana, con distintas relaciones de producción emergentes de una sociedad <i>abigarrada</i></span><span lang="ES-TRAD">.</span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn37" name="_ftnref37" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[37]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Así, en este marco, planteará que todo análisis del Estado sugiere observar la forma de su relación con la sociedad civil, y “…<i>habrá momentos en que la sociedad es más robusta y activa que el Estado, y otros donde el Estado parece preexistir y dominar sobre la sociedad, al menos durante períodos determinados, y sistemas donde hay una relación de conformidad o ajuste. Esa relación supone un movimiento, y por eso es tan absurdo hacer clasificaciones finales sobre ello. La cualidad estatal, no estatal o intermedia de una instancia, depende de su momento”</i></span><i><span lang="ES-TRAD">.</span></i><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn38" name="_ftnref38" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[38]</span></b></span></span></i></span></a><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">La condición de <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Recogiendo toda la herencia gramsciana, Zavaleta sostendrá que la alteridad del Estado es la sociedad civil, al definir al sistema social como <i>“el modo de entrecruzamiento entre la sociedad civil, las mediaciones y el momento político-estatal”</i>. Esta concepción resultará central para sostener <i>“que la sociedad más sana, desde el punto de vista capitalista, es aquella en que la burguesía ha podido implantar su hegemonía sin el recurso al Estado, como ocurrió en la Francia prerrevolucionaria. Por el contrario, el grado de autonomía societaria del acto hegemónico es casi un coeficiente del desarrollo estatal, porque el Estado debe intervenir más donde hay menos desarrollo de la sociedad civil”.</i> Para concluir diciendo que, “<i>… no hay duda de que el Estado mismo puede ser más instrumental, más burocrático-hegeliano o más popular-estructural. Lo decisivo en todo caso es retener el carácter móvil, cambiable y aleatorio de las instancias”</i></span><i><span lang="ES-TRAD">.</span></i><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span lang="ES-TRAD" style="color: #0e0e0e; font-size: 10.5pt;"> </span></i></span><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn39" name="_ftnref39" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span lang="ES-TRAD" style="color: #0e0e0e; font-size: 11pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[39]</span></b></span></span></i></span></a><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">L. Tapia, sigue, en términos generales, el razonamiento de R. Zavaleta. En efecto, para él hay coyunturas históricas donde la dirección del estado se distancia respecto de las determinaciones estructurales y económicas, expresadas por la directa presencia de miembros de la clase dominante en los principales cargos públicos de dirección en el estado. Puede ocurrir que la situación de autonomía relativa implique, por un lado, que el estado responda a las restricciones que impone la reproducción ampliada de las estructuras capitalistas en consonancia con una organización estatal que responde a la división clasista en cada país. Pero, igualmente, es posible la existencia de procesos históricos, donde los miembros de la clase dominante del estado se vean desplazados y se establezca como burocracia política y cabeza de estado, a sujetos que provienen o bien de otras clases sociales o que llegan al estado a partir de su pertenencia a partidos, encarnando un tipo de racionalidad más general, con relación a la reproducción ampliada del capitalismo, que aquellas fuerzas políticas y sujetos que responden directamente a una fracción del capital. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #141413; font-size: 11pt;">Si bien para Tapia cada modo de producción da lugar solamente a dos clases sociales, analizar la dimensión política, exige incorporar el concepto de <i>bloque político dominante,</i> como articulación de varios sujetos políticos con grupos clasistas que monopolizan el ejercicio del poder de estado. De esta manera, apoyado en la dicotomía economía-política, base/estructura-superestructura, Tapia sustentará la idea que es posible tener poder de clase sin tener poder estatal y también ejercer el poder estatal sin tener necesariamente poder de clase. Donde el poder del estado, asentado en la soberanía política, se asocia a la capacidad para imponer decisiones al conjunto sobre el destino de la sociedad. Aquí se condensa para Tapia el meollo de lo que se ha dado en llamar la <i>autonomía relativa del estado</i>.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn40" name="_ftnref40" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #141413; font-size: 11pt;">[40]</span></span></span></a> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #141413; font-family: Times; font-size: 11pt;">Reclinado sobre la idea propuesta por René Zavaleta<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn41" name="_ftnref41" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #141413; font-size: 11pt;">[41]</span></span></span></a>, la del <i>momento o forma instrumental del estado, </i></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Tapia distinguirá tres formas de autonomía relativa del estado: <i>el bonapartismo</i>, aquella correspondiente a una burocracia que encarna el <i>capitalista en general</i> como representante de capital colectivo y cuando, producto de una fuerte r</span><span style="font-size: 11pt;">ecomposición política, <i>fuerzas partidarias de trabajadores lleguan a gobernar</i> el capitalismo. Esta última coincide con la principal situación de autonomía relativa, en la que se combina gobierno de partidos socialistas y obreros con racionalidad burocrática formal desarrollada.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn42" name="_ftnref42" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[42]</span></span></span></a> Tapia remata su concepción afirmando que “</span><i><span lang="ES-TRAD" style="color: #141413; font-size: 11pt;">El primer rasgo de configuración de una coyuntura de autonomía relativa del estado en Bolivia se relaciona con la llegada de un dirigente de origen campesino y comunitario a la cabeza del ejecutivo del país, cuya historia política tiene que ver con su condición de dirigente sindical de los productores de coca.”<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn43" name="_ftnref43" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="color: #141413; font-size: 11pt;">[43]</span></b></span></span></a></span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"></span><span style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Finalmente, A. Garcia Linera. Fiel seguidor de Poulantzas, para este político boliviano <i>“el e</i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">stado es una estructura de relaciones </span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">políticas territorializadas[…] referidas a la<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">dominación y legitimación política. Esta relación-Estado siempre es un proceso histórico político en construcción, en movimiento, en flujo”</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn44" name="_ftnref44" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[44]</span></span></span></a> <i>“Es una relación social conflictiva que atraviesa al conjunto de toda la sociedad”<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn45" name="_ftnref45" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[45]</span></b></span></span></a> </i>nos recuerda, siguiendo a Poulantzas. Garcia Linera plantea la posibilidad de formas distintas y cambiantes de la relación-estado en momentos de transición de una estructura de relaciones políticas de dominación y legitimación a otra, cuando <i>“las jerarquías, los procedimientos y los hábitos de la relación-Estado pierden su anclaje estructural primordial”</i>.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn46" name="_ftnref46" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[46]</span></span></span></a> Para agregar más adelante que el <i>“</i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Estado contemporáneo es como un proceso de construcción histórica de dominación a partir de tres grandes monopolios: de la coerción, de la riqueza pública y de la legitimación política en el que cada uno de estos tres grandes monopolios a la vez ha sido producido por procesos articulados, por correlaciones<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">de fuerzas, de institucionalizaciones de esas correlaciones de fuerza y de legitimaciones políticas”.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn47" name="_ftnref47" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[47]</span></b></span></span></a></span></i><span lang="ES-TRAD"> </span><span style="font-size: 11pt;">Donde la crisis del estado comienza cuando <i>“el acompañamiento moral de los dominados hacia las clases dominantes, se quiebra parcialmente, dando lugar, así, a un bloque<o:p></o:p></i></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><i><span style="font-size: 11pt;">social políticamente disidente con capacidad de movilización y expansión territorial de esa disidencia convertida en irreductible.”<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn48" name="_ftnref48" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[48]</span></b></span></span></a> </span></i><span style="font-size: 11pt;">Iniciando lo que denomina un <i>empate catastrófico</i>, y la posibilidad de culminar en el <i>p</i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">unto de bifurcación</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> a partir del cual la crisis de Estado, “es resuelta mediante una serie de hechos de fuerza que consolida duraderamente un nuevo sistema político con un nuevo bloque de poder y orden simbólico del poder estatal.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn49" name="_ftnref49" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[49]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;">No resulta difícil reconocer en estos escritos la fuerte coincidencia de Garcia Linera con la <i>autonomía relativa del estado</i>poulantziana. Por otra parte, esta concepción de construcción de poder político se trabaja y vincula con la idea gramsciana de hegemonía y bloque de poder.<a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn50" name="_ftnref50" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[50]</span></span></span></a> Al posicionar </span><span style="font-size: 11pt;">las luchas</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-size: 11pt;">indígenas y populares en el campo de disputa por el Estado y</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-size: 11pt;">por la hegemonía. Según estos planteamientos, disputar con éxito</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-size: 11pt;">la hegemonía y tomar el poder estatal permitió alcanzar el óptimo</span><span style="font-size: 11pt;"></span><span style="font-size: 11pt;">social soñado por Zavaleta, es decir, la construcción de un Estado</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><i><span style="font-size: 11pt;">integral</span></i><span style="font-size: 11pt;"> reconciliado con la sociedad, su sociedad, de la cual sería</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-size: 11pt;">la máxima expresión.</span><span style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;">La estrategia política que desarrollara el MAS boliviano para alcanzar una potencial transición hacia un <i>capitalismo andino</i> se encuentra en total consonancia con aquella que Poulantzas defendería ya en los 70’s ante los nuevos escenarios políticos abiertos en Europa y América Latina: por un lado la caida de las dictaduras vigentes en algunos países europeos -la de los coroneles de Grecia, el Estado novo en Portugal y el franquismo en España-, la Primavera de Praga unos años antes y, por otro, el ascenso de Salvador Allende en Chile. Poulantazas ahora impulsaba la llamada vía democrática al socialismo. Poulantzas presentó esta estrategia en sus últimos escritos y, especialmente, en la conclusión política del citado Estado Poder y socialismo, como una estrategia distinta tanto de la socialdemócrata como de la leninista, contrastándola específicamente con la estrategia de doble poder. En este sentido, según Poulantzas, la más adecuada ya no era una estrategia que apuntara a la destrucción del Estado a través de la dualización del poder de Estado, sino una estrategia que combinara la transformación desde adentro del aparato de Estado mediante <i><u>“la ampliación y la profundización de las instituciones de la democracia representativa y de las libertades” con “el despliegue de las formas de democracia directa de base y el enjambre de focos autogestionarios”</u><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftn51" name="_ftnref51" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[51]</span></b></span></span></a></i> por fuera de ese aparato de Estado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><b><span style="font-size: 11pt;">E- Comentarios finales.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span style="font-size: 11pt;">En contraposición a estas ideas es posible reconocer la existencia de capacidades sociales y condiciones bajo las que la producción de lo común es capaz de resistir, contradecir, subvertir y/o desbordar las relaciones del capital y del Estado. De lo público y lo privado.</span><span style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El <i>regreso</i> del estado en el marco de la actual globalización del capital no deja de ser una ilusión. Convalidar efectivamente al estado-nación hoy depende de restablecer la provisión de bienestar social, de la mejora sustantiva en la calidad de los servicios, la educación, la salud, la vivienda, los niveles de salarios y el potencial de movilidad social. Pero la crisis del reformismo social y político va de la mano de la crisis económica, y el estado-nación ha demostrado ser incapaz, por sí solo, de reconstruir las perspectivas de bienestar y desarrollo social. Más aún, incluso a pesar que los Estados-nación gasten generosamente en aparatos militares y de seguridad, estos rápidamente demuestran ser incapaces de proporcionar algo parecido a una seguridad real a sus ciudadanos. El resultado sobre mejoras y avances alcanzados por la sociedad en nuestro país, luego de casi doce años ininterrumpidos de intervencionismo estatal, resulta paradigmática en este sentido. Más aún, debemos agregar la permanente y tozuda inclinación tercermundista por modificar, aún hoy, una correlación de fuerzas favorable al <i>pueblo,</i> sostenida por una alianza entre los sectores subalternos y una burguesía nacional potente, a consolidar, todo ello articulado por un estado nación fortalecido, que asegure la soberanía nacional. Este sigue siendo el proyecto nacional y popular kirchnerista-peronista de estos días cuando nuevamente se declama una sustitución de importaciones que fortalezca un desarrollo industrial autónomo y sostenible en el tiempo. Como si fuera posible escapar al paradigma de la nueva ineluctable <i>lex-mercatoria</i> global. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES" style="color: #262626; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Uno de los mayores errores atribuibles a la llamada ortodoxia marxista durante el siglo pasado fue la de haber promovido el espacio económico como el aspecto o momento fundamental. Como si los fenómenos políticos, jurídicos, sociales y culturales estuviesen incorporados o absorbidos por la economía. De esta manera se privilegió la infraestructura con relación a la superestructura, como lugar donde transcurren los epifenómenos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Se trata de una lectura que deja de lado indudablemente esa excedencia propia de la relación capital, es decir la relación capital trabajo, que revela la existencia de dos polos: por un lado, el de la explotación capitalista, y por el otro el del trabajo vivo. Uno esencialmente injusto, el otro en permanente mutación cualitativa. El concepto de producción en Marx no puede ser reducido a lo económico, a fuerza de entrar a ocultar una multiplicidad de momentos que solo pueden ser incorporados bajo el paraguas de la producción de subjetividad. En el siglo XX el marxismo gramsciano intentó compensar o correr el foco de la ortodoxia económica por medio de la inversión de la relación estructura-superestructura. Así postuló que, en las sociedades civiles avanzadas o fordistas, era ahora lo político lo que se independizaba de lo económico, se hablaba de la autonomía de lo político. Lo político era el espacio con autonomía propia, el lugar donde se desarrollaría la batalla cultural e ideológica por la hegemonía. Sin embargo, se volvió a caer en un error simétrico al del economicismo. Ahora era la política la que tenía y construía leyes propias asentadas en una lógica específica de la política con relación a las demás dimensiones de la vida. La consecuencia política fue la separación paulatina de la producción de lo político, de la producción de subjetividad. Se neutralizaba así dos problemas: el irreducible momento en que chocan por un lado, la explotación/control y por otro, el trabajo vivo/la biopolítica. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES" style="color: #262626; font-size: 11pt;">Se trata, fundamentalmente, de mantener viva la innovación y vitalidad que el filósofo de Treveris otorgara a las luchas obreras y de resistencia en los últimos 200 años. Si en el siglo XIX el economicismo fue el error fundamental de un marxismo construido en contra de Marx, en el siglo XX sería el hegemonismo politicista o politicismo hegemonista, el que contaminaría las teorías de la globalización, las mutaciones del trabajo y las posibilidades de recomposición de clase, con efectos catastróficos sobre las tentativas de recomposición de las izquierdas. Aunque, curiosamente, ambas lecturas, el economicismo y el politicismo, convivan hoy, en el capitalismo globalizado, bajo la pervasiva articulación del sistema financiero asentado en los modos contemporáneos de producción de subjetividad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> César Altamira Bs. As., 30 noviembre 2020.<o:p></o:p></span></p><div><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Tronti Obreros y Capital, Madrid, Akal, 2001, pág. 93.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn2"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></a> <span lang="ES">Op. Cit. Págs. 244 y ss.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn3"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></a><span lang="EN-US"> C. Lonzi, Let’s spit on Hegel, en Rivolta Femminile, 1970. </span><span lang="ES">También, C. Lonzi, Escupamos sobre Hegel y otros escritos, Madrid, Traficantes de sueños, 2018. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn4"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></a> <span lang="ES">M Tronti, Nosotros los obreristas, en La política contra la historia, Madrid, Traficantes de Sueños, pag. 356.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn5"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 359.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn6"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[6]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Tronti, Sull’autonomia del Politico, Roma, Feltrinelli, 1977, pág. 20. (cursivas en original, acá subr.) Hay traducción al español: Sobre la autonomía de lo político, Bs. As., Prometeo, 2019. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn7"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[7]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Tronti, Il tempo della política (1980), en Il demone della política, (Antologia di scritti, 1958-2015), Bologna, Il Mulino, 2017, pág. 380. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn8"><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[8]</span></span></span></a> <span lang="EN-US" style="font-size: 10pt;">A. Negri, Books for burning,</span><span lang="EN-US"> </span><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt;">Proletarians and the State, Toward a Discussion of Workers ' Autonomy and the Historic Compromise, London, Verso, 2005, pag. 147.</span><span lang="EN-US"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn9"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[9]</span></span></span></a> M. Tronti, Obreros y … <span lang="ES">Ibídem, pág. 187.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn10"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[10]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Negri, Marx más allá de Marx, Madrid, Akal, 2001, pág. 209. (subrayado en cursiva en original)<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn11"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[11]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Svampa, América Latina: de nuevas izquierdas a populismos de alta intensidad, en Revista Memoria, México, diciembre 2015.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn12"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[12]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Modonesi, Fin de la hegemonía progresista y giro regresivo en América Latina, Revista Viento Sur, N* 142, octubre 2015.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn13"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[13]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: 10pt;">N.</span><span lang="ES" style="font-size: 6.5pt;"> </span><span lang="ES" style="font-size: 10pt;">Poulantzas, Poder político y clases sociales en el estado capitalista, México, Siglo XXI, 1976: <i>"El Capital contiene ...un tratamiento teórico sistemático de la región económica de ese modo de producción (capitalista)........ modo de producción que es especificado por una autonomía característica de sus instancias, que merecen un tratamiento científico particular, y porque lo económico detenta en ese modo, además de la determinación en última instancia, el papel predominante." "Así como no se encuentra en El Capital una teoría sistemática de la ideología en el modo de producción capitalista ... tampoco se encuentra una teoría de lo político."</i>, pag. 14. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn14"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[14]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span lang="ES">N. Poulantzas, Estado poder y socialismo, México, Siglo XXI, 1986, págs. 308 y ss.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn15"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[15]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Negri, La forma estado, Madrid, Akal, 2003, pág. 307.</span><span lang="ES" style="font-size: 9pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn16"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[16]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pag. 375-376.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn17"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[17]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span>N. Poulantzas, Estado poder… op. cit. Estado “<i>como una relación, más exactamente como la condensación material de una relación de fuerzas entre clases y fracciones de clases, tal como se expresa, siempre de forma específica, en el seno del estado</i>.” pág. 154.<span style="font-size: 10.5pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn18"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[18]</span></span></span></a> <span lang="ES">N. Poulantzas, Estado, poder y socialismo, op. cit. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn19"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[19]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibidem, pág. 53.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn20"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[20]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span style="font-size: 10pt;">Asentada fundamentalmente en la unidad institucionalizada del estado, instancia responsable de mantener la unidad de los diversos niveles del modo de producción capitalista. Ver N. Poulantzas, Poder político… op. cit.pag 332. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn21"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref21" name="_ftn21" title=""></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[21]</span></span> </span></span><i><span style="font-size: 10pt;">"</span></i><i><span style="font-size: 10pt;">Por autonomía relativa de este tipo de estado entiendo aquí no ya, directamente, la relación de sus estructuras con las relaciones de producción, sino la relación del estado con el campo de la lucha de clases, más particularmente su autonomía relativa respecto de las clases o fracciones del bloque en el poder y, por extensión, de sus aliados o apoyos". "Yo la empleo aqui en un sentido ... para designar un funcionamiento específico del estado capitalista". </span></i><span style="font-size: 10pt;">op. cit. pag 332.<i><o:p></o:p></i></span></p></div><div id="ftn22"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref22" name="_ftn22" title=""></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[22]</span></span> </span></span><span style="font-size: 10pt;">N. Poulantzas, Estado, poder… op cit: <i>"Una teoría del estado capitalista no puede construir su objeto refiriéndose solamente a las relaciones de producción, sin que las luchas de clases en las formaciones sociales intervengan más que como simple factor de variación o de concretización de ese estado, tipo ideal, en cualquier estado concreto."</i> pag. 147. <i>"Representa (el estado) y organiza, en suma, el interés politico a largo plazo del bloque en el poder, compuesto de varias fracciones de clase burguesas." </i>pág. 152</span><span style="font-size: 10.5pt;">.<i> </i></span><i><span style="font-size: 10pt;">"El Estado puede cumplir ese papel de organización y unificación de la burguesía y del bloque en el poder en la medida que posee una autonomía relativa respecto a tal o cual fracción y componente de ese bloque" </span></i><span style="font-size: 10pt;">pag. 152.<i><o:p></o:p></i></span></p></div><div id="ftn23"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[23]</span></span></span></span></a><span style="font-size: 9pt;"> </span><span style="font-size: 10pt;">N. Poulantzas, Poder político…op. cit. </span><span style="font-size: 10pt;">pag. 30</span><span style="font-size: 9pt; letter-spacing: -0.15pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn24"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref24" name="_ftn24" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[24]</span></span></span></span></a> <span style="font-size: 10pt;">N. Poulantzas, Poder político y clases sociales, pag. 25.</span><span style="font-size: 14pt; letter-spacing: -0.15pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn25"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref25" name="_ftn25" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[25]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 159. (sr original)<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn26"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref26" name="_ftn26" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[26]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem pág. 163.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn27"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref27" name="_ftn27" title=""></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">2</span></span><sup><span style="font-size: 9pt;">2<span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"> </span></span></sup><span style="font-size: 10pt;">Nos referimos a aquellas concepciones marxistas, surgidas a comienzos de los 70’s, para las que la “autonomía relativa” del estado, la separación y “particularización” del estado en relación a lo económico, sólo puede entenderse a partir de la estructura básica de las relaciones capitalistas de producción. Derivan el estado a partir de la lógica del capital. </span><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt;">Ver Wolfgang Muller y Christel Neususs, "The ‘Welfare-State Illusion’ and the Contradiction between Wage Labour and Capital, en J. Holloway, S. Picciotto, State and Capital, London, Edward Arnold, 1978, pgs. 32-39. </span><span lang="EN-US"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn28"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref28" name="_ftn28" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[28]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span style="font-size: 9pt;">".</span></i></span><i><span style="font-size: 10pt;">... este concepto (hegemonía) tiene por campo la lucha política de clases en una formación capitalista , y comprende, más particularmente, las prácticas políticas de las clases dominantes en esas formaciones."</span></i><span style="font-size: 10pt;"> N.Poulantzas, Poder Politico... op. cit. pag. 169. </span><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 9pt;"><o:p></o:p></span></b></span></p></div><div id="ftn29"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref29" name="_ftn29" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[29]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span style="font-size: 10pt;">N. Poulantzas, </span><span style="font-size: 10pt;">Las clases sociales en el capitalismo actual, Siglo XXI, 1974</span><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span style="font-size: 9pt;">"</span></i></span><i><span style="font-size: 10pt;">La correspondencia entre el estado .... y los intereses de la clase o fracción hegemónica, no se establece en términos simples de identificación o de reducción del estado a esta fracción. Esta correspondencia se establece en términos de organización y de representación", </span></i><span style="font-size: 10pt;">pag 90; Estado, poder y socialismo, op.cit. pag 152: <i>"(El estado) representa y organiza la clase o las clases dominantes, representa y organiza en suma el interés político a largo plazo del bloque en el poder compuesto de varias fracciones de clase burguesa. Organización, pues, por medio del estado, de la unidad conflictiva de la alianza en el poder y del equilibrio inestable de los compromisos entre sus componentes, cosa que se realiza bajo la hegemonía y dirección, en ese bloque, de una de sus clases o fracciones, la clase o fracción hegemónica."</i></span><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 9pt;"><o:p></o:p></span></b></span></p></div><div id="ftn30"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref30" name="_ftn30" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[30]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span>Op. Cit. Pág. 154 (sr en texto)<span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn31"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref31" name="_ftn31" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[31]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span style="font-size: 10pt;">N. Poulantzas, Las clases sociales… op. </span><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt;">Cit. Pág. 18.</span><span lang="EN-US" style="font-size: 9pt;"></span><span lang="EN-US"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn32"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref32" name="_ftn32" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;">[32]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 9pt;"> </span></span><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt;">J. Holloway, Sol Picciotto, op. cit. pag 7</span><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="EN-US" style="font-size: 9pt;"><o:p></o:p></span></b></span></p></div><div id="ftn33"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref33" name="_ftn33" title=""><sup><span style="font-size: 9pt;"><sup><span style="font-size: 9pt;">[33]</span></sup></span></sup></a><span style="font-size: 9pt;"> </span><span style="font-size: 10pt;">Resulta sugestivo anotar el parentesco existente entre los poulantzianos modernos y quienes también han intentado desarrollar una teoría especifica de la política, Offe y Habermas entre otros. </span><span style="font-size: 9pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn34"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref34" name="_ftn34" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[34]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Garcia Linera, El Estado en transición, bloque de poder y punto de bifurcación en AAVV, El estado: campo de lucha, La Paz, Muela del Diablo, 2010, pags. 7-40. L. Tapia, El Estado en condiciones de abigarramiento, pags. 95-125, ídem AAVV. R. Zavaleta Mercado, Lo nacional-popular en Bolivia, La Paz, Plural, 2008.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn35"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref35" name="_ftn35" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[35]</span></span></span></a> <span lang="ES">R. Zavaleta Mercado, Las formaciones aparentes en Marx, en La autodeterminación de las masas, Bogotá, Clacso, 2009. Pags 77-120.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn36"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref36" name="_ftn36" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[36]</span></span></span></a> <span lang="ES">R. Zavaleta Mercado, El estado en América Latina, en La autodeterminación… op. Cit. Pág. 326-327.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn37"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref37" name="_ftn37" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[37]</span></span></span></a> <span lang="ES" style="font-size: 10pt;">Con el término de <i>formación social abigarrada</i> Zavaleta remite a la heterogeneidad de las estructuras productivas de la sociedad boliviana, asentada en la experiencia y legado colonial. Igualmente, a una dimensión política asentada en las diferentes estructuras de autoridad que determinan la vida política al lado de las instituciones de estatalidad: llámese propiedad latifundista patrimonialista, o formas comunitarias de gobierno indígena.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn38"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref38" name="_ftn38" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[38]</span></span></span></a> <span lang="ES">Op. Cit. Pág. 333.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn39"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref39" name="_ftn39" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[39]</span></span></span></a> <span lang="ES">Op. Cit. Pág. 334.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn40"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref40" name="_ftn40" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[40]</span></span></span></a> <span lang="ES">L Tapia, La coyuntura de la autonomía relativa del estado, Muela del Diablo, La Paz, 2009, págs.15-16.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn41"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref41" name="_ftn41" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[41]</span></span></span></a> <span lang="ES">R. Zavaleta M., El estado en América Latina … op. Cit. Pág. 332.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn42"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref42" name="_ftn42" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[42]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ver L. Tapia op. Cit. Pág. 113.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn43"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref43" name="_ftn43" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[43]</span></span></span></a> <span lang="ES">Op. Cit. Pág. 123.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn44"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref44" name="_ftn44" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[44]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Garcia Linera, op. Cit. Pag.8.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn45"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref45" name="_ftn45" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[45]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Garcia Linera, La potencia plebeya, Capitulo VIII, Crisis estatal y época de revolución, Bs. As. Clacso-Prometeo, 2008, pags. 331 y ss.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn46"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref46" name="_ftn46" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[46]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Garcia Linera, Democracia, estado, nación, La Paz, 2013, El estado en transición, pag. 82.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn47"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref47" name="_ftn47" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[47]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 84.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn48"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref48" name="_ftn48" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[48]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibidem, pág. 86.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn49"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref49" name="_ftn49" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[49]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibidem, pág. 87.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn50"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref50" name="_ftn50" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[50]</span></span></span></a> <span lang="ES">N. Poulantzas, Hegemonía y dominación en el estado moderno, México, PyP N* 48, 1986. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn51"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://E34EFCCB-6E78-4735-8AD0-B813A7A59927#_ftnref51" name="_ftn51" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[51]</span></span></span></a> <span lang="ES">N. Poulantzas, Estado, poder y … op. Cit. Pág. 313-314, (sr. Original)<o:p></o:p></span></p></div></div>Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-90257595587795390192021-05-08T22:22:00.000-03:002021-05-08T22:22:12.331-03:00Pandemia y después- De la crisis del welfare state al Commonfare como horizonte<p> <b style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><span lang="ES-TRAD">Pandemia y después- De la crisis del <i>welfare state</i> al <i>Commonfare</i> como horizonte</span></b></p><style class="WebKit-mso-list-quirks-style">
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</style><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="margin-left: 54.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -36.0pt;"><!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES-TRAD">I-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES-TRAD">Pandemia.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En unos pocos días el gobierno suspendió toda circulación en la vía pública, salvo actividades esenciales, cerraron las escuelas, universidades y oficinas públicas, mientras las autoridades nacionales imponían un lock out de negocios comerciales y fábricas. Paralelamente fuimos confinados a nuestras casas desde hace ya largas semanas. El control policial se extiende por doquier. La </span>coerción estatal, que transparenta una violación a la libertad de movimiento, no obedece a <span lang="ES-TRAD">razones de conmoción política, sino sanitarias.</span><span lang="ES-TRAD"> Sin embargo, la <i>lex mercatoria</i> termina doblegando esta disposición, cuando, simultáneamente, </span><span lang="ES-TRAD">autoriza todas aquellas operaciones ligadas a la exportación,</span><span lang="ES-TRAD"> a fin de </span><span lang="ES-TRAD">garantizar la acumulación del capital. </span><span lang="ES-TRAD">Este virus ha convertido al <i>otro</i> en un riesgo social, mientras amenaza colapsar el sistema de salud, donde sólo el 30 % de la población es atendido en un sistema público, deteriorado e insuficiente. Entretanto<span style="color: #222222;">, se extiende el control social impuesto desde arriba, como es el caso de los <i>ciber patrullajes</i>de las redes, desde el Ministerio de Seguridad de la nación, y </span>nuestras relaciones sociales se mediatizan por medio de las plataformas como el Twitter, Facebook, Instagram. <span style="color: #222222;">Mientras las redes sociales, los medios de comunicación y políticos en general invitan a la población a quedarse en su casa a través de hashtags, declaraciones y decretos, las centrales empresarias como la UIA, CAME y los propietarios de industrias y empresas presionan de diversas maneras para salir de la cuarentena y poner en marcha sus fábricas y negocios. </span></span><span style="background-color: #f8f9fa;">El gobierno actúa legitimado por un "comité técnico científico" mientras restringe drásticamente aquella libertad elemental fundamental, la de circular y mover el cuerpo. La Corte Suprema de Justicia, por su parte, no dice nada sobre esta violación flagrante de la constitución republicana. Cuando la ciencia se convierte en el fundamento de la verdad, termina desempeñando el papel que anteriormente pertenecía a la religión, convirtiéndose en vulgar cientificismo o en un biologismo economicista. El más humilde de los que trabajan en contacto directo con las personas, para limitar y aliviar su sufrimiento, tiene una experiencia de la pandemia en curso que carecen, quienes trabajan, sólo con números y la virtualidad. </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Claramente, mientras el gobierno otorga al comité de técnicos y epidemiólogos influencia decisiva, la política ya no parece gestionar la sociedad. Basta recordar que el impacto de la cuarentena y propagación de la epidemia no es la misma para todos, adquiriendo un carácter de clase. </span><span lang="ES-TRAD">Lo que la crisis pandémica transparenta son las deficiencias, parcialidades y desigual proceso constitutivo de sustitución de la salud pública por la salud privada, que se iniciara hace ya unos cuantos años y que los últimos gobiernos mantuvieran en ese estado. </span><span style="background-color: #f8f9fa;">Uno se pregunta, “¿Cómo se discute y resuelve la auto cuarentena de una persona que comparte una pequeña pieza con piso de tierra con 6 u 8 personas en las barriadas pobres? ¿Cómo se aconseja el “distanciamiento social, preventivo y obligatorio” a un cartonero o a quien vive de las changas? ¿Cómo le dices a uno de los tantos habitantes de las villas del conurbano, que lucha por una comida al día, que priorice los desinfectantes para manos? Si bien son preguntas de tipo postcolonial no dejan de ser cruciales en el panorama del manejo de la enfermedad. En los barrios marginales urbanos, la gran pregunta es sobre el tipo de medidas de salud pública que se aplican allí y encontrar alternativas asequibles, por decir, el desinfectante de manos. Ya los bloqueos y el trabajo desde casa obligarán a miles de trabajadores informales a perder el salario diario. Las familias de los asalariados diarios retrocederán a la pobreza. Sin embargo, si esto es una guerra, como se nos repite, y al igual que una guerra, el virus no discrimina, es la sociedad y el sistema de organización social quien lo hace. Aquí es donde el virus, productor no anunciado de un hecho social total, hace su buen trabajo al cuestionar la legitimidad de las desigualdades que estructuran la división del trabajo, la seguridad social o los servicios públicos. Porque, en retrospectiva, un hospital no es una empresa.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Las casas no son lugares seguros para muchas mujeres ante el aumento de la violencia doméstica, a la par que aumentan los abusos y feminicidios. He ahí la preocupación del movimiento feminista para organizar la defensa de aquellas mujeres expuestas a riesgo durante la cuarentena. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Aunque también sabemos que, ni los deseos gubernamentales, la epidemia y los tiempos singulares que vivimos, son capaces de desterrar la política de la vida social. Lejos estamos del reinado de las técnicas y del control policial. Habitamos tiempos donde propuestas, por más radicales que se presenten, pueden pasar a integrar súbitamente el sentido común. No es posible saber cuál será el próximo paso y cómo la emergencia transformará los estándares del orden social y político. Pero estamos seguros de que este cambio tendrá lugar y de que hay un gran espacio para la política, aún bajo condiciones donde no es posible salir a la calle, reunirse y protestar. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Nuestra sociedad ha mutado drásticamente en los últimos veinte años: el trabajo formal y dependiente dejó de ser el modelo, para percibir una multiplicidad de trabajos precarios, autónomos, informales, intermitentes donde el desempleo discontinuo y los trabajadores inmigrantes modelan ahora una nueva composición social, excluida de las tradicionales redes de seguridad social, propias del <i>welfare state</i>. No se trata solo de los servicios asociados a la salud pública. Los ingresos coligados se evaporan ante el <i>lock out</i> impuesto, y con ello las posibilidades de pago de alquileres, facturas, servicios públicos, créditos, etc. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Además, aunque el gobierno dispuso un Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de 10000 pesos como ayuda extraordinaria a los monotributistas clase A y B, (más de 8 millones de beneficiarios), la disposición de una cartera de créditos a las pymes para el pago de salarios a tasas de interés del 24 % y postergaciones en el pago de los servicios públicos, la situación es tan catastrófica que estas medidas no serán suficiente. Después de largos años de recortes presupuestarios en el sistema público de salud, todo aumento asignado a éste, resultará insuficiente. </span>La emergencia de salud se suma a la inseguridad laboral y al huracán que ha impactado sobre el trabajo informal.<span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;"> Por lo demás, la extraordinaria ampliación de la red de seguridad social promocionada por el gobierno dejará muchas variantes de trabajadores en el camino: algunos trabajadores domésticos, otros tantos de la economía informal y tantos otros en los pliegues del trabajo precario. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">El FMI en su último informe, <i>The Great Lockdown</i>,<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222; font-size: 11pt;">[1]</span></span></span></a> estima para nuestro país una caída cercana al 6% del PIB en este año y un desempleo del 11 %. Pronostica una caída del 3% del PIB a nivel global y del 6% para las economías avanzadas. La CEPAL prevé para América Latina la peor contracción económica sufrida en su historia, más del 5%, superior a la del 30 y de 1914. </span><span lang="ES">Estamos frente a una crisis del capitalismo, singular, diferente: un crack de la producción mundial forzado desde arriba, producto del estallido de una crisis sanitaria y que, a diferencia de la crisis del 2008, repercute sobre las plazas bursátiles mundiales. Ahora el camino es el inverso: desde la producción real hacia el sistema financiero. C</span>risis simultánea de la oferta y la demanda de bienes, agravada por la simultaneidad geográfica.<span lang="ES"> Como si se tratara de una crisis política abierta o una guerra, la incertidumbre domina tanto la duración como la intensidad del shock. Simultáneamente, siendo la crisis, consecuencia del <i>bloqueo</i> de la producción, resulta más dificultoso apelar al estímulo de la demanda como respuesta. </span><span lang="ES"> </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Escuchamos a diestra y siniestra que el mundo por venir ya no será como antes. Que se están produciendo enormes cambios, hoy difíciles de precisar y señalar. Desconocemos si se tratará de una larga transición, pero sí que se montará sobre las tendencias sociales y económicas presentes. Se difunde socialmente la necesidad de un retorno a épocas <i>normales</i>. Sin embargo, nos recuerda Naomi Klein, </span><i>"lo normal es mortal. La ‘normalidad’ es una inmensa crisis”</i>. <i>Necesitamos catalizar una transformación masiva hacia una economía basada en la protección de la vida”</i>.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[2]</span></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Naomi Klein nos habla de un retorno a la normalidad previa, es decir al periodo de crisis del neoliberalismo. Todo parece indicar que estamos frente a un hecho mundial</span>,<span class="apple-converted-space"> </span><em>nunca experimentado antes</em><span class="apple-converted-space"> </span>y de manera tan globalizada. Que es más que la generalización política del estado de excepción, como lo propone G. Agamben<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[3]</span></span></span></a>; la necesaria superación del capitalismo, S. Zizek<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[4]</span></span></span></a>; la exigencia de mostrar el fracaso del neoliberalismo tras un Estado mínimo, que deja en manos del mercado y el capital privado la salud del pueblo, los signos del agotamiento de la modernidad, como última etapa del Antropoceno, hacia una nueva<span class="apple-converted-space"> </span><em>edad de mundo</em>, la Transmodernidad, como afirma Enrique Dussel<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[5]</span></span></span></a>, o de tantas otras muy interesante lecturas. <b><o:p></o:p></b></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Todo indica que nos espera una larga transición de salida de la pandemia en el marco de la crisis de algunos aspectos medulares del neoliberalismo, donde la salud pública es reconocida ahora como un bien común y el gasto público aparece como palanca indispensable para el capital. No tenemos respuesta a múltiples preguntas sobre el capitalismo por venir. ¿Qué sobre las tendencias subterráneas, así como acerca del autoritarismo y el control social, montado sobre el <i>ciber patrullaje</i> y/o el manejo de los datos? ¿Cuán efectiva será una política del terror y el miedo asentada en el discurso de la guerra, cuando hoy el virus aparece como el enemigo, y mañana el sistema designará otro distinto? </span>También esta crisis, desestructurante del mapa productivo global, puede herir de muerte la idea de una globalización centrada en la conectividad. ¿Cuál puede ser el futuro del Proyecto One Belt-One road (Cinturón y Ruta de la seda), la globalización en modo chino?<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;">Aunque también disponemos de algunas certezas. La pregunta acerca de cómo será el capitalismo post pandemia, desestima aquella utópica idea lanzada por Zizek sobre el fin del capitalismo, debido a la pandemia del CVD-19. </span>La idea de que el virus derrumbará el capitalismo nos parece disparatada. No habrá construcción de un nuevo orden social sin resistencia y lucha de los oprimidos, sin la intensificación de los antagonismos internos al capitalismo. En fin, sin la extensión y predominancia de nuevas formas de producción, de un nuevo modo de producción, centrado en la autonomía potencial de la cooperación del trabajo cognitivo y el autogobierno de la producción. Se trata de imaginar un nuevo orden económico y social articulado sobre una jerarquía completamente diferente entre lo común, lo público y lo privado.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span style="color: #222222;">Como en los cuentos de hadas, el monstruo imaginario no siempre es el verdadero enemigo. A medida que la pandemia continúa, el debate político sobre el <i>"después"</i> se reaviva. Un <i>"después"</i> que, por ahora, es claro, no termina con la pandemia, sino con la pandemia en curso, con la curva de contagios y muertes un poco aplanada. Con la perspectiva, además, de una tendencia sinuosa de esa curva, que podría aumentar nuevamente, después de la atenuación del distanciamiento social, la reanudación del trabajo y con el otoño-invierno en curso. <i>"Después"</i> significa no solo el reinicio gradual de la producción y los servicios, sino también medidas de emergencia para la transición y la puesta en marcha de un plan económico post-pandemia, que hoy está fuera del horizonte. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La crisis de hoy, y del mañana inmediato, constituyen fenómenos sociales, que no pueden naturalizarse, tras la pomposa denominación de solidaria "guerra" humanitaria contra la pandemia. Las cosas son mucho más complejas, cuando la sociedad no es socialmente homogénea y las clases y los gobiernos utilizan la pandemia de varias maneras. Así Viktor Orbán magnifica el peligro epidémico en Hungría para legitimar un virtual golpe de estado, mientras Putin, Trump y Xi Jinping lo hacen de una manera más apropiada a su papel imperial. No hay un estado de excepción metafísico, sino experimentaciones de conservación del poder asentado en la difusión del temor y del terror, contra el que tendremos que luchar apoyados en una persistente resistencia. La guerra y el enemigo siguen siendo los mismos de los tiempos <i>normales</i>.</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #222222;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La globalización de las últimas décadas ha acelerado nuestro tiempo, transformándolo en un período interminable de trabajo (donde a veces ni siquiera dos trabajos son suficientes para llegar a fin de mes)- hacia el crecimiento, del PIB, el consumo desenfrenado, el entretenimiento innecesario, la hipervelocidad digital. ¿Pero será suficiente el virus Corona de este indefinible 2020 para modificar todos estos planes y llevarnos a un nuevo mundo por venir?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: #f8f9fa;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal"><b><span style="background-color: #f8f9fa;"> El devenir autoritario de la pandemia….</span></b><b><span style="background-color: #f8f9fa;"><o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNormal">¿Cuál es el comportamiento de quienes nos gobiernan frente a la sociedad que delegó en ellos la representación política? Todo indica que nos arrastran hacia un autoritarismo desembozado y que nos espera una vida social donde nuestros movimientos e ideas estarán controlados. A traves del GPS de los celulares, mediante cámaras estratégicamente distribuidas en espacios públicos y calles, será posible determinar si realmente respetamos las reglas de distanciamiento social. Todo ello con un discurso donde inicialmente se nos dirá que esta recopilación de datos respetará el anonimato y que se realizará <i>"solo"</i> para comprender el comportamiento masivo. Luego vendrán las sanciones individuales. Aquellos que superan determinada edad, tendrán que quedarse en casa o ir al médico o farmacia a lo sumo, con previo aviso; sólo aquellos con un trabajo esencial y también con previo permiso, podrán circular por la ciudad o tomar un avión. Si tenemos fiebre, un sensor nos lo demostrará y se lo comunicará directamente a la persona que procesa la imagen completa de nuestro perfil. Los datos biométricos individuales, los datos sobre nuestro movimiento, los datos sobre nuestra situación económica, los datos sobre nuestro sueño y nuestro tiempo libre, transformarán la sociedad y la forma como se gestiona, destacando las áreas sociales para apoyar y aquellas otras aque irán al sacrificio. Esto es lo que nos puede esperar después de Covid-19. La sociedad de control llevada a su expresión del siglo XXI.¿No resulta ser este el deseo mayor de los estados y los mercados para reorganizar la crisis y poscrisis?. ¿O la crisis permanente?. Es la recopilación de los datos, ese <i>big data</i>, lo que permite administrar la sociedad. Y estos datos, a fin de minimizar los riesgos, deberán ser lo más exactos y precisos posibles. ¿Riesgo para quién? Para el mercado, el crecimiento y la productividad. Si hay demasiadas personas enfermas, entonces las cadenas de montaje y la <span lang="ES-TRAD">cooperación social ofrecerán espacios vacíos en su transcurrir afectando el crecimiento y la productividad social prevista. Si el descontento es creciente, entonces el peligro son los potenciales disturbios y será necesario poner en funcionamiento el <i>helicopter money<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[6]</span></b></span></span></a></i> (dinero helicóptero), aunque de manera temporal. Son medidas que, más allá que se las describa como de ayuda social, están inscriptas en una lógica privada, apoyan a la economía privada, evitando los desbordes y estallidos. Incluso el propio Financial Times ve con buenos ojos que, </span><span lang="ES-TRAD">en tiempos de guerra, para evitar la contracción de la actividad económica y evitar la depresión, la deuda pública debe utilizarse para apoyar el trabajo, los bancos, las empresas privadas, incluso bajo formas extrema. </span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Michel Foucault, para retratar la sociedad disciplinaria en Vigilar y Castigar</span><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><sup><sup><span style="font-size: 11pt;">[7]</span></sup></sup></a><span lang="ES-TRAD"> al describir el funcionamiento del panóptico de Bentham en el siglo XVIII frente a la propagación de la peste, revelaba las medidas que debían tomarse, en ese momento, si la peste visitaba una ciudad: <i>“Más que la división masiva y binaria entre los unos y los otros, [la peste]apela a separaciones múltiples, a distribuciones individualizantes, a una organización en profundidad de las vigilancias y de los controles, a una intensificación y a una ramificación del poder</i>.</span><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><sup><sup><span style="font-size: 11pt;">[8]</span></sup></sup></a><span lang="ES-TRAD"> En palabras de Foucault, <i>Cada cual, en su lugar, está bien encerrado en una celda en la que es visto de frente por el vigilante; pero los muros laterales le impiden entrar en contacto con sus compañeros.</i></span><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><sup><sup><span style="font-size: 11pt;">[9]</span></sup></sup></a><span lang="ES-TRAD">La vigilancia se basaba en un sistema de registro e informes permanentes: informes de observaciones durante el curso de las visitas: muertes, enfermedades, quejas e irregularidades. Bien podemos hablar ahora en nuestros tiempos, de sociedades de control, del biopoder sobre la vida, de la puesta en funcionamiento en estos días de un <i>coronopticón</i>, como </span><span lang="ES-TRAD">publicara en sus páginas el británico The Economist.</span><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><sup><sup><span style="font-size: 11pt;">[10]</span></sup></sup></a><span lang="ES-TRAD"> Donde la vigilancia del capital sobre nuestros cuerpos ha pasado de los comportamientos e intenciones, al control e información sobre nuestros cuerpos, verdadero panóptico digital asentado en el conocimiento interno de nuestro cuerpo: temperatura corporal, virus, bacterias etc., donde cada cuerpo se identifica con un código QR y un color determinado que indica su estado de salud. Con la epidemia pues, las aplicaciones basadas en dispositivos móviles se han convertido rápidamente y de manera impulsiva en parte del campo inter operativo de tecnologías y redes sobre los ciudadanos, que fuera definido por G. Griziotti como <i>biohipermedia</i>,</span><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><sup><sup><span style="font-size: 11pt;">[11]</span></sup></sup></a><span lang="ES-TRAD"> donde las máquinas de poder estatal y financiero ya ejercen una fuerte hegemonía. La utilización que ha hecho del teléfono inteligente un elemento de supervivencia, parece ser un paso decisivo hacia un control mayor. El acuerdo Google-Apple constituye un paso más en el ascenso de Silicon Valley & C. hacia el poder global. Las multinacionales del capitalismo de plataforma tienen la costumbre de intervenir directamente en la gobernanza global con sus aplicaciones utilizadas por miles de millones de usuarios.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[12]</span></sup></sup></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Estamos frente a una combinación-superposición de medidas de vigilancia demodées, propias del feudalismo -las cuarentenas-, con otras verdaderamente coherentes y propias de tiempos donde imperan las sociedades de control. Los intentos del neoliberalismo, del moderno capitalismo, no se limitan a endulzar las subjetividades con el consumo mercantil, sino que ahora se propone avanzar hacia nuevas etapas de dominación. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Sin embargo, como sabemos que esta crisis no se origina en los bancos sino en la economía real, la reacción no significará, probablemente, que el capital financiero intente avanzar para vampirizar el welfare y las condiciones laborales, sino que nos enfrentamos a algo tan peyorativo como esto: un posible control, directo y selectivo, sobre las poblaciones y los recursos. Aquel hacer vivir y dejar morir en acto. Poder de gestión de la vida en lugar del poder de disponer de la vida. Intento del capital, que al concebir la sociedad fábrica, persiste en extraer valor de nuestras vidas y recursos para acumular ganancias.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Estamos frente a una amenaza real de ejercicio autoritario sin precedentes. Para G. Agamben <i>“la emergencia de salud actual puede considerarse como el laboratorio en el que se están preparando las nuevas estructuras políticas y sociales que esperan a la humanidad.”</i><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[13]</span></sup></sup></a><sup> </sup>Mientras se pregunta si el <i>“distanciamiento social” -como se ha denominado esto con un eufemismo llamativo- será el nuevo principio de organización de la sociedad”</i>.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[14]</span></sup></sup></a> Para Bifo <i>“Podríamos salir bajo las condiciones de un estado tecnototalitario perfecto”</i><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[15]</span></sup></sup></a>. Finalmente para Zibechi <i>el militarismo, el fascismo y las tecnologías de control poblacional son enemigos poderosos que, aunados, pueden hacernos un daño inmenso, al punto que pueden revertir los desarrollos que han tejido los movimientos desde la anterior crisis.</i><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><sup><sup><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[16]</span></sup></sup></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Y en este momento el punto no es simplemente comportarse bien y obedecer todas las reglas del distanciamiento social, sino entender qué modelo político es funcional a estas reglas. ¿O, que<span style="background-color: #f8f9fa;"> </span>otra tentativa es posible imaginar, más allá de aquella que termina minimizando las pérdidas de vida, para garantizar el modelo económico social que nos llevó a esta crisis? En estos tiempos de encierro, debemos asumir que el otro (la población mayor de 70 años) no es algo que debe controlarse mediante el miedo y el terror, sino que es alguien que debe entenderse. Cuando Donna Haraway dice que sólo a partir de algunos conceptos podemos pensar en otros conceptos, sugiere que todo está en una "relación específica". Ahora más que nunca nuestra tarea es mantener esta comprensión de la capacidad de respuesta.<span style="background-color: #f8f9fa;"><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="background-color: #f8f9fa;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">…. y la <b>racialización</b>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-color: #f8f9fa;"><o:p> </o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La respuesta del poder frente al CoViD-19 nos remite a aquella distinción que Foucault realizara entre el leproso y su separación, y la peste y su segmentación, <i>“La una [la lepra] está marcada; la otra [la peste], analizada y repartida”</i></span><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><sup><sup><span style="font-size: 11pt;">[17]</span></sup></sup></a><span lang="ES-TRAD">, nada más que en este caso uno se basa en el otro. Exclusión, separación, identificación, confinamiento: todos deben desplegarse de manera intercambiable, o todos a la vez para inmovilizar una ciudad, para obtener el control de todos los cuerpos individuales, porque así es como se detendrá la propagación del virus Corona. La imagen del leproso "separada de todo contacto humano" y la de la gente de la ciudad segmentada e internada, da cuenta de los dos elementos de una estrategia mixta de exclusión. No necesitamos detenernos en este punto, sino prestar atención directa a las profundas relaciones entre dicha estrategia de exclusión y la producción de la raza. El funcionamiento de la estrategia de exclusión se asienta en la forma en que las comunidades afectadas y los grupos de población participan en la identificación y exclusión de las posibles víctimas de la enfermedad. Para defender a la comunidad, los vigilantes edifican barreras, patrullan las ciudades para evitar la entrada de extraños y, por lo tanto, funcionan como el perímetro interno de una comunidad, sea éste el de un asentamiento de barrios marginales, el de un barrio de la ciudad, pueblo, clan o la misma Nación. Pero, ¿acaso la raza no se origina en la obligación de <i>defender una sociedad</i>, exteriorización propia de la dinámica de la conquista y su opresión? La enfermedad pone de manifiesto esta realidad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Debemos enfrentar la cuestión planteada por el regreso de la raza, la casta y la clase en esta guerra contra Covid-19. Nos preguntamos: si el manejo de la población para controlar la enfermedad es la esencia de la biopolítica de nuestro tiempo, ¿podemos pensar en una forma diferente de biopolítica, que no segregue a las poblaciones en líneas de casta, raza u ocupación? para el manejo de la enfermedad, ¿pero que piense la sociedad de una manera diferente y abordar la tarea?, <i>"¿Cómo se puede defender a toda la sociedad?"</i> Por supuesto, esto requiere un nuevo tipo de poder social, una nueva autoridad republicana construida sobre los sans culottes de la sociedad donde la confianza aparece como crucial. Así como los pacientes confían en los médicos, razón por la cual los pacientes siguen las prescripciones médicas, la sociedad debe dejar de lado toda desconfianza tras la construcción de una nueva biopolítica. Biopolítica desde abajo, si se puede usar esa frase algo incómoda, que nos permita formular la pregunta de manera diferente: ¿Podemos imaginar una sociedad basada en prácticas colectivas para ayudar a la salud de las poblaciones, incluidas las modificaciones de comportamiento a gran escala, sin una expansión a gran escala de las formas de coerción y vigilancia? ¿Qué significará el colectivo "cuidado de sí mismo" en tales circunstancias?, ¿una política alternativa de la vida? ¿Cómo admitirá ese principio de cuidado de sí, la autocoerción? ¿Podemos plantear esta pregunta si los trabajadores se ven obligados a elegir entre la vida y el sustento? ¿Qué significado tiene el cuidado de uno mismo, si deja de lado cuidar el uno del otro, como principio básico de la solidaridad? Una nueva biopolítica significa proteger y cuidar a quienes nos cuidan inicialmente, trabajadores de la salud, de la logística, supermercados y productores de alimentos, medicamentos, electricidad, conectividad etc. Significa autoorganizarse, como condición primera para producir un nuevo poder público.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Mientras tanto, el curso de la crisis operará directamente, como ya lo hace, bajando salarios (las suspensiones laborales reconocen sólo el 70% del salario) y flexibilizando las condiciones de trabajo (se modifican los turnos de trabajo, mientras se implementa el home work), es decir volviendo más precaria la fuerza de trabajo. En el horizonte social despunta un paisaje más abrumante la posibilidad cierta de un control selectivo directo sobre las poblaciones y los recursos. La actividad financiera ya no será suficiente: lo que el capital necesitará es un exterminio diseñado de vidas y control sobre los recursos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoListParagraph" style="margin-left: 54.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -36.0pt;"><!--[if !supportLists]--><b>II-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></b><!--[endif]--><b>Las transformaciones socio-económicas pre-pandemia. El <i>común</i> como nuevo espacio social capitalista.<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><i><span lang="ES">Un capitalismo de nuevo tipo.<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">Sin caer en la teleología del evento, sintetizada en esa idea de que "nada será como antes", o en la nostalgia del pasado, que toma cuerpo en el deseo de "debemos volver a la normalidad lo antes posible", lo cierto es que el futuro a construir depende fuertemente de algunas anticipaciones del presente: cómo decidir bajo un estado de emergencia, que nos remite al entorno político; qué políticas económicas adoptar y como sustentarlas, que nos direcciona al espacio económico; cómo queremos vivir en pandemia que nos envía a derivas sociales. Es indudable que este deseo anticipado integral condicionará nuevos equilibrios y jerarquías, y direccionará las transformaciones y conflictos. Aunque debemos reconocer que el cómo resulta difícil predecir. El carácter apocalíptico de la pandemia no reside en el final de algo sea la especie humana, el capitalismo o la forma que toma como neoliberalismo. Sino en la capacidad para revelar características y contradicciones del mundo en el que vivimos: desde el papel dominante de las tecnologías digitales, hasta la centralidad de los flujos; desde los efectos de las políticas socialmente devastadoras de ajustes y austeridad, a la fractura del proyecto de globalización. El impacto del virus y las medidas de gestión de emergencias sanitarias relacionadas son generadoras de la presente recesión de gran alcance en la economía real y cambios radicales en nuestros estilos de vida. Donde la salud de las personas parece ser la suprema ley en vigencia, el principio en torno al que se redefine el perímetro de los espacios sociales y políticos, mientras que la reproducción social se pone en juego en la lucha contra la pandemia. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">Pero la pandemia, así como la recesión de 2008, no se desarrollan en un contexto neutral, sino dentro de coordenadas históricas y sociales precisas que dan forma tanto al fenómeno, como a sus consecuencias. Como sucedió anteriormente, el neoliberalismo se cuestiona como un proyecto total (no solo económico, sino también político, cultural y social) hegemónico en la construcción de esas coordenadas histórico-sociales. </span><span lang="ES">Esto no significa que estemos presenciando el fin del proyecto neoliberal o incluso del capitalismo. Más bien, una fase extremadamente incierta parece haberse abierto ante nosotros, cuyos resultados están lejos de ser obvios. Y por esta razón, es importante elaborar un pensamiento transformador de nuestro presente, no solo para comprender los nudos en torno a los cuales se define el estado de las cosas que estamos experimentando, sino también para actuar en él. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">Mientras que el neoliberalismo postula la naturaleza inmutable del libre mercado, de la competencia y del propietario individual, el darwinismo social de la derecha soberana y racista despoja a esta antropología de las promesas de prosperidad futura y transforma la competencia en una guerra civil entre identidades. En ambos casos no se cuestiona el estado de las cosas presentes, sino solo una forma diferente de relacionarse con aquél. En ambos casos, la acción política es el privilegio de unos pocos, en un caso de los técnicos de la economía y en el otro de los líderes populistas.</span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">¿Qué pasa con el pensamiento crítico entendido como el pensamiento del movimiento que transforma el estado de las cosas presentes? ¿Qué política podemos imaginar en el momento de la pandemia? ¿Tenemos que resignarnos a aceptar nuevos recortes en las reformas del <i>welfare </i> y del mercado laboral con la promesa de que una vez que se paguen las deudas habrá riqueza para todos? ¿O deberíamos ceder ante la cruda visión de un mundo para unos pocos, de la muerte tuya y la vida mía, con menos derechos y más control social? ¿O hay otros escenarios para imaginar y explorar? </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">Entrar en la emergencia actual dentro de un contexto específico significa, en primer lugar, reflexionar sobre algunos procesos estructurales a largo plazo y cómo entran en juego para definir la situación actual. La pandemia, las medidas para combatir el contagio para la protección de la salud, su impacto en la economía y la sociedad: en todos estos casos, los pares vida / muerte, salud / trabajo, reproducción / producción se convierten en los ejes alrededor de </span><span lang="ES-TRAD">los cuales se reformula el discurso político. Pero, ¿cómo ubicar estas categorías dentro del proyecto neoliberal en el que todos vivimos? Mirar el pasado cercano de nuestro presente significa, al mismo tiempo, preguntarnos qué direcciones pueden tomar los eventos que estamos experimentando, significa imaginar qué tendencias pueden sufrir una aceleración y, en cambio, un retroceso; significa identificar lo que es el campo de batalla y qué jugadores en el campo. </span><span lang="ES-TRAD">La gravedad de la crisis pandémica va más allá del impacto que tendrá sobre la economía: se revela por su <i>carácter transversal y pervasivo</i>.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[18]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Para quienes sostenemos la existencia de cambios sustantivos en la composición social de nuestras sociedades, resulta innegable que la crisis nos ha puesto frente a una emergencia, abriendo las puertas a la posibilidad de un cambio en la filosofía, puesta en discusión e implementación de algunas ideas económico sociales, rompiendo con un pensamiento consolidado sobre los dispositivos de control social y económico. En ese sentido surge una primera pregunta: ¿Cuáles son los factores que han desencadenado la emergencia sanitaria? ¿Podemos efectivamente sostener que se trata de un shock externo al sistema capitalista originado en la transmisión de un virus que ha mutado? <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Parece a todas luces incuestionable proponer que la crisis capitalista de los años 2007-2008 fue una crisis <i>interna</i> del sistema capitalista, en tanto el mercado financiero, -se puede decir, que era el motor del proceso de valorización del capital- reveló, de manera contundente, las debilidades que el sistema manifestaba. Se nos dice que la actual crisis es diferente. No es comparable. Estaría expresando un crack, un shock <i>externo</i>, sin preaviso para afrontarlo. Sin embargo, se trata de una respuesta simplificadora que opera como un bálsamo, ante la magnitud de la crisis que afrontamos, sin ser realmente verdadera. En realidad, según los expertos, se trata de la mutación de un virus, una zoonosis, ante cuyo despliegue, la actividad humana no puede considerarse como exenta o indiferente. Las mutaciones en la naturaleza no son neutrales, no se producen de manera ocasional, sino que en todo caso siempre dependen del comportamiento y el accionar humano. Estamos en presencia de un fenómeno que se enmarca en el pase del <i>antropoceno</i> al <i>capitoloceno</i>. Bajo el <i>capitaloceno</i> el sueño del hombre es manifestarse omnipotente frente a la naturaleza, hasta desarrollar fuerzas verdaderamente despóticas anti naturales, capaces de generar efectos de escasez y/o calamidades. Lo que ha madurado en el capitalismo, que ha hecho de la producción natural y artificial palancas para la valorización, <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">es el supuesto de que al dominar el hombre la producción artificial, que se presenta como transición de lo natural a lo artificial, igualmente podría dominar la naturaleza. Se trata de una simple presunción contrariada. Esta fantasía ha generado una serie de efectos conocidos: el aumento de la temperatura media de la tierra, el cambio climático, el agujero de ozono, etc., incluso, la transformación genética, en un contexto donde, a partir del año 2004, se alcanza la escritura del genoma. ¿Qué significó este descubrimiento? La revelación de la escritura del alfabeto de la vida, porque la escritura del genoma, es decir el desciframiento del ADN, permitió desde ese momento, crear materia viviente, viva, de manera artificial. Nos encontramos en una etapa donde se proclama que la producción artificial puede controlar la producción natural. En otras palabras, hemos entrado en la etapa de creación de material vivo a partir de material artificial. Se trata de un cambio de época, similar a la respuesta que cimentara el ruso Mendeliev en 1865, quién, al descubrir el alfabeto de la materia física pudo construir su tabla de elementos.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-size: 11pt;">[19]</span></span></span></a> Verdadera revolución de la física de los materiales que permitiría la fabricación de polímeros, fibras sintéticas, plásticos que por su parte habrían de devastar a la naturaleza en pocos años. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">No se trata de una epidemia que recuerda otras, sino de una que nos conduce a la acción humana guiada hoy por la necesidad capitalista de alcanzar un proceso de mercantilización de la vida. Por lo tanto, la pandemia en curso no puede achacarse simplemente a una crisis <i>externa</i>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Lo que nos muestra de manera muy cruda la crisis de la Covid-19 es que el poder del capitalismo global se asienta en la existencia de grandes espacios sociales de precariedad económica, social, material, sanitaria. No se trata sólo de una precariedad individual sino también estructural, porque afecta al estado en que se encuentran los servicios de la salud pública globalmente. Ante este escenario la respuesta política más difundida que trasciende todas las geografías es la del retorno del intervencionismo estatal en sus diferentes facetas. El pensamiento del <i>mainstream</i> político global considera que la pandemia ha provocado una herida casi mortal al neoliberalismo y la globalización, asentada en una triple lectura: a- por un lado. la preponderancia asumida por el estado para hacer frente a la crisis y diseñar un camino de salida; b- por otra parte, la dificultad del sistema capitalista mundial para construir una respuesta globalizada, como en la crisis del 2008/2009. H</span>oy, el nacionalismo de los estados impide la creación de una gestión mundial ante la emergencia del mundo real. Cada país enfrenta de manera solitaria la pandemia, como si hubiera 197 epidemias nacionales<span lang="ES-TRAD">; c- finalmente la crisis sanitaria revelada por el inmenso déficit de una salud pública que fuera privatizada en época del neoliberalismo triunfante. Esta constatación empírica sostiene y fortalece la idea de un rápido y casi inevitable retorno al <i>estado de bienestar</i> que prevaleciera durante los 30 gloriosos años, y que sucumbiera, según el mismo pensamiento, ante los embates del neoliberalismo y la llamada <i>valorización financiera,</i> tan cara al pensamiento nacional y popular. Es probable que esta idea reforzará el intento de regreso del viejo <i>welfare</i>, mientras desplaza toda lectura crítica que permita percibir una respuesta colectiva como alternativa diferente. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Paralelamente asistimos a una emisión monetaria sin precedentes, masiva intervención de los gobiernos que no distingue ideologías, que altera todo equilibrio fiscal, contradiciendo los principios básicos del neoliberalismo: Trump y Jhonson; la Banca Central Europea (BCE) y los gobiernos de Conte, Macron y Sanchez; así como los gobiernos latinoamericanos, Piñera, Fernandez, Lopez Obrador. Lo que se ha dado en llamar el <i>helicopter money</i>, es decir la creación de moneda financiada por el Banco Central, ¿no constituye un retorno al keynesianismo de los primeros tiempos? De ser así, y tratándose de un fuerte incentivo a la demanda, debería asumir un carácter permanente y todo indica que se trata de políticas de carácter no recurrente, excepcionales, de corta duración y desaparición, una vez superado el bloqueo productivo y fortalecido el control social. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En el transcurrir de la crisis los neoliberales, aplaudidos por los soberanistas, se apresuraron a reclamar el regreso del estado (tras la emisión monetaria casi sin límites), oh casualidad, en el momento que la economía capitalista se derrumba. Pasada la crisis su queja se volverá sobre los excesivos impuestos, excesivo gasto público, las deudas privadas que asumieron etc, etc., lamento borincano ya conocido. Mientras los soberanistas y enamorados de toda política estatal manifestarán alegría y verán en éste, el regreso triunfante del estado, como el sepulturero del neoliberalismo. Más aún, cuando se ha exacerbado el rol soberanista-nacionalista de los estados al enfrentar la pandemia. Recordemos como, algunos de ellos, los EEUU (<i>America first again</i>), emitieron una informal declaración de guerra contra el resto, para disponer de manera arbitraria de la producción disponible de máscaras, kits de pruebas, respiradores etc. emulando el regreso de los tiempos de los filibusteros. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><i><span lang="ES-TRAD"> La crisis del welfare state<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Sin embargo, la pregunta que nos surge es si podemos esperar el fortalecimiento de aquel <i>estado de bienestar</i> fordista-socialdemócrata que protegía la salud pública, fortalecía la educación pública, la investigación etc. etc. Reconociendo que </span>el mainstream económico político tiende a defender simplemente el progreso social alcanzado por el estado de bienestar. <span lang="ES-TRAD">Al invocar al estado como una entidad protectora abstracta, suerte de <i>pater</i> político que nos salvará (recuerdo el pensamiento de R. Segato, <i>“estado materno porque nos cuida”</i>), olvidamos que éste es, sobre todo, una máquina administrativa hecha para dominar y administrar a una población nacional, una máquina presidida por gobernantes que, una vez elegidos, gestionan en función de la lógica del poder, cualquiera fuera el perfil que éste asuma. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing">Basta recordar que el <i>estado del bienestar</i> surgido en épocas de crisis y depresión capitalista, 1930, fue la respuesta del capital a las demandas obreras y la revolución de 1917. Debemos situarlo como la política del capital para la contención social y búsqueda de tiempos de paz, que permitieran una prolongada acumulación del capital. Donde el encadenamiento de los acuerdos salariales con el capital sustentó el largo ciclo de acumulación virtuosa, los 30 gloriosos años, montados sobre las prestaciones sociales a los obreros fabriles fordistas, acompañado por una sustancial participación del Estado en el gerenciamiento social de la fuerza de trabajo y la moneda, así como en las áreas de bienestar social y educación que permitieron acoplar la producción de masas al consumo de masas. Pero ese mundo social, laboral fabril, con hegemonía de la producción industrial en la dinámica de acumulacion, ya no existe más. Las condiciones sociales y políticas en que estos proyectos se basaban en el siglo XX ya no existen.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[20]</span></span></span></a> <span style="background-color: white;">El nexo construido entre salario y productividad sirvió para impulsar simultáneamente la innovación tecnológica y contrarrestar la resistencia obrera.</span> En efecto, p<span style="background-color: white;">roducto de las presiones obreras, el salario de fábrica se complementó con el salario social, nacido de los pagos aportados para los diferentes planes sociales, en cabeza del Estado keynesiano: coberturas en salud, educación, pensiones, jubilaciones y asistencia social formaron parte de ese paquete global. Este conjunto de medidas estatales contribuyó a soportar un nuevo régimen de acumulación, como forma de prevenir y contener las luchas sociales e integrar al grueso de los trabajadores en el circuito de consumo del capital. </span><span lang="ES">Este cuadro socio económico, que sostuvo el desarrollo de la sociedad capitalista durante todo el siglo XX, aparece hoy atravesado por una profunda crisis estructural que quebranta hasta las raíces el funcionamiento y legitimación de aquellas instituciones sociales que, durante la sociedad industrial, permitieron la fundación y estabilización de un determinado <i>régimen de crecimiento.</i></span><span style="background-color: white;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing">El punto de partida de este cuestionamiento, que llevó al desorden y verdadero trastocamiento del modelo de acumulación fordista industrial se asienta en la dinámica conflictiva ejercida por el obrero masa que des estructuró los fundamentos de la organización científica del trabajo, conduciendo a una formidable expansión de las garantías y de los servicios colectivos del estado de bienestar, más allá de toda compatibilidad posible con el fordismo. Como resultado de este proceso, se produjo una atenuación en la restricción monetaria de la relación salarial, así como un importante proceso de reapropiación colectiva de la potencia intelectual de la producción. Entre tanto, se construía, en el seno mismo del capital, los elementos de un <i>común</i>, y de una transformación ontológica del trabajo, vuelta ahora contra la lógica del capital, de la mano de la figura del trabajador colectivo, del <i>general intellect,</i> condición subjetiva y forma estructural de una economía fundada sobre el rol motor de la dimensión cognitiva del trabajo y de la construcción de una <i>intelectualidad difusa</i>. <span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing">El conjunto de las políticas keynesianas de relanzamiento de la demanda y su expresión política más avanzada, el compromiso socialdemócrata –en tanto modo de regulación de los conflictos sociales basado en la multiplicación de arreglos bilaterales o trilaterales, entre patrones, sindicatos y Estado–, se tornó ineficaz para contener las luchas y la resistencia obrera.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">La respuesta del capital ante la luchas y resistencia de los obreros fordistas fue llevar la producción allende las fábricas, haciendo estallar la institución trabajo que, como institución social garantizaba la integración entre individuo y sociedad. En efecto, la integración productiva, corazón de la relación salarial, convalidaba el derecho de los trabajadores a demandar y gozar de los derechos sociales que el <i>estado bienestar</i> garantizaba: derecho a la educación, derecho a la salud, derecho a la vivienda, derecho a los servicios públicos teléfonos, electricidad, gas, agua, cloacas etc. La ciudadanía social se constituía de manera <u>dependiente y subordinada</u> a la integración productiva, al previo ejercicio de la relación salarial. El estado benefactor, articulador de la relación entre la fuerza de trabajo viva fabril, industrial y la producción y reproducción del trabajo, que oficiaba de garante en esta relación, se encuentra virtualmente agotado. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">La pérdida de centralidad del trabajo asalariado, la progresiva autonomización, descentralización y desarrollo en red del proceso de producción social, así como la instauración de normas cada vez más individualizadas, y por lo tanto aleatorias, comportan los nodos fundamentales de la transformación económica y social en curso. Si bien el trabajo continúa organizándose en la empresa y en la fábrica, debemos reconocer que se presenta también, de manera frecuente y generalizada, por fuera de ella. Las fronteras laborales se han extendido y vuelto más flexibles, incorporando ahora, sin mediaciones, aquellos espacios de vida y de reproducción social que en el pasado estaban excluidos, al ser considerados improductivos y no explotables para la generación de plusvalor y, por tanto, de ganancias<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn21" name="_ftnref21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[21]</span></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal">Toda apuesta y posibilidad de salir de la crisis no puede, entonces, ser reconducida al proyecto de una eventual instauración de un nuevo compromiso entre capital y trabajo y la creación de instituciones capaces de limitar el poder de las finanzas y de restablecer el vínculo fordista entre salario y productividad, asegurando de esa manera un desarrollo armónico de las normas de producción y de consumo propias de un capitalismo basado ahora en lo inmaterial y el conocimiento. Recuperar una lectura <u>“subjetiva”</u> sobre la construcción de un <i>welfare</i> de nuevo tipo significa poner en el centro del análisis el trabajo vivo; perspectiva que debe retomarse si se trata de comprender la dinámica de los cambios actuales.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Asistimos a una <i>metamorfosis de la relación salarial<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn22" name="_ftnref22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[22]</span></b></span></span></a></i> traducida en modificaciones en la naturaleza del trabajo -hoy afectivo, relacional, comunicativo, cognitivo-, basado en la cooperación, mientras trasciende las fronteras fabriles para extenderse al conjunto de la sociedad. Mutación central que ha impactado sobre las modalidades de intervención estatal y validez socialmente productiva del propio estado de bienestar. Transformaciones que, como tales, no son reconocidas por aquellos sectores enrolados en lo que pudiera llamarse izquierda, ya que sus análisis se limitan a abordar dichos cambios como simples efectos de equivocadas políticas neoliberales y cuya superación requeriría de un viraje de política económica con fuerte participación estatal. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><i><span lang="ES"> </span></i></p><p class="MsoNoSpacing"><i><span lang="ES">Capitalismo cognitivo.<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES"> </span></p><p class="MsoNoSpacing">Estamos frente a un proceso histórico de radical transformación que, iniciado a mediados de la década de los 70´s, se profundizó en el último cuarto de siglo pasado, sin dejar de manifestarse en estas dos primeras décadas del nuevo siglo XXI, y que ha determinado la virtual desaparición de la sociedad industrial, como la conocíamos, y el surgimiento de un capitalismo cognitivo. Con el concepto de capitalismo cognitivo designamos un sistema de acumulación donde el trabajo intelectual e inmaterial deviene el valor dominante. Resultado de un proceso de reestructuración a través del cual el capital tiende a absorber y someter de manera parasitaria la condición colectiva de la producción de conocimiento, sofocándo aquel potencial emancipatorio inscripto en la sociedad del <i>general intellect</i>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Dos argumentos esenciales caracterizan de manera adecuada la génesis del nuevo capitalismo. El primero es que el motor esencial, origen y punto de partida, de una <u>economía fundada sobre el conocimiento</u> se encuentra en la potencia del trabajo vivo. El segundo argumento sostiene que la principal fuerza creadora en las NTIC no proviene de una dinámica empujada por el capital. Ella reposa sobre la constitución de la red social de la cooperación del trabajo, portadora de una organización alternativa, tanto en la empresa cuanto en el mercado, como forma de coordinación de la producción. Es posible afirmar entonces que la formación de una economía fundada en el conocimiento precede y se opone, tanto desde el punto de vista lógico como histórico, a la génesis del capitalismo cognitivo. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El enfoque del capitalismo cognitivo, frente a las teorizaciones dominantes de la <i>economía basada en el conocimiento</i>, constituye una doble inversión tanto a nivel conceptual como metodológico. En primer lugar, rescatar el término "capitalismo" significa indicar la permanencia, más allá de toda variación, de los <i>invariantes</i> del sistema capitalista. En particular, el papel determinante del beneficio y la relación salarial, es decir las diferentes formas de trabajo sobre las que descansa la extracción de plusvalía. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En segundo lugar, el término "cognitivo" saca a la luz la nueva naturaleza del trabajo, las fuentes de valor y las formas de propiedad que apoyan ahora la acumulación de capital y las contradicciones que esto genera. </span><span lang="ES">Mientras que el capital llamado intangible e intelectual se afirma como la principal forma de capital productivo, al mismo tiempo, el producido adquiere también características inmateriales, en oposición al carácter material del producido en el capitalismo industrial, <i>producción de</i> <i>mercancías por medio de mercancías</i>. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">En términos del modo de acumulación, la cuestión central del desarrollo del capital se centra cada vez más en controlar la producción de conocimiento y su transformación en bienes, a la par que se basa en mecanismos extractivos de renta: crecimiento de las finanzas y de los derechos de propiedad intelectual (patentes, derechos de autor y marcas). Las </span><span lang="ES-TRAD">contradicciones del nuevo capitalismo se manifiestan tanto en la relación entre trabajo y capital (en la esfera de producción y circulación) así como, de manera cada vez más aguda, en el antagonismo entre la naturaleza social de la producción y la naturaleza privada de la apropiación. Por lo que el significado y las apuestas de la actual transformación del capitalismo no se encuentran, de hecho, en la simple constitución de una economía fundada en el conocimiento, sino en la formación de una economía basada en el conocimiento, enmarcada y subsumida por las leyes de la acumulación de capital. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Este proceso de reestructuración se apoya sobre una nueva fase de <i>desocialización</i> de la economía, una nueva fase de acumulación primitiva de capital que se desarrolla según una lógica, que sigue cuatro objetivos esenciales: a) la captación del valor asentada en la cooperación del trabajo, cada vez más exterior y autónoma con respecto al capital. Como si el movimiento para fomentar la cooperación laboral fuera acompañado por un movimiento paralelo para potenciar el capital en la forma abstracta, eminentemente flexible y móvil del capital monetario; b) la progresiva mercantilización de las instituciones del welfare state, mediante la colonización gradual de los bienes comunes representados por el conocimiento y la vida, en particular, gracias al fortalecimiento de los derechos de propiedad intelectual y las políticas de control de la vida, lo que Marx describiera como estrategia para mantener por la fuerza la primacía del valor de cambio por sobre la riqueza; c) la individualización y precarización de la relación salarial, como manera de recuperar control, ante una fuerza de trabajo cada vez más autónoma (crisis de la subsunción real), proceso de desocialización que igualmente potencia el desarrollo de la renta; d) los intentos de quebrar la unidad de la figura de la intelectualidad difusa, pretendiendo su segmentación, entre aquellos ligados a los sectores más rentables (finanzas y bancos, organismos de recaudación -AFIP-, start-up informáticos, plataformas digitales, actividades de investigación orientadas a las patentes) y los sujetos a los empleos más precarios de la nueva división cognitiva del trabajo, aquellos neo taylorizados de los sectores tradicionales y los nuevos servicios estandarizados (trabajo de cuidado, diferentes labores femeninas ligadas a la reproducción social). <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">En la edad del <i>General Intellect </i>(es decir, de la hegemonía del trabajo cognitivo en la producción capitalista), la nueva organización social del trabajo está condicionada por una creciente eficiencia productiva del trabajo cognitivo y, por tanto, por una primacía ontológica del trabajo vivo sobre el trabajo muerto en la relación de capital. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">De la doble función de la dirección capitalista del proceso de producción, en el sentido que Marx le asignaba, con respecto a su organización, por un lado, y el comando despótico con respecto a la extracción del trabajo excedente, por otro lado, sólo permanece este último. Y, paralelamente, en el capitalismo cognitivo, a diferencia del modelo industrial <i>smithiano</i> basado en la centralidad de la división técnica del trabajo dentro de las fábricas, la fuente de la "riqueza de las naciones" se basa, cada vez más, en la cooperación productiva que se desarrolla fuera de los recintos de las empresas. En resumen, en numerosos casos, hoy la valoración productiva del capital, dentro de las empresas, no se basa más en el papel efectivo que cumplía en la planificación de la organización del trabajo. Depende mucho más, y principalmente, del poder monetario de mando sobre el trabajo, apuntalando, en este sentido, la difusa frontera que se abre entre la renta y las ganancias.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing">El capitalismo ha vuelto productiva al conjunto de la sociedad. Es por ello que el beneficio, la ganancia capitalista ya no proviene de una fábrica aislada, sino de la producción social en su conjunto. Ya no es posible poder determinar el beneficio como la expresión monetaria del plusvalor, en la medida que la producción ha saltado las fronteras fabriles. Y todo ello porque ha cambiado la naturaleza del trabajo: cada vida se ha hecho integralmente productiva. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">La producción es hoy cada vez más social en dos sentidos. Por un lado, la producción se realiza en redes de cooperación. A su vez, ya no se puede circunscribir el resultado final de la producción simplemente a mercancías materiales o inmateriales; su producido reúne ahora también la producción de las relaciones sociales, en última instancia, de la propia vida humana. Este es el sentido otorgado al nuevo tipo de producción contemporánea, como producción <i>antropogenética</i> o <i>biopolítica</i>. La producción toma la forma del Común capitalista.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">La particularidad del capitalismo cognitivo es que su producido es, simultáneamente, producción de subjetividad, producción de relaciones sociales, soporte último material del Común. </span><span style="background-color: white;">Es el propio proceso productivo capitalista el que se ha modificado: a la producción en la fábrica se le superpone la organización postfordista de la explotación del <i>general intellect</i> sobre el conjunto de la sociedad y la captación del plusvalor socialmente producido mediante mecanismos financieros. Se ha modificado la forma de explotación y la modalidad de la extracción de la plusvalía. El valor producido no solo compete al trabajador individual sino que se asienta en la cooperación social puesta en juego, mientras que la apropiación del plusvalor ya no se produce como antes de manera directa como explotación directa del trabajo, sino que ahora toma la forma de apropiación por el capital como extracción del Común en cuanto constitución de la producción social total. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span style="background-color: white;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><i><span style="background-color: white;">Común como modo de producción. Commonfare o welfare del Común.<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNoSpacing"><span style="background-color: white;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing">En nuestras sociedades latinoamericanas, luego de la oleada privatizadora y neoliberal, es manifiesto que, a pesar de los esfuerzos y de las políticas de los últimos gobiernos, una masa importante de trabajadores, invisibilizados desde el punto de vista de las normativas laborales vigentes, permanecen por fuera de los clásicos espacios laborales. Lo que se ha modificado es la constitución <b>material</b> de nuestros países en la medida que se ha alterado radicalmente el sistema de relaciones industriales. Asistimos a una progresiva degradación del trabajo dependiente y, simultáneamente, a una fragmentación del trabajo. La organización del trabajo post fordista vuelve casi prácticamente impracticable toda una serie de normativas que reglamentaban los conflictos y las negociaciones laborales típicas del período precedente.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn23" name="_ftnref23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[23]</span></span></span></a> <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Hablar del <i>Común</i> es poner en juego la distinción entre lo público y lo privado. No resulta extraño que, frente a la práctica del socialismo real y del estado de bienestar capitalista, la idea y concepción del <i>común</i> adopte abordajes equívocos. Si el socialismo real, confundió lo público con lo estatal, reduciendo el común a lo estatal al confundir simultáneamente el común con lo público, la práctica del estado de bienestar capitalista, que desarrolló lo público como dispositivo asociado al <i>welfare state,</i> asimiló igualmente lo público a lo común, confundiendo ambos espacios. <span lang="ES">Con el crecimiento del fordismo y el Estado keynesiano, la dialéctica entre lo público y lo privado se volvió tan inclusiva, que la organización de la solidaridad en sí, se aparece, cada vez más, mediada por la organización burocrática del estado de bienestar. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing">Para Negri y<i> cia</i>,<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn24" name="_ftnref24" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[24]</span></span></span></a> por el contrario, tanto el proyecto como la definición del Común consisten en exceder los conceptos de privado y de público, superando ambas categorías al interior de una gestión común. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">El Común se constituye en el terreno mismo de la materialidad asociada a la actividad laboral en el capitalismo cognitivo, bajo la forma de la cooperación y del trabajo en red. En efecto, para el trabajador inmaterial, el Común representa no sólo la condición material de su actividad –actividad que se ejerce necesariamente en interdependencia- sino las de su mismo resultado, mediado por la diversidad y la complejidad de vinculaciones, intervenciones y transacciones que produce, al mismo tiempo que realiza su actividad. La constitución del Común reenvía siempre a una multiplicidad; no desemboca en una unidad de acción, sino que se despliega bajo la forma de un <i>agenciamiento</i>, múltiple y transversal, pluralizado y singularizado. No puede ser asociado a algo estático ni referido a un trascendental. Es una relación de apropiación y de redistribución que va de la singularidad a la multiplicidad y desde la multiplicidad a la singularidad, en un círculo virtuoso de potenciamiento singular y colectivo. Que se produce en la inmanencia de la cooperación y que, en la inmanencia de la cooperación, produce de manera libre y autónoma el propio derecho. Se trata de un proceso contradictorio y abierto donde se pone en cuestión las relaciones de producción a través de la tensión, siempre abierta, entre la captura capitalista de la diferencia y el desarrollo autónomo de la parcialidad subjetiva.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La ontología, la base ontológica históricamente determinada de la actualidad del Común no se encuentra, de hecho, principalmente, en la naturaleza intrínseca y las características particulares de ciertos bienes. Radica, en cambio, en la capacidad de autoorganización del trabajo, una capacidad que en el capitalismo contemporáneo se basa en la autonomía potencial de la cooperación en el trabajo cognitivo y en el desarrollo de la inteligencia colectiva (<i>general intellect</i>).<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En este sentido, el Común es siempre una construcción social y política, ya sea bajo su forma de organización, así como para la elección de los criterios que seleccionan o no ciertos recursos, bienes o servicios para el estatuto de bienes comunes.</span><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn25" name="_ftnref25" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[25]</span></span></span></a><span lang="ES-TRAD"> Por lo tanto, lo Común puede en principio referirse a la gestión de cualquier tipo de bienes o recursos (ya sean competitivos o no competitivos, excluibles o no excluibles, materiales o inmateriales). <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Lo Común, el Común debe pensarse, en términos económicos marxistas, como un verdadero <b>"modo de producción"</b> emergente o sistema económico en devenir. No debe ser pensado simplemente en términos de bienes comunes o de los <i>commons</i>.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn26" name="_ftnref26" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[26]</span></span></span></a> Es el portador de una alternativa tanto a la hegemonía de la lógica burocrática administrativa del estado, como a la economía de mercado capitalista, como principio de coordinación de la producción y del comercio en el sentido marxista del término, una tensión cada vez más aguda entre dos elementos claves: (1) la naturaleza de las relaciones de producción, de propiedad y de apropiación del valor cada vez más parasitarias del capitalismo cognitivo, por un lado; y (2) las fuerzas productivas vivas de una economía basada en el conocimiento y la <i>producción de humanos para y por los humanos</i>, por otro lado, economía que contiene, dentro de sí, la posibilidad de superar el orden capitalista.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">Por un lado, este concepto establece un principio general de la autonomía o auto gobierno de la sociedad, que hace idealmente que la democracia descienda a la esfera de la economía y de las decisiones estratégicas relacionadas con las preguntas: ¿cómo producir? ¿qué producir? ¿para quién? Igualmente se funda sobre la condición de no apropiables de los instrumentos de producción y recursos materiales e inmateriales, de los que depende la producción y reproducción económica de la sociedad. Esta es una ruptura fundamental con respecto a los sistemas fundados en el par estado-mercado donde la democracia se ve relegada al nivel político de la democracia representativa y completamente separada de la esfera económica, una esfera donde las decisiones estratégicas se asientan en la propiedad pública y/o privada, propiedad que ambas esferas comparten bajo el principio de la propiedad absoluta. Así como del modelo de socialismo real, donde la propiedad económica real, la <i>posesión</i> según Bettelheim, era el monopolio de una casta burocrática. </span><span lang="ES-TRAD">Se trata de entender que el Común en singular, en cuanto modo de producción, no se presenta en estado puro, sino que se inscribe en lo que la tradición marxiana denomina <i>formación económica social,</i> fundada sobre la articulación jerárquica entre diferentes modos de producción.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn27" name="_ftnref27" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[27]</span></span></span></a> Se presenta más bien, como dice Marx, como un nuevo modo de producción en vías de surgimiento que se desenreda en el seno del capitalismo y que puede devenir dominante con relación a la lógica del Estado y de la economía capitalista de mercado. Donde uno de los aspectos salientes del modelo productivo del Común es, precisamente, ser portador del conflicto capital-trabajo, bajo una redefinición ecológica y no productivista de la relación entre el hombre y la naturaleza.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn28" name="_ftnref28" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[28]</span></span></span></a> </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Pe</span>ro igualmente el común es la construcción de un espacio de <b><u>resistencia</u></b> al interior de este nuevo horizonte; en ese sentido, el común se entiende como expresión de la lucha biopolítica. Como la forma en que las subjetividades pueden componer sus diferencias, dejando de lado aquello que las vuelve idénticas, e incorporando aquello que momentáneamente las articula, según una relación de fuerzas que las determina y de las que buscan liberarse. <i>“..transversalidad de las luchas,…, en un horizonte no de unificación pero de composición de la diversidad de los movimientos, de las situaciones locales en sus propias diferencias</i>” <a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn29" name="_ftnref29" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[29]</span></span></span></a>.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Por todo ello, el Común no puede ser reducido a una política perteneciente a los servicios públicos o a la prestación de algún servicio universal, ya que su alcance no se limita a aquellos bienes y servicios libremente accesibles, aunque pueda transitoriamente adquirir esa forma. Es <u>expresión de una biopolítica</u>, como poder capaz de articular la interactuación de las múltiples singularidades. Se constituye como una trama y mallado, tras una verticalidad que no puede confundirse con jerarquizaciones, como nudos pertenecientes a una red entrecruzada en fin, como una condensación, imposible de ser reducidos al Uno. <span lang="ES-TRAD">El devenir hegemónico del Común en la organización social, no significará necesariamente la desaparición de la institución del welfare state y sus garantías, sino la transformación de su modo de gestión mediante el desarrollo de mecanismos de democracia directa y de coproducción que permitan la transición de un modelo estatista hacia otro de Commonfare. </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><i><span lang="ES-TRAD">Instituciones del Commonfare<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En el debate socioeconómico actual, es posible distinguir dos conceptos básicos sobre el welfare que atraen más que otros la atención de académicos y políticos: el workfare ajustado más a las políticas neoliberales y, alternativamente, el welfare público, de origen keynesiano. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El primero se basa en una ayuda, ante la falta de trabajo, proyectado como subsidio de asistencia alimentaria temporal frente al desempleo creciente. Este welfare habría de cobrar enorme impulso luego de la crisis de 2001 con la implementación del Plan Jefes y Jefas de Hogar (PJJH) procurando reforzar y extender la red de seguridad en tiempos de crisis. Adoptando luego, en los años siguientes, el nombre del Plan Argentina Trabaja. Se trata, en todos los casos, de un subsidio al desempleo, en algunos casos con contraprestación laboral, que ha adquirido el carácter casi de permanente. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Con características de permanentes se sumaron posteriormente las siguientes figuras de la seguridad social: <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Asignación Universal por Hijo (AUH): implementada desde 2009 se trata de una prestación no contributiva destinada a niñas, niños y adolescentes menores de 18 años, hijos/as de trabajadores en el sector informal o desempleados que beneficia a personas desocupadas; a trabajadores en la economía informal con ingresos iguales o inferiores al salario mínimo, vital y móvil; a monotributistas sociales; a trabajadores del servicio. Se trata de una política que incluye condicionalidades en educación y salud, sin ser universalista</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Salario Social Complementario (SSC) que alcanza a los adherentes de la CTEP (Trabajadores de la Economía Popular) trabajadores que generan su propio empleo para sobrevivir, aunque no les alcanza para su manutención. Se trata de un complemento de ese salario informal, para alcanzar el monto del Salario Mínimo Social garantizado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">IFE: El Ingreso familiar de emergencia (IFE), puesto en marcha en abril 2020, es una prestación monetaria de carácter excepcional destinada a compensar la pérdida o grave disminución de ingresos de personas afectadas por la situación de emergencia sanitaria, trabajadores autónomos inscriptos en el régimen de Monotributo (categoría A y B), Monotributistas sociales, Trabajadores de casas particulares y Trabajadores informales. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La crisis desatada por el CVD-19 agudizó la necesidad de reestructurar el sistema de welfare existente enfatizando su urgencia. Y es en este punto donde suenan nostálgicas voces en defensa del estado de bienestar keynesiano. Se trata de una idea de bienestar, de welfare, que olvida el hecho que hoy el welfare es un modo de producción y, como tal, deja de lado los dos elementos principales que caracterizan la fase actual del capitalismo biocognitivo: <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">• la <u>precariedad</u> y la <u>deuda</u> como dispositivos para el control social y la dominación, capaces de sostener la subsunción vital del trabajo por el capital; <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">• la reapropiación (en términos de distribución) de la riqueza que proviene de la cooperación social y el intelecto general (general intellect). <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En cuanto al primer punto, si bien la figura del trabajador asalariado industrial se mantiene en numerosas geografías del mundo, debemos reconocer que languidece de una manera casi irreversible, no sólo en los países más avanzados, sino también en nuestros países latinoamericanos, a expensas de una variada multitud de trabajadores para-subordinados y autónomos atípicos y precarios, cuyas habilidades de organización y representación están cada vez más limitadas por la prevalencia de la negociación individual. La prioridad del individuo sobre la negociación colectiva vacía y debilita la capacidad de representación de los sindicatos tradicionales. Basta recordar los casi 11 millones de beneficiarios anotados para percibir el llamado IFE. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Por otra parte, es evidente que, en tiempos de crisis, la condición precaria se ve reforzada por el peso creciente de una condición de deuda, generando un círculo vicioso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En cuanto al segundo punto, la existencia de economías de aprendizaje y de red conforman hoy las variables que dan origen y sustentan los aumentos de productividad. Ya hemos adelantado que se trata de una productividad que siempre proviene de la explotación de los bienes comunes y públicos, derivada de la cooperación social puesta en juego en el proceso laboral.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">De ello se deduce que, en este contexto, una redefinición de las políticas de bienestar debería ser capaz de responder a aquella prestación inherente al capitalismo biocognitivo: la relación inversa existente entre la precariedad de la vida y la cooperación social como fuente de valor. Más específicamente, es necesario remunerar la cooperación social, por un lado, y fomentar formas de producción social, por el otro. Aspectos que constituyen los tres pilares o instituciones principales de lo que llamamos el <i>commonfare</i> o el <i>welfare del común</i>.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn30" name="_ftnref30" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[30]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><u><span lang="ES-TRAD">Renta básica</span></u><span lang="ES-TRAD">. La remuneración a la cooperación social implica la introducción, a nivel individual, de un ingreso básico incondicional (IBI), para todos aquellos que vivan en el territorio, independientemente de su estado profesional y civil. El ingreso básico debe entenderse como una suerte de compensación monetaria, como remuneración de la productividad social y del tiempo productivo, es decir de producción, que no está certificado en el contrato de trabajo existente. </span>Vale decir un salario social ligado a una contribución productiva hoy, no remunerada ni reconocida. <span lang="ES-TRAD">Se trata de una calificación no reconocida cuando se habla de ingreso básico ciudadano. Al considerar al IBI un <i><u>ingreso primario</u></i>, descartamos toda lectura asociada al asistencialismo, ya en el caso de una lógica asociada de manera selectiva al trabajo, ya a la de bienestar público keynesiano. Definitivamente, el ingreso básico, al que nos referimos no es un subsidio. Y esta distinción es importante, ya que quienes definen el ingreso básico como una mera forma de subsidio, J. Bergoglio y J. Grabois incluidos -al reclamar un salario universal para los precarios del sector informal-, no han entendido, o no quieren entender, que los procesos de acumulación de valorización del capitalismo contemporáneo se modifican profunda y estructuralmente, al punto de incorporar la vida misma como un factor de producción. Precisamente porque nos movemos desde una perspectiva de distribución (y no redistributiva), esta medida debe ir acompañada de la introducción de un salario mínimo, para evitar un efecto de sustitución del salario por un subsidio en favor de las empresas y en perjuicio del trabajador. Por otra parte, el carácter de incondicional permite al trabajador la posibilidad de rechazar algún trabajo no deseado o pesado, afectando las condiciones laborales, y abriendo perspectivas de liberación, que van mucho más allá de la simple medida de distribución. De hecho, contrario a los enfoques en términos del fin de trabajo, la crisis actual de la norma de empleo fordista está lejos de significar una crisis del trabajo como la principal fuente de producción de valor y riqueza (no mercantil). Por el contrario, el capitalismo cognitivo no es solo una economía intensiva en el uso del conocimiento, sino que, al mismo tiempo, y quizás incluso más que en el capitalismo industrial, constituye una economía intensiva en el trabajo, aunque esta nueva dimensión del trabajo a menudo escapa a la medición oficial. El ingreso basico contribuye, por otra parte, a fortalecer la lógica de la desmercantilización de los sistemas de protección social, adaptando las prestaciones sociales a las nuevas formas de trabajo, ahora excluidas, como el caso de los trabajos precarios. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El ingreso básico universal o incondicional reconoce la hibridación contemporánea que, bajo el capitalismo cognitivo, se produce entre tiempo de vida y tiempo de trabajo en el proceso laboral, cualidad que pulveriza la relación canónica salarial fordista. En efecto, el tiempo de trabajo inmediato dedicado a la producción, durante las horas de trabajo oficiales, se convierte en sólo una fracción del tiempo de producción social. Por su propia naturaleza, el trabajo cognitivo se presenta, de hecho, como la combinación compleja de una actividad de reflexión, comunicación, intercambio relacional y de conocimiento, que tiene lugar tanto dentro como fuera de las empresas y del tiempo de contrato laboral. En consecuencia, los límites tradicionales entre trabajo y no trabajo son borrosos, generando una dinámica contradictoria. Por un lado, el ocio ya no se reduce a aquella función de terapia, asociada a recuperar la capacidad energética de la fuerza laboral. Hoy la reproducción de la fuerza de trabajo adquiere características sociales trascendiendo las fronteras familiares. Como recuerda C. Morini referenciándose en el papel femenino, la reproducción social cumple las funciones de <i>"ama de casa del capital"</i>.</span><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn31" name="_ftnref31" title=""><sup><sup><span style="font-size: 11pt;">[31]</span></sup></sup></a><sup> </sup><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD" style="background-color: #f8f9fa;"> </span><span style="background-color: #f8f9fa;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing">El segundo pilar del <i>commonfare</i> se refiere a la <u>gestión de los bienes comunes y del común</u>, donde debemos hacer una diferencia, distinguiendo entre bienes comunes y común.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">La idea del <i>commonfare</i> implica, como prerequisito, la reapropiación social de las ganancias derivadas de la explotación del común (reproductivo y cognitivo) y de los bienes comunes que están en la base de la acumulación actual. Esta reapropiación no requiere que la propiedad privada necesariamente se haga pública (en el sentido de "estado"). En cuanto a los servicios básicos como salud, educación y transporte, que ahora están cada vez más privatizados, el objetivo es alcanzar una gestión pública de su uso como valor de uso frente a cualquier intento de mercantilización.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Pero si nos referimos al común, la imagen es diferente, ya que desde el común sustentado en la cooperación social y el intelecto general surgen los nuevos bienes comunes intangibles y la posibilidad de su gestión. La única forma de gestionar el común es 1a autoorganización, autonomía y configuración de un régimen de valorización diferente. Sobre esta base Marazzi lo define como <i>"una producción del hombre por el hombre"</i>.<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn32" name="_ftnref32" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[32]</span></span></span></a><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">El <i>welfare</i> del común presupone autonomía e independencia, por lo tanto, requiere la activación de procesos de autoorganización o autogobierno. Aunque estas prácticas que se promueven en el interior, se sabe, requieren tiempos de experimentación y no siempre son productivas de inmediato. En este sentido, es esencial garantizar una sostenibilidad totalmente autónoma para evitar procesos de subsunción. Desde este punto de vista, el <i>welfare</i> del común, el <i>Commonfare</i>, presupone una propia <i>autocapitalización</i>, en dirección opuesta a la creciente y generalizada fabricación, dirigida a la producción de valor de uso, como una alternativa a la producción de valor de cambio. De ello se deduce que el welfare del común, <i>Commonfare</i>, sólo puede ser financieramente autónomo si se inserta dentro de un circuito monetario que a su vez es independiente de los dictados y las imposiciones de las convenciones financieras dominantes.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">La <i><u>moneda del común<a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftn33" name="_ftnref33" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><u><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">[33]</span></u></b></span></span></a></u></i> es, por lo tanto, la expresión del welfare del común y define su marco de implementación. Es ésta la tercera institución del Commonfare.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">Estos tres aspectos, entre otros, destacan una perspectiva de superación de la lógica productiva capitalista en su dimensión de valorización más inmaterial. </span><span lang="ES-TRAD">Es posible, gracias al crecimiento de los sectores "inmateriales", pensar realmente en formas alternativas de producción, compatibles con las limitaciones ambientales, respetuosas de la naturaleza humana. En resumen, el <i>commonfare</i> podría favorecer, mejor que cualquier otra política económica e industrial ad hoc, una mejor gobernanza que la actual fase <i>antropocena-capitolocena</i> donde la vida ocupa el lugar central del proceso de acumulación y explotación y, por lo tanto, de valorización.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Los apuntes propuestos persiguen incorporar puntos de vista que contribuyan a </span><span lang="ES-TRAD">prefigurar nuestro mundo por venir, a partir de tendencias presentes en la actual situación económica. A caballo de la crisis del neoliberalismo y de la pandemia, resulta manifiesto el reconocimiento generalizado de la salud como bien común, el surgimiento de un gasto público como terreno indispensable para el capital -más allá del discurso humanitario de ayuda a los más necesitados-, así como la reflexión sobre la importancia creciente del capitoloceno, y sus devenires en el cambio climático y modelos de desarrollo. Y donde las tendencias al autoritarismo y el control social nos convocan a movilizarnos contra su inercia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La salud abre el campo de discusión sobre el perfil del nuevo (¿?) welfare, sin dejar de lado la intervención sobre el gasto público con relación al ingreso básico incondicional. Last but not least, la reproducción social y el cuidado, como instituciones impulsadas por el movimiento feminista global, aparecen como espacios cruciales a incorporar en el diseño de nuevos espacios comunes, públicos, pero no estatales, alejados de toda contaminación patriarcal. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> César Altamira Bs. As., 10-05-2020<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></p><div><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></a> <span lang="EN-US">International Monetary Found, World Economy Outlook, Chapter One, The Great Lockdown, Abril 2020.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn2"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></a> <span lang="ES">N. Klein, <i>“La gente habla sobre cuando se volverá a la normalidad, pero la normalidad era la crisis”</i>, entrevista de A. Lujan, D. Moreno, 1-04-2020. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn3"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></a> <span lang="ES">G. Agamben, <i>L’épidémie montre clairement que l’état d’exception este devenue la condition normal</i>, Le Monde, 24-03-2020.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn4"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></a> <span lang="ES">S. Zizek, <i>Un golpe tipo “Bill Kid” al capitalismo</i>, </span><a href="https://ctxt.es/es/20200302/Firmas/31443/Slavoj-Zizek-coronavirus-virus-sistema-Orban-comunismo-liberalismo.htm"><span lang="ES">https://ctxt.es/es/20200302/Firmas/31443/Slavoj-Zizek-coronavirus-virus-sistema-Orban-comunismo-liberalismo.htm</span></a><span lang="ES"> 20-03-2020<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn5"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></a> E. Dussel, Cuando la naturaleza jaquea la orgullosa modernidad, <span lang="ES">La Jornada, 4 de abril 2020.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn6"><p class="MsoNoSpacing"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[6]</span></span></span></a> <span lang="ES" style="font-size: 10pt;">Tipo de estímulo monetario de último recurso, que implica imprimir grandes sumas de dinero y distribuirlo al público para alentar a las personas a gastar más y así impulsar la economía. Lo que se conoce como poner dinero en el bolsillo de la gente. Fue M. Friedman quien en 1960 acuñó este nombre describiendo, a través de una metáfora, el efecto inflacionista que provocaría tirar dinero desde los helicópteros a los ciudadanos.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn7"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[7]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Foucault, Vigilar y castigar, Bs. As. Siglo XXI, 1976. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn8"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[8]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 120.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn9"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[9]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 121.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn10"><p class="MsoNoSpacing"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[10]</span></span></span></a> <span lang="ES" style="font-size: 10pt;">C. Marazzi, Ver Commonware.org Entrevista de G. Molinari, S. Cominu, “Tra emergenza e coronopticon. Tendenze e contraddizioni del capitalismo in crisi”, </span><a href="http://www.commonware.org/index.php/neetwork/940-tra-emergenza-e-coronopticon-tendenze-e-contraddizioni-del-capitalismo-in-crisi"><span lang="ES" style="font-size: 10pt;">http://www.commonware.org/index.php/neetwork/940-tra-emergenza-e-coronopticon-tendenze-e-contraddizioni-del-capitalismo-in-crisi</span></a><span lang="ES" style="font-size: 10pt;"> 6-04-2020.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn11"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[11]</span></span></span></a> G. Griziotti, Neurocapitalismo-Mediazioni technologiche e linee di fuga, Milan, Mimesis, 2016. <i>La biohipermedia es el ambito de interacción e integración de las TIC con la esfera de la vida. Esto se realiza al combinarse las dos grandes revoluciones tecnoilógicas recientes; internet y la telefonía celular móvil. Pag. 121.</i><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn12"><p class="MsoNoSpacing"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[12]</span></span></span></a> <span lang="ES">G. Griziotti, COVID-19 e human tracking, en effimera.org. </span>http://effimera.org/covid-19-e-human-tracking-di-giorgio-griziotti-1/<span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn13"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[13]</span></span></span></a> <span lang="ES">G. Agamben, <i>El distanciamiento social</i>, </span><a href="https://lavoragine.net/distanciamiento-social-agamben/">https://lavoragine.net/distanciamiento-social-agamben/</a> <span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn14"><p class="MsoNoSpacing"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[14]</span></span></span></a> <span lang="ES">G. Agamben, Una pregunta, </span><u><span style="color: #4472c4; font-size: 10pt;">https://lavoragine.net/una-pregunta-giorgio-agamben/</span></u><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn15"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[15]</span></span></span></a> <span lang="ES">F. Berardi Bifo, </span><span lang="ES" style="background-color: white; font-family: Times;"> </span><i>Crónica de la posdeflación</i><span style="background-color: white; font-family: Times;">,<span class="apple-converted-space"> </span></span><em><span style="font-family: Times;">Mundo Nuestro</span></em><span style="background-color: white; font-family: Times;">, 19/3/20,<span class="apple-converted-space"> </span></span><span style="color: #4472c4;"><a href="http://mundonuestro.mx/index.php/autores/item/2303-franco-berardi-bifo-cronica-de-la-psicodeflacion" target="_blank"><span style="color: #4472c4; font-family: Times;">http://mundonuestro.mx/index.php/ autores/item/2303-franco-berardi-bifo- cronica-de-la-psicodeflacion</span></a></span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn16"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[16]</span></span></span></a> <span lang="ES">R. Zibechi, <i>A las puertas de un nuevo orden mundial,</i></span><span lang="ES"> </span><u><span style="color: #4472c4;">https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/geopolitica-china-estados-unidos-union-europea-a-toda-velocidad-hacia-el-caos-sistemico</span></u><u><span lang="ES" style="color: #4472c4;"><o:p></o:p></span></u></p></div><div id="ftn17"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[17]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 120.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn18"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[18]</span></span></span></a> <span lang="ES">B. Quattrocchi, P. Scanga, Il virus e il terremoto sotto il pavé della finanza, Dinamopress, https://www.dinamopress.it/news/virus-terremoto-pave-della-finanza/<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn19"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[19]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ver entrevista a A. Fumagalli en effimera.org http://effimera.org/intervista-ad-andrea-fumagalli-sugli-effetti-socio-economici-del-covid-19-di-extinction-rebellion/<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn20"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[20]</span></span></span></a> <span lang="ES">G. Arrighi, El largo siglo XX, Madrid, Akal, <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn21"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref21" name="_ftn21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt;">[21]</span></span></span></span></a><span style="font-size: 9pt;"> </span><i>"La manera como el capital ha tenido exito en aumentar la productividad a partir de un trabajo necesario reducido al mínimo por la automatización y la informatización, ha sido salir de la relación salarial apropiándose de una serie de actividades cuya contribución a la valorización del capital permite liberarse de los límites que la relación salarial impone a los aumentos de productividad. Es con el aumento del volumen de trabajo extrasalarial, o no reglamentado, que uno puede obtener hoy aumentos continuos de la productividad comprimiendo el trabajo vivo social."</i> <span lang="IT">Et vogue l'argent, Christian Marazzi, Editions de l'aube, pág. 92, Paris, 2003.</span><span lang="IT" style="font-size: 9pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn22"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref22" name="_ftn22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[22]</span></span></span></a> <span lang="ES">R. Castel, Las metamorfosis de la cuestión social, Bs. As. Paidos, 2004, pág. 327.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn23"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[23]</span></span></span></a> Basta recordar que en nuestro país sólo el 25 % de la fuerza de trabajo se encuentra sindicalizada. es decir, responde a normativas laborales como las Convenciones Colectivas de Trabajo. La mediación el Contrato Colectivo de Trabajo podía funcionar porque la subjetividad en esta fase se apoyaba en términos colectivos, es decir de clase, y los dispositivos jurídicos estaban confinados al interior de las diversas sociedades nacionales.<o:p></o:p></p></div><div id="ftn24"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref24" name="_ftn24" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[24]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Fumagalli, A. Giuliani, S. Lucarelli, C. Vercellone, T. Negri, Cognitive capitalism, welfare and labour. The commonfare hypothesis, New York, Routledge, 2019</span><span lang="ES" style="font-size: 10.5pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn25"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref25" name="_ftn25" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[25]</span></span></span></a> <span lang="ES">C. Vercellone, F. Brancaccio, A. Giuliani, P. Vattimo, Il comune come modo di produzione, Verona, Ombre Corte, 2017. Cap III</span><span lang="ES" style="font-size: 9pt;">. </span><i><span lang="ES">Comune e commons nella dinámica contradditoria tra un’economia fondata sulla conoscenza e capitalismo cognitivo<o:p></o:p></span></i></p></div><div id="ftn26"><p class="MsoNoSpacing"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref26" name="_ftn26" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[26]</span></span></span></a> Recordemos que <span lang="ES" style="font-size: 10pt;">durante el crecimiento de los llamados Treinta gloriosos, el concepto de los commons o bienes comunes, pareció hundirse definitivamente en el olvido de la historia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoFootnoteText"><span lang="ES"> </span></p></div><div id="ftn27"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref27" name="_ftn27" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[27]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, Cap. II, <i>Approcci del Comune al singulare e il Comune come modo di produzione,</i> pág. 67.</span><span lang="ES" style="font-size: 10.5pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn28"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref28" name="_ftn28" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[28]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 68</span><span lang="ES" style="font-size: 9pt;">.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn29"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref29" name="_ftn29" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[29]</span></span></span></a> <span lang="ES">J. Revel, </span><i>Diagnóstico, subjetivación, común, </i>en C. Altamira (comp) Política y subjetividad en tiempos de governance, Bs. As., Waldhuter, 2013, pág. 254. <span lang="ES" style="font-size: 9pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn30"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref30" name="_ftn30" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[30]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Fumagalli, Cos’e il commonfare, Commonfare Book Series, N* 2; C. Vercellone, Il reddito sociale garantito come reddito primarie, Quaderni di San Precario N* 5; L. Baronian, C. Vercellone, Moneda del común e ingreso social garantizado, en C. Altamira (comp.) op. Cit. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn31"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref31" name="_ftn31" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[31]</span></span></span></a> <span lang="ES">C. Morini, Riproduzione sociale, Quaderni di San Precario N* 4. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn32"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref32" name="_ftn32" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[32]</span></span></span></a> <span lang="ES">C. Marazzi, </span><i>“L’ammortamento del corpo machina</i>, Revista Posse: <em>La clase a venire</em>, Roma, 2007. En realidad el término de “producción del hombre por el hombre pertenece a Robert Boyer en <em>La croissance debut de siecle. De l’octet au gene</em>. Albin Michel, Paris, 2003. <span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn33"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://C0EC92B5-6942-485A-B633-72A8DF44F303#_ftnref33" name="_ftn33" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[33]</span></span></span></a> <span lang="ES">L. Baronian, C. Vercellone, Moneda del común e ingreso social garantizado, op. cit.<o:p></o:p></span></p></div></div>Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-62876513674330732452021-05-08T22:12:00.001-03:002021-05-08T22:14:31.147-03:00¿Neoliberalismo vs neokeynesianismo? ¿O moneda del común?<p> <span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span><b style="font-size: 11pt;"><span lang="ES-TRAD">¿Neoliberalismo vs neokeynesianismo? ¿O moneda del común?</span></b></p><style class="WebKit-mso-list-quirks-style">
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</style><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">“El búho de Minerva solo levanta vuelo en el crepúsculo”. Esta enigmática frase fue escrita en 1820 por Friedrich Hegel, en el prefacio de su obra Lineamientos de la Filosofía del Derecho. Mediante esta misteriosa máxima, el filósofo alemán quiso expresar que realmente solo se llega a entender una era o momento histórico una vez que ésta ha concluido. El búho de Minerva, diosa griega de la sabiduría y el entendimiento, solo trae su mensaje a los mortales cuando el día ha terminado, simbolizando que los eventos históricos y las causas que llevaron a ellos solo se vuelven transparentes al final, en una leída retrospectiva. La pandemia ha trastocado no solo las formas de vida y la economía a escala global, sino, de alguna manera también, nuestras categorías interpretativas. De ahí la urgencia y la dificultad de una reestructuración teórica convincente. Lo único que podemos definir claramente, sin embargo, es el alcance de la crisis de producción y consumo, que un intervencionismo estatal redescubierto abiertamente deficitario busca remediar mientras asistimos a la emergencia de una contradicción entre el trabajo de los cuidados y los afectos y la custodia de los beneficios industriales y comerciales llevados al límite de la negación. Sólo queda el estímulo a presagios ontológicos extraídos de un presente tumultuoso asentados en una materialidad viviente.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><b><span lang="ES-TRAD"> </span></b></p><p class="MsoNoSpacing"><b><span lang="ES-TRAD">La situación presente: el devenir de la pandemia.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La Pandemia mundial ha empujado a los diferentes países del mundo a encontrar un equilibrio complejo entre poner un freno a la propagación del virus, recuperar la capacidad del sistema de salud pública, implementar las medidas de estabilización macroeconómica y sostener la sobrevivencia de las empresas en un contexto de abrupto descenso de los niveles de actividad. Independientemente de las maneras en que los países se comportan en una situación que no tiene precedentes ante lo que puede llamarse una <i>economía del virus</i>, se enfrentan a una Gran Interrupción que acelera las tendencias y provoca rupturas, al punto de agravar las condiciones de la crisis. Quizás podríamos indicar que este proceso de crisis pandémica se ha desarrollado de una manera más espectacular en los Estados Unidos y en Brasil, donde el virus ha causado desastres particularmente graves. ¿Es posible afirmar, siguiendo las herramientas metodológicas de la teoría de la regulación, que nos enfrentamos ante la crisis de un régimen de acumulación? Aunque sí decir que la crisis ha generado nuevas incertidumbres frente a las cuales las economías más desarrolladas no alcanzan a vislumbrar una salida cierta. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Los gobiernos de todo el mundo tuvieron que afrontar repentinamente una doble crisis gemela: la de una pandemia potencialmente mortal, que ponía, a su vez, sus economías en coma. Estos desafíos simultáneos se han impuesto en las más variadas sociedades en todo el mundo, como exigencia de una serie de actos de equilibrio sin precedentes, ante la “<i>economía del virus</i>”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Sin embargo, la pandemia plantea un verdadero desafío al liderazgo político: velocidad de reacción para ralentizar la propagación del virus y fuerte competencia y productividad en su gestión. En efecto, el bloqueo económico ha privado a una significativa proporción de personas y empresas de ingresos adecuados mientras permanecen en casa ysdeben pagar sus impuestos y servicios. Este fenómeno, al estimular una verdadera amenaza existencial para muchos, ha requerido grandes cantidades de asistencia inmediata, incitando a los gobiernos a organizar sustitutos de ingresos bajo formas de pagos directos únicos, subsidios salariales y / o prestaciones por desempleo. Bien saben los economistas y gobiernos que esta asistencia provocará un impacto en la economía, aunque se trata de superar igualmente la amenaza de un efecto multiplicador negativo de las reducciones del gasto empresarial y su impacto sobre los ingresos que, a su vez, provocarían más recortes del gasto, etc. El peligro de tal reacción en cadena es que arrastre como una avalancha y, por lo tanto, se convierta en una espiral de “deuda-deflación” que involucre ventas forzadas de activos, acumulación masiva de efectivo, congelamiento de crédito, impagos de deuda y caída de precios. Es este escenario el que debe contrarrestarse con un gasto público adicional (mejorar, por ejemplo, la capacidad adicional de la salud pública) para compensar la contracción del gasto del sector privado.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El coronavirus, si bien se propaga fisiológicamente de un ser humano a otro, también invade los intersticios sociales y se nutre de los conflictos sociales. De ese modo, intensifica las tendencias de inestabilidad pre-pandémicas y, en ocasiones, también rompe con las prácticas y configuraciones institucionales de larga data. Desde un punto de vista sociológico, la pandemia es también una historia de aceleraciones y rupturas de tendencias. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Por un lado, los bloqueos generalizados en todo el planeta durante el 2020 aceleraron cambios a favor de la actividad <i>on-line</i>, el trabajo desde la casa, las compras on-line y las reuniones en grupos virtuales. Este impulso a la economía digital, colosal bendición para los gigantes tecnológicos que ya son dominantes, apresurará el declive a largo plazo de las formas organizativas tradicionales volviéndolas obsoletas, incluidas las tiendas minoristas, los centros comerciales, el espacio de oficinas, los viajes de negocios e incluso los eventos científicos, así como las clases presenciales a medida que se afianza el aprendizaje digital. En este contexto, el quinteto de Google, Apple, Amazon, Facebook y Microsoft, ha prosperado, sobre todo gracias al enfoque de libre mercado de Estados Unidos. En China, más propensa al control digital de su población, </span>sus gigantes de Internet, como JD.com, Alibaba, Tencent y Baidu, deben trabajar en estrecha colaboración con el gobierno central, permitiendo que los teléfonos inteligentes de su población se conecten a una organización en línea, coordinada de manera centralizada y supervisando de manera estricta la actividad socioeconómica. Esta modalidad demostró ser una ventaja comparativa crucial en el establecimiento de un régimen eficaz de pruebas y rastreo de contactos con el que gestionar la pandemia. Por su parte, la Unión Europea, aunque carece de gigantes de Internet de cosecha propia, se esfuerza por desarrollar sus propias aplicaciones de rastreo de contactos, a menudo patrocinadas por el estado, al tiempo que implementa un enfoque regulatorio aparentemente más sensato y equilibrado para el Big Data como modelo para el resto del mundo. <span lang="ES-TRAD"> En fin, todas estas variantes no muestran más que las diferenciaciones de capitalismo para enfrentar la pandemia y sus consecuencias.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing">Sabemos que los bloqueos en todo el planeta han intensificado aún más la segmentación del mercado laboral, que ha sido una fuente de creciente desigualdad de ingresos durante las últimas tres décadas. En la casi totalidad de los países, el bloqueo dividió la fuerza laboral en tres niveles distintos. Un grupo privilegiado de profesionales, principalmente los denominados “trabajadores del conocimiento”, pasaron a trabajar en línea desde la casa y mantuvieron su salario completo. Los llamados trabajadores "esenciales", desde el personal hospitalario hasta los repartidores, pasando por los trabajadores de los comercios de comestibles, el personal del transporte público y otros productores necesarios de bienes (por ejemplo, alimentos) o servicios (por ejemplo, policía, reparto de correo), tenían que ir a trabajar todos los días, lo que fuera el riesgo de exposición al coronavirus, para que el resto de nosotros podamos seguir funcionando mientras estamos confinados en casa. El resto de la fuerza laboral simplemente dejó de trabajar o terminó trabajando mucho menos de lo que solía hacerlo, con una pérdida significativa de sus ingresos, que se extiende a la mayoría de los autónomos y propietarios de las pequeñas empresas. Hay una gran cantidad de trabajadores independientes, autónomos (en su mayoría jóvenes), trabajadores a tiempo parcial, trabajadores de la economía popular del conurbano, trabajadores ocasionales sin contrato y contratistas independientes, en su conjunto altamente vulnerables, a quienes se agregan los trabajadores migrantes en economías de mercados emergentes, para quienes el <i>cierre</i> reforzó de manera desastrosa la separación física entre sus oportunidades de empleo y la base de operaciones.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Uno de los grandes imponderables de la crisis que se desenvuelve actualmente es la posibilidad de que la inestabilidad financiera empeore gradualmente. Los niveles de deuda se están disparando en todas partes, tanto para las corporaciones que tienen que cubrir enormes brechas de flujo de efectivo, como para los gobiernos que terminan incurriendo en déficits mucho mayores. Aunque las tasas de interés se encuentran históricamente en niveles muy bajos a nivel global, los cargos por servicio de la deuda se volverán proporcionalmente más onerosos en el sector privado en relación con los ingresos que pueden mantenerse por debajo de los niveles pre-pandémicos durante bastante tiempo, ya que la omnipresencia del virus mina la confianza del público, al tiempo que requiere de precauciones que limitan la actividad. Por lo tanto, puede haber picos de incumplimiento de los préstamos que erosionen la salud de los bancos cuyos ingresos ya están deprimidos por una curva de rendimiento plana que se mueve gradualmente hacia un territorio de interés negativo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><b><span lang="ES-TRAD">Alternativas frente a la crisis pandémica.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">¿Cuál es la situación en la que nos hallamos? </span><span lang="ES-TRAD">El capitalismo vive desde hace ya largo tiempo -desde la crisis de Lemann Brother en 2008- una grave crisis sistémica provocada principalmente por la desenfrenada financiarización de la economía global y agravada, últimamente, por el <i>lock down</i>, producto de la pandemia. Frente a este panorama percibimos dos propuestas de salida diferentes y de extendida difusión pública. Por un lado, un progresismo latinoamericano que defiende la regulación del sistema financiero, la tributación de las transacciones en la bolsa, controles diversos en el mercado y el <i>retorno</i> del estado tras una perspectiva keynesiana. Por otro lado, apreciamos una configuración conservadora de derecha, que defiende el desmantelamiento del Estado regulador en favor de un modelo schumpeteriano asentado en el emprendedorismo (Estado del workfare), la autorregulación del mercado y, siguiendo las ideas de Hayek, la garantía de los derechos patrimoniales. Pero, simultáneamente, es posible hallar otra opción, acorde a las concepciones del obrerismo italiano, que escapa a estas valoraciones y plantea una disyuntiva acorde al nuevo tipo de capitalismo realmente existente, el <i>capitalismo bio-cognitivo</i>. Se trata </span>de reflexionar sobre la posibilidad de construcción y pensar un circuito financiero alternativo que pueda romper la hegemonía y la gobernanza financiera que se ejerce en nuestras vidas todos los días e i<span style="color: #222222;">ndica un cambio significativo en el terreno mismo en el que se desarrolla el conflicto social y político. No se trata, en los próximos tiempos, de luchar contra los "recortes" del gasto social, sino de orientar las luchas a un re direccionamiento de los recursos, estableciendo la forma en que se utilizarán. En este sentido la agenda política a diseñar no será la "resistencia", sino la batalla ofensiva por la reapropiación de partes significativas de la riqueza social.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Si la crisis financiera de 2008 desafió algunos de los pilares fundamentales de la ortodoxia económica, doce años más tarde, la pandemia Covid-19 ha puesto en el centro de la escena, como motivo de conversación pública, la naturaleza del dinero, de la moneda. En todo el mundo, la gente empieza a preguntarse de dónde vienen las copiosas cantidades, inexistentes hasta ese momento o negadas con vehemencia, según el dogma de la narrativa neoliberal predominante, apoyada en la ortodoxia. </span><span style="color: #202124; font-size: 21pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La crisis sanitaria y económica que vivimos ha llevado a la revisión del paradigma neoliberal que guiara las políticas fiscales y monetarias en las últimas décadas. La inyección de liquidez sin precedentes promovida por los bancos centrales, combinada con las medidas tomadas por los gobiernos en los meses de la pandemia, señalan un cambio en la estrategia general de gestión de la crisis. Además, se trata de los mismos organismos que en los últimos años dictaron e impusieron la austeridad y la contención de la deuda pública, y que hoy exigen medidas diferentes. Basta pensar en las declaraciones de Kristina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional, que invocó "un nuevo Bretton Woods”. ¿Es posible afirmar de manera definitiva que estamos ante el fin de la hegemonía neoliberal?</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En nuestro país se implementaron ayudas de emergencia -IFE y ATP- y diversas medidas para combatir la pandemia, que ampliaron el gasto público a niveles impensados, más allá de los recortes alcanzados durante el 2019. Según informes del BCRA, la emisión de moneda para financiar al Tesoro los gastos adicionales provocados por la pandemia alcanzó los 2 billones de pesos. El doble de todo el dinero que circulaba en el país a fines del 2019, necesario para solventar el déficit fiscal originado por los nuevos gastos. En el caso particular de Argentina el gobierno decretó una prolongada cuarentena que afectó de manera directa la producción, con ello la recaudación fiscal y, consiguientemente el déficit fiscal.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[1]</span></span></span></a>Al comienzo el exceso de pesos que no era aspirado por las Leliqs, se dirigía al sector externo; crecían las importaciones en medio de la recesión y volaba la compra de dólares, tanto de particulares como por parte de las empresas, para cancelar obligaciones de deuda en moneda extranjera, presionando sobre la tasa de cambio. Esta política especulativa fue recortada por diversas medidas gubernamentales como nuevas condiciones de cepo cambiario y control sobre las importaciones.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El aumento del gasto fiscal y la expansión monetaria, en el contexto en el que vivimos, se volvieron inevitables, incluso para los más acérrimos defensores del experimento neoliberal monetarista. Tal punto de inflexión no ocurre porque exista algún límite técnico al desempleo o al hambre y, superado ese límite se invierta la recomendación. Después de todo, para las personas que cayeron en la pobreza o para los miles de muertes prematuras y hospitalizaciones evitables causadas por el “techo de los gastos”, la austeridad fue una calamidad en sí misma. ¿Por qué ahora, en este escenario, ciertamente terrible, los ingresos provienen de inversiones públicas, si hasta entonces la austeridad era el camino?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Es cierto que el Estado capitalista existe para el mercado y siempre interviene a su favor. Sin embargo, las formas, justificaciones y medios de esta intervención se metamorfosean para mantener esta misma existencia. Así como la lógica keynesiana suplantó al laissez-faire después de la crisis de 1929, ahora hay una crisis tan aguda, que al profundizar la que ya estaba ocurriendo, el statu quo necesita un cambio de discurso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Aunque debemos anotar que si bien durante el año pasado del COVID, el aislamiento social y el colapso del comercio internacional contrajeron la producción y el gasto, provocando que la producción, la inversión y el empleo en casi todas las economías del mundo se desplomaran, ocurrió lo contrario en los mercados de acciones y bonos de las principales economías. Los índices bursátiles de EEUU (y de otros países) terminaron 2020 en máximos históricos. Después del impacto inicial de la pandemia de COVID y los consiguientes cierres, cuando los índices bursátiles estadounidenses se desplomaron en un 40%, los mercados se recuperaron drásticamente y finalmente superaron los niveles pre-pandémicos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Está claro por qué sucedió esto. Fue gracias a la inyección de dinero crediticio en las economías. En efecto, la Reserva Federal y otros bancos importantes inyectaron enormes cantidades de efectivo/crédito en el sistema bancario e incluso directamente en las empresas mediante la compra de bonos públicos a los bancos y de bonos de empresas; así como a través de préstamos COVID directos a las empresas respaldados por los gobiernos. El interés de estos créditos cayó hasta cero y con los denominados "activos seguros", como los bonos del Estado, el interés se volvió incluso negativo. Lo insólito era que los compradores de bonos estaban pagando intereses a los gobiernos por comprar sus certificados.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Gran parte de esta generosidad crediticia no se utilizó para mantener el salario y los contratos de las plantillas o para mantener las operaciones de las empresas. En cambio, los préstamos se utilizaron, dado su coste de casi cero para especular con activos financieros. Lo que se denomina "deuda marginal", mide el volumen de compras en bolsa que se realizaron con estos préstamos. El último nivel de <i>deuda marginal</i> había subido un 7,7% mes a mes y se encontraba en un nivel récord.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[2]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La irrupción de nuevas ideas en tiempos de crisis, incluso las consideradas heréticas hasta ese momento, es un hecho recurrente. Con una simple búsqueda en Google Trend se puede dar cuenta como algunos autores, Keynes, Marx, el mismo Minsky, vuelven a estar de moda cuando todo sale mal. No es solo el pensamiento económico el que evoluciona a raíz de los hechos económicos, sino que la propia sociedad, las clases dominantes y sus representantes políticos, piden nuevas ideas en tiempos de crisis. Basta citar el plan que J. Biden anunciara pocos días atrás, el American Job Plan, con sus dos trillones de dólares a invertir en la economía estadounidense en los próximos ocho años.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[3]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Por tanto, existe un doble canal a través del cual la realidad impacta en el mundo de las ideas. No sabemos cuánto va a prolongarse. No duró mucho en el pasado. Hoy, sin embargo, parece que algo se ha resquebrajado en la narrativa dominante, tanto en la forma en que se describe el mundo en los medios y en los debates públicos como en las herramientas teóricas que se utilizan para analizar los fenómenos económicos. Por supuesto, el hecho de que el paradigma del clásico liberalismo esté en crisis y no pueda volver a su antigua gloria no significa que pueda ser puesto permanentemente en el desván. E</span>s más correcto definirlo como un paradigma del "liberalismo" que como el paradigma "neoliberal" en boga. Los anglosajones no tienen un término para distinguir el enfoque de libre comercio en la economía, del pensamiento liberal en su conjunto, lo cual es confuso. Además, el prefijo "neo" es importante porque lo distingue del liberalismo clásico que pretende ser una apología de las fuerzas espontáneas del libre mercado, mientras que el neoliberalismo se configura más como un ataque político al mundo del trabajo y al bienestar social, pero no así sobre el Estado, que pretende ser un defensor de los intereses de las grandes empresas y grupos bancarios. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Desde la crisis de Lemann Brother en 2008, la ortodoxia buscó, sin éxito y con apego, a fin de salvar la teoría, introducir nuevas premisas o cualquier hipótesis ad hoc que lograran encajar la realidad en los modelos de inflación e interés utilizados por los Bancos Centrales en todo el mundo. Si en la década de 1970, tales modelos se volvieron hegemónicos, no por su poder explicativo, sino por su conveniencia política, no se puede decir que el entorno sea tan favorable ahora. Es en este escenario donde la Teoría Monetaria Moderna (TMM), o la Modern Monetary Theory (MMT), se ha destacado en el ámbito académico y político. Basta recordar que durante la campaña de Bernie Sanders en los Estados Unidos en 2016, su asesor económico, que era un estudioso del tema, enfatizó que no hay posibilidad de un programa económico verdaderamente progresista sin pasar por la MMT. Desde entonces, el debate ha cobrado fuerza en el Congreso norteamericano, a través de la propuesta de un Green New Deal, promocionado por la representante de Nueva York en el Congreso, la demócrata Alexandria Ocasio Cortez<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[4]</span></span></span></a>. Ya volveremos sobre ella.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Si se trata de razonar sobre la contingencia, resulta un buen ejercicio la comparativa entre las políticas impulsadas por el capital frente a la crisis capitalista del 2008-09 en sus tiempos posteriores y la actual crisis del COVID, para determinar los rasgos de continuidad y discontinuidad entre ambos períodos. Si partimos de la crisis de 2007/2008, ̶ o incluso antes, ya que es a partir de los años ochenta que los ejes del "capitalismo financiero", el "postfordismo" y la "globalización" se consolidaron y se establecieron históricamente ̶, es posible detectar los elementos de continuidad en el hecho de que, entonces como ahora, la crisis es dirigida por los bancos centrales y se asienta principalmente en la política monetaria. Sin embargo, anotamos una diferencia: en los años posteriores a 2008, los gobiernos aplicaron políticas de austeridad destinadas a hacer que la población pagara la crisis financiera, que tuvo en los bancos el actor principal, responsables del desembolso de una gran cantidad de préstamos ̶ que luego se volvieron inexigibles, incobrables ̶ que contribuyeron, de manera importante, a la creación de las burbujas, primero en Estados Unidos, con la crisis de las llamadas <i>subprime</i>, y luego en Europa con la crisis de la deuda soberana. En virtud de las políticas de austeridad, los bancos centrales tomaron medidas para evitar que el "estancamiento secular" se convirtiera en una depresión real, inyectando grandes cantidades de liquidez a través del <i>quantitative easing</i>, mecanismo de flexibilización cuantitativa. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">El curso actual, en cambio, se caracteriza por dos particularidades: a la política activa de los bancos centrales, como "estimulante", se asocia una política fiscal de intervención pública, encaminada, en la emergencia, a contener los efectos más inmediatos de la crisis pandémica que afectó tanto a la oferta como a la demanda, con la adopción, por ejemplo, de medidas especiales de sostenimiento de la demanda a través de la ayuda directa a quienes han sufrido de manera inmediata la pérdida de sus ingresos, así como diversas modalidades de formas de apoyo empresarial y al empleo. Así, se pueden puntualizar la prohibición de los despidos por la pandemia y la doble indemnización exigida desde diciembre de 2019. Con estas políticas, se intentó, por un lado, mantener con vida a los negocios afectados por la drástica caída de la demanda, mediante contribuciones al pago de salarios (ATP), fianzas o préstamos subvencionados. Por otro, hacer frente a las necesidades más urgentes de las poblaciones afectadas por la falta del salario o empobrecimiento repentino, mediante diferentes formas de ingresos. Tal fue el caso del IFE en nuestro país. Es precisamente la combinación de políticas monetarias y fiscales lo que representa la discontinuidad en la continuidad. Aquí surge una gran pregunta: ¿esta discontinuidad lleva en sí el germen de novedosos elementos que en el futuro o en el mediano plazo, permitan la consolidación de un nuevo estado social? ¿Un nuevo <i>welfare</i>? O, por el contrario, se trata solo de medidas excepcionales de corto plazo destinadas a desaparecer.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Estamos hablando de un estado del bienestar que no solo prevea una redistribución de la riqueza, ̶ aunque no necesariamente equitativa, pero, al menos, menos inequitativa ̶, sino que también sea capaz de intervenir en el ciclo económico y en aquellos sectores necesarios para un crecimiento menos inestable de la sociedad. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing">Razonar sobre la continuidad y la discontinuidad significa, también, pensar en estos temas. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">¿Se convertirán estas intervenciones en parte de un nuevo tipo de estado de bienestar? Aquel, basado en la memoria keynesiana o rooseveltiana, no solo fue funcional al equilibrio entre las clases en términos de redistribución de la riqueza, sino que propulsó el crecimiento capitalista a través de las clásicas inversiones en infraestructura (caminos, grandes obras de infraestructura, etc.). Hoy nos encontramos ante una realidad socio económica diferente. En efecto, el estado social tiene su razón de ser inmerso en la gran sociedad del cuidado, de la salud, en la que, junto al trabajo inmaterial que produce valor a través de las actividades cognitivas, hay actividades predominantemente antropogenéticas, de producción del hombre a través del hombre, dirigidas no tanto al objeto, sino al sujeto. Se trata de atender esta nueva realidad social. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><b>Capital financiero y fuerza de trabajo cognitiva.<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing">El fin del modelo fordista inauguró la era de la financiarización del capital, época en que el capital adoptó estrategias de extracción del valor (valorización del capital) colonizando la esfera de la circulación, el intercambio de mercancías y la reproducción <span lang="ES-TRAD">de la fuerza de trabajo. El giro neoliberal, en un sentido preciso, no sólo puede interpretarse como un ataque al Estado de Bienestar, con políticas fiscales a favor del capital y de los altos ingresos, sino también como el comienzo de un proceso de producción de plusvalía a partir de la misma vida de la fuerza de trabajo. El obrero social es vida puesta a trabajar mediante la ofensiva contra la condición salarial echando mano a la flexibilidad y la precariedad. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Dicho de manera distinta, la financiarización es la otra cara de un capitalismo que extrae plusvalía de la sociedad, más allá de los confines de la fábrica, en la esfera de la circulación (hablamos hoy del consumidor también como productor de valor, el <i>prosumer</i>). En el capitalismo financiero, por un lado, no se invierte tanto en salarios ni en capital constante (máquinas), cuanto, en dispositivos de producción de riqueza, que son también dispositivos disciplinarios y de control sobre la vida de la fuerza de trabajo. Se trata de una nueva acumulación de capital donde el aumento de los beneficios, las ganancias, no exige pasar por la producción directa de mercancías, por los típicos lugares difundidos de valorización del capital. En esta acumulación de capital financiero, la deuda privada, además de los resultados financieros, desempeña un papel central en la creación de la demanda para el consumo. Precisamente, porque el beneficio se hace fuera del ámbito directo de la producción, la ganancia toma la forma del ingreso o rédito. Así el beneficio-rédito refleja la progresiva <i>autonomización</i> de la sociedad respecto a la relación directa entre capital y trabajo. La sociedad, la vida de la gente, se convierte en la tierra virgen a conquistar, a ser privatizada, como en el siglo XVII se privatizó la tierra con el cercamiento (los <i>enclosures</i>) y expropiación de las tierras que funcionaban como tierras (bienes) comunales. En el capitalismo financiero, los réditos, los ingresos son la expresión del valor de la producción de valor a partir de la vida misma. En otras palabras, las finanzas no son parasitarias, sino productoras de nuevas relaciones de explotación capitalista.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En esta transformación del beneficio en rédito, como análisis crítico del capitalismo contemporáneo, la sociedad se revela como conjunto de (bienes) comunes, de <i>commons</i>, es decir, de bienes relacionales, no competitivos y no exclusivos, de los que se apropia el capital a través del aumento de la deuda. En el capitalismo contemporáneo, la protección de los bienes comunes, sean la vivienda, los bienes relacionales, así como la cultura y la salud o la red de relaciones sociales de cooperación social y comunicativa, pasan por la sujeción a la deuda privada. La crisis de las hipotecas <i>subprime</i>, fue, en este sentido, ejemplar.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El conocimiento que permite innovar los procesos productivos, el "progreso técnico" que contribuye a incrementar la productividad laboral y estandarizar el consumo de bienes y servicios, no cae del cielo, no es <i>externo </i>al contexto en el que se produce el crecimiento económico. El conocimiento innovador es algo que se produce y que, por eso mismo, hay que pagarlo, remunerarlo. En otras palabras, el progreso técnico que genera la producción de conocimiento debe incorporarse como un <i>costo. </i>Este es el resultado de desarrollos teóricos producidos en el campo del análisis microeconómico de los factores de crecimiento. De hecho, las teorías del <i>crecimiento endógeno</i> han permitido superar la idea neoclásica de un conocimiento innovador, libre y <i>externo</i> al espacio de la acción humana, por lo demás, además gratis.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[5]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La creciente importancia del trabajo cognitivo vivo frente a la ciencia incorporada en las máquinas fordistas da cuenta de los métodos de financiación de la innovación en los últimos años, del auge del "capitalismo de riesgo" en Estados Unidos y sus efectos contaminantes hacia el resto del mundo. En efecto, la revolución de la información permitió liberar enormes cantidades de capital invertidos a largo plazo en los rígidos sistemas de producción. La ciencia, por así decirlo, ha emigrado de los laboratorios, para incorporarse directamente a las actividades de los seres vivos, la ciencia incorporada al capital fijo de la máquina se ha transformado en ciencia invertida en el propio cuerpo de la fuerza de trabajo. Es esta "transposición" la que permite utilizar la categoría marxista del <i>general intellect</i>, hoy referida ya no al conocimiento acumulado en las fuerzas productivas del capital, como había previsto Marx en el desarrollo histórico del capitalismo industrial, sino en el cuerpo vivo de la fuerza de trabajo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Conviene remarcar algunas observaciones sobre el capital financiero, como expresión del capitalismo cognitivo posfordista.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">En primer lugar, la financiarización de los procesos económicos descritos no debe verse, desde una mirada fordista, como una perversión, como un simple fenómeno especulativo, moralmente condenable, o como simple extensión de las formas clásicas del capital financiero (al estilo Hilferding), sino como una verdadera innovación interna en el funcionamiento del capitalismo que, a su manera, expresa las características del nuevo período posfordista: fluidez e incertidumbre. Los mercados financieros son simultáneamente lo contrario y el equivalente de las nuevas condiciones de productividad laboral y producción de la innovación.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[6]</span></span></span></a><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">En segundo lugar, lo que caracteriza al nuevo capital financiero es la fusión de todas las funciones del dinero<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[7]</span></span></span></a>. Esta fusión cambia el papel y la importancia del sistema bancario, pero sobre todo autoriza la relación directa de todas las formas y usos del dinero. Cualquier cantidad de dinero puede transformarse en una inversión en acciones y bonos. Esta situación cambia los límites entre salarios y ganancias y, por lo tanto, la delimitación simple y mecánica entre clases sociales directamente opuestas en la distribución de la riqueza creada. La participación directa de los empleados en la inversión en los mercados de valores y bonos ya no es un fenómeno marginal, sino constitutivo de la nueva condición salarial. La tradicional distinción entre salario directo y salario socializado está en proceso de extinción. Un indicador es la difusión en una gran mayoría de países desarrollados de los sistemas de pensiones basados en la capitalización, funcionando algunas veces como una jubilación-pensión complementaria. Incluso, en nuestro sistema jubilatorio de reparto, se esconde este principio básico, propio de los sistemas jubilatorios privados. En efecto, el llamado FGS (Fondo de Garantía de Solidaridad) del Anses, herencia del sistema de jubilación privada anterior, incorpora valores, títulos, acciones de las más diversas compañías privadas nacionales y multinacionales, cuyos valores fluctúan conjuntamente con el valor de estas compañías sujetos a los avatares y especulaciones varias que pudieran hacerse con esos valores. Por ello, el salario socializado (o diferido) ahora circula por todo el mundo a través de la intermediación de los fondos de inversión y fondos de pensiones y, en ese contexto, el concepto mismo de "salario social o socializado" se vuelve inadecuado. El núcleo del debate sobre el destino de los sistemas de jubilación de la seguridad social no se refiere tanto a la oposición entre un sistema de distribución solidario o de reparto y un sistema individual de capitalización. La oposición debe ser entendida, más bien ahora, entre un salario socializado administrado a nivel nacional sin intervención alguna del privado, y una fracción del movimiento de capital invertido en todo el mundo.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES" style="color: #262626; font-family: Times;">Existe una consustancialidad irremediable entre lo que antes fueron dos esferas separadas, a saber, la economía real y la economía de las finanzas. C. Marazzi ya en su artículo <i>La violencia de las finanzas</i> argumentaba que las finanzas son sólo la otra cara de la moneda postfordista. La financiarización representa así <i>"la forma de acumulación de capital simétrica a los nuevos procesos de producción de valor"</i><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="color: #262626; font-size: 11pt;">[8]</span></span></span></a>. La producción, la circulación y el consumo se configuran como una cadena de momentos cada vez más indestructibles: las finanzas impregnan ahora la circulación del capital de un extremo al otro; todo acto productivo y todo acto de consumo están directa o indirectamente ligados a las finanzas<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="color: #262626; font-size: 11pt;">[9]</span></span></span></a>. De ahí una consecuencia central del diagnóstico crítico de la fase actual del capitalismo, a saber, la creciente importancia de los procesos de <i>crowdsourcing<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span lang="ES" style="color: #262626; font-size: 11pt;">[10]</span></b></span></span></a></i>, de captar el valor producido fuera de los circuitos tradicionales de producción. Según el economista suizo, en los últimos treinta años se ha producido una auténtica revolución en los procesos de producción de plusvalía, que han traspasado las fronteras limitadas a la fábrica, para alcanzar, en particular a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, el dominio de los afectos, de la sociabilidad, del lenguaje, en fin: de lo humano en su totalidad, dando lugar a una composición orgánica de capital adecuada a la era de la bioeconomía cognitiva. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES" style="color: #262626; font-family: Times;">Observamos como, de hecho, el valor se produce al exterior del clásico lugar donde se producía anteriormente, espacial y temporalmente, es decir, la fábrica. Estamos en presencia de una producción de tipo antropogenética: si anteriormente el capital fijo se asociaba a la máquina, hoy toma un carácter inmaterial, como en los algoritmos, y expresa la capacidad de extracción o, al menos, de captura del valor producido por la forma de vida, por el trabajo comunicativo, relacional y cognitivo que impregna la vida entera. Incorporamos ahora en nosotros mismos la fórmula, el saber, el lenguaje, la teoría y el modelo que en el pasado se encontraban en el capital fijo, en la máquina. De eso se trata precisamente la <i>inteligencia colectiva</i>, el <i>general intellect</i>, de la que nos habla Marx en los Grundrisse. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES" style="color: #262626; font-family: Times;">Reconocer la existencia de un nuevo tipo de capitalismo, un capitalismo bio-cognitivo, nos lleva a desestimar toda propuesta de recuperar modelos de <i>welfare</i> correspondientes a otros momentos y tiempos capitalistas que, por lo demás entraron en crisis, apostando por el contrario, a posibles salidas del impasse actual, postulando y articulando la necesidad de reformar los circuitos y sistemas monetarios desde abajo, es decir, proponiendo concretamente instituciones monetarias que permitan la reapropiación del tiempo de existencia y la elaboración de formas de vida - y de procesos de subjetivación - alejados de la lógica dominante. Marazzi mira con atención las intervenciones locales, enraizadas territorialmente, pero que tienen una dimensión intrínseca global: este es el caso de la <i>renta universal garantizada</i>, por supuesto, pero también de la constitución de formas complementarias de monedas, lo que llamará, aunque todavía no en este libro, la moneda del <i>Común</i>.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="color: #262626; font-size: 11pt;">[11]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES" style="color: #262626; font-family: Times;">Estas dos instancias, asociadas a un keynesianismo antropogénico orientado a apoyar la producción del hombre a través del hombre (educación, salud, protección social, servicios de atención, cultura, arte, investigación científica, etc.), podrían monetizar <i>"actividades que, en muchos casos, ya se realizan de forma gratuita, o actividades cuyas externalidades positivas, particularmente en el entorno, no se traducen en un crecimiento inmediato del PIB según el clásico y obtuso análisis coste-beneficio [... privilegiando así] formas de retribución del trabajo directamente vinculado a la reproducción de la vida </i>". El devenir-renta de los beneficios -según <i>la bella expresión de Carlo Vercellone</i> <a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="color: #262626; font-size: 11pt;">[12]</span></span></span></a>que Marazzi cita en numerosas ocasiones- opone un devenir-renta de los salarios (diferido o socializado), un reclamo político radicalmente anclado en una teoría a la altura del capitalismo actual. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES" style="color: #262626; font-family: Times;"> </span></p><p class="MsoNormal"><b>Teoría Moderna Monetaria.<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Durante los 30 años siguientes a la crisis del fordismo, desde el comienzo de la era neoliberal hasta la gran crisis financiera de 2008, las sociedades y los gobiernos occidentales fueron presos de una verdadera camisa de fuerza, aquella de la “disciplina fiscal” y la estricta moderación del gasto, según dictan las normas de la teoría hayekiana y monetarista de M. Friedman. Se afirmaba, y se repite hoy también, como un dogma absoluto, que las finanzas de los estados son como las familias: no se puede gastar más de lo que se recauda, de lo contrario, “los mercados” harán sentir todo su peso. En ese contexto los gobiernos deben hacer su “tarea” ajustando sus gastos a los ingresos fiscales. Incluso el actual gobierno peronista, en la voz de su ministro de economía estrella, M. Guzman, repite este mantra.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Cierto es también que este dogma fue rapidamente vulnerado. Cuando la crisis del 2008, en el momento que las instituciones bancarias más grandes de los EEUU estaban atravesadas por una crisis que las lanzaba a una potencial bancarrota, fue el gobierno de la FED quien las salvó gracias a una fenomenal emisión de dinero. En noviembre de 2018, si bien la tormenta había pasado, los ahorros estaban aún guardados y la recesión mundial capitalista golpeaba la puerta. Fue el momento en que los bancos centrales de EE. UU, de la Unión Europea, y Japón inundaron la economía mundial con la llamada <i>quantitative easing</i>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Si bien la recesión mundial se detuvo, también es cierto que el capitalismo mundial no puede aún salir de un largo estancamiento. Aunque también debemos reconocer que la ruptura-crisis del paradigma neoliberal no implica naturalmente la salida del capitalismo o el renacimiento de viejas-nuevas formas de regulación, como la conocida socialdemócrata. Su aplicación exigiría la existencia de una serie de condiciones en términos del equilibrio <span lang="ES-TRAD">de poder entre las clases sociales a nivel global y restricciones a la circulación de capital y mercancías, ausentes hoy, lo que nos conduce a desconfiar sobre toda </span>alternativa inminente. A nivel teórico, esta crisis se traducirá en un mayor eclecticismo de los economistas, configurando una coexistencia de diferentes enfoques teóricos y metodológicos de la macroeconomía y la economía monetaria. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Ante esta persistencia hemos sido testigos, en los últimos años, de respuestas socio económicas emparentadas con el <i>neokeynesianismo</i> y apoyadas por sectores del laborismo inglés, a quienes luego se unirían miembros del ala más progresista del partido demócrata estadounidense. Es el caso de B. Sanders y la latina A. Ocasio-Cortez, todos ellos cercanos a la Teoría Moderna Monetaria. En 2015, el laborista británico Jeremy Corbyn, comenzó a hablar de flexibilización cuantitativa (quantitative easing) para las personas, de igual forma que habían generado el salvataje de los bancos. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">La TMM, conocida también como teoría “neo-cartalista”, combina la concepción <i>cartalista</i> de dinero, con el enfoque poskeynesiano. Los cartalistas inspirados en Georg Friedrich Knapp<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[13]</span></span></span></a>, sostienen, al igual que Keynes, que el dinero debe ser previa o simultáneamente, unidad de cuenta antes que funcione como medio de intercambio. <span lang="ES-TRAD">Lectura que está lejos de considerar al dinero como una solución espontánea a los problemas del </span><a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Barter"><span lang="ES-TRAD" style="color: windowtext; text-decoration: none;">trueque, solución para el intercambio. </span></a>Y es el Estado quien instituye el dinero como unidad de cuenta, tras el cumplimiento de los contratos y las obligaciones contraídas. <span lang="ES-TRAD">Esto es, el <i>fiat money</i>, <i>dinero fiduciario</i>, o el dinero de curso legal y forzoso emitido por el Estado, tiene valor, según la TMM, porque sirve para pagar impuestos.</span> De otra forma, el Estado determina cuál dinero debe ser usado como unidad de cuenta. <span lang="ES-TRAD">Por ello, para el <i>cartalismo</i>, la función de unidad de cuenta se asienta, fundamentalmente, bien en la confianza, bien en el poder del </span><span lang="ES">soberano para imponer su voluntad a la población. Bajo esta idea </span><span lang="ES-TRAD">el dinero es una criatura estatal, donde la soberanía monetaria es un componente fundamental de la soberanía estatal. </span><span lang="ES">Sabido es que para Marx el dinero es analíticamente inconcebible, sin entender el intercambio de mercancías.</span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Según el cartalismo la preocupación por el déficit no tiene base racional, ya que el gasto puede ser financiado por la creación de moneda. En este contexto los impuestos no financian el gasto estatal (que ya se produjo), sino que generan la demanda de dinero. Y la emisión o colocación de bonos de deuda estatal no tiene por objeto el financiamiento del gasto, sino absorber las reservas excesivas de los bancos, a fin de regular la tasas de interés. Las deudas no constituyen una carga para el Estado ya que sus servicios siempre se pueden cumplir acreditando reservas bancarias. Los problemas surgen si el gobierno se endeuda en moneda extranjera.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Para la TMM la macroeconomía exitosa se sustenta en la demanda cuyo aumento, a su vez, estimula la ampliación de la producción disparando así un circulo virtuoso. <span lang="ES">Para la TMM, la inflación no encuentra su causa determinante en la emisión, sino que su procedencia se encuentra en aquellas situaciones económicas en que la demanda supera a la oferta de productos. Para sus partidarios, un déficit fiscal elevado, con relación al ahorro privado, solo puede ser inflacionario en la cercanía del pleno empleo. Mientras no se alcance esta situación el déficit fiscal asentado en la emisión monetaria, no será inflacionario. </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">En esta relación, la producción juega un rol pasivo. Por su parte la demanda puede sostenerse a los niveles deseados por el gobierno, ya que éste siempre podría inyectar dinero creado <i>ex nihilo</i> por el Estado. En esta dinámica la cadena causal comienza en la demanda -como factor activo-, cuyo incremento provoca un aumento de la producción -que juega un factor pasivo induciendo un círculo virtuoso mientras el estado genere el dinero necesario. Pero, en este caso, ¿esta dinámica no reproduce la ley de Say invertida ahora, donde es la demanda la que crea su propia oferta en un lapso relativamente corto de tiempo? Si esto fuera así alcanzaría con fomentar la demanda para que la producción se ponga en marcha. Peregrina idea sostenida por nuestros políticos y economistas kirchneristas, para quienes no resulta necesario esterilización alguna del dinero emitido como plantean nuestros cuantitativistas friedmanianos, para quienes el dinero emitido ex-nihilo por el BCRA es causal de futura inflación. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Sin embargo, ni la ley de Say, <i>ni su inversa</i>, son válidas bajo régimen de producción capitalista. Ya Marx en El Capital (tomo III) desestimó la ley de Say cuando el dinero, en cuanto medio de circulación, puede no transformarse nuevamente en dinero incrementado, por la simple posibilidad de que a las ventas no le sigan las compras.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[14]</span></span></span></a> Originándose así una crisis de sobreproducción, negando en los hechos la ley de Say. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Aquella noción keynesiana de que es la circulación monetaria, a lo largo de la historia, el factor decisivo para el incremento de la actividad es una pura ilusión que se basa en el supuesto que la circulación del dinero es la causa de la producción de mercancías. Por el contrario es la producción para el mercado el factor que produce la circulación del dinero. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">El debate entre keynesianos, post-keynesianos y partidarios de la TMM se reduce a que los defensores de la TMM discuten con los keynesianos ortodoxos sobre si el gasto público puede crear el dinero para financiarlo; o si son necesarios impuestos y endeudamiento para crear el dinero que financie el gasto público. Trátese de los kaleckianos más ortodoxos (neo-keynesianismo radical), de los clásicos keynesianos o de los partidarios de la moderna teoria monetaria, todos ellos, asentados en una u otra variable, hacen de la demanda el motor de la economía. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Contrariamente a la visión keynesiana / poskeynesiana / TMM, la visión marxista plantea que la “demanda efectiva” (incluyendo los déficits públicos) no puede preceder a la producción. Siempre hay demanda en la sociedad para las necesidades humanas. Pero sólo puede ser satisfecha cuando los seres humanos trabajan para producir cosas y servicios a partir de la naturaleza. La producción precede a la demanda en ese sentido y el tiempo trabajado determina el valor de esa producción. Los beneficios son el resultado de la explotación del trabajo y esos beneficios son invertidos o consumidos por los capitalistas. Por lo tanto, la demanda sólo es 'efectiva' gracias a los ingresos que se han creado, y no viceversa. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Sin embargo, existe otra raíz teórica de la TMM que puede referenciarse en la llamada financiación funcional de Abba Lerner y Hyman Minsky. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">En el otoño de 1934, en un famoso discurso de radio<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[15]</span></span></span></a>, John Maynard Keynes presentaba una división de los economistas en dos grupos antagónicos: aquellos que creían en la autorregulación de las economías de mercado y los que rechazaban esta idea. Nombrará <i>ortodoxos</i> a los primeros y <i>"herejes"</i> a los segundos. Sin duda, H. Minsky, quien falleciera en 1996, (1919-1996) perteneció a la tradición de los <i>“herejes”</i> ya que, como Keynes, no creía en la capacidad del capitalismo para autorregularse, posición que en la década de 1980, se había convertido nuevamente en una minoría. En efecto, tras el breve paréntesis keynesiano de los <span lang="ES-TRAD">años de auge de la posguerra, el pensamiento ortodoxo volvería a expandirse de la mano de la teoría de las expectativas racionales reconfigurando toda la disciplina económica en torno a los “nuevos clásicos”. El mismo término "nuevos clásicos" captura este movimiento de regreso a los principios de la "escuela clásica" que Keynes se había esforzado por rectificar. En finanzas dominaba lo que los economistas llaman "el supuesto del mercado financiero eficiente", hipótesis que sostiene que la competencia financiera permite una óptima asignación de capital y que, por tanto, es importante propagar el principio a todos los sectores de actividad en todo el planeta. Según la <i>doxa</i> de la época, las sociedades del momento deberían estar encantadas de ver el surgimiento de mercados que condujeran a una mejor apreciación de riesgos, mientras se aumentaba significativamente la eficacia de la autorregulación competitiva. Esta convicción habría de jugar un papel central en el advenimiento y expansión del capitalismo neoliberal. Es posible observar, además, que incluso hoy, después de la dramática crisis de 2008, sigue existiendo entre los economistas una fuerte confianza en la capacidad de los mercados financieros para hacer un capitalismo más eficiente. Lo demuestra el hecho de que son pocos quienes, perteneciendo al campo ortodoxo, cuestionan su papel dominante.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal">En la atmósfera de los años 80, cuando estabilizar una economía inestable solamente era considerada en los estantes de alguna librería, H. Minsky aparece, por sus análisis, como un economista aislado. Contra la marea de los neoclásicos, defiende la idea de que el sistema financiero de una economía capitalista es inherentemente inestable. Minsky denominó este fenómeno la “hipótesis de la inestabilidad financiera”. Una posición tan reñida con las convicciones ortodoxas, que transmitir la hipótesis de la inestabilidad lo pondría durante mucho tiempo, hasta su muerte en 1996 e incluso después, al margen de la comunidad de economistas estadounidenses. Desde finales de la década de 1980, su obra, fuera de los círculos heterodoxos donde su reputación permanece intacta, es en gran parte ignorada. Ella cae, si no en el olvido, al menos en la indiferencia.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Entendemos que este pesimismo no tuvo éxito en un momento cuando el pensamiento neoclásico, en pleno renacimiento, estaba convencido de haber encontrado, gracias a la desregulación, la martingala que permitiera poner fin a las crisis bancarias y financieras del pasado. Frente a este optimismo ambiental, Minsky es visto como hombre de otra época, anclado al momento de la Gran Depresión de 1929. Según Minsky, una teoría económica sólo es aceptable si se muestra capaz de integrar la Gran Depresión, es decir, el hecho de que el capitalismo nutre en su interior fuerzas que pueden destruirlo. A sus ojos, el interés de la Teoría general de Keynes proviene precisamente del hecho que extrae todas las lecciones de este evento crucial. Es esta preocupación constante por un posible regreso de la Gran Depresión lo que hace que la mirada de Minsky sea tan singular, tan diferente a la de sus colegas neoclásicos. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing">En lo que a nosotros nos interesa, para Lerner y Minsky, el gobierno debe fijarse objetivos reales, por ejemplo, de pleno empleo y crecimiento cuando realiza sus actividades de gasto, en lugar de centrarse únicamente en la estabilidad de las finanzas públicas. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Finalmente es posible agregar que la TMM explica que la presencia de desempleo no se debe a fricciones en el mercado laboral. De hecho, se niega que exista un mercado laboral, porque la curva de oferta de trabajo se considera independiente de los salarios, por lo que es la demanda de productos la que determina la demanda de trabajadores, no al revés. Por tanto, el desempleo demuestra que los recursos del sistema están infrautilizados. En este caso, el Estado debe intervenir con políticas de gasto público para asegurar la absorción de la fuerza laboral desocupada. Al hacerlo, no está sujeto a la disponibilidad de recursos financieros y dinero, porque siempre están garantizados por el banco central actuando en concierto con el Tesoro.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><b>Moneda del común. <i>Commonfare</i> e Ingreso social garantizado.</b><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing">Se trata de reflexionar sobre la posibilidad de construcción de un circuito financiero alternativo que pueda romper la hegemonía y la gobernanza financiera que se ejerce sobre nuestras vidas todos los días. Parafraseando a Milan Kundera, la salida está en otra parte. No parece sostenible ni sustentable un proyecto de salida a la crisis del capitalismo agudizada por la pandemia apoyado en perspectivas de importantes recortes fiscales, ni tampoco repetir las viejas políticas kirchneristas de tipo <i>cartalistas</i> vecinas a la TMM, que por lo demás ya fracasaron en el 2014-2015. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El capitalismo se presenta como una economía monetaria de producción y explotación del trabajo. Por ello, las formas de regulación de la moneda, construidas alrededor del funcionamiento del dinero como capital, constituyen los pilares institucionales de la acumulación y reproducción de la escisión constitutiva de la sociedad capitalista: la relación capital-trabajo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Por consiguiente, si se trata de pensar el <i>común</i> como fundamento de una formación social alternativa al capital, la cuestión del estatuto y del modo de regulación de la moneda resultan inevitables de soslayar, en la medida que la moneda es objeto de apropiación privada y forma de socialización de la actividad productiva de las personas. Se trata de superar no sólo la <u>neutralidad</u>de la moneda que nos remite a la teoría neoclásica, sino también aquella idea <i>cartalista</i> que considera la moneda únicamente como instrumento de intercambio, como instrumento que comporta la reglamentación de una deuda. Por el contrario, la moneda debe ser considerada como <i>expresión de una relación social de producción</i>, donde las actividades de trabajo no adquieren existencia social, sino mediante el intercambio de las mercancías. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Para definir el <i>común</i> debemos partir de la centralidad del trabajo, de los cambios del trabajo para llegar a las características de los productos, ya que su valor de uso y las necesidades que deben cumplir no tienen nada de natural: son el resultado histórico de las relaciones sociales que se establecen alrededor de las formas de organización de la producción y del consumo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal">Definimos el <i>común</i> como el potencial de ampliación de la cooperación social que atiende al paradigma de la transformación de las fuerzas productivas y el protagonismo de nuevas formas de trabajo en el capitalismo contemporáneo, como una producción de conocimiento cada vez más socializada. En consecuencia, lo (el) <i>común</i> no queda relegado a aquellos bienes comunes <span lang="ES-TRAD">naturales específicos como el agua, por ejemplo. Luchar para instituir un <i>Welfare del Común</i> (<i>Commonfare</i>) significa idear una política que supere la crisis actual y sea capaz de:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">reapropiarse de los bienes primarios y públicos, materiales e inmateriales, que, en los últimos tiempos han sido objeto de amplios procesos de privatización, "enclosures" y financiarización; incorpora garantizar una renta básica incondicional como renta primaria, es decir, como remuneración de la vida productiva, en tanto instrumento de distribución y no de redistribución; idear circuitos financieros y crediticios alternativos en los que el dinero se convierta en un instrumento de lo '<i>común</i>', en favor de prácticas de autogestión de la riqueza social, que hoy han sido expropiadas por los procesos de endeudamiento y por la especulación financiera.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Propuestas que presuponen la superación de facto de los fundamentos que sustentan la explotación en el biocapitalismo cognitivo: la propiedad privada y, en particular, la privatización a la que se somete el acceso al dinero y el chantaje de la necesidad como instrumento de control y gobernanza de mujeres y hombres, que se ven obligados a restringir las formas de su socialización dentro de relaciones laborales cada vez más individualizadas y precarias. Se trata de idear una alternativa aquí y ahora, como posible respuesta al permanente estado de crisis en que vivimos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Es el modo de cooperación social del trabajo, su capacidad para organizarse de manera alternativa con relación a las lógicas del capital y el Estado, lo que determina en última instancia la propensión de una serie de bienes o de recursos a ser administrados según los principios del <i>común</i>. En ese contexto la capacidad de auto organización del trabajo dependerá de alcanzar un <i>ingreso social garantizado</i> que debilite la restricción monetaria de la relación salarial que, por su lado, condiciona la posibilidad de desarrollar formas de cooperación productiva alternativas al trabajo asalariado y exige nuevos mecanismos de regulación de la moneda. Concebir la idea de una moneda del <i>común</i> no se asienta en la utopía de la igualdad de los trabajos privados, sino en el cuestionamiento mismo de la restricción monetaria que a nivel social define, en el sentido de Marx, la subsunción formal de la fuerza de trabajo al capital y la norma de la relación salarial.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La creación monetaria bajo la forma de depósitos a disposición de los capitalistas, la emisión <i>ex nihilo</i>, consiste, de hecho, en antevalidar</span><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><sup><sup><span style="font-size: 11pt;">[16]</span></sup></sup></a><span lang="ES-TRAD"> una producción futura, a condición que se cierre <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">el circuito monetario que él mismo supone: que la plusvalía producida haya sido realizada. Sin duda la moneda ha sido creada <i>ex nihilo</i>, como equivalente de mercancías virtuales, pero no demuestra su existencia de equivalente general, más que a través de la venta</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri Light", sans-serif;"> </span><span lang="ES-TRAD">efectiva de las mercancías producidas. Queda claro que el poder de control sobre la creación monetaria es el factor clave que otorga el poder sobre el trabajo y estructura las relaciones sociales, ya que no solo da lugar a la propiedad de los medios de producción, sino que resume este poder sin necesidad de pasar por la mediación formal de la propiedad de las cosas. Esta esencia del poder de la moneda encuentra su más rico y concreto desarrollo en la actual coyuntura histórica donde el poder de las finanzas corre a la par de la desmaterialización creciente de los medios de producción, encarnados cada vez más en el cuerpo vivo de la fuerza de trabajo, que, como verdadero oxímoron, designa al capital inmaterial o intelectual.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Que la creación ex nihilo de dinero está perfectamente presente en la teoría marxista, lo corrobora la teoría del circuito en Marx, por lo que para liberarse de una concepción metálica del dinero no resultaba necesaria la declaración de la inconvertilidad del dólar en agosto de 1971. La teoría del circuito es una prolongación de la aproximación, en términos de la economía monetaria a la producción. Su génesis se remonta a Karl Marx y hace de la moneda el <i>primum movens</i> de la producción capitalista de mercancías. Será el aporte de la teoría del circuito lo que permite remitir la relación capital-trabajo a la asimetría que opone a dos clases sociales en las condiciones de su acceso a la moneda. Por una parte, la clase de los capitalistas que, gracias a la propiedad de los medios de producción y el control de los mecanismos de la creación monetaria, puede acceder a la moneda independientemente de su trabajo y determinar tanto la magnitud como la orientación de la producción. Por otra los asalariados obligados a vender su fuerza de trabajo, subjetividad en acto, para quienes el dinero toma la forma inicial de salario. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El dinero <i>ex nihilo</i> (ya con Marx) es la forma recurrente de pago de la fuerza de trabajo comprada por el capital, en el sentido de que es la puesta de la fuerza de trabajo a trabajar - es decir, su transformación de capacidad de trabajo a trabajo vivo / subjetivo en acto - que permite que el dinero creado ex nihilo "se convierta en una mercancía", es decir, en equivalente general. Abordaje que nos aleja de aquella concepción, propia del marxismo ortodoxo, que asume el dinero como equivalente general. El tiempo que transcurre entre la puesta en funcionamiento de la fuerza de trabajo y el pago de los salarios es lo que decide este devenir-equivalente general del dinero creado "de la nada", es decir, sin dinero mercancía preexistente. Sin duda la moneda ha sido creada ex nihilo, como equivalente de mercancías virtuales, pero no demuestra su existencia de equivalente general, más que a través de la venta efectiva de las mercancías producidas. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El dinero <i>ex nihilo</i> es la forma que toma el valor en la relación entre capital y fuerza de trabajo, lo que significa, entre otras cosas, que, en Marx, el dinero es, en esencia, la forma de valor y no el equivalente general, como siempre ha reivindicado la ortodoxia marxista. El equivalente general es sólo "una" de las funciones del dinero, entre otras (medio de cambio, medida de valor, medio de pago, etc.), dentro de la forma universal valor.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[17]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Sin embargo, el dinero es un cúmulo de funciones que, tomadas en conjunto, trabajan a la par para determinar la verdadera esencia del dinero, la de ser la forma de valor. Debemos evitar darle al dinero una definición estrictamente de mercado, es decir, el de ser el equivalente general de todas las mercancías, que prevaleciera durante tantos años en la ortodoxia marxista. También desempeña este papel, por supuesto, pero, además de esta función, está la de ser medio de pago (en el caso del dinero que compra fuerza de trabajo, <i>"dinero como capital"</i>). En este caso, el dinero creado <i>ex nihilo</i> compra fuerza de trabajo (es decir, funciona como capital), pero los bienes salarios que el trabajador comprará con su salario no existen mientras no se ponga a trabajar al trabajador. Esta idea de adelantamiento del dinero por parte del capitalista remite inmediatamente a la relación capital-trabajo y a la asimetría que los opone en las condiciones de acceso a la moneda, base, por lo demás de la teoría del circuito. Aunque se trata de una moneda endógena, en la medida que su creación depende de la realización de la plusvalía, la moneda bancaria es endógena al capital. La equivalencia entre el dinero creado-pagado como salario y los bienes-salarios se establece ex post, una vez realizado el trabajo. Este es el significado del devenir capital del dinero creado ex nihilo. Si, por hipótesis (políticas), este dinero no comandara trabajo vivo (subjetividad en acto), funcionará como dinero, como ingreso que compra bienes-salarios. Estos bienes salarios, sin embargo, reproducen una fuerza de trabajo relativamente autónoma, que se vuelve autónoma con respecto al capital.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">En el fordismo, fue la reproducción de la fuerza de trabajo a través del salario lo que garantizó la continuidad del circuito capitalista, lo que equivale a decir que el salario se utilizó como patrón y medida de valor. El salario era el equivalente al oro en el régimen del "patrón oro"; servía como medida y punto de referencia del valor. Recién cuando los procesos de valorización comienzan a huir de las fronteras, primero nacional, luego fabril, que el salario (así como el salario social distribuido por el Estado de Bienestar) entra en crisis en su función de medida y patrón de valor. Es en este momento cuando realmente podemos hablar de una transición hacia una regulación bio-monetaria del circuito del capital: el dinero creado <i>ex nihilo</i> paga, cada vez menos, el salario de la fuerza de trabajo, y cada vez más, como salario del cuerpo de los trabajadores. Un cuerpo que ya no está disciplinado por el capital por la restricción de trabajar en el espacio de la fábrica, sino por la restricción de producir valor en todos los espacios de existencia.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La desestabilización de las garantías del <i>welfare </i>y la precarización creciente de las condiciones de remuneración y de empleo generan un formidable fortalecimiento de la restricción monetaria en la relación salarial. En el nuevo capitalismo, la dimensión monetaria de la relación de subordinación del trabajo al capital aparece ahora de una manera más indudable y decisiva, en la medida que el aumento de la dimensión cognitiva del trabajo permite que la cooperación productiva pueda organizarse de manera autónoma con relación a la dirección del capitalista. Todo indica que la restricción salarial en estos días toma la forma de la precarización laboral y el debilitamiento de las anteriores garantías del <i>welfare</i>. En este marco todo sucede como si al movimiento de autonomía de la cooperación del trabajo correspondiera un movimiento paralelo de autonomía del capital bajo una forma abstracta, eminentemente flexible y móvil del capital dinero. El poder del capital sobre la sociedad parece basarse, cada vez más, sobre el control de los mecanismos monetarios y financieros, sin poder desempeñar alguna función real necesaria en la organización del proceso de producción. Hoy la moneda, a través de la figura del capital por excelencia, el capital financiero, que personifica el poder del capital, <i>“organiza y premia, separa y domina, capta y elimina el valor producido por los trabajadores, autónoma y comúnmente”.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[18]</span></b></span></span></a></i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES">Acuñar la expresión "moneda del común" significará para Christian Marazzi, subrayar inmediatamente la importancia política del tema: la moneda <i>común </i>como la moneda que da expresión y reconoce lo que es <i>común</i> en la cooperación de la multitud, es decir la expropiación y la precarización, en un espacio político, social, demográfico determinado. La moneda común debe, por tanto, fundamentar ese "modelo económico antropogenético" diseñado para promover un keynesianismo de lo inmaterial centrado en la cultura, la socialidad, la educación, la investigación y la salud, bloqueando los procesos de expropiación y privatización. Debería otorgar un reconocimiento social y monetario a la "productividad de los lazos sociales y la cooperación" y colocar en el temario la cuestión del valor en la configuración capitalista actual, así como en su forma monetaria. El principal desafío a enfrentar por una moneda del común es la de ser una moneda endógena a la reproducción de la fuerza de trabajo, relajando la restricción monetaria de la relación salarial, al garantizar la validación social de la riqueza producida por las formas de producción y satisfacer las necesidades alternativas a las relaciones comerciales. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">Son las instituciones financieras las que cubren y mistifican “lo común”. Éste ya no es más simplemente la fuerza de trabajo total de la sociedad en cuanto valor objetivo de las mercancías, sino un conjunto múltiple de actividades cooperativas, creativas y excedentes. <i>Así, en el proyecto que emana de esta potencia, en el sujeto que la encarna, nace el deseo de meter mano en el nexo entre producción y finanzas, luchando contra el empobrecimiento de todos aquellos que, produciendo en cooperación social, son privados del producto común, principalmente de aquello (el welfare, el bienestar elemental) en el que se reproducen míseramente.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="font-size: 11pt;">[19]</span></b></span></span></a></i> Si la moneda es siempre una relación social, una institución social, y si la creación de dinero ex-nihilo es inmediatamente medio de producción, entonces sus emisiones deberán subordinarse a las necesidades de las relaciones productivas comunes y las funciones sociales que se derivan de ellas. En ese sentido el <i>ingreso social garantizado incondicional e independiente del empleo, parece simbolizar principalmente una nueva etapa de socialización de la economía. Se inscribe en un proyecto de sociedad y desmercantilización de la economía donde el fortalecimiento de los derechos colectivos relacionados con el sistema de protección social (pensiones, salud, seguro de desempleo) iría acompañado por el paso de un modelo de Welfare-State a un modelo de commonfare.<a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="font-size: 11pt;">[20]</span></b></span></span></a></i><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES"> </span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD"> César Altamira Bs. As. 30 abril 2021<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><div><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></a> <span style="font-size: 9pt;">El dato del 3 trimestre del deficit fiscal del Tesoro nacional en el 2020 proyecta un 8,2% del PBI. Se trata de 2,3 billones de pesos financiados en un 88% por emisión monetaria en un país que, paradójicamente, no tiene moneda.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn2"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ver informe de M. Roberts </span><a href="https://thenextrecession.wordpress.com/2021/01/25/covid-and-fictitious-capital/"><span lang="ES">https://thenextrecession.wordpress.com/2021/01/25/covid-and-fictitious-capital/</span></a><span lang="ES">. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn3"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></a><span lang="EN-US"> New York Times, 9-04-2021, entrevista a Deese Brian miembro del National Economic Council, <i>The best explanation of Biden’s thinking, I’ve heard</i>, </span><a href="https://www.nytimes.com/2021/04/09/opinion/ezra-klein-podcast-brian-deese.html?searchResultPosition=2"><span lang="EN-US">https://www.nytimes.com/2021/04/09/opinion/ezra-klein-podcast-brian-deese.html?searchResultPosition=2</span></a><span lang="EN-US"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn4"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></a> <a href="https://www.npr.org/2019/07/17/742255158/this-economic-theory-could-be-used-to-pay-for-the-green-new-deal"><span lang="EN-US">https://www.npr.org/2019/07/17/742255158/this-economic-theory-could-be-used-to-pay-for-the-green-new-deal</span></a><span lang="EN-US"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn5"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Aglietta, Macroeconomie financiere, La Decouverte, Paris, 1995, pag. 9.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn6"><p class="MsoNormal"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[6]</span></span></span></a> <span lang="ES" style="font-size: 10pt;">C. Marazzi, La violencia del capitalismo financiero, en AA. VV. La gran crisis de la economia global, Madrid, Traficantes de sueños, 2009 <i>La tesis que aquí se ofrece es que la financiarización no es una</i> <i>desviación improductiva/parasitaria de porciones crecientes de plusvalor y de</i></span><i><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;"> ahorros colectivos sino la forma de acumulación de la capital simétrica a los nuevos procesos de producción del valor.</span></i><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">pág. 40.</span><o:p></o:p></p></div><div id="ftn7"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[7]</span></span></span></a> A. Orlean, <span style="font-size: 10.5pt;">Le pouvoir de la finance, Odile Jacob, Paris, 1999, pág 242.</span><o:p></o:p></p></div><div id="ftn8"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[8]</span></span></span></a> C. Marazzi, ibidem pág. 40.<o:p></o:p></p></div><div id="ftn9"><p class="MsoNormal"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[9]</span></span></span></a> <span style="font-size: 10.5pt;">Ibidem </span><i><span lang="ES-MX" style="font-size: 9.5pt;">Ha tenido lugar una transformación de los procesos de valorización por la cual éstos ya no circunscriben la extracción de valor a los lugares adscritos a la producción de bienes y servicios sino que la extienden más allá de los portones de las fábricas, entrando directamente en la esfera de circulación del capital. </span></i><span style="font-size: 9.5pt;">Pag. 40.</span><o:p></o:p></p></div><div id="ftn10"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[10]</span></span></span></a> Se trata de la puesta en valor de la multitud (crowd) y de sus formas de vida.<o:p></o:p></p></div><div id="ftn11"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[11]</span></span></span></a> C. Marazzi, Funzioni della moneta del comune, en E. Braga, A. Fumagalli, AAVV La moneta del comune. La sfida dell’intituzione finanziaria del comune. Alfabeta 2-Derive Approdi, Milano, 2009.<o:p></o:p></p></div><div id="ftn12"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[12]</span></span></span></a> C. Marazzi, Che cos’è il plusvalore?, Bellinzona, Casagrande, 2016. <span lang="EN-US">Pág. 21.<sub><o:p></o:p></sub></span></p></div><div id="ftn13"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[13]</span></span></span></a><span lang="EN-US"> G.F. Knapp, The state theory of money, London, Macmillan 1924. </span>El libro apareció en 1905. <o:p></o:p></p></div><div id="ftn14"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[14]</span></span></span></a> K. Marx, El Capital, Libro III, Vol VIII, Siglo XXI, México, 1981, pág. 1069. <o:p></o:p></p></div><div id="ftn15"><p class="MsoNormal"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt;">[15]</span></span></span></a> <span style="font-size: 10pt;">Ver A. Orléan, <i>Minsky l’hérétique</i>, L’Economie Politique 2016/2 N* 70. Pag. 105. </span><o:p></o:p></p></div><div id="ftn16"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[16]</span></span></span></a> <span lang="ES">S. de Brunhoff, Estado y capital, Villalar, Madrid, 1978, pág. 63. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn17"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[17]</span></span></span></a> A. Negri en Marx más allá de Marx, Akal, Madrid, 2001, habrá de remarcar esta cualidad del dinero <i>…de presentarme inmediatamente la asquerosa cara de la relación social del valor […] No tengo necesidad de hundir las manos en el hegelianismo para descubrir la doble cara de la mercancía, del valor: el dinero tiene una sola cara, la del patrón.</i> Pág. 36-37. <span lang="ES"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoFootnoteText"><span lang="ES"> </span></p></div><div id="ftn18"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[18]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Negri, A propósito de la constitución y el capital financiero, en C. Altamira (comp.) Política y subjetividad en tiempos de governance, Waldhuter, Bs. As. 2006, pág. 378. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn19"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[19]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 379.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn20"><p class="MsoFootnoteText"><a href="applewebdata://D22514B2-E9DE-4F73-924E-38031B463C6E#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;">[20]</span></span></span></a> <span lang="ES">C. Vercellone, L. Baronian, Moneda del común e ingreso social garantizado, en C. Altamira ibídem, pág. 303.<o:p></o:p></span></p></div></div><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p>Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-60847467568536032902020-12-11T19:47:00.000-03:002020-12-11T19:47:05.771-03:00<p> <b style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Recuperar el pensamiento crítico, imperativo del momento. Algunos fértiles ejemplos: Wendy Brown y Maurizio Lazzarato. </span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Las particularidades que asumiera la polémica en nuestro país sobre los sucesos producidos en Bolivia, no han hecho más que reafirmar la inmensa dificultad que anima al llamado progresismo nacional para asumir cualquier controversia teórico política, anteponiendo, en algunos casos, posiciones acríticas que conducen al rechazo <i>in limine</i> de toda divergencia; tergiversando, en otros momentos, de manera alarmante, aquellas lecturas con las que se debate, echando mano a excusas tales como la gravedad de la coyuntura para posponer las diferencias (“es momento de aunar esfuerzos contra el enemigo”), obturando así toda posibilidad de enriquecer la discusión y alcanzar una precisa réplica. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Este posicionamiento no es nuevo, ya que somos testigo de la persistente dificultad que este espacio ha tenido y tiene para incorporar toda crítica a los llamados gobiernos progresistas, independiente del género que ésta asumiera. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Se trata de un enfoque que asimila toda crítica con puntos de vista de derecha, provocando un auténtico bloqueo a la creatividad, a la imaginación, que permita pensar en ese otro mundo posible y necesario. Y, sin embargo, se trata de un reduccionismo habitual y cotidiano en los modos dominantes de interpretar la realidad. Llevado a nuestras coordenadas, el planteamiento binario establece que si criticas al Frente de Todos, es que eres de Cambiemos. Y si criticas a Cambiemos estás haciendo un gran favor al kirchnerismo. Hay en esa intención de cercar la realidad, en ese secuestro de todos los matices, en esa condena a quienes analizan la actualidad con todas sus variantes, una voluntad de control de los mensajes y de las mentes, una imposición de la polarización - “o estás conmigo o estás contra mí”-, una estrategia de asfixia a la creatividad en el plano político y a la profundidad, incluso, en el plano periodístico. En este último caso oculto tras la diatriba de los “medios hegemónicos” y/o la puesta en marcha de “operaciones mediáticas” asimiladas a “verdaderos linchamientos”. Más allá de la importancia necesaria a asignar al papel de los medios de comunicación en todas sus variantes.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En el plano latinoamericano, si criticas a Evo y sus políticas estas con el imperialismo y la derecha boliviana más recalcitrante, léase Camacho o Añez. Si adoptas una lectura contraria a Maduro u Ortega Saavedra le haces el juego al trumpismo, a Guaidó o a la “contra” nicaragüense. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">A pesar de que las diferencias entre una postura y otra son más que evidentes, el pensamiento binario tiene entidad y se obstina en reducir las realidades a tan solo dos ecuaciones posibles, negando la complejidad, secuestrando la riqueza de opciones y alternativas. Se trata de una especulación que anula el acto de pensar. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Pero ¿qué es el pensamiento binario o dicotómico? Es un enfoque y una cultura política que aborda las realidades sociales empecinándose en reducirlas tan solo a dos posibles: lecturas en blanco o negro es la única disyuntiva. Es un pensamiento que atraviesa en realidad a las izquierdas y derechas, incapaces de entender la profundidad de las crisis y de incorporar en sus análisis conceptos, categorías y antagonismos que escapen a la clásica y pobre lectura en la que se mueven. En realidad, es un método para abordar el problema que está muy lejos de pensadores históricos latinoamericanos como José Carlos Mariátegui y tantos otros quienes, frente a la crisis de los años treinta del siglo pasado, tuvieron un punto de vista iconoclasta, producto de los cuales fundaron escuelas de pensamiento que generaron una verdadera revolución cultural en las sociedades de esta región. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Ir contra el pensamiento binario no deja de ser un acto de libertad al eliminar los mandatos privados de la cabeza. El pensamiento binario no deja de ser un resabio cristiano: se trata de un castigo al otro. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Hoy por hoy, las elites intelectuales latinoamericanas son esclavas de este pensamiento binario, sea por conveniencia o por convicción. Tan es así que en el reciente caso boliviano los masistas (seguidores del MAS) bolivianos, partidarios de Morales, creen que el hecho de que Evo Morales sea indígena, lo santifica y legitima para tener derecho, ya para operar sobre la propia constitución plurinacional por él promovida, para desconocer un plebiscito, o, incluso, manosear un proceso electoral que le permita ser reelegido. <i>“Todo ello no interesa, no importa, si enfrente está el imperialismo norteamericano o las clases ricas del país del altiplano”</i>, </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">sostienen convencidos. Aunque, debemos subrayar, esta modalidad de análisis y acercamiento a la realidad no se limita al país del altiplano. Al parecer, se extiende casi en toda América Latina. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Estamos frente a una izquierda que ofende el fundamento cognitivo del marxismo del siglo XIX y nuestros días, evangelizada tras una grotesca y esquemática historia de buenos contra malos, postergando toda crítica, incluso aquella propia de la economía política, ocultando así los pliegues reales del poder manifestando obsecuencia ante el poder. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En este contexto, la intelectualidad académica y política de Latinoamérica afronta el reto de recuperar el pensamiento crítico con la tarea de sintetizar la enorme complejidad de los mundos que componen una nueva realidad en permanente mutación, dejando de lado proceder por rechazo al otro, adversario, o inventando fantasmas. No habrá redención posible sin que esa agresión, asociada al autoritarismo y verticalismo del pensamiento, ceda ante el acceso y el aporte de otras lecturas, puntos de vista, abordajes y vertientes a la par de la participación, ya evidente de nuevos sectores emergentes. Las complejidades que han aparecido en los retos del gobierno y del Estado son mucho más profundas que hace una década. En este sentido tropezamos con la dificultad que expresa esta intelectualidad para asumir los cambios alcanzados en el nuevo capitalismo. A pesar de las indicaciones de </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Reinhart Koselleck, el fundador de la "<i>historia de los conceptos</i></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">” </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">(Begriffsgeschichte), para quien la experiencia histórica precede a su conceptualización, <i>este</i> progresismo permanece atado a lecturas atávicas. Ignorando que </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">l</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">os elementos sociales que dan forma a la historia, son siempre anteriores al lenguaje que los define, sin los cuales,</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">sin embargo, permanecerían ininteligibles. Sabemos que existe una tensión entre los hechos históricos y su transcripción lingüística, ya que los dos son distintos e inseparables. Esto no solo significa que los conceptos son esenciales para pensar sobre la experiencia histórica; </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">t</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">ambién significa que van más allá, sobreviven y se pueden utilizar para comprender nuevas realidades. Requerimos de una </span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">ampliación de perspectiva, como premisa para superar la inexorable fragmentación, regida por esas dos premisas complementarias, -asedio a la creatividad y reduccionismo habitual- que nos inquietan de sobremanera y que expresan en hechos, implícitamente, a muchos de los que se han acostumbrado a pensar binariamente.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En los años 60-70 la ambición política se condensaba en el fortalecimiento de la organización política del obrero masa fabril y el relanzamiento de la política del trabajo vivo tras la construcción del socialismo, mientras se impulsaban las luchas en los países del tercer mundo. Eran tiempos de la Tricontinental, a cuya sombra habrían de crecer y desarrollarse las organizaciones políticas armadas nacionales. Ese contexto de formidables movilizaciones obreras y estudiantiles se enriqueció con la potencia de una polémica teórico-política, abierta y de enorme lealtad entre las organizaciones de la izquierda que pugnaban por dirigir, en esos tiempos, las luchas en desarrollo: maoístas, leninistas, guevaristas. Provengo de esas épocas, moldeado en la critica de la economía política y la práctica, estudio y desarrollo de los principales lineamientos leninistas. Cierto es que los tiempos capitalistas han cambiado. En esos momentos existía un solo camino para la revolución socialista: aquel que siguiera los pasos del modelo obrerista abierto en 1917, un modelo leninista donde la revolución tenía aún la forma de la <i>realización</i>. Donde la clase obrera era el sujeto que contenía ya las condiciones de abolición del capitalismo e instalación del comunismo. A pesar del cambio de los tiempos, nunca imaginé que las polémicas y discusiones de hoy, lecturas sobre los gobiernos pasados, propuestas políticas y análisis sobre la coyuntura, adquirieran el nivel de pobreza, ramplonería y vacío teórico político, sometidas a ese vano, estéril e improductivo pensamiento binario, más cercano a especulaciones religiosas que a reflexiones materialistas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Vivimos épocas, de verdad, literalmente apocalípticas, que revelan que, por atrás de las fachadas democráticas, detrás de las innovaciones económicas, sociales e institucionales, encontramos siempre el odio de clase y la violencia de los enfrentamientos estratégicos. La debacle financiera del 2008 abrió una época de rupturas políticas practicadas por fuerzas neofascistas, sexistas y racistas, que han vuelto anacrónica y desequilibrada aquella alternativa, fascismo o socialismo. Proceso donde la ruptura revolucionaria se ha convertido en simple hipótesis, dictada por la necesidad de reintroducir aquello que el neoliberalismo ha logrado barrer de la memoria, de la acción e incluso de la teoría de las fuerzas que se baten contra el capitalismo. Ésta parece ser su triunfo más importante. Son tiempos apocalípticos porque el nuevo fascismo se presenta como la otra cara del neoliberalismo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">De un tiempo a esta parte el proceso revolucionario ha tomado la forma del acontecimiento, de la contingencia. El sujeto político, en lugar de estar ahí, ya en potencia, es imprevisto (las sucesivas plazas globales, las manifestaciones en Brasil del 2013, el 2001 argentino, las movilizaciones chilenas del 2019 etc.), ya no encarna la necesidad de la historia como la pensábamos anteriormente, sino fundamentalmente, la contingencia del enfrentamiento político. Su constitución, toma de conciencia, organización se construyen a partir del rechazo a ser gobernados, a una ruptura del aquí y ahora, no satisfecha por ninguna promesa de democracia y justicia por venir. E igualmente estos tiempos nos revelan la fortaleza y debilidad de los movimientos políticos que, desde comienzos de siglo, ensayan responder la potencia del capital. La ruptura con la dominación, creando otros tiempos nuevos e inimaginables antes de su aparición, especialmente a nivel de la subjetividad, constituye las condiciones de transformación de sí y del mundo. Ninguna fuerza exterior, ningún partido podrá encargarse de mostrar, como lo hicieron los bolcheviques, <i>que hacer</i> y cómo hacerlo. Indicaciones y conjeturas que no pueden venir más que de su interior, de manera inmanente. Donde el interior está constituido por los saberes, la experiencia y los puntos de vista de los movimientos contemporáneos, ya que, a diferencia de la clase obrera, todo movimiento no tiene ya la capacidad de representar a todo el proletariado, ni expresar la crítica de todas las dominaciones que constituyen la máquina del capital. Ninguna ilusión es posible construir sobre el espacio nacional. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Wendy Brown un buen punto de partida.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">Quizás un ejemplo paradigmático sobre la modalidad de lectura crítica, se encuentre en la reciente revisión que la politóloga norteamericana Wendy Brown, realizara en su último texto<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn1" name="_ftnref1" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">[1]</span></span></span></a>, </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;"> </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;"> sobre lecturas y abordajes que conformaran su</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;"> tesis anterior sobre la naturaleza del neoliberalismo</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">, y </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">que present</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">ara</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;"> en </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">el </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">libro, Undoing the Demos: Neoliberalism's Stealth Revolution (Zone Books, 2015).<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn2" name="_ftnref2" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">[2]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">Así, en este último h</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">abía argumentado que el proyecto de</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">l neoliberalismo era </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">básicamente extender el alcance de las relaciones comerciales, incluso a las esferas del mundo de la vida personal y social</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">. Sin embargo, ahora sostiene que </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">el neoliberalismo ha </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">perseguido</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt;"> y mantiene un proyecto mucho más ambicioso. </span><i><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">El neoliberalismo hayekiano es un proyecto<u> político-moral</u> que tiene como objetivo proteger las jerarquías tradicionales al negar la idea misma de lo social y restringir radicalmente el alcance del poder político democrático en los estados-nación.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn3" name="_ftnref3" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">[3]</span></b></span></span></a> </span></i><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">¿No fue acaso M. Thatcher quien declarara como inexistente a la sociedad? , <i>un término peyorativo para la derecha hoy, que denuncia a los "guerreros de la justicia social" (SJW) por socavar la libertad con una tiránica agenda social de igualdad, derechos civiles, acción afirmativa e incluso educación pública</i>.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn4" name="_ftnref4" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt;">[4]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Brown piensa que </span><span style="font-size: 11pt;">la </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">gubernamentalidad </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">neoliberal</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">solo puede entenderse leyendo los textos de Friedrich Hayek rigurosamente, quien considera que el mercado, como orden moral que estimula la máxima libertad en el descubrimiento de innovaciones mercantiles, promueve el desarrollo continuo de la civilización. Este orden, según el austríaco, evoluciona espontáneamente mediante la selección de normas que se transmiten por tradición. Es decir, y debe señalarse enfáticamente, este autor cree que tales normas no se establecen por deliberación intencional, por poder político y, en particular, por construcción política, sino por innumerables iniciativas privadas que ocurren de manera continua y descentralizadamente en la sociedad. Y entiende esto último sólo como un orden formado por individuos que interactúan con otros individuos, formando un sistema complejo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">El propósito explícito </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">del neoliberalismo</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">era reprogramar el liberalismo para combatir los totalitarismos que se habían entrometido con el socialismo burocrático en el este y los regímenes nazi-fascistas en Europa occidental. El proyecto de sociedad creado entonces, planteó la lógica del funcionamiento de los mercados como un antídoto supuestamente efectivo contra la centralización del sistema económico a través del estado, visto como la principal causa de los regímenes totalitarios. O sea,</span><span style="font-size: 11pt;"></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Buscando distanciar la política de los mercados y los intereses concentrados de la economía fuera de la formulación de las políticas, deplorarían la manipulación de las políticas públicas por parte de las principales industrias y sectores del capital, así como odiaron también la politización de la empresa. Sobre todo, temían las movilizaciones políticas de una ciudadanía ignorante y despierta y miraban al mercado como la disciplina moral y una severa democracia encadenada para pacificar y contenerla.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn5" name="_ftnref5" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[5]</span></b></span></span></a></span></i><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Esto no es exactamente lo que está sucediendo en países que todavía se ven a sí mismos como pluralistas, liberales y democráticos, imagen que opera como fuente de orgullo y material de propaganda. Ya sea que se llame autoritarismo, fascismo, populismo, liberalismo autoritario o plutocracia, el hecho es que hoy nos encontramos ante un creciente movimiento social y político que parece recordar, aunque con diferencias, los peores momentos del siglo pasado, especialmente en Italia y Alemania en las décadas de 1920 y 1930. Brown calificará en su nuevo texto, la situación política global actual como una verdadera pesadilla para el sueño de los padres del neoliberalismo, una suerte de criatura neoliberal frankeisteniana indeseable e impensable para ellos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En efecto, la realidad nos indica que las fuerzas de extrema derecha han vuelto a ser gobierno en numerosas democracias liberales del mundo. Cada elección ha sido portadora de un nuevo shock: la presencia de los neonazis en el parlamento alemán y los neofascistas en Italia; la xenofobia alimentando el Brexit de la mano de la prensa tabloide, mientras en Escandinavia asistimos al surgimiento del nacionalismo blanco y los regímenes autoritarios toman forma en Turquía y Europa del Este. Y, por supuesto, el trumpismo. A medida que crece el reclutamiento en estos sectores de ultraderecha, los centristas, los aún existentes neoliberales dominantes, los liberales y las izquierdas tambalean. Incluso la denominación de este fenómeno se ha vuelto un problema: ¿es este un autoritarismo, fascismo, populismo, democracia antiliberal, liberalismo antidemocrático o plutocracia de derecha? ¿O algo mas? La incapacidad de predecir, comprender o impugnar efectivamente estos desarrollos se debe, en parte, a cegadas suposiciones sobre la perdurabilidad de los valores e instituciones occidentales, especialmente el progreso, la Ilustración y la democracia liberal. Así como a una colección desconocida de manuales en esta derecha en ascenso, que no deja de desconcertar tras su curiosa combinación de moralismo, autoritarismo, nacionalismo, odio al estado, conservadurismo cristiano y racismo. Sin dejar de exaltar la libertad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">El último libro de Wendy Brown <i>In the Ruins…</i>, es de fundamental importancia porque señala que lo peor que el neoliberalismo está creando en varios países de la "civilización occidental”, si bien es hijo legítimo del neoliberalismo, está reñido con el pensamiento de sus precursores primarios.<b> </b>En este nuevo libro Brown defiende la tesis que el neoliberalismo, durante treinta años (1979-2008), preparó el escenario donde maduraron las corrientes antidemocráticas de la segunda década del siglo XXI. Si bien no sostiene que el neoliberalismo sea la causa directa del surgimiento de la extrema derecha, ni que esta última fuera deseada por él, contrariando toda monocausalidad, afirma que la expansión de la racionalidad de la competencia económica a otras esferas de la sociedad, ha socavado la democracia vigente en esos países y, al mismo tiempo, desacreditado la confianza en ciertos valores comunitarios en los que supuestamente se basa, afirmando que el neoliberalismo <i>"intensificó el nihilismo manifestado como una ruptura de la fe en la verdad, en los hechos y en los valores fundacionales"</i>.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn6" name="_ftnref6" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[6]</span></span></span></a> En otras palabras, volviendo a Nietzsche, declara que la devoción de valores y el quebrantamiento de la confianza en las condiciones necesarias para el funcionamiento del sistema económico en sí, fue el terreno en el que renacieron las tendencias fascistas.<b><o:p></o:p></b></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Sabido es que el neoliberalismo establece y legitima un régimen de desigualdades económicas y sociales exacerbadas, crea poblaciones precarias e incluso desechables, establece una intimidad sin precedentes entre el capital (y en particular el capital en su forma financiera) y mundo político, privatiza los bienes públicos y, por lo tanto, impide el acceso compartido y equitativo a los servicios sociales; convierte a los estados, sociedades e individuos en esclavos de la versatilidad y la confusión de los mercados financieros desregulados. Todas estas incriminaciones del neoliberalismo son importantes. Pero ninguno de ellas, señala Brown, identifica el daño que el neoliberalismo trae a las prácticas democráticas, la cultura, las instituciones y la imaginación que fluyen de él. El neoliberalismo ha socavado la democracia, no solo por la privatización, la creciente desigualdad y la colusión entre el poder y el capital. Se trata de la sumisión de todas las prácticas, los contrariedades y meandros de la democracia a una lógica económica, la economización, lo que golpea al régimen democrático. El neoliberalismo, que difunde su ley en todas partes, también inhibe la razón y la riqueza de la democracia, continúa Brown. </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Los principios de los negocios se convierten en los únicos principios del gobierno y la libertad pierde su componente vinculada a las libertades políticas, se reduce a un derecho de propiedad y una licencia para ejercer una actividad de mercado.</span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Pero, ¿dónde estamos? No son pocos los esfuerzos por parte de expertos y académicos, de izquierda y derecha por igual, para responder a esta pregunta. Una lectura complejizada de la izquierda puede sintetizarse así: en el Norte Global, la política económica neoliberal devastó las regiones rurales y suburbanas, vaciándolas de trabajos decentes, de pensiones, escuelas, servicios e infraestructura a medida que el gasto social languidecía y el capital corría tras la mano de obra barata y los paraísos fiscales del Sur Global. Mientras tanto, se abría una división cultural y religiosa sin precedentes. ¿Qué nos dice la izquierda nacional de nuestras geografías? Poco y nada sobre una lectura global. Mientras en el plano local se refugia en anacrónicos análisis ya perimidos de <i>capitalismos dependientes</i> que promueven el revival de la <i>teoría de la dependencia</i>, ante un <i>imperialismo que acecha</i> y la necesidad de retornos a gobiernos progresistas que ya han fracasado tras su desarrollismo nacional malogrado, a la par que no atinan a dar cuenta de los desvaríos, degradación y repetición de un stalinismo, que se consideraba ya superado, en los países anclados aún en el Socialismo del siglo XXI. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Tras una perspectiva de incremento del consumo fundado en una redistribución de la riqueza asentada a su vez en el aumento de los gastos sociales y el endeudamiento de los pobres vía crédito, - un <i>desarrollismo social</i> de conjunto- el progresismo latinoamericano terminó reproduciendo la lógica neoliberal, ahora manejada desde el estado, y no desde el mercado. Las deudas contraídas, en muchos casos, para el consumo, se basaban en un crédito cuyo cobro bancario estaba asegurado en la medida que se debitaba automáticamente ya de la cuenta salario, ya de la cuenta previsional. Brutal mecanismo de construcción de una <i>subjetividad para el mercado</i>. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Esta política se pone en marcha nuevamente con el nuevo gobierno peronista desde diciembre 2019. Todo ello, en nombre de la lucha contra el neoliberalismo. Reduciendo el neoliberalismo a su decálogo economicista: la desregulación de los mercados en beneficio del capital, el ataque y asalto al poder sindical, la precarización y flexibilización laboral, su <i>uberización</i> (como gustan ahora denominarla), el desmantelamiento del estado de bienestar, en fin, las exenciones impositivas a las grandes corporaciones. El silencio de la izquierda “nacional y popular” ante la ola derechista, neofascista o como quiera llamársele, que campea globalmente, es expresión de su incapacidad para poder dar cuenta de los nuevos tiempos a la par que exterioriza su orfandad teórica política, asediada por el binarismo acrítico. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Una de las mayores imprevisiones y errores, sea de los gobiernos progresistas, como de las diferentes izquierdas nacionales, ha sido y es la de creer que los medios más eficaces de lucha contra la pobreza han sido y son la estimulación del crecimiento vía consumo y la extensión del crédito, sin advertir que esta política conduce a una inclusión por <i>financiarización</i>. Estas políticas, que gozan de la simpatía del progresismo, incitan a transformar el comportamiento de los pobres y asumir individualmente los riesgos que el endeudamiento supone. En <i>The Takeover of Social Policy by Financialization<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn7" name="_ftnref7" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[7]</span></b></span></span></a></i>, L. Lavinas investiga cómo las finanzas se desarrollaron en Brasil a partir del paquete de políticas de desarrollo social aplicadas por el Partido de loa Trabajadores (PT), bajo las presidencias de Luiz Ignácio ‘Lula’ da Silva y Dilma Rousseff. El libro explica cómo la incorporación de nuevos grupos sociales al mercado de consumo masivo no fue el resultado de cambios estructurales en la economía, sino principalmente el corolario de la <i>"inclusión financiera"</i> de estos grupos. Es cierto que el consumo en Brasil se sostuvo por las mejoras en el empleo y los salarios, pero los préstamos de alto costo, los crecientes niveles de endeudamiento de los hogares y la marginalidad que alcanzaron los beneficios sociales desempeñaron igualmente su papel. En contraste con el aumento del consumo privado, la provisión de bienestar público se deterioró, mientras se ampliaba la mercantilización de la atención médica, la educación y otros servicios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">La experiencia kirchnerista no está muy alejada de este diagnóstico, con algunas especificidades propias, como el papel que juegan aún las Obras Sociales en el espacio de la salud. Aunque, más allá de ello, es indudable que tanto el kirchnerismo, como el macrismo, y ahora el albertismo impulsaron e impulsan el endeudamiento de <i>los de abajo</i> como mecanismo de incremento del consumo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Por lo que en nuestros países la financiarización no es solo una cuestión del costo astronómico que ha alcanzado la deuda pública, que dirige parte de la riqueza de la nación a manos de las élites financieras y económicas. La financiarización también está relacionada con la expansión de los beneficios sociales vinculados a los préstamos con dinero que genera intereses, y, por lo tanto, lejos de la promoción del bienestar colectivo. El reemplazo del riesgo social por el riesgo individual del endeudamiento impone a los deudores sometimiento financiero, disciplinamiento y forma de vida, de pensar y actuar sujeto a este mecanismo. Verdadero control de sí esencial a los ojos bancarios que transforma los pobres en empresarios para poder administrar la irregularidad de los flujos de sus ingresos mediante el crédito. Con estos argumentos, Lena Lavinas desafía las opiniones más conocidas sobre la historia brasileña reciente. La caída de la pobreza y el aumento del empleo no fueron el resultado de un proceso virtuoso de convergencia simultánea del dominio social con la esfera productiva. Ni tampoco un proceso redistributivo sostenible. Como señala Lavinas, la "securitización" de la política social es una tendencia que puede identificarse en casi todos los regímenes de estado de bienestar. Pero no se ha incorporado al debate latinoamericano sobre política social, que se centra principalmente en el espacio fiscal y en la difusión de las transferencias monetarias condicionadas. Lavinas resalta cómo, en los últimos años, el proceso de financiarización llegó a incluir a aquellos previamente excluidos, y cómo los beneficios sociales pagados por los programas de transferencias monetarias condicionadas se usan como garantía. Las consecuencias de estas políticas son indudables: endeudamiento, individualización, despolitización sin que el crecimiento económico y la redistribución, igualmente marginal, alcanzado hubieran modificado la estructura de clase. Los llamados a fundar una nueva nación del progresismo latinoamericano creando nuevas identidades sociales asentados en lazos de pertenencia colectiva o de solidaridad comunitaria derivaron finalmente en la pavimentación de caminos de acceso al crédito, cuentas bancarias personales y tarjetas de crédito. En ese contexto no resulta extraño que la micropolítica del crédito haya creado las condiciones para una micropolítica fascista. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">¿Qué sucedió en el gran país del Norte? Allí la combinación del patriotismo con el militarismo, el cristianismo, la familia, los cánticos racistas y el capitalismo desenfrenado, fue la receta exitosa de los neoliberales conservadores hasta que la crisis del capital financiero de 2008 devastó los ingresos, las jubilaciones, pensiones y la propiedad de las viviendas bajo hipotecas de su blanca clase media y clase trabajadora. Y en esta volteada cayeron los mismísimos economistas otrora endiosados tras un capitalismo triunfante y rozagante. La desregulación sin control, el financiamiento de la deuda y la globalización fueron desplazados por la lucha sin cuartel contra el ISIS, colocado en el mismo plano que los inmigrantes indocumentados, los mitos de acción afirmativa y, sobre todo, la satanización del gobierno y el estado social ante la catástrofe económica, cambiando astutamente la culpa de Wall Street por Washington, que ante el desastre social rescató a los bancos mientras dejaba colgados del pincel a los deudores. Así, nació una segunda ola de reacción al neoliberalismo, esta vez más rebelde y populista. Incómodos ante la elegante familia negra que habitaba la Casa Blanca, los blancos descontentos fueron empujados por un sistema de permanentes comentarios de derecha de Fox News y las redes sociales, mientras aglutinaban a movimientos que habían permanecido aislados entre sí hasta ese momento: blancos nacionalistas, libertarios, fascistas y antigubernamentales, militaristas desilusionados por las interminables guerras de Medio Oriente. El nuevo populismo de extrema derecha surgió como reacción ante los privilegios otorgados a quienes en otro momento no eran nada ni nadie.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Los nuevos enemigos fueron rápidamente señalados: inmigrantes y minorías responsables del robo del trabajo, junto a otros beneficiarios de la inclusión liberal, cortejados en su momento por las elites y globalistas: aquellos pertenecientes a religiones y razas supuestamente terroristas. El factótum causal fue puesto en las políticas económicas desarrolladas por el neoliberalismo global y sus costos como quebrantos evidentes reflejados en el espejo de una nación perdida. Que no era otra más, que aquella mítica figura asentada en el pasado, cuando las familias eran felices, enteras y heterosexuales, cuando las mujeres y las minorías raciales conocían su lugar, cuando los vecindarios y barrios eran ordenados, seguros y homogéneos, cuando la heroína era un problema negro, el terrorismo no estaba dentro de la patria y un cristianismo hegemónico y blanco constituían la identidad manifiesta, el poder y el orgullo de la nación y de Occidente.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Hacer frente a las invasiones de otros pueblos, de ideas, leyes, culturas y religiones fue el cuento de hadas que los líderes populistas de extrema derecha prometieron proteger y restaurar. Los lemas de la campaña lo dicen todo: “Make America Great Again” (Trump), “France for the French” (Le Pen y el Frente Nacional), “Take Back Control” (Brexit), “Our Culture, Our Home, Our Germany” (Alternativa por Alemania), “Pure Poland, White Poland” (Partido de la Justicia y la Ley de Polonia), “Keep Sweden Swedish” (Demócratas Suecos). Estas consignas y el espíritu agraviado que expresan, conectaron grupos marginales racistas dispares, católicos de derecha y evangélicos cristianos con blancos de los suburbios, frustrados y en caída, de la clase media y trabajadora. El creciente consumo masivo hasta el hartazgo de medios, desde la televisión por cable hasta Facebook, fortalecieron estas conexiones y ampliaron el abismo entre los habitantes de las capas medias y aquellos urbanos educados, mestizos, feministas, queer, afirmativos y no devotos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Las peculiaridades puestas en esta historia son múltiples y variadas. Algunas veces se ubican en la política neoliberal, otras veces en una supuesta absorción de la izquierda liberal por el multiculturalismo y la política de identidad; en otros casos en la creciente importancia política y el poder de los evangélicos y los nacionalistas cristianos o la paulatina vulnerabilidad de una población, sin educación, a las mentiras y conspiraciones. Finalmente, también en la necesidad existencial de horizontes y falta de atractivo, inherente a una cosmovisión globalista para todos, menos para las élites, así como al racismo duradero de una vieja clase trabajadora blanca o el nuevo racismo al que se adhieren los blancos más jóvenes sin educación. Sin embargo, casi todos están de acuerdo en que la intensificación neoliberal de la desigualdad dentro del Norte Global fue un acicate y que la migración masiva desde el Sur al Norte fue una decisión que azuzó el fuego. Con sus diversas inflexiones, esta lectura se ha convertido en el sentido común de la izquierda desde el terremoto político de noviembre de 2016.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Se trata de una narrativa esencialmente incompleta que deja de lado las modulaciones del nuevo capitalismo. En efecto, afirma Brown, no da cuenta de aquellas fuerzas que prescriben, en exceso, la forma radicalmente antidemocrática de la rebelión y, en ese camino, tiende a alinearla con los fascismos de antaño. No considera la demonización de lo social y lo político, propio de la gubernamentalidad neoliberal, y su reemplazo por la valorización de la moral y los mercados tradicionales. No incorpora en sus análisis la desintegración de la sociedad y el descrédito del bien público promocionados por la razón neoliberal, como terreno para florecimiento de los llamados "tribalismos" que emergen como identidades y fuerzas políticas en los últimos años. No explica cómo el ataque a la igualdad, combinado con la movilización de los valores tradicionales, podría encender la llama mientras legitimaba a fuego lento los racismos asentados en los legados coloniales y de la esclavitud. No identifica cómo los ataques a la democracia constitucional, a la igualdad racial, de género y sexual, a la educación pública y a una esfera pública civil y no violenta, se han llevado a cabo en nombre tanto de la libertad como de la moralidad. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">El texto de Brown aborda estos temas al teorizar cómo la racionalidad neoliberal preparó el terreno para la movilización y legitimidad de las fuerzas antidemocráticas en la segunda década del siglo XXI. El argumento no es que el neoliberalismo en sí mismo causó la insurgencia de extrema derecha en el Occidente hoy, o que todas las dimensiones del presente, ya sean los grandes flujos de refugiados hacia Europa y América del Norte, ya el consumismo político y la polarización generadas por los medios digitales, puedan reducirse a causales del neoliberalismo. Más bien, el argumento es que nada permanece intacto al margen de la razón y valoración neoliberal y que el asalto del neoliberalismo a la democracia ha sometido la ley, la cultura política y la subjetividad política. Comprender las raíces y las voluntades de la situación actual requiere evaluar la cultura política neoliberal y la producción de sujetos. No solo las condiciones económicas y los racismos duraderos que la engendraron. Significa considerar que el surgimiento de aquellas formaciones políticas autoritarias, nacionalistas y blancas fueron animadas por la rabia movilizada de aquellos económicamente abandonados y racialmente resentidos, y abonadas por más de tres décadas de ataques neoliberales contra la democracia, la igualdad y la sociedad. El sufrimiento económico de la clase trabajadora blanca, la clase media y el rencor racializado, lejos de ser distintos de estos ataques, adquieren la voz y la forma de ellos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">El entusiasmo popular por los regímenes autocráticos, nacionalistas y, en algunos casos, neofascistas, sostiene Brown, se aleja tan radicalmente de los ideales neoliberales, como los regímenes comunistas estatales represivos se apartaron de los de Marx y otros intelectuales socialistas, a pesar que, en cada caso, el árbol deformado creciera en la tierra abonada por estas ideas. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En resumen, mientras el libro argumenta que el concepto de neoliberalismo ha contribuido de manera importante el presente catastrófico, éste no fue el engendro pretendido del neoliberalismo, sino su creación frankensteiniana, al analizar cómo surgió esa creación, examinando las fallas y oclusiones fundamentales de los principios y políticas neoliberales, así como su mezcla con otros poderes y energías, incluidos los del racismo, el nihilismo, el fatalismo y el resentimiento. Si bien este libro no argumenta que el neoliberalismo haya promovido los principios, las políticas, prácticas y formas de racionalidad de la coyuntura actual, tampoco argumenta que los fascismos de la década de 1930 estén "regresando", ni que la civilización occidental, en otro momento en el camino del progreso, está en un episodio de regresión.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Más bien, teoriza la formación actual como una situación relativamente novedosa que difiere de los autoritarismos, fascismos, despotismos o tiranías de otros tiempos, así como de los conservadurismos convencionales o conocidos. Por lo tanto, rechaza el lenguaje que gran parte de la izquierda utiliza para increpar a la derecha, así como gran parte del lenguaje que la derecha utiliza para describirse a sí misma. Se centra especialmente en cómo las formulaciones neoliberales de la libertad animan y legitiman a la derecha dura y cómo la derecha moviliza un discurso de libertad a través de sus a veces violentas exclusiones y asaltos, buscando no sólo reconstruir el poder del capital, sino también restablecer la hegemonía blanca, masculina y cristiana. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En una entrevista concedida a C. Salmon,<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn8" name="_ftnref8" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[8]</span></span></span></a> <i>El neoliberalismo mina la democracia,</i> Brown reconocerá el error cometido en su trabajo <i>Undoing the Demos…</i> , y, en otros trabajos anteriores donde planteaba una diferencia radical entre el neoliberalismo y el neoconservadurismo. Al considerar que los movimientos políticos, preocupados por afirmar los valores de la familia cristiana, tenían orígenes y objetivos diferentes del neoliberalismo, a pesar que el neoconservadurismo y el neoliberalismo pudieran compartir el software político. La revolución Reagan-Thatcher obviamente combinó valores morales conservadores con una agenda económica neoliberal y, sin embargo, analizó estos dos componentes como diferentes. Brown rendirá mérito en este descubrimiento al libro de Melinda Cooper<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn9" name="_ftnref9" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[9]</span></span></span></a>, quien revelara el reaseguro de las formas patriarcales familiares, no como una atracción secundaria, sino como valores profundamente arraigados en la reforma de la educación y el bienestar neoliberal. Todo esto muestra claramente que el neoliberalismo, desde el principio, tenía pretensiones morales y que nunca dejó de ser parte de la razón o la política neoliberal. El neoliberalismo siempre ha tenido como objetivo liberar tanto los mercados como la moral tradicional de un estado regulador impulsado por la preocupación por la justicia social. El neoliberalismo siempre se ha opuesto a la intervención estatal en las esferas moral y de mercado, al tiempo que propone que el estado les sirva de apoyo y respaldo. Con el neoliberalismo, las familias resucitaron, literal e ideológicamente, atendiendo la asistencia social en lugar del estado, la educación, las pensiones, el cuidado de los niños, el cuidado de los ancianos y más.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Foucault, Butler y la crítica.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">La conferencia que dictara M. Foucault en la Sociedad Francesa de Filosofía, Universidad de la Sorbonael 27-05-1978, conocida bajo el título de <i>Qué es la critica <a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn10" name="_ftnref10" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[10]</span></b></span></span></a></i>, es una respuesta al texto de Kant <i>Que es la Ilustración<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn11" name="_ftnref11" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[11]</span></b></span></span></a></i> (Was ist ufklärung) redefiniendo la crítica kantiana de una manera radical enfrentando la problemática de la modernidad. En efecto, alejándose de toda cuestión kantiana de crítica trascendental, Foucault se desplaza hacia lo que denomina “actitud crítica”. Responder a la pregunta kantiana exigirá para Foucault hacer un camino inverso <i>“plantear la cuestión del conocimiento en su relación con la dominación… partir de cierta voluntad decisoria de no ser gobernado.”<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn12" name="_ftnref12" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[12]</span></b></span></span></a></i> Aquella pregunta sobre ¿que puedo conocer? de <i>Qué es un autor</i>, se convierte ahora en una <i>cuestión de actitud</i> <a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn13" name="_ftnref13" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 11pt;">[13]</span></span></span></a>. Ahora la crítica se redefine como <i>“el movimiento por medio del cual un sujeto se atribuye el derecho de interrogar a la verdad sobre sus efectos del poder y al poder sobre sus discursos de verdad”<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn14" name="_ftnref14" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[14]</span></b></span></span></a></i> Esa “actitud crítica” de Foucault se asocia a cierta manera de no ser gobernado, de pensar, decir y actuar para no ser gobernado. Cierto es que este análisis de Foucault se enmarca en el fenómeno histórico de Occidente de los siglos XV y XVI de la gubermentalidad pastoral aunque se conforma igualmente como un adversario de los artes de gobernar, es el arte de “<i>no querer ser gobernado de esa manera</i>”, actitud práctica de resistencia a un poder de dirección gubernamental inscripto en el marco de las relaciones entre sujeto, poder y verdad, lo que Foucault llama foco de la crítica <i>“que es en esencia el haz de las relaciones que anuda uno a otro o uno a los otros dos, el poder, la verdad y el sujeto”<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn15" name="_ftnref15" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[15]</span></b></span></span></a></i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">¿No se trata en todo caso de construir herramientas conceptuales que harán de lo fragmentario la forma propia de una genealogía que entrelaza la erudición y las luchas?<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn16" name="_ftnref16" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[16]</span></b></span></span></a> </span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Para Foucault, en el marco de la gubermentalización del poder, la crítica <i>“no debe legislar. No dice lo que se debe hacer</i>, según S. Chignola.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn17" name="_ftnref17" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[17]</span></span></span></a> La crítica, continúa Chignola, no debe servir de ley para la ley sino ejercitarse en términos de un desafío o resistencia hacia lo que es, es decir instrumento para quienes luchan y resisten a utilizarse en procesos de conflictos y enfrentamientos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">La crítica debe anclarse en un punto que va mucho más allá de la retórica indagando por debajo de la historia que la rompe y agita mientras custodia por detrás de la política. Función del intelectual, crítica como virtud, como respuesta a un imperativo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Para Butler la crítica es siempre crítica de una práctica, discurso o <i>episteme</i>.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn18" name="_ftnref18" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[18]</span></span></span></a> Crítica como práctica dirá Butler retomando a R. Williams. En el caso de Foucault, según Butler, <i>“propuesta de una práctica nueva a partir de valores que se basan precisamente en esa suspensión del juicio</i>” (subsunción de lo particular en una categoría general ya constituida) La crítica se enfrenta <i>“al gobierno y a la obediencia que exige</i>”, por lo que el proyecto crítico no hace otra cosa más que <i>“limitar el poder de la ley” </i>entendida como las relaciones de poder que circunscriben de antemano lo que contará y no contará como verdad, como campo de conocimiento dado. Por ello es que para Foucault la crítica tiene la tarea de mostrar como el saber y el poder operan de manera conjunta para ordenar el mundo y seguir igualmente los puntos de ruptura entre ellos. En fin, la crítica debe contribuir a la <i>“desujeción al interior de la racionalización”.</i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Misceláneas a raíz de Maurizio Lazzarato y Eric Alliez.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Otro ejemplo de lectura crítica, en este caso quizás mucho más radical, se concentra en el viraje teórico complementario emprendido por M. Lazzarato, quien, de abrevar en el cuerpo teórico de Foucault, Deleuze, Guattari y Negri, ha asumido, en los últimos años, un significativo alejamiento conceptual, adoptando posiciones fuertemente críticas hacia estos últimos. Desmarque que comenzara su tránsito ya hace unos años, en 2016, cuando escribiera a cuatro manos junto a Eric Alliez, el texto Guerres et Capital<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn19" name="_ftnref19" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[19]</span></b></span></i></span></a>. Hemos de recordar que ambos filósofos son tributarios de la corriente obrerista italiana que se desarrollara en Francia al compás de las revistas Futur Anterieur, inicialmente, y luego la actual Multitudes. Pocos años antes, resultaba poco probable prever su alejamiento del cuerpo teórico obrerista, más aún si recordamos sus últimos textos, <i>La fábrica del hombre endeudado </i>y <i>Gobernar a través de la deuda<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn20" name="_ftnref20" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[20]</span></b></span></span></a>.</i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En el nuevo libro<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn21" name="_ftnref21" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[21]</span></span></span></a> que apareciera el año pasado, Lazzarato profundiza la perspectiva teórica adelantada tres años atrás, ahondando en sus críticas, ya no solo con relación a los autores mencionados, sino que incorpora también a Lyotard, Derrida y los contemporáneos Laval y Dardot<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn22" name="_ftnref22" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[22]</span></span></span></a>. En este último texto Lazzarato tomará distancia definitiva con relación a lo que él define como <i>el pensamiento del 68</i>. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Reconociéndose herederos del 68, ambos autores insertan los textos en un campo de polémica con las ideas del 68. Se trata, para ellos, de asumir tanto la derrota de los "movimientos" del 68, como la de su pensamiento, responsable de su fracaso. Más aún, comentan, ha sido la continuidad de las ideas <i>sesentaochistas</i> lo que ha impedido superar la derrota, profundizándola de manera indefinida, imposibilitando pensar <i>la construcción de una máquina de guerra colectiva en el apogeo de la guerra civil desatada</i>.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn23" name="_ftnref23" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[23]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Se puede detectar la existencia de una tensión que cruza el trabajo, entre el intento de clarificación teórica, por un lado, y la voluntad de producir una nueva inteligibilidad de una serie de secuencias históricas por otra parte.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">La (re) lectura de la obra de Foucault ocupa un lugar importante en ambos textos destinada, al parecer, más dirigida a la producción de una interpretación original de su trabajo, antes que la de los datos históricos. El capítulo 7 <i>"Los límites del liberalismo de Foucault"</i> (pags. 155-171), está dedicado casi esencialmente a la crítica de las dos últimas lecciones del curso impartido por este último en el Collège de France en 1978-1979, bajo el título <i>Nacimiento de la biopolítica</i>. Alliez y Lazzarato detectan allí en particular que <i>"Esta idea, esta idealización de una sociedad civil neutralizando a la vez al Estado, la guerra (y la guerra civil) y el Capital no pasa la segunda mitad del siglo XIX”<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn24" name="_ftnref24" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[24]</span></b></span></span></a> </i>no puede extenderse, como lo hace Foucault, a tiempos del ordoliberalismo, posteriores a la segunda guerra mundial. También señalaron el eurocentrismo inherente a la genealogía del racismo estatal propuesto por Foucault en el curso de 1975-1976 titulado <i>Es necesario defender a la sociedad</i>. Más bien, el hecho de que la vida ingrese en el sistema político, es un fenómeno que acompaña el inicio de la conquista colonial y el capitalismo. Basta recordar el trabajo vivo, pero también en la vida de las mujeres, de los colonizados, del conjunto de los indígenas, todo lo cual es puesto directamente en clave política. Entonces, el biopoder no se inicia en el siglo XVII, como dice Foucault, y este razonamiento se vuelve falso. El dispositivo de control sobre los cuerpos, se implantó mucho antes con el racismo. Y el sexismo se instituyó mucho antes en las colonias que en Europa. El racismo que Foucault observa muy tardíamente durante el siglo XIX en Europa, había estado presente ya desde un inicio en las colonias. La organización de las colonias fue posible en torno al racismo y a la subordinación de la mujer. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="background-color: yellow; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Para Lazzarato la experiencia del siglo XX permite afirmar que <i>“la guerra y el fascismo son las fuerzas políticas y económicas necesarias para la conversión de la acumulación del capital[…] En consecuencia la diferencia entre mi análiasis del neoliberalismo y aquellos de Foucault, de Luc Boltanski y Eve Chiapello o el de Pierre Dardot y Christian Laval es radical: estos autores borran los orígenes fascistas del neoliberalismo, la revolución mundial de los años 60’s , así como la contra-revolución neoliberal, cuadro ideológico de la revancvha del capital.”<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn25" name="_ftnref25" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[25]</span></b></span></span></a></i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">El control y regulación de las poblaciones no se realizan más a través de la integración, dice Lazzarato, sino a través del <i>apartheid social</i>, esto es la separación política del capital, antes que a través de la biopolítica. La crisis del 2008 abrió una doble ruptura subjetiva. Por un lado, comenta Lazzarato, comenzó un periodo de <i>fuerte inestabilidad política, propicio a una conversión neofascista de la sociedad (o a una radicalización revolucionaria). La crisis de la deuda determina el fracaso del individualismo posesivo y competitivo del capital humano y hace emerger la figura subjetiva del hombre endeudado responsable y culpable del exceso de los gastos públicos”</i>.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn26" name="_ftnref26" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[26]</span></span></span></a> Por la otra, ante la profundización de las políticas neoliberales, <i>el miedo y la angustia del hombre endeudado han producido una conversión de la subjetividad tornándola susceptible a las aventuras neofascistas, racistas, sexistas y a los fundamentalismos identitarios y soberanistas.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn27" name="_ftnref27" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[27]</span></b></span></span></a></i> Poco tiene que ver esta lectura del neoliberalismo, concluye Lazzarato, <i>con la imagen irenista que transmitía Foucault sobre la sociedad del empresario de sí en el Nacimiento de la biopolítica.</i> <a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn28" name="_ftnref28" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[28]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Regularmente se pasa por alto este aspecto y se asume que la biopolítica, el nacimiento de la biopolítica -donde Foucault se refiere al neoliberalismo-, es solamente una transformación del mercado, una transformación económica y una transformación en las formas de subjetividad. Y no es solamente aquello. No es solamente una restructuración de las empresas, una restructuración del consumo y de las finanzas. Para Lazzarato resulta fundamental no olvidar que, antes que nada, se trata de una victoria política estratégica contra las clases políticas dominadas. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Toda la tradición que abre Michel Foucault sobre la interpretación del neoliberalismo es muy peligrosa, plantea Lazzarato, porque no logra ver que la condición a partir de la cual el neoliberalismo se impone -la política de deuda, el capital humano, etcétera-, deriva de la derrota política del proyecto revolucionario. Fue necesario que la revolución fuera bloqueada, y que, a partir de ese momento, los revolucionarios asumieran el rol de vencidos. Una vez que estos fueron derrotados, o, más bien, cuando los revolucionarios se vieron a sí mismos como derrotados, fue posible la aplicación de las políticas neoliberales y las formas de intervención biopolíticas sobre la población. Sin esta condición, que es la derrota de la revolución, la biopolítica resulta imposible, concluye Lazzarato. La norma neoliberal pudo aplicarse en Chile en 1973 y Argentina en 1976 a partir de la destrucción de la subjetividad revolucionaria y la imposición del terrorismo de estado. En consecuencia, para Lazzarato no es posible discutir en torno del neoliberalismo sin este presupuesto que subraya.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En el texto <i>Guerres et capital</i></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">,</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> Lazzarato y Alliez, plantean que la guerra, la moneda y el Estado son fuerzas constitutivas o constituyentes, es decir ontológicas, del capitalismo. Agregando que la crítica de la economía política es insuficiente en la medida en que la economía no remplaza la guerra, pero la continúa por otros medios, que pasan necesariamente por el Estado: regulación de la moneda y monopolio legítimo de la fuerza para la guerra interna y externa. Para producir la genealogía y reconstruir el “desarrollo” del capitalismo, siempre es necesario implicar y articular conjuntamente la crítica de la economía política, la crítica de la guerra y la crítica del Estado. La historia del capitalismo está, desde el origen, nos dicen, atravesada y constituida por una multiplicidad de guerras: guerras de clase(s), de raza(s), de sexo(s), guerras de subjetividad(es), guerras de civilización. <i>Las “guerras”</i> y no <i>la “guerra”</i>, afirman, como fundamento del orden interior y del orden exterior, como principio de organización de la sociedad. En efecto en este texto ambos autores son explícitos con relación sobre, por una parte, el abandono de un pensamiento sobre la guerra como posibilidad de modificación revolucionaria y, por otra parte, la prolongación permanente de la lógica de la guerra civil como dinámica interna del capitalismo neoliberal. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En su desarrollo </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">“…</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">el Capital no se contenta con mantener una relación de alianza con el Estado y su máquina de guerra. Comienza a apropiárselo directamente integrándolo a sus instrumentos de polarización. La construcción de esta nueva máquina de guerra capitalista integrará así al Estado, su soberanía (política y militar) y el conjunto de sus funciones “administrativas” modificándolas profundamente bajo la dirección del Capital financiero</span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[..]</span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">.</span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">El neoliberalismo no es otra cosa que<i> </i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">“</span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">el momento de plena realización del proceso de captura de la máquina de guerra y del Estado en la axiomática del Capitalismo Mundial Integrado. Dicho de otra forma, el Capitalismo Mundial Integrado es la axiomática de la máquina de guerra del Capital que ha sabido someter la desterritorialización militar del estado a la desterritorialización superior del Capital</span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">”</span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">.</span></i><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn29" name="_ftnref29" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[29]</span></b></span></span></i></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> <i> “…acentuando las polarizaciones de todas las sociedades capitalistas, la economía de la deuda transforma la “guerra civil mundial” (Schmitt, Arendt) en una imbricación de guerras civiles: guerras de clase, guerras neocoloniales contra las “minorías”, guerra contra las mujeres, guerras de la subjetividad. La matriz de esas guerras civiles es la guerra colonial. Esta última no ha sido nunca una guerra entre Estados, sino, esencialmente, una guerra en y contra la población, donde las distinciones entre paz y guerra, entre combatientes y no-combatientes, entre lo económico, lo político y lo militar nunca ha sucedido. La guerra colonial en y contra las poblaciones es el modelo de la guerra que el Capital financiero ha desencadenado a partir de 1970, en nombre de un neoliberalismo de combate</i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">” </span></i><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn30" name="_ftnref30" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[30]</span></b></span></span></i></span></a><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn31" name="_ftnref31" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[31]</span></b></span></span></i></span></a><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"></span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Según Lazzarato, el pensamiento del 68 estaba mucho más preocupado por los movimientos del poder, sus mecanismos de sujeción y sometimiento, generadores de la reacción de los damnificados y sometidos, antes que por la estrategia y política del capital y sus guerras. Conceptos tales como la biopolítica, el biopoder, la gubermentalidad aparecen en un segundo plano y subordinados ahora a la lucha de los colonizados, el sexo, los inmigrantes. Las teorías de las líneas de fuga, de la clase y resistencias sin revolución, privadas de imponer su propia estrategia, en este contexto, han devenido impotentes. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Nos enfrentamos, dice Lazzarato en su último texto, a la acción guerrera y represiva del capital, una nueva época desde 2008, con el bloqueo de la economía real, que no puede ser superada mediante una <i>creación destructiva</i> a lo Schumpeter, sino mediante la imbricación de la política y la economía, con la guerra. Ofensiva hecha posible, destacará Lazzarato, por el fin de los ciclos revolucionarios del siglo XX. La nueva máquina de guerra del Capital, cuya matriz ha sido la guerra colonial, implica una superposición del poder civil y del poder militar, de la guerra y de la política que tiende a volverlos indiscernibles.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Si en el fordismo, el Estado garantizaba la territorialización estatal del Capital, así como la guerra, en este caso entre estados, en tiempos de mundialización, estando el estado atado al capital, la guerra pasa a ser una continua potencia superior, integrando el <i>plan del capital.</i> Aunque ahora, la guerra <i>desterritorializada</i> deja de ser una guerra entre estados, para convertirse en una serie ininterrumpida de <u>guerras múltiples</u> contra las poblaciones.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Y si el espacio de acumulación es transnacional, los compromisos y continuidad de los conflictos serán redefinidos, menos en función de los Estados, que con relación a las poblaciones globalizadas que necesita someter a su lógica. La “guerra en el seno de la población” no se dirige solamente a los “terroristas e insurgentes”; puesta en plural <i>las guerras contra las poblaciones</i>, es el instrumento principal de control, de normalización y de disciplinamiento de la fuerza de trabajo globalizada. Los ejemplos de las luchas y su represión en Chile y Francia, en estos días, serían testimonio de esta hipótesis de trabajo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En las condiciones del “pacto social” del neoliberalismo, la función constituyente deriva hacía el mantenimiento y el control de una situación de inseguridad generalizada, de miedo difuso, de degradación progresiva de las condiciones socio-económicas de la población, que resulta en la generalización de la gobernabilidad mediante una guerra civil fractal y transversal<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn32" name="_ftnref32" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[32]</span></span></span></a> que se sostiene en las continuas campañas de seguridad. Y la guerra, bajo sus diferentes formas, adoptará, según Lazzarato, la forma de la <i>relación social</i>. La inversión de la fórmula de Clausewitz (la guerra como continuación de la política por otros medios) encuentra, en efecto, su forma definitiva cuando la guerra, -más allá de su simple permutación con la política de la que invierte sus fundamentos (la política como continuación de la guerra por otros medios)-, se diversifica en guerras en el seno de las poblaciones, como política del Capital, involucrando en su campaña de miedo, de pacificación y de contra-subversión, todas las redes del poder económico a través de las que se despliega el nuevo orden del capitalismo securitario mundial.</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Para Lazzarato el <i>poder soberano</i> (“hacer morir y dejar vivir”) y la <i>biopolítica</i> (“hacer vivir y dejar morir”) no se suceden uno al otro, sino que coexisten, como se constata hoy con los inmigrantes (hacer morir), mientras se organiza el (dejar vivir) o sobrevivir con las poblaciones nacionales sumergidas en la pobreza. La guerra y la gubermentalidad coexisten. La potencia de muerte no ha sido alegremente reemplazada por la administración foucaultiana de los cuerpos y la gestión de la vida. Al menos esta concepción resulta hoy en día limitada, cuando no falsa. Incluso en Europa, se produjeron las matanzas aterradoras de la primera mitad del siglo XX. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Si bien el cuadro político, la naturaleza del capitalismo y de los sujetos políticos han cambiado radicalmente, según Lazzarato, recuperar el punto de vista <b>estratégico, </b>para toda lectura crítica, otorga fuerza y concede una mayor densidad política a los movimientos contemporáneos, que parecen estar guiados más por una temporalidad del aquí y ahora -reenviando todo los cambios a un futuro prometido, aunque incierto- o, por otra, de larga duración -tras la construcción de formas de vida autónomas e independientes-, antes que por una temporalidad <b>estratégica</b>. Recuperar la perspectiva estratégica es recuperar el anticapitalismo a la par que se equipara la economía política del poder con la crítica de la economía política. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Cuando incorporamos la problemática de la revolución, de la perspectiva estratégica, escapamos a toda posible reducción del análisis basado en la sociología, la filosofía, la economía o la teoría política. Al hacerlo reconfiguramos el poder del capital que pone en el centro de su estrategia el incremento sin límites de la simultánea creación de riqueza y pobreza. Hemos dejado de lado en este contexto el poder como relación de fuerzas, la necesidad del sometimiento del sujeto y su reacción. Y nos volcamos con exclusividad al poder del capital, su política estratégica, incluso el desarrollo y la apuesta a la guerra. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Será W. Benjamin, quien nos pone en guardia contra el abandono de la <u>perspectiva estratégica</u>, al proporcionarnos una definición de la política que integra las rupturas del <i>continuum</i> de la historia, es decir una particular sensibilidad con relación al <i>kairos</i>político, con el arte de la contingencia de la revolución. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Esta observación crítica se hace extensiva a las formas diferentes cómo el pensamiento crítico de algunas corrientes del feminismo sostiene sus posiciones. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">En este punto Lazzarato plantea una atinada observación con relación a la política de los movimientos feministas. En efecto, estos últimos, en muchos casos, nos dice, al olvidar la guerra y la estrategia del capital, terminan llevando a consecuencias extremas la crítica del poder, rescatando su aspecto <i>productivo</i>,<i> </i>mientras relegan a un segundo plano su cara <i>represiva.</i> Así, J. Butler alega la naturaleza no esencialista de la sexualidad, antes bien <i>producida</i> por el discurso, que <i>reprimida</i>. A su entender, se trata de una sexualidad coextensiva al poder, saturada por éste, construida sin cesar por el poder.<span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"> <a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn33" name="_ftnref33" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">[33]</span></span></a></span><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">La norma heterosexual capitalista, a la que el movimiento gay le declaró la guerra, no puede limitarse al reconocimiento de la diversidad de todos los sujetos humanos (Butler), nos recuerda Lazzarato, sino a la raíz de las cosas. En ese contexto la norma heterosexual no puede ser más que destruida, desmantelando la relación de poder de la que el patrón y el obrero son la expresión. Se trata de una relación social como guerra, que va más allá de Foucault. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Contra las predicciones del pensamiento del 68, continúa Lazzarato, y la instalación del fascismo, los Trump y Bolsonaro, se vuelve necesario reconstruir la máquina de guerra revolucionaria. El nuevo neofascismo conforma, para el autor, la excrecencia del poder. La manifestación represiva y guerrera del capital en el siglo XXI. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">El capitalismo no es solo un modo de producción, tal como lo pensaba Marx. El elemento de la guerra es clave, dice Lazzarato, ya que funciona como su principio de constitución y desarrollo. Es un poco como el modelo de Walter Benjamin cuando distingue entre una violencia constituyente y aquella constituida, orientada a conservar un determinado orden fundado.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Ya no se trata </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">el problema del hombre endeudado. El hombre endeudado se está convirtiendo en un hombre fascista y de extrema derecha. Los discursos conservadores han sabido capitalizar muy bien los problemas sociales derivados de la deuda, entre otras cosas, por el progresivo descrédito y repliegue de las organizaciones sociales y políticas comprometidas con una agenda de transformaciones radicales en el mundo, señala Lazzarato.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Last but not least<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Retomando nuestro análisis inicial nos encontramos ante una izquierda que hace apología de las formas de gubernamentalidad moderna, incapaz de ensayar toda crítica al populismo del siglo XXI, imposibilitada de t</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">rascender la matriz de la izquierda ortodoxa y nacional populista sin caer en el derrotismo postmoderno. Una i</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">ntelectualidad que, en el extravío de su capacidad crítica, olvidando toda originalidad del marxismo y despreciando la inteligencia especulativa, ha manifestado una particular obstinación para alcanzar un mínimo análisis crítico sobre lo ocurrido en la historia reciente de los llamados “gobiernos progresistas latinoamericanos”. Que sólo atina a repetir, cual mensajeros deslumbrados, lo que la comunicación y la condicionada propaganda política oficial difunde, a través de los diferentes medios de comunicación. Se asemejan así a viejos militantes stalinistas, mimetizados con el <i>apparatchik</i>, que reproducen funestas épocas pasadas, avalando un simbolismo vacío de los “gobiernos progresistas”. Ciega y muda ante el ajuste que sobre los haberes previsionales realizara el nuevo gobierno kirchno-peronista en diciembre último, para satisfacer la demanda de superavit fiscal solicitado por los organismos financieros internacionales. Viejo mantra neoliberal.<a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftn34" name="_ftnref34" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-size: 11pt;">[34]</span></span></span></a> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Nos encontramos frente al despliegue de saberes ya repetidos y desgastados, tras la defensa de gobiernos que han manifestado un derrumbe ético sin precedentes, acosados por una corrupción extendida. Práctica que los ha llevado a convertirse en arquitectos de la dominación del círculo del poder, a caballo de un esquematismo dualista ramplón que, reducido a la disputa de “buenos contra malos”, olvida toda crítica, la crítica de la economía política, del poder y del mismo capital, degradando el sustrato epistemológico del marxismo, en nombre del que no pocos de sus integrantes, dicen hablar. Se trata de un pensamiento impedido de t</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">rascender la matriz de la izquierda ortodoxa y nacional populista, aunque sin caer en el derrotismo postmoderno. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">A</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">sentado en concepciones de una izquierda ortodoxa que en su dinámica reproduce una concepción de poder, espejo del comando capitalista que visualiza en el estado el factotum de los cambios necesarios a implementar. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Se trata de una predisposición para los análisis y abordajes políticos muy alejados de quienes, como hemos comentado, han sido capaces de volver sobre sus pasos, bien reconociendo vacíos en sus lecturas anteriores, ya incorporando diagnósticos y pareceres que los trasladan a espacios abiertamente confrontativos con el pasado inmediato. Sin abrir juicios valorativos sobre las posiciones de Brown, Lazzarato o Alliez, entendemos que no solo ilustran capacidad de reflexión y autocrítica, sino que, paralelamente, enriquecen el análisis de nuestro tiempo, impulsándonos a pensar y repensar sobre nuestras posiciones e ideas. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">Vivimos tiempos donde l</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;">as protestas a lo largo del mundo, como las chilenas, han fracturado los procesos gubernamentales, disolviendo sus lógicas de administración de la vida. Sin embargo, no contamos con un léxico, o al menos con categorías políticas que nos permitan nombrar aquello que está ocurriendo, al mismo tiempo que proyectar las luchas del presente en una dirección que asegure una salida de las lógicas capitalistas y gubernamentales. Las categorías con las que pensamos la política, son categorías anticuadas que hemos heredado del liberalismo. Una vez más, Chile está demostrando la impotencia e inoperancia de estos modos de entender y practicar la política. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; letter-spacing: 0.2pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; letter-spacing: 0.2pt;"> César Altamira Buenos Aires, enero 2020. <o:p></o:p></span></p><div><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref1" name="_ftn1" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></a> <span lang="ES">W. Brown, </span><span lang="ES">In the Ruins of</span><span lang="ES"> </span><span lang="ES">Neoliberalism</span><span lang="ES">, the rise of antidemocratic politics in the west, Columbia University Press, 2019<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn2"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref2" name="_ftn2" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></a> <span lang="ES">Hay traducción española: El pueblo sin atributos. La secreta revolución del neoliberalismo, México, Malpaso, 2015. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn3"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref3" name="_ftn3" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></a> <span lang="ES">W. Brown, </span><span lang="ES">In the Ruins…</span><span lang="ES">, pág. 13.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn4"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref4" name="_ftn4" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 28. S.n.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn5"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref5" name="_ftn5" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 9.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn6"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref6" name="_ftn6" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[6]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ídem, pág. 8.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn7"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref7" name="_ftn7" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[7]</span></span></span></a> <span lang="ES">L. Lavinas, </span><span lang="ES-TRAD">The Takeover of Social Policy by Financialization- The brazilian paradox, New York, Palgrave, 2017.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn8"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref8" name="_ftn8" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[8]</span></span></span></a> <span lang="ES">Analyse Opinion Critique (AOC), <i>Le neoliberalisme sape la democratie</i>, 5-01-2019. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn9"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref9" name="_ftn9" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[9]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Cooper, <i>The family values, Between neoliberalism and the new social conservatism</i>, New York Zone Books, 2016. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn10"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref10" name="_ftn10" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[10]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Foucault, <i>¿Qué es la crítica?</i>, Bs. As., Siglo XXI, 2018. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn11"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref11" name="_ftn11" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[11]</span></span></span></a> <span lang="ES">Filosofía de la historia, México, FCE, 2015, págs. 23-58.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn12"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref12" name="_ftn12" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[12]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Foucault, ¿Qué es la crítica?, op. Cit. pág. 73 <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn13"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref13" name="_ftn13" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[13]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn14"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref14" name="_ftn14" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[14]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem, pág. 52. Para Política de verdad, ver M. Foucault, <i>Verdad y Poder</i>, en M. Foucault, <i>Microfísica del Poder</i>, Bs. As. Siglo XXI, 2019, pág. 42 y ss. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn15"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref15" name="_ftn15" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[15]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Foucault, ¿Qué es … pág. 52<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn16"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref16" name="_ftn16" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[16]</span></span></span></a> <span lang="ES">E. Castro, Introducción a Microfísica del poder. Op. Cit. Pag. 15.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn17"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref17" name="_ftn17" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[17]</span></span></span></a> <span lang="ES">S. Chignola, <i>Foucault más allá de Foucault</i>, Bs. As. SigloXXI, 2018, pág. 202.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn18"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref18" name="_ftn18" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[18]</span></span></span></a> <span lang="ES">J. Butler, Qué es la crítica. Un ensayo sobre Foucault, Transversal.at en </span><a href="https://transversal.at/transversal/0806/butler/es?hl=butler" style="color: #954f72;"><span lang="ES">https://transversal.at/transversal/0806/butler/es?hl=butler</span></a><span lang="ES"> consultado el 15-01-2020. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn19"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref19" name="_ftn19" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[19]</span></span></span></a> <span lang="ES">E. Alliez, M. Lazzarato, <i>Guerres et capital</i>, Paris, Editions Amsterdam, 2016. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn20"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref20" name="_ftn20" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[20]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Lazzarato, <i>La fábrica del hombre endeudado</i>, Bs. As. Amorrortu, 2013; <i>Gobernar a través de la deuda</i>, Bs. As. Amorrortu, 2015.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn21"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref21" name="_ftn21" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[21]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Lazzarato, <i>Le capital deteste tout le monde, fascisme ou revolution</i>, Paris, Editions Amsterdam, 2019.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn22"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref22" name="_ftn22" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[22]</span></span></span></a> <span lang="ES">P. Dardot, C. Laval, <i>La nueva razón de mundo, ensayo sobre la sociedad neoliberal</i>, Barcelona, Gedisa, 2013, (La Decouverte, París, 2009); <i>Común, ensayo sobre la revolución del siglo XXI</i>, Barcelona, Gedisa, 2015, (La Decouverte, París, 2014)<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn23"><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref23" name="_ftn23" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[23]</span></span></span></a> <span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt;">E. Alliez, M. Lazzarato, op. cit. <i>“En resumen, se trataría de extraer las lecciones de lo que nos pareció el fracaso del pensamiento 68 del cual somos herederos, incluso sobre nuestra incapacidad de pensar y construir una máquina de guerra colectiva a la altura de guerra civil desatada en nombre del neoliberalismo y del primado absoluto de la economía como exclusiva política del capital”. </i>pág. 34</span><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: inherit, serif; font-size: 21pt;"></span><span style="color: #222222; font-family: inherit, serif; font-size: 21pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES"> </span></p></div><div id="ftn24"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref24" name="_ftn24" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[24]</span></span></span></a> <span lang="ES">E. Alliez, M. Foucault, op. Cit. Pág. 162.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn25"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref25" name="_ftn25" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[25]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Lazzarato, Le capital deteste…págs. 24-25<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn26"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref26" name="_ftn26" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[26]</span></span></span></a> <span lang="ES">La deriva de la deuda privada fue transformada luego, en deuda pública para resolver los problemas que el colapso del sistema financiero estaba creando. Para resolver ese problema, se transfirió la deuda privada en deuda pública.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn27"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref27" name="_ftn27" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[27]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Lazzarato, Le capital deteste… op. Cit. Pág. 48. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn28"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref28" name="_ftn28" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[28]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibídem.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn29"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref29" name="_ftn29" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[29]</span></span></span></a> <span lang="ES">E. Alliez, M. Lazzarato, Guerres et… op. cit., págs. 21-22.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn30"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref30" name="_ftn30" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[30]</span></span></span></a> <span lang="ES">Ibidem, pág 28-29.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn31"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref31" name="_ftn31" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[31]</span></span></span></a> <span lang="ES">Es posible observar que esta idea de <i>guerra contra las mujeres </i>ha sido adoptada por el colectivo de mujeres <i>Ni una menos,</i> así como por Rita Segato en su libro <i>La guerra contra las mujeres</i>, Madrid, Traficantes de Sueños, 2016. El colectivo <i>Ni una menos</i> sostiene una estrecha relación entre deuda y guerra, mientras que para Segato, la guerra contra las mujeres se corporiza en los crecientes feminicidios. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES">Es posible rastrear este concepto de guerra contra las mujeres en Silvia Federici,<i> Calibán y la bruja</i>, <i>mujeres, cuerpo y acumulación originaria</i>, Madrid, Traficantes de sueños, 2010, donde Federici plantea que el nacimiento del capitalismo no fue sinónimo solamente de una guerra contra los pobres, sino también de una guerra contra las mujeres para someterlas a la división social del trabajo y los <i>enclosures</i> de todas las formas de relaciones humanas, pasando por un nuevo orden sexual que somete el trabajo femenino y la función reproductiva de las mujeres a la reproducción de la fuerza de trabajo.</span><span lang="ES" style="letter-spacing: 0.2pt;"> </span><span style="letter-spacing: 0.2pt;">En su último texto (<i>El patriarcado del salario</i>) Federici critica fuertemente al marxismo por haber obviado la forma específica de explotación femenina, al delegar en los hombres el control sobre el trabajo de las mujeres creando una forma de gobernanza indirecta.</span> <span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn32"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref32" name="_ftn32" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[32]</span></span></span></a> <span lang="ES-TRAD">Fractal, porque produce indefinidamente su invariancia a pesar de cambios constantes de escala, y transversal, porque se despliega simultáneamente a nivel macro-político, incorporando todas las oposiciones duales: clases sociales, blancos y no-blancos, hombres y mujeres… y micro-político, tras una ingeniería molecular que privilegia las más altas interacciones.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn33"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref33" name="_ftn33" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[33]</span></span></span></a> <span lang="ES">M. Lazzarato, Le capital deteste… pág. 86.<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn34"><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://A58626D6-8A92-4747-8B1B-38B48CCFC915#_ftnref34" name="_ftn34" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[34]</span></span></span></a> <span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; font-size: 10pt;">En perspectiva: el gobierno de Macri en diciembre de 2017 cambió la fórmula de actualización: desde 2009 se actualizaba según fórmula polinomial que incorporaba variación de salarios y recaudación, porque quería bajar, en términos reales, los ingresos jubilatorios. Por ese entonces el macrismo preveía una caída de la inflación, y un aumento de la recaudación; pero la inflación se aceleró. En diciembre de 2019 el gobierno de Fernández suspende la actualización, según la fórmula heredada, por la misma razón de fondo que movió al gobierno de Macri en diciembre de 2017. La clave ahora es desenganchar los aumentos de los haberes jubilatorios de la evolución del índice de precios. Del aumento previsto del orden del 28 % para junio del 2020, seguramente no superará el 10 % para las jubilaciones por arriba de los 20000 pesos, con un ajuste previsional calculado del orden de los 120.000 millones de pesos. </span><o:p></o:p></p><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES"> </span></p></div></div>Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-40477504740888107592020-12-11T19:34:00.001-03:002020-12-11T19:36:14.461-03:00<p> <b style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt;"><span lang="ES-TRAD">El derrotero de la Izquierda: entre la melancolía y un vacío anacronismo. </span></b></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">La historia de las revoluciones obreras a lo largo de casi dos siglos se nutre de una larga constelación de derrotas, trágicas algunas y otras, a menudo, sangrantes. Nuestro país no está exento de estas tragedias, aunque, en este caso, tampoco de formidables luchas de masas y del papel de sus organizaciones políticas protagonistas de esa historia. Sin embargo, esta misma historia ha desalentado prácticas y comportamientos viciados por una sumisa aceptación del orden capitalista establecido, alimentando una persistente resistencia, en procura de nuevas igualdades y libertades.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">En uno de sus últimos escritos, <i>El orden reina en Berlín</i>, en enero de 1919, Rosa Luxemburgo apuntaba: “<i><span style="background-color: white;">Las luchas revolucionarias son justo lo opuesto a las luchas parlamentarias. En Alemania hemos tenido, a lo largo de cuatro decenios, sonoras "victorias" parlamentarias, íbamos precisamente de victoria en victoria. Y el resultado de todo ello fue, cuando llegó el día de la gran prueba histórica, cuando llegó el 4 de agosto de 1914, una aniquiladora derrota política y moral, un naufragio inaudito, una bancarrota sin precedentes. Las revoluciones, por el contrario, no nos han aportado hasta ahora sino graves derrotas, pero esas derrotas inevitables han ido acumulando una tras otra la necesaria garantía de que alcanzaremos la victoria final en el futuro”.</span></i><span style="background-color: white;"></span><span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD" style="background-color: white;">No se trata de convertir esa dialéctica de las luchas en teodicea que, sustentada en una fe, casi religiosa, nos llevará inevitablemente a la victoria. Si no, en todo caso, reconocer la necesidad de rechazar esa extendida historiografía marxista caracterizada por esa fuerte tentación teleológica, donde el comunismo se presenta como un <i>telos</i>, finalidad de la historia a la que llegaremos luego de recorrer etapas de manera lineal, ensambladas sobre la periodización de una modernidad, casi predeterminada. En este entrelazamiento entre historiografía y memoria, es ésta última la que apuntala el futuro, anunciando los combates por venir, a condición de que sepamos leer adecuadamente las nuevas condiciones históricas que nos impone la lucha de clases y las renovadas características que adquiere el comando del capital. </span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">Bien podemos decir que el fracaso y la debilidad de la izquierda de nuestros días se asienta en su dificultad </span><span lang="ES-TRAD">para apreciar las nuevas particularidades que asume el capitalismo de la época y desarrollar una crítica y lectura política apropiada para estos tiempos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">Este déficit lo manifiesta buena parte de aquella izquierda argentina, que creciera en los 70’s, tras la recuperación del leninismo y la vuelta a los clásicos marxistas, con un análisis donde el sujeto de la etapa era el obrero masa fordista. Con una lectura de la formación social económica argentina en clave capitalista, alcanzada en la constitución de las clases sociales antagónicas y en la estructura social existente; con una concepción crítica en relación a la teoría de la dependencia, especialmente aquella referida a la <i>cuestión nacional</i>, postulaba que el carácter de la revolución argentina y latinoamericana era esencialmente socialista. Sin etapas intermedias y alejada de todo proceso de liberación nacional, sustentado, este último, en la necesidad de la conformación de una burguesía nacional, tan propio de la vertiente nacional y popular, que aún hoy, ¡la sigue queriendo construir¡ Tras una aguda confrontación con las organizaciones políticas y sindicales burocráticas de la época, su crecimiento se asentó en la dinámica de luchas que se abría desde las fábricas a las calles, lejos del control de las organizaciones sindicales centralizadas, propias de la época. Su firme adhesión a lo que se dio en llamar el <i>clasismo sindical</i> la alejó de toda participación institucional y con un fuerte contenido antiestatista. Confrontó políticamente con aquella versión <i>nacionalista</i> de crítica a la teoría de la dependencia, para la que e</span>l sujeto histórico era el país o el pueblo, en sus versiones más radicalizadas, en lucha contra el imperialismo por el logro de la independencia nacional y la justicia social mediante la construcción de Estados nacional populares. No debemos esforzarnos demasiado para encontrar un enorme parecido de familia con las ideas sustentadas hoy en día<span style="color: red;">.</span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">Los restos de esa izquierda, lejos de perseverar en razonamientos sustentados en las ideas del filósofo de Treveris, sus especulaciones, siguiendo la moda de estos días, han mutado hacia teorías cercanas, ya al populismo de izquierda tipo Laclau y Mouffe, que hace del estado campo de batalla a alcanzar para avanzar en un proceso de emancipación; ya a lecturas fuertemente inficionadas por muletillas tipo <i>capitales concentrados</i>, <i>medios hegemónicos,</i> capitales <i>monopólicos</i> o empresas <i>multinacionales</i>. Con pobres análisis, donde el antagonismo capital-trabajo es reemplazado por cargados epítetos hacia una derecha neoliberal, como cuerpo del gran capital, (por demás conocido, amén de repetitivo), alineada con las ideas nacional populares, próximas al moderno populismo, omitiendo todo abordaje con relación a ¿un capitalismo de nuevo tipo?, y funcional al ya conocido lenguaje oficial (kirchnerista), huérfano de toda lectura autónoma. En definitiva, una pobrísima variante política, donde desaparece todo antagonismo de clase y vestigio de explotación del capital, apostando a las bondades de un capitalismo <i>nacional,</i> cual persistencia de una vetusta socialdemocracia. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">Las prácticas políticas de esta <i>izquierda marxista aggiornada</i>, no parecen indicar que haya sido capaz de mantener y tributar a la memoria de los vencidos. Sin duda que e</span>l derrumbe del comunismo, la caida del muro seguramente ha influido en este presente, al borrar el basamento de la memoria de las luchas y sus objetivos, mientras mantiene un presente cargado de otra memoria, ahora sí pura melancolía de izquierda, diría Enzo Traverso. Por tanto, incapaz de proyectarse en el porvenir.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">Estamos frente a una izquierda que opera sin una crítica profunda y radical del <i>status quo</i>, sin una alternativa convincente al orden existente de las cosas. Más preocupante aún, se trata de una izquierda que descree de su potencial fecundo, apegada más a la imposibilidad de generar alguna alternativa política creativa. Que ha perdido la esperanza, sumiéndose en su propia marginalidad y fracaso, mientras se ajusta comodamente a la realidad política de nuestros días. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 13.8pt 0.0001pt 0cm;"><span lang="ES-TRAD">Una izquierda nostálgica y marchita que, desde hace mucho tiempo, no logra crear ningún discurso o proyecto; una izquierda que ya no sabe qué (ni a quién) representar, cuando no sea la triste y siempre segunda alternativa de ese <i>"extremismo de centro"</i>. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 13.8pt 0.0001pt 0cm;"><span lang="ES-TRAD">La pregunta, y su respuesta, más bien resulta ser: ¿qué es ser hoy de izquierda? Y entonces ahí, nuestra reflexión se centra en tratar de reinventar enteramente una izquierda, su programa y su dinámica interna, los horizontes a abrir y los temas a reconocer, las apuestas a promover y aquellas a rechazar. Aquellas que hay que aprender a imaginar, fundamentalmente de manera atrevida, asertiva e inventiva, antes que, de forma reactiva y gerencial, como esfuerzo por liberar lo posible, razón de ser de nuestra revisión. Reinvención - laboriosa y lenta – de la que estamos urgidos y necesitamos, esperanzados, ya que, en nombre del optimismo de la razón y la imaginación, a veces sacamos lo mejor del pesimismo de la voluntad. </span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">Se trata de un movimiento que tiene dos vertientes: reconocer e incorporar la completa medida de la cesura histórica que estamos transitando y, en el nuevo terreno social y político que de ella se deriva, construir la resistencia adecuada. Las condiciones para el antagonismo sólo pueden restablecerse dentro de esta nueva trama histórica: <i>"conjunto de formas culturales, etiquetas ideológicas y arreglos institucionales que son posteriores a la crisis del "Estado-nación, y que participan en el proceso de formación de la soberanía imperial"<a href="applewebdata://F2D3DE49-9A19-47B0-975A-1469A1296D1B#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[1]</span></b></span></span></a> </i>(la post modernidad)<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><i> </i></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><i>Una Izquierda que está atrapada en una estructura de apego melancólico a cierta tensión de su propio pasado muerto, cuyo espíritu es fantasmal, cuya estructura de deseo es mirar hacia atrás y flagelarse.<a href="applewebdata://F2D3DE49-9A19-47B0-975A-1469A1296D1B#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[2]</span></b></span></span></a></i> <span lang="ES">Que subordina el deseo revolucionario al repetitivo impulso democrático asentado en la representación, por lo demás, desprestigiado y rancio. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">En la insistencia de Benjamin sobre el valor político de la comprensión dialéctica histórica del <i>"tiempo del ahora"</i>, la melancolía de izquierda representa la negativa a aceptar el carácter particular del presente, es decir, el fracaso para comprender la historia en términos distintos al <i>"tiempo vacío"</i>, al "progreso". Significa, también, un cierto narcisismo con respecto a los apegos políticos e identificación con el pasado, que vuelve casi imposible toda posibilidad de invertir esa afición, en transformación política que coloque nuevamente en el horizonte la emancipación, el deseo del comunismo, como <i>el movimiento real que anula y supera el estado actual de las cosas</i>. Tendencia conservadora que impide a los sujetos encontrar un nuevo espíritu critico y visionario.</span><a href="applewebdata://F2D3DE49-9A19-47B0-975A-1469A1296D1B#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 11pt;">[3]</span></b></span></i></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><i></i></span><span lang="ES-TRAD">La ironía de la melancolía, por supuesto, es que el apego al objeto de la pérdida dolorosa del yo, reemplaza cualquier deseo de recuperarse de esta pérdida, de vivir libre de ella en el presente, de no cargar con ella. Esto es lo que hace que la melancolía sea una condición persistente, un estado, de hecho, una estructura de deseo, en lugar de una respuesta transitoria a la muerte o la pérdida. Jodi Dean, en su trabajo <i>Communist desire</i>, comentando el articulo mencionado de W. Brown, ubica de manera precisa, en términos freudianos esta relación entre melancolía y duelo al citar a Freud: <i>Así́ como el duelo mueve al yo a renunciar al objeto declarándoselo muerto y ofreciéndole como premio el permanecer con vida, de igual modo cada batalla parcial de ambivalencia afloja la fijación de la libido al objeto, desvalorizando este, rebajándolo; por así́ decir, también victimándolo</i>.<a href="applewebdata://F2D3DE49-9A19-47B0-975A-1469A1296D1B#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-size: 11pt;">[4]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD"> </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">El pasado es una acumulación de desastres humanos, de pérdidas humanas. Vaya si lo sabemos. Pero es también nuestro reservorio de conocimiento, razón y esperanza. </span><span lang="ES-TRAD">Ante el caos programático de la globalización, presenciamos la invocación de un retorno al pasado. </span>Pero ese pasado, invocado con nostalgia en el mundo contemporáneo, es un tiempo imaginado que ya no existe mientras coincide, para nuestros modernos izquierdistas, con un regreso a Thomas Hobbes y sublima las más diversas <span lang="ES">prácticas de restauración que fortalecen el dominio del capital</span>. Aunque ya sabemos que en el horizonte no hay Leviatán capaz de imponer orden y seguridad a los miembros de una nación. Más aún cuando lo <span lang="ES-TRAD">que prolifera es esa "audiencia" unida solo por la precariedad existencial y laboral, fragmentos de ese pasado imaginado y contra el que multitudes de hombres y mujeres insatisfechos, ofendidos, molestos y miserables quieren luchar.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">Parafraseando a Walter Benjamin, el Ángelus Novus de la Historia, ese ángel retratado por Paul Klee colgado en su estudio, mira al pasado mientras un vendaval (el progreso) lo empuja hacia el futuro y lo mira como condición hacia donde moverse, porque garantiza la posibilidad de reinventarlo, modificarlo, hacerlo deseable: en otras palabras, el regreso al pasado coincide con la posibilidad para, desde esos escombros, permitirnos el acceso a la buena vida negada por una globalización que no permite alternativas</span>. El retorno al pasado, su rescate, para ser productivo políticamente, debe dar nuevas esperanzas a las generaciones que le siguieron, renacer la esperanza de los vencidos. Benjamin rechaza toda idea de escritura de la historia como simple trabajo de reconstrucción abstracta, para otorgarle la dimensión intelectual de una transformación política del presente. En ese camino se trata, para nosotros, de rastrear y encontrar, en Marx, la referencia fundamental para una teoría del desarrollo autónomo de la subjetividad proletaria o, en palabras de Negri, una teoría de la autovalorización proletaria. Una lucha por crear una nueva base, nuevos fundamentos para los nuevos movimientos, la autonomía de los trabajadores. Proceso de autovalorización del trabajo necesario, que asentado en su libertad y creatividad, se presenta como el auténtico límite, económico y político del capital. Se trata de un proceso inmanente a la relación del capital que lo atraviesa en las crisis, como en su crecimiento.<o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">Es necesario poder dar cuenta e incorporar en nuestro análisis cómo las transformaciones del modo de producción capitalista, en la transición de la fase industrial a la postindustrial, han implicado cambios en la relación de la fuerza de trabajo y el capital variable, con el capital fijo. Que este juego no hace más que expresar la doble subjetividad ontológica del trabajo: por un lado, su posibilidad de prescindencia del capital, sin que ello nos permita decir lo mismo, por otra parte, del capital, cuya existencia depende de su relación con el trabajo y, por lo tanto, que necesita subordinarlo. En otros términos, subjetividad plena del trabajo y subjetividad incompleta del capital. Aquella mirada <i>científica</i> del análisis sobre el conflicto de clases, muchas veces rígido, tras la idea de una composición de clase históricamente determinada, incapaz de captar su evolución gracias a las transformaciones subjetivas que la han contaminado, debe, al menos, ser puesta bajo sospecha. Y, en ese marco, debemos dar cuenta de esa <i>"intelectualidad"</i> que constituye la nueva multitud de trabajadores, y poder responder sobre cuáles son las formas de su ser productivo. Sobre la nueva centralidad de la cooperación laboral, su mayor intensidad en el trabajo inmaterial, cognitivo, en línea, etc., y las consecuencias que determina esta poderosa transversalidad. ¿Cómo se configura hoy la relación y el salto de la composición técnica a la composición política del nuevo proletariado, cuando el obrero social se ha convertido en trabajador cognitivo, comprometido ahora con la cooperación lingüística y tecnológica? Más aún, ¿es posible seguir hablando en el capitalismo de tipo cognitivo de composición técnica del trabajo, cuando la separación entre hombre y máquina se desdibuja y asistimos a una hibridación entre estos dos espacios del proceso de producción? Y, en este caso, si la reapropiación del capital fijo por parte de la fuerza de trabajo viva no constituye su objetivo final, sino solo una condición necesaria para la liberación del trabajo vivo, ¿cómo puede tener lugar esa liberación? Acá saltamos a una cuestión eminentemente política.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">Hoy la prestación laboral, a raíz de las innovaciones tecnológicas introducidas por el paradigma de las TIC, ha cambiado su composición social, su potestad de ser definida como "clase social" con fronteras bien precisas. Se trata de trabajos capaces de desarrollar procesos de subjetivación que no se basan únicamente en la extorsión sobre la supervivencia, -como siempre ha sido-, sino también, y, sobre todo, sobre la capacidad de incorporar formas de vida y sentimientos. El moderno proceso de subjetivación de la condición "proletaria" define nuevos procesos de explotación o subsunción del trabajo por el capital, que van más allá de la subsunción real, aunque, simultáneamente, no son exclusivamente asimilables a los procesos de <i>"desposesión"</i>, propios de la subsunción formal. En esta situación, hablar de <i>"composición política de clase"</i> en términos antiguos y clásicos no parece tener mucho sentido. La relación de explotación entre capital y trabajo se redefine continuamente. Metamorfosis que se nos presenta como desafío a investigar, como intento de superar las contradicciones planteadas por la dinámica de los conflictos sociales que tiñeron el siglo pasado y la crisis del paradigma taylorista-fordista-keynesiano. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">La dificultad consiste entonces en como poder <i>"organizar"</i> la vida misma con el fin de estrechar los lazos sociales y favorecer procesos de subjetivación alternativos. El</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #4c4c4c;"> </span><span lang="ES-TRAD">pensamiento de izquierda sigue anclado en la <i>superioridad</i> de la clase obrera, mientras descuida otros instrumentos interpretativos, otros cambios radicales que nos han alcanzado como el feminismo, la biopolítica, la ecología. La reproducción social ha devenido precioso terreno de examen fundante de los propios procesos productivos, invalidando una jerarquía históricamente consolidada. Desde este punto de vista, las teorías del capitalismo biocognitivo dialogan con los feminismos contemporáneos, a diferencia de otras lecturas en clave aviesa, que separan cuerpo y lenguaje, materia y psiquis. Es precisamente en este campo del trabajo cognitivo-relacional, es decir, de la reproducción social contemporánea, del "trabajo socializado", del biotrabajo global, en fin, de la "vida como plusvalía" donde se han sucedido reflexiones, que intentan ir más allá de los análisis sobre la reproducción asociada al trabajo doméstico y a la división sexual del trabajo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">La izquierda debe redefinirse en el terreno biopolítico, es decir, en el poder de la vida. La "vida" no debe entenderse como sustrato natural, como una fuerza preexistente, o como una insinuación biológica o trascendente, <i>zoé</i>, donde las ilusiones de una <i>nuta </i>vida sean las que alimenten nuestra esperanza de resistencia. La "vida" es política, es histórica, es social; la "vida" está atrapada tanto en las relaciones de poder como en las estrategias de resistencia a estas mismas relaciones de poder; la "vida" es productiva. En este sentido, ser de izquierda es oponerse a todos aquellos intentos, siempre reaccionarios, de naturalizar la vida.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD">En cualquier caso, afirmar que esta libertad, la de la autovalorización del trabajo necesario, tiene un carácter casi absoluto, resulta de fundamental importancia para la fuerza de trabajo autónoma y trabajadores dependientes, interesados en desarrollar una teoría de la liberación que no dependa de mediaciones institucionales -sindicatos, partidos y, en última instancia, del poder del estado-, es decir de la sociedad capitalista. En otras palabras, usando los términos de Negri: se trata de colocar el poder constituyente del trabajo vivo como un contrapoder progresivo y autónomo que tienda a abolir el dominio del capital. </span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD"> </span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><span lang="ES-TRAD"> César Altamira Buenos Aires, 12 de setiembre 2020</span><o:p></o:p></p><div><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://F2D3DE49-9A19-47B0-975A-1469A1296D1B#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></a> <span lang="ES">A. Negri Fabrique de Porcelaine, pour une nouvelle grammaire du politique, Paris, Stock, 2006, pag. 10. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn2"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://F2D3DE49-9A19-47B0-975A-1469A1296D1B#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></a> <span lang="ES-TRAD">W. Brown, Resisting Left Melancholy. Boundary 2, vol. 26 no. 3, 1999, p. 19-27. Project MUSE. </span><a href="https://muse.jhu.edu/article/3271"><span lang="ES-TRAD" style="color: windowtext; text-decoration: none;">muse.jhu.edu/article/3271</span></a><span lang="ES-TRAD"> pág. 25</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn3"><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://F2D3DE49-9A19-47B0-975A-1469A1296D1B#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[3]</span></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="font-size: 10pt;"> Ídem.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn4"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;"><a href="applewebdata://F2D3DE49-9A19-47B0-975A-1469A1296D1B#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></a> J. Dean, Communist Desire, en S. Zizek, comp. The idea of communism Vol 2, London, Verso 2013, pág. 88. S. Freud Duelo y Melancolía. <span lang="ES"><o:p></o:p></span></p></div></div>Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0Océano Atlántico-14.5994134 -28.6731465-90 -169.29814650000003 63.042814825859836 111.95185350000003tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-24414283680882977432020-01-28T10:33:00.000-03:002020-01-28T10:35:07.156-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">América Latina: un incierto horizonte luego de la <i>ola rosada</i>. </span></b><b><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Una aclaración previa. No cabe duda que América Latina no puede asumirse como un todo homogéneo. Si bien esta es una verdad compartida, son numerosos los análisis, a izquierda y derecha, que razonan como si realmente lo fuera. América Latina es una y diversa al mismo tiempo. Historias pasadas entrelazadas y mismos orígenes, por un lado. Sociedades diferentes, sistemas políticos históricos disímiles, construcción histórica de ciudadanía diversa, por otro. En fin, estructuras de clases distintas que construyen relaciones diferentes con el estado. De ahí que, más allá de un acercamiento en bloque, subyace siempre una profunda heterogeneidad y diversidad, que otorgan especificidad a cada país. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Sin embargo, </span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">en América Latina, el agotamiento político y económico de los "gobiernos progresistas" se ha manifestado como la restauración de las viejas fuerzas conservadoras, pero sobre todo, como una fuente de parálisis para los nuevos movimientos y luchas constituyentes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Por lo demás el comportamiento de los diversos gobiernos latinoamericanos permite diferenciar entre las expectativas socio-políticas que generaron al comienzo de su ciclo de gestión, desde los primeros años del nuevo siglo y durante casi un lustro, a la decepción que se extendía en las distintas sociedades nacionales en los últimos tiempos del período. Desencanto social manifiesto ante la persistencia de las desigualdades sociales y de la matriz productiva inicial; la carencia de figuras políticas de recambio, capaces de oxigenar el proceso, fenómeno que exigía la renovación institucional permanente de los mandatos presidenciales; el hartazgo social ante la consolidación y centralización de un poder político que obturaba sistemáticamente toda renovación en el liderazgo, mientras se fomentaba la obsecuencia y el disciplinamiento de los movimientos sociales ahogando toda autonomía; los hechos de corrupción que contradicen aquel objetivo primario de transparencia en el manejo de la res pública, para alcanzar la justicia social, erradicar la pobreza y las desigualdades. A estos factores se debe incorporar la resistencia que generó, en los países andinos especialmente, las políticas extractivistas como pivote del desarrollo nacional. Este fastidio social generalizado en los diversos países, bien le abrió la puerta a nuevos gobiernos de derecha, centro derecha y/o neofascistas, bien ha sumido a los países en una crisis profunda, como es el caso de Venezuela. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El triunfo del PT fue fundante del ciclo del “progresismo” latinoamericano. A poco de asumir,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">lanzando el programa de combate al hambre “Fome Zero” (“hambre cero”), Lula se volvió el líder de izquierda más famoso de su década, inaugurando lo que se llamó luego el “giro a la izquierda” en América Latina. Sin embargo hoy, una nueva agenda regional está asomando cargada de interrogantes, a la sombra del factor disruptivo de la crisis venezolana, que va mucho más allá del colapso del chavismo. El multilateralismo regional ha dejado de existir. La muerte del UNASUR constituye un hecho no metafórico cuando el gobierno ecuatoriano decidió ponerle llave al edificio que la cobijaba. Lo mismo puede decirse de muchos otros espacios multilaterales regionales, sobre todo, los que están vinculados a la integración económica. Ahora se alude a la creación del Prosur, pero todo hace pensar que ese emprendimiento puede llegar a durar lo que duren los gobiernos fundadores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La irrelevancia latinoamericana es un hecho. Decididamente el peso de la región en el mundo se ha devaluado. Lejos ha quedado el tiempo en que las figuras políticas latinoamericanas cobraban relevancia mundial mientras las experiencias políticas del continente se proyectaban sobre las geografías europeas como espejo deseado donde proyectarse. Asistimos a la reemergencia de un peligroso autoritarismo que está aprovechando circunstancias muy concretas: el fracaso de los gobiernos progresistas, la incertidumbre económica, cuando no, una crisis económica ligada a su dependencia de los ciclos económicos; la inestabilidad de algunos regímenes políticos; la presencia del trumpismo y, sobre todo, el dramático colapso del chavismo en su versión Maduro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La verdad es que la izquierda latinoamericana, ante la crisis del socialismo real, la caída del Muro en 1989 y la derrota de los 70’s se abrazó, como tabla de salvación, a la tradición nacional-popular que brotaba en América Latina a comienzos del nuevo siglo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El calificativo de progresista de los gobiernos latinoamericanos, si bien recuerda la noción de progreso aunado a políticas socialdemócratas, incorpora en su patrimonio una perspectiva más amplia: desde el marcado cuestionamiento al neoliberalismo, pasando por el clásico desarrollismo latinoamericano, hasta variantes de políticas radicales nacional-popular, con una fuerte presencia del estado, perfil industrialista, mercado internista y una acentuada vocación regionalista con adhesión a políticas heterodoxas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Mientras tanto, se hace cada vez más evidente que las inversiones americanas han perdido terreno frente a las chinas, abriendo las puertas a nuevas disputas y tensiones. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La dinámica global ya no derrama sobre nuestros países, entre otras razones porque la economía, en general, no ha sido muy exitosa y porque no se destacan liderazgos que conciban sus estrategias en base a las grandes transformaciones tecnológicas globales. Este último punto es decisivo y conecta con el surgimiento de una derecha latinoamericana montada sobre los particulares tiempos de incertidumbre y crisis económica en nuestros países. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Es posible verificar en estos días una serie de procesos concatenados. El divorcio británico del Brexit es el producto del ultranacionalismo local, reacción a los programas de austeridad impuestos al Continente por Bruselas. Apretón económico, que se agudizó desde la crisis de 2008, potenció la frustración de los electorados y la multiplicación de movimientos europeos de ultraderecha, xenófobos e insulares que se montaban sobre esa frustración. Abrazados a la pesadilla, el principal estandarte de esos ejércitos medievalistas es, precisamente, el Brexit británico. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El freno que registra la economía global se origina también en las políticas de estos nuevos liderazgos soberanistas con la versión norteamericana a la cabeza. Los expertos señalan el esquema abierto entre la imprevisibilidad del futuro del Reino Unido y la tosca guerra comercial que Trump le declaró a China. El proteccionismo que define estas visiones insulares y el repudio a la globalización son los eslabones que cierran la cadena alrededor del cuello de sus promotores y secuestra al resto del planeta. Los efectos superan ya la imaginación. Recientemente la autocracia turca del presidente Erdogan sufrió la mayor catástrofe electoral de su historia, con la pérdida de la capital Ankara y posiblemente Estambul, que controla desde 1994. El motivo: la agudización de la crisis económica global que erosiona con devaluaciones a las monedas de los países emergentes, la Lira turca, en particular pero también el real brasileño y el peso argentino. Hace unos días la directora del FMI, Lagarde, reveló que la economía mundial ha perdido ímpetu en el primer trimestre del año por lo que las perspectivas caen del 3,5% estimado para 2019. “El crecimiento será el más bajo que hemos visto en los últimos tiempos”, sintetizó. No es sólo el Brexit y la guerra comercial lo que está en el futuro próximo. Trump también ha profundizado otras trampas en ese sendero. La economía de EE.UU, estimulada con la baja de impuestos de 2017, ha incrementado el déficit fiscal en los cuatro primeros meses del año proyectándose un rojo fiscal en 2019 como el mayor de la historia de los EEUU, fuera de tiempos de guerra o recesión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Ante este panorama América Latina se enfrenta a un nuevo escenario que ya no puede simplemente nominarse como el fin del ciclo progresista y su eventual reemplazo por fuerzas de derecha o centroderecha en el marco de la democracia, sino por un corrimiento de las fronteras políticas hacia otro terreno, allende sus fronteras, para extenderse a nivel global. Bolsonaro, un ex-capitan del ejército, elegido por 57,8 millones de personas —una cifra que se aproxima al total de la población de Italia— alcanzó su victoria mediante su creciente apoyo al conservadurismo, al protagonismo de valores religiosos y morales, a la represión y al encarcelamiento como mecanismos para combatir la violencia en un país que ya no brillaba por sus índices de tolerancia. Si, por un lado, el triunfo de Bolsonaro en Brasil estuvo mediado por una campaña bajo las consignas de <i>biblia, bala y buey</i>, mientras se reivindicaba abiertamente la dictadura instalada en 1964, haciendo alardes de violencia, al tiempo que manifestaba un explícito desprecio por los valores fundamentales de la democracia liberal, en EEUU, Trump había llegado al gobierno dos años antes, apoyado por votantes estadounidenses sin título universitario, sin educación, ya cristianos ya evangélicos, convocados por el descontento, la rabia y las heridas de rencor “blanco”, especialmente el “blanco masculino”, provocado por la pérdida del orgullo social, económico, cultural y político, tras cuatro décadas de neoliberalismo y globalización. Finalmente el neoliberalismo, incapaz de poder satisfacer las demandas de la sociedad, entró en crisis. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">¿Cuál era el clima estadounidense para esa fecha? Si en 1970, más de dos tercios de los trabajadores urbanos negros eran blue collar, en 1987 ese porcentaje había bajado al 28 por ciento, acompañado por el aumento del desempleo y el subempleo que golpeaba a los barrios negros pobres, mientras que la des financiación neoliberal de las escuelas públicas, los servicios y las prestaciones sociales afectaba a los asalariados. Este paisaje, de conjunto, dio lugar a una explosión de la economía de las drogas y las pandillas, una tasa catastrófica de encarcelamiento de negros y un abismo creciente entre una pequeña clase media negra y el resto de la América africana.<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn1" name="_ftnref1" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[1]</span></span></span></a> En ese marco socio económico no resulta extraño el triunfo de la ambulancia del trumpismo, recogiendo los heridos que dejara el neoliberalismo a su paso, frente al liberalismo político de Hillary. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Donald Trump forjó su campaña electoral acometiendo contra el consenso del neoliberalismo multicultural, prometiendo terminar con los tratados de libre comercio y obligar a las industrias manufactureras regresar a los EEUU. Atacó a las grandes corporaciones estadounidenses como Ford, Apple, Nabisco y Carrier por producir fuera del país. Su crítica nacionalista a la globalización fue acompañada por el discurso racista contra los mexicanos (construcción del muro fronterizo) y todo tipo de inmigrantes. Catalogó de terroristas a los musulmanes al tiempo que prometió regular la entrada de quienes busquen ingresar al país. Su retórica buscó dar fin a los discursos del reconocimiento cultural a las diferentes poblaciones oprimidas, a quienes les prometía la ley y el orden, como los afroamericanos, los hispanos y la comunidad LGTBQ, mientras manifestaba una particular misoginia. Politizó el resentimiento de los electores blancos procurando el fin de aquella esfera pública diversa e incluyente construida sobre las demandas de los nuevos movimientos sociales desde los años sesenta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En Brasil, el patrón “neodesarrollista” que se manifestara en todo el período petista haciendo eje en el consumo y el ascenso social, se mostró incapaz de modificar de manera permanente una estructura de clase largamente enraizada. Así como las movilizaciones de masas de los años 70 y 80 fueron expresión de los deseos y reclamos sociales que culminaron en una redefinición de la democracia y de los derechos, las movilizaciones brasileñas producidas desde 2013 en adelante, deben asociarse a la defensa y mantenimiento de los derechos alcanzados derivados de las políticas sociales de los gobiernos del PT, incluida la lucha contra la pobreza<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn2" name="_ftnref2" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[2]</span></span></span></a>. Aunque debemos reconocer igualmente en dichas revueltas la presencia de importantes sectores antipetistas que ganaban las calles alentados por los hechos de corrupción –<i>lavajato</i>- que comenzaban a ventilarse. Las políticas petistas afectaron de diferentes formas a las clases sociales, generando frustraciones que, pese a su convergencia en algunos casos, no dejaban de ser ideológicamente opuestas. Los ricos se hicieron más ricos, mientras que una fracción de la población salió de la pobreza y pasó a tener acceso a determinados servicios, nichos de mercado, espacios y derechos, que anteriormente eran ejercidos tan solo por una clase media-alta, que vio amenazados sus “privilegios” y su estilo de vida. Los clivajes de clase, pero también los de raza, género y origen, si bien transversales en estas movilizaciones de junio de 2013, no fueron capaces de permear con mayor densidad el campo popular, a pesar del nuevo activismo emergente, fenómeno que habría de ser aprovechado más adelante, sin duda por el bolsonarismo para acentuar la ruptura y la división interna y alzarse con un triunfo ante la perplejidad de la izquierda brasileña, latinoamericana y mundial. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En este proceso de construcción de nuevos tiempos para América Latina, no fueron pocos los casos donde una lectura de los partidos políticos tradicionales que los asociaba a una partidocracia corrupta y funcional a los intereses de los organismos financieros internacionales, alimentó su reemplazo y desplazamiento por <i>outsiders</i>, que una vez que llegaron al poder contribuyeron a terminar con ellos. Así, Chávez fue electo con la idea de construir una democracia participativa y protagónica que resolvería los déficits participativos y representativos de la democracia liberal. Correa, desde Alianza País, prometió remplazar la democracia formal con una democracia real entendida como políticas públicas que redistribuyeran la riqueza. Y Morales propuso combinar la democracia indígena-comunitaria con la democracia liberal para descolonizar Bolivia y construir una noción de pueblo plural y multiétnico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Si bien la Constitución de 2009 declaró a Bolivia como un Estado plurinacional y comunitario,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Morales ha pretendido ser muchas veces la voz única del pueblo. Así, cuando los indígenas de la Amazonía se opusieron a la política extractivista del gobierno, Garcia Linera los acusó de ser manipulados por las ONG extranjeras y de no ser auténticamente indígenas<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn3" name="_ftnref3" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[3]</span></span></span></a>. A pesar que el gobierno de Morales intentó imponer una visión hegemónica de indianidad tras la lealtad a su gobierno, no ha podido imponer una visión del «pueblo como uno», frente a la capacidad de movilización de los movimientos sociales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Con estos líderes, regresaron las utopías de la revolución y del socialismo, mientras basaban su acceso al poder, ya no de manera violenta asentada en el uso de las armas, sino en el uso de los votos como estrategia revolucionaria. Gobernaron a través de campañas y de elecciones permanentes renovando liderazgos carismáticos y confrontando con sus enemigos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Así, el llamado “socialismo del siglo XXI” no se basaba en la estatización de los medios de producción, sino en un proyecto que otorgaba al estado un rol protagónico en la planificación de la economía, combinando formas de producción comunitaria, estatal y privada. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Es posible resaltar un común denominador latinoamericano: los diversos dirigentes populistas fundadores no se vieron como líderes políticos ordinarios quienes, elegidos por uno o dos periodos se retirarían luego de la política se construyeron y se vieron a sí mismos liderando la refundación de sus repúblicas, como los herederos de misiones inconclusas de los “padres de la patria”. Sólo la enfermedad le impidió a Chávez ser presidente cuantas veces se le antojara. Correa modificó la Constitución aprobada por la Asamblea Constituyente dominada por Alianza País, su partido, para permitir su reelección permanente, con una cláusula que no le permitía participar en 2017, abriendo la posibilidad de su regreso, si le apeteciera, en 2021. Morales, a pesar de haber perdido el referéndum que le autorizaba a presentarse por cuarta vez en las elecciones en octubre de 2019, consiguió que el Tribunal Supremo Electoral autorizara su candidatura para este año. Cristina Kirchner, por su lado, promovió una reforma constitucional para su reelección indefinida pero fue derrotada en octubre del 2013. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Quizás la mayor innovación de estos líderes haya sido basar su estrategia en la noción de poder constituyente, buscando la transformación de la forma estado. Desdeñaron el poder constituido y prometieron la refundación de sus patrias para alcanzar la segunda y verdadera independencia. El poder constituyente fue entendido como la capacidad popular para crear instituciones y normativas, autoridad capaz de refundar la política, la economía, la moral y la cultura, aunque sin mucha claridad, salvo vagas nociones, sobre el contenido de estas transformaciones. Mención aparte merece el caso boliviano al privilegiar el carácter de estado plurinacional en su nueva constitución, teniendo como bandera central la descolonización y la transformación estructural de la forma Estado hegemónica en la modernidad. En todos los casos se prometía convocar a elecciones para constituir asambleas constituyentes y participativas que generarían nuevas constituciones entendidas como pactos y proyectos de sociedad. Las nuevas constituciones, si bien ampliaron derechos, concentraron el poder en el Ejecutivo. Se impulsaba un poder constituyente desde <i>arriba</i> y desde <i>afuera</i>, no como campo de implementación del trabajo vivo que rechaza su despojo; como proceso abierto y animado de discusión de las relaciones de poder, culminación de la constitución de una práctica colectiva que no finalice asido a la racionalidad de un proyecto que culmine en un estado o una institución. <o:p></o:p></span></div>
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Pero los resultados fueron otros muy diferentes.<o:p></o:p></span></div>
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Venezuela se debate hoy ante el estallido de una crisis sobre otra crisis alimentando una creciente descomposición social que convierte en caricatura la revolución bolivariana. El socialismo del siglo XXI chavista entró en crisis con anterioridad a la muerte de Chavez (marzo de 2013), ante la caída de los precios internacionales del petróleo, principal fuente de divisas de la economía venezolana (96% del valor de las exportaciones nacionales). Al igual que los otros gobiernos progresistas de la primera década del nuevo siglo, el chavismo, si bien construyó organización social y política en los territorios más empobrecidos, se concentró en distribuir los dividendos del superávit comercial externo, mientras fuera posible, entre los sectores más pobres y las barriadas de Caracas, sin modificar la estructura productiva del país. Cuando la principal fuente de divisas comenzó a disminuir, el gobierno chavista comenzó a debilitarse. La revolución bolivariana construyó, más bien, un socialismo discursivo y corporativo desde el gobierno, lentamente absorbido por las cúpulas privilegiadas de las fuerzas armadas, antes que los cimientos de una sociedad diferente que afectara los intereses del capitalismo. Prueba de ello fue el intento de modificar la constitución promoviendo la participación directa de los de abajo a través de lo que se llamó el Estado comunal. El proyecto, impulsado en el segundo mandato de Chavez -2007-, sustituía el poder popular asentado en la soberanía popular por un poder popular basado en el estado comunal, donde el poder se situaba en las comunas, cuyas decisiones se alcanzaban en los consejos comunales por el mecanismo de la democracia directa. Consejos comunales cuya función era la de construir una economía de propiedad social como tránsito al socialismo y garantizar la existencia de mecanismos de participación directa de la población en la formulación, la ejecución y el control de planes y proyectos vinculados a los aspectos territoriales, políticos, económicos, sociales, culturales, ecológicos y de seguridad y defensa. Más allá de que el proyecto fuera rechazado en el referéndum de diciembre de ese año, Chavez buscó la forma de concretarlo, aunque fracasó en el intento. Las comunas se limitaron en los hechos a reunir a un reducido grupo de voceros del barrio, más que a la comunidad, quienes, aprovechando sus posiciones en el gobierno, gestionaban pocos recursos para los emprendimientos. Se registraron algunas experiencias exitosas a pequeña escala, al tiempo que los consejos terminaron controlados por el oficialismo, que los puso a trabajar para él, sobre todo, en tiempos electorales. Aquel proceso, que había nacido sustentado en una poderosa movilización de masas, comenzó lentamente a reemplazar esa ebullición social por una lenta burocratización asentada en un fuerte estatalismo. Política transformadora que gozaba, antes y ahora, de las simpatías del progresismo latinoamericano. Con Maduro la crisis se agudiza a tal punto que hoy, las exportaciones son el tercio de lo que eran 6 años antes, mientras el PIB se ha reducido al 50 por ciento de su valor para la misma época. La sociedad venezolana sufre una profunda crisis de salud, carencia de alimentos y medicamentos, mientras el gobierno se sostiene tras el ejercicio de una represión generalizada ante las movilizaciones de la oposición. El nivel de descontento y desesperación en la población es tan alto y las amenazas a su bienestar tan graves, que cualquier salida a la crisis es posible: desde el apoyo a la invasión que alienta Trump, hasta una variante neo fascista. El estado venezolano está económicamente colapsado, con un gobierno debilitado en su apoyo popular y asentado solamente en las fuerzas armadas. Cierra el cuadro una oposición que impulsa un mayor torniquete económico desde las oficinas de la Casa Blanca. En estos días, como rémora tiempos de la guerra fría, EEUU y Rusia conversan sobre el futuro venezolano a la sombra del gasoducto Nord-Stream que unirá Rusia con Alemania. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">A la sombra de la catástrofe venezolana dos países han caído en los últimos años bajo la influencia de una derecha autoritaria cuyos compromisos democráticos se ven cuestionados. En Colombia, país que sufre una masiva inmigración venezolana, su presidente Iván Duque ha puesto en tela de juicio la ley que reglamentara la justicia de paz, pivote de los acuerdos de Paz entre el estado colombiano y las FARC abriendo la puerta a un posible desconocimiento de los mismos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El autoritarismo venezolano se despliega alcanzando a Nicaragua, donde el gobierno del ex integrante del gobierno del FSLN, Ortega Saavedra, ha consolidado su poder interno tras manipular las instituciones y volverlas funcionales a la consolidación del poder orteguista. En ese contexto toda voz opositora y las masivas movilizaciones estudiantiles del 2018 han sido violentamente reprimidas con cárceles y persecuciones, proceso que provocó fortísimas criticas de numerosos ex compañeros sandinistas de Saavedra. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Una nueva derecha radical y antidemocrática, a nivel global, se presenta hoy como un movimiento antiglobalización utilizando las contradicciones y límites de la globalización -pérdida de estatuto de las clases medias y de los trabajadores industriales- echando mano a una sistemática polarización y creación de falsos conflictos. Así, prometiendo protección a las sociedades a través de la construcción de nuevos muros, convoca a organizarse tras la estigmatización de poblaciones enteras sean estas los inmigrantes o quienes promuevan las diferencias de género o reivindiquen el mismo feminismo. Estamos frente a una nueva versión de la derecha autoritaria que no tiene la forma clásica que los regímenes fascistas de los años 30’s. No hay marchas sobre Roma ni incendios del Reichstag o cosa semejante. Tampoco hay grandes amenazas revolucionarias mundiales a la vista. Existen sí tensiones entre Rusia, China y EEUU por la hegemonía mundial, aunque estamos lejos de cualquier nuevo reparto interimperialista: luego de la caída del socialismo real asistimos a la plena “mundialización” del Capital. Al desaparecer el comunismo y al haberse alineado la socialdemocracia con las normas de la gobernabilidad neoliberal, las derechas radicales han adquirido una suerte de monopolio de la crítica del “sistema”, sin tener siquiera la necesidad de mostrarse subversivas cediendo ese papel a los <i>outsiders</i>. Aunque debemos reconocer una potencial “fascistización” social alentada por la impotencia manifiesta para encontrar una salida visible a la crisis y la ausencia de una alternativa radical que altere la lógica dominante en el mundo. Pero esa gravedad no debe confundirnos y dejar de percibir las diferencias con los fascismos “clásicos”. Los modernos neofascismos se apoyan, antes bien, en la fragmentación social competitiva provocada por el neoliberalismo, que en la unidad nacional estatal apoyada en los movimientos de masa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Debemos reconocer que en nuestra Latinoamérica la polarización no necesitó ser inventada por la nueva derecha, sino que fue construida y alimentada por la lógica política populista, inspirada en Laclau, en algunos casos, y sustentada en la figura schimittiana amigo-enemigo. Contribuyó también a esta situación de enfrentamiento, el agotamiento de esta propuesta, ante claros límites socio económicos, así como la sistemática negación, por los partidarios de estos gobiernos, que la corrupción los hubiera inficionado, trátese de Brasil, Argentina, Venezuela y/o Ecuador. El análisis del crecimiento de la derecha, o nueva derecha, en nuestros países, no puede obviar la existencia de este horizonte político y eludir incorporarlo, como si fuera una simple entidad abstracta producto de algún profundo conservadurismo existente en nuestros países o de alguna manipulación mediática masiva, maquiavélicamente puesta en escena por empresarios malintencionados. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Por ello es que nuestro marco de análisis debe extenderse más allá de la conocida <i>pink tide</i> latinoamericana. El paisaje político debe dar cuenta del giro antidemocrático, autoritario y neofascista que se ha instalado en nuestra América. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Frente a la crisis de la soberanía estatal agudizada con la globalización, la teoría política moderna incorporó el concepto de <i>governance</i> como tentativa de inscribir los conflictos sociales y los procesos administrativos tras mediaciones particulares, puntuales y singulares del poder soberano. Lejos de reducir la <i>governance</i> a una versión posmoderna de la razón de estado, la teoría intenta mostrar cómo el concepto de praxis de la governance explica la desaparición de la tradicional definición de gobierno. Se trata de la construcción de nuevos caminos ante la crisis de la representación. La <i>governance</i> en ese contexto no se referencia en esquemas trascendentales ni estructuras fijas y predeterminadas, sino en formas aleatorias de gobierno que dominan por sobre la contingencia; lo que algunos han llamado el "constitucionalismo sin estado"<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn4" name="_ftnref4" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[4]</span></span></span></a>. La <i>governance</i> intenta entender al orden social sin representación, sin restaurar el régimen de representación, propio de los regímenes republicanos. En última instancia, no salda la crisis de representación sino que la gestiona. Es posible afirmar que la <i>governance</i> es un espacio abierto de lucha y conflicto entre el poder de la soberanía y el contrapoder de lo social<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn5" name="_ftnref5" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[5]</span></span></span></a>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La crisis de la governance, como crisis del neoliberalismo, ha conducido a que las mismísimas políticas democráticas, la democracia <i>tout court</i>, se encuentren amenazadas y sitiadas en estos días. En Estados Unidos, gran parte de Europa y en muchas naciones del mundo, presenciamos el surgimiento de una nueva era de política antidemocrática, muchas de ellas con características cada vez más autoritarias. En un país tras otro, los movimientos sociales y los líderes políticos han logrado activar el populismo más reaccionario tras un nacionalismo, racismo y xenofobia exacerbados. Retórica y políticas de exclusión y marginación de determinados grupos, sean estos inmigrantes o nacionales, han adquirido una virulencia y amenaza intolerables e impensables en no hace muchos años, violando los tabúes implícitos que las democracias de posguerra en Europa Occidental y en la propia América Latina, habían incorporado como partes importantes de sus culturas políticas nacionales. El odio y el resentimiento dirigidos a los inmigrantes son expresados abierta y violentamente, tanto por los líderes políticos oportunistas, como por los mismos ciudadanos. Los movimientos políticos de derecha se esfuerzan en exigir políticas que permitan, o incluso alienten, el socavamiento del constitucionalismo y el estado de derecho. La creciente presencia y legitimidad de estos movimientos aumenta el riesgo de un liderazgo político antidemocrático y la erosión de los elementos centrales de las sociedades democráticas liberales (igualitarismo, pluralismo y prensa libre) que durante mucho tiempo parecieron más estables y duraderos de lo que parecen hoy en día. <o:p></o:p></span></div>
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Pocas dudas caben sobre la importancia que adquirieron los gobiernos progresistas latinoamericanos en su ascendencia y proyección a nivel mundial, durante el nuevo siglo, como opción al neoliberalismo. Sustentada en estas experiencias gubernamentales Latinoamérica se convirtió en un verdadero laboratorio político de alternativa e impugnación a la nueva racionalidad y gubermentalidad capitalista. El rechazo al ALCA, la creación de la CELAC y de la UNASUR, como organismos tendientes a potenciar los intercambios comerciales intra-región y aumentar su fortaleza de negociación en su integración comercial y financiera a nivel global, testimonian estas políticas. Al tiempo que la figura de Chávez, Evo Morales y el mismo Lula trascendían las fronteras latinoamericanas y se instalaban como arquetipos de resistencia a la nueva manifestación del capital en las geografías del norte y sur europeas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">El común origen de la marea rosada latinoamericana: <i>en el principio era el verbo</i><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Siguiendo la vieja tesis obrerista italiana formulada por Tronti, para quien la resistencia obrera es primera en relación al poder y, específicamente, son las revueltas de la clase trabajadora las que preceden y prefiguran los desarrollos subsecuentes del capital, los llamados gobiernos progresistas latinoamericanos estuvieron precedidos por ciclos de luchas que, desenvueltos en los diferentes países, provocaron el surgimiento de la llamada oleada rosa latinoamericana. La utilización de los ciclos, como un recurso analítico que destaca ciertas tendencias de desarrollo en un determinado momento histórico, no es algo nuevo. Quizás la más conocida utilización de dicho recurso sea la puesta en práctica por G. Arrighi<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn6" name="_ftnref6" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[6]</span></span></span></a>, en el campo de la economía política, al señalar la existencia de ciclos sistémicos de acumulación como parte del desarrollo del modo de producción capitalista. Dicho esto, vamos a utilizar la idea de ciclos políticos y ciclos de lucha asociados como herramienta para ayudarnos en nuestro análisis.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El Caracazo de febrero 1989 fue una insurrección popular contra el incremento del precio de la gasolina. Los sectores populares de Caracas y otras ciudades venezolanas saquearon comercios y fueron brutalmente reprimidos enterrando la legitimidad de la democracia del <i>punto fijo<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn7" name="_ftnref7" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[7]</span></b></span></span></a></i>. En Ecuador tres presidentes entre 1997 y el 2005 no pudieron terminar sus mandatos porque insurrecciones populares indígenas contra el neoliberalismo y la corrupción contribuyeron a dar fin con sus gobiernos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En el caso brasileño el ciclo petista estuvo precedido por la larga marcha de los obreros del ABC paulista, que se iniciara allá hacia fines de los 70’s, y la fundación del PT; las luchas de los campesinos nucleados en el MST; los sucesivos intentos frustrados de Lula por acceder a la presidencia; el gobierno y administración municipal de ciudades como San Pablo y Porto Alegre; las luchas urbanas de los Sin Techo. En fin, el largo camino recorrido hasta el triunfo eleccionario del año 2003. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En el caso argentino los gobiernos kirchneristas estuvieron precedidos de manera inmediata por las masivas movilizaciones que, desde fines de 2001, provocaron una formidable inestabilidad política e institucional en el país, impensada hasta ese momento, responsables de suscitar cinco cambios presidenciales en el término de 11 días. Verdadera debacle política y económica que, tras los estallidos sociales del 19 y 20 de diciembre, ensangrentó las calles del país con represión y cuyas huellas sociales y políticas provocaron la mayor fractura social en su historia. Eran tiempos en que la extendida clase media caía en la pobreza, mientras la crisis empujaba a la marginación a vastos sectores sociales y prorrumpían en las grandes ciudades los "cartoneros", familias empobrecidas que buscaban en la recolección del cartón, una forma de supervivencia ante el drama de perderlo todo. Aunque debemos reconocer que este proceso de resistencia a las políticas neoliberales tuvo sus antecedentes en las luchas nacionales que los piqueteros y desocupados desarrollaron desde los 90’s, y que dieron lugar a los diversos movimientos de desocupados, inicialmente conocidos como piqueteros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En particular, el desembarco chavista de diciembre de 1998 estuvo precedido por el Caracazo de febrero de 1989, levantamiento social masivo que sacudió a Caracas y las principales ciudades venezolanas entre el 27 de febrero y el 3 de marzo de 1989, respuesta al programa de ajuste macroeconómico anunciado por el entonces recién instalado gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993). El Caracazo fue una protesta popular que se destacó por su duración, alcance geográfico, intensidad y violencia. Socavó la legitimidad política a tal punto que proyectó la crisis política de 1992 y la destitución del Presidente de 1993. Se trató de una revuelta que dejó un saldo de casi cuatrocientos muertos. A pesar de ello la negativa del gobierno a hacer concesiones provocó que diversos sectores de la sociedad venezolana salieran cada vez en mayor número a la calle durante casi diez años a exigir sus derechos y reclamar por sus aspiraciones. A lo largo de estos 10 años se produce una creciente visibilidad de movilizaciones de naturaleza confrontativas y violentas, contrastando con las de naturaleza convencional que se habían desarrollado en los años anteriores. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Por su parte, la asunción de Correa en enero del 2007 (hasta mayo de 2017) en Ecuador, estuvo precedida por la abrupta finalización de tres gobiernos previos: el de Abdalá Bucaram en 1997, el de Jamil Mahuad en enero del 2000 y finalmente el de Lucio Gutierrez en abril del 2005. Todos ellos meneados por las movilizaciones populares y esencialmente indígenas, -estos últimos nucleados en la CONAIE (Confederación Nacional de Indígenas de Ecuador)-, que se desataron en esas épocas, resistiendo a las políticas económicas neoliberales de los diferentes gobiernos. Si bien el eje de lucha del movimiento indígena, se articuló en un comienzo bajo clave étnica, habría de desplazarse luego hacia un discurso anti-neoliberal. Habría de ser esta particular conjunción del discurso histórico y étnico cultural con los contenidos anti-neoliberales lo que le otorgó especificidad al movimiento indígena ecuatoriano y que lo configurara como el más importante actor contestatario frente al Estado. Más allá de que tanto Mahuad como Gutierrez calificaran los acontecimientos como golpes de estado, lideres de los movimientos sociales, políticos, académicos y partícipes los vieron como la escenificación de la verdadera democracia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Así, en el caso de la caída de Mahuad, la Conaie y la Coordinadora de Movimientos Sociales propusieron que se establecieran los Parlamentos de los pueblos, entendidos como formas de democracia directa y como un poder dual ante un gobierno y un estado calificados como poco democráticos y representativos. En ese contexto se demandó que los Parlamentos de los pueblos reemplazaran a los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Además de paralizar las carreteras, grupos de indígenas tomaron los edificios de los tres poderes. El 20 de enero los manifestantes cercaron el Congreso y la Corte Suprema de Justicia y el 21 los militares que resguardaban el edificio del Congreso permitieron la entrada de los casi 7 mil manifestantes, en su mayoría indígenas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En Bolivia entre el 2000 –guerra del agua<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn8" name="_ftnref8" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[8]</span></span></span></a>- y el 2003 –guerra del gas<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn9" name="_ftnref9" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[9]</span></span></span></a>- se crearon situaciones revolucionarias cuando coaliciones de indígenas y de otros movimientos sociales paralizaron el país demandando el fin del neoliberalismo, de la partidocracia y de la entrega de los recursos naturales a multinacionales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Lo cierto es que ninguno de los gobiernos <i>progresistas</i> se imaginó un horizonte de derrota electoral. El autoconvencimiento de asumirse como expresión indiscutida de la sustancia popular les imposibilitó pensar en la alternancia, situación admitida como contrarrevolucionaria. Por ello es que toda medida que asegurara la continuidad en el gobierno resultaba nimia y justificada frente a la defensa de las necesidades populares y la revolución en marcha. </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">Crisis y debacle de los gobiernos progresistas.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Nos encontramos en tiempos de cambios donde el final de ciclo a nivel regional no ha resultado homogéneo en los diferentes países. Si bien Brasil y Argentina han tenido una salida conservadora mediante elecciones, es indudable que la figura de Bolsonaro, con su impronta neofascista, no es la misma que la de Macri, con políticas marcadamente neoliberales, quien se encuentra al final de su mandato. Otro es el caso de Venezuela bajo una crisis terminal de lo que se dio en llamar revolución bolivariana, socialismo del siglo XXI, sin encontrar una salida a las dificultades presentes. Aquí, el final está abierto. El caso de Ecuador es atípico: si bien Lenin Moreno fue el candidato de Correa, como continuidad de la Revolución Ciudadana, el nuevo gobierno estableció rápidamente diferencias con el autoritarismo propio de Correa, abriendo el diálogo con los movimientos, mientras denunciaba la corrupción correista y se aliaba con sectores de la derecha tradicional. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En los casos de Brasil y Argentina es posible marcar algunos elementos comunes en la decadencia y final de los gobiernos kirchneristas y del PT.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En primer lugar el hartazgo social, luego de 15 años ininterrumpidos de gobierno petista y de 12 años kirchneristas, asociados a un fuerte y centralizado liderazgo del proceso, en las figuras de Lula y Néstor y Cristina Kirchner. Un segundo aspecto destaca que ambos gobiernos basaron sus programas sociales redistributivos (bolsa de familia y Asignación Universal por Hijo como diversos planes de ayuda sociales) en los dividendos que proporcionaba la exportación de recursos naturales (el petróleo, soja y mineral de hierro en el caso de Brasil y los productos del agro en el caso de Argentina). Por ello, cuando los precios de las commodities comenzaron a declinar, las ayudas sociales empezaron a debilitarse. Un tercer elemento común que sobresale son los bolsones de corrupción que atravesaron ambos gobiernos, responsable, en el caso de Brasil, del impeachment y posterior destitución de Dilma Rousseff en 2017 y la inhabilitación de la candidatura de Lula en las elecciones de 2018, que derivara en el triunfo de Bolsonaro. En el caso de Brasil la corrupción se remonta al <i>mensalao</i> (compra de votos de parlamentarios de pequeños partidos para que el PT pudiera construir mayoría parlamentaria) que estallara en el año 2005, primer gobierno de Lula, para aterrizar en el <i>lavajato</i> en 2013 y el affaire de Odebretch extendido a Latinoamerica. El mega escándalo de corrupción que terminó por golpear a las principales figuras de los tradicionales partidos políticos brasileños fomentó el discurso bolsonarista del odio. De esa forma mientras la política volvía a ser aquella cosa mala, los ciudadanos comenzaban a asociar la idea del orden y el respeto por los valores morales con los sectores militares. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En el caso argentino, a diferencia del brasileño, la corrupción tomará estado público luego que el kirchnerismo dejara el gobierno afectada primordialmente por los sobreprecios de la obra pública y los negociados de la ex familia presidencial (hoteles Hotesur y Los Sauces en el sur del país). Mecanismo de corrupción que alcanzaría toda su dimensión en 2018 a través de lo que se conoce como la “causa de los cuadernos”. Es posible detectar un cuarto factor basado en las masivas manifestaciones opositoras, aunque de contenidos y composición social diferentes, que ganaron las calles desde junio de 2013 en Brasil y durante 2012 y 2013 en Argentina (cacerolazos).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Debemos reconocer que en el caso brasileño, comparativamente, la transición del gobierno del PT al de Bolsonaro estuvo mediada por fortísimos tensiones políticas desplegadas durante casi dos años: impeachment a Rouseff, gobierno provisorio de Temer, proscripción de la candidatura de Lula, elecciones presidenciales con ballotage y, finalmente, el ascenso de Bolsonaro. En efecto, luego de haber desestimado, llegando al menosprecio, a las movilizaciones de 2013, el PT y Dilma Rousseff se enfrentaron en 2015 con masivas e inmensas movilizaciones -las que al compás del programa neoliberal que impulsara Rousseff exigían su salida-, sin tener capacidad política suficiente para poder contrarrestar desde las calles su destitución<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn10" name="_ftnref10" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[10]</span></span></span></a>. La ruptura de las alianzas de gobierno debilitó aún más al gobierno petista que, sometido a fuertes presiones callejeras, terminó aislado por aquellos amigos con quienes había cogobernado durante tres períodos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En el caso argentino, la gran novedad se la llevó la derrota del kirchnerismo en diciembre de 2015 a manos de una coalición de centro-derecha, Cambiemos (Radicalismo-PRO), cuya figura principal, M. Macri, provenía de un partido político nuevo circunscripto, hasta ese momento, a la Ciudad de Buenos Aires (Propuesta Republicana, PRO). El triunfo de la alianza Cambiemos resultó tan inesperado, que hasta aún hoy resulta difícil de absorber por el kirchnerismo, al punto que Cristina Kirchner eludió la entrega de los atributos del mando presidencial al nuevo presidente –tradicional traspaso- convirtiendo esta transferencia en un verdadero sainete-papelón político. Con esta acción política el kirchnerismo buscó negar toda legitimidad al nuevo gobierno, fenómeno que habría de extenderse hasta nuestros días.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">Entre el neodesarrollismo y el extractivismo<o:p></o:p></span></b></div>
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Es posible detectar en los distintos países de la <i>pink tide</i> la continua persistencia de un régimen de acumulación capitalista asentado fundamentalmente en un patrón de carácter neo-desarrollista, con hincapié fundamental en la expansión del consumo, y un proceso de explotación de los recursos primarios como fuente de generación de las divisas externas. neo-extractivista. En efecto, en el marco de la globalización capitalista los diversos gobiernos latinoamericanos se integraron al comercio mundial como proveedores de materias primas –granos e industrias extractivas- mientras enjugaban cuantiosos dividendos, sin alterar las estructuras productivas nacionales. Proceso que llevó a los gobiernos progresistas a persistir de manera acrítica en el patrón neodesarrollista/neo-extractivista, sin percibir sus límites intrínsecos estructurales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Hoy el capital funciona extrayendo valor no solo de la tierra, uno de los tipos de <i>extractivismo</i>, sino también de las dinámicas cooperativas de la producción y reproducción de la vida social. Aunque conjuntamente, con ello, el capital, en la era neoliberal, organiza igualmente el disfrute y el consumo a través de redes de micropoderes, capaces de incorporar deseos y necesidades sociales, volviéndolos funcionales a la reproducción del capital. En este devenir el dinero, las finanzas y la deuda se alzan como mediación entre la producción y el consumo, entre la necesidad social y la reproducción capitalista. Debemos resaltar, sin embargo, que la creciente centralidad del tipo de extracción de nuestros días, no es un remanente del pasado, ni la muestra de un retorno histórico cíclico. Comprender la extracción contemporánea exige seguir las formas del <i>común,</i> del que depende, ya que es lo <i>común</i> aquello que se extrae y se transforma en propiedad privada. Una primera aproximación sobre lo/el <i>común</i> nos conduce a plantear la existencia de dos grandes categorías: la riqueza de la tierra, es decir los recursos naturales o materias primas, por un lado, y la riqueza social, resultante de los circuitos de cooperación, que incorporan los productos culturales, los conocimientos tradicionales, así como los territorios urbanos y conocimientos científicos, por el otro. Lo novedoso está en la dramática expansión de las fronteras del extractivismo. Desde la explotación de aquellos metales necesarios para las industrias tecnológicas como el litio, la incorporación de los avances tecnológicos para la explotación del petróleo -el fracking-, la explotación de la soja y maíz en gran escala destacadas ahora para la producción de etanol, conforman todas ellas las distintas formas de extractivismo moderno que van más allá del simple despojo de valor de la tierra e incorporan el valor capturado en aquellos espacios que hacen a la producción y reproducción de la vida social.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Es posible incorporar en este historial extractivista moderno el <i>data mining</i> utilizado en los algorimos, así como la extracción de lo <i>común</i> propio de los territorios urbanos, sea bajo la dinámica de actividades culturales, patrones de relaciones sociales o la misma renta urbana obtenida luego del fenómeno de la <i>gentrificación</i>. Las muchas formas de producción social cooperativa, incluso aquellas asentadas en la informalidad y la precariedad, constituyen otra cara de la extracción, una cara que ayuda a componer muchas otras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">De esta forma el extractivismo jugó un papel importante en el nuevo modelo de acumulación: no sólo es posible observar una adhesión manifiesta de los gobiernos, sino que éstos pretendieron profundizarlo y transformarlo en motor que asegurara el crecimiento económico y el sostenimiento financiero del Estado. En ese contexto la sobreexplotación de los recursos naturales no renovables y la expansión de la frontera hacia territorios considerados anteriormente improductivos, una constante en estas geografías, habría de generar fuertes conflictos sociales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Efectivamente la megaminería a cielo abierto (<i>open pit</i>), -al utilizar técnicas de lixiviación o flotación con sustancias químicas contaminantes-, requiere enormes cantidades de agua y energía, se presentó como un factor desestructurante que reorientaba la vida de las poblaciones, al desplazar las economías regionales preexistentes y “liberar” territorios que, de ahí en más, permanecerían presos de la lógica económica del gran capital. Asistimos a profundas transformaciones de la ciudadanía, a la territorialización de los conflictos y a la violación de derechos ambientales y colectivos, amparados por una normativa nacional e internacional que incluían e incluyen también los derechos de los pueblos originarios. Para este extractivismo moderno los altos precios son una oportunidad que no se puede desaprovechar. Y, como este nuevo extractivismo contribuyó a financiar los programas sociales, clave para el calificativo de gobiernos progresistas, a pesar de enlazar consumo y violencia, obtuvo una legitimidad política insospechada. El “relato” oficial, que procura presentar al extractivismo como soporte de un modelo de crecimiento y generación de empleo, conforma una pieza clave en la búsqueda de apoyo y consenso social favorable que garantizara su aplicación. Mención particular, en el caso boliviano, exige el proyecto de construcción del camino trans-amazónico a través TIPNIS (Territorio indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure) que impulsara el gobierno de Morales y que motivara importantes movilizaciones indígenas en oposición al mismo. Si bien el proyecto se cerró, aunque no de manera definitiva en octubre del 2012, es revelador de las profundas contradicciones entre la propuesta de refundación del Estado centrada en el campo popular-plurinacional, con una reorganización de la relación entre sociedad y naturaleza, y la pervivencia de prácticas desarrollistas y extractivistas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Chávez, Correa y Morales prometieron poner fin al neoliberalismo y reemplazar el modelo extractivista por alternativas de desarrollo así como respetar aquella relación entre la naturaleza y la sociedad asentada en antiquísimas nociones andinas como las del <i>suma qamaña</i> y <i>sumak kawsay</i> (vivir bien o buen vivir). Lejos de promover un nuevo modelo de desarrollo que diera vida al socialismo del siglo XXI, Chávez y Morales continuaron el modelo rentista. Mientras rechazaban al neoliberalismo, las rentas extraordinarias les permitieron incrementar los gastos estatales, financiar programas sociales para combatir la pobreza y alentar el surgimiento de organizaciones supranacionales como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) para disputar las políticas de integración neoliberales de Estados Unidos. Así, mientras las exportaciones petroleras venezolanas pasaban de 68,7% del total exportado en 1998 a 96% en 2015, en Bolivia, las exportaciones de minerales e hidrocarburos crecían 41,8% a 58% entre 2001 y 2013, y en Ecuador, las exportaciones petroleras crecían del 41% al 58% entre 2002 y 2011. Según CEPAL la pobreza se redujo en Venezuela de 48,6% en 2002 a 29,5% en 2011; en Bolivia, disminuyó de 62,4% en 2002 a 42,4% en 2010; en Ecuador bajó de 49% en 2002 a 32,4% en 2011.<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn11" name="_ftnref11" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[11]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Rafael Correa por su parte proclamó en su asunción que iba a gobernar para los vulnerables y desposeídos, a través de su partido Alianza País, poniendo en marcha el programa de lo que dio en llamar la "Revolución ciudadana", mientras buscaba el apoyo del movimiento indígena para ello a través de los cambios que promovió sobre los derechos indígenas en la Constitución de 2008. No fueron estos los casos de Brasil y Argentina, donde, por el contrario, sus gobiernos fomentaron particularmente la explotación de los recursos primarios agrarios y petrolero. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">De esta manera los diferentes gobiernos latinoamericanos, acicateados por el aumento de los precios de las <i>commodities</i>, intensificaron la explotación de loa recursos naturales tras la quimera del desarrollo de las fuerzas productivas, a la par que esta concepción vigente de desarrollo acabó generando un enorme déficit social y ambiental. Sin embargo, debemos reconocer que estos gobiernos fomentaron un proceso de inclusión social significativo, a pesar de que muchas promesas permanecieron incumplidas y muchas contradicciones continuaron irresueltas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Lo cierto es que frente a la derrota de la marea rosada, los diversos líderes progresistas latinoamericanos eligieron el camino de la victimización, mientras campeaba entre sus partidarios una lectura reduccionista de las investigaciones judiciales que atribuía los escándalos de corrupción (en Argentina, Venezuela, Brasil o Bolivia) a meras operaciones de persecución política, que tenían por objeto bien la proscripción de sus líderes, bien el desprestigio de sus políticas y su posterior aislamiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">Brasil: de Lula a Temer y más allá … Bolsonaro.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Entre 2003 y 2013, Brasil vivió una década de tranquilidad social al compás de una economía que crecía generando empleos, aumentaba los salarios y el consumo, se reducía la desigualdad social gracias a una fuerte promoción de políticas sociales que alentaron el optimismo de la población. En efecto, hasta este momento el proyecto petista exhibía fortaleza sustentada en una alianza social y política estable. El lulismo, -caracterizado de diversas formas: como un “reformismo gradual y conservador”<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn12" name="_ftnref12" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[12]</span></span></span></a>, un “pacto nacional-desarrollista”<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn13" name="_ftnref13" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[13]</span></span></span></a> o como una “alianza con las grandes empresas nacionales”-<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn14" name="_ftnref14" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[14]</span></span></span></a> había logrado construir una hegemonía en importantes actores de la sociedad y conseguido el voto mayoritario en las elecciones de 2002, 2006 y 2010 frente al PSDB.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La crisis política desatada por el <i>mensalao</i><a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn15" name="_ftnref15" style="color: #954f72;" title=""><sup><sup><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[15]</span></sup></sup></a> en el 2005 pudo ser conjurada gracias al fenómeno del lulismo. Las políticas sociales del PT y, en especial, la figura de Lula promovieron la ampliación de la base electoral a partir de 2006, que se engrosó al incorporar ahora a las “nuevas clases medias” (beneficiarias del mayor consumo e ingresos), los asalariados organizados de las ciudades de la zona sur de Brasil y las masas de pobres y marginales de las zonas menos desarrolladas del nordeste brasileño. Este plus político permitió a Lula sobrepasar sin contratiempos el impacto del <i>mensalao</i> e imponer a su sucesora. La fortaleza política lulista debemos auscultarla en el verdadero progresismo del gobierno de Lula, esto es, la apuesta a una radicalización de la democracia; democracia desde abajo articulada precisamente por la movilización productiva alcanzada con la integración social de los pobres, responsable de generar nuevos sujetos sociales y nuevas capacidades políticas movilizatorias. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Sin embargo, en junio de 2013, comenzó un gigantesco ciclo de protestas que sacudió la aparente tranquilidad de la vida política y social brasileña. En realidad, previamente el país vecino asistió a una serie de luchas de menor calibre, como la de los habitantes de las favelas que se resistían a ser desalojados ante las mega construcciones previstas para el mundial de futbol de 2014 y las olimpíadas de 2016; la lucha de los indígenas del amazonas contra la construcción de las grandes represas hidroeléctricas y su impacto ambiental, así como las huelgas de los obreros que las construían. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La serie de protestas del 2013, que se extendió por todo el territorio nacional, empezó en un movimiento contra el aumento de las tarifas de los transportes urbanos y terminó como una apertura social de las movilizaciones sin precedentes, en la historia reciente de Brasil. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Su singularidad está relacionada con la indignación difusa que alimentó las protestas, la ambivalencia de los discursos, la heterogeneidad de las demandas y la ausencia de mediación de terceros y de actores tradicionales, comportamientos similares con otras movilizaciones contemporáneas como el Occupy Wall Street, en Nueva York, y el 15-M, en Madrid.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El movimiento de junio nucleó una diversidad de demandas situadas a la izquierda del espectro político, al tiempo que expresó la llegada a escena de nuevos actores y el surgimiento de grupos de izquierda y de derecha. Las manifestaciones surgidas con el formato del Movimiento Pase Libre en San Pablo fueron homologadas por otras agrupaciones de izquierda surgidas de esa dinámica horizontal y participativa como Mídia Ninja. Mientras que Revoltados Online y Movimiento Brasil Livre anunciaban los próximos pasos de una derecha que salía a la calle a anunciar su nombre sin temor, apropiándose también de este repertorio de convocatorias, aunque con un fuerte contenido antipetista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">¿Cómo interpretar estas movilizaciones, en una lectura que vaya más allá del simple rechazo economicista al aumento del precio de un transporte público? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Cuando la metrópoli se convierte en el espacio de la producción social, entonces, en ese momento, las luchas que anteriormente giraban alrededor de las condiciones de trabajo en los diversos espacios fabriles de la ciudad en la sociedad fordista, adquieren una connotación y blanco diferente: se trata en este caso, ahora, de la disputa y defensa de las condiciones de las modalidades y calidad del traslado en la metrópoli. Puede afirmarse que el amplio apoyo y extensión geográfica alcanzado por el conflicto, reclamando la reducción del precio y mejoras en el transporte, representó la constitución de un terreno de lucha común que incorporó aquella fabrica <i>difusa</i> de la producción en el espacio metropolitano y sus servicios asociados<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn16" name="_ftnref16" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[16]</span></span></span></a>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Sin embargo, la <i>nomenklatura</i> del PT, así como Lula y Rousseff, se mostraron incapaces de comprender aquellas transformaciones latentes a nivel de la producción de subjetividad que ellos mismos habían provocado, cuando calificaron las movilizaciones de junio impulsadas por una clase media de derecha que perseguía desestabilizar el gobierno. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">¿Cómo los movimientos actuales, organizados bajo la forma de la multitud, van a tornarse duraderos y efectivos contra los poderes dominantes? Quizás se demasiado pronto para poder dar una respuesta convincente al respecto. Sin embargo es posible recurrir a aquellas dos proposiciones que Mario Tronti planteara allá por 1960, cuando los movimientos de trabajadores industriales en Italia estaban, de manera similar, en una etapa emergente de la lucha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">Recordando la tesis trontiana ya mencionada, donde </span><span lang="ES">la resistencia obrera es primera en relación al poder y, específicamente, son las revueltas de la clase trabajadora las que preceden y prefiguran los desarrollos subsecuentes del capital, entonces será posible afirmar que l</span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">as revueltas producidas por la multitud constituyen una fuerza creativa que, a pesar de no haber sido triunfante, marcan premonitoriamente los modos y ejes del desarrollo social en los próximos años. Esta proposición nos debería conducir a concentrar nuestro análisis en los poderes, la inteligencia y la creatividad de la multitud en lucha. A pesar de formar parte de los precarios en el mundo del trabajo, sus integrantes son productivos y creativos, mientras generan nuevas formas de vida social, conocidas bajo el nombre de producción <i>biopolítica</i>. En todo caso, es el gap generado entre la creatividad y capacidad productiva de sus integrantes y el reconocimiento social asociado a las miserables oportunidades que registra la sociedad, el que ha sido motivo, en los últimos años, de protestas sociales. Rechazos que deben ser asumidos como verdaderas revueltas de un trabajo de nuevo tipo, antes que luchas de resistencia contra la pobreza y en reclamo de trabajo genuino. De esta forma, tanto la capacidad productiva de la multitud, como la voluntad de volver <i>común</i> el espacio metropolitano, dan cuenta del poder, consistencia y durabilidad con que se puede definir el desdoblamiento de las luchas presentes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">Por otra parte la política moderna, incluida la tradición de izquierda sitúa la organización política bajo el juego dialéctico de la centralidad de las masas y la dirección de los líderes. Bajo esta lectura, las demandas de los movimientos expresan intereses parcial expresados a nivel de la táctica, mientras que a los líderes les está asignada la definición de la estrategia. Y acá entra la segunda propuesta de Tronti quien propone igualmente que debemos invertir aquella relación donde ahora la estrategia está asignada a los movimientos y a su dirección la táctica. En otras palabras, los movimientos hoy son capaces ellos mismos de formular y dictar la estrategia política, mientras que las estructuras de liderazgo (junto con el propio partido) deben ser usadas como materia para la táctica. Esto no significa decir o interpretar según una visión de movimientos "sin liderazgo" - y mucho menos una afirmación de la espontaneidad - pero, en vez de ello: por un lado, la reivindicación de las capacidades estratégicas coherentes de los movimientos para abordar efectivamente asuntos generales políticos y sociales y, por otro lado, la propuesta de usar (y descartar) las estructuras de liderazgo según las necesidades presentes y cambiantes de la lucha.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Así, las manifestaciones de junio de 2013 barrieron el pacto social lulista de conciliación de clases y desarrollo del mercado interno, mientras demostraban que el PT había perdido su capacidad de movilización en las calles, dando lugar a un proceso de creciente “desencanto ciudadano”. Este movimiento, que organizó una diversidad de demandas a la izquierda del espectro político, expresó la irrupción en escena de nuevos actores de izquierda y de derecha. Por izquierda, las manifestaciones surgidas con el formato del Movimiento Pase Libre en San Pablo fueron homologadas con otras agrupaciones surgidas de esa dinámica horizontal y participativa como Mídia Ninja. Por derecha, los Revoltados Online, Movimiento Brasil Livre fueron anunciando los próximos pasos de una derecha que salió a la calle a ventilar su nombre sin temor, buscando disputar también este repertorio de reclamos y convocatorias. En efecto, desde el estallido de las manifestaciones, estas incorporaron igualmente a fuerzas de derecha, mientras la prensa dominante reiniciaba la campaña moralista contra el PT, dirigida en 2005 con el <i>mensalão,</i> al darse cuenta de que podía utilizar la onda anticorrupción para afectar y debilitar de manera directa al gobierno. Los sectores más conservadores pasaron a apropiarse de estéticas, prácticas y repertorios tradicionalmente de izquierda, con el fin de fortalecer un campo político otrora dividido y debilitado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Es posible afirmar que las jornadas de junio marcaron el inicio de una reconfiguración de las subjetividades políticas que reposicionaron los campos políticos a partir de la emergencia de nuevos sujetos, prácticas y discursos. Lo que trajeron a la superficie fue parte de las contradicciones que desde siempre estructuran Brasil. Aquellas que ni siquiera la síntesis progresista del lulismo logró superar: el racismo, la desigualdad, la escisión entre la<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">representación política y el tejido social y la quiebra de un proyecto de desarrollo que, si bien por un lado, logró mejorar la vida de parte de las personas, por otro lado, se mostró incapaz de generar al menos reformas duraderas del propio modelo capitalista de organización de la producción social. </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "times new roman" , serif;">Nadie puede negar los logros de los gobiernos del PT ampliamente difundidos. Durante las dos administraciones de Lula (2003-2010), sumando el tercer período de Dilma Rousseff (2011-2014; 2015-2016), </span><span lang="ES" style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 6.5pt;"> </span><span lang="ES" style="font-family: "times new roman" , serif;">se logró reducir la pobreza y el desempleo, aumentar los salarios mínimos fuertemente en términos reales llevando a decenas de millones de brasileños a superar la pobreza e integrarse a las “clases medias”. Y lo que parecía más difícil aún: Brasil logró reducir la desigualdad notablemente. A su vez, en 2011, el país superó al Reino Unido y se volvió la sexta economía más grande del mundo.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">¿Cómo dar cuenta de junio del 2013 ante estos antecedentes? Era posible achacar la voz de las calles a una derecha nacional? ¿O se trataba de nuevos movimientos incontrolables por el oficialismo? La nueva fuerza productiva asentada en la vida de los pobres –la biopolítica del trabajo- se movilizaba ahora por fuera de la relación salarial, asociada a una desconocida y desconcertante combinación de la precariedad existente y las modernas formas de flexibilidad terciaria. El oficialismo brasileño se encontraba ante un acontecimiento que lo desorganizaba y desconcertaba: ¿cómo era posible que aquellos que se habían beneficiado de sus políticas fueran quienes encabezaran ahora las rebeliones? La dinámica de las movilizaciones transparentaba cómo las conquistas alcanzadas ya no bastaban y se convertían en palancas para la exigencia de nuevas y renovadas expansiones de derechos, mientras los pobres y marginales se movilizaban por su cuenta, al margen de los asalariados y la nueva clase media. Sabido es que el poder constituyente se rebela bajo saltos cualitativos generando más demandas, mientras infiltra nuevas formas de organización y movilización política en la inmanencia de una vida mejor. El paisaje conflictivo mostraba la existencia de la nueva composición social como terreno de lucha entre dos cabezas: por un lado un registro ajustado a valores y parámetros ya perimidos del capitalismo global; por otro la presencia casi salvaje de la nueva composición del trabajo metropolitano.<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn17" name="_ftnref17" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[17]</span></span></span></a> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El carácter gradual y conservador del lulismo sólo podía funcionar en períodos de expansión económica, cuando la distribución estatal de recursos hacia los pobres lograba contener el conflicto social y las pujas distributivas. La estrategia lulista nunca imaginó que podía existir una segunda instancia necesaria en la defensa de un proyecto popular, posterior a esta etapa caracterizada por la conciliación y el gradualismo. <i><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Cuando el bienestar económico se evaporó, la disputa por conservar los niveles de consumo pasó al centro de la escena y el lulismo siguió insistiendo con la misma política. Así intentó, a través de un plan de ajuste económico en el nuevo contexto de 2015, recrear las condiciones de 2002. Sólo que ni el contexto internacional, ni las expectativas de los actores sociales y económicos eran ya lo mismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Las protestas de las “Jornadas de junio” se desvanecieron lentamente, pero el sedimento impulsado por el movimiento permaneció: no extrañó así el aumento del ya preexistente rechazo popular a la política tradicional, es decir, a los partidos y la casta política, un sentimiento parecido al argentino “que se vayan todos”. En este sentido mientras las “Jornadas de junio” reposicionaban los campos políticos a través de una radical polarización entre las fuerzas de derecha y las de izquierda, simultáneamente asistíamos a la progresiva decadencia del poderoso centro político que se expresara en los distintos gobiernos del ciclo democrático, ya del PT sea del PSDB. La derrota de junio abrió el camino para que el malestar fuese a buscar otras formas de representación ya que la crisis de representación no significa dejar de lado y abandonar cualquier representación. Basta con buscar otras nuevas, cambiar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Igualmente la sociedad brasileña fue testigo del surgimiento de movimientos sociales de derecha, algo inusual en Brasil. El rápido ascenso de movimientos como el Movimiento Brasil Libre (MBL) y el Ven a la Calle (Vem pra Rua) crecieron y se potenciaron gracias a una habilidosa utilización de las redes sociales como plataforma de comunicación; la adaptación de repertorios de acción y movilización tradicionalmente de las agrupaciones izquierda; la rapidez con que respondieron la ventana de oportunidades abierta en la política brasileña, en 2013; y el financiamiento que recibieron de think tanks liberales nacionales y extranjeros.<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn18" name="_ftnref18" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[18]</span></span></span></a> Se comenzaba a delinear el camino a Bolsonaro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Las elecciones presidenciales de 2014 cristalizaron una inédita polarización en la sociedad, una escasa diferencia del 3% en el ballotage, mientras crecía la impugnación opositora a la legitimidad del resultado, contribuyendo a este clima. Se produjo así una situación donde era posible identificar dos polos radicalmente antagónicos: el de un PT desprestigiado social y políticamente, incapacitado de oir la voz de la calle desde 2013 y, por otro lado, un campo reaccionario, marcado por el autoritarismo, ciertos trazos neofascistas y antidemocráticos en defensa de los privilegios de clase y de la propiedad privada, y con lectura siempre evasiva de la libertad<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn19" name="_ftnref19" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[19]</span></span></span></a>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La respuesta de Rousseff al resultado de las urnas, nombrando a Joaquim Levy como Ministro de Economía y dando un mayor lugar a los movimientos conservadores religiosos dentro del gobierno, terminó con la ambigüedad constitutiva de los gobiernos petistas -entre la transformación y el statu quo- para dar lugar a una propuesta entendida, por distintas organizaciones del campo progresista, como contradictoria con sus fundamentos.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El 15 de marzo de 2015, tres meses después que Rousseff asumiera su segundo mandato, comenzaron las protestas exigiendo la destitución de la presidenta electa. Convocadas principalmente por el Movimiento Brasil Libre y por el Ven a la calle, con el apoyo de la FIESP, se trataba, según sus organizadores, de acciones colectivas no partidistas. En realidad en 2018, una significativa parte de los líderes de las protestas de 2015 fueron elegidos para cargos de representación a través de partidos tradicionales de la derecha brasileña.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">¿Dónde bucear la extensión de esta protestas sociales? En primer lugar, la crisis económica que desde 2008 impactaba en Brasil provocó que Rousseff adoptara, al asumir su segundo mandato, políticas neoliberales con fuertes ajustes fiscales, que generaron un extendido descontento social. Las bases electorales del PT leyeron este viraje de Rousseff como una traición, contribuyendo al desprestigio del gobierno. Por otra parte el anti petismo gestado en 2013 se tradujo en que para no pocos los problemas de Brasil se explicaban por la presencia del PT en el gobierno. El fuerte rechazo al PT se transformó en un aglomerado de signos capaces de dar sentido a las experiencias políticas y sociales de miles de brasileños, no sólo de las clases dominantes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Frente a las movilizaciones que denunciaban la corrupción luego que tomara estado público el <i>petrolao</i>, el PT osciló entre la defensa del estado de derecho o la denuncia de un golpe de estado, es decir la defensa del sistema, sin acertar en dar una respuesta acorde a las reales denuncias e indignación que campeaba en las movilizaciones. Antes que una respuesta política, la respuesta del PT adquirió un tono moral: o estas conmigo el bien, o estas con el mal, la derecha golpista y fascista. Fue la carencia de política, la causa mayor que impidió contrarrestar la fuerza real de la indignación popular.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Dilma cayó rápidamente en el aislamiento político sin apoyo popular y con dificultad para componer una mayoría en el parlamento, oportunidad que vio la derecha para derrotar al PT. El desarrollo de los acontecimientos impulsó a que los más variados actores se alinearan en una articulación antidemocrática y anti-popular: industriales, terratenientes, casta política, mercado financiero y grandes medios de comunicación se unieron, con la permisividad del poder judicial, para destituir a una presidenta electa a partir de una acusación de desacato a la ley presupuestaria. Lo que en un régimen parlamentario sería algo natural, en un régimen presidencialista fue un rompimiento con el orden liberal democrático que existía desde 1988.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El vicepresidente, Michel Temer, elegido poco tiempo atrás como compañero de fórmula por el mismo PT, miembro del más importante partido de centro y uno de los principales artífices de la destitución de Dilma, asumió el gobierno. Su agenda política, denominada “puente para el futuro”, en realidad no era otra cosa más que el viejo recetario neoliberal, aunque no se apartaba demasiado de las últimas medidas de Dilma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La comprensible indignación social de 2013 comenzó a ser estimulada en gran medida por los medios de comunicación de masas, donde el PT, sin duda, fue el partido más afectado, aunque la onda expansiva alcanzó a toda la casta política. Se preparaba un escenario propicio para un <i>outsider</i>. La asociación entre el PT y la corrupción generalizada en el Estado brasileño, fue uno de los discursos más extendidos en la estrategia de política anti PT durante la campaña electoral. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La anulación de los derechos políticos de Lula, cuando lideraba todas las encuestas con gran ventaja sobre sus adversarios, ya con las elecciones próximas, y sin posibilidad de traslado de sus votos a Haddad, allanó el camino de Bolsonaro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Lo que se observa, a la par de Bolsonaro, es el crecimiento de un populismo de derecha en el mundo, conexo con el debilitamiento de las democracias liberales. Basta recordar a Trump, en los EEUU, Orbán, en Hungría, Duterte, en las Filipinas y Salvini, en Italia. Si bien cada uno de ellos responde a especificidades nacionales pueden ser catalogados como de populismos de derecha. El populismo de derecha se diferencia de la derecha tradicional que conocimos en la segunda mitad del siglo XX, por asumir una postura anti-sistémica y, al menos retóricamente, anti-liberal, oponiendo el nacionalismo al globalismo. Más allá de su discurso xenófobo y contra toda manifestación de la diversidad sexual y la figura de la mujer. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Bolsonaro se alzó con el triunfo porque aprovechó una cantidad de oportunidades, mientras construía un populismo de derecha, a la brasileña, que se alineaba con la tendencia internacional anti-sistémica de derecha que crecía. En este contexto Bolsonaro fue capaz de producir un discurso que conquistó una significativa porción de la población brasileña movilizando signos preexistentes. Entre ellos, Bolsonaro explotó particularmente el sentimiento general de inseguridad extensivo en la sociedad brasileña, alimentado por el crecimiento del narcotráfico, su posición dominante en las favelas y la extensión de la violencia urbana. Aunado a esta acción, el ex-capitán, basándose en la tendencia social a recostarse sobre la familia y la religión frente a la vivencia de la desprotección social, construyó un discurso conservador basado en la defensa de la familia tradicional y la fe cristiana. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Así fue posible registrar un crecimiento importante del voto a Bolsonaro entre los mismos pobres, residentes en territorios violentos y sometidos siempre a algún tipo de chantaje por espacios de poder local, sean los narcotraficantes o los parapoliciales armados que transitan aquella zona gris entre el crimen y la policía. Es en estos territorios, muchos del nordeste, -donde al compás del crecimiento de la tasa de criminalización, siguiendo el incremento de la pobreza, el desempleo y el endeudamiento-, donde han penetrado las iglesias pentecostales que se presentan ante los habitantes del barrio, brindando protección ante el enfrentamiento entre el crimen del poder y el poder del crimen. Para estos grupos de pobres, la restauración de los vínculos familiares les brinda protección bajo el paraguas de las relaciones de solidaridad y de pertenencia, frente a la disolución de los vínculos sociales, el acoso de la deuda y el miedo constante.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Más allá de caracterizar al personaje Bolsonaro como fascista o neo fascista, resulta, cuanto menos, dudoso calificar al bolsonarismo como un movimiento fascista. Veamos. Es posible detectar un núcleo duro, de hecho fascista, en el contenido del voto bolsonarista, que a pesar de estar organizado resulta ser minoritario. Un segundo plano está ocupado por hombres, mujeres y jóvenes que apoyan a Bolsonaro por su perfil neoconservador que se manifiestan contra los movimientos identitarios post moderno, -LGBT, feminismo, movimiento negro anti racista- donde confluyen los variados movimientos religiosos: evangélicos, cristianos. Finalmente encontramos los adherentes más frágiles, aunque más numerosos, aglutinados tras el anti petismo y sustentados en la frustración de expectativas históricas con el Partido de los Trabajadores, la crisis económica y social legada por el gobierno de Dilma y el desgaste producido a partir de los hechos de corrupción develados en la operación <i>lava-jato</i>. Este anti petismo se vistió de un profundo deseo de renovación anti-sistémica por haber estado el PT y el lulismo al frente del gobierno en los últimos quince años<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn20" name="_ftnref20" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[20]</span></span></span></a>. muestra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">Argentina y la pérdida de una ilusión.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">¿Cómo calificar al proyecto político kirchnerista? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Básicamente el kirchnerismo se propuso recrear el movimiento peronista, aggiornándolo y modernizándolo de acuerdo a los nuevos tiempos. Adaptando las viejas banderas peronistas al siglo XXI: a) la soberanía política de los 50’s y 70`s, que diseñaba un enfrentamiento aislado del estado nación con el imperialismo estadounidense, fue sustituido por un regionalismo latinoamericano, apoyado ahora en la construcción de la UNASUR y en el fortalecimiento del MERCOSUR: el slogan político,<i> “el nuevo siglo nos encontrará unidos o dominados”</i> tomó cuerpo en la regionalización latinoamericana; b) el “movimiento obrero organizado”, columna vertebral del movimiento peronista, fue desplazado por una base ampliada ahora por los movimientos sociales más afines: Movimiento Evita, Frente Transversal, Kolina, y sus destacamentos provinciales, la Jaurectche etc. y, como dato relevante, por los Movimientos de DDHH subordinados-cooptados: MPM, Abuelas e HIJOS; c) la valoración de la justicia social tomó cuerpo en la continuidad de los planes sociales para paliar y superar la desigualdad social generada por el neoliberalismo; d) la política industrialista, base de la independencia económica, se articuló tras la retórica de la lucha contra la "valorización financiera" (sic) símbolo del neoliberalismo, como forma de alcanzar el pleno empleo, la integración al mercado mundial y la superación de la pobreza; e) la utilización de la renta diferencial de la tierra, de la renta petrolera y de la renta minera, como mecanismo de transferencia y de subsidio a la industria nacional (vía créditos de bajo interés, desarrollo de obras de infraestructura, etc.) y f) finalmente el crecimiento, al derramarse en la sociedad, incorporaría nuevos empleos. Este conjunto de fundamentos es lo que el discurso kirchnerista llamó <i>modelo de acumulación con inclusión social</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Pero este aggiornamiento no podía alcanzarse, según el kirchnerismo, sino a partir de la recreación de una burguesía nacional industrial para los tiempos nuevos. Sin embargo, esa ingenua apuesta a la construcción de una burguesía nacional, como base de un <i>“capitalismo en serio”</i> alternativo al neoliberalismo, habría de convertirse en jirones con el transcurso del tiempo y transformarse en la pérdida de una ilusión. La idea de una vuelta al pasado, alentada por una lectura de lo sucedido en el 2001 (neoliberalismo como sinónimo de desindustrialización [sic], financiarización de la economía, pobreza y desigualdades en alza) fue el sostén fundamental para promover la recuperación del paraíso perdido del <i>fifty-fifty</i> a manos del neoliberalismo. Lo cierto es que el edén perdido no autorizaba el pensamiento anacrónico de vuelta al pasado. Nuestra sociedades habían mutado, al compás de la transición hacia otra que se reflejaba ya, más en una sociedad de control, que en otra disciplinaria. Sin embargo aquella vieja Argentina, que con razón la damos como cosa del pasado, incitaba a una tentación reciente: “volvamos atrás y recuperemos el paraíso perdido”. <i>No busques en el espacio lo que se perdió en el tiempo</i><a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn21" name="_ftnref21" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[21]</span></span></span></a>, habría de retumbar con fuerza hacia fines del 2015 en los oídos kirchneristas. Pero este proyecto habría de desatar otro demonio mucho peor. El mito de la burguesía nacional le abrió las puertas sin desenfado a la corrupción que habría de atravesar todos los estamentos kirchneristas. El kirchnerismo transformó los subsidios estatales en transferencias directas fiscales hacia el sector financiero que soportaba el déficit fiscal, alimentaba la fuga de capitales, mientras presenciábamos el colapso del transporte ferroviario, del sector eléctrico e hidrocarburos, que exigían una creciente importación de combustibles que agravaba el déficit comercial. Así se espiralizaba la crisis que no tardaría en llegar, ahora bajo la forma de la clásica <b>restricción externa</b>. Ésta expresa la dependencia del nivel de actividad y de crecimiento económico a la disponibilidad de divisas. Históricamente esa necesaria disponibilidad de divisas que demandaba el sector industrial fue provisto bien por la exportaciones agrarias, bien por el movimiento de capitales. Durante el periodo 2003-2008 las divisas se sustentaron en el boom de las commodities y proyectaron un dinamismo casi impensable a la economía argentina con tasas del 8,4 % de crecimiento. Desde 2008 hasta 2015 el crecimiento se reduce a tasas del 1,5 %, con déficit fiscal, comercial e inflación en aumento. Era el comienzo de la declinación que terminaría en la clásica restricción externa. El crecimiento de las importaciones industriales (automotriz y electrónicas) sumado a las de energía –asentadas éstas en una desastrosa política energética del kirchnerismo- agudizaron el déficit comercial (crecientemente negativo desde 2011), para culminar en las restricción de importaciones y el conocido cepo cambiario, mientras se producía una importante fuga de divisas. La devaluación del peso de diciembre de 2014 no mejoró las exportaciones, mientras disminuyó el salario real y provocó una caída pronunciada del PIB.(-2,5%) Ante la falta de divisas, todo indicaba la necesidad de tomar deuda externa. Para ello el gobierno comenzó a regularizar deudas pendientes que le impedían avanzar en el mercado de capitales internacional: saldó la deuda que mantenía con el Club de París (deuda privada de la que se hizo cargo el estado, 10000 millones de dólares) y pagó al CIADI la deuda a Repsol que había protestado por la expropiación de YPF. Pero el fallo de la corte de EEUU avalando al juez Griesa que exigía el pago a fondos de inversión estadounidense de bonos pendientes del canje de deuda del 2008, y la negativa del gobierno a cumplir con dicho fallo, lo arrojó a un acuerdo de swaps con China como forma de disponer de divisas para el flujo comercial externo. Así llegó a diciembre de 2015 raspando el fondo de la olla de las reservas del Banco Central. Asistíamos al fracaso de una experiencia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Fiel a sus raíces populistas, el kirchnerismo fue incapaz de promover una política de inclusión social que fuera más allá a la simple expansión del consumo. Por lo demás, el llamado círculo virtuoso entre gobierno y movimientos se agotó rápidamente cuando N. Kirchner, en 2006, se aleja de la llamada <i>transversalidad</i> y se abraza a la burocracia del Partido Justicialista. La persistencia del puente entre gobierno y movimiento de DDHH se asentó, de aquí en adelante, más en una política de subordinación, antes que en la construcción de una dinámica que potenciara la independencia y crecimiento de estos últimos. Mientras tanto, el gobierno generó, casi de manera permanente, escenarios de confrontación política sea con el FMI, sea el <i>“campo”</i> así como con la derecha y el <i>“capital concentrado de la economía”</i> acompañados por sucesivos llamados a la movilización política de su militancia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">A pesar de las importantes tasas de crecimiento el kirchnerismo tropezó con los límites históricos de un capitalismo dependiente, expresado en la crisis devaluatoria de 2014, la industrialización limitada y finalmente, una distribución regresiva. Más allá de la globalización manifiesta, de la dilución de las fronteras entre centro y periferia impuesta por la globalización capitalista, -favelización de Manhattan y hallazgos de nuevos Palm Beach en Buenos Aires o Santiago de Chile, de la inexistencia de un <i>afuera</i> y un <i>adentr</i>o-, los tiempos transcurridos desde el 2011en nuestro país son un reflejo dramático de las limitaciones de un capitalismo dependiente en superar barreras y alcanzar un crecimiento que incorpore a los sectores postergados, supere la precarización laboral y avance hacia el <i>buen vivir</i>. Crisis de un capitalismo dependiente que no remite solamente a sus connotaciones económicas, sino que exige incorporar espacios de resistencia construidos frente al biopoder del capital. </span><span lang="ES">Con el transcurso del tiempo se hizo visible que la modalidad de inclusión social propuesto por el kirchnerismo dificultaba la posibilidad de radicalización de la democracia. La integración a través del consumo y el empoderamiento de los sectores medios no posibilitó hacer frente de manera productiva y desactivar la violencia desplegada por el neodesarrollismo y el extractivismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Encandilado por las renta extraordinaria proveniente del sector agrario que parecían eternizar el crecimiento, el kirchnerismo acentuó la inserción mundial dependiente, exacerbando el perfil extractivista-exportador bajo control transnacional (ratificado en el Plan estratégico agroalimentario y agroindustrial PEAA 2020) Todo indica que no se trató solamente del agotamiento del período kirchnerista. Es más que ello. Nos encontramos con el final de ciclo de acumulación capitalista que durante un largo período se expresó en el imaginario social de las clases dominantes y en <i>los de abajo</i> como la ilusión de crecimiento indefinido y mejoramiento social, a condición de mantener en <i>caja</i> algunas variables económico-sociales y potenciar el consumo. El desarrollismo del Siglo XXI se muestra, como lo fuera anteriormente durante los 60-70’s, incapaz de superar la dependencia y asegurar el bienestar al conjunto de la sociedad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Una rápida síntesis histórica sobre el devenir del desarrollismo conduce a certificar que el estructuralismo latinoamericano de la CEPAL fue inicialmente el marco conceptual del desarrollismo. En efecto para la concepción cepalina, superar el lugar que la periferia ocupaba en la división internacional del trabajo como productora de alimentos y materias primas, exigía promover un proceso de industrialización que permitiera superar las limitaciones al desarrollo, manifestadas en la crisis recurrente de la balanza de pagos, las presiones inflacionarias, la inestabilidad en la tasa de crecimiento y la conflictividad social. El desarrollo industrial suponía (1) favorecer la sustitución de importaciones, (2) apropiar y redistribuir una porción significativa de la renta agraria, (3) la incorporación del capital extranjero como fuente de ahorro y divisas, y (4) la conformación de una matriz distributiva que garantizara un reparto “adecuado” de las ganancias de productividad para favorecer la acumulación. En<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">este esquema, el Estado era visto primordialmente como el actor que, por encima de la sociedad y las contradicciones de clase, debía poder coordinar los intereses de las clases y fracciones de clase a los fines de articular un proceso de desarrollo. En los años setenta, la crisis latinoamericana abierta significó el “agotamiento” del proceso de sustitución de importaciones y con ello, su fuente teórica, el estructuralismo cepalino. Así, en Latinoamérica – el estructuralismo debió enfrentar el rechazo creciente por parte de los sectores dominantes.<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn22" name="_ftnref22" style="color: #954f72;" title=""><sup><sup><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[22]</span></sup></sup></a> En el entretiempo asistimos a sustanciales modificaciones en la composición del capital, con el surgimiento de una nueva fracción dominante, ahora con tendencia transnacional, sobre todo extranjera, aunque también, nacional. Como el estructuralismo depositaba en la burguesía nacional el principal agente promotor del desarrollo, la dominación del capital transnacional volvía al estructuralismo clásico inconsistente y su programa de desarrollo resultaba incompatible con la reproducción ampliada del capital en su fase transnacional. La clase trabajadora en edificación, ahora presentaba necesidades y demandas en oposición a las condiciones de valorización del capital mundializado. La articulación “virtuosa”, aunque contradictoria entre capital y clase obrera nacionales, ya no era posible. Debieron pasar 25 años para que el estructuralismo volviera a adquirir respetabilidad previa revisión de sus fundamentos, y América Latina atravesar el neoliberalismo para que el neoestructuralismo fuera asumido como programa apto para ordenar el proceso de desarrollo capitalista. En ese proceso la industrialización se reemplazó por la estabilidad macroeconómica y la superación del subdesarrollo y condición periférica por la transformación con equidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Invocando la histórica primaria apuesta a un desarrollismo industrialista -más allá de promover la ampliación de las fronteras agrícolas y mineras-, el proyecto de desarrollo kirchnerista significó en los hechos, por un lado, la inclusión formal y explotación de una parte de aquella fuerza de trabajo viva que había sido arrojada a condiciones de desempleo y precariedad por las políticas neoliberales. Pero, simultáneamente, por otra parte, abandonó a situación de pobreza una proporción importante de pobladores del conurbano de las grandes ciudades, quienes se volcaron al desarrollo de la producción informal, crecimiento de la economía popular en las barriadas del conurbano bonaerense y de las grandes urbes nacionales para convertirse, aún hoy, en una figura central motivo de conflicto creciente de esa inflexión neo-desarrollista. Ilusoriamente los gobiernos progresistas vieron en esos sectores ya el objeto materia prima potencial de una futura “proletarización”, ya el sector social que, beneficiado por sus políticas sociales y asociado a un ascenso social vertical, estaba llamado a convertirse en una nueva “clase media”. Ni una cosa ni la otra. Mientras el kirchnerismo incorporaba los pobres del conurbano como apoyatura y sostén del oficialismo, reconociendo en este acto su productividad política, paralelamente, a pesar de conformar una fuerza de trabajo viva que desarrolla tareas propias de cualquier trabajo, el oficialismo -al igual que el neoliberalismo-, apegado a una anacrónica concepción de sujeto asalariado, nunca los reconoció como empleados, obturándoles toda posibilidad de remuneración salarial. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Debemos recordar que en la era del capitalismo post fordista o cognitivo, en la era de la <i>subsunción real</i> del trabajo por el capital, la cooperación social, entendida como conjunto de relaciones humanas más o menos jerarquizadas, deviene la base de la acumulación capitalista. Estamos en presencia de la coexistencia de formas no salariales, de formas de trabajo no pago<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn23" name="_ftnref23" style="color: #954f72;" title=""><sup><sup><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[23]</span></sup></sup></a>, de modalidades de trabajo semi esclavo, de formas de implicación emotivo cerebrales, de formas de trabajo autónomo de tercera generación, de la existencia de trabajos auto-referenciados y auto-emprendedores. En fin una miríada de trabajos que nos aleja de aquel paradigma laboral productivo propio del fordismo. En la medida que hoy la característica fundamental del trabajo es el trabajo en red, asociado a la cooperación social, la explotación del capital toma una nueva forma y el comando del capital explota esa cooperación social, como común producido, engrosando la plusvalía. De hecho en este proceso, la subjetividad, o sea la vida del individuo, pasa a constituir la base potencial y real del proceso de valorización, por lo que resulta posible hablar de biocapitalismo. Mientras la explotación se vuelve, ahora, expropiación del valor producido por el trabajo cooperativo. Cooperación y subjetividad constituyen la base de la producción del común y del nuevo sujeto productivo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Lejos de todo reconocimiento de la capacidad creativa y su trabajo cooperativo, los pobres son sólo reconocidos en este proyecto como portadores de un consumo apalancado en los planes sociales y funcional a aquella política populista que ve en el consumo la palanca fundamental del crecimiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La hibridación entre el neo desarrollismo y la continuidad de un neoliberalismo en las “sombras” habría de profundizar y acelerar el fenómeno de la precarización laboral. Alejado de aquel pensamiento desarrollista, -compartido por el progresismo latinoamericano-, que asocia el impulso de los grandes proyectos de ingeniería al crecimiento de asalariados con derechos, asistimos, en el marco de las grandes obras de generación térmicas e hidroeléctricas, de interconexión de la red eléctrica nacional, de gasoductos, de obras viales provinciales y nacionales, de obras civiles (soterramientos de los FFCC) fluviales etc. a un persistente aumento de la precarización e informalidad laboral, incluido el trabajo esclavo</span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif; font-size: 10pt;">. </span><span lang="ES" style="color: #212121;">En efecto,</span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif; font-size: 10pt;"> </span><span lang="ES">la multiplicidad de talleres textiles clandestinos, dispersos en la ciudad de Buenos Aires y en el conurbano, en su mayoría engrosados con la fuerza de trabajo viva inmigrante de los países vecinos, explotados no solamente por las grandes ferias del conurbano, sino también por la principales firmas multinacionales arraigadas en el país, acreditan estas prácticas.</span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;"> Debemos indicar que se trata de la expresión visible de las mutaciones producidas en el mismo capitalismo y en sus técnicas actuales de administración y explotación de una fuerza de trabajo, que ahora se expropia directamente sin estar mediada por las normas tradicionales fordistas laborales. Una vez más estamos en presencia de métodos de explotación que nos retrotrae a las formas más arcaicas de la acumulación primitiva del capital. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Y, bajo el paraguas de la construcción de estas grandes Obras públicas, buscando incentivar el crecimiento y desarrollo de empresas y firmas de capital nacional, habría de crecer y desarrollarse, a niveles impensables, la corrupción estatal, como en las viejas tiempos de la acumulación originaria. Es poco lo que ha inventado el kirchnerismo en este sentido; en todo caso se ha mostrado funcional al nuevo capitalismo. La discordancia escandalosa de nuestros tiempos reside en que el kirchnerismo rodeó su gobierno de un marco setentista, que, en nombre de la “inclusión social”, venía a cumplimentar la revolución nacional y popular que había truncado la dictadura. Así funcionaba y opera en el imaginario político de sus partidarios. Desvergonzado e indecente discurso para quienes pusieron efectivamente el cuerpo durante los 70’s y en el Terrorismo de Estado, mientras la familia presidencial incrementaba su fortuna a partir de la recaudación ilegal de dineros del estado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En efecto, la construcción de un “capitalismo en serio” y la generación de una nueva burguesía nacional, no debe extrañarnos que fuera acompañado de una importante cuota de corrupción generalizada a nivel del gobierno kirchnerista. En su momento, Rosa Luxemburgo retrató con enorme crudeza en <i>La acumulación del capital</i>, cómo, en sus inicios, éste se debió abrir a sangre y fuego en las colonias para pavimentar el camino de su afianzamiento y crecimiento. Proceso que no estuvo exento de las prebendas, compras de conciencia y corrupción de la época. Si aceptamos la idea que la </span><span lang="ES">acumulación primitiva de capital, no debe ser entendida como punto de partida de un proceso progresivo y lineal evolucionando hacia mayores y crecientes estadios de desarrollo, sino, más bien, como circunstancia que posibilita la producción de las condiciones materiales de explotación de la fuerza de trabajo y desarrollo del capital, entonces no resultará extraño y fuera de tiempo que la construcción re-construcción de una burguesía nacional y de un “capitalismo en serio” se acompañara de la ampliación y extensión de la corrupción. Sabido es que el capitalismo es intrínsecamente corrupto, al basarse en el robo al productor de su trabajo no remunerado: argamasa de la plusvalía. Sin embargo ello no habilita a quienes se proclamaron continuadores de las políticas de los 70’s, a la construcción de una verdadera matriz de corrupción y, peor aún, para enriquecimiento personal. </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES"> “Actualidad del origen” dice Etienne Balibar, ante la persistente desposesión y explotación producida por el capital en tiempos de globalización. Actualidad del origen que reproduce la explotación del trabajo, propio de la historia temprana del capital. El capitalismo construyó el proceso de acumulación originaria expropiando la propiedad común de las tierras comunales, los llamados <i>enclosures</i>, lanzando al mercado laboral a todos aquellos que, de una forma u otra, se encontraban ligados a la tierra, gestando de esa manera los primeros proletarios. Los <i>enclosures</i> del pasado remiten al <i>común</i> de nuestros días, es decir a la expropiación de la cooperación social, a la privatización del conocimiento a través de las patentes, a la privatización de los recursos naturales, a la mercantilización de la producción y reproducción de la vida, a través de la privatización de la salud, de la educación, de la vivienda etc. En fin, el duro proceso de separación del trabajador de sus medios de producción y su expropiación. La cooperación establecida a nivel social se confunde con la tierra de los <i>enclosures</i>, y los derechos de propiedad deben ser concebidos en ese contexto como movimientos de los <i>enclosures</i>. En tiempos biopolíticos, propios de los nuevos procesos de valorización, ya no es la vida la que hace posible la producción, sino que ella es la materia prima de la producción; es ella la que debe ser explotada, sometida, captada porque es ella la que vale. Ya no será posible distinguir entre vida individual y vida social, entre producción y formas de vida. La vida, como instrumento de trabajo, se confunde igualmente con las tierras comunales y su producción y reproducción debe ser mercantilizada. Procesos todos que exigen la segmentación y jerarquización de la fuerza de trabajo a través de las diferencias de raza y de género como una de las condiciones de existencia. En estos aspectos sustantivos está anclada la llamada “acumulación por desposesión”. Donde la política y la vida marchan de conjunto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Pero al mismo tiempo la matriz de corrupción no hubiera podido alcanzar los niveles de densidad y extensión sino se hubiera contado simultáneamente con la existencia de un capitalismo mafioso asociado al desarrollo del capital financiero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En un muy acertado artículo publicado en el portal italiano Uninomade 2.0 hace unos años, D. Lebert y C. Vercellone<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn24" name="_ftnref24" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[24]</span></span></span></a>proyectan la estrecha relación que en la era de la globalización financiera y productiva establecen el <u>capitalismo cognitivo</u> y el <u>capitalismo mafioso</u>, mencionando el caso de Rusia, donde, a través de prácticas ilegales y violentas de redistribución de derechos de propiedad, se formó la nueva burguesía postsocialista, siguiendo una dinámica que recuerda la de los barones ladrones (<i>robber barons</i>) del último tercio del siglo XIX en los Estados Unidos. Los países latinoamericanos de los primeros 15 años del nuevo siglo no escapan a esta dinámica. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Un capitalismo cognitivo, asociado a la nueva etapa histórica del capitalismo y un capitalismo mafioso que expresa el carácter estructural de los métodos de "la acumulación primitiva de capital", mediante mecanismos "extraeconómicos" y violentos, con instrumentos "no estándar" (amenaza, violencia y corrupción). La interpenetración de lo formal y lo informal, lo legal y lo ilícito, lo legal y lo ilegal, caracteriza al capitalismo mafioso. Lebert y Vercellone concluyen afirmando : <i>“La privatización de los servicios públicos y la gestión de los bienes comunes, (petróleo, gas, agua ) junto con el mercado de obras públicas, representa uno de los lugares privilegiados para el florecimiento del capitalismo mafioso y su interacción con el capitalismo cognitivo y el poder político [...] El capital cognitivo y el capital mafioso finalmente encuentran una unidad real donde toda distinción desaparece en la opacidad intrínseca a los mercados financieros. Es en este contexto que el capital de la mafia ha tenido la oportunidad de proporcionar, en ciertos casos, una parte considerable del capital inicial necesario para la constitución de grandes empresas intangibles y audiovisuales. Siempre es a través de los mercados financieros que, incesantemente de ida y vuelta, el capitalismo cognitivo y el capitalismo mafioso eventualmente se fusionan en una lógica de acumulación común gestionada por actores e instituciones comunes.”</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Pero el fracaso del ciclo desarrollista kirchnerista significó igualmente el derrumbe de aquella ilusión donde el estado y la soberanía nacional conformarían el baluarte principal para salir de la globalización neoliberal de los 90’s. </span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">Las llamadas políticas progresistas en América Latina en general, el kirchnerismo en particular, abonaron la propuesta de responder al neoliberalismo a través de la "presencia del estado". Las consecuencias de ello, como hemos visto, fue hibridar el neodesarrollismo y el neoliberalismo, mientras asistíamos materialmente a un cambio profundo en la composición social del trabajo contemporáneo. </span><span lang="ES">La discusión que se abre entonces es otra. ¿Qué capitalismo es posible construir en estas geografías en la época de la fase rentista del capital? O, en otros términos, ¿cuál es la alternativa al capitalismo? La pregunta y la consiguiente respuesta adquiere otra densidad. Los cambios en el capitalismo que hemos mencionado no pueden abordarse como discusiones a debatir en el marco de planes y/o programas económicos diferentes, sino como transformaciones definitivas producidas en las formas de gobierno de la sociedad, -gubermentalidad neoliberal o arte de gobernar según Foucault<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn25" name="_ftnref25" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[25]</span></span></span></a>-, esto es, las formas de producir y controlar las relaciones sociales y los sujetos mismos. La transformación material de una nueva distribución del ingreso, su relación con el desarrollo y la extensión de los derechos no podrá alcanzarse mediante la restitución de algún <i>estado social</i>, como ocurrió durante los treinta gloriosos años, es decir desde <i>arriba</i> y desde <i>afuera</i>. Sino a partir del reconocimiento de las nuevas formas de producción y de construcción del <i>común</i>. Vale una aclaración con respecto a los diversas orientaciones progresistas latinoamericanas. <span style="color: #212121;">No parece adecuado catalogar a los diversos progresismos como renegados o traidores sino, en todo, caso reconocer –ante su persistente adhesión a las diversas formas de gestión populista de la crisis- su </span></span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">incapacidad para promover una apertura hacia estos nuevos experimentos</span><span lang="ES" style="color: #212121;"> e implementar políticas creativas capaces de orientar la sociedad hacia mecanismos que operen como base de un nuevo <i>welfare</i>, fundado en las nuevas formas de producción y generación del común, el <i>commonfare</i>, esto es nuevos derechos que funcionen como verdaderos puntos de inflexión frente a la reestructuración productiva neoliberal. </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">Consideraciones finales, aunque provisorias.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Quizás la duda deba extenderse a otras geografías latinoamericanas, Brasil y Venezuela fundamentalmente. Independientemente que no pueda descartarse un eventual “regreso” electoral de alguna expresión del <i>progresismo</i>,<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn26" name="_ftnref26" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[26]</span></span></span></a> -como sería el caso de Argentina, asentado más en el zafarrancho del gobierno sucesor, que en los méritos propios del kirchnerismo-, todo indica que el ciclo de los gobiernos progresistas en la región está agotado y que ha fracasado, si de lo que se trata es de alguna reforma capitalista. En efecto, debemos reconocer el doble fracaso en el que terminaron, al menos, los gobiernos de Venezuela, Brasil y/o Argentina. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Por un lado el intento neodesarrollista, que culminara en frustración económica y fiasco social. Por otro, los gobiernos cerraron el paso a todo intento de radicalidad democrática, al apostar a una modalidad de gobernabilidad estatalista-autoritaria, que convirtió el control del estado en su objetivo fundamental, frustrando, en ese momento, toda posibilidad de accionar de los movimientos <i>dentro</i> y <i>contra</i> el estado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En efecto, la pretensión de ‘escapar’ de los condicionantes estructurales de un capitalismo latinoamericano, aún esencialmente dependiente, a partir de la profundización y aceleración de la matriz primario-exportadora, aunada a una gestión keynesiana de la renta extractivista aparece como un dislate y desatino total. La quimera de un desarrollo autónomo basado en un proceso de industrialización mutó hacia una dinámica de re-primarización, concentración y mayor injerencia del capital extranjero en nuestras economías. </span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">Las políticas sociales y de consumo parecían adoptar la forma de un plan "anticíclico", dirigido a la revitalización forzosa del sector productivo ligado a los bienes de consumo masivo, a través de subsidios a las tarifas de los servicios públicos y exenciones, especialmente en los sectores automotriz y de bienes duraderos. </span><span lang="ES">Mientras se alentaba un proyecto pretendidamente transformador, basado en la expansión del consumo, confundiendo democratización social con la ampliación del mercado de consumidores, se ignoraba los efectos que el crecimiento capitalista en la era neoliberal tiene sobre la subjetividad y la conciencia colectiva, mucho más cuando está basado en la simple ampliación del consumo, al profundizar las condiciones de sujeción y subordinación de la reproducción social a los imperativos del capital. La funcionalidad de este proyecto con el proyecto neoliberal resulta por demás asombroso. No hay ninguna posibilidad de proyecto de cambio o de transformación social que impulse un “capitalismo con rostro humano”, un “capitalismo nacional en serio”, un capitalismo con <i>“inclusión social”, </i>basado en una progresiva redistribución igualitaria del ingreso. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Así como el reformismo inconducente no puede ser confundido con alguna política emancipatoria, las políticas de inclusión social no necesariamente conducen a radicales transiciones políticas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Necesitamos de una nueva gramática política que, situada en el capitalismo de nuestros días, nos permita volver a pensar en términos de revolución y transformación. Proceso que debe dejar de lado los caminos de la toma del poder del estado, que la vieja izquierda proponía y al que el progresismo de una forma u otra sigue apegado. Mucho más aún ante los tiempos nuevos que vivimos. Volvamos pues a los comienzos de nuestro trabajo para tentar alguna conclusión en nuestra lectura global de América Latina.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">La historia latinoamericana de las últimas décadas nos muestra su falta de sincronización política con relación a las tendencias políticas globales. Así, mientras en Europa y en los EEUU campeaba el neoliberalismo, en Latinoamérica se iniciaba una temporada donde la resistencia al neoliberalismo se mostraba fuertemente activa. Incluso en los EEUU no era posible observar manifestación política con alguna pátina de izquierda. Hoy, por el contrario, en el fin de ciclo de los gobiernos <i>progresistas</i>latinoamericanos, –el triste final del chavismo en Venezuela, con un gobierno represivo e igualmente putrefacto por la corrupción, no pronostica un próximo gobierno de izquierda- asistimos a una tendencia a la sincronización global entre la expansión de los gobiernos de derecha y/o neofascistas latinoamericanos, con el expansionismo populista de derecha en los EEUU y el crecimiento de la derecha radical en toda Europa y en la Unión Europea. Todo indica que estamos frente a una tendencia general. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Lo que ha sucumbido es el proyecto de resistencia al neoliberalismo. Resistencia decimos, ya que, debemos reconocer, que la <i>pink tide</i> no se propuso la construcción de un proyecto alternativo al sistema capitalista, sino en todo caso, uno de disputa con el neoliberalismo, apoyado fundamentalmente en la redistribución de la riqueza y la inclusión de aquellos sectores que, sumidos en la pobreza, había excluido el capitalismo con cara neoliberal. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Adelantamos ya que en los países desarrollados es posible analizar al populismo de derecha como expresión de la crisis del neoliberalismo. Y en las páginas anteriores hemos buscado dar una explicación del porqué de los neofascismos y gobiernos de la nueva derecha en América Latina. Pero, simultáneamente creemos necesario ahondar sobre algunas hipótesis de trabajo que eche luz sobre el futuro y permita proyectar esperanzas de recomposición. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">En este sentido nos interesa problematizar los efectos políticos que, sobre los diversos movimientos sociales, adquirieron las políticas sociales desarrolladas por los gobiernos latinoamericanos. Esto es, rescatar y/o poner en el horizonte las diversas prácticas neoliberales que los propios gobiernos continuaron ejerciendo a pesar suyo y de su retórica. Nos referimos, en este caso, a las prácticas de endeudamiento y/o de penetración en los movimientos sociales de los diversos procesos y mecanismos de financiarización, asentados fundamentalmente en la exacerbación, <i>desde arriba</i>, del consumo. Esta financiarización de la vida no sólo promovió y facilitó que los procesos de subjetivación se convirtieran en excelentes mecanismos de integración a la nueva subjetividad neoliberal en construcción, sino que simultáneamente, cual hipótesis de trabajo, debe haber pavimentado sin duda el camino para el ascenso de los nuevos gobiernos. Paradójicamente, el progresismo, en estos casos, se convertía en su propio sepulturero. Hipótesis que simultáneamente resulta útil para, al menos, cuestionar aquella idea, políticamente ingenua, sobre la supuesta cooptación de los movimientos por los gobiernos a través de sus políticas sociales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">La dinámica interna de los movimientos resulta mucho más compleja y controvertida, atravesada con tales pulsiones políticas contradictorias y heterogéneas que nos conducen a desestimar este camino simplificador, lineal y determinista sobre su comportamiento. Se trata de la producción, al interior de los movimientos, de múltiples y valiosas prácticas cotidianas que se desenvuelven en la producción y reproducción de la vida de sus integrantes que contribuyen a generar espacios propios donde se construyen y consolidan áreas de independencia con diferentes grados de autonomía que, sin duda cuestionan, esta simplista lectura de la cooptación. Nos referimos a las experiencias comunitarias, las diversa maneras de gestión del territorio, la organización de la producción comunitaria, las luchas por la tierra, por el común y la soberanía alimentaria. Se trata de un <i>entramado comunitario</i> como heterogénea multiplicidad de mundos de vida con pautas diversas de respeto, colaboración, dignidad y reciprocidad no exentas de tensión, y acosadas, </span><span lang="ES" style="font-family: "times new roman" , serif;">sistemáticamente, por el capital.<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn27" name="_ftnref27" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[27]</span></span></span></a> </span><span lang="ES-TRAD">Conjunto todo de experiencias de vida que atraviesan la vida de las comunidades barriales y campesinas y nutren la dinámica de las luchas urbanas y rurales. Procesos todos que reverberan tras un contagio permanente enriqueciendo la luchas y sus horizontes. Luchas y dinámicas de vida que materializan las nuevas subjetividades en formación y que enriquecen definitivamente todo alcance que se pretenda sobre el concepto de los movimientos sociales. Que han transformado definitivamente el paisaje urbano y rural, así como la interrelación entre ellos. No debemos olvidar, como lo marcamos más arriba, que fue la insurgencia de los movimientos la que legitimó los gobiernos progresistas; resistencia al neoliberalismo que supone el ejercicio de una dinámica y puesta en práctica de un poder, el poder destituyente, que fue capaz de imponer nuevas agendas políticas, no solamente calendarios de demandas sociales. Se trata de un conjunto de prácticas sociales que ponen en tensión ese horizonte comunitario con las prácticas neodesarrollistas y el soberanismo del estado, mientras conjugan nuevas espacios de cooperación, capaces de combinar temporalidades y territorios bien diversos tras redes productivas y comerciales. Aunque suene sugestivamente esperanzador y optimista es esta dinámica de vida interna la que permite proyectar espacios y márgenes de resistencia futura. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Finalmente algunas observaciones sobre la irrupción de las derechas radicales y el neofascismo en América. Se trata de movimientos que resultan difíciles de explicar más allá de los análisis previos. E<span style="color: #212121;">xiste una creciente conciencia de que ya no encajan dentro de las categorías de análisis político heredadas, mientras desafían los supuestos convencionales de los marcos clásicos de estudio hasta ahora conocidos. Nos enfrentamos a la dificultad para </span></span>denominar realidades nuevas, inesperadas y sobre todo inquietantes.<span style="color: #212121;"> <i><span lang="ES">Post fascismo</span></i><span lang="ES"> en palabras de E. Traverso<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn28" name="_ftnref28" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="color: #212121; font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[28]</span></span></span></a>, <i>democracias fascistas</i> según A. Badiou<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn29" name="_ftnref29" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="color: #212121; font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[29]</span></span></span></a>, <i>fascismo</i> para T. Negri<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn30" name="_ftnref30" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="color: #212121; font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[30]</span></span></span></a> en el caso de Bolsonaro. Este novedoso ascenso </span></span>tiene lugar en un contexto profundamente diferente de aquel otro que vio nacer al fascismo en las décadas de 1920 y 1930. No parece estar presente el impulso y ambición por movilizar a las masas tras alguna utopía. En efecto, l<span lang="ES" style="color: #212121;">as nuevas derechas radicales, particularmente en Europa, han perdido aquella dimensión "utópica" de sus antepasados fascistas: su enemigo histórico el comunismo ya no existe al tiempo que no pretenden ser una alternativa tanto para el liberalismo como para el comunismo. En Latinoamérica, el chavismo y/o el keynesianismo populista reemplazan al comunismo de otras época. Comparado con los viejos fascismos presentan otra anomalía: </span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">desarrollan su política bajo las prácticas parlamentarias propias de la "democracia" capitalista moderna.</span><span lang="ES" style="color: #212121;"> Han abandonado su vieja ambición de crear un "Hombre Nuevo". Desean volver a las soberanías nacionales, las políticas proteccionistas y la defensa de las "identidades nacionales" amenazadas por la globalización y la inmigración musulmana en algunos casos, inmigrantes latinos en otros. Desde este punto de vista, son mucho más reaccionarios que fascistas. ¿Cómo definir estos nuevos espacios políticos? No queda claro</span><span lang="ES" style="color: #212121;"> qué terminología utilizar para analizarlos y definirlos. ¿Autoritarios? ¿Fascistas? ¿Populistas? ¿O las versiones “neo” de estas?</span><span lang="ES" style="color: #212121;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">Después de todo, los Le Pens, Trump, Bolsonaro, Erdogan, Orban operan al interior del aparato democrático, con sus elecciones, oposiciones y escándalos. Sin embargo, debemos reconocer que estamos frente a una partitura diferente, otra música. En el caso de Trump, por ejemplo estamos ante un racista, un hombre machista, violento, al igual que Bolsonaro, de una </span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">vulgaridad deliberada y con una relación patológica con las mujeres</span><span lang="ES" style="color: #212121;">. Todos son portadores de tendencias fascistas, mientras muestran un desprecio a toda lógica y racionalidad, un odio sordo hacia los intelectuales. En el caso de Trump, generador de un discurso despreocupado por su coherencia, basado en tweets nocturnos con lenguaje dislocado, diciendo todo, y al mismo tiempo su opuesto. No intenta explicar o defender un punto de vista de manera articulado, sino producir afectos con la pretensión de crear alguna fugaz unidad poderosa para ser explotada en el momento.<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn31" name="_ftnref31" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="color: #212121; font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[31]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">Un presidente fascista como Bolsonaro resulta toda una anomalía que no puede volverse duradera en un sistema democrático liberal: o la democracia rechaza esta amenaza fascista, o la democracia misma será cuestionada. Ya que el bolsonarismo resulta incapaz de</span><span lang="ES" style="color: #5c5c5c;"> </span><i><span lang="ES" style="color: #212121;">“desarrollar otro proyecto político que no sea una razzia contra los pobres, los negros y, de manera general, un programa antisocial (como lo muestra su propuesta ultraliberal)”</span></i><span lang="ES" style="color: #212121;">.<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftn32" name="_ftnref32" style="color: #954f72;" title=""><sup><sup><span lang="ES" style="color: #212121; font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[32]</span></sup></sup></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">Asistimos a una extensión en el espacio euroatlántico de la reacción de los blancos contra el neoliberalismo y su política económica ante el deterioro socioeconómico generado. Aquella <i>“globalización salvaje”</i> de Marine Le Pen se extiende por las geografías más diversas, provocando la reacción de los trabajadores blancos y fracciones de la clase media, contra los negros imaginados usurpadores y las elites urbanas a quienes responsabilizan de abrir las puertas de sus naciones y arrojarlas al vacío. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">En el caso latinomericano otro dato contribuye a volver mas vidrioso el posicionamiento político. </span><span lang="ES">En efecto, las nuevas derechas no se declaran abiertamente partidarias de propuestas privatizadoras, más allá de su adhesión al mercado. Más aún, no pocas veces compiten con los gobiernos progresistas con relación a sus políticas de inclusión, ampliando las coberturas de ayuda social e incorporando otras nuevas, dinámica que de conjunto, da cuenta de los escenarios y dificultades que presenta el clima de época.</span><span lang="ES" style="color: #212121;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">Aunque también es cierto que existe frustración popular y porqué no, miedo al futuro, sensación de estar atrapados en un callejón sin salida, tanto en fracciones de la clase media como entre los pobres y trabajadores desempleados de muchas regiones del mundo, que se vieron reducidos a la invisibilidad, sin dinero y sin nada, por la brutalidad del capitalismo contemporáneo. </span><span lang="ES" style="color: #212121; font-family: inherit , serif;">La sensación de que su mundo ha sido destruido "sin ser reemplazado por otro en el que puedan volver a la vida". Una suerte de destrucción sin sentido. Como si se reflotara nuevamente el latigillo thatcheriano <i>there is no alternative (TINA)</i>. Aunque todos sabemos que derrotar al miedo deviene un elemento central para la construcción de cualquier resistencia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">Carecemos de un camino estratégico, debemos construirlo. Y disponemos de la convicción, fuera de toda creencia resignada, que no hay futuro para la humanidad en su conjunto en el camino del capitalismo. </span><span lang="ES" style="color: #212121;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">¿Disponemos de las herramientas y métodos necesarios para analizar la crisis de la democracia en el mundo euroatlántico?. Si estos desplazamientos políticos plantean un reto a la comprensión teórica, la dificultad es debido en parte a su aspecto histórico novedoso, pero también en parte a su aparente falta de coherencia ideológica. No son todos iguales. <span style="color: #212121;">Muchos apelan a un imaginario de homogeneidad étnico nacional sustentado por un estado fuerte y aislacionista, animado de un feroz propósito moral; sin embargo, insertan estas imágenes de estatismo y nacionalismo en dogmas de libertad neoliberal que tratan al estado como el mayor enemigo de la libertad. Su objetivo es recuperar una soberanía nacional, cada vez más debilitada por los poderes globales y la interconexión, reclamando un proteccionismo económico para el trabajo "nacional", sin embargo al mismo tiempo condenan los mercados regulados y las políticas públicas -educación y salud- garantes de la protección más modesta contra las desigualdades extremas y amenazas del capitalismo a la propia existencia. Además, estos nuevos movimientos políticos son antipolíticos: tienden a denunciar todo lo que se conoce con el nombre de política convencional: sus procesos, compromisos, instituciones y espacios deliberativos. La ira, el resentimiento y el sentimiento de frustración por la pérdida de derechos tienden a cerrar el espacio para una comprensión genuina, dejando la esfera política lista para la explotación y la penetración de los líderes carismáticos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">Sí estamos seguros que cualquier reconstrucción de izquierda radicalmente democrática, -por tanto, antifascista- exigirá la recomposición política de los pobres, precarios, trabajadores metropolitanos y asalariados en general capaz de confluir con la potencialidad expresada en los movimientos feministas. Confluencia, a nuestro entender, condición imprescindible para devenir mayoría política, circunstancia que disuelve todo temor. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">Debemos ser capaces de comprender e impulsar los cambios por fuera de todo proyecto de crecimiento progresivo que haga hincapié en las instituciones, apostando a que la acción de la movilización social traspase y rompa la camisa de fuerza de la política institucional, dejando atrás aquella idea que propone encolumnarse tras demandas “realistas”, es decir, menos principistas. De tener la suficiente sensibilidad estético-política que permita conectar los lazos y sentimientos profundos que ligan movimientos de tipos diferentes, organizados a partir de intereses y problemas diversos. Articular las diferentes luchas, conectar los puntos de resistencia de clase y feminismos, antirracismos y LGBT. Hibridarlas en plataformas colaborativas, acciones en las redes y calles promoviendo sus influencias mutuas abiertos a nuevas subjetividades políticas, caminando con ellas, aunque sea en dirección a un lugar que nadie sabe todavía cuál es. Necesitamos puentes de conexión y un nuevo vocabulario político. </span><span lang="ES">Las luchas de resistencia de los últimos años bien pueden oficiar de laboratorios de experimentación política que amplíen nuestro pensamiento hacia nuevas formas políticas y nuevos derechos de ciudadanía, un nuevo <i>welfare</i>, a través de la relación entre ese poder constituyente basado en el reconocimiento de la excedencia del trabajo vivo y la producción de lo <i>común</i> experimentado en estos procesos. El ciclo de luchas de los últimos años en Latinoamérica es demostrativo de cómo es posible construir y producir una agenda de derechos relacionados con el acceso y organización democrática de los servicios directamente relacionados con la vida: energía, agua, tecnología, etc.; con la obtención de un ingreso básico y universal garantizado; con la garantía para la movilidad urbana, -acceso gratuito al transporte público- y la conservación de áreas comunes de la ciudad parques, áreas de uso común, etc. y, fundamentalmente, con aquellos derechos clásicos, re-calificados ahora, como el derecho a producir nuestros espacios de vida e interacción con otros, como aspecto que va más allá de la idea cívico-republicana o de participación deliberativa.<span style="color: #212121;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;">Tenemos frente a nosotros un verdadero desafío que no podrá resolverse de manera aislada, en forma individual, sino a partir de la interacción de discusiones y prácticas políticas que pongan en valor trabajo y pensamiento crítico, capaz de superar y evitar todo retorno y/o permanencia en las variadas concepciones y teorías de la izquierda demodés y anacrónicas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="color: #212121;"> César Altamira Buenos Aires, abril 2019 <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px; margin: 0cm 0cm 10pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px; margin: 0cm 0cm 10pt;">
<br /></div>
<div>
<br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<div id="ftn1">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref1" name="_ftn1" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[1]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">W. Brown, Neoliberalism’s Frankeinstein: authoritarian freedom in twenty first century democracies, en W. Brown, P. Gordon, M. Pensky, Authoritarianism three inquiries in critical theory, Chicago, Chicago U.P. 2018. <o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px; margin: 0cm 0cm 10pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref2" name="_ftn2" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px;">[2]</span></span></span></a> <span style="font-size: 9pt; line-height: 13.800000190734863px;">B. Cava, G. Cocco, <i>Queremos todo: las jornadas de junio y la constitución salvaje de la multitud</i>, en B. Cava, La multitud se fue al desierto, Quadrata, Bs. As. 2015. Ver también, A. Mendes, C. Naback , Vertigens de junho, Uninômade 03-2016.</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px; margin: 0cm 0cm 10pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref3" name="_ftn3" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px;">[3]</span></span></span></a> <span style="font-size: 9pt; line-height: 13.800000190734863px;">A. Garcia Linera, El oenegismo enfermedad infantil del derechismo, Vicepresidencia de Bolivia, La Paz, 2011.</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref4" name="_ftn4" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[4]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">T. Negri, <i>Sovranita oggi, vecchie frammentazioni, nuove eccdenze</i>, en T. Negri, Dentro contro il didritto sovrano. Dallo stato dei partiti ai movimenti della governance, Verona, Ombre Corte, 2009</span><span lang="ES">. </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">En dicho texto Negri atribuye dicho concepto a la teoría sistémica, G. Teubner.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn5">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref5" name="_ftn5" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[5]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">M. Hardt. T. Negri, Commonwealth, Harvard U.P. Cambridge, USA, pág 225.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn6">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref6" name="_ftn6" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[6]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">G. Arrighi, El largo siglo XX, Akal, Madrid, 2014 [1996].</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn7">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref7" name="_ftn7" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[7]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">El pacto del Punto Fijo, fuertemente criticado por Chavez como la dictadura del punto fijo, fue un acuerdo sellado entre los principales partidos políticos de Venezuela, AD, COPEI y URD en agosto de 1958 para dar gobernabilidad al sistema luego del derrocamiento del dictador M. Perez Jimenez previo a las elecciones de ese año.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn8">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref8" name="_ftn8" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[8]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">C. Crespo Flores, La guerra del agua en Cochabamba: movimientos sociales y crisis de dispositivos de poder, en Debates Ambientales, Agua 2000, Dialnet. Ver también T. Kruse La guerra del agua en Cochabamba, Bolivia terrenos complejos, convergencias nuevas, Bs. As. Clacso, 2005.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn9">
<div class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px; margin: 0cm 0cm 10pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref9" name="_ftn9" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px;">[9]</span></span></span></a> <span style="font-size: 9pt; line-height: 13.800000190734863px;">R. Ornelas, La guerra del gas, cuarenta y cinco días de resistencia y triunfo popular, Bs. As. OSAL Nº 12, CLACSO, 2004.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn10">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref10" name="_ftn10" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[10]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">G. Cocco, Le mouvement d’indignation au Bresil face a l’austerité de Lula et Dilma. Multitudes Nº 59, eté 2015, Paris.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn11">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref11" name="_ftn11" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[11]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">CEPAL, Panorama social de América Latina 2012, Naciones Unidas, Santiago de Chile, 2013</span><span lang="ES">.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn12">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref12" name="_ftn12" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[12]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">P. Singer, Os sentidos do lulismo: reforma gradual e pacto conservador, San Pablo, 2012.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn13">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref13" name="_ftn13" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[13]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">L. Bresser Pereira, “Empresários, o governo do PT e o desenvolvimentismo”, Revista de sociología y Política, Vol. 21 Nº 47. 2013.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn14">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref14" name="_ftn14" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[14]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"> </span></span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">Armando Jr Boito, “Os atores eo enredo da crise política” web.</span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 8pt;"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">2016.</span><span lang="ES" style="font-size: 8pt;"></span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn15">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref15" name="_ftn15" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[15]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"> </span></span><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">En mayo de 2005, la Revista <i>Veja </i>publicó la transcripción de un video donde se acusaba al diputado Roberto Jefferson del Partido Laborista Brasileño (PTB) de estar detrás del desvío de</span><span style="font-size: 9pt;"> </span><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">dinero en la empresa pública de </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">Correos. El escándalo del “mensalao” tuvo costos importantísimos para el PT; fue letal para dos ex Presidentes del PT José Dirceu y José Genoíno, el Presidente de la Cámara de Representantes, Joao Paulo Cunha y para Paolocci, ministro a la época. </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn16">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref16" name="_ftn16" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[16]</span></span></span></span></a><sup><span lang="ES"> </span></sup><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">G. Cocco, La premiere revolte de la multitude du travail metropolitan, Revue Multitude Nº 53-54, Paris, Automme 2013.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn17">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref17" name="_ftn17" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[17]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">B. Cava, G. Cocco. Queremos todo… op. Cit.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn18">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref18" name="_ftn18" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[18]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">B. Bringel “2013-2016, polarización y protestas en Brasil” y “Crisis política y polarización en Brasil de las protestas del 2013 al golpe del 2016”.</span><span lang="ES" style="font-size: 9pt;"></span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn19">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref19" name="_ftn19" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[19]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">B. Bringel op. Cit. 2016.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn20">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref20" name="_ftn20" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[20]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">Una pauta del rechazo que la sociedad brasileña mostraba hacia el PT, lo muestra el hecho que Dilma no alcanzó su elección como senadora por el estado de Minas Gerais en esas elecciones, llegando al tercer puesto.</span><span lang="ES" style="font-size: 9pt;"></span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn21">
<div class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px; margin: 0cm 0cm 10pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref21" name="_ftn21" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px;">[21]</span></span></span></a> <span style="font-size: 9pt; line-height: 13.800000190734863px;">Entrevista a P. Gerchunoff, Clarín, 7-04-2019.</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn22">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref22" name="_ftn22" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[22]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><i><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">“La crisis del desarrollismo significó la pérdida de la posición privilegiada que la CEPAL alcanzara en su primera década de funcionamiento, cuando llegara a ser la agencia ideológica por excelencia en América Latina”</span></i><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;"> (Marini, 1999, p.153). La crisis del desarrollismo, en: Marini, R. M. y Millan, M. (Coord.). La teoría social latinoamericana. Tomo II: Subdesarrollo y dependencia. México: Ediciones El Caballito, 1999.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn23">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref23" name="_ftn23" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[23]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">Cuando hablamos de salario no pago no significa reconocer que no haya remuneración, sino, más bien, la existencia de una nueva forma de remuneración que no viene definida por la forma salario. Son trabajos más del tipo simbólico, relacional e inmaterial.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn24">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref24" name="_ftn24" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[24]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">Uninomade 2.0 Capitalisme cognitive et capitalisme mafieux, D. Lebert, C. Vercellone. http://www.uninomade.org/quels-rapports-etablissez-vous-entre-capitalisme-cognitif-et-capitalisme-mafieux/</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn25">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref25" name="_ftn25" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[25]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">M. Foucault, Nacimiento de la biopolítica, Bs. As. FCE, 2007.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn26">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref26" name="_ftn26" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[26]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">Eventual regreso enmarcado en las condiciones de resistencia política y rechazo social a los gobiernos de derecha y ultra-derecha existentes. Aunque poco probable que se constituyan en verdaderas alternativas de cambio</span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif;">.</span><span lang="ES" style="font-size: 10pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 18.399999618530273px; margin: 0cm 0cm 10pt;">
<br /></div>
</div>
<div id="ftn27">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref27" name="_ftn27" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[27]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">R. Gutierrez Aguilar, Horizontes comunitarios populares, Madrid, Traficantes de sueños, 2017.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn28">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref28" name="_ftn28" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[28]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">E. Traverso, Spectres du fascisme. Penser les droites radicales au XXI<sup><span style="border: 1pt none windowtext; padding: 0cm;">e</span></sup> siècle” Espectros del fascismo: pensar las derechas radicales en el siglo XXI, en Pasajes, Revista de Pensamiento contemporáneo, Nº 50, 2016, </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn29">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref29" name="_ftn29" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[29]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">A. Badiou, Trump, Cambridge, UK, Polity, 2019.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn30">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref30" name="_ftn30" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[30]</span></span></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"> </span></span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">T. Negri, Prime osservazioni sul disastro brasiliano, Euronomade, 21 noviembre 2018, </span><span lang="ES"><a href="http://www.euronomade.info/?p=11277" style="color: #954f72;"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">http://www.euronomade.info/?p=11277</span></a></span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">. </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn31">
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref31" name="_ftn31" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[31]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">A. Badiou, op. Cit.</span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn32">
<h4 style="text-align: left;">
<a href="applewebdata://99555A45-064A-4B9F-A328-D8CE71D19A06#_ftnref32" name="_ftn32" style="color: #954f72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px;">[32]</span></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 9pt;">T. Negri, op. Cit.</span></h4>
</div>
</div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-37339467802012781332018-04-24T17:36:00.002-03:002018-04-24T17:36:51.177-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; line-height: 16.866666793823242px; margin: 0cm 0cm 10pt;">
<b><span lang="ES">La retórica kirchnerista: de la <i>inclusión social</i>al <i>ajuste ortodoxo</i>.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">1- Un análisis político, crítica del poder y de la dominación en nuestro país en particular, y América Latina en general, requiere incorporar los cambios operados en los últimos años en la <i>composición de clase</i>. Las modificaciones producidas en la <i>naturaleza del trabajo</i>, en la espacialidad de su accionar así como en las nuevas formas de explotación han inducido cambios sustantivos sobre lo que se conoce clásicamente como la constitución y conformación de las clases explotadas. Se encuentra en debate la clásica referencia a la base espacial-material de constitución de la clase social, sujeto político de la etapa y, junto con ello, su modalidad de resistencia y expresión política. En la medida que la fuerza de trabajo ha adquirido hoy características de capital fijo, a partir de que el capital inviste ahora la propia vida, las luchas de resistencia han adquirido el carácter de <i>luchas biopolíticas</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">2- Pero no se trata solamente de los cambios alcanzados en la naturaleza del trabajo y del nuevo tipo de trabajo productivo, donde el atributo <i>cognitivo</i>del trabajo pone en evidencia la nueva naturaleza del trabajo, su <i>fuente de valorización</i>y <i>estructura de propiedad</i>sobre la que se funda el <i>proceso de acumulación</i>. También de los cambios producidos a nivel de los procesos de acumulación del capital a nivel global, los procesos de integración comercial, des-territorialización y re-territorialización del capital que han vuelto difusa la frontera centro/periferia, de las transformaciones producidas en la articulación de la soberanía con el territorio, de los cambios operados entre la primitiva forma estatal y el moderno sistema interestatal alcanzado, del afianzamiento de un sistema financiero internacional que torna a los estados sus filiales más distinguidas. Son tiempos donde los márgenes de autonomía del estado se han vuelto cada vez más cuestionados. Todo indica la necesidad de dejar de considerar al estado nación como el moderador de los procesos sociales políticos y económicos y la política de lo <i>posible</i>, para contraponerle la <i>lógica de lo múltiple, de lo centrífugo</i>, en palabras de Pierre Clastres. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">3-</span><span lang="ES" style="font-family: "times new roman"; font-size: 10.5pt;"></span><span lang="ES">La geografía política latinoamericana y argentina aparece signada en los últimos años por un sinnúmero de disputas sociopolíticas vinculadas a diferentes bienes comunes naturales. Conflictos y redes nacidos contra la expansión de la minería, del agronegocio, de la explotación petrolera y gasífera; contra el despojo y desplazamiento de tierras y territorios frente a la construcción de carreteras y obras de infraestructura (TIPNIS boliviano). Estas luchas se entrecruzan y combinan con aquellas surgidas contra la privatización, desregulación y mercantilización de actividades vinculadas a la gestión de los bienes naturales -desde los servicios de agua y electricidad hasta los hidrocarburos. En nuestro país son múltiples estos enfrentamientos. Desde los movimientos campesinos que defienden el derecho de propiedad de sus tierras ante la expansión de la frontera agrícola; la resistencia de ciudades y pueblos del interior frente a la <i>acumulación por desposesión</i>de las explotaciones mineras (Asambleas ciudadanas); las de las comunidades indígenas ante el avance de la explotación <i>no convencional</i>del petróleo y gas. Hasta las luchas territoriales en las grandes ciudades que dan cuenta de la precariedad de los territorios y espacios urbanos, mientras avanza la <i>gentrificación</i>metropolitana.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">4- El kichnerismo, como casi la totalidad de los sectores <i>progresistas</i>y de la izquierda argentina, permanece aún atado a viejas concepciones laboralistas, donde el único trabajo genuino reconocido es el trabajo asalariado y formal, asociado a los sindicatos y, fundamentalmente, fabril industrial. En contrapartida, en nuestro país, el</span><span lang="ES-TRAD">antagonismo presenta múltiples aristas, con un sujeto múltiple y extendido en el espacio productivo y un capital cuyo comando sobre el trabajo se asienta más en dispositivos de control, que en aquellos de disciplinamiento. Todo parece indicar que la organización de tipo fordista, que caracterizara a nuestro país, como convención social acordada sobre la <i>constitucionalización del trabajo </i>está hoy superada<i>. </i>Debilitada la hegemonía productiva del fordismo, sólo la innovación, la creatividad y la actividad original y creativa incorporada y estimulada en el seno de la subjetividad del trabajo, en el <b>trabajo vivo</b>, es capaz de agregar aquella cuota de plusvalía necesaria para la reproducción del sistema. La exigencia del capital de intensificar el comando capitalista sobre la vida presupone fragmentar y segmentar; y allí donde sea posible, individualizar la relación entre capital y trabajo, de modo de volver este último menos resiliente y políticamente más frágil. La pérdida de centralidad del trabajo asalariado, la progresiva autonomización, descentralización y desarrollo en red del proceso de producción social, así como la instauración de normas cada vez más individualizadas, y por lo tanto aleatorias, comportan los nodos fundamentales de la transformación económica y social en curso.</span><span lang="ES"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">5- </span><span lang="ES-TRAD">Simultáneamente, el ciclo político post neoliberal kirchnerista iniciado en nuestro país en el año 2003 adoptó en la figura del <u>estado</u>su eje político central, el articulador fundamental de la reorganización de la sociedad tras un discurso que hizo del <i>"retorno del estado"</i>y la recuperación de la soberanía la apoyatura política fundamental de las transformaciones sociales a realizar. Sin embargo, la integración social alcanzada mediante los planes sociales así como los subsidios estatales a los servicios públicos y el transporte, que promovieron una significativa expansión del consumo no significó la politización simultánea de la sociedad. Paralelamente, el gobierno promovió un modelo de desarrollo que no solo mantuvo intacta la matriz productiva nacional, sino que acentuó su dependencia del desarrollo agrícola y, últimamente, extractivista. Se trata de un modelo de desarrollo basado en la intensificación de la explotación de los recursos naturales, a contrapelo de una propaganda oficial que presume que la reindustrialización del país es el motor del desarrollo alcanzado en los últimos años. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">6- La derrota del kirchnerismo en las últimas elecciones es indicativa de la ruptura del pacto político del gobierno con los sectores y capas sociales que le dieron sustento desde 2003. El kirchnerismo se legitimó políticamente en la articulación de: a- sectores urbanos de bajos ingresos quienes revisten importancia estratégica en la fase actual del capitalismo (cuenta propistas y autónomos ,muchos de ellos trabajadores autónomos de segunda generación) vendedores de servicios personales, trabajadores <i>free lances</i>, pequeños y nuevos emprendedores insertos en el mercado laboral a partir del reconocimiento y valorización del ejercicio de alguna competencia individual (sea de trabajo cognitivo, de cuidado y/o afectivo etc) ; b- trabajadores formales sindicalizados e informales que vieron crecer sus poder de compra con las mejoras del salario real y el empleo, ambos potenciados por el crecimiento económico; c- grupos juveniles de reciente incorporación al mercado de trabajo que adquirieron un fuerte compromiso político con el gobierno, ante la amenaza de perder lo logrado hasta ese momento, luego de la muerte de Kirchner; d- organizaciones sociales de derechos humanos, artistas, académicos y otros grupos “progresistas” en general que sellaron su apoyatura al kirchnerismo a partir de la política de derechos humanos, matrimonio igualitario, ley de medios, reformas del sistema jubilatorio etc. Este conjunto social conformó una alianza multifacética, múltiple y singular, hidra de numerosas cabezas, imposible de agrupar en el UNO pueblo, en tanto expresión de la nueva composición de clase. Este conjunto muy diferente al peronismo clásico (clase obrera fabril sindicalizada y pobres de las barriadas obreras), ha llevado a algunos intelectuales a calificar al kirchnerismo como un peronismo de <i>“clase media”</i>. Esta alianza política se quebró en los últimos dos años. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">7- El tácito pacto alcanzado entre el gobierno y los sectores sociales apuntados se fundó en la construcción de espacios de <i>democratización económica</i>inscritos esencialmente en la ampliación e incorporación de sectores medios urbanos a nuevos niveles de consumo. Estos grupos son los que vieron reducidos su capacidad de consumo luego del 2001 y aquellos sectores urbanos de menores ingresos a quienes las políticas neoliberales los había arrojado a la intemperie. Mejoras para estos últimos sustentadas en la ampliación de los planes sociales, en especial la AUH, así como el <i>derrame,</i>aunque débil que provocara el crecimiento económico. Este proceso de acumulación política se asentó en la construcción de promesas a partir de un discurso que proclamaba la pujante extensión de la inclusión social, la <i>recuperación del trabajo</i>como articulador de la vida social, las promesas de una irrefrenable <i>reindustrialización</i>, de <i>mejoras en la educación pública</i>, de <i>generación de nuevos planes de vivienda</i>, de mejoras y extensión de los <i>servicios de la salud pública</i>. Conformaron el decálogo de las políticas kirchneristas de inclusión social, mientras se prometía una <i>sostenida mejora de los servicios públicos</i>privatizados como luz, gas, telefonía y transporte público asentada en un eficiente y permanente control del estado. En definitiva una firme apuesta a la reconstrucción <i>de ciudadanía social</i>que el neoliberalismo inmediato anterior había destruido, aunque ahora a la sombra de un estado que, recuperando viejas prácticas, se presentaba como el garante último de justicia e igualdad social. Este apoyo se mantuvo con pocos cambios desde el 2003, con un núcleo duro asentado en los sectores más pobres de la zona metropolitana de la provincia de Buenos Aires, de las provincias del Norte, el Noroeste y la Patagonia, todo ello, alrededor de un liderazgo dual, el de Néstor y Cristina Kirchner. A este núcleo duro kirchnerista debemos agregar la firme adhesión de los trabajadores organizados (sindicalizados) y el respaldo fluctuante de sectores de la clase media conocidos como el <i>kirchnerismo progresista</i>, muchos de ellos con militancia política <i>setentista</i>. Esta coalición, de base trabajadora y pobres urbana y rural con participación de sectores de las clases medias, resultó exitosa en las elecciones de 2003, 2005, 2007 y 2011.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">8- Se trataba de incorporar a vastos sectores hasta ahora invisibilizados y reconocidos en términos de una <i>ciudadanía social monetizada</i>. Son las millones de amas de casa integradas como nuevas jubiladas, las ayudas sociales motorizadas por la Asignación Universal por Hijo, los incrementos de las jubilaciones, la movilidad del Salario mínimo vital y móvil, los planes de vivienda social, la entrega de notebooks a nivel nacional, así como los subsidios de las tarifas de gas, luz y transporte público. Entre 2003 y 2012, esta coalición kirchnerista conservó las lealtades políticas con pocos cambios estructurales en su conformación. Mientras las políticas sociales estuvieran mediadas por la monetización (condicionadas a las transferencias de dinero), integradas por el dinero, su productividad política dependía fundamentalmente del mantenimiento del poder adquisitivo del dinero utilizado para la ayuda social. Si bien en estos casos el dinero ya no funciona como <i>restriccción monetaria</i>de la <i>restricción salarial</i>, sino como la puerta de entrada al consumo, rigen todas las generales del capitalismo en tanto <i>economía monetaria de producción y explotación del trabajo</i>. Esto es, se mantiene intacto el fundamento del poder del capital sobre el trabajo, en la medida que el trabajador tenga necesidad de poner en venta su fuerza de trabajo; cumpliéndose en un todo la definición de la subsunción formal del trabajo al capital y la norma de la relación salarial. Mientras subsista el poder del control sobre la <i>creación monetaria</i>, éste se constituye en el factor clave que otorga poder sobre el trabajo que estructura las relaciones sociales, revelándose como <i>verdad práctica</i>en la actual coyuntura histórica, donde el poder de las finanzas se vuelve cada vez más visible. En ese contexto, el gobierno podía seguir mostrando al consumo popular como indicador de su política económica y social, índice de reparación de la deuda con los sectores más postergados mientras la inflación no cuestionara la monetización social. Así la financiarización del consumo popular a través de la extensión y diversificación de variados instrumentos de crédito en los sectores de menores ingresos, tuvo su correlato en el desarrollo de nuevas redes de comercialización informal, caso de La Salada y sus innumerables réplicas en el conurbano y en Capital. La reproducción de la deuda y el compromiso moral contraído (basado en la culpa nieztcheana) por los sectores de menores recursos para honrar la deuda, dan cuenta también de la repetición del poder del capital sobre el trabajo, independientemente de cuál fuera el circuito del endeudamiento producido. La deuda ha dejado de ser una categoría económica para convertirse en una tecnología de gobierno integrando las funciones de control operadas desde el estado y la interiorización de la culpa. Mientras demuestra la pervasividad de las finanzas a nivel social. Sin embargo, debemos destacar, que a pesar del carácter marginal que asume esta violación de la <i>restricción monetaria</i>, la desestabilización de las garantías del <i>welfare</i>, iniciadas durante el menemismo y que el kirchnerismo no revirtiera, así como la precarización creciente de las condiciones de remuneración y empleo, han potenciado la restricción monetaria propia de la relación salarial. Por lo que podemos concluir que la monetización de la inclusión social no sólo continúa respondiendo al comando del capital, sino que recrea las condiciones del <i>"hombre endeudado de las sociedades de control"</i>, propias de la etapa del capitalismo neoliberal donde el <i>cuidado de sí</i>se liga a su valorización como <i>"capital humano"</i>. Conclusión que nos coloca en las antípodas de aquellos sectores neokirchneristas que ven en el aumento del consumo una posición liberadora y de resistencia. Por el contrario, la integración social provocada por el dinero no significó la politización de los sectores beneficiados, sino, como cabía de esperar, un acentuamiento de su precarización existencial, modelizando su subjetividad mediante técnicas de seguimiento individual obligatorio como nueva forma de gobierno de los individuos. Todo se juega en insólitas situaciones que oscilan entre la seducción y la represión (como la criminalización de los <i>ni-ni</i>en el último diciembre), que des potencia la autodeterminación del sujeto oprimiendo el proceso autónomo de subjetivación. Estamos en presencia de una transformación de los derechos sociales en deuda y de usuarios del welfare en deudores. Las finanzas que invaden todos los resquicios sociales en tanto <i>máquina de guerra</i>han transformado los derechos sociales en créditos y a los precarios y desempleados en consumidores armados de tarjetas de crédito. Se materializa la pretensión de enriquecimiento social sin afectar la propiedad privada. Viejo objetivo del neoliberalismo más rancio. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">9- El kirchnerismo buscó hacerse eco de las movilizaciones del 2001 mientras se apropiaba del paradigma de los derechos humanos, tan sensible a la sociedad argentina. Sin embargo, pese a esta reiterada reivindicación discursiva, la década kirchnerista abre enormes cuestionamientos que colocan en el tapete la distancia entre el discurso oficial y los hechos abriendo nuevos interrogantes acerca del umbral de violencia estatal que la sociedad está dispuesta a tolerar y permitir. Se asiste a la judicialización de la protesta social y de la pobreza, así como la tendencia a la represión de los movimientos sociales y comunidades indígenas, que ha dejado como saldo un elevado número de muertos en manos de las fuerzas represivas de los Estados provinciales de las que el kirchnerismo pretende desentenderse.</span><span lang="ES-TRAD"></span><span lang="ES-TRAD">Pese a la defensa del derecho de protesta y la política de derechos humanos , la criminalización de la protesta social se ha multiplicado y consolidado a través de un fuerte entramado legal, que encuentra prolongación en una serie de medidas sumamente preocupantes. En esta línea, se deben mencionar dos inflexiones que revelan de manera directa la fractura misma de la política de derechos humanos y muestran su contradicción con el discurso oficial, como es el caso de la ley X de Gendarmería y la ley antiterrorista promovidas por el ejecutivo y votadas por el oficialismo en 2006 y 2011, y la designación del general César Milani, de probada participación en torturas y desapariciones durante el Terrorismo de Estado, al mando del ejército en diciembre de 2013.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">10- Fue el incumplimiento de las demandas sociales lo que precipitó la debacle el último octubre. En realidad este proceso se había iniciado en los comienzos del 2º mandato de Cristina Kirchner. A diferencia de lo que ocurrió en el anterior período de debilidad y declinación del kirchnerismo, en ocasión del conflicto con el campo en 2008 y su prolongación en la derrota electoral del 2009, esta vez la erosión no fue resultado de una única medida adoptada en un momento determinado sino de un proceso gradual que se extendió a lo largo de los últimos dos años. El accidente ferroviario de Febrero de 2012 en la estación Once y su secuela de muertes desnudó la continuidad de la política privatista de la década denostada en materia de transporte que impulsara el menemismo, y que el gobierno kirchnerista mantuvo con su secuela de corrupción y carencia de controles. Este episodio hizo manifiesta la lógica de un <i>capitalismo de amigos</i>que puso en entredicho la idílica construcción de una <i>burguesía nacional</i>, base del <i>capitalismo en</i><i>serio</i>tan cara al kirchnerismo. Traslucía la inoperancia de gestión estatal en el transporte ferroviario, permeable al desarrollo de negocios de los "amigos" kirchneristas. La tragedia de Once marcó una bisagra en cuanto al descreimiento social respecto a la épica del relato oficialista. Los subsidios, lejos de mejorar el servicio públicos de transporte, engordaba el bolsillo de los capitalistas amigos del kirchnerismo. Once también mostró que la venta de la fuerza de trabajo de los asalariados diariamente trasladados a su lugar de trabajo en tren, ponía en riesgo el propio cuerpo del explotado, su vida. </span><span lang="ES">Las políticas distribucionistas oficiales que generaron una significativa empatía política entre el gobierno kirchnerista y los distintos movimientos comenzó a erosionarse producto de las políticas oficiales que, al negar y no reconocer el proceso inflacionario, permitieron el deterioro de los salarios y del poder adquisitivo de <i>los de abajo</i>, vaciando los aspectos progresivos sociales alcanzados, a la par que, con intentos contraproducentes de justificación, se insistía en el carácter destituyente de la crítica opositora al gobierno. </span><span lang="ES-TRAD">Los falsos índices de inflación escondían un aumento creciente de los precios que limaban el poder de compra de las monetizaciones sociales. El kirchnerismo perdió en octubre de 2013 4 millones de voto en Provincia de Buenos Aires en manos de Massa, peronista, ex-kirchnerista que se lanzó pocos meses antes de octubre a la disputa electoral y planteó el problema de la inflación como tema de campaña. El objetivo del gobierno en ese sentido era claro: ocultar los índices de pobreza que superaban el piso del 25 % de la población, deslegitimando con ello la retórica oficial de la <i>década ganada</i>. Se agrega a esto el fracaso de los diferentes planes de vivienda que lanzara el gobierno mediante créditos a largo plazo al colocarlos fuera del alcance de las familias que aspiraban a la vivienda propia; la persistencia de una deficiente salud pública, por lo demás de baja calidad, incapaz de atender razonablemente las demandas de la población, provocó, bien que mayores usuarios se volcaran hacia los servicios que brindaba la salud privada, de cada vez más difícil acceso, ante los costos que significaba sus beneficios motorizados por la inflación, bien que los más pobres entre los pobres carecieran de un servicio de salud pública. Finalmente, si bien la alícuota del presupuesto educativo aumentó, ello no significó una mejora de la calidad de la educación pública induciendo también la migración hacia la educación privada. Mientras tanto, el gobierno seguía aferrado a su retórica de crecimiento industrial, de ampliación del empleo asociado al empleo industrial, de incrementos de los salarios formales y sindicalizados, de aumento en el número de los trabajadores sindicalizados, nuevas universidades y distribución de <i>notebooks</i>en las escuelas primarias nacionales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">11- Pero si Octubre 2013 enfrentaba demandas insatisfechas y promesas no cumplidas, eran también tiempos de antesala de desajustes profundos en la economía ç. El discurso oficial que negaba la inflación tras las falseadas cifras del INDEC desde su intervención en 2007, provocó una fuerte apreciación de la moneda, fenómeno que generó un exceso de demanda de moneda extranjera desde octubre de 2011, a la par que dificultaba las exportaciones industriales. El gobierno no encontró "forma" mejor de resolver el problema que imponer un "cepo", restringiendo el acceso al mercado de los importadores, turistas y empresas que quería remitir sus utilidades y ahorristas nacionales. De esta manera promovió la aceleración en la apreciación de la moneda. Surgió, como cabía esperar, un mercado de cambios paralelo cuya "brecha" con el oficial alcanzó niveles insostenibles en octubre de 2013, luego de las elecciones de medio término. No se trataba ahora de un problema inflacionario sino fundamentalmente de carencia de divisas externas para hacer frente a las importaciones y cumplir con los pagos de la deuda externa. En el último año se habían evaporado casi 15.000 millones de dólares de las reservas del Banco Central (90.000 millones de dólares en la década) <i>goteo</i>insostenible, ante la carencia de financiamiento externo, ya que amenazaba con dificultar los pagos internacionales y contar con las divisas necesarias para el comercio mundial. Si se toma la diferencia entre el total de lo que se vendió al exterior y lo que se importó en estos diez años, 2003-2013, el superávit, el saldo favorable de la Balanza Comercial de Bienes y Servicios de la Argentina fueron 150.000 millones de dólares. El total de pagos de deuda hechos durante esta década alcanzó los 60.000 millones de dólares . Además de la fuga de capitales como tema de fondo tenemos el fenómeno inflacionario: en un país con 30 % de pobres los precios no aumentan por demanda sino por falta de inversión. Durante 2012-13 cesó el ingreso de capitales por el mercado "oficial", fracasó la moratoria fiscal y los turistas extranjeros liquidaban sus monedas en el paralelo. Previo a las elecciones el gobierno ya había lanzado una política que le permitiera acceder nuevamente al crédito internacional. Así, aceptó los fallos del CIADI que obligaban al pago de indemnizaciones reclamadas por consorcios internacionales adjudicatarios de diversas privatizaciones menemistas; inició negociaciones con el Club de París para acordar el pago de la deuda externa defaulteada con ese Organismo; acordó con el FMI la normalización de un nuevo Índice de Precios que permitiera alcanzar datos confiables sobre el crecimiento económico y los índices inflacionarios; acordó con Repsol el dinero de la "expropiación" (5000 millones de U$S) y avanzó en la negociación con los Fondos buitres de EEUU que nunca aceptaron la quita de la deuda propuesta por Kirchner en 2005-2006. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">12- La encrucijada en la que se encuentra la economía argentina tiene su raíz en la <b>restricción externa de divisas</b>. La economía argentina ha operado, producto de su particular inserción en la economía mundial, siguiendo una división internacional del trabajo de los últimos tiempos, con un desequilibrio cíclico en su balance de pagos internacionales. Fenómeno que en la época de sustitución de importaciones generaba las clásicas crisis de la balanza de pagos, ante el deterioro de los términos de intercambio comercial. La elevada proporción de insumos y equipos importados para la producción manufacturera exige disponer de un saldo de la balanza comercial superavitario soportado, en estos casos, por las exportaciones primarias, frente a la baja capacidad de exportaciones de bienes de origen industrial. Durante los primeros 5 años de gobierno kirchnerista la economía operó con un sustantivo superávit de los pagos internacionales. La fuerte caída de las importaciones –resultante de la depresión de la actividad industrial–, el aumento de la producción exportable de cereales y oleaginosas y sus manufacturas, la mejora de los precios internacionales de la producción primaria y de sus términos de intercambio, el superávit en el comercio de energía, la reducción de los servicios de la deuda externa por el default y la modificación hacia un tipo de cambio <i>competitivo</i>contribuyeron al crecimiento "virtuoso". Fue el “período dorado” del “modelo”, donde se buscó promover la equidad, <i>recuperar</i>el Estado para administrar el conflicto distributivo, impulsar el crecimiento y estrechar vínculos latinoamericanos. A pesar de no tener acceso al crédito internacional, por la sanción de los mercados a la resolución de la quita de deuda externa, la economía creció fuertemente, afianzada en sus propios recursos. A partir del 2007 se duplicó el Déficit del comercio internacional del sector industria , concentrado en los sectores de autopartes, complejo electrónico, bienes de capital y productos químicos, frente a la apreciación del peso. Al mismo tiempo, el superávit energético y la balanza de turismo se transformaban en deficitarios. La <i>década ganada</i>estaba mostrando su incapacidad para modificar la matriz productiva argentina y haber ensayado una política de especialización en determinados nichos de producción internacional que alterara la <i>subindustrialización</i>y débil participación de la industria argentina en el proceso innovativo, así como disminuir la elevada participación de la informalidad del trabajo en el sector industrial. La transformación de la matriz productiva exige incorporar actividades de mayor valor agregado y contenido tecnológico que son las que pertenecen a los sectores más dinámicos del comercio internacional en los cuales, precisamente, se verifica el déficit comercial manufacturero. Exige también abandonar el viejo concepto de “sustitución de importaciones”, que implica reemplazar importaciones actuales por producción interna. El camino elegido por el gobierno fue devaluar el peso (pocos meses antes, CFK había afirmado <i>"que quienes ansiaban una devaluación deberían esperar un próximo gobierno, nunca el suyo"</i>), subir las tasas de interés y buscar alternativas de financiamiento externo</span><span lang="ES" style="font-family: "times" , serif;">. </span><span lang="ES-TRAD">Estas medidas, impuestas precipitadamente por los errores del pasado, fueron leídas por la ortodoxia, en una renovada muestra de autismo analítico, como un ajuste a su propio estilo.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "times" , serif;"></span><span lang="ES-TRAD">Asumida la devaluación, 20% en enero- sus consecuencias son inexorables. El primer paso es la caída del ingreso real en dólares, en particular entre los asalariados. La baja del ingreso supone una caída de la demanda interna, lo que frena el crecimiento de la economía y, con ello, la evolución del empleo. A ello le sigue aliviar las cuentas externas por la vía del ingreso de capitales y seguramente un ajuste en las cuentas fiscales vía disminución de los subsidios . Es visible, por lo demás, el objetivo del gobierno en avanzar hacia la contención salarial para las próximas discusiones con las patronales en los meses de marzo, abril (ya fijó pautas para los docentes y jubilados de incrementos sensiblemente por debajo de la inflación anual esperada).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD">13- La recomposición del comando del capital luego de 2001 dio lugar a nuevas formas de resistencia, muchas de ellas como defensas territoriales, y a la desactivación de otras, de modo que vanguardias y movimientos sociales del ciclo anterior alteraron sus roles. Además de la reubicación con respecto al estado de los organismos de derechos humanos, como respuesta a las políticas de cooptación kirchneristas, también perdió peso el movimiento piquetero, tras una integración que reviste formas burocratizadas, pérdida de importancia gracias a la recuperación del empleo y la derrota de sus vertientes más radicales (entre otras cosas por la vía del aislamiento y la distribución diferenciada de recursos estatales). Sin embargo, otras formas de resistencia han tomado relevancia a nivel nacional, entre estas, la diversidad de movimientos de oposición a la minería o a los desplazamientos de campesinos debido a la continua expansión de la frontera agrícola rentable. Asistimos a la constitución de movimientos con base territorial, tanto en el mundo rural como urbano, cuyas raíces se relacionan con alguna carencia particular o local (vivienda) , así como con alguna reivindicación cercana a la experiencia cotidiana. Su impacto sobre la vida inducen a que los sujetos a inscriban sus voces de resistencia en nuevos sujetos colectivos, distintos a los que ocuparon el espacio público en el pasado, y con una configuración fragmentada en términos sociales y localizada en términos territoriales, lo que no significa una manifestación de debilidad y/o de insuficiencia en las luchas. Se trata de luchas que confluyen en la defensa y disputas territoriales con el capital transnacional y donde las instituciones estatales juegan un papel preponderante a través de las diferentes tecnologías de gubermentalidad entendida en términos foucaultianos. En el caso de los movimientos ambientalistas se trata de acciones que </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #262626; font-family: "times" , serif;"> </span><span lang="ES-TRAD">problematizan la democracia representativa, exigiendo su reinvención en el <i>aquí y ahora</i>tras la práctica de una democracia directa. Son movimientos de singularidades, que presentan una composición radicalmente heterogénea y revolucionan el concepto de la política y de la militancia, recreando la democracia a partir de la realidad de las ciudades y pueblos afectados por las explotaciones mineras. Asambleas ciudadanas que en su accionar, por fuera de toda distribución de bienes y poderes, producen <i>común</i>, es decir el desarrollo de capacidades creativas liberando las fuerzas productivas de la experiencia tras redes afectivas, que son las que motivaron la particular atracción de vecinos y pobladores de las zonas inmediatas. Las Asambleas ciudadanas definen un nuevo tipo de ciclo de luchas colocándose por fuera de las disputas entre mercado y estado, entre socialismo y las reformas del capitalismo. Asumen una nueva modalidad para organizar las relaciones y expresar las potencialidades al multiplicar las relaciones de transformación. Luchas que brotan de la experiencia compartida en la actuación colectiva y que buscan efectivizar los derechos democráticos mediante la ampliación de los ámbitos de discusión y toma de decisiones. Lo que algunos denominan la <i>producción del común</i>. Tanto el pensamiento institucional como el ligado a Carta Abierta </span><span lang="ES">han visto en las luchas ambientalistas sólo un aporte interesante, cosmético, ornamental y puramente folclórico, sin detectar que las luchas contra el extractivismo no solo ponen en cuestión la relación del hombre con la naturaleza, sino que asumen la <i>gestión del común</i>, no como objeto en sí, sino como formando parte de sus propias vidas. En este aspecto la movilización social no se presenta como reclamo ante el estado demandando soluciones y/o derechos, sino como camino para que el estado las visibilice y reconozca. El gobierno y sus escribas creen encontrarse a salvo y distantes de las movilizaciones callejeras asentadas en convocatorias de redes sociales que se desplegaron, como ciclo de luchas mundiales, desde las primaveras árabes, las plazas españolas y turcas y últimamente las calles brasileñas. Amparados en el discurso oficial de <i>acumulación con inclusión social</i>, sus <i>miles de puestos de trabajo</i>, <i>jubilaciones de nuevo tipo</i>, <i>industrializaciones renovadas</i>, se consideran exentos de la crisis de representación política y ampliación de la democracia que se encuentra en la base de las movilizaciones mundiales, superada a través de la retórica del <i>retorno de la política</i>, mientras apuestan a la consolidación de un tipo de crecimiento basado en viejas ideas desarrollistas. La base social de estas nuevas subjetividades debe rastrearse en el nuevo tipo de trabajo que caracteriza al capitalismo cognitivo: trabajo inmaterial, de cuidado, emprendido muchas veces por jóvenes precarios, pobres urbanos, estudiantes y empleados autónomos de la nueva composición heterogénea del trabajo en las grandes ciudades. Se agregan las comunidades de los que reclaman por sus tierras (qom) lo que les permite alcanzar autonomía y autodeterminación colectiva, pueblos y ciudades que se oponen al uso y extracción de los recursos naturales ubicados en sus suelos como fuente de pobreza futura. Se trata de un fenómeno ignorado por el kirchnerismo aferrado a concepciones anacrónicas que entiende que las revueltas callejeras o institucionales (como la última <i>rebelión</i>policial) tienen objetivos destituyentes hacia el gobierno. Sin embargo, esta retórica es compartida por los diferentes partidos de la oposición y la propia izquierda argentina, sea aquella con pasado stalinista, el Partido Comunista, sea aquella con tradición trotkista en sus distintas variantes. Estas izquierdas no solo rescatan un concepto de clase asociado al lugar que el sujeto ocupa en el proceso de producción, sino que siguen considerando la concepción de organización política, el partido, como el gran organizador de donde devendría la conciencia de clase necesaria para la toma del Palacio. Incapacitados de incorporar los cambios alcanzados en las relaciones de producción capitalistas, en las formas y modalidades de producción y explotación que se han generado en los últimos veinte años, resultan funcionales a las políticas oficiales al compartir con ellas similares concepciones sobre el trabajo y centralidades fabriles. Al no comprender que las luchas de hoy no nacen como imperativos de fines abstractos ni ligados a un futuro proyecto de sociedad, sino que se erigen en contra de un poder que se ejerce sobre la vida cotidiana adquiriendo legitimidad al denunciar como intolerable el ejercicio del poder sobre la propia subjetividad. De esta manera, el barrio, la tierra, los recursos naturales, el agua o el gas la luz, la comida o el trabajo, la vivienda y la pobreza son todos elementos que aglutinan y sientan las bases para la constitución de sujetos colectivos que cuestionan el ejercicio del poder, lo corroen y antagonizan mientras proyectan la confianza en la <i>intransitividad de la voluntad</i>desde la multiplicidad de la experiencia local y concreta. Se trata de resistencias que se cuelan entre la dominación cristalizada en instituciones y en la posibilidad de construcción colectiva de nuevas formas de relación entre los sujetos. Revelan que la experiencia de la dominación es más insoportable cuando se vive cotidiana e inmediatamente. En ese marco resultan inteligibles las rebeliones de diciembre del 2013 protagonizadas por los ni-ni, hijos del 2001 y que no han conocido la política de inclusión kirchnerista. Es desde la opresión diaria que se piensa en una transformación social estructural. Rechazamos todo discurso totalizante que busca suprimir las particularidades de lo local anulando las diferencias. Debemos valorizar los márgenes como <i>locus</i>de resistencia donde se generan un nuevo orden de relaciones, una nueva matriz de subjetivación desde su más cercana experiencia. Develando la politicidad de la vida y rechazando el hablar por otros , la resistencia es creación simultánea. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<b><span lang="ES-TRAD">Addenda: sobre el anacronismo kirchnerista</span></b><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: #eeece1; font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: #eeece1; font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El discurso kirchnerista se fundó en la construcción de una frontera política que separa un pasado demonizado,-y al que se recurre permanentemente, la década neoliberal,- y un futuro promisorio, anverso del orden injusto que se intenta superar, mediante la fundación de una nueva estatalidad. Podemos mencionar una triple temporalidad sobre la que se construyó el discurso kirchnerista: a-un tiempo calificado como tormentoso con sus víctimas, (el neoliberalismo del peronismo menemista), el infierno en palabras del kirchnerismo; b- un enemigo, el neoliberalismo como fuente del mal; c-los gobiernos democráticos de los últimos 30 años como responsables de la situación presente. En ese contexto, las promesas incumplidas expresan el gap entre el mito de un origen glorioso y la decadencia presente. Sobre estas promesas incumplidas el kirchnerismo formuló la necesidad de construir un <i>capitalismo nacional en serio</i>, recogiendo imaginarios políticos y sociales como continuidad de viejos proyectos, mientras acentuaba su ruptura con el pasado inmediato. Reconstrucción de la nación, de la identidad nacional sobre un particular relato setentista, en tanto fue esa generación, según su lectura, la que estaba destinada a cumplir ese sueño, garante de un país de los iguales. Si el neoliberalismo significó la postergación de la identidad y esencia nacional, el kirchnerismo deberá recuperar y reconstruir esa identidad nacional postergada, transformando en realidad el sueño de los fundadores de la patria. Tras la afirmación de una línea de continuidad entre el deseo de los próceres patrios, la experiencia nacionalista del peronismo clásico y las luchas setentistas, se propuso la construcción de una patria feliz y de un pueblo vuelto sujeto, que delegara en la representatividad política del gobierno kirchnerista la confianza política para alcanzar los destinos de grandeza. Se consumaría así la fusión política entre el líder-conductor y el UNO del pueblo, saldando la crisis de representatividad abierta en el 2001 y recomponiendo la representación. Se trata de un modelo nacional que hizo de la cultura del trabajo la norma por excelencia de la articulación e inclusión social, limitando la concepción del salario a salario industrial fabril. De ahí las permanentes invocaciones a la recuperación de la historia de los trabajadores argentinos.</span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: #eeece1; font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">El kirchnerismo promovió, por lo demás una lectura particular de la intervención estatal que dejando de lado toda pátina de estado benefactor se remitiera a un estado capaz de corregir las inequidades del mercado mediante políticas "activas" (política de <i>precios cuidados</i>, lucha contra el <i>capital concentrado y oligopólico</i>); un estado <i>promotor</i>que acercara el estado a la sociedad volviendo inteligible la dinámica global del capital en la construcción del <i>capitalismo nacional</i>. Estado capaz de inscribir en el horizonte del capitalismo globalizado la construcción de un capitalismo <i>de iguales</i>. En ese sentido el estado debe ser el artífice de la reconstitución del tejido social de un capitalismo "humano", en oposición a algunos factores de poder, principalmente los mediáticos, partidarios de un capitalismo salvaje y manipulador. Se trata de tomar partido por un capitalismo nacional, sin cuestionar las relaciones de producción, ni proponerse su superación. No se prevé tampoco su reforma. Por ello la necesidad de imponer la opción entre el <i>ellos</i>y el <i>nosotros</i>. Para el kirchnerismo, el error fundamental del neoliberalismo remite a no haber podido edificar un capitalismo en serio. El kirchnerismo, en oposición, se propone alcanzar una exitosa conjunción entre capitalismo, democracia y nación para emular, en el nuevo siglo, el <i>mundo feliz</i>que significó el peronismo en la década del 40-50 del siglo pasado. Y que, traducido en el nuevo siglo, alcance la inclusión social de aquellos excluidos por el neoliberalismo. Enorme paradoja en la medida que el nuevo incluido trabajará para reproducir aquello cuyo efecto necesario inmediato será su propia exclusión. Juego que exige trascender el terreno de la pura economía y entrar en el de la política. </span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: #eeece1; font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Durante estos últimos años, en especial a partir del 2008, el gobierno kirchnerista se convirtió en un gran productor de relatos mistificadores buscando hacer una <i>virtud</i>de la <i>necesidad</i>. La expropiación de YPF disimulaba el fracaso de su política energética; la eliminación de las AFJP (jubilación privada) escondía la necesidad de financiamiento de un gasto público en crecimiento; la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central ocultaba los nuevos acreedores del estado mientras pregonaba el desendeudamiento y se ufanaba de ser "<i>pagador serial"</i>. El kirchnerismo proclama una política alejada de la especulación y el marketing político y concluye en un mediocre accionar indulgente y en una gestión <i>inclusiva,</i>de administración de la democracia representativa, delegatoria, inscrita en la representación de los partidos y el estado; y donde la subjetividad política se ve relegada a un papel pasivo sometida a un férreo comando político del ejecutivo, sin posibilidad de dinámicas autónomas que consoliden una subjetividad política diferente<i>.</i>Por el contrario, el <i>retorno de la política</i>como discurso kirchnerista no ha significado ninguna construcción de ideas que, rompiendo con el pasado, fueran capaces de abrir un camino emancipatorio. No se han producido nuevas formas de organización, ni formas de lucha impensadas en épocas pasadas. Por el contrario se recrean viejas organizaciones sociales (Unidos y Organizados) y se apoya y fortalece, como interlocutores principales y representativos de la fuerza de trabajo empleada, a las clásicas estructuras sindicales, sin incorporar que la mano de obra sindicalizada alcanza hoy solamente al 25 % de la fuerza de trabajo empleada. En ese contexto la pregunta que nos hacemos es, ¿qué tipo de política emancipatoria permite construir el oficialismo, sino aquella que está en sus antípodas, como es la de reducirla a una eficiente gestión de los recursos, sin proponer una alternativa social diferente, y donde el terreno privilegiado de su accionar lo ocupa el estado? Tras su declamación de progresismo que lucha contra el neoliberalismo, combate los diferentes organismos financieros internacionales y que disputa con los poderes mediáticos y monopólicos, el kirchnerismo tiene una visión conservadora de la política. No compartimos la idea difundida en círculos neokirchneristas acerca que la política kirchnerista es portadora de un fuerte sesgo liberador, aunque con límites severos; y que, por lo tanto, de lo que se trata es liberar esos límites, superarlos, inventando caminos que permitan direccionar estas políticas. El kirchnerismo no sólo no se ha mostrado incapaz de realizarlas o encauzarlas, sino que ha contribuido a fortalecer dichos límites.</span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: #eeece1; font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES">Todo parece indicar que cuestionadas las bases de la legitimidad y gobernabilidad del actual proyecto, nos encontramos frente a su agotamiento. Los límites estructurales mencionados, testimonio de la particular fragilidad del modelo neodesarrollista kirchnerista, conducen a pensar en alguna variante transicional de los de <i>arriba</i>que permita desplazar y superar dichos límites. Por su parte toda construcción de contrapoder frente al comando del capital, si busca ser efectiva, deberá asentarse en las experiencias de lucha y de vida anotadas, articuladas alrededor de las nuevas singularidades dinamizadas por el capitalismo cognitivo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">César Altamira Marzo 2014<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span lang="ES">Publicado en academia.edu<o:p></o:p></span></b></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-36123876698689342902014-06-01T11:38:00.000-03:002014-06-01T11:38:59.767-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><u><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Kirchnerismo como crisis de la
gubermentalidad desarrollista.<o:p></o:p></span></u></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></b></div>
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"> Al igual que en
1989 todo indica que los sectores hegemónicos del capital apuestan a que los
partidos “del orden” –UNEN, la variante <i style="mso-bidi-font-style: normal;">light</i>
del kirchnerismo, el sciolismo, Massa, así como Macri-, realicen los ajustes ortodoxos,
que el kirchnerismo, en sus últimos días, aún se resiste a poner en práctica. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Es la pérdida de
una ilusión: la apuesta política kirchnerista para la construcción de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">capitalismo en serio </i>y la consolidación
de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">burguesía nacional</i>. Desarrollo
autónomo diríamos. El estallido del 2001, como manifestación de la crisis del
neoliberalismo capitalista, fue leída por el kirchnerismo, -y por la izquierda
en general- como el fin de una política que privilegió la transnacionalización
de la economía, la preponderancia del capital financiero y la desregulación de
la economía mediante el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">retiro</i> del
estado, mientras se alentaban las privatizaciones. Todo ello confluyó, siempre
según esta lectura, en la desindustrialización, la desarticulación del estado,
el desempleo masivo y la valorización financiera como antítesis de la
valorización industrial. Se trataba de desandar el camino y del feliz retorno a
las gloriosas épocas pasadas, incluso a la del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fifty-fifty</i>. Esta lectura, sostenida por los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">think tank</i> peronistas (como numerosos integrantes de Carta
Abierta), se corresponde con la aspiración política kirchnerista, repetidamente
pronunciada ante la sociedad. El estado aparece como el demiurgo de toda
política emancipatoria. No es de extrañar que el extravío del empeño hubiera
derivado en estos días en desencanto popular incluso en mañosas
interpretaciones (Carta Abierta 16), al calor de la agudización de las
contradicciones y los desequilibrios del régimen de acumulación en marcha desde
2003. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>A pesar de las
importantes tasas de crecimiento el kirchnerismo tropezó con los límites
históricos de un capitalismo dependiente, expresado últimamente en la crisis
devaluatoria, la industrialización limitada y finalmente, una distribución regresiva.
Más allá de la globalización manifiesta, de la dilución de las fronteras entre
centro y periferia impuesta por la globalización capitalista, -favelización de
Manhattan y hallazgos de nuevos Palm Beach en Buenos Aires o Santiago de Chile,
de la inexistencia de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">afuera</i> y un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">adentr</i>o-, los tiempos que corren en
nuestro país son un reflejo dramático de las limitaciones de un capitalismo
dependiente en superar barreras y alcanzar un crecimiento que incorpore a los
sectores postergados, supere la precarización laboral y avance hacia el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">buen vivir</i>. Crisis de un capitalismo
dependiente que no remite solamente a sus connotaciones económicas, sino que
exige incorporar espacios de resistencia construidos frente al biopoder del
capital.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Encandilado por
las renta extraordinaria proveniente del sector agrario que parecían eternizar el
crecimiento, el kirchnerismo acentuó la inserción mundial dependiente,
exacerbando el perfil extractivista-exportador bajo control transnacional
(ratificado en el Plan estratégico agroalimentario y agroindustrial<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>PEAA 2020), al tiempo que profundizó la
subordinación regional a la política de Itamaratí.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Todo indica que no
se trata solamente del agotamiento del período kirchnerista. Es más que ello.
Nos encontramos con el final de ciclo de acumulación capitalista que durante un
largo período se expresó en el imaginario social de las clases dominantes y en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los de abajo</i> como la ilusión de
crecimiento indefinido y mejoramiento social a condición de mantener en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">caja</i> algunas variables económico-sociales
y potenciar el consumo. El desarrollismo del Siglo XXI se muestra, como lo
fuera anteriormente durante los 60-70’s, incapaz de superar la dependencia y
asegurar el bienestar social al conjunto de la sociedad.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Con ello se derrumba también la ilusión de
que el estado y la soberanía nacional conformarían el baluarte principal para
salir de la globalización neoliberal de los 90’s. La discusión que se abre
entonces es otra. ¿Que capitalismo es posible construir en estas geografías en
la época de la fase rentista del capital? O en otros términos, ¿cuál es la alternativa
al capitalismo?<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La pregunta a
responder adquiere otra densidad. Quizás la duda deba extenderse a otras
geografías latinoamericanas, Brasil, Bolivia y Venezuela. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En nuestro país
debemos agregar dos elementos más: 1- la extrema transnacionalización de la
economía que potencia la propensión a repatriar dividendos a expensas de la
inversión, y cuyo peso se vio acrecentado en la década kirchnerista y 2- las importantes
rentas extraordinarias que bloquean la redistribución del ingreso e inversión. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>No cabe duda que han
adquirido peso la renta diferencial de la tierra -sea esta agraria o minera-,
los derivativos financieros, los fideicomisos inmobiliarios -como puerta de
entrada a la vivienda-, la financiarización de los mercados mundiales de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">commodities </i>y hasta la financiación y
endeudamiento necesario para el acceso al consumo, incluso de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los de abajo</i> a través de la
proliferación de las tarjetas de crédito y/o créditos propiamente dichos. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Etapa del
capitalismo donde el trabajo explotado trasciende las fronteras fabriles,
convirtiendo las metrópolis en terrenos doblemente importantes: como nuevos
espacios fabriles, campo de valorización y explotación del trabajo cognitivo y
relacional, explotación del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">común</i>
como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cooperación,</i> del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">general intellect</i>, de la propia vida;
verdadera apropiación-extracción de la cooperación social, de la misma manera
que el capital se apropia de los recursos naturales. Pero también espacio
urbano, lugar de extracción por excelencia de la renta inmobiliaria, potenciada
por una gentrificación igualmente desposesiva de la cooperación urbana
construida.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Esta nueva era
modifica el comportamiento del capital y los antagonismos de clase, así como la
base de la propia crisis, en la medida que el capital no puede controlar ese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">común</i>, encorsetar el trabajo vivo,
subordinar<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>aquella subjetividad social
que sufre esta política. Y donde la precariedad aparece como el arma señalada
para controlar y domesticar la nueva fuerza de trabajo, frente al peligro que
significa su mayor autonomía y prescindencia del propio capital para la
producción.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Vida precaria que no
es una simple “falla” de las políticas laborales kirchneristas,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>dado que casi el 50 % de la población se
encuentra en situación de precariedad laboral. Se trata, en todo caso, de la
incapacidad del actual sistema capitalista para garantizar un compromiso social
estable entre la valorización apoyada en la cooperación, y la distribución de
la riqueza, para mejorar las condiciones de vida de la sociedad. La
privatización de los servicios sociales que inició el menemismo y que en otra
época brindó el estado de bienestar, con excepción de la seguridad social,
mantiene toda su vitalidad. Alcanzar una aceptable asistencia médica, una buena
educación y tener acceso a la vivienda exigen, hoy, pagos individuales de los
contribuyentes. No se trata de remontar la situación a épocas pasadas del
estado de bienestar, sino de reconocer los cambios producidos en la naturaleza
del trabajo que fuerzan a entender que el trabajo productivo ha adquirido
nuevas formas. Cuando la vida es puesta a trabajar, cuando el tiempo de vida y
de trabajo se confunden, ¿cuál es el valor de la fuerza de trabajo?; ¿cuál el
precio de la fuerza de trabajo?, ¿cuál el salario?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿Cuál la frontera entre trabajo productivo e
improductivo? Si la cooperación forma parte del trabajo en red, cognitivo,
relacional, de nuevo tipo y productivo, ¿porque el capital no reconoce y
remunera ese tipo de actividad laboral? Un salto político de este tipo nos
proyectaría hacia un escenario diferente, de nuevo tipo que permitiría la
construcción de un nuevo pacto capaz de liberar las potencialidades
sociales<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>productivas ocultas en las
múltiples singularidades. Nuevo pacto democrático que supere aquella lectura de
emancipación asentada en la autonomía política estatal, para depositarla en la
riqueza y autonomía de la nueva fuerza de trabajo como sujeto político de la
historia. Son variadas las políticas alternativas que permitirían salir de la
crisis y ensayar formas del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">buen vivir</i>.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">¿Consumo como motor del
crecimiento? <o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Cierto es que a este tropiezo estructural del
kirchnerismo, debemos agregar graves errores de política económica expresados
en la crisis energética, la crisis del transporte público combinada con el
particular impulso al sector automotriz así como la crisis habitacional. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sin modificación
de la matriz<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>productiva y asentado el
crecimiento industrial fundamentalmente en el sector automotriz, la restricción
externa no tardaría en llegar, a pesar de los términos de intercambio comercial
altamente favorables. En una economía globalizada, de acuerdo a una nueva
División Internacional del Trabajo que modificó la matriz productiva
mundializada, toda apuesta a la producción fronteras adentro de los componentes
producidos globalmente (en este caso autopartes) exige de profundos cambios
productivos y maduración, sostenidos por fuertes inversiones, bajo normas de
calidad con moderna maquinaria y valorización educacional de la fuerza de trabajo.
Este desafío sólo es concebible mediante políticas de inversión a largo plazo muy
alejadas de las urgencias kirchneristas por generar una rápida sustitución de
importaciones en autopartes que alivie la restricción externa.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Convencido que el
consumo es el motor de toda economía capitalista, el kirchnerismo apostó a su
fortalecimiento, aún en coyunturas políticas adversas. Desde los subsidios a
las tarifas de los servicios públicos para favorecer el consumo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los de abajo</i>, a la Asignación Universal
por Hijo, pasando por la incorporación al régimen jubilatorio de un millón y
medio de nuevos jubilados (amas de casa) y la flexibilización de las
regulaciones del BCRA, -medida por lo demás progresista, para convertirlo en
medio de financiamiento para el estado-, las bajas tasas de interés y la
persistente negativa a reconocer una inflación en aumento que lo presionaba
para adoptar políticas de ajuste. En fin, un cúmulo de decisiones políticas,
todas ellas con un solo objetivo, el consumo. Esa lectura ingenua acerca del capitalismo
asentado en el consumo lleva a la creencia de evitar sus crisis mediante el aumento
del consumo. Ya en el siglo pasado las tesis de los populistas rusos como Tugan
Baronowski fueron rebatidas por Lenin. No debemos agregar más. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sin embargo,
debemos reconocerle al kirchnerismo su insistencia en mantener estas políticas,
incluso hoy en día, a pesar de la aplicación de medidas ortodoxas de ajuste. Más
allá de la bonanza de los precios de los productos primarios internacionales, intentó
en su discurso reducir la pobreza, el desempleo y las desigualdades. Simultáneamente
desestimó toda crítica opositora, mientras<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>falseaba los índices económicos para ocultar los verdaderos grados de
pobreza e indigencia social alcanzados durante su gestión.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Muchas de estas
medidas tuvieron su contrapartida regresiva. La política de subsidios favoreció
también al capital engrosando sus ganancias; la flexibilización de las
regulaciones del BCRA contribuyeron al perfil de pagador serial del gobierno kirchnerista,
las bajas tasas de interés fueron igualmente aprovechadas por las clases
pudientes, el fortalecimiento del Anses con la derogación de las jubilaciones
privadas, dio pie a que el gobierno financiara sus gastos corrientes con la
recaudación previsional, mientras la gran mayoría de los jubilados son pobres
por dichos ingresos. Más aún, en el caso del Anses, a<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pesar de la vuelta al sistema de jubilación
de reparto administrado por el estado, se mantiene la lógica de subordinación a
los mercados financieros; por un lado el estado, a través del Anses, ha
financiado grandes obras de infraestructura eléctrica donde las ganancias
corren para el capital privado asumiendo los riesgos de todo financiamiento
privado; por la otra mantiene como activos gran cantidad de acciones de las
grandes empresas privadas atando la jubilación futura a las decisiones
empresariales en dichas empresas.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sin modificación
en la estructura impositiva que gravara al capital financiero, sin aumentar la
presión sobre los sectores monopólicos de la economía, el déficit fiscal<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se sostuvo vía Anses o Banco Central. En
estas condiciones el gobierno está obligado hoy a recurrir a financiamiento
externo y desandar su objetivo de desendeudamiento externo dejando el control
del capital que fugó en los últimos dos años cerca de 20000 millones de U$S y
apostó a la especulación con divisas. No todo es vigilia la de los ojos
abiertos dice Macedonio Fernandez. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Simultáneamente se
exacerbó la disputa por la distribución del ingreso ante una inflación que
refleja la disputa entre la persecución de las ganancias y las resistencias
sociales. La moneda, como la inflación, deben ser leídas como campos de
disputa, expresión de una relación de fuerzas que atraviesa el tejido social.
No hay neutralidad en la relación monetaria.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Pero sería una
insensatez limitarse a una lectura historicista, económicamente determinista
y/o técnica. Nada más alejado de ello.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Crisis como la crisis de la
governance kirchnerista<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Nuestro análisis va
más allá de la tipificación de la crisis del capitalismo dependiente. Incluso
no parece hoy aceptable trasladar a los nuevos contextos globales las tesis de
los capitalismos dependientes, bajo condiciones de multipolaridad mundial, de
nuevas división internacional del trabajo, de cuestionamientos y/o
debilitamientos de las soberanías nacionales, y donde la llave de la
distribución del ingreso excede los clásicos espacios del conflicto entre
capital y trabajo. Queda claro que luego de casi 10 años de crecimiento
económico el saldo ha sido la acumulación de capital por un lado y la
acumulación de pobreza por el otro. Poblaciones de marginados que deambulan por
tierras arrasadas, en los bordes de una sociedad que se ha mostrado incapaz de
modificar su vida. Y un estado, como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"estado
del desarrollo"</i> que ha fracasado en su política de conferir derechos
de ciudadanía a los necesitados y postergados, una vez quebrada la relación que
uniera el trabajo asalariado a la ciudadanización que el primero garantizaba.
En otros términos, la utopía post moderna de transformación del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">estado del desarrollo</i> en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">estado social</i>. Ilusión agrietada que no
es privativa del kirchnerismo, en la medida que casi la totalidad de la
izquierda argentina, y latinoamericana, sitúa en el estado el hacedor de la política
emancipatoria o, cuando menos, reparatoria. La crisis del kirchnerismo debería
ser percibida con mayor detenimiento por la izquierda latinoamericana, tan
apegada a los estatismos y teleologías desarrollistas, como espejo que proyecta
futuras disputas y antagonismos, derrotas y fracasos. Desechando aquella idea
historicista y teleológica que ve en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">estado
del desarrollo</i> una etapa de transición de un estadio de la sociedad a otro
necesariamente superior (¿socialismo?) enmarcado en el desarrollo de las
fuerzas productivas. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La novedad de este
capitalismo post fordista es la pluralidad de actores públicos y privados,
formales e informales, generadores de múltiples demandas en consonancia con las
múltiples formas de trabajos heterogéneos que se desarrollan en la sociedad.
Asalariados y no asalariados, trabajo doméstico asociado a la reproducción de
la fuerza de trabajo y a una economía de subsistencia, trabajadores informales
sin coberturas de salud y educación y con salarios en negro, sindicalizados y
no sindicalizados, autónomos y dependientes, en fin una pluralidad variada y
desigual. Pintura multiforme que en muchos aspectos recuerda los tiempos de la
acumulación originaria del capital. Donde el trabajo precario se ha convertido
en elemento estructural del capitalismo contemporáneo y donde la flexibilidad
se convierte en productora de fragilidad e inestabilidad laboral que se
despliega sobre territorios fragmentados con plurales y variables condiciones
laborales. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Las
modalidades que asume el capitalismo en múltiples espacios nos remiten más a
etapas de la acumulación originaria del capital que a un capitalismo post
moderno. No solo envía a la persistencia de la fuerza de trabajo en una
economía de subsistencia, sino que incorpora la violencia de los procesos de
desposesión modernos que cuestiona la idea de concebir la acumulación primitiva
del capital como su mera prehistoria. ¿Qué diferencia existe entre la
prehistoria del capitalismo que fue construyendo mercado a sangre y fuego,
desplazando su dinámica entre normativas legales y otras no reconocidas como las
que permitieron la entrada salvaje del capital y la actualidad de barriadas
pobres, de mercados ilegales que se apoyan en las fuerzas extralegales para su
funcionamiento?, lo que algunos han denominado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">acumulación por desposesión</i>. Las barriadas urbanas, los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">slums,</i> combinan la legalidad e
ilegalidad superpuestas al drama brutal de un poder ejercido sobre las vidas de
sus habitantes y la resistencia que ensayan esos cuerpos. Espacios donde conviven
la ley, la legalidad y la ilegalidad que producen sujetos en los márgenes del orden
de la economía formal y donde sus habitantes hacen malabares con los costos de
la vivienda, la seguridad, la calidad de la vivienda, la distancia al trabajo y
la seguridad personal.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La acumulación
originaria debe ser vista como condición básica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ontológica</i> de las producción capitalista antes que una condición
histórica pre capitalista más. Las formas de producción social requeridas por
el capital, y no remuneradas, dan cuenta de la probada particularidad de esta
acumulación por desposesión. Congelados en las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">imaginarias salas de espera de la historia</i>, los habitantes de las
barriadas buscan satisfacer sus necesidades básicas intercambiando carestías y
capacidades en una red de trueques, comercio al menudeo y empleos casuales bajo
la mirada de la ley. Economía que se encuentra fuera de todo control y
regulación propio de los mercados formales que traduce informalización en el
proceso de acumulación económica. En este contexto resulta vana la esperanza de
que estas multitudes sean absorbidas para ser integradas, aunque más no fuera,
a una relación salarial débil, sin reconocimiento de su productividad social.
De la manera fraccionada, espasmódica y volátil con la que pulsa el capitalismo
contemporáneo, los nuevos pobres se convierten en un reservorio (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">sobrantes,</i> surplus humanity al decir de
Mike Davis) de resistencia que exige, si se trata de construir una sociedad
diferente, de una atenta mirada hacia su dinámica movilizadora<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y su necesario acercamiento a las diversas
formas de resistencias visibles en la sociedad.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>A contrapelo de
quienes ven en el proceso abierto en 2003 el resurgir de las luchas sindicales
y obreras clásicas, oficiando de efecto tranquilizador a una izquierda atávica
para quien el antagonismo capital trabajo debe buscarse en la clásica relación
salarial, entendemos que en el subsuelo de la política se ha gestado,
acompañando los cambios en la composición social del trabajo, un importante
proceso de resistencia muchas veces invisibilizado y sordo ligado a la defensa
y disputa del territorio que ha modificado y reconstituido lazos sociales
quebrados por el neoliberalismo.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La última década
ha dado lugar a un proceso de intensa politización y expansión de la
conflictividad en los territorios y lugares de trabajo dando paso a una
composición heterogénea de las luchas y resistencias dirigidas tanto a la
creación de nuevas reivindicaciones y consignas como a la recuperación de
derechos expropiados. Como síntoma del presente los propios procesos de
exclusión organizan desde la cotidianeidad formas alternativas de construcción
y de lucha política. Si los desarraigos (expulsión del territorio, migraciones)
conllevan procesos de desubjetivización, la constitución de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lugar</i> como pertenencia resulta su
movimiento inverso.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Construir o hacer lugar
es poner en juego un conjunto de significados de relaciones entre sujetos y
cosas a partir de un proyecto colectivo social.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Lo novedoso de la resistencia en los últimos tiempos nos
remite a la explosión de los conflictos territoriales vinculados a la disputa
por la tierra y la vivienda. Nos reenvían a los crecientes desplazamientos que
sufren masas urbanas y rurales, pueblos originarios y campesinos debido al
avance de los agro negocios, minería a cielo abierto, mega emprendimientos
turísticos, que exigen el acaparamiento de las tierras como forma de
incorporarlas a la mercantilización. Políticas o dispositivos de dominación que
se inscriben en la lógica de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">desposesión</i>.
Amalgama amorfa de redes de resistencias desde los territorios que han sido
resignificados por sus habitantes a nivel molecular retomando prácticas del
reconocimiento del otro y con el otro. A pesar de su exclusión, los nuevos
pobres son capaces de organizarse desde lo cotidiano mediante formas
alternativas de construcción y de lucha política.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Para la población
vulnerable la decisión de "tomar" un lugar para vivir es un modo de
darse a sí misma la solución que no encuentra en los espacios institucionales.
Tomas tipificadas como delictivas, criminalizadas y reprimidas. Así es como se
han constituido movimientos sociales de base territorial en los espacios
urbanos y rurales relacionados con carencias locales y reivindicaciones
cercanas a las experiencia cotidiana del día a día, donde se inscriben sus
voces como discursos de resistencia. Se trata de nuevos sujetos sociales
localizados territorialmente. Campesinos que reclaman sus tierras porque de
ellas depende su alimentación y supervivencia; comunidades indígenas que
reivindican derechos territoriales relativos a la autonomía y autodeterminación
colectiva; organizaciones sociales que resisten el uso y extracción de los
recursos naturales ubicados en sus suelos, fuente de expropiación y pobreza
futura; movimientos de desocupados que muestran la pobreza y el hambre que
significa estar en los márgenes del sistema. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Nos encontramos
frente a nuevas tecnologías del poder que operan sobre la vida misma, en la
medida que la vida se ha transformado en un campo de batalla donde entran en
tensión estrategias simultáneas de sujeción, subjetivación e individualización.
Por ello los múltiples reclamos (agua, recursos naturales, gas, vivienda,
salud, educación empleo) que califican la inmediatez y lo concreto de las demandas.
Exigiendo solución en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"aquí y
ahora"</i>, y desligadas de todo proyecto de sociedad futura, se alzan
contra un poder que se ejerce sobre la vida cotidiana. Son múltiples relaciones
de dominio parcialmente integrables en estrategias totalizantes y donde las
distintas luchas de resistencia cuestionan y corroen el poder, mostrando
confianza en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intransitividad de la
voluntad</i> desde las múltiples experiencias concretas y locales. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Su resistencia no
es sólo un acto de negación sino también de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">creación</i>
asociada a dinámicas de fuga de las instituciones con estrategias de
empoderamiento y de construcción colectiva de nuevas formas de relación entre
los sujetos. Dinámica en la que se rechaza la representación política en prácticas
asamblearias y de representación directa como los casos de la Unión de
Asambleas Ciudadanas, el Frente Popular Darío Santillán, las Coordinadoras Antirrepresivas
provinciales, la Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba y tantos
otros. De este modo se establecieron procesos de convergencia, que
trascendiendo la geografía local, constituyeron nuevas prácticas y nuevos
sujetos a partir de la ruptura de los pares representante-representado,
campo-ciudad, individual-colectivo, público-privado. Si la vida es campo de
disputa, el discurso de lo privado, de lo individual se ve atravesado por relaciones
de poder y deja de ser pensado como aislado e individual, tras la reapropiación
comunitaria del espacio de la vida. Tecnología de la biopolítica en oposición
al biopoder.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Simultáneamente
en el </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">espacios
del trabajo formal urbano se dan luchas salariales por mejores condiciones
laborales que imponen una mayor democracia sindical, a partir de las disputas
con la dirigencia sindical que negocia salarios y condiciones de trabajo. Surgió
un sindicalismo de base asentado en los cuerpos de delegados y comisiones de
base, como fue el caso de Subterráneos de Buenos Aires, de distintas fábricas
del conurbano bonaerense, así como en huelgas en las áreas de salud y
educación; mientras los trabajadores de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">call
center</i> bregan por la formación de su sindicato y el reconocimiento patronal
y se busca articular una nueva central sindical para aquellos trabajadores
precarios e informales. En algunos casos, como en la educación, estas luchas
tuvieron consecuencias trágicas, como fue el caso de la muerte del maestro
Fuentealba en Neuquén (abril 2007). La lucha contra la precarización del
trabajo en el sector ferroviario en Buenos Aires se cobró la vida de Mariano
Ferreyra (octubre 2010), mostrando las complicidades de la dirigencia sindical
y del propio gobierno (Ministerio de Trabajo) con el mantenimiento del trabajo
tercerizado. Últimamente se observa el manejo por una izquierda "clasista"
de numerosas Comisiones Internas pertenecientes a ramas de la alimentación, autopartes
y gráficas entre otras. que ha derivado en importantes conflictos laborales como
el último de Gestamp en provincia de Buenos Aires. No debemos olvidar en este contexto
el crecimiento de la izquierda partidaria en las últimas elecciones. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Debemos pensar en
clave post desarrollista incorporando ámbitos donde se conjugan inéditas
prácticas del saber, formas de subjetividad que, ante el fracaso desarrollista,
alimentan la potencialidad de la resistencia. Este ejercicio significa trascender
el simple abordaje de la exclusión; dejar de lado el par incluido-excluido,
público-privado, trabajo productivo-improductivo en el análisis, e incorporar
una crítica de la economía política en clave de antagonismo y resistencia,
permitiendo develar la individualización del sujeto del conflicto en el
capitalismo contemporáneo. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>César Altamira <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>31 de Mayo
2014<o:p></o:p></span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-8624107651125164432014-03-22T21:38:00.000-03:002014-03-22T21:38:59.657-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;">La
retórica kirchnerista: de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">inclusión
social</i> al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ajuste ortodoxo</i>.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;">1- Un análisis político, crítica del poder
y de la dominación en nuestro país en particular, y América Latina en general,
requiere incorporar los cambios operados en los últimos años en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">composición de clase</i>. Las modificaciones
producidas en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">naturaleza del trabajo</i>,
en la espacialidad de su accionar así como en las nuevas formas de explotación han
inducido cambios sustantivos sobre lo que se conoce clásicamente como la
constitución y conformación de las clases explotadas. Se encuentra en debate la
clásica referencia a la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>base
espacial-material de constitución de la clase social, sujeto político de la
etapa y, junto con ello, su modalidad de resistencia y expresión política. En
la medida que la fuerza de trabajo ha adquirido hoy características de capital
fijo, a partir de que el capital inviste ahora la propia vida, las luchas de
resistencia han adquirido el carácter de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">luchas
biopolíticas</i>.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;">2- Pero no se trata solamente de los
cambios alcanzados en la naturaleza del trabajo y del nuevo tipo de trabajo
productivo, donde el atributo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cognitivo</i>
del trabajo pone en evidencia la nueva naturaleza del trabajo, su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fuente de valorización</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">estructura de propiedad</i> sobre la que se
funda el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">proceso de acumulación</i>. También
de los cambios producidos a nivel de los procesos de acumulación del capital a
nivel global, los procesos de integración comercial, des-territorialización y
re-territorialización del capital que han vuelto difusa la frontera centro/periferia,
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de las transformaciones producidas en la
articulación de la soberanía con el territorio, de los cambios operados entre la
primitiva forma estatal<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y el moderno
sistema interestatal alcanzado, del afianzamiento de un sistema financiero internacional
que torna a los estados sus filiales más distinguidas. Son tiempos donde los
márgenes de autonomía del estado se han vuelto cada vez más cuestionados. Todo
indica la necesidad de dejar de considerar al estado nación como el moderador
de los procesos sociales políticos y económicos y la política de lo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">posible</i>, para contraponerle la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lógica de lo múltiple, de lo centrífugo</i>,
en palabras de Pierre Clastres. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;">3-</span></span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10.5pt;"> </span><span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;">La
geografía política latinoamericana y argentina aparece signada en los últimos
años por un sinnúmero de disputas sociopolíticas vinculadas a diferentes bienes
comunes naturales. Conflictos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y redes
nacidos contra la expansión de la minería, del agronegocio, de la explotación
petrolera y gasífera; contra el despojo y desplazamiento de tierras y
territorios frente a la construcción de carreteras y obras de infraestructura
(TIPNIS boliviano). Estas luchas se entrecruzan y combinan con aquellas
surgidas contra la privatización, desregulación y mercantilización de
actividades vinculadas a la gestión de los bienes naturales -desde los
servicios de agua y electricidad hasta los hidrocarburos. En nuestro país son
múltiples estos enfrentamientos. Desde los movimientos campesinos que defienden
el derecho de propiedad de sus tierras ante la expansión de la frontera
agrícola; la resistencia de ciudades y pueblos del interior frente a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">acumulación por desposesión</i> de las
explotaciones mineras (Asambleas ciudadanas); las de las comunidades indígenas
ante el avance de la explotación <i style="mso-bidi-font-style: normal;">no
convencional</i> del petróleo y gas. Hasta las luchas territoriales en las
grandes ciudades que dan cuenta de la precariedad de los territorios y espacios
urbanos, mientras avanza la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gentrificación</i>
metropolitana.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES">4- El kichnerismo, como casi la totalidad
de los sectores <i style="mso-bidi-font-style: normal;">progresistas</i> y de la izquierda
argentina, permanece aún atado a viejas concepciones laboralistas, donde el
único trabajo genuino reconocido es el trabajo asalariado y formal, asociado a
los sindicatos y, fundamentalmente, fabril industrial. En contrapartida, en
nuestro país, el</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">
antagonismo presenta múltiples aristas, con un sujeto múltiple y extendido en
el espacio productivo y un capital cuyo comando sobre el trabajo se asienta más
en dispositivos de control, que en aquellos de disciplinamiento. Todo parece
indicar que la organización de tipo fordista, que caracterizara a nuestro país,
como convención social acordada sobre la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">constitucionalización
del trabajo </i>está hoy superada<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. </i>Debilitada
la hegemonía productiva del fordismo, sólo la innovación, la creatividad y la
actividad original y creativa incorporada y estimulada en el seno de la
subjetividad del trabajo, en el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">trabajo
vivo</b>, es capaz de agregar aquella cuota de plusvalía necesaria para la
reproducción del sistema. La exigencia del capital de intensificar el comando
capitalista sobre la vida presupone fragmentar y segmentar; y allí donde sea
posible, individualizar la relación entre capital y trabajo, de modo de volver
este último menos resiliente y políticamente más frágil. La pérdida de
centralidad del trabajo asalariado, la progresiva autonomización,
descentralización y desarrollo en red del proceso de producción social, así
como la instauración de normas cada vez más individualizadas, y por lo tanto
aleatorias, comportan los nodos fundamentales de la transformación económica y
social en curso.</span><span lang="ES"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES">5- </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Simultáneamente, el ciclo político post
neoliberal kirchnerista iniciado en nuestro país en el año 2003 adoptó en la
figura del <u>estado</u> su eje político central, el articulador fundamental de
la reorganización de la sociedad tras un discurso que hizo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"retorno del estado"</i> y la
recuperación de la soberanía la apoyatura política fundamental de las
transformaciones sociales a realizar. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sin
embargo, la integración social alcanzada mediante los planes sociales así como los
subsidios estatales a los servicios públicos y el transporte, que promovieron
una significativa expansión del consumo no significó la politización simultánea
de la sociedad. Paralelamente, el gobierno promovió un modelo de desarrollo que
no solo mantuvo intacta la matriz productiva nacional, sino que acentuó su
dependencia del desarrollo agrícola y, últimamente, extractivista. Se trata de un
modelo de desarrollo basado en la intensificación de la explotación de los
recursos naturales, a contrapelo de una propaganda oficial que presume que la reindustrialización
del país es el motor del desarrollo alcanzado en los últimos años.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">6- La
derrota del kirchnerismo en las últimas elecciones es indicativa de la ruptura
del pacto político del gobierno con los sectores y capas sociales que le dieron
sustento desde 2003. El kirchnerismo se legitimó políticamente en la
articulación de: a- sectores urbanos de bajos ingresos quienes revisten
importancia estratégica en la fase actual del capitalismo (cuenta propistas y autónomos
,muchos de ellos trabajadores autónomos de segunda generación) vendedores de
servicios personales, trabajadores <i style="mso-bidi-font-style: normal;">free
lances</i>, pequeños y nuevos emprendedores insertos en el mercado laboral a
partir del reconocimiento y valorización del ejercicio de alguna competencia
individual (sea de trabajo cognitivo, de cuidado y/o afectivo etc) ; b- <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>trabajadores formales sindicalizados e
informales que vieron crecer sus poder de compra con las mejoras del salario
real y el empleo, ambos potenciados por el crecimiento económico; c- <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>grupos juveniles de reciente incorporación <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>al mercado de trabajo que adquirieron un fuerte
compromiso político con el gobierno, ante la amenaza de perder lo logrado hasta
ese momento, luego de la muerte de Kirchner; d- organizaciones sociales de
derechos humanos, artistas, académicos y otros grupos “progresistas” en general
que sellaron su apoyatura al kirchnerismo a partir de la política de derechos
humanos, matrimonio igualitario, ley de medios, reformas del sistema
jubilatorio etc. Este conjunto social conformó una alianza multifacética, múltiple
y singular, hidra de numerosas cabezas, imposible de agrupar en el UNO pueblo, en
tanto expresión de la nueva composición de clase. Este conjunto muy diferente al
peronismo clásico (clase obrera fabril sindicalizada y pobres de las barriadas
obreras), ha llevado a algunos intelectuales a calificar al kirchnerismo como
un peronismo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“clase media”</i>. Esta
alianza política se quebró en los últimos dos años. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">7- El
tácito pacto alcanzado entre el gobierno y los sectores sociales apuntados se
fundó en la construcción <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de espacios de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">democratización económica</i> inscritos
esencialmente en la ampliación e incorporación de sectores medios urbanos a nuevos
niveles de consumo. Estos grupos son los que vieron reducidos su capacidad de
consumo luego del 2001 y aquellos sectores urbanos de menores ingresos a quienes
las políticas neoliberales los había arrojado a la intemperie. Mejoras para
estos últimos sustentadas en la ampliación de los planes sociales, en especial la
AUH, así como el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">derrame,</i> aunque
débil que provocara el crecimiento económico. Este proceso de acumulación
política se asentó en la construcción de promesas a partir de un discurso que
proclamaba la pujante extensión de la inclusión social, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">recuperación del trabajo</i> como articulador de la vida social, las
promesas de una irrefrenable <i style="mso-bidi-font-style: normal;">reindustrialización</i>,
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mejoras en la educación pública</i>,
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">generación de nuevos planes de
vivienda</i>, de mejoras y extensión de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">servicios
de la salud pública</i>. Conformaron el decálogo de las políticas kirchneristas
de inclusión social, mientras se prometía una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sostenida mejora de los servicios públicos</i> privatizados como luz,
gas, telefonía y transporte público asentada en un eficiente y permanente
control del estado. En definitiva una firme apuesta a la reconstrucción <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de ciudadanía social</i> que el
neoliberalismo inmediato anterior había destruido, aunque ahora a la sombra de
un estado que, recuperando viejas prácticas, se presentaba como el garante
último de justicia e igualdad social. Este apoyo se mantuvo con pocos cambios
desde el 2003, con un núcleo duro asentado en los sectores más pobres de la
zona metropolitana de la provincia de Buenos Aires, de las provincias del
Norte, el Noroeste y la Patagonia, todo ello, alrededor de un liderazgo dual,
el de Néstor y Cristina Kirchner. A este núcleo duro kirchnerista debemos
agregar la firme adhesión de los trabajadores organizados (sindicalizados) y el
respaldo fluctuante de sectores de la clase media conocidos como el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">kirchnerismo progresista</i>, muchos de
ellos con militancia política <i style="mso-bidi-font-style: normal;">setentista</i>.
Esta coalición, de base trabajadora y pobres urbana y rural con participación
de sectores de las clases medias, resultó exitosa en las elecciones de 2003,
2005, 2007 y 2011.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">8- Se
trataba de incorporar a vastos sectores hasta ahora invisibilizados y
reconocidos en términos de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ciudadanía
social monetizada</i>. Son las millones de amas de casa integradas como nuevas
jubiladas, las ayudas sociales <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>motorizadas por la Asignación Universal por
Hijo, los incrementos de las jubilaciones, la movilidad del Salario mínimo
vital y móvil, los<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>planes de vivienda
social, la entrega de notebooks a nivel nacional, así como los subsidios de las
tarifas de gas, luz y transporte público. Entre 2003 y 2012, esta coalición
kirchnerista conservó las lealtades políticas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con pocos cambios estructurales en su
conformación. Mientras las políticas sociales estuvieran mediadas por la
monetización (condicionadas a las transferencias de dinero), integradas por el
dinero, su productividad política dependía fundamentalmente del mantenimiento
del poder adquisitivo del dinero utilizado para la ayuda social. Si bien en
estos casos el dinero ya no funciona como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">restriccción
monetaria</i> de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">restricción salarial</i>,
sino como la puerta de entrada al consumo, rigen todas las generales del
capitalismo en tanto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">economía monetaria
de producción y explotación del trabajo</i>. Esto es, se mantiene intacto el
fundamento del poder del capital sobre el trabajo, en la medida que el trabajador
tenga necesidad de poner en venta su fuerza de trabajo; cumpliéndose en un todo
la definición de la subsunción formal del trabajo al capital y la norma de la
relación salarial. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Mientras subsista el
poder del control sobre la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">creación
monetaria</i>, éste se constituye en el factor clave que otorga poder sobre el
trabajo que estructura <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las relaciones
sociales, revelándose como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">verdad
práctica</i> en la actual coyuntura histórica, donde el poder de las finanzas
se vuelve cada vez más visible. En ese contexto, el gobierno podía seguir mostrando
al consumo popular como indicador de su política económica y social, índice de
reparación de la deuda con los sectores más postergados mientras la inflación
no cuestionara la monetización social. Así la financiarización del consumo
popular a través de la extensión y diversificación de variados instrumentos de
crédito en los sectores de menores ingresos, tuvo su correlato en el desarrollo
de nuevas redes de comercialización informal, caso de La Salada y sus innumerables
réplicas en el conurbano y en Capital. La reproducción de la deuda y el
compromiso moral contraído (basado en la culpa nieztcheana) por los sectores de
menores recursos para honrar la deuda, dan cuenta también de la repetición del
poder del capital sobre el trabajo, independientemente de cuál fuera el
circuito del endeudamiento producido. La deuda ha dejado de ser una categoría
económica para convertirse en una tecnología de gobierno integrando las
funciones de control operadas desde el estado y la interiorización de la culpa.
Mientras demuestra la pervasividad de las finanzas a nivel social. Sin embargo,
debemos destacar, que a pesar del carácter marginal que asume esta violación de
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">restricción monetaria</i>, la
desestabilización de las garantías del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">welfare</i>,
iniciadas durante el menemismo y que el kirchnerismo no revirtiera, así como la
precarización creciente de las condiciones de remuneración y empleo, han potenciado
la restricción monetaria propia de la relación salarial. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por lo que podemos concluir que la monetización
de la inclusión social no sólo continúa respondiendo al comando del capital,
sino que recrea las condiciones del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"hombre
endeudado de las sociedades de control"</i>, propias de la etapa del
capitalismo neoliberal donde el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cuidado
de sí</i> se liga a su valorización como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"capital
humano"</i>. Conclusión que nos coloca en las antípodas de aquellos
sectores neokirchneristas que ven en el aumento del consumo una posición
liberadora y de resistencia. Por el contrario, la integración social provocada
por el dinero no significó la politización de los sectores beneficiados, sino,
como cabía de esperar, un acentuamiento de su precarización existencial,
modelizando su subjetividad mediante técnicas de seguimiento individual
obligatorio como nueva forma de gobierno de los individuos. Todo se juega en
insólitas situaciones que oscilan entre la seducción y la represión (como la
criminalización de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ni-ni</i> en el
último diciembre), que des potencia la autodeterminación del sujeto oprimiendo
el proceso autónomo de subjetivación. Estamos en presencia de una
transformación de los derechos sociales en deuda y de usuarios del welfare en
deudores. Las finanzas que invaden todos los resquicios sociales en tanto <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">máquina
de guerra</i> han transformado los derechos sociales en créditos y a los
precarios y desempleados en consumidores armados de tarjetas de crédito. Se
materializa la pretensión de enriquecimiento social sin afectar la propiedad
privada. Viejo objetivo del neoliberalismo más rancio. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">9- El
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>kirchnerismo buscó hacerse eco de las movilizaciones
del 2001 mientras se apropiaba del paradigma de los derechos humanos, tan sensible
a la sociedad argentina. Sin embargo, pese a esta reiterada reivindicación
discursiva, la década kirchnerista abre enormes cuestionamientos que colocan en
el tapete la distancia entre el discurso oficial y los hechos abriendo nuevos
interrogantes acerca del umbral de violencia estatal que la sociedad está
dispuesta a tolerar y permitir. Se asiste a la judicialización de la protesta
social y de la pobreza, así como la tendencia a la represión de los movimientos
sociales y comunidades indígenas, que ha dejado como saldo un elevado número de
muertos en manos de las fuerzas represivas de los Estados provinciales de las que
el kirchnerismo pretende desentenderse.</span><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pese a la defensa del derecho de
protesta y la política de derechos humanos , la criminalización de la protesta
social se ha multiplicado y consolidado a través de un fuerte entramado legal,
que encuentra prolongación en una serie de medidas sumamente preocupantes. En
esta línea, se deben mencionar dos inflexiones que revelan de manera directa la
fractura misma de la política de derechos humanos y muestran su contradicción
con el discurso oficial, como es el caso de la ley X de Gendarmería y la ley
antiterrorista promovidas por el ejecutivo y votadas por el oficialismo en 2006
y 2011, y la designación del general César Milani, de probada participación en torturas
y desapariciones durante el Terrorismo de Estado, al mando del ejército en diciembre
de 2013.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">10- Fue
el incumplimiento de las demandas sociales lo que precipitó la debacle el último
octubre. En realidad este proceso se había iniciado en los comienzos del 2º
mandato de Cristina Kirchner. A diferencia de lo que ocurrió en el anterior período
de debilidad y declinación del kirchnerismo, en ocasión del conflicto con el
campo en 2008 y su prolongación en la derrota electoral del 2009, esta vez la
erosión no fue resultado de una única medida adoptada en un momento determinado
sino de un proceso gradual que se extendió a lo largo de los últimos dos años. El
accidente ferroviario de Febrero de 2012 en la estación Once y su secuela de
muertes desnudó la continuidad de la política privatista de la década denostada
en materia de transporte que impulsara el menemismo, y que el gobierno
kirchnerista mantuvo con su secuela de corrupción y carencia de controles. Este
episodio hizo manifiesta la lógica de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">capitalismo
de amigos</i> que puso en entredicho la idílica construcción de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">burguesía nacional</i>, base del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">capitalismo en</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">serio</i> tan cara al kirchnerismo. Traslucía la inoperancia de gestión
estatal en el transporte ferroviario, permeable al desarrollo de negocios de
los "amigos" kirchneristas. La tragedia de Once marcó una bisagra en
cuanto al descreimiento social respecto a la épica del relato oficialista. Los subsidios,
lejos de mejorar el servicio públicos de transporte, engordaba el bolsillo de
los capitalistas amigos del kirchnerismo. Once también mostró que la venta de
la fuerza de trabajo de los asalariados diariamente trasladados a su lugar de
trabajo en tren, ponía en riesgo el propio cuerpo del explotado, su vida. </span><span lang="ES">Las políticas distribucionistas oficiales que generaron una
significativa empatía política entre el gobierno kirchnerista y los distintos
movimientos comenzó a erosionarse producto de las políticas oficiales que, al
negar y no reconocer el proceso inflacionario, permitieron el deterioro de los
salarios y del poder adquisitivo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los
de abajo</i>, vaciando los aspectos progresivos sociales alcanzados, a la par
que, con intentos contraproducentes de justificación, se insistía en el
carácter destituyente de la crítica opositora al gobierno. </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los falsos índices de inflación
escondían un aumento creciente de los precios que limaban el poder de compra de
las monetizaciones sociales. El kirchnerismo perdió en octubre de 2013 4
millones de voto en Provincia de Buenos Aires en manos de Massa, peronista,
ex-kirchnerista que se lanzó pocos meses antes de octubre a la disputa
electoral y planteó el problema de la inflación como tema de campaña. El
objetivo del gobierno en ese sentido era claro: ocultar los índices de pobreza
que superaban el piso del 25 % de la población, deslegitimando con ello la
retórica oficial de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">década ganada</i>.
Se agrega a esto el fracaso de los diferentes planes de vivienda que lanzara el
gobierno mediante créditos a largo plazo al colocarlos fuera del alcance de las
familias que aspiraban a la vivienda propia; la persistencia de una deficiente
salud pública, por lo demás de baja calidad, incapaz de atender razonablemente
las demandas de la población, provocó, bien que mayores usuarios se volcaran
hacia los servicios que brindaba la salud privada, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de cada vez más difícil acceso, ante los
costos que significaba sus beneficios motorizados por la inflación, bien que
los más pobres entre los pobres carecieran de un servicio de salud pública. Finalmente,
si bien la alícuota del presupuesto educativo aumentó, ello no significó una
mejora de la calidad de la educación pública induciendo también la migración hacia
la educación privada. Mientras tanto, el gobierno seguía aferrado a su retórica
de crecimiento industrial, de ampliación del empleo asociado al empleo
industrial, de incrementos de los salarios formales y sindicalizados, de
aumento en el número de los trabajadores sindicalizados, nuevas universidades y
distribución de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">notebooks</i> en las
escuelas primarias nacionales. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">11- Pero
si Octubre 2013 enfrentaba demandas insatisfechas y promesas no cumplidas, eran
también tiempos de antesala de desajustes profundos en la economía ç. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El discurso oficial que negaba la inflación
tras las falseadas cifras del INDEC desde su intervención en 2007, provocó una
fuerte apreciación de la moneda, fenómeno que generó un exceso de demanda de moneda
extranjera desde octubre de 2011, a la par que dificultaba las exportaciones
industriales. El gobierno no encontró "forma" mejor de resolver el
problema que imponer un "cepo", restringiendo el acceso al mercado de
los importadores, turistas y empresas que quería remitir sus utilidades y
ahorristas nacionales. De esta manera promovió la aceleración en la apreciación
de la moneda. Surgió, como cabía esperar, un mercado de cambios paralelo cuya
"brecha" con el oficial alcanzó niveles insostenibles en octubre de
2013, luego de las elecciones de medio término. No se trataba ahora de un
problema inflacionario sino fundamentalmente de carencia de divisas externas
para hacer frente a las importaciones y cumplir con los pagos de la deuda
externa. En el último año se habían evaporado casi 15.000 millones de dólares
de las reservas del Banco Central (90.000 millones de dólares en la década) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">goteo</i> insostenible, ante la carencia de
financiamiento externo, ya que amenazaba con dificultar los pagos
internacionales y contar con las divisas necesarias para el comercio mundial. Si
se toma la diferencia entre el total de lo que se vendió al exterior y lo que
se importó en estos diez años, 2003-2013, el superávit, el saldo favorable de
la Balanza Comercial de Bienes y Servicios de la Argentina fueron 150.000
millones de dólares. El total de pagos de deuda hechos durante esta década
alcanzó los 60.000 millones de dólares . Además de la fuga de capitales <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>como
tema de fondo tenemos el fenómeno <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>inflacionario: en un país con 30 % de pobres
los precios no aumentan por demanda sino por falta de inversión. Durante
2012-13 cesó el ingreso de capitales por el mercado "oficial",
fracasó la moratoria fiscal y los turistas extranjeros liquidaban sus monedas
en el paralelo. Previo a las elecciones el gobierno ya había lanzado <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una política que le permitiera acceder
nuevamente al crédito internacional. Así, aceptó los fallos del CIADI que
obligaban al pago de indemnizaciones reclamadas por consorcios internacionales
adjudicatarios de diversas privatizaciones menemistas; inició negociaciones con
el Club de París para acordar el pago de la deuda externa defaulteada con ese
Organismo; acordó con el FMI la normalización de un nuevo Índice de Precios que
permitiera alcanzar datos confiables sobre el crecimiento económico y los índices
inflacionarios; acordó con Repsol el dinero de la "expropiación"
(5000 millones de U$S) y avanzó en la negociación con los Fondos buitres de
EEUU que nunca aceptaron la quita de la deuda propuesta por Kirchner en
2005-2006. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">12- La
encrucijada en la que se encuentra la economía argentina tiene su raíz en la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">restricción externa de divisas</b>. La
economía argentina ha operado, producto de su particular inserción en la
economía mundial, siguiendo una división internacional del trabajo de los
últimos tiempos, con un desequilibrio cíclico en su balance de pagos
internacionales. Fenómeno que en la época de sustitución de importaciones
generaba las clásicas crisis de la balanza de pagos, ante el deterioro de los
términos de intercambio comercial. La elevada proporción de insumos y equipos
importados para la producción manufacturera exige disponer de un saldo de la
balanza comercial superavitario soportado, en estos casos, por las
exportaciones primarias, frente a la baja capacidad de exportaciones de bienes
de origen industrial. Durante los primeros 5 años de gobierno kirchnerista la
economía operó con un sustantivo superávit de los pagos internacionales. La
fuerte caída de las importaciones –resultante de la depresión de la actividad
industrial–, el aumento de la producción exportable de cereales y oleaginosas y
sus manufacturas, la mejora de los precios internacionales de la producción
primaria y de sus términos de intercambio, el superávit en el comercio de
energía, la reducción de los servicios de la deuda externa por el default y la
modificación hacia un tipo de cambio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">competitivo</i>
contribuyeron al crecimiento "virtuoso". <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Fue el “período dorado” del “modelo”, donde se
buscó promover la equidad, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">recuperar</i> el
Estado para administrar el conflicto distributivo, impulsar el crecimiento y estrechar
vínculos latinoamericanos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>A pesar de no
tener acceso al crédito internacional, por la sanción de los mercados a la
resolución de la quita de deuda externa, la economía creció fuertemente,
afianzada en sus propios recursos. A partir del 2007 se duplicó el Déficit del
comercio internacional del sector industria , concentrado en los sectores de
autopartes, complejo electrónico, bienes de capital y productos químicos,
frente a la apreciación del peso. Al mismo tiempo, el superávit energético y la
balanza de turismo se transformaban en deficitarios. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">década ganada</i> estaba mostrando su incapacidad para modificar la
matriz productiva argentina y haber ensayado una política de especialización en
determinados nichos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de producción
internacional que alterara <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">subindustrialización</i> y débil
participación de la industria argentina en el proceso innovativo, así como disminuir
la elevada participación de la informalidad del trabajo en el sector
industrial. La transformación de la matriz productiva exige incorporar actividades
de mayor valor agregado y contenido tecnológico que son las que pertenecen a los
sectores más dinámicos del comercio internacional en los cuales, precisamente,
se verifica el déficit comercial manufacturero. Exige también abandonar el
viejo concepto de “sustitución de importaciones”, que implica reemplazar
importaciones actuales por producción interna. El camino elegido por el
gobierno fue devaluar el peso (pocos meses antes, CFK había afirmado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"que quienes ansiaban una devaluación
deberían esperar un próximo gobierno, nunca el suyo"</i>), subir las tasas
de interés y buscar alternativas de financiamiento externo</span></span><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">. </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Estas medidas, impuestas precipitadamente por los errores del pasado,
fueron leídas por la ortodoxia, en una renovada muestra de autismo analítico,
como un ajuste a su propio estilo.</span></span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times","serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Asumida
la devaluación, 20% en enero- sus consecuencias son inexorables. El primer paso
es la caída del ingreso real en dólares, en particular entre los asalariados.
La baja del ingreso supone una caída de la demanda interna, lo que frena el
crecimiento de la economía y, con ello, la evolución del empleo. A ello le
sigue aliviar las cuentas externas por la vía del ingreso de capitales y
seguramente un ajuste en las cuentas fiscales vía disminución de los subsidios
. Es visible, por lo demás, el objetivo del gobierno en avanzar hacia la <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>contención salarial para las próximas discusiones
con las patronales en los meses de marzo, abril (ya fijó pautas para los
docentes y jubilados de incrementos sensiblemente por debajo de la inflación
anual esperada).<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">13- La
recomposición del comando del capital luego de 2001 dio lugar a nuevas formas
de resistencia, muchas de ellas como defensas territoriales, y a la desactivación
de otras, de modo que vanguardias y movimientos sociales del ciclo anterior
alteraron sus roles. Además de la reubicación con respecto al estado de los
organismos de derechos humanos, como respuesta a las políticas de cooptación
kirchneristas, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>también perdió peso el
movimiento piquetero, tras una integración que reviste formas burocratizadas,
pérdida de importancia gracias a la recuperación del empleo y la derrota de sus
vertientes más radicales (entre otras cosas por la vía del aislamiento y la
distribución diferenciada de recursos estatales). Sin embargo, otras formas de
resistencia han tomado relevancia a nivel nacional, entre estas, la diversidad
de movimientos de oposición a la minería o a los desplazamientos de campesinos debido
a la continua expansión de la frontera agrícola rentable. Asistimos a la constitución
de movimientos con base territorial, tanto en el mundo rural como urbano, cuyas
raíces se relacionan con alguna carencia particular o local (vivienda) , así
como con alguna reivindicación cercana a la experiencia cotidiana. Su impacto
sobre la vida inducen a que los sujetos a inscriban sus voces de resistencia en
nuevos sujetos colectivos, distintos a los que ocuparon el espacio público en
el pasado, y con una configuración fragmentada en términos sociales y
localizada en términos territoriales, lo que no significa una manifestación de
debilidad y/o de insuficiencia en las luchas. Se trata de luchas que confluyen
en la defensa y disputas territoriales con el capital transnacional y donde las
instituciones estatales juegan un papel preponderante a través de las
diferentes tecnologías de gubermentalidad entendida en términos foucaultianos. En
el caso de los movimientos ambientalistas se trata de acciones que </span></span><span lang="ES-TRAD" style="color: #262626; font-family: "Times","serif"; mso-bidi-font-family: "Helvetica Neue";"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">problematizan la democracia
representativa, exigiendo su reinvención en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">aquí y ahora</i> tras la práctica de una democracia directa. Son
movimientos de singularidades, que presentan una composición <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>radicalmente heterogénea y revolucionan <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el concepto de la política y de la militancia,
recreando la democracia a partir de la realidad de las ciudades y pueblos
afectados por las explotaciones mineras. Asambleas ciudadanas que en su
accionar, por fuera de toda distribución de bienes y poderes, producen <i style="mso-bidi-font-style: normal;">común</i>, es decir el desarrollo de
capacidades creativas liberando las fuerzas productivas de la experiencia tras redes
afectivas, que son las que motivaron la particular atracción de vecinos y
pobladores de las zonas inmediatas. Las Asambleas ciudadanas definen un nuevo
tipo de ciclo de luchas colocándose por fuera de las disputas entre mercado y
estado, entre socialismo y las reformas del capitalismo. Asumen una nueva
modalidad para organizar las relaciones y expresar las potencialidades<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>al multiplicar las relaciones de transformación.
Luchas que brotan de la experiencia compartida en la actuación colectiva y que
buscan efectivizar los derechos democráticos mediante la ampliación de los
ámbitos de discusión y toma de decisiones. Lo que algunos denominan la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">producción del común</i>. Tanto el pensamiento
institucional como el ligado a Carta Abierta </span><span lang="ES">han visto en
las luchas ambientalistas sólo un aporte interesante, cosmético, ornamental y
puramente folclórico, sin detectar que las luchas contra el extractivismo no
solo ponen en cuestión la relación del hombre con la naturaleza, sino que
asumen la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gestión del común</i>, no como
objeto en sí, sino como formando parte de sus propias vidas. En este aspecto la
movilización social no se presenta como reclamo ante el estado demandando soluciones
y/o derechos, sino como camino para que el estado las visibilice y reconozca. El
gobierno y sus escribas creen encontrarse a salvo y distantes de las
movilizaciones callejeras asentadas en convocatorias de redes sociales que se
desplegaron, como ciclo de luchas mundiales, desde las primaveras árabes, las
plazas españolas y turcas y últimamente las calles brasileñas. Amparados en el
discurso oficial de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">acumulación con
inclusión social</i>, sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">miles de
puestos de trabajo</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">jubilaciones de
nuevo tipo</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">industrializaciones
renovadas</i>, se consideran exentos de la crisis de representación política y ampliación
de la democracia que se encuentra en la base de las movilizaciones mundiales, superada
a través de la retórica del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">retorno de la
política</i>, mientras apuestan a la consolidación de un tipo de crecimiento basado
en viejas ideas desarrollistas. La base social de estas nuevas subjetividades
debe rastrearse en el nuevo tipo de trabajo que caracteriza al capitalismo
cognitivo: trabajo inmaterial, de cuidado, emprendido muchas veces por jóvenes
precarios, pobres urbanos, estudiantes y empleados autónomos de la nueva
composición heterogénea del trabajo en las grandes ciudades. Se agregan las
comunidades de los que reclaman por sus tierras (qom) lo que les permite alcanzar
autonomía y autodeterminación colectiva, pueblos y ciudades que se oponen al
uso y extracción de los recursos naturales ubicados en sus suelos como fuente
de pobreza futura. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se trata de un fenómeno
ignorado por el kirchnerismo aferrado a concepciones anacrónicas que entiende
que las revueltas callejeras o institucionales (como la última <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rebelión</i> policial) tienen objetivos
destituyentes hacia el gobierno. Sin embargo, esta retórica es compartida por los
diferentes partidos de la oposición y la propia izquierda argentina, sea
aquella con pasado stalinista, el Partido Comunista, sea aquella con tradición
trotkista en sus distintas variantes. Estas izquierdas no solo rescatan un
concepto de clase asociado al lugar que el sujeto ocupa en el proceso de
producción, sino que siguen considerando la concepción de organización política,
el partido, como el gran organizador de donde devendría la conciencia de clase
necesaria para la toma del Palacio. Incapacitados de incorporar los cambios
alcanzados en las relaciones de producción capitalistas, en las formas y
modalidades de producción y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>explotación
que se han generado en los últimos veinte años, resultan funcionales a las
políticas oficiales al compartir con ellas similares concepciones sobre el
trabajo y centralidades fabriles. Al no comprender que las luchas de hoy no
nacen como imperativos de fines abstractos ni ligados a un futuro proyecto de
sociedad, sino que se erigen en contra de un poder que se ejerce sobre la vida
cotidiana adquiriendo legitimidad al denunciar como intolerable el ejercicio
del poder<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sobre la propia subjetividad. De
esta manera, el barrio, la tierra, los recursos naturales, el agua o el gas la
luz, la comida o el trabajo, la vivienda y la pobreza son todos elementos que
aglutinan y sientan las bases para la constitución de sujetos colectivos que
cuestionan el ejercicio del poder, lo corroen y antagonizan mientras proyectan
la confianza en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intransitividad de la
voluntad</i> desde la multiplicidad de la experiencia local y concreta. Se
trata de resistencias que se cuelan entre la dominación cristalizada en
instituciones<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y en la posibilidad de
construcción colectiva de nuevas formas de relación entre los sujetos. Revelan que
la experiencia de la dominación es más insoportable cuando se vive cotidiana e
inmediatamente. En ese marco resultan inteligibles las rebeliones de diciembre
del 2013 <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>protagonizadas por los ni-ni,
hijos del 2001 y que no han conocido la política de inclusión kirchnerista. Es
desde la opresión diaria que se piensa en una transformación social
estructural. Rechazamos todo discurso totalizante que busca suprimir las
particularidades de lo local anulando las diferencias. Debemos valorizar los
márgenes como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">locus</i> de resistencia
donde se generan<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>un nuevo orden de
relaciones, una nueva matriz de subjetivación desde su más cercana experiencia.
Develando la politicidad de la vida y rechazando el hablar por otros , la
resistencia es creación simultánea. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="background: rgb(238, 236, 225); margin: 0in 0in 0pt; mso-background-themecolor: background2;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Addenda: sobre el anacronismo kirchnerista</span></b><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="background: rgb(238, 236, 225); margin: 0in 0in 0pt; mso-background-themecolor: background2;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="background: rgb(238, 236, 225); margin: 0in 0in 0pt; mso-background-themecolor: background2;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES">El discurso kirchnerista se fundó en la construcción de una frontera
política que separa un pasado demonizado,-y al que se recurre permanentemente, la
década neoliberal,- <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y un futuro
promisorio, anverso del orden injusto que se intenta superar, mediante la
fundación de una nueva estatalidad. Podemos mencionar una triple temporalidad
sobre la que se construyó el discurso kirchnerista: a-un tiempo calificado como
tormentoso con sus víctimas, (el neoliberalismo del peronismo menemista), el
infierno en palabras del kirchnerismo; b- un enemigo, el neoliberalismo como
fuente del mal; c-los gobiernos democráticos de los últimos 30 años como
responsables de la situación presente. En ese contexto, las promesas
incumplidas expresan el gap entre el mito de un origen glorioso y la decadencia
presente.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sobre estas promesas
incumplidas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el kirchnerismo formuló la
necesidad de construir un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">capitalismo
nacional en serio</i>, recogiendo imaginarios políticos y sociales como
continuidad de viejos proyectos, mientras acentuaba su ruptura con el pasado
inmediato. Reconstrucción de la nación, de la identidad nacional sobre un
particular relato setentista, en tanto fue esa generación, según su lectura, la
que estaba destinada a cumplir ese sueño, garante de un país de los iguales. Si
el neoliberalismo significó la postergación de la identidad y esencia nacional,
el kirchnerismo deberá recuperar y reconstruir esa identidad nacional
postergada, transformando en realidad el sueño de los fundadores de la patria.
Tras la afirmación de una línea de continuidad entre el deseo de los próceres
patrios, la experiencia nacionalista del peronismo clásico y las luchas
setentistas, se propuso la construcción de una patria feliz y de un pueblo
vuelto sujeto, que delegara en la representatividad política del gobierno
kirchnerista la confianza política para alcanzar los destinos de grandeza. Se
consumaría así la fusión política entre el líder-conductor y el UNO del pueblo,
saldando la crisis de representatividad abierta en el 2001 y recomponiendo la
representación. Se trata de un modelo nacional que hizo de la cultura del
trabajo la norma por excelencia de la articulación e inclusión social, limitando
la concepción del salario a salario industrial fabril. De ahí las permanentes
invocaciones a la recuperación de la historia de los trabajadores argentinos.</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="background: rgb(238, 236, 225); margin: 0in 0in 0pt; mso-background-themecolor: background2;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES">El kirchnerismo promovió, por lo demás una lectura particular de la intervención
estatal que dejando de lado toda pátina de estado benefactor se remitiera a un
estado capaz de corregir las inequidades del mercado mediante políticas
"activas" <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(política de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">precios cuidados</i>, lucha contra el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">capital concentrado y oligopólico</i>); un
estado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">promotor</i> que acercara el
estado a la sociedad<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>volviendo
inteligible la dinámica global del capital<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>en la construcción del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">capitalismo
nacional</i>. Estado capaz de inscribir en el horizonte del capitalismo
globalizado la construcción de un capitalismo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de iguales</i>. En ese sentido el estado debe ser el artífice de la reconstitución
del tejido social de un capitalismo "humano", en oposición a algunos
factores de poder, principalmente los mediáticos, partidarios de un capitalismo
salvaje y manipulador. Se trata de tomar partido por un capitalismo nacional, sin
cuestionar las relaciones de producción, ni proponerse su superación. No se prevé
tampoco su reforma. Por ello la necesidad de imponer la opción entre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ellos</i> y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">nosotros</i>. Para el kirchnerismo, el error fundamental del neoliberalismo
remite a no haber podido edificar un capitalismo en serio.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El kirchnerismo, en oposición, se propone
alcanzar una exitosa conjunción entre capitalismo, democracia y nación para
emular, en el nuevo siglo, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mundo feliz</i>
que significó el peronismo en la década del 40-50 del siglo pasado. Y que,
traducido en el nuevo siglo, alcance la inclusión social de aquellos excluidos
por el neoliberalismo. Enorme paradoja en la medida que el nuevo incluido
trabajará para reproducir aquello cuyo efecto necesario inmediato será su
propia exclusión. Juego que exige trascender el terreno de la pura economía y
entrar en el de la política. </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="background: rgb(238, 236, 225); margin: 0in 0in 0pt; mso-background-themecolor: background2;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES">Durante estos últimos años, en especial a partir del 2008, el gobierno
kirchnerista se convirtió en un gran productor de relatos mistificadores<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>buscando hacer una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">virtud</i> de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">necesidad</i>.
La expropiación de YPF disimulaba el fracaso de su política energética; la
eliminación de las AFJP (jubilación privada) escondía la necesidad de
financiamiento de un gasto público en crecimiento; la modificación de la Carta
Orgánica del Banco Central ocultaba los nuevos acreedores del estado mientras pregonaba
el desendeudamiento y se ufanaba de ser "<i style="mso-bidi-font-style: normal;">pagador serial"</i>. El kirchnerismo proclama una política alejada
de la especulación y el marketing político y concluye en un mediocre accionar indulgente
y en una gestión <i style="mso-bidi-font-style: normal;">inclusiva,</i> de administración
de la democracia representativa, delegatoria, inscrita en la representación de
los partidos y el estado; y donde la subjetividad política se ve relegada a un
papel pasivo sometida a un férreo comando político del ejecutivo, sin
posibilidad de dinámicas autónomas que consoliden una subjetividad política diferente<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i> Por el contrario, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">retorno de la política</i> como discurso
kirchnerista no ha significado ninguna construcción de ideas que, rompiendo con
el pasado, fueran capaces de abrir un camino emancipatorio.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No se han producido nuevas formas de
organización, ni formas de lucha impensadas en épocas pasadas. Por el contrario
se recrean viejas organizaciones sociales (Unidos y Organizados) y se apoya y
fortalece, como interlocutores principales y representativos de la fuerza de
trabajo empleada, a las clásicas estructuras sindicales, sin incorporar que la
mano de obra sindicalizada alcanza hoy solamente al 25 % de la fuerza de
trabajo empleada. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En ese contexto la
pregunta que nos hacemos es, ¿qué tipo de política emancipatoria permite
construir el oficialismo, sino aquella que está en sus antípodas, como es la de
reducirla a una eficiente gestión de los recursos, sin proponer una alternativa
social diferente, y donde el terreno privilegiado de su accionar lo ocupa el
estado? <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tras su declamación de progresismo
que lucha contra el neoliberalismo, combate los diferentes organismos financieros
internacionales y que disputa con los poderes mediáticos y monopólicos,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el kirchnerismo tiene una visión conservadora
de la política. No compartimos la idea difundida en círculos neokirchneristas acerca
que la política kirchnerista es portadora de un fuerte sesgo liberador, aunque
con límites severos; y que, por lo tanto, de lo que se trata es liberar esos
límites, superarlos, inventando caminos que permitan direccionar estas
políticas. El kirchnerismo no sólo no se ha mostrado incapaz de realizarlas o
encauzarlas, sino que ha contribuido a fortalecer dichos límites.</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="background: rgb(238, 236, 225); margin: 0in 0in 0pt; mso-background-themecolor: background2;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;">Todo parece indicar que cuestionadas las bases de la legitimidad y
gobernabilidad del actual proyecto, nos encontramos frente a su agotamiento.
Los límites estructurales mencionados, testimonio de la particular fragilidad del
modelo neodesarrollista kirchnerista, conducen a pensar en alguna variante
transicional de los de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">arriba</i> que
permita desplazar y superar dichos límites. Por su parte toda construcción de
contrapoder frente al comando del capital, si busca ser efectiva, deberá
asentarse en las experiencias de lucha y de vida anotadas, articuladas
alrededor de las nuevas singularidades dinamizadas por el capitalismo
cognitivo.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;">César
Altamira<o:p></o:p></span></span></b></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-63712136227986695612014-01-13T19:21:00.000-03:002014-01-13T19:21:47.159-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 23.1pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<b><span lang="ES" style="color: #548dd4; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: major-latin; mso-themecolor: text2; mso-themetint: 153;">Un nuevo edificio para la salud mental*<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #6c6c6c; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Luca Negrogno e Riccardo Ierna<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #6c6c6c; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p> </o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">La relación entre salud mental y ciudadanía: de la "ciencia de la
exclusión y del control" al contexto de la violenta acumulación
capitalista.<o:p></o:p></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">El taller Agitados dedica
este segundo apartado al corazón de las cuestiones sociales y políticas que se
abren, inmediatamente después que incorporamos las contradicciones propias de
los servicios de salud mental. Las posiciones que hemos asumido en el análisis
presentan serios límites teóricos y prácticos. El más grande, quizás, es el vacío
técnico, la limitación del campo de investigación, la incapacidad para
trascender los ámbitos específicos de la organización de los servicios de salud
mental y poner en cuestión, en su conjunto, la relación entre el hombre y la organización
social. Sentimos la necesidad de conjugar, a cambio, los campos que se abren
hoy a los sujetos que pretenden retomar el hilo de la teoría y la práctica
anti-institucional.</span><span lang="ES" style="color: #090000; font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoListParagraph" style="margin: 0in 0in 14pt 0.5in; mso-add-space: auto; mso-layout-grid-align: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-pagination: none; text-indent: -0.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: Times;"><span style="mso-list: Ignore;">1.<span style="font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font: 7pt/normal "Times New Roman";"> </span></span></span></b><!--[endif]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Problemas prácticos y
teóricos<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">En <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>estos
ámbitos, se puede leer un sustancial atraso con respecto a la tematización del
problema referido al crecimiento de las desigualdades sociales y a la construcción
de una seria lectura política de las mismas sobre una creíble hipótesis de
acción colectiva para combatirlas. </span><span lang="ES" style="color: #090000; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Ambas posiciones que hemos
asumido rápidamente en nuestro análisis, resultan bloqueadas por tecnicismos despolitizantes
que impiden trabajar dentro de ellas para<a href="http://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a> una seria
reanudación de los temas incorporados a partir de la desinstitucionalización.
El sociologismo ideológico de la "cultura organizativa" parece haber
bloqueado cualquier reflexión sobre los aspectos contradictorios de las
instituciones, en cuanto aísla una serie de modalidades de funcionamiento y de
modelos técnicos (la "psiquiatría" a menudo denunciada) sin alcanzar la
complejidad de las condiciones de vida sociales y materiales que, de manera
dialéctica, determinan el mandato de los servicios y que son a su vez
"puestas en forma" por concretas prácticas que se desarrollan dentro
de los servicios. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El concepto de cultura
organizativa, propuesto ya hace veinte años para "exportar" las provechos
surgidos en las "instituciones inventadas" en el marco de la lucha
por el cierre de los manicomios, ha terminado por poner un techo teórico
a-dialéctico sobre el proceso organizativo de la institución, convirtiéndolo en
un objeto estático y a-procesal (de conformidad, entre otras cosas, con la
naturaleza del concepto de "cultura organizativa", nacido dentro del
impulso a la productividad en la empresa capitalista) <o:p></o:p></b></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">El énfasis puesto sobre el tema de los
recursos, tan caro a las posiciones socialdemócratas, cae en una resbaladiza <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>contradicción al intentar construir un
"bien común” mediante un sistema de instrumentos que tiene efectos performativos
por su naturaleza "tecnicista"; la tendencia intrínsecamente
asistencialista del welfare, que contribuyó<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>a determinar la crisis del sistema como un factor de estrés interno, no
logró ser superada totalmente por este enfoque. Éste de hecho prefigura
respuestas técnicas y establece una relación directa entre la necesidad y su
racionalización, sin considerar la posibilidad de que los hombres puedan querer
tomar en sus manos la determinación de "qué cosa es” su propia salud, y en
consecuencia identificar colectivamente la relación de fuerzas y las
contradicciones que impiden una plena respuesta a las necesidades de los más,
por parte de la organización social dominada por los menos.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">La tecnificación de las respuestas, el cierre de los espacios de
elaboración colectiva, constituye el punto más elevado de las fórmulas del
welfare postmoderno. Al derecho a la salud se responde ideológicamente con una
"responsabilidad de gobierno" interpretada sólo como definición de
soluciones técnicas a aplicar sobre el cuerpo social.</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"> Las prestaciones sanitarias son interpretadas como una intervención
técnica, una concesión, una acción profesional tendiente a calmar un
determinado estado de necesidad, que se ha reconocido como tal, en tanto se presenta
tras encuadramientos de diagnósticos rígidamente objetivos. La prestación del
sistema de las instituciones, en cada ámbito de la vida pública, consiste en
hacer a-dialéctico el paso de la necesidad a su racionalización de manera tal
que sea despotenciada cualquier forma de definición colectiva y conflictiva de
la misma necesidad.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<b><i><span lang="ES" style="color: #090000; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: major-latin;">2. Entre
la marginalidad y la exclusión social: cuestión de ciudadanía.<o:p></o:p></span></i></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Este aspecto va de la mano
con las transformaciones producidas durante los últimos decenios en el ámbito
de la ciudadanía y de los derechos asociados a ella. La marginación no puede
ser considerada simplemente como la exclusión a la posibilidad de ejercer un
derecho. A partir del desarrollo del capitalismo financiero y tercerizado, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en los contextos productivos más
"avanzados" se ha desarrollado un proceso evolutivo que va de la exclusión
social a formas más hipócritas de "inclusión excluyente". El derecho,
en efecto, no remite más a posiciones de exigibilidad obtenido a través de
alguna reivindicación colectiva: éste es más bien un derecho parcializado, accionarizado
e individualizado, devuelto al hombre aislado en la medida en que es abstractamente
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>considerado como usuario, o, peor aún, como
"cliente-consumidor", dotado de "libertad de elección". <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El "derecho a la salud" es así
entendido sólo como una "propiedad" asignada a cada individuo, un
posesión monetizable sobre el mercado de las prestaciones sanitarias que, como
tal, no remite más a posiciones de garantías determinadas por conquistas asentadas
en un cierto equilibrio de las relaciones de fuerza colectivas; remite, por el
contrario, a algo que se ha vuelto ahora propio de los individuos aislados
abstractos, quienes se encuentran obligados concretamente a una constante
competencia entre ellos para alcanzarlos.<o:p></o:p></b></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Esta declinación subjetiva
responde a la estructura objetiva que ha asumido en los últimos treinta años el
andamiaje de los derechos, esto es: la importancia de la exigibilidad de los derechos
está determinada por las especulaciones sobre la deuda pública. Los derechos
como "posiciones conquistadas" en las luchas de emancipación son
sustituidos por las técnicas de “tomar a cargo” por los sistemas de gobierno ante
a una población entendida como masa de cuerpos productivos y consumidores. En la
base de esto se encuentran las modificaciones del ciclo productivo. Con la
globalización de los mercados, desarrollada mediante la velocidad de la comunicación
y el fin de las normas sobre negociación colectiva del trabajo, la producción
que recoge más inversiones y recursos es la de las mercancías inmateriales. Las
mercancías inmateriales han provocado de manera infinita el aplazamiento de la
relación entre producción y consumo, por lo que es cada vez más difícil
identificar las dinámicas de explotación global existentes en la base de las
mercancías-fetiche disponibles en el mercado a través de la construcción de la
propia identidad de los “incluidos". Está en la base de la creación de una
mescolanza universal en la que cualquier persona, pese al nivel objetivo de su
explotación, siente formar parte de una "clase media universal". El
mecanismo de definición de las identidades personales se adapta a esta dinámica
de la estructura económica de la sociedad: frente a las identidades absolutas
de las sociedades fordistas basadas, en el discurso del "disciplinamiento"
y de pertenencia a una "clase" de personas unidas tras un papel
determinado en la fábrica, se afianza, sustituyendo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(en los centros y en las provincias, menos en
los suburbios) un modo de producción que consigue "valorizar" las
conductas "desviadas", la negación de la norma, la construcción de
las "biografías individuales" como recorridos determinados por el
libre flujo de deseos. Todo indica que el consumo, entendido como la actividad
orientada a la conquista de una identidad aceptable, constituye la actividad
productiva dominante de la metrópoli postfordista. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Para quien se obstina en permanecer anclado al sistema
productivo, la identidad pasa a ser algo ligero, líquido, por redefinir constantemente
en un modelo de competencia horizontal, reticular y global. Los excluidos son
anclados a una identidad dura, restitución "material" del lastre de
las necesidades, de las pertenencias y de los vínculos. La identidad es una puesta
en juego caracterizada por la más alta ambigüedad: producción funcional para
los "integrados”; <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>condena, en
cuanto característica negativa, para los excluidos; instrumento de movilización
de las "pequeñas patrias" ilusorias para los marginales; siempre, sin
embargo, colgados del "estado de excepción" en el que cada error,
cualquier disfunción puede precipitar al estado de "no personas”, desde el
momento que ninguna instancia política, objetiva, de representación, puede
garantizar la protección universalista de los riesgos.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<span lang="ES" style="color: #090000; font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<b><i><span lang="ES" style="color: #090000; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: major-latin;">3.
La salud mental como ámbito de la acumulación originaria </span></i></b><span lang="ES" style="color: #090000; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Relacionado con el retorno individualista emprendida por
las sociedades occidentales a finales de los años 70, se asiste al surgimiento de
nuevos contenidos en la producción social del consenso. Desde aquellos años se
inicia un vuelco progresivo de los valores de la disciplina y de la autonomía,
que se caracteriza por el arraigo en la vida cotidiana del doble ideal de autorrealización
e iniciativa individual. Estos nuevos ideales sociales hacen hincapié en el
aspecto personal de las relaciones sociales y toman cuerpo en la sociedad
mediante la masiva preocupación por la subjetividad de los individuos, en
términos de derecho al desarrollo personal y de riesgos de sufrimiento psíquico.
La preocupación generalizada por el sufrimiento mental y la salud mental son,
por lo tanto, impuestos cada vez más como elementos de la "productividad”,
de sostenimiento del orden social, de recurso inmaterial, de capital humano y
social, cuya presencia favorece el crecimiento de la economía basada en las
necesidades relacionales, terciarias, inmateriales, basadas en la
mercantilización del cliente, el branding y la fidelidad comunicacional. Cada
vez más la socialización se ha vuelto relevante para las opciones políticas y
económicas: mientras que la política desestructura las garantías colectivas y
la redistribución de los costes y de los riesgos sociales, la apuesta del sistema
productivo se basa en un fuerte inversión sobre la "socialización de la
autonomía”. Éste es el modelo de socialización que justifica la
individualización de los costes y de los riesgos sociales, que insiste sobre el
lado positivo de la "gestión de uno mismo”, “de la libertad”, “del deseo".
Se nos dice: si son ampliados los límites a los que está sometida la elección
individual, se amplía en consecuencia al mismo tiempo la responsabilidad y la
inseguridad. En la práctica, no existe más ninguna red de protección que derive
de posiciones colectivas: cada uno es libre de gastar su propia y tolerable
cantidad de riesgo en el mercado.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Los méritos y los éxitos logrados en esta operación
deberán atribuirse a las características de la "personalidad": la propensión
al riesgo, la capacidad de trabajar en equipo, la propensión a trabajar por
objetivos, la capacidad de resistir a los traumas y reorganizar la propia estructura
frente a la acción pasan a ser las características individuales que subyacen tras
una capacidad articulada para vender la fuerza de trabajo en el mercado; las
competencias relacionales y la capacidad de inventar itinerarios existenciales
particulares y dotados de sentido, conforman los "medios de producción” <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de esta constante valorización de la identidad
personal. Los costes de esta operación, del mismo modo, deben ser compensados
en la esfera psicológica privada. Enfermedades, molestias, traumas, fragilidad:
he aquí el lenguaje de las características individuales de quien no resiste a
este peso aplastante de individualización del riesgo.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Esta supuesta "clase media universal”, caracterizada
por altos niveles de escolarización, altos niveles de acceso a prestaciones complejas
de salud, capilar difusión de formas técnicas de tomar a su cargo el cuidado "psicológico",
"educativo", "sociológico”, etc, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en fin, este modelo de "socialidad"
es hoy campo de la violencia de la acumulación primaria. Bienestar psicológico,
capacidad de crear y mantener funcionales las relaciones cooperativas, self
efficacy, empoderamiento, resiliencia, estos son los campos sobre los que el
capital operacionaliza su "violencia política" para cosificar y
valorizar, para hacer pagar la leña que anteriormente cada uno podía recoger
libremente en los campos comunes, los enclosures. Nuevos sujetos económicos se
presentan en el mercado vendiendo la mercancía "bienestar": una
mercancía individual, empaquetada para el cliente abstracto, para el sujeto
obligado a apostar sólo sobre si mismo y vivir su malestar en el encierro de su
propia interioridad. Aquello que la violencia política arrancó de la sociedad viene
ahora, valorizado y revendido, integrando los intereses de la ganancia.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">No podremos afrontar la cuestión de la siquiatría si no
estamos dispuestos a reconocer en el terreno social estas contradicciones.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Traducción: César Altamira.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 14pt; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none;">
<span lang="ES" style="color: #090000; font-family: "Times","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">*Publicado en http://www.lavoroculturale.org/cantieri-salute-mentale-par-2/<o:p></o:p></span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-48673155485029142952013-12-05T07:44:00.000-03:002013-12-05T07:44:25.995-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 10pt; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #548dd4; font-family: "Helvetica","sans-serif";">Córdoba:
entre la precarización laboral y la precarización existencial.</span></b></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 10pt; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">1-Es fin de año y, con una inflación que ronda el 28%, todos
quieren algo más. En el caso de la policía provincial, a los reclamos por
magros salarios se sumaron otras cuestiones menos visibles, como la necesidad
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“hacer adicionales para alcanzar
salarios más dignos”</i> a costa de disminuir los horarios de descanso, un
equipamiento edilicio deteriorado, el evidente desgaste del parque automotor y
obsoleto equipamiento que dispone. El malestar policial no era desconocido por
el poder provincial. Hacía ya tiempo que la red social <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anonymus</i> reflejaba la efervescencia del problema. Las redes
sociales, una vez más impulsoras de movilizaciones como medio de organización y
de lucha.</span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 10pt; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: #343434; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt;">"Hola a Córdoba. Somos Anonymous. Por este medio estamos
declarando la operación 'Juanes en Marcha'. Esta busca crear un cambio para
toda la Policía de Córdoba y ser su voz en esta batalla. Para lograr que se
limpie la corrupción de una vez por todas y que se denuncien las
irregularidades conocidas hoy en día por todos los habitantes de la provincia”</span></i><span lang="ES" style="color: #343434; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt;">,</span><span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;"> anunciaba por las redes el 14 de noviembre la
operación en marcha. El 18 de noviembre, la misma red denunciaba: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: #343434; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt;">"Nuestros jefes desayunan
facturas de manteca, criollos de hojaldre y almuerzan lomo a la pimienta, las
mejores pastas y lo que pidan. La plata para comprar esos productos sale del
dinero que nos descuentan del adicional, tienen combustible gratis, choferes
para ellos y su familia, un policía cuidando su casa las 24 horas. Hay
compañeros que no tienen para comer, hijos que no tienen qué vestir”.</span></i><span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;"> Pocos días después, las esposas de los uniformados
(una especie de delegadas gremiales ad hoc, dado la prohibición de
sindicalización de la Policía) ocuparon la planta baja de la jefatura, con
pancartas y demás ingredientes simbólicos propios de una protesta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tout court</i>. Sus demandas las alejaban de
toda sospecha conspirativa: mejores sueldos, aumento en los pagos de los
adicionales y cambios de las condiciones laborales. Ni mas ni menos que
cualquier petición y reclamo que observamos en estos días por parte de los
diferentes sindicatos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Sin embargo, y pese a este tipo de certezas, desde el
gobierno no se hizo nada para poner en agenda tamaño conflicto. ¿Se desoyeron
las advertencias?, ¿de la fuerza que pudieran tener?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿impericia política de la nueva ministra de
seguridad? Quizás un combo de todo esto. Lo cierto es que el resultado tuvo un
desenlace previsible: autoacuartelamiento y retiro de las calles. Hacía<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tres meses que la institución Policía estaba en
el tapete, cuando denuncias periodísticas desencadenaron una investigación
judicial que condujo a la detención de buena parte de la cúpula de Drogas
Peligrosas, la salida del entonces jefe de Policía y del ex ministro de
Seguridad de la Provincia. Corrupción y entrelazamiento cómplice con el narcotráfico
que tomó fuerza a partir de sucesos poco claros (como la muerte del agente Juan
Alós al ser conocido el caso en los medios) que alimentaron el descreimiento
social de la institución. Este episodio nos conduce a analizar aspectos más
estructurales, sin desconocer las legítimas demandas de la coyuntura. </span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Si bien el entrelazamiento con el narcotráfico mostró
el agotamiento de una política que<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>empoderó a la cúpula policial de los diez últimos años (basta recordar
que el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>comisario mayor<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Paredes ejercía el Ministerio de Seguridad y
dirigía de hecho la fuerza policial), la descomposición policial debemos
rastrearla también en la complicidad que la Policía de Córdoba tuviera con el
Terrorismo de Estado y sus anteriores antecedentes en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">navarrazo</i> de 1974. Al igual que otras fuerzas de seguridad
policial, como la Bonaerense del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gatillo
fácil</i>, la santafesina vinculada últimamente con el narcotráfico provincial
y seguramente muchas otras más, la Policía de Córdoba acredita suficientes
pergaminos como para generar desconfianza en los objetivos que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anonymus </i>dice perseguir. La lucha contra
la precarización laboral de sus integrantes no nos aparta de su tenebroso
pasado político. Nuestras sospechas, lo confieso, están abiertas. Resulta
demasiado temprano para sacar conclusiones definitivas.</span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES"><o:p><span style="font-family: Cambria;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">2-El autoacuartelamiento de las bases policiales y su
desaparición de las calles de la ciudad provocaron una revuelta proveniente de
los territorios más carenciados que generó una ola de saqueos en los almacenes,
supermercados barriales, ferreterías, centros de distribución, comercios de
ropa e indumentaria deportiva, bazares, provocando una extendida sensación de
inseguridad en la capital.
Ola de asaltos que provocó una<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>inmediata reacción defensiva de sectores
medios, comerciantes barriales<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que se
veían agredidos ante el avance de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">villas</i>. Reacción defensiva que encontró
rápidamente la solidaridad de los vecinos y clientes conocidos que manifestaron
su apoyo y ayuda a quienes se veían virtualmente amenazados ante el robo. De
manera espontánea expresaban su solidaridad con sus iguales, ayudando incluso
con el aporte de armas, aunque en el fondo no fuera más que una disputa de
pobres contra pobres. </span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Mientras tanto, el presidenciable peronista De la Sota
-al igual que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los medios gráficos y
audiovisuales- no ahorró<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>esfuerzos para
criminalizar a todo aquel que hubiera participado en los asaltos y robos,
mientras silenciaba la larga complicidad de su gobierno con la policía y con una
política económica que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gestiona</i> la
provincia desde hace ya casi quince años. No son pocos quienes han querido ver
en los hechos del 3D una postal con reminiscencia 2001, sólo que esta vez
contra un gobierno peronista. O, en otros casos, el despertar del estado de
naturaleza hobbesiano. </span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Resulta cuanto menos un desatino intentar comparar la
acción destituyente del 2001 con los sucesos del 3D. No solo porque los sujetos
actores en uno y otro momento son diferentes, sino también porque las causas y
los objetivos perseguidos son diametralmente disímiles. Si el primero reafirmó
la autonomía de lo político, el segundo se debate como acto de resistencia que
muestra toda la impotencia política a la que lo condena su propio accionar, al
revelarse huérfano de todo apoyo. Si el primero conformó un acto constituyente
que disputaba poder, el segundo se muestra como actitud desesperada, casi sin
salida, a la que lo arroja el nuevo capitalismo que se consolida en nuestro
país. Si el primero transparentó la crisis de la representatividad política,
este último expresa la potencia de aquellos sectores sociales que no están
dispuestos a convalidar su exclusión de por vida. Si el primero marcó un antes
y un después en la historia política del país, éste se nos presenta como un
acto desesperado producido por vidas precarizadas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>características del nuevo capitalismo. </span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Desechamos los análisis mediáticos y oficialistas,
tanto provinciales como nacionales, que solo estigmatizan con discursos
remanidos. </span><span lang="ES" style="font-family: "Times","serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">Simultáneamente nos negamos a
acotar la discusión al estrecho marco de una exclusión superable a partir de
generar trabajo</span><span lang="ES"><span style="font-family: Cambria;"> </span></span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">genuino</span></i><span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">.
Menos aún a ubicar en la penetración y ramificación del comercio de la droga,
más allá de que ello exista, la causa fundamental de la revuelta.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Como si el devenir del capitalismo fuera
capaz de sacar a los sectores sociales que se manifestaron de las condiciones
sociales a las que los ha arrojado. Nuestra experiencia nos previene de sacar
conclusiones sobre el fracaso e impotencia de la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>revuelta. Más allá de las declamaciones
oficialistas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">modelo con inclusión
social</i> lo cierto es que quienes se levantaron desde los territorios
carenciados son portadores de un grito de rabia y de bronca ante el
hacinamiento y las carencias sociales a las que son arrojados, ahora tras la
máscara de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">keynesianismo de los pobres</i>.
Nunca estos sectores estuvieron tan aplastados económica y políticamente como
en estas épocas. Y si bien no lo dicen explícitamente, se lee en su accionar:
“no nos representan”. Nunca<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la
desigualdad social, entre la opulencia de unos y la carencia de los otros fue
tan marcada.</span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Nos encontramos frente a una reinstitucionalización
del trabajo que organiza la dinámica de la transformación capitalista
contemporánea, alterando la composición técnica y política de la fuerza de
trabajo. Íntimamente conectada con estos cambios se produce una generalización
de la precariedad social. La explosión del 3D no deja de ser una manifestación
espontánea, a partir de la acción y presencia en las calles del salvaje rechazo
a la forma política que apuntala<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y administra
el capital. Y al mismo tiempo es el grito desesperado de quienes se sienten
excluidos, no solo de la mesa del consumo a las que los convoca el
kirchnerismo, por más que sea el consumo de los pobres, sino frente a una
exclusión de vida. Por lo demás estos sectores en la periferia de la sociedad
no buscan construir formas económicas de autonomía en las orillas del
capitalismo sino que muestran la necesidad de inventar formas de resistencia,
que si bien hoy los arroja a la soledad, persiguen la invención primaria de una
modalidad política alejada de toda lógica del capital y distanciada del estado.
Discurso oculto de los dominados parafraseando a James Scott. Infrapolítica que
expresa la lucha sorda que los dominados y subordinados libran cotidianamente y
que se encuentra más allá del espectro político visible. Resistencia material y
resistencia simbólica, construida esta última en los pliegues de una cultura
suburbana con códigos y procederes propios, partes de un mismo conjunto de
prácticas coherentes entre sí. Lo brutal de los hechos es que una vez más se
trató de una lucha de pobres contra pobres: eran ahora los propios vecinos y
comerciantes de los distintos barrios quienes levantaban barricadas en las
calles para frenar el avance de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“saqueadores”</i>
fenómeno que le daba a la calle un paisaje particular. Y al mismo tiempo la
irrupción de los marginales, muchos de ellos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ni-ni</i>, no ha hecho otra cosa más que reafirmar su identidad de
excluidos, de precarizados existenciales. 63000 jóvenes marginados en la
provincia, de los que el 40% son <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ni-ni</i>.
Su exclusión es tan brutal que más allá de la realidad que representan, el
discurso hegemónico no autoriza a asignarles un nombre, una identidad como
colectivo. Ausencia semántica para aquellos a quienes se quiere hacer
desparecer efectivamente. Lo que espanta a la sociedad es sentirse enfrentada
a<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>quienes no alcanza a nominar,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>salvo por su negatividad: saqueadores,
ladrones, no se llevaban comida sino plasmas etc. etc. Y lo que espanta al
gobierno nacional y al resto de los gobiernos provinciales es la viralización
de los saqueos cordobeses, su potencial<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>repetición en el conurbano bonaerense o rosarino; o santafesino y
mendocino. Quizás la masividad y extensión de la protesta pueda ayudar a
construir una lectura diferente a la de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ladrones
y saqueadores</i> e intentar reconocer su existencia, condición<a href="http://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>
e identidad social. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="Predeterminado" style="-ms-text-justify: inter-ideograph; margin: 0in 0in 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #1d1d1d; font-family: "Times","serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Helvetica;">César Altamira<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>5 diciembre 2013</span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-28786990637367034382013-10-20T19:51:00.000-03:002013-10-20T19:51:12.341-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #548dd4; mso-ansi-language: ES; mso-themecolor: text2; mso-themetint: 153;"><span style="font-family: Calibri;">La precariedad: condición existencial del trabajo.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">De acuerdo a la óptica
prevaleciente en el gobierno y en la propia oposición, uno de los parámetros
más importantes de la llamada inclusión social, quizás el más significativo
entre ellos, es la tasa de incorporación de los trabajadores al mercado de
trabajo formal. Entendiendo por trabajador formal aquel que recibe cobertura
médica, aportes patronales, seguro contra riesgos en el trabajo y otros
beneficios agregados a los Convenios Colectivos de Trabajo. A pesar del
discurso oficial, luego de casi 10 años de crecimiento ininterrumpido de la
producción nacional, subsiste aún un alto porcentaje de trabajo precario, con
mayor impacto sobre los jóvenes, en especial sobre quienes pertenecen al sector
de la población más pobre. Han sido múltiples los planes sociales puestos en
marcha por el actual gobierno, muchos de ellos continuadores, con otro nombre,
de planes sociales lanzados anteriormente, a raíz de la crisis del 2001. Una
última medición recientemente publicada arroja un 34,5% de empleo en negro,
equivalente a 4.200.000 de trabajadores sobre casi 12,2 millones de asalariados
privados y del sector público. Dicho de otro modo, uno de cada 3 empleados en
relación de dependencia no tiene derecho a la jubilación, no está cubierto por
una obra social o ART o gana menos y tiene menos beneficios laborales que el
resto de los empleados registrados. Si se descuenta el empleo público el trabajo
en negro en el sector privado rondaría el 45%. Los indicadores muestran que la
calidad laboral no mejoró pese a que, de acuerdo a los datos oficiales, la
economía podría crecer este año más del 5%. En la región metropolitana, el
empleo en negro se mantiene estancado respecto a un año atrás, con alguna <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>disparidad, aumentó en el Conurbano Bonaerense
del 38,6 al 39,1%, mientras en la Capital bajó del 22,7 al 21,6%. En ambos
casos el empleo en negro aumentó con relación al último trimestre.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Ante este fenómeno no pocos admiten
dudas sobre la efectividad de los planes sociales para mejorar la calidad del
empleo. Dejamos de lado el análisis de la posible desviación de fondos hacia
objetivos diferentes, así como el de un uso para la <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sujeción de los sectores desposeídos, como
forma de reproducción del clientelismo. Nos preguntamos acerca de la tenacidad
y la buena salud que goza la precariedad (informalidad) laboral a pesar de
haberse creado casi 3 millones de nuevos empleos en el país en los últimos 10
años. Si bien el desempleo disminuyó (de tasas de 24 % en el pico de la crisis
a tasas del orden del 8 % en estos días), la tasa de precarización laboral, que
llegara al 50 % en su peor momento, no puede perforar el piso del 35 %. Este
fenómeno de vulnerabilidad laboral alcanza a los trabajadores cuentapropistas,
muchos de los cuales disponen de trabajo precario, a los desempleados así como
a los asalariados con contrato a término. Si a estos le sumamos aquellos
precarizados por ingresos, es decir aquellos cuyos salarios se encuentran por
debajo del salario mínimo, que alcanzaban al 15 % en el segundo trimestre del
2012, entonces la tasa de precarización llega a los 50 puntos porcentuales. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En los 70’s y 80’s cuando recién comenzaba el
desmantelamiento del sistema fordista de producción y con él los salarios garantizados
ligados a la producción industrial, el trabajo precario aparecía como un
fenómeno temporario y marginal, referenciado fundamentalmente en los jóvenes
que se integraban al mercado laboral. Hoy queda claro que el trabajo precario
ha dejado de ser una condición marginal para convertirse en la oveja negra del
proceso de producción capitalista. La precarización es consecuencia del proceso
de desterritorialización en todos los aspectos de la producción. No existe
continuidad en la experiencia laboral: no se concurre al mismo lugar de trabajo,
ni se mantiene la misma jornada laboral, ni se encuentra a las mismas personas
todos los días en el trabajo, como ocurría en la era industrial. Se trata de un
panorama que atenta contra formas de organización social permanente. Desde que
el trabajo devino precario, gracias a la transformación reticular y celular, el
problema de la organización autónoma del trabajo debe ser completamente
repensada. No sabemos aún cuál es la forma más adecuada de organización. Es
éste el principal problema político del presente.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Nos enfrentamos a tensiones
derivadas de la creciente vulnerabilidad social y de su dramática extensión a sectores
considerados tradicionalmente "privilegiados". Una lectura apropiada
sobre el fenómeno de la precarización y las nuevas formas emergentes de desigualdad
social, exige incorporar, simultáneamente, el análisis de los cambios y de las transformaciones
producidos en la dinámica de acumulación asociada a la economía capitalista
contemporánea y, en particular el de las maneras en que, bajo un nuevo paradigma,
se ha organizado y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>re-institucionalizado
el trabajo con el objeto de adaptarlo a las nuevas formas de producción del
valor. Las causas deben buscarse en el avance de un nuevo régimen de
acumulación capitalista con creciente importancia de los recursos inmateriales
y cognitivos en la producción y con dificultades para mantener la clásica
diferenciación marxista entre capital constante y capital variable. En otros
términos - siguiendo la gramática del obrerismo-, no es posible interpretar la
nueva redefinición del trabajo y su complicada fenomenología social sin comprender
la relación existente entre la composición técnica y social del trabajo y la
cambiante dinámica de valorización del capital. En segundo lugar, parece útil
destacar, cómo las nuevas formas de la desigualdad social, intrínsecamente
ligadas a lo que puede definirse como la "generalización social de la
precariedad", vuelven más comprensible el entramado social de las nuevas
generaciones, que experimentan nuevas prácticas de trabajo en un contexto muy
diferente, desde muchos puntos de vista (jurídicos, políticos, culturales y
económicos), al del pasado fordista reciente.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Si se desea analizar la
composición social y política del trabajo contemporáneo, la precariedad, como
temática, debe abordarse como un dato paradigmático de la relación capital
trabajo, y no como el producto de una específica situación laboral. Es
necesario invertir el orden de los factores. El lenguaje común que recorre las
luchas de los tercerizados- (pensemos en las recientes luchas de los
ferroviarios que derivara en el asesinato de M. Ferreyra), la de los
trabajadores de los call center, la de los motoqueros ligados a los servicios
de mensajería, la de los trabajadores ligados a los talleres textiles
clandestinos, la de los contratados en el estado,- no se asocia a su carácter
obrero o proletario, sino a su condición precaria. Analizar las luchas desde
esta perspectiva significa modificar el ángulo de abordaje. Se trata de una
diferencia política sustancial.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Debemos saber detectar en las
desconocidas formas de resistencia, -discontinuas , de ruptura y capaces de
oponerse a las nuevas técnicas de dominación y explotación,- aquellos elementos
reiterados que las unifican y potencian como un torrente común. Se trata de códigos
y prácticas colectivas que presentan dificultades para trascender el marco
específico de la lucha y ser reconocidos por la sociedad en su conjunto. Por
ello la necesidad de una adecuada interpretación de las luchas y de una, no
menos clara, traducción de su contenido. Son luchas que hablan de una nueva era,
la de la "precariedad ontológica”. Se requieren tender lazos de
comunicación y organización entre las distintas luchas del precariado para impulsar
el ingreso de ciudadanía como parte de un nuevo léxico político en el plano
nacional. El riesgo es que las nociones de precariedad, del ingreso ciudadano sean
vaciados de contenido, mientras el gobierno, reponiendo aquellas viejas recetas
welfarianas, convalida las desigualdades existentes. Así la precariedad y la
política de ingresos asociada son temáticas englobadas tras las políticas del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">workfare</i>, donde el acceso al ingreso
está condicionado a estar inscripto en un plan social que exige, a su vez, una
contrapartida laboral. Mientras la precariedad se conjugue como la persistencia
de los efectos de las políticas de austeridad neoliberales, el ingreso de
ciudadanía se encontrará fuera del horizonte de las políticas sociales. El
desafío es alcanzar el ingreso de ciudadanía como expresión de la síntesis
entre libertad e igualdad; como forma de superación del régimen fundado en el
trabajo asalariado.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La fuerza de trabajo flexible y precaria con
la que nos encontramos hoy remite a una multiplicidad en movimiento, población
flotante imposible de controlar de manera directa mediante las viejas técnicas de
los espacios cerrados de las fábricas. Se trata de una fuerza de trabajo que ha
dejado de ser una especificidad neoliberal y cuyo sometimiento se ejercita
modulando la precarización y la inseguridad</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">.
</span></span><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Se trata sin duda de una
explicación clave de la constatación que la precariedad es al trabajo en el
capitalismo cognitivo como la fragmentación de las tareas operarias propias del
taylorismo lo fue en el capitalismo industrial. La actual </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">política social, a pesar de su
cara <i style="mso-bidi-font-style: normal;">keynesiana</i>, favorece una
peculiar proliferación de la desigualdad social. Diríamos que se trata del
“gobierno de las desigualdades sociales” antes que del “gobierno de la
inclusión social”. La construcción y permanencia del precario, del desocupado,
del pobre, del trabajador pobre, la práctica de la individualización, fragiliza
no sólo al individuo que se encuentra en esa situación, sino que se proyecta
sobre el conjunto de las “posiciones” del mercado laboral debilitando su
resistencia en la medida que proyecta un futuro de inseguridades y
precarizaciones. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">Asistimos, en numerosas
actividades productivas, al pasaje de una división taylorista a una división
cognitiva del trabajo fundada en la creatividad<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>y en la capacidad de aprender del trabajador. En este contexto el tiempo
de trabajo dedicado a la producción durante la jornada de trabajo oficial<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>deviene solo una fracción del tiempo social
de producción. La frontera entre el trabajo y no trabajo aparece, cuando menos
atenuada, atravesada por una dinámica contradictoria. De un lado, el tiempo
libre no se reduce a la función<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de
reproducción del potencial de autovalorización, sino que, simultáneamente, se desarrollan
actividades donde los individuos transportan su saber de un lugar y tiempo
social a otro, incrementando el valor de uso individual y colectivo de la
fuerza de trabajo. Por otro lado, se genera un conflicto y tensión creciente
entre la tendencia a la autonomía del trabajo y la tendencia del capital a
someter el conjunto del tiempo social a la lógica heterónoma de la valorización
del capital. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Reconocer el
ingreso de ciudadanía significa reconocer la extensión del tiempo de trabajo no
retribuido, más allá del tiempo correspondiente a la jornada oficial que
participa de la formación del valor capturado por el capital. El ingreso como
salario social corresponde a la remuneración colectiva de una parte de esta
actividad creadora de valor, que se efectúa sobre la totalidad del tiempo
social (tiempo de trabajo + tiempo de no trabajo) y que da lugar a una enorme
masa de trabajo no retribuida.</span><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">En el capitalismo cognitivo el trabajo no puede ser
prescripto y reducido a simple gasto de energía efectuado en un tiempo dado. El
capital requiere ahora una implicación activa de los saberes y del tiempo de
vida. La “prescripción de la subjetividad”</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">,
el trabajo por objetivos, la presión del cliente junto a las restricciones
ligadas directamente a la precariedad son las principales vías que ha tomado el
capitalismo para responder a esta nueva autonomía del trabajo. Las diversas
formas de precarización de la relación salarial constituyen de hecho el
instrumento del que se vale el capital para imponer y beneficiarse
gratuitamente de esta subordinación total sin pagar y reconocer el salario
correspondiente de este tiempo no integrado y no medible en el contrato de
trabajo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Precarización y desigualdad social constituyen las
características centrales del capitalismo argentino en estos días. Veamos. La
proporción de la fuerza laboral que se encuentra precarizada, ya sea por el
tipo de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>contratación o por los ingresos,
a nivel general<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>afecta a 52% mientras en
lo que respecta la generación juvenil este flagelo se siente con mayor crudeza:
el 77,1% de trabajadores<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>jóvenes<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>entre 18 y 24 años</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">
sufren<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>alguna<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>modalidad<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>precariedad<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>laboral.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Esto<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es, 1.750.000 personas de 18
a 24 años de edad. Entre los jóvenes que no estudian, y que representan el 54%
del total,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el 41% tampoco trabaja. Esto
es, el 22,1% del total de jóvenes,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cerca
de un millón de personas entre 18 y 24 años,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>no estudia ni trabaja, lo que da cuenta del estado de desaliento frente
a la ausencia de oportunidades existente. La desigualdad con relación al empleo
se manifiesta también de diferentes formas. A) en 2012 sólo el 36 % de las
mujeres activas ten</span></span><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">í</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">an pleno empleo,
mientras que este porcentaje era del <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>50
% en el caso de los hombres; B) del 35 % de empleos precarios en 2012, las
mujeres eran el 41 % mientras que los hombres sólo llegaban al 31 %; C)
mientras el 42 % de activos sin secundario completo son precarios, esta cifra
sólo llega al 31 % en el caso de activos con secundario completo; D) mientras
sólo el 28 % de los activos con secundario incompleto alcanzaba empleos de
calidad, esta cifra sube al 55 % en el caso de activos con secundario completo;
E) mientras sólo el 12 % de los activos pertenecientes al cuarto de estrato
inferior de la población tienen pleno empleo, este porcentaje crece al 72 %
para el caso de estrato superior; F) mientras que el 60 % de los trabajadores
pertenecientes al estrato económico más bajo no recibían aportes jubilatorios,
esta cifra es del 17 % en el caso de los trabajadores pertenecientes a los
estratos medio altos; G) el 47 % de los activos sin secundario completo carecen
de cobertura médica, mientras que esta cifra es del 19 % en el caso de quienes
tienen secundario completo.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Tanto la intelectualidad <i style="mso-bidi-font-style: normal;">progresista</i> como numerosos economistas
alejados del pensamiento neoliberal, adhieren a la idea de que la precariedad
laboral y la desigualdad social deben ser vistas como una anomalía, entendiendo
que ellas son la secuela de los años neoliberales que la sociedad deberá superar
mediante una adecuada intervención estatal a través de políticas keynesianas. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Mientras la precariedad deviene una
norma general, mayor es la posibilidad de expropiación de la capacidad innovadora
del trabajo. La precariedad es el dispositivo moderno que regula la relación
entre capital y trabajo vivo. La diferenciación generacional, de razas, de colores
y de sexos es parte integrante del gobierno de la desigualdad que resulta ser
el marco donde se inserta la temática de la precariedad. El proceso de
racialización implícito en los talleres textiles clandestinos contribuye a la
construcción de un mercado de trabajo jerarquizado donde se cristaliza, al
decir de Fanon, la subordinación de algunos grupos sociales con relación a
otros, debilitando la solidaridad y cualquier proceso de unificación. Y esto, a
pesar de la común condición de ser trabajadores sujetos al comando y a la
explotación<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del capital, que conforman
una fuerza de trabajo segmentada y jerarquizada,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>más allá de las diferencias de
nacionalidades.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Por un lado queda clara la
imposibilidad del retorno a normas que regularon la relación entre capital y trabajo.
La precariedad no es un accidente del presente destinado a desaparecer sino,
por el contrario, el presente y futuro del trabajo vivo. Por otra parte, los
diversos movimientos sociales han puesto de manifiesto su rechazo a funcionar
como objetos pasivos de los cambios que se están produciendo. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">La precariedad ya no
es más una característica marginal y provisional sino la forma general que
adopta la relación laboral en la esfera productiva digitalizada, reticular y
recombinativa</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">La “nueva” precarización.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">A la persistencia, en el tejido social contemporáneo, de
formas de desigualdad tradicional (caracterizadas por la pobreza
"tradicional") se une hoy el tema de una emergente vulnerabilidad
generalizada, que afecta a las nuevas subjetividades del trabajo inmersas en
una precariedad<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>"constitucionalmente" ontológica y donde todo proyecto de vida
autónomo deviene imperativo, azaroso y, en algunos aspectos, incluso
caprichoso. De aquí la consternación y el malestar generalizado frente a la
anomia que provoca la separación entre el accionar subjetivo individual y la
práctica social. Se trata de una desesperanza arraigada en el deterioro del
vínculo social que la precariedad difusa generaliza, desviación que plantea, de
manera concreta, el riesgo de una progresiva erosión de todo aquello que es
común, a causa de la extrema rivalidad competitiva extendida en el trabajo. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">El proceso de precarización
alcanza al conjunto de las relaciones sociales, tanto en las metrópolis
desarrolladas cuanto en los países en desarrollo, invade el empleo público
igualmente como el privado, horadando la asistencia médica como las
jubilaciones, mientras debilita cotidianamente las instituciones del welfare,
provocando un clima de zozobra e incertidumbre en la medida que la inseguridad
laboral se difunde por contagio como verdadera epidemia. En realidad la palabra
precario deriva de la voz latina prex<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>plegaria, por lo que precariedad es aquello que se consigue mediante
súplicas, por voluntad o concesión de<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>otros. Por lo que el adjetivo precario confiere al sustantivo precario,
asociado al individuo, característica de inseguridad, propia de toda condición
fundada en alguna concesión o beneficio derivado de algún permiso adquirido,
aunque sin ninguna seguridad por su permanencia.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Debemos reconocer que la
condición de precariedad ha asumido, con el tiempo, nuevas formas. El
trabajo humano, en el curso del capitalismo, ha adquirido formas precarias más
o menos difusas dependiendo de la coyuntura y de las cambiantes relaciones de
fuerza. Adoptó una forma masiva en la época del capitalismo
pre-taylorista y así fue, aunque en menor medida, en el capitalismo
fordista. Pero en esos tiempos se hablaba de la precariedad de las
condiciones de trabajo: la realización de un trabajo principalmente manual
implicaba, en todos los casos, una distinción entre tiempo de trabajo y tiempo
de vida, entendido como el tiempo de no trabajo o de ocio; y la precarización
del empleo estuvo muchas veces relacionada con extensiones abusivas y autoritarias
del comando del capital con relación al tiempo de trabajo. Las luchas laborales
de los siglos XIX y XX, tuvieron como objetivo muchas veces la reducción de
tiempo de trabajo a favor del tiempo de no trabajo y de la mejora en las condiciones
laborales.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"> En la transición del
capitalismo industrial fordista al capitalismo bio-cognitivo, el trabajo
cognitivo y relacional se ha extendido hasta definir la principal modalidad de
la prestación laboral. Este fenómeno ha significado el fin de la separación
entre el hombre y la máquina que regula, organiza y sistematiza el trabajo
manual. En el momento en que el cerebro y el bios (vida) forman parte
integrante del trabajo, en ese mismo momento también la distinción entre el
tiempo de vida y el tiempo de trabajo pierde significado. He aquí pues
donde el individualismo contractual, que se encuentra en la base de la
precariedad del trabajo legal, atraviesa la subjetividad de los propios
individuos, influyendo en su comportamiento y se transforma en precariedad
existencial. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En la época del
capitalismo cognitivo la distinción entre tiempo de trabajo y no trabajo, es
decir entre ocupados y no ocupados, no resulta tan clara como en la época del
fordismo. Hoy el control se asocia a la individualización jerárquica de la
relación laboral y a la presión a través de los ingresos<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Es precisamente esta condición precaria, aunque percibida de manera
diferenciada entre los individuos, la que nutre y define el nuevo ejército
industrial de reserva. Un ejército de reserva que ya no se encuentra por fuera
del mercado de trabajo, sino que es interior al mismo. Así como en el período
fordista no era conveniente alcanzar la plena ocupación manteniendo un ejército
industrial de reserva para contener los salarios,</span></span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 11pt;"> en el </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">capitalismo cognitivo</span></span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 11pt;"> </span><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">parecen haber buenos motivos para
mantener un determinado nivel de precariedad.</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">La lucha contra la precariedad es
concebida en los espacios gubernamentales kirchneristas como la "abolición
de la precariedad"; cuestión que hace manifiesta la falta de comprensión a
tener acerca de la nueva situación laboral; es como si, en algún momento del
siglo XX, se hubiera propuesto la supresión del "proletariado". Se ha
vuelto difícil<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>investigar sobre la
complejidad del sujeto<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>precario, porque,
al mismo tiempo, se ha considerado a la precariedad como una condición
“objetiva" y no como la expresión de una subjetividad múltiple. Ha
sido interpretada como una condición laboral neutra, uniforme y homogénea. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El término "precario" ha sido utilizado
abusivamente, aunque esto no significa que se hable de la condición precaria
como característica existencial. Más bien se habla de los distintos segmentos
del empleo precario (del investigador y profesor universitario, del trabajador interino,
del migrante), mientras se individualiza simultáneamente el sujeto de vanguardia
único, detonador de las luchas.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"></span><br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Cierto es también que la
condición de precariedad no adquiere el status que dé lugar a una clase de
"precarios"; ni siquiera existe un proceso homogéneo de toma de
conciencia. Mientras en el capitalismo fabril la determinación del nivel
de conciencia del individuo se referenciaba en la condición objetiva del
empleo, como condición “externa” a la persona, en el capitalismo bio-cognitivo,
como la prestación laboral deviene casi completamente internalizada, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">toma de conciencia, o es autconciencia de sí,
o no es</i>.</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"></span><br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">El precariado no es una clase <i style="mso-bidi-font-style: normal;">para sí</i>; en parte porque está en conflicto
permanente consigo mismo. Cada grupo precario busca echarle la culpa a otro de
su condición de vulnerabilidad e indignidad. Los trabajadores temporarios con
bajos salarios son inducidos a pensar que el "bienestar” es alcanzado a
sus expensas. Los residentes nacionales urbanos, con <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>bajos ingresos, pueden ver como enemigo a los
nuevos inmigrantes que accediendo a mejores trabajos reciben beneficios que le
son denegados</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">. Las
tensiones dentro del precariado enfrentan a las personas entre sí, lo que
les<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>impide reconocer que es la estructura
social y económica la que genera las vulnerabilidades comunes. En ese contexto no
son pocos los precarios que se han sentido atraídos por políticas populistas y por
ideas, en algunos casos, neo-fascistas, como es el caso de EEUU y de algunos países
de Europa. <o:p></o:p></span></span></div>
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Los cambios producidos
en la naturaleza del trabajo al interior del capitalismo postfordista y
cognitivo vuelven a la fuerza de trabajo más autónoma e independiente con
relación al capital, en la medida que concentra el capital constante y el
capital variable. Este modo de producción antropogenético, al decir de C.
Marazzi, -propio de la economía financiarizada que caracteriza el actual proceso
de extracción de riqueza en la sociedad global-, empuja al capital a precarizar
la nueva fuerza de trabajo asalariada, generando una governance autoritaria
sobre el mercado laboral que constituye un momento clave en el control que el
comando del capital ejerce sobre el trabajo.</span><span lang="ES" style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES;"> E</span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">n este contexto el miedo y la
inseguridad conforman la base del control. Mientras el miedo constituye la base
del control social, la evocación de la estabilidad perdida (asociada a los
viejos tiempos) se convierte en programa político encantado. Bien podemos decir
que se trata de un neoludismo: se intenta superar el malestar asociado a la
desaparición de la distinción entre tiempo de trabajo y de no trabajo, propio
de jornadas de trabajo pasadas, demandando formas de producción perimidas. El
viejo sistema de fábrica ha dejado de ser hegemónico y no se puede reponerlo en
el lugar pasado.</span><span lang="ES" style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES;"> <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"></span><br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">Trabajo
"autónomo"<o:p></o:p></span></b></span></div>
<br />
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></b><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">El fenómeno de la
precariedad en estos días no está referido solamente a aquel tipo de trabajo
interino o a término, sino que atraviesa y se extiende a los autónomos con
diversos tipos de contratos, muchos de ellos trabajando a tiempo indeterminado
en la pequeña y mediana empresa, incorporados incluso en los diversos sistemas
de contratación utilizados por el estado.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></span><br />
<br />
<div align="center" class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-align: center; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"></span></b><br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La experiencia laboral
es vista hoy como una tarea individual que se incorpora como acción individual,
y que el mercado convalida como “capital humano”. En un contexto donde se pasa
de la fase de la objetivación del trabajo a la de la objetivación del<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>trabajador, no son pocos quienes entienden al
trabajador como una suerte de empresa en sí misma; el trabajo se convierte además
de “una actividad productiva inmediata" en una actividad estratégica
“arriesgada", que se ejercita sólo parcialmente al interior de un rígido y
disciplinado comando heterodireccionado.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Conviene precisar que
esta modificación no puede leerse como un progresivo deslizamiento del trabajo
asalariado hacia el trabajo autónomo. No se trata de considerar la forma
jurídica del trabajo como la figura que dirige este cambio sino, por el
contrario, asumir que dichos cambios pivotean sobre inéditas normas sociales de
producción y regulación del valor. La distinción entre el trabajo asalariado y
el trabajo independiente, tiende a perder importancia y a confundirse bajo formas
inéditas e imprevisibles. Es necesario remarcar que el comando sobre el trabajo
se ejerce por fuera de la fábrica y sobre la actividad inmediata de producción,
desde un nivel diferente, -que podríamos definir como biopolítico-, como poder
de "inhibición” y de control del trabajo, un lugar propiamente social y
político. La progresiva transformación del trabajo en el capitalismo
post-fordista y cognitivo empuja, por lo tanto, a la fuerza de trabajo
asalariada tradicional (disfuncional ahora al desarrollo capitalista por su
rigidez y resistencia) a adoptar formas de "empresa tipo individual con
fuerte sesgo comunicacional". <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>aumento<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>relativo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>absoluto<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>del<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>trabajo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>independiente - una<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>las<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tendencias presentes en las
décadas anteriores- parece haberse detenido: en la presente década, el trabajo
por “cuenta propia” fluctúa en una proporción cercana a la quinta parte de la
población activa. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Debemos remarcar que la llamada “autonomización”
del trabajo (habiendo también aquí fuertes diferencias según los sectores) no
está organizada sólo o principalmente en función de la reducción de los costes
y de la flexibilización de la producción, sino fundamentalmente para capturar
la “externalidad” positiva y social que la cooperación produce y organiza
espontáneamente. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Aunque no todo lo que
reluce es oro. Tras el aspecto liberador e innovador que ponen en primer plano
las teorizaciones del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">general intellect</i>,
subyace también el aspecto oscuro y trágico de las nuevas condiciones laborales
como manifestación contradictoria de las nuevas modalidades de producción. El
posfordismo no es solamente “producción de mercancías por medio del lenguaje”,
intelectualidad de masas, comunicación, sino también un retorno a formas de
explotación prefordista. Incluso, al decir de Bologna</span></span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><sup><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast;">[9]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span style="font-family: Calibri;"><sup><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">,</span></sup><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"> los trabajadores autónomos son más explotados que
los trabajadores fordistas.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La exaltación de este
aspecto “material” de la explotación y del “sufrimiento” corre, sin embargo, el
riesgo de hacer pasar a un segundo plano la cualidad general de la relación
social posfordista y del trabajo (del cual el “trabajo autónomo” es sólo una
parte). La continuidad de la explotación no debe impedirnos apreciar la
discontinuidad de sus formas de organización y dominio. Lo que separa el
“trabajo autónomo” y el “artesanado” de la época fordista y prefordista del
trabajo autónomo de segunda generación y el artesanado posfordista, es la
socialización-intensificación de los niveles de cooperación, de los saberes, de
la subjetividad de los trabajadores, de los dispositivos tecnológicos y
organizativos, que redefine completamente los términos de la cuestión.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">El ingreso y tránsito por el
mercado de trabajo se presenta pues, sobre todo para las nuevas generaciones,
como un temerario intento ante contratos de trabajo atípicos y fuera de todo
standard laboral, obligados a peregrinar por circuitos socialmente
desprotegidos, que exigen el desarrollo de prácticas reflexivas (por la
necesidad de una continua corrección), inestables y nunca definidas de una sola
vez, y compuestas por situaciones sociales de hibridación entre
tiempos/espacios educativos, laborales y relacionales.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">El punto que aquí nos importa
destacar es por un lado el giro paradojal al que por un lado es sometido el
proceso de individualización en la evolución del capitalismo contemporáneo y
por otro la ambivalencia intrínseca con la que se encuentra tal dinámica.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Individualización
y máquina de sometimiento.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El concepto de individuo como empresario de sí
mismo es el mayor logro del capital como máquina de sometimiento. El capital
actúa como una formidable máquina de sometimiento constituyendo los hombres en
sujetos, pero mientras a unos los convierte en sujetos de la enunciación, los
otros son sujetos del enunciado, sometidos a las máquinas técnicas. Con el
capital humano se puede hablar del doble proceso de sometimiento y de
explotación. Ya que si por un lado el sujeto pone en juego todas sus recursos
inmateriales, afectivos y cognitivos de sí, por otra parte, todo empresario de
sí es, al mismo tiempo, patrón y esclavo de sí mismo, identificándose la
individualización y la explotación. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">El capital en tiempos de
bioeconomía necesita expandirse libremente por todos los rincones <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>para poder encontrar aquellos fragmentos de
tiempo de trabajo vivo disponibles y explotarlos mediante miserables salarios.
Si bien el trabajador aparece como libre, su tiempo de vida es ahora capturado
por un biopoder que se expande por los intersticios de la sociedad. Se trata de
la subsunción de la mente. Si en el fordismo la mente trabajaba como soporte
fisiológico del movimiento muscular, tras un automatismo repetitivo, ahora la
mente opera en un proceso de producción donde la capacidad cognitiva se
convierte en el principal recurso productivo. Es esta subsunción de la mente lo
que conduce a una mutación<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sustantiva
del proceso de valorización capitalista. La conciencia y los órganos sensitivos
son sometidos a una fuerte presión competitiva, a una aceleración de los
estímulos y a un permanente stress de atención generándose una atmósfera
productiva psicopatogénica</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">.
<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">El aspecto novedoso no radica en
el carácter precario del mercado de trabajo sino en las condiciones técnicas y
culturales ligadas a la recombinación digital del nuevo trabajo en red</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">,
donde la nueva naturaleza del trabajo (cognitivo, relacional, comunicacional,
afectivo) se precariza.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Cuando nos movemos en la esfera
del trabajo cognitivo ya no hay necesidad de comprar la fuerza de trabajo
durante ocho horas diarias sino que alcanza con comprar paquetes de tiempo
separados de sus ocasionales e intercambiables portadores. Las extensiones de
tiempo se encuentran meticulosamente empaquetadas; las celdas de tiempos
productivos pueden ser movilizadas de manera puntual, casual, fragmentadas y recombinadas
a través de las redes. El celular es la herramienta que hace posible la
conexión entre las necesidades del semio capital y la movilización del trabajo
vivo en el ciberespacio. Los ring tones de los celulares convocan a los
trabajadores a reconectar sus tiempos abstractos al flujo reticular. En ese
contexto las personas son libres pero su tiempo es esclavo del capital. El
tiempo de trabajo se fractaliza, se reduce a mínimos fragmentos que pueden ser
ensamblados para permitir al capital encontrar las condiciones para un salario
mínimo</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">El mercado es ahora el lugar
donde los signos y significados nacientes, deseos y proyecciones se encuentran.
Si se trata de hablar de oferta y demanda debemos razonar en términos de flujos
de deseos y atracciones semióticas. En la economía en red la flexibilidad se ha
desarrollado siguiendo a la fractalización del poder</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn13" name="_ftnref13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">.
La fractalización implica una fragmentación modular y recombinante de los
tiempos de actividad. El trabajador es sólo un productor que intercambia micro
fragmentos de semiosis (signos) recombinantes que entran en el continuo flujo
de la red. El capital ya no paga por la disponibilidad del trabajador para ser
explotado por un largo período de tiempo; no paga un salario que cubre el rango
entero de las necesidades económicas de una persona. El trabajador, usado ahora
por espacios de tiempo fragmentados, recibe un pago por sus ocasionales
servicios temporarios. El tiempo de trabajo se utiliza en espacios fragmentados
que adquieren una topología celular. Se trata de celdas de tiempo que se ponen
a la venta en la red, donde los capitalistas pueden comprar tanto como quieran,
sin estar obligados a dar protección social al trabajador.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Se ha hablado mucho del fin de la
clase obrera y del trabajo asalariado, sin embargo el <o:p></o:p></span></span></div>
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">nuevo régimen<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>producción y<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>la subsunción<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>real<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>trabajo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>capital<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>penetran <o:p></o:p></span></span><br />
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">cada<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>día más numerosas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ramas<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>producción,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>tales<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>como<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>comercio,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>finanzas, esparcimiento. <o:p></o:p></span></span><br />
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Paralelamente, se proletarizan o
pasan a ser asalariados sectores profesionales que en su mayor parte ejercían
su labor en forma independiente, y categorías de trabajadores que tenían un
gran control sobre su proceso de trabajo. Abogados,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>contadores, arquitectos, trabajan para<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>grandes<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>estudios<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o consultoras<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>compran<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>su<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>fuerza<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>trabajo<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>e<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>imponen<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sus<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>condiciones<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>laborales. Otro tanto
sucede con los profesionales de la salud que son empleados por clínicas o
instituciones de medicina prepaga con remuneraciones, ritmos y condiciones de
trabajo definidas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>empleador,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>más<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>allá de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>si<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>se<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>reconoce<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>como<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>asalariado<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>se<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lo “disfraza” como
monotributista. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mismo<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>proceso<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>puede<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>verse en la<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>rama<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>transportes.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>De<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vieja figura del colectivero dueño de su
vehículo, se pasó a la figura del “tropero” (dueño<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>una<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cantidad<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>elevada<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vehículos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>trabaja<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>peones),<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la actualidad son grandes sociedades anónimas
que controlan varias líneas de transporte. En el caso de los taxímetros está
teniendo lugar un proceso semejante.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">En este contexto el proceso de
individualización no remite a la generación de libertades positivas, de
emancipación y de una progresiva autonomía subjetiva, sino que se inscribe (no
sin tensiones) como un nuevo modelo de management de los recursos humanos donde
las personas están permanentemente llamadas a dar prueba de sí mismas en las
diferentes prácticas que están implicadas. En el plano más restringido de la
transformación del trabajo, este giro paradójico se aprecia en el creciente
proceso de objetivación del trabajador que hemos mencionado más arriba: a la
relación social jerárquica con su jefe se une (y sustituye de manera creciente)
cada vez más, la sumisión del trabajador ante el poder anónimo de los objetivos
por alcanzar (desde el control por procedimientos al control por resultados) y
de los mecanismos de mercado que se encuentran cada vez más directa y
personalmente expuestos. Al mismo tiempo, aunque sólo sea en términos de la
representación social y de la hegemonía sobre ella, la referencia al principio
de individualización parece tener, sobre todo en las jóvenes generaciones, una
indudable fuerza convocante. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Reflexión acorde a Christian Marazzi
para quien "los salarios se vuelven fuertemente individualizados: la
calificación adquirida por el obrero (edad, competencias y nivel de formación
inicial) determina sólo una parte del ingreso salarial, mientras que una parte
creciente se determinará en el lugar de trabajo sobre la base del grado de
implicación, del "celo" y del interés demostrado durante el proceso
de trabajo, es decir, luego del momento de la contratación. De este modo el
salario se disocia del puesto de trabajo ocupado, perdiendo sus connotaciones
profesionales para transformarse siempre más en una remuneración individual”...
“La connotación servil del trabajo post-fordista se inscribe perfectamente en
esta nueva forma de la relación salarial, esta parte variable y reversible del
salario que depende de la implicación y del involucramiento personal del
obrero<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en la suerte de la empresa”</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn14" name="_ftnref14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La fragmentación e
individualización de la relación salarial atraviesa las instituciones sociales
de la modernidad dificultando la promoción de medidas de protección y de impulso
al trabajo. Mientras la vulnerabilidad ha devenido en condición social
generalizada para la mayoría de los trabajadores, la precariedad se combina con
el crecimiento del desempleo (y de la desocupación) juvenil, sobre todo en el conurbano
y las provincias más pobres, donde alcanza elevados niveles. Se trata de un fenómeno
acompañado por un sistema de welfare inadecuado, cada vez más débil, parcial y
residual, incapaz de intervenir positivamente sobre la condición social y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mejorar el bienestar. Estas son las premisas
que se encuentran atrás de lo que algunos llaman los ni-ni, utilizando un nuevo
y eficaz concepto en clave anglosajón. (la generación neet, not in employment,
education and training; ni trabaja, ni estudia, ni recibe formación). En
nuestro país estos jóvenes, entre 16 y 24 años que suman 900 mil, y que constituyen
la “tercera generación de los “ni ni”, comparten con capas importantes de la
población condiciones de extremas condiciones de vida. </span><span lang="ES-TRAD" style="background: white; color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 6.5pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Bajo este entorno la condición
precaria adquiere una particular fortaleza conflictiva y representa actualmente
la contradicción más evidente de la vida.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Los sindicatos no se sienten
interpelados por la particular condición laboral existente ya que el discurso
sobre la precariedad ha estado subordinado y sido desplazado históricamente por
el de la recuperación del trabajo asalariado y la creación de empleo; en
particular luego del período neoliberal. Esta dinámica encuentra igualmente sus
raíces en el rol que el trabajo asalariado ha jugado en el imaginario político
peronista desde sus orígenes, sustentando una lectura productivista que otorga
relevancia al trabajo asalariado como fuerza inmanente de liberación y
empoderamiento social. En realidad, la precarización laboral, como consigna, no
ha formado parte de las luchas obreras y sindicales nacionales. Estas han
estado asociadas más a una demanda de trabajo como garante de la ciudadanía y
de una pertenencia nacional, que a un reclamo sobre la calidad del trabajo.
Aunque debemos reconocer que las disputas sindicales, más allá de las luchas
salariales, han incorporado las condiciones de trabajo fabriles. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="border-color: currentColor currentColor windowtext; border-style: none none solid; border-width: medium medium 1pt; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-element: para-border-div; padding: 0in 0in 31pt;">
<div class="MsoNormal" style="border: currentColor; margin: 0in 0in 0pt; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0in 0in 31.0pt 0in; padding: 0in; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">Frente a estas
circunstancias la pregunta que nos hacemos es ¿cuál es el rol que la
precarización como condición existencial de los trabajadores, tal como la hemos
definido, puede jugar hoy día como consigna política de movilización social? <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Es cierto igualmente que, en las condiciones
actuales, el énfasis puesto sobre el trabajo, en términos de inversión política
y simbólica y su directa relación con el provecho de la ciudadanía deja mucho
que desear. Todo indica que, a pesar del rol político que ha desempeñado el
trabajo en la vida sindical nacional, éste no ha cubierto las promesas sobre
una vida digna en la Argentina democrática de estos días: los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">working poors</i> (precarizados por ingresos)
están a la orden del día. A pesar de ello tanto el gobierno como los
sindicatos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>continúan asociando la
ciudadanía del siglo XXI con el trabajo. Si toda política emancipatoria debe
sustentarse en el sujeto del trabajo, la generalización de la precariedad como
condición “natural” de la bioeconomía significará la necesidad de incorporar este
fenómeno como un elemento sustantivo del proceso de subjetivación político. No
se trata de una cuestión doctrinaria, ni tampoco de la necesidad de instalación
de una simple nueva gramática adecuada al siglo XXI. Interesa el análisis del
movimiento real que mantiene el orden de las cosas presentes mediante el
control autoritario que caracteriza al actual gobierno kirchnerista. La<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>restauración de las viejas conquistas
fordistas y la reestructuración de normas laborales fabriles que favorece a una
porción muy reducida de trabajadores (25 %) deja de lado a un cúmulo de
trabajadores precarios que no aceptan<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el
lugar al que los arroja el sistema buscando dar vida a un movimiento que
revierta el sistema de relaciones económicas, sociales, humanas y ambientales
que se tornan inaceptables.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="border: currentColor; margin: 0in 0in 0pt; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0in 0in 31.0pt 0in; padding: 0in; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="border: currentColor; margin: 0in 0in 0pt; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0in 0in 31.0pt 0in; padding: 0in; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">El kirchnerismo, a pesar
de su discurso, ha sido incapaz de recuperar las instituciones del viejo estado
de bienestar, sustento de la ciudadanía social</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn15" name="_ftnref15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: Calibri;">.
Necesitamos impulsar un salto al futuro, esto es la construcción de espacios y formas
de vida donde reinventar instrumentos y categorías para una integración
positiva de las luchas, Se trata de proyectar un nuevo welfare, una nueva
ciudadanía que llene el vacío producido ante la desvinculación entre estado y
ciudadanía ya que la precarización existencial imposibilita recuperar el
vínculo entre ciudadanía y trabajo, propio del fordismo. Ser capaces de
construir un nuevo discurso político que incorpore la multiplicidad de demandas
de libertad, igualdad y justicia que se expresan en las luchas de los
estudiantes, docentes, tercerizados, trabajadores de los call center, de la
salud, de la cultura. Contra la captación parasitaria del capital financiero de
la cooperación del trabajo vivo, la construcción de un nuevo welfare, de nuevas
autonomías en el terreno de la salud y educación, cultura y servicios, vivienda
y transporte. En ese marco la urgencia de un ingreso de ciudadanía que reconozca
los tiempos de vida apropiados por el capital y no pagado como camino para la generación
del nuevo welfare. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="border: currentColor; margin: 0in 0in 0pt; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0in 0in 31.0pt 0in; padding: 0in;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="border: currentColor; margin: 0in 0in 0pt; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0in 0in 31.0pt 0in; padding: 0in;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">César Altamira<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>20-10-2013</span></span></div>
</div>
<br />
<div style="mso-element: footnote-list;">
<!--[if !supportFootnotes]--><br />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="IT" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: IT;">Ver L. Bolantski-E. Chiapello, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le nouvel
esprit du capitalisme</i>, Gallimard, 1999, pag 301 y ss.</span><span style="font-size: x-small;"><span lang="IT" style="mso-ansi-language: ES;"> </span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></span></span></div>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: IT;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="IT" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: IT;">C. Vercellone<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, Il reddito sociale garantito como reddito primario</i>, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Quaderni di San Precario Nº 5.</span><span lang="IT" style="mso-ansi-language: IT;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 9pt;">Voto joven y empleo, Las paradojas de la política
oficial las promesas de un futuro en un presente de postergación</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 9pt;">. IPPYP, Agosto 2013</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 9pt;">Datos obtenidos
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Observatorio de la Deuda Social
Argentina, Desajustes en el desarrollo humano y social 2010-2011-2012,</i>
Universidad Católica Argentina. </span><span style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: EN-US;">2013.</span><span style="mso-ansi-language: EN-US;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: EN-US;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: EN-US;">Franco Berardi (Bifo), Precarious Rhapsody,
semiocapitalism and the pathologies of the post-alfa generation,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Minor Composition, 2009, pág. 34.</span><span style="mso-ansi-language: EN-US;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES;"> </span><span lang="ES" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES;">L. Bolantski-E. Chiapello ibidem.</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES;">C. Morini-A. Fumagalli, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ontología de la precariedad</i>, Uninomade
2.0 Diciembre 2010.</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: EN-US;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-hansi-font-family: Calibri;">Ver Guy Standing, The precariat, the new
dangerous class, Bloomsbury, 2011.</span><span style="mso-ansi-language: EN-US;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: IT;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="IT" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: IT;">S. Bologna, D. Banfi, Vita da
freelance, Feltrinelli, 2011.</span><span lang="IT" style="mso-ansi-language: IT;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: IT;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="IT" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: IT;">Franco Berardi (Bifo), ibidem,
pág. 36.</span><span lang="IT" style="mso-ansi-language: IT;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES;">Ibidem</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 9pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn12" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES;">Ibidem</span></span></div>
</div>
<div id="ftn13" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref13" name="_ftn13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES;">Una geometría fractal es aquella cuya estructura básica, fragmentada o
irregular, se repite a diferentes escalas.</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: x-small;"> <o:p></o:p></span></span></span></div>
</div>
<div id="ftn14" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref14" name="_ftn14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: EN-US;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: EN-US;">C. Marazzi, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
place des chaussettes</i>, Edit. Lyber L’eclat, 1994 pág. 41-42.</span><span style="mso-ansi-language: EN-US;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn15" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref15" name="_ftn15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: JA; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: x-small;"> "H</span></span><span lang="ES" style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES;">ay 10 millones de pobres y 2 millones de indigentes; 1,2 millones de
hogares precarios; 3,5 millones de hogares sin cloacas; casi 4 millones de
mayores de 18 años sin proyecto futuro", <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Agustín Salvia ODSA, UCA, Clarín, 18-10-2013.<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
</div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-75187258531739145452013-09-03T19:56:00.001-03:002013-09-03T19:56:57.064-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #3366ff; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Tomar la medida.<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">de SIMONA DE SIMONI<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">"La lucha de clase, hoy más que nunca, se
lee en el espacio”<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: major-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Es
posible asumir esta afirmación de Henri Lefebre como una invitación a
interpretar el mundo en que estamos inmersos, a comprender la espacialidad
compleja del capitalismo contemporáneo y a elaborar –en contraposición –
discursos y prácticas para experimentar y organizar nuevas formas sociales y de
vida. La tarea no es fácil y no puede ser resuelta a partir de una única
perspectiva: el espacio, en efecto, posee una estructura móvil y relacional que
debe analizarse en un proceso continuo, situado, incansable y apasionado. En
esta lugar, sin embargo, se intentará centrar la atención en el llamado
"espacio urbano", sin confundir con la imagen morfológicamente estable
de la ciudad tradicional e imposible de superponer integralmente a la figura de
metrópolis específicas. La progresiva urbanización del planeta, en efecto, no
constituye un fenómeno meramente cuantitativo<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: major-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Sino
que también marca un verdadero cambio cualitativo que rediseña la relación
entre espacio y política, a todo nivel y escala. Hoy, la "revolución
urbana" (es decir, la ruptura drástica del paradigma espacial y político
de matriz fordista) parece acabada. Esto no significa que ensamblajes políticos
e institucionales consolidados, como, por ejemplo, el sistema internacional de
los Estados hayan desaparecido, sino que, su función se ha redefinido ampliamente
dentro de una geografía del capital en continua transformación.<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: major-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> A
nivel diagnóstico, con matices y declinaciones diferentes que no es posible
agotar en este momento, la función estratégica de las metrópolis y de su propia
conexión reticular en el marco del capitalismo global contemporáneo ha sido puesta
en evidencia en varios frentes.<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: major-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Mientras
se asume la irreducibilidad de los procesos económicos y políticos actuales a
una escala privilegiada, resulta fundamental, en efecto, reconocer una
verdadera articulación <i style="mso-bidi-font-style: normal;">on urban scale</i>
del neoliberalismo.<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: major-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Como se
ha observado, por ejemplo, el comando capitalista se desarrolla en una red de
"ciudades globales" que trasciende ampliamente el viejo sistema
internacional de los Estados, mientras que el espacio urbano se caracteriza
cada vez más como el terreno fértil para una economía de la renta que se basa
en la puesta en valor especulativa de los suelos y el aprovechamiento de las
formas de vida como tales, sin necesariamente pasar por la inclusión salarial.<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: major-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Por
otro lado, sin embargo, flujos cada vez más importantes de mercancías, trabajo,
información, conocimientos, seres humanos, etc. desafían y rompen todo binarismo
morfológico a partir del cual se articulan los pares centro/periferia,
norte/sur, este/oeste, dentro/fuera, abriendo, así, imaginarios inéditos de
alta potencialidad política y liberadora.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Los espacios metropolitanos contemporáneos –que
se están transmitiendo en una "sociedad urbana" articulada,
diferenciada y heterogénea – parecen, por lo tanto, competir ampliamente para determinar
los procesos de ósmosis multiescalar que caracterizan el capitalismo
contemporáneo. A su vez se constituyen como espacios de flujos, de escritura y
reescritura de fronteras, de montaje y desmembración continua. Y, precisamente
por eso, resultan centrales para el análisis y las prácticas de insurgencia, de
impugnación y de conflicto. La ciudad, por tanto, adquiere un relieve
fundamental, no como una aglomeración estática, tanto menos como proyección
ideológica de un abstracto "espacio público”, sino como conjunto de
relaciones conflictivas dentro de las cuales se determinan formas de vida. No
existe, en efecto, una "cuestión urbana" desligada de los problemas
de la renta, del vivir, de la salud, de la movilidad, de la alimentación, de la
formación, del placer y así sucesivamente. Y al mismo tiempo, la dimensión
urbana – irreducible, como hemos visto, a cualquier aglomeración específica y,
ni siquiera, a ninguna matriz morfológica estable-, que indica, más bien, un
isomorfismo entre aglomeraciones complejas y heterogeneas, parece ofrecer un
coeficiente dimensional apropiable y manejable para una suerte de
"ciudadanía insurgente".<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: major-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Y esto no lo demuestra tanto y sólo la teoría, sino,
sobre todo, la práctica: no es difícil reconocer, en primer lugar, la matriz
urbana de los movimientos sociales de los últimos años, en Europa como en otros
lugares. Piénsese, por ejemplo, en <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Occupy Wall Street o en las Acampadas
españolas; en la plaza Taharir como en la plaza Syntagma, en el más reciente
levantamiento turco o –en forma aún más radical– en el extraordinario
movimiento brasileño.</span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Cada
vez más, pues, las turbulencias globales – fenómenos de magnitud variable en la
constelación de las luchas sociales –afectan las metrópolis como terreno de
expresión y de organización y, al mismo tiempo, como objeto específico de
reivindicación. Desde este punto de vista, se podría decir que acá nos encontramos
frente a la variación actual de un tema recurrente, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>frente al resurgimiento de tensiones nunca
extinguidas. Aunque teniendo en cuenta las grandes diferencias, en efecto, la
"urbanización del capital” se acompaña de numerosas luchas repartidas en el
tiempo y el espacio. Un archivo muy rico de experiencias, lenguajes, prácticas
y expresiones creativas, traza las coordenadas históricas y geográficas de una
conflictividad urbana de alta intensidad. En el fondo, como señalara ya Engels,
frente a la formación del <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Manchester
industrial del siglo XIX, la ciudad ha sido la primera sede de la lucha de
clase y el trasfondo sobre el que se ha consolidado una imagen revolucionaria
de extraordinaria intensidad: la barricada. Y, en los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">riots</i> metropolitanos contemporáneos, se ha propagado una práctica
explícita de la "cita" en sentido literalmente benjaminiano: así como
en París los jacobinos "citaban" a la antigua Roma, así hoy en Brasil
se menciona Taksim, en <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Taksim se
menciona Tahrir y así sucesivamente en una circulación de prácticas e
imaginarios en que se juega el reto de una redefinición constituyente de la
relación entre espacio y política.</span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La
metrópoli –o más en general el colapso de las fronteras netas entre dentro y
fuera, entre ciudades y campaña, entre local y global –como matriz que genera y
alimenta formas constituyentes, sin embargo, no refleja únicamente una
localización estratégica o el depósito de un sugestivo imaginario
contra-cultural y antagonista. Más bien la metrópoli indica la norma de un
espacio global, fragmentado y diferenciado, de acumulación capitalista y de reorganización
de las formas del trabajo.</span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En
la metrópolis, en efecto, se realiza la tensión entre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">austeridad</i> y crecimiento que alimenta los nuevos sueños del capital
y marca políticas de espíritu empresarial urbana de gestión mixta
(público/privado, local/global) y de alta competitividad interurbana: a
distintas latitudes y longitudes, la precarización del trabajo, la mercantilización
de los servicios y del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">welfare</i>, el
aumento del control social y de la represión, la criminalización de la pobreza,
las políticas inmobiliarios especulativas y así sucesivamente, parecen
fenómenos comunes bastante evidentes. En este terreno se inscriben
"citas" productivas entre contextos de lucha diferentes. Pero, como
el espacio no es ni un sujeto ni un objeto, sino el producto de un haz de
relaciones, es necesario reconocer que la agresividad de las políticas urbanas
neoliberales responde – tratando de dominarla– a la potencia inmanente de las subjetividades
que viven y cruzan los espacios metropolitanos. Subjetividades diferentes,
productivas, a menudo indisciplinadas y cada vez más determinadas a apropiarse del
fruto de su actividad cotidiana y cooperativa, el espacio urbano mismo. Reapropiarse
de espacios por vivir, lugares para estudiar o trabajar, canales de
circulación, tiempos para descansar y para el cuidado de sí mismo y de los/las
demás/, no sólo significa satisfacer necesidades sacrosantas o resistir a las
políticas vampiresas de una valorización <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tout
court</i> y sin mediación de la existente, sino también repensar lo urbano en
cuanto tal. Y, si se admite una suerte de analogía entre la sociedad urbana y
la sustancia de los filósofos<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: major-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> –es
decir, la totalidad inmanente de los atributos del mundo– se puede asumir que apoderarse
de las ciudades quiera también decir recuperar pieza a pieza un mundo entero. </span><span style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Citando
un lema muy célebre: we have a World to Win!<a href="http://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Traducción: César Altamira<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Publicado en el sitio:</span><span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;"> </span></span><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">http://commonware.org/index.php/cloe/41-prendere-le-misure
<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="mso-element: footnote-list;">
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: IT;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="IT" style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt; mso-ansi-language: IT;">H. Lefebvre, <i>La produzione dello
spazio, </i>Moizzi, Milano 1976, p. 74</span><span lang="IT" style="mso-ansi-language: IT;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="IT" style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt; mso-ansi-language: IT;">Hoy la mitad de la población mundial vive en las grandes metrópolis o al
interior de una región urbana. Ver Reporte HABITAT, programa de las Naciones
Unidas para los asentamientos humanos: </span><span lang="ES"><a href="http://www.unhabitat.org/categories.asp?catid=9"><span lang="IT" style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt; mso-ansi-language: IT; text-decoration: none; text-underline: none;">http://www.unhabitat.org/categories.asp?catid=9</span></a></span></span></div>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt;">A título
introductorio ver: N. Brenner, B. Jessop, M. Jones, e G. MacLeod (compilación),
State/Space. A Reader, Blackwell, Oxford 2003. </span></span></div>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt;">La
literatura es verdaderamente amplia; para una reseña de los problemas ver: U.
Rossi, A. Vanolo, Geografia politica urbana, Laterza, Roma-Bari 2010; A.
Latham, D. McCormack, K., McNamara, D. McNeill, Key Concept in Urban Geography,
Sage, London 2009.</span></span></div>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt;">Para un
reconocimiento general de la cuestión, ver: “The Urbanization of Neoliberalism:
Theoretical Debates», Antipode, 34, 2, 2002</span></span></div>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: IT;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt; mso-ansi-language: EN-US;">Ver<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>S. Sassen, Le città nell'economia globale, il Mulino, Bologna 2010; M.
P. Smith, Transnational Urbanism: Locating Globalization, Blackwell, Oxford
2001.</span><span lang="IT" style="mso-ansi-language: IT;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES"><span style="font-size: x-small;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt;">La fórmula
ha sido tomada del antropólogo J. Holston, a propósito de la forma de
auto-organización y de lucha que se expresaron en la periferia de San Pablo y
de otras mega metrópoli brasileñas a partir de fines de los años 70, J.
Holston, <i>Insurgent Citizenship. </i></span><i><span style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt; mso-ansi-language: EN-US;">Disjunctions of democracy and modernity
in Brazil, </span></i><span style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt; mso-ansi-language: EN-US;">Princeton University Press, 2008.</span><span style="mso-ansi-language: EN-US;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<a href="file:///D:/Dropbox/Passignano/Tomar%20la%20medida.docx" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES;">ver texto de una conferencia dictada en Durham el
5.12.2012: </span><span lang="ES-TRAD"><a href="http://www.dur.ac.uk/geography/urban_worlds/thinking_urban_worlds_workshop_archive/recordings/"><span lang="ES" style="color: #ea3027; font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES; text-decoration: none; text-underline: none;">http://www.dur.ac.uk/geography/urban_worlds/thinking_urban_worlds_workshop_archive/recordings/</span></a></span><span lang="ES" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES"><o:p><span style="font-family: Calibri; font-size: x-small;"> </span></o:p></span></div>
</div>
</div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-12584429243684908312013-09-02T20:44:00.000-03:002013-09-02T20:44:36.592-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #3366ff; font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Calibri;">De la crisis de los
Brics a la explosión del euro, problemas y perspectivas.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #3366ff; font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="IT" style="color: #1a1a1a; font-size: 11pt; mso-ansi-language: IT;"><span style="font-family: Calibri;">Entrevista a
Christian Marazzi.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="IT" style="color: #1a1a1a; font-size: 11pt; mso-ansi-language: IT;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Partimos
de lo que podemos definir como las luchas en los Brics. El primer elemento con
el que nos debemos enfrentar es la situación, en cierto sentido invertida,
respecto de Europa y América del Norte: en este caso hablamos de sociedades, no
en recesión, pero en crecimiento, donde más que de políticas de austeridad es
necesario hablar de promesas de progreso y expansión; más que de ausencia de
futuro hay expectativas que aumentan exponencialmente y que se encuentran
bloqueadas. Y, sin embargo, situaciones tan diferenciadas que producen
movimientos con composiciones y prácticas similares. Quizás, sea precisamente a
través de este "ciclo" de luchas en la crisis que podamos ver los
rasgos comunes y la heterogeneidad de la crisis global. A partir de aquí, ¿cómo
es posible desarrollar la tarea que has definido como nuestra geopolítica?<o:p></o:p></span></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">CM</span></b><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">: Debemos partir de una constatación: al interior de algunos países
emergentes se han dado en estos últimos años situaciones de resistencia y de
movimientos más que interesantes. Se ha invertido un viejo principio del primer
obrerismo, según el cual las luchas debían golpear el eslabón más fuerte de la
división internacional del trabajo y del capitalismo mundial, en particular en
sus relaciones con el subdesarrollo, es decir debían golpear en Europa y en los
Estados Unidos. Este es la primera señal importante, para incorporar: existe
realmente una dimensión desplegada del imperio. Aquí dentro es difícil, a
partir de la multipolaridad de la configuración global, definir una especie de
jerarquía. Las relaciones entre centro y periferia casi se han invertido: no
sólo desde el punto de vista del crecimiento y de la fuerza de estos países con
respecto a los del centro, sino también desde el punto de vista de las luchas y
de las demandas formuladas.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Como se ha
podido seguir estos movimientos desde el exterior, me parece sin embargo que se
trata de luchas inscritas dentro del ámbito del welfare. Sin duda el movimiento
en Brasil ha sido muy claro y explícito a este respecto. Son luchas que tienen
una composición social muy transversal y avanzada: las capas medias se movilizan
con las favelas. Por otra parte, lo que me parece se debe resaltar es que se
trata de movimientos en países donde al menos, hasta ahora, ha habido
crecimiento económico. En este sentido, es mucho más probable que se provoquen
luchas en tiempos de crecimiento económico y desarrollo, antes que en épocas de
crisis. Ya que lamentablemente la crisis hace mucho más difícil la organización
y la difusión de las luchas. Sin embargo, el dato a tener en cuenta es que los
mismos Brics se encuentran en una fase de crisis con respecto a su crecimiento
decenal; están perdiendo empuje. Me parece significativo, por ejemplo, la
crisis de la rupia india, como indicador de algo que tiene que ver con la
pérdida de velocidad. Esto vale para el Brasil, para Rusia, para China y para
India precisamente. Es por lo tanto probable que las instancias de
socialización y de mejor distribución de la riqueza, de equidad, de defensa de
los servicios públicos, etc. estén encaminadas a seguir, precisamente porque
tienen el empuje del período de desarrollo, pero van a tropezar con una
indudable desaceleración del crecimiento.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">¿Qué
significa desde el punto de vista geopolítico? Quiere decir que algo está
cambiando. Por ejemplo, si queremos volver a razonar teniendo presente estas
importantes movilizaciones en los países emergentes, sin embargo, debemos
considerar en el análisis geopolítico un dato reciente, representado por el
acuerdo comercial entre Estados Unidos y Europa. El acuerdo muestra una
posición totalmente subordinada de Europa: se trata de una Europa que en su
interior no logra consolidar una posición homogénea, y, con mayor razón no sabe
expresarse frente a los Estados Unidos, que harán de dueños. Sin embargo, los
mismos Estados Unidos, aunque habiendo alcanzado un Acuerdo con Europa desde
una posición de fuerza, tienen problemas desde el punto de vista
económico-financiero en el plano mundial. Se trata por tanto de dos polos en
vías de debilitamiento, que tratan de encontrar un terreno común, al menos bajo
el perfil de los intercambios comerciales. Por supuesto, esto dice mucho sobre
la estrategia estadounidense sobre todo frente a China, es decir, lo que se
denomina el "pivot pacífico". Está claro que China es vista por los
Estados Unidos como el verdadero polo por combatir o con el que negociar desde
una posición no de fuerza. Es inquietante como los Estados Unidos están
desplazando sus fuerzas militares hacia el Pacífico, por lo tanto hay también
una dimensión potencialmente agresiva en esta voluntad de construir estrategia respecto
de China. </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">Al
mismo tiempo, desde el punto de vista geopolítico China se está reforzando con
Rusia, que se ve obligada – por las buenas o por las malas – a construir un eje
con la República Popular. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">El
caso Snowden no es más que un testigo de la incapacidad de Estados Unidos de
gestionar una agresividad que, bajo el perfil de la sociedad de seguridad, no
es contrarrestada desde Europa. Es increíble la falta de reacción de los
europeos frente a lo descubierto: <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se
dejan espiar por las cumbres norteamericanos sin que esto haya suscitado ningún
tipo de respuesta! Al mismo tiempo, sin embargo, los Estados Unidos están a la
búsqueda de una estrategia hacia el polo chino y ruso, y por el momento lo
hacen también desplegando las fuerzas militares. Todo ello concurre a crear un
clima de nueva guerra fría: me parece que hace de telón de fondo de todos lo
apuestas y modificaciones del complejo cuadro geopolítico. </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #1a1a1a; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Probablemente lo complejo y ciertamente preocupante
evolución de la situación egipcia representan, entre otras cosas, también el
fracaso de los Estados Unidos de pacificación de la zona, es decir, de la
transición encabezada por los Hermanos Musulmanes, o bien por Ennahda en Túnez.
Y es una situación de la que Rusia parece poder beneficiarse...<o:p></o:p></span></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">CM</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">: Dentro este orden geopolítico en vías de definición,
este ámbito es la variable loca. Es cierto lo que dices: los Estados Unidos
habían aceptado y también negociado con los Hermanos Musulmanes un tipo de
governance capaz de gestionar la transición. Tengo la impresión que la
situación se les está yendo de las manos. Es cierto que los Hermanos Musulmanes
estaban cumpliendo el mandato occidental; es cierto que no han hecho
absolutamente nada desde el punto de vista económico y social adentro, y esto
ha agravado la rebelión, ha contribuido a crear un clima dentro del cual se ha
posicionado el ejército que, no hay que olvidar, se encuentra profusamente
financiado por los norteamericanos. Todo esto abre una serie de cuestiones de
difícil comprensión. Tiene razón un analista de política internacional israelí,
Cohen, alegando que lo ocurrido en Egipto es el resultado de errores de la
estrategia norteamericana. En parte, la dimensión trágica de lo que está
ocurriendo, una verdadera carnicería, me parece que la situación escapa a
cualquier dibujo e interpretación que tenga su lógica. Y esta situación se
encamina,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>entre otras cosas, a reforzar
a Rusia, que se encuentra en una posición de poder jugar un papel para nada
indiferente. Dentro este marco complicadísimo, también bajo el perfil de los
diferentes componentes, subjetividad y movimientos, hay que entender qué
espacio puede tener la rebelión, más allá de la polarización entre Hermanos
Musulmanes y fuerzas militares; es decir, si los jóvenes y aquellos otros que
habíamos visto en las plazas durante la primavera árabe podrán llevar adelante
las reivindicaciones. Creo que ha comenzado algo destinado a desestabilizar el
contexto global aún por mucho tiempo. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Hagamos un alto sobre la crisis en Europa, sobre lo ya
anticipado referido al acuerdo comercial con los Estados Unidos. La ruptura del
euro que habías sugerido es aún incipiente, o ¿ha sido en algún modo absorbida
tras un plan de funcionamiento normal? Para decirlo de otra manera: ¿la crisis
y sus puntos débiles internos se han convertido en el horizonte permanente e
insalvable de la construcción europea?<o:p></o:p></span></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">CM</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">: Para empezar no olvidemos que Europa como está hoy,
muy debilitada y al menos subordinada al eje occidental, es muy diferente a la
que inicialmente se quería construir. La<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Europa que se quería construir en tiempos de Delors, incluso antes, era
un polo independiente, con su fuerza económica. Hoy este polo no existe. Desde
el punto de vista monetario, la construcción de Europa ha sido frágil, ha
funcionado hasta el 2007-2008 en la forma que sabemos, es decir, con una
especie de complementariedad entre pesos del norte y del sur. Ha habido una
convergencia de los tipos de interés que permitió un crecimiento inflado y
drogada de países que hoy llamamos periféricos, y en consecuencia un
crecimiento de los países con fuerte vocación exportadora como Alemania, que
pudieron expandirse. Lo que la crisis ha descubierto hoy es que el euro es un
proyecto inacabado, que aún necesita Unión bancaria y financiera, la
mutualización de deudas. De haberse producido no es la ruptura entre "euro
uno» y «euro dos» que algunos, entre los que yo, habíamos presentido, pero es
algo paradójicamente más grave. No creo que la ruptura, aunque siempre posible,
esté a la orden del día: el hecho es que el euro no es más una moneda única. Es
una moneda que se encuentra fraccionada en muchos diferentes euros: el euro de
Chipre no es igual al euro de Italia o de Alemania o de Francia. La zona del
euro se encuentra fraccionada por tipos de interés, por costos del dinero, por
tipos de inflación; quién tiene euros en Chipre, por ejemplo, tampoco puede
llevarlos afuera. La que era la moneda única estalló. Nosotros tenemos una
especie de nacionalización de zona monetaria oculta bajo el paraguas de moneda
única. Este es el dato que se debe registrar: hay una renacionalización latente
encubierta por este sistema monetario europeo que llamamos moneda única, con
efectos casi peores respecto a la hipótesis de ruptura del euro entre norte y
sur. Hay en efecto una renacionalización del euro, pero sin que exista, por
ejemplo, la posibilidad de devaluación como lo es a nivel de los países
periféricos. Queda, pues la camisa de fuerza de las políticas de la troika, de
la Comisión, de la UE, sin tener las condiciones para armonizar los efectos de
estas políticas entre los países miembros de la zona euro.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">En
definitiva, no se trata de generar una huida hacia adelante con relación al
escenario de la ruptura, pero desde luego, hablar de moneda única hoy es una
empresa casi imposible. Esto lleva algunos a hablar de moneda común como forma
de superar el impasse. Me refiero en este caso a Frédéric Lordon de Le Monde
Diplomatique;<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>antes de él, Jacques Sapir
decía exactamente las mismas cosas. Estos economistas afirman que Europa por
tradición cultural, política e institucional es una zona heterogénea y
diferenciada, y lo ha adquirido aún más y de forma dramática, a causa de esta
moneda única que llamamos euro; consideran entonces que para salvaguardar la
idea de la Europa federal o federada, sin embargo, en cumplimiento de estas
múltiples diferencias, es preciso volver a los euro nacionales, con
determinados tipos de cambio entre ellos fijos pero ajustables, con un euro
supranacional que permita a los países miembros tener los intercambios con
países no europeos. Sería una especie de cámara de compensación. Es una
perspectiva que remite siempre al regreso de una soberanía monetaria nacional,
como condición sine qua non del restablecimiento de un espacio de democracia.
Este es el punto más delicado y controvertido. Por lo que yo sé siempre han
sido (Lordon y Sapir)<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>críticos del euro
y de sus pretensiones de construcción de una Europa unida, escépticos y
críticos respecto al supuesto de un retorno a la soberanía monetaria nacional.
Por lo que me parece que las propuestas de Lordon tienen una lógica, pero creo
que también desde un punto de vista técnico el retorno al SME es extremadamente
difícil. En primer lugar porque el SME estalló porque los mercados financieros
ya entonces, en 1992-1993, habían demostrado tener la fuerza de poder poner en
crisis la libra esterlina, la lira, etc. Y luego porque la única manera para
hacer posible este tipo de moneda común a la Lordon y Sapir –una reedición del
bancor keynesiano memoria, una especie de "eurobancor" – es de
impedir la movilidad de capitales. </span><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">Quiero ver como se hace para prohibirla!<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;">Yo estoy de acuerdo con Lordon en su crítica a la socialdemocracia
europea, a la risibilidad de los discursos de Hollande y compañía marcados por
el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“ahora brontoliamo, queremos el
crecimiento”, a la denuncia de la pretensión de Letta u Hollande de golpear con
el puño sobre la mesa, si sólo pensamos en la impotencia de estos países con
respecto a Alemania. Pero me parece por otra parte veleidoso la idea de la
instauración de una moneda común. En primer lugar porque contiene las hipótesis
de soberanía nacional y de freno a la movilidad de capitales que no se entiende
con qué fuerza y sujetos se puedan realizar: no bastan los buenos economistas
que demuestren cómo este sistema podría funcionar mejor, se requiere bien otra
cosa. La cuestión luego se complica aún más, porque la instancia de
reapropiación de un espacio de utilización democrática –que está en la base de
todos estos pensamientos y propuestas de reforma del sistema monetario
internacional– es justo: sólo que no sabemos a qué nivel. ¿Pensamos realmente
que sea posible volver a hacer funcionar nuestros parlamentos para decidir el
destino del welfare o para llevar adelante medidas de reactivación del crecimiento
económico? ¿Pensamos que es este el modo para volver a apropiarse de una
dimensión democrática? Lo dudo, porque la crisis de la representación ha
precedido a la crisis del euro, aunque evidentemente se está allí
intensificando. Es pues una crisis profunda, que tiene que ver con la forma
misma del desarrollo capitalista maduro y con la formación del consenso, de las
movilizaciones y de las agrupaciones. Por lo tanto, se puede imaginar el
restablecimiento de una forma democrática por vía de la soberanía monetaria,
pero el espacio institucional de la democracia así obtenida sería vacío. El
nudo de las formas de la reconquista la democracia se plantean entonces en el
plano europeo y transnacional: pero es precisamente aquí que empieza el
problema.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Las
posiciones que podríamos definir neo-soberanistas se amplían también a Wolfgang
Streeck: en su importante libro "Tiempo ganado", por otra parte,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el sociólogo alemán invoca una Bretton Woods
para Europa, con un sistema ordenado de tipos de cambio flexibles y el derecho
a la devaluación en las distintas naciones, haciendo referencia explícita al
"bancor" keynesiano. La crisis europea parece en definitiva
incentivar la repetición de la idea del Estado como elemento de resistencia a
la globalización neoliberal y es una idea, como tu decías, bastante veleidosa y
radicalmente criticable. Sin embargo, no nos parece suficiente la simple
reafirmación de un clásico discurso europeísta, porque lo que podía ser el
origen hoy –como has bien explicado– no es más. El corazón del problema, que
perfectamente has centrado, es repensar un discurso europeo y transnacional
haciendo sin embargo las cuentas con la<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Europa real, que se ha convertido, como tú dices en un monstruo. Por lo
tanto, ¿cuál es hoy el "nivel”, es decir, los espacios de acción política
y las palancas para derribar esa posibilidad de transformación? <o:p></o:p></span></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">CM</span></b><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">: Debe ser dicho inmediatamente que es impensable un paso de lo local al
global sin tener presente que será necesariamente y por suerte punteados por
las luchas locales. El problema es evidentemente, como la acumulación de estas
luchas pueda encontrar una salida en el plano europeo y transnacional. Lo que
podemos imaginar y sobre el que debemos comprometernos es en detectar los
objetivos mediante los cuales el espacio de la democracia pueda ser
concretamente barajado. Por ejemplo, la cuestión de los bienes comunes o de los
servicios públicos (no siempre es fácil distinguir) puede ser concretamente
agitada, además que agita, en el plano europeo. Las luchas contra la austeridad
representarán, incluso después de las elecciones alemanas, la posibilidad de
construir un terreno de contraste tanto con la soberanía de los mercados
financieros y del ordoliberalismo, cuanto en lo referido al reaccionario
repliegue sobre la democracia nacional. También creo que el ingreso de
ciudadanía puede ser la instancia sobre la que podemos intentar accionar las
agrupaciones y as recomposiciones. Todas estas cosas son viables.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Lo que me interesa saber es cuáles son los
sujetos. Una cuenta son las hipótesis de agregación de diversos grupos y
movimientos: seguramente el año próximo habrá diferentes experimentos, como ha
sido con las movilizaciones antiglobalización, así también como las derivas
parlamentarias. Por otra parte, sin embargo, no creo que sea allí donde la
fuerza necesaria pueda ser encontrada. Pienso por ejemplo que los migrantes
puedan volver a ser una fuerza importante para relanzar la lucha por los
derechos sociales concretos transnacionales. Lo que está sucediendo en el plano
mundial y en la zona mediterránea tiene efectos devastadores desde el punto de
vista del empobrecimiento, por lo que habrá sin duda millones de personas que
se desplacen. Ya hay grandes flujos migratorios intraeuropeos debidos a la
crisis del euro y del liberalismo financiero, por no hablar ahora de lo que
está sucediendo en Siria o en Egipto (y veremos cómo van a terminar las cosas
en Turquía). Nos confrontaremos por lo tanto con un enfrentamiento durísimo
entre fuerzas conservadoras o reaccionarias y presiones migratorias. Este es un
elemento que nos verá comprometidos en el frente subjetivo.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">¿Cuánto se podrá hacer? No me parece que el
precedente de las luchas a escala europea sea tan apasionantes: por ejemplo,
intentos como el de la movilización de Francfort me parece que muestren más una
debilidad que un potencial. No sé en qué medida el final de las elecciones
europeas facilite un debate y una movilización que ponga el problema de la
recomposición de la subjetividad destinada a reivindicar el welfare, los bienes
comunes, el ingreso social, etc. Sin embargo, si por una parte es inevitable
navegar sobre esta incertidumbre política, por otro lado debemos aún aclararnos
las ideas. Me parece importante la conciencia del nivel de enfrentamiento
adquirida en estos años. Empezamos también a madurar la idea de que la cuestión
de la democracia es prioritaria, porque se derivan de esto otras; pero al mismo
tiempo no es clara. Las más claras en este sentido son las fuerzas de derecha,
que sin embargo se están dividiendo entre una derecha populista y una derecha
económica. Ante esta crisis de la derecha, ¿seremos capaces nosotros de
construir finalmente un discurso sobre la democracia que no sea de tipo
soberanista?<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">El
año pasado dijiste que las luchas en la crisis son estructuralmente espúreas:
hemos tenido muchas demostraciones, y probablemente aumentarán aún más. Lo que
quiere decir también que, sin descender –con las ideas claras, como subrayabas–
en la las ambigüedad a veces profunda de las luchas, se corre el riesgo de caer
en una posición de simple testimonio: tú has mostrado como son veleidosos tanto
los repliegue soberanistas, cuanto la repetición de una evocación europeísta
que no hacen sus cuentas con los nudos que has indicado. El tema de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Europa, en efecto, no está hoy muy presente
en los movimientos, lo que es un gran problema aunque también es revelador de
la necesidad de repensar el discurso transnacional y la detección de sus
espacios y niveles...<o:p></o:p></span></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></i></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">CM</span></b><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">: Hace tiempo había lanzado la idea de una moneda <i style="mso-bidi-font-style: normal;">del</i> común, en alternativa tanto a la moneda única, cuanto a la
moneda común – que lo habíamos formulado tras la onda de Lordon. La moneda del
común expresa una serie de datos comunes en un contexto muy diferenciado y
heterogéneo. Desde el punto de vista del método político, identificar estos
espacios y elementos del común es fundamental para luego hacer un discurso
sobre la moneda. Yo por ejemplo estoy de acuerdo con el hecho de que el euro es
una moneda inacabada: se puede entonces completar el euro si se reconoce lo que
es común dentro de un espacio de diversidad y heterogeneidad. Común es sin duda
la pobreza, la crisis de la escuela y de la formación, el sufrimiento, la
imposibilidad de definir un poco el futuro para los jóvenes. Estas son las
cosas comunes. El "new deal europeo”, del que últimamente alguien habla,
es un new deal en el que nosotros luchamos por una organización monetaria que
garantice estos elementos y espacios del común. Para nosotros un euro completo
es un euro del común, en el sentido que el sistema monetario europeo debe ser
capaz de liberar estos espacios dentro la alternativa entre público, es decir
Estado y privado. Desde el punto de vista del método debemos avanzar en este
sentido. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Helvetica;">Por otra parte, deberíamos atesorar aquellas
luchas que han sido hasta ahora muchas, en primer lugar por el hecho de que
cuando se produjeron las movilizaciones en España y en Grecia no hubo Estado
alguno alrededor. ¿Qué han hecho los sindicatos alemanes? Ni siquiera una hora
de huelga en solidaridad con los griegos! Nosotros podemos hablar de Europa
alternativa lo queremos, pero hasta que no se reconozca que las luchas en el
plano regional, en el local y en los distintos países miembros deban ser
generalizadas, podemos cerrar con esta cosa. Entonces, en primer lugar, debemos
reconocer y agitar los elementos del común en una situación objetiva e
históricamente diferenciada y heterogénea, aquellos que decía antes, no solo
los bienes comunes, pero las condiciones existenciales comunes. En segundo
lugar, pasa a ser una obligación ético-político construir los espacios de
difusión y generalización de las luchas locales. Por ejemplo, yo espero que en
Francia el año próximo puedan estallar grandes conflictos. Entonces, ¿estamos
dispuestos por una parte para destilar los elementos del común, y por otra,
para movilizarnos y generalizar las luchas?</span><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #1a1a1a; font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p> </o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Traducción:
César Altamira<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Publicado
en http://www.commonware.org/index.php/cartografia/37-crisi-brics-esplosione-euro</span><a href="http://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><o:p></o:p></span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-6087606612909313002013-09-01T15:17:00.000-03:002013-09-01T15:17:05.625-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="IT" style="font-family: "Cambria","serif"; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Por la construcción de una coalición
multitudinaria en Europa.<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="IT" style="font-family: "Cambria","serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">di Toni Negri<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Disculpen si arranco desde muy atrás.
Quisiera preguntarme antes que nada, ¿qué quiere decir "hacer política
hoy" para abordar luego el tema de Europa. Hacer política sobre el terreno
de la autonomía, es decir asumiendo el punto de vista del sujeto subversivo y
analizando en consecuencia las figuras y los modos de actuar del proletariado
precario cognitivo. Recupero de hecho las necesidades y los deseos de este
sujeto como dispositivo central, virtualmente hegemónico, en el análisis de los
movimientos de la multitud dominada y explotada en su lucha contra el orden
capitalista.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Hay dos argumentos, mejor dicho, dos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">topoi</i> que deben ser asumidos abordando
este tema. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El primero es objetivo:</i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es preciso preguntarse qué significa
colocarse dentro del desarrollo capitalista en la fase crítica de la hegemonía
neoliberal. Podríamos también, probablemente, comenzar a interrogarnos sobre
los "límites del capitalismo", dejando de lado<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sin embargo<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>previamente cualquier previsión catastrófica, como quiera que esta se
presente, y toda nostalgia de una tradición que testimonia desde hace bastante
tiempo esta ilusión. El contexto capitalista está hoy caracterizado por el
dominio del capital financiero que está consolidando su acción después de una
larga transición, que se remonta al menos a la segunda mitad de los años 70.
Hemos seguido ampliamente<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>esta
evolución, y a menudo anticipado en nuestro trabajo colectivo: veamos pues
simplemente las conclusiones. El capital financiero es hegemónico y no se lo
puede definir más como lo hacían Marx y Hilferding, ya que se ha hecho capital <i style="mso-bidi-font-style: normal;">directamente productivo</i>: busca hoy su
estabilización ejerciendo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">actividades
extractivas</i> sea con respecto a la naturaleza y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sus riquezas, como con respecto a lo
biopolitico-social (es decir, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">welfare</i>).
Cuando hablamos de la consolidación del poder del capital financiero lo decimos
suponiendo (y es una hipótesis que se aproxima ya a una verificación final) que
la transformación del capitalismo ha provocado (entre otras cosas, aunque mi
comentario está limitado al<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>análisis,
cuanto lo importante para concentrar este<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>último en lo que nos interesa) – decimos, ha provocado una muy profunda
transformación de las formas territoriales y de las estructuras institucionales
de la organización global de los Estados y de las naciones en el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>"siglo breve".</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Esta transformación empieza al interior de
cada uno de los mercados nacionales donde, en cada uno de ellos, la estructura
productiva capitalista se reorganizó después de la primera gran guerra
(respondiendo al triunfo de la Revolución bolchevique), según módulos
contractuales keynesianos. En el segundo período de posguerra y después de las
"reconstrucción", este módulo de organización social y de comando
capitalista empieza a ser debilitado y, a veces, hecho saltar bajo la presión
obrera: es entonces que comienza la revolución neoliberal a partir de finales
de los años 70 con una extraordinaria aceleración a principios del siglo XXI. Ella
reorganiza, en primer lugar el Estado según normas fiscales para la gestión de
la crisis y según la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">governance</i> de la
deuda pública. El proceder de la mundialización que interviene en ese período y
la afirmación global de los "mercados financieros" desplazan el
control de las posibilidades deudoras del Estado del poder público a las
estructuras que organizan lo privado; del equilibrio<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de la administración interna del Estado al
equilibrio construido bajo el dominio de los "mercados" globales.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Es en este punto que se da una definitiva
fractura entre el nuevo orden capitalista global y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los sujetos que vivían en el anterior
ordenamiento capitalista de cada uno de los Estados-nación – en aquel
ordenamiento "reformista" del capital, es decir, donde después de haber
introducido keynesianamente al movimiento obrero en el contrato social,
disciplinaba su comportamientos según normas llamadas
"democráticas".<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Si en el
Estado fiscal, que pronto alcanzó la crisis, la deuda estatal había asumido ese
papel de anticipación del gasto que antes había tenido la inflación (en sentido
opuesto, en este caso, como instrumento de desvalorización del gasto) y si
pronto la fiscalidad no fue ya suficiente para sostener la deuda promovida por
el Estado; si por lo tanto la estructura de la deuda mudó y el neoliberalismo,
haciendo del mercado la regla del desarrollo y de los "mercados" la
justicia del planeta, impuso la privatización global del debito…. dado todo
esto entonces, la crisis capitalista se presenta hoy como la imposibilidad de
hacer actuar dentro de su propio desarrollo todo elemento de mediación,
cualquier estructura contractual, en definitiva el keynesianismo bajo las
diferentes acciones reformistas que éste pudiera asumir. Por otra parte, este
desarrollo (en lo concerniente al punto de vista de las luchas del sujeto
subversivo) nos devuelve un módulo muy consistente de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lucha de clase</i>. En efecto, por un lado todos aquellos que pueden
participar del<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>"interés" (es
decir, del beneficio monetario– tras la participación de la práctica global de
la usura de los mercados privados y/o semipúblicos) construido en el mercado
financiero; de otro lado, todos aquellos que consideran el ejercicio de su
fuerza-trabajo, vuelta hoy socialmente útil desde su "estar juntos"
y, por lo tanto, la exigencia (necesidad y deseo) de tener garantías durante el
curso de su vida, no de la perduración de la barbarie de la posesión privada,
sino del posible disfrute del acceso al común. Y no hay "ninguna clase
media" entre estas dos realidades éticas.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="IT">El
segundo presupuesto es subjetivo</span></i><span lang="IT">. Hemos mencionado las
características éticas; ahora se trata de estudiar (también en este caso
reasumiendo un trabajo colectivamente consumado) la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ontologia de la producción</i>. En ella se recomponen pues las
modificaciones introducidas en la composición de clase trabajadora. Ella (la
composición de clase) no es más (como desde hace mucho tiempo se sabe)
"obrera" en sentido exclusivo;<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>tanto menos puede ser calificada como central en los procesos de
valorización: la dimensión inmaterial, intelectual, cooperativa y la red (como
tejido de cualquier actividad productiva) se han convertido en los elementos
centrales de la valorización productiva. La fuerza de trabajo se ha visto
radicalmente modificada. Ninguna nostalgia sobre la vieja clase obrera se debe
tener. Compromiso, en cambio, para reconocer el estigma en el continuo de la
"desindustrialización", determinada (no tanto por el capital
financiero) cuanto por la automatización industrial y por su expansión a todo
el sistema de servicios productivos (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">por
consiguiente también el obrero industrial es hoy el trabajador inmaterial</i>).<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La radicalidad de esta modificación es
extrema. En otros momentos hemos definido al conjunto de la fuerza de trabajo,
bajo su dimensión de sujeto explotado en el desarrollo del capital financiero,
como compuesto por individuos "endeudados, mediatizados, securitizados,
representados". En este marco la explotación asume a la sociedad como
totalidad, inviste y subsume a toda la sociedad. Es una explotación extractiva.
La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">calidad extractiva</i> de la
explotación significa que la analítica "temporal" (la marxiana, por
ejemplo) de las figuras y de las cantidades de plustrabajo y de plusvalía,
deben ser revisadas y analizadas según nuevos criterios.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Es aquí donde el capital financiero se
establece como potente agente de una "extorsión" compacta y
masificada de plusvalía, como mistificador de todo ensamblaje de trabajo
cooperativo y por último –de este modo –como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fuerza extractiva del común</i>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En
el concepto de "extracción" se modifica pues el de
"explotación"</i>. "Extracción" significa apropiación de
plusvalía mediante un continuo descremado de la actividad social, la reducción
de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">singularidades</i> que cooperan en
la producción social (y que por lo tanto expresan <i style="mso-bidi-font-style: normal;">común</i>) a una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">masa</i> que ha
perdido todo control de sí misma y toda autodeterminación, la transformación de
la gestión empresarial capitalista en una función ahora incapaz de organizar el
trabajo, inmersa en el juego financiero y sólo atenta a los bonos bursátiles.
El concepto marxiano de explotación parece así patéticamente lejano, en su
insistencia sobre la temporalidad de la jornada laboral y la explotación
individual que en ella se mide. Si no fuera que la masa sólo existe bajo la
lógica del capital financiero (como el pueblo en aquella de los soberanos).
Mientras que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la vida explotada es
singular</i>. Desde este punto de vista, pues, las subjetividades implicadas en
este desarrollo del capitalismo, expropiadas como masa, explotadas como
singularidad, advierten que la fractura social, mejor dicho, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la escisión del concepto de capital</i> se
ha dado ahora de forma plena. Al estado que el desarrollo capitalista ha sido
llevado por la acción neoliberal, cualquier mediación interna en el desarrollo
capitalista (aunque impuesta por la multitud de trabajadores necesitados, en
definitiva cualquiera sea la forma en que ella se presente, cualquiera que sea
la forma en que las singularidad sean encerradas como masa de expropiados),
toda mediación, pues, ha sido rota. Asistimos a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la puesta a cero de lo político</i>, mejor dicho, del valor de la
composición política del sujeto antagónico: en esta perspectiva "la
política" es sólo considerada una mediación –y esta no podrá ser ejercida
sino a través de los "excluidos".<span style="background: yellow; mso-highlight: yellow;"><o:p></o:p></span></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Por tanto, ¿debemos concluir que la
dialéctica obrerista que siempre tuvo presente una relación antagónica entre
desarrollo capitalista y lucha de clase obrera y que imputaba a ella todo
desarrollo, está terminada? Es posible, con toda probabilidad que ello haya
ocurrido. En efecto, la relación de singularidad que constituye la multitud ha
devenido del todo intransitiva en la relación del capital. El neoliberalismo
nos impone esta verdad. La valorización capitalista nace en efecto por el hecho
de que la multitud de singularidades es reducida a masa– se ha vuelto
"transitiva" en tanto capital variable pero no puede expresarse como
clase – ni siquiera dentro del capital, como la dialéctica
"socialista" exigía. Afirmar esto no significa que la concepción
marxiana del desarrollo sea obsoleta o que la metodología obrerista se haya
vuelto residual; sólo significa que el método debe innovarse, que las
"armas de la crítica" deben adaptarse a la nueva situación global y
que "hacer política hoy" es un concepto que no puede estar
legitimado, por ejemplo, simplemente por el recurso de la investigación obrera
– modulada sobre el par composición técnica y composición política –sino que el
tema del poder y del contrapoder, de la guerra y de la paz, del poder
constituyente y de la insurrección, en definitiva, del programa comunista,
deben ser propuestos en primera línea.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Repito. Desde hace ya tiempo que hemos
teorizado sobre el hecho que el "uno se ha dividido en dos". Esto
significa que no hay más medida entre capital y sujeto explotado, antagonico, que
no hay más mediación posible.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Puede sólo
haber mediación <i style="mso-bidi-font-style: normal;">forzosa.</i> Esto implica
crisis, ineficiencias, límites de la forma política del capitalismo hoy
dominante, de la "democrática" en particular, cada vez más evidentes.
Si la acción política más elevada del primer movimiento obrero (entre el siglo
XIX y comienzos XX) intentó alternativamente por su acción un modelo reformista
y/o uno insurreccional; si la segunda gran época del movimiento obrero –la del
obrero fordista- consolidó bajo la forma contractual (y reformista) su
proyecto, hoy no hay nada más de esto que pueda ser nuevamente recorrido.
Algunos autores, con gran inteligencia, han subrayado que el capitalismo
neoliberal ha perdido toda característica democrática por cuanto las
instituciones de la democracia no consiguen tratar ni influir sobre las
cuestiones económicas– han permitido por tanto al neoliberalismo despegarlo de
las reglas de la democracia. Es otro modo de decir que el "uno se ha
dividido en dos". La soberanía ha sido entonces quitada de los
Estados-nación para ser transferida hacia el poder global de los
"mercados". Pero esta conclusión no concluye nada, está ella misma
implicada en el proceso de crisis y la extremiza, antes que resolverla. Es
ahora<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>banalmente repetido por muchos, y
termina por mistificar la impotencia de los sujetos y por volver vanas las
luchas contra el capital financiero.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Hasta ahora hemos visto como el concepto de
composición política de clase obrera se ha venido a menos, como se ha reducido
a cero la nueva figura de los movimientos financieros y políticos del capital –
y en todo caso como éste no puede funcionar (la decimos de manera gruesa)
"ontológicamente",<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es decir en
una realidad histórica determinada: porque está ahora privado de toda
transitividad. "Como hacer política, hoy", no significa, por tanto
jugar entre composición política y composición técnica, sino redefinir
radicalmente qué es "política". Más adelante veremos cuál es la
fragilidad del mismo concepto de composición técnica. La metodología clásica
del obrerismo no funciona más, por lo tanto. Es necesario modificarla. Y
hacerlo teniendo presente que nuestra autocrítica no significa que no nos
podemos llamar marxistas; quizás significa que no nos llamaremos más
post-obreristas; probablemente nos diremos sólo comunistas –a nuestra manera,
haciendo del marxismo un dispositivo viviente para adaptarlo a la crítica de
nuestro mundo. Para empezar, es decir, para salir de la condición de puesta a
cero de la política. Sobre la cuestión del presupuesto subjetivo por ello
debemos volver ahora, armándonos de una nueva metodología que trabaje
esencialmente sobre las maneras de hacer crecer, independientemente de la
relación de capital (no-transitivamente pues), la nueva subjetividad social
explotada. En ella no serán más reconocibles composición técnica o composición
política, consecuentes la una de la otra, sino más bien una composición
simplificada y una consistencia real que intentaremos ahora aquí de definir,
describiendo la acción que es posible, que esta subjetividad, produzca. En
primer lugar, debemos tener presente que ese sujeto separado, reducido a cero
desde el punto de vista político, es un sujeto que se ha reapropiado del
capital fijo, en toda la fase de transformación del capitalismo, entre la crisis
del Estado fiscal y la consolidación del Estado del capital financiero. ¿En qué
consiste precisamente esta reapropiación? Consiste específicamente en hacer
propios, en el aferrar , en hacer prótesis corpóreas y mentales, lingüísticas
y/o afectivas, es decir, en reconducir a la propia singularidad, algunas
capacidades que antes eran solo reconocidas como propias de las máquinas con
las que se trabajaba, y en el integrar estas características maquínicas,
convertirlas en aptitudes y comportamientos primarios de la actividad de los
sujetos trabajadores. En la separación histórica que se había dicho entre
objetividad del comando (y del capital constante) y subjetividad de la fuerza
de trabajo (sujeta al capital variable) – se da, por parte de las singularidades,
una reconquista del capital fijo, una adquisición irreversible de elementos
maquínicos sustraídos a la capacidad valorizante del capital – para decirlo
brutalmente, un robo continuado de los elementos maquínicos que enriquecen de
capacidad técnica el sujeto, o mejor, como se ha dicho, que el sujeto
trabajador incorpora. Con esto se demuestra cómo el trabajo intelectual es
corpóreo, referido a su capacidad de absorber con rapidez y virtud estímulos y
potencias maquínicas.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Ahora bien, toda <i style="mso-bidi-font-style: normal;">reapropiación</i> es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">destitución </i>del
comando capitalista. Este proceso de apropiación por parte de los trabajadores
inmateriales es muy fuerte, eficaz en su desarrollo – determinará la crisis.
Pero no se daría la crisis si considerásemos que ella nace espontáneamente de
los procesos de reapropiación y de destitución. No es así. La crisis necesita
de un enfrentamiento, de una realidad política que se mueva para la destrucción
no simplemente ya de la relación de explotación sino de la condición forzosa
que la sostiene. . En realidad, cuando se habla de reapropiación por parte del
sujeto antagónico, no se habla simplemente de la modificación de la calidad de
la fuerza de trabajo (que deriva de la absorción de porciones de capital fijo),
se habla fundamentalmente de la reapropiación de aquella cooperación que en la
reestructuración capitalista de la producción había sido fomentada y luego
expropiada –y que representa el drama esencial de esta fase crítica.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Cuando se dice recuperación del capital
fijo, reapropiación – lejos de expresarse en términos manchados de economicismo
–el análisis entra más bien en aquel terreno de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cooperación</i> que es hoy regulado en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">términos biopoliticos</i> por el capital: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">destituir</i> el capital de esta función <i style="mso-bidi-font-style: normal;">significa </i>recuperar para la fuerza de trabajo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">autónoma su capacidad de cooperación</i>. Pero dado que la sociedad
civil y la cooperación productiva son hoy dominadas por las funciones
monetarias – y las funciones monetarias forman la cabeza directamente del
capital financiero –reapropiación del capital fijo y destitución del comando
capitalista sobre la cooperación nos llevan inmediatamente dentro de lo que es
hoy más decisivo en la estructura del comando capitalista: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la esfera monetaria</i>. Si aquí se dieran significantes, serían
significantes que revelan el común<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. La
moneda se encuentra y se enfrenta con las características comunes de la
cooperación</i>. Y entonces la resistencia, la lucha y la autodeterminación del
sujeto trabajador aquí asumen inmediatamente características políticas, ya que
se enfrentan con las dimensiones financieras (monetarias) del control social.
El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">welfare</i> es el terreno privilegiado
de este enfrentamiento.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">En segundo lugar, además de destituir al
comando sobre la cooperación e incorporarse como parte<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del capital fijo, la nueva fuerza de trabajo,
es decir, la clase política antagónica, socialmente recompuesta en cooperación,
se encuentra en construir <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lugares comunes</i>.
Más que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>desearlos, en todo caso quiere
construirlos. Lugar común: ¿qué significa esto? Inmediatamente, un sentido de
orientación en el contexto propio de la movilidad y de la flexibilidad
incorporadas a la fuerza de trabajo (cooperante). Y, en segundo lugar, ¿qué son
pues los lugares comunes, mejor dicho, los conjuntos institucionales dentro de
los que el sujeto antagónico quiere reconocerse? Se trata esencialmente de
niveles estructurales de la organización del estar juntos, a menudo el contexto
social de la ciudad, mejor dicho de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">metrópoli</i>
–como lugar de encuentro y de construcción común de lenguajes y de afectos,
como plena virtualidad de las asociaciones productivas. La metrópoli está en
efecto convirtiendose, cada vez más, en el lugar donde la resistencia a la
extracción capitalista del plustrabajo de la actividad común y a la explotación
de la singularidad multitudinaria, se ha vuelto posible –quizás un lugar de
deseo. La metrópolis se ha convertido ciertamente central en la acumulación
capitalista porque allí, en la metrópoli, la intransitividad de la relación
capitalista ha alcanzado el más alto nivel de realización y de expresión, y,
como tal, debe ser gobernada por el capital. Pero, por otra parte, la metrópoli
se ha vuelto eminentemente lugar de enfrentamiento y de reapropiación
proletaria. Toda instancia de contra-poder no puede prescindir de los lugares,
espacios en los cuales desarrollarse, afirmarse, apoyarse. Si en el primer
momento que hemos considerado (aquel de la reapropiación del capital fijo) la
singularidad se reconocía al mismo tiempo en el común –y el común (en el caso,
en el conjunto de los servicios del welfare) devenía el objeto de sus
instancias de reapropiación –si esto ocurre en la metrópoli, es decir, a partir
de las multitudes que se recomponen y toman forma en lugares comunes, el
enfrentamiento entonces se define inmediatamente como lucha de un proletariado
multitudinario contra el capital financiero. Aquí la acción multitudinaria,
destinada a defender, a reconstruir, a apropiarse del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">welfare</i>, se funde con el<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>redescubrimiento de la subjetividad activa, de aquellas singularidades
que constituyen la multitud – por eso se expresa en la solicitud del derecho de
ciudadanía –que es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">políticamente</i>
"derecho a la ciudad".</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="IT">Derecho</span></i><span lang="IT"> es garantía de disfrute de la ciudad, de cooperación en la ciudad, de
gobierno de la ciudad, de trabajo en la ciudad. La cuestión del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ingreso garantizado</i> de todo ciudadano
pasa a ser aquí un elemento que integra esta construcción de lo político. Y si
la petición de ingreso reconoce la función productiva de cada ciudadano, no es
sin embargo ésta el aspecto fundamental: fundamental es más bien que cada
singularidad (es decir, cada trabajador y cada ciudadano) encuentre y fije en
su pretensión subjetiva del ingreso, una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">solicitud
de poder político adecuada a la construcción de la multitud</i>. Ingreso
garantizado y derecho a la ciudad son un solo objetivo político. Si en el
primer lugar común que hemos construido, la singularidad multitudinaria se
realizaba en el común (en el gobierno del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">welfare</i>),
aquí el común sea multitudinario y se exprese a través de la singularidad (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">en el derecho subjetivo a la ciudad, en el
acceso al común</i>) –así se afirma la nueva forma de hacer política hoy.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">En el neoliberalismo, en el Estado
consolidado de la transformación del comando del capital, el tejido del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">común</i> es organizado por la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">moneda</i> y expropiado por la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Banca</i>. Es así que, procediendo desde
abajo, se propone por nosotros, por nuestras luchas de emancipación social y de
libertad, el tema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Europa</i>. Reconstruir
horizonte europeo significa luchar por la reapropiación del welfare y por<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la obtención de un ingreso de ciudadanía,
igual para todos y más que decente, reconociendo en el BCE el enemigo a vencer,
el poder por extenuar. Es aquí que se da, frente a los ataques de los
"mercados" (lo que sucedió en la crisis lo ha mostrado) una
oportunidad única para desplazar el discurso político por las condiciones
asfixiantes del debate dentro de los distintos países-nación a una perspectiva
revolucionaria. Pero más aún, precisamente, si no se puede volver atrás, (y la
crisis lo ha demostrado, y su solución lo afirmará aún más duramente) Europa es
una oportunidad revolucionaria. Si no se puede volver atrás, hay que ir
adelante –y para ir adelante hay una sola vía: luchar, insistiendo sobre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">welfare </i>y el ingreso de ciudadanía, para
refundar aquella<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>instancia democrática
del común que nos fue arrebatada vías desde la actual <i style="mso-bidi-font-style: normal;">governance</i> europea, hegemonizada por el neoliberalismo. El tema
Europa se plantea directamente contra la Banca, reconociendo que la lucha
multitudinaria, la lucha del proletariado social contra la Banca no reniega del
proceso de unificación europea y de los resultados alcanzados (entre ellos la
moneda única) sino que se plantea más bien el objetivo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gobierno de la moneda</i>, de la construcción de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">moneda del común</i>. Esta es solo una
premisa, casi un anticipo ideológico de una acción comunista por reprogramar.
De nuevo preguntémonos por tanto: ¿por qué Europa? ¿Porque somos
"europeístas" incluso después de que hemos sufrido directamente
inspirado por el neoliberalismo la represión feroz, una austeridad horrible y
lo hemos hecho objeto de nuestro odio? Y después de haber reconocido
implícitamente que Europa representa en el marco institucional presente, el más
completo ejemplo de consolidación del Estado neoliberal? Dentro de la
"izquierda" muchos, la mayor parte de los que no adhieren a la
socialdemocracia, ahora (después de haber luchado largamente contra el proceso
de unificación europea, duramente domados por la crisis económica y habiendo
aprendido que atrás no se vuelve) –ahora, pues piensan que la única forma de
reconstruir Europa es establecer la reformulación del contrato constitutivo,
por parte de los Estados-nación europeos, exigen que estos se restablezcan como
sujetos soberanos de negociación. Se trataría de volver (temporaneamente?) a
los Estados-nación, de restaurar una soberanía nacional (protegida desde Europa
dentro y contra la globalización?) y así de recuperar poder sobre la moneda. Y
luego... luego se verá. El soberanismo es duro de morir y aún hay socialistas
dispuestos, desde 1914, a repetirse en la<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>defensa de la soberanía nacional más allá de cualquier vergonzoso
límite! Subordinadamente, de manera más tranquila, se sostiene la posibilidad
de reabrir una relación – casi contractual –entre los distintos Estados
europeos, casi soberanos, después de que ellos hayan recobrado una mayor
autonomía soberana –aquella que el pacto fiscal y los demás diabólicos acuerdos
monetarios han eliminado: en definitiva, reconstruir Europa en dos tiempos. Uno
primero, supresión de los acuerdos sobre el BCE; uno segundo, recomposición
alrededor de un acuerdo tipo Bretton Woods, donde quien manda sea un
independiente "Bancor" – moneda convencional que flexiblemente
acompañe la diversidad de situaciones europeas y guíe los movimientos de ajuste
de las balanzas y de los presupuestos al interior de los distintos países y
entre todos. Patéticos proyectos. No obstante nos afectan sólo parcialmente,
como para definir un telón de fondo. Para nosotros, el problema no se resuelve
volviendo atrás: en efecto, pensamos que Europa sea el continente mínimo para
una acción política revolucionaria que se sitúe en la globalización. El espacio
(precisamente a raíz de la globalización) vuelve a ser una dimensión política
esencial, primaria. Es sólo construyendo y consolidando la fuerza de un
ordenamiento en un espacio determinado entre actores que cooperarán, que la
legitimidad (la soberana, cierto), pero también la revolucionaria, se
afirmarán. No hay alternativa. Europa es este espacio –donde el proletariado
multitudinario en el que nos reconocemos puede surgir, convirtiendo no el
espacio (también lo haga, quizás: lo hablarán otros) pero la estructura de
poder que lo ordene. Europa y la moneda europea constituyen un ámbito de
virtual autonomía dentro de la mundialización. Sin Europa no hay posibilidad de
gobernar, limitando la presión enorme de los mercados globales y de los poderes
multinacionales. Europa es aquella dimensión espacial que representa una
posibilidad de supervivencia política y de acción autónoma de las multitudes
europeas, frente a la presión de las fuerzas soberanas, ya ordenadas sobre
dimensiones globales – configurantes<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>ahora como secciones continentales del poder global.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Lo que ha ocurrido sobre el tablero global
en este último treinta años, desde finales de la guerra fría, debe ser
fuertemente subrayado para aclarar que la propuesta de una lucha que se
proponga un proyecto de democracia radical en Europa, es cualquier cosa menos
un sueño. Si es cierto, en efecto, que la potencia de los mercados es enorme,
es igualmente cierto que el peso y los condicionamientos de la alianza y de la
subordinación atlántica se han convertido, en una continuidad, cada vez más
frágil y, en una perspectiva, inestable. Es debido al declive de la potencia
norteamericana que el comienzo del siglo XXI se ha caracterizado –por dos
consecuencias mayores. La primera es el conflicto latente entre Estados Unidos
y China – que está madurando y tiene una primera consecuencia que nos interesa:
tener alejado el poder norteamericano de la Europa y registrado el fuerte
debilitamiento (que no debemos subestimar) del poder norteamericano, no sólo en
Europa, sino sobre toda la dimensión mediterránea. Los Estados Unidos no han
querido nunca una Europa unida, excepto como aliado durante la guerra fría.
Después de la "caída del muro de Berlín han continuamente suscitado
oposición a la unificación y la Gran Bretaña siempre ha representado el caballo
de Troya de este sabotaje. Ahora la situación ha cambiado profundamente y, al
debilitamiento del liderazgo, se añade para la Casa Blanca la necesidad de
apoyar más eficazmente los intereses norteamericanos en el Pacífico y de
construir allí un frente estratégico por la hegemonía asiática. Como se ve, la
"provincialización de Europa" no lleva solo un ¡ay! La segunda consecuencia
es mucho más importante: se liga al desarrollo de una primavera arabe a lo
largo del Mediterráneo y en el Oriente Medio (un verdadero 1848).</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Después de la "caída del muro de
Berlín han continuamente suscitado oposición a la unificación y la Gran Bretaña
siempre ha representado el caballo de Troya de este sabotaje. Ahora la
situación ha cambiado profundamente y, al debilitamiento del liderazgo, se
añade para la Casa Blanca la necesidad de apoyar más eficazmente los intereses
norteamericanos en el Pacífico y de construir allí un frente estratégico por la
hegemonía asiática. Como se ve, la "provincialización de Europa" no
lleva solo un ¡ay! La segunda consecuencia es mucho más importante: se liga al
desarrollo de una primavera arabe a lo largo del Mediterráneo y en el Oriente
Medio (un verdadero 1848).</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">En tercer lugar, o mejor dicho, este es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tercer presupuesto</i> que está en la base
del razonamiento sobre la subjetividad que hemos empezado a desarrollar al
inicio de esta intervención (hace mucho tiempo,!) – se trata de consolidar,
también para nosotros, en instituciones los movimientos desde aquí descritos.
Se trata no sólo de construir contrapoderes difundidos sino de coligarlos para
producir poder constituyente. Se trata de recomponer el conjunto de las fuerzas
plurales que luchan por el ngreso y por la defensa/expansión del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">welfare</i>, en torno a un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">telos</i>, a una finalidad común.Nos parece
que cuando se ha presenciado la larga historia de la primavera arabe y de las
insurgencias <i style="mso-bidi-font-style: normal;">occupy</i> (y de las
tragedias que están marcando la aunque fuerte –a veces abierta, a veces
subterránea – continuidad de las primeras y el estancamiento –aunque a veces
potentemente reflexivo – que afecta a las segundas) – bien, no se puede
entonces no pensar –si todavía se posee un mínimo de responsabilidad teórica,
antes aún que política–en la necesidad de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">un
trabajo de constitución de una fuerza</i> que sepa – de conjunto –abordar el
enemigo. La conciencia de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">paso
estratégico</i> ha sido probablemente adquirida: será necesario construir plataformas
que organicen la continuidad de las luchas y su progreso</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Hacer devenir institución las luchas
significa dar propiamente un telos, incorporado a todo momento organizativo.
Que quede claro que diciendo esto no se intenta hablar de
"refundación" de la "izquierda" ( "refundar" e
"izquierda" se han reducido a palabras de mierda) ni se alude a
posibles relaciones con fuerzas parlamentarias de la vieja izquierda. Somos
comunistas, no tenemos nada que ver con la socialdemocracia en la que
reconocemos una variante ideológica del dominio capitalista. Nosotros somos
otra cosa, y nos definimos más allá del socialismo. Comencemos pues por ahora a
desarrollar en Europa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">coaliciones de
fuerzas en lucha</i>, dentro Europa, contra su Constitución y las políticas del
Banco Central y tratemos de darles forma institucional. Como una vez decíamos,
en construir organización: "Quien no ha hecho investigación, que no
hable", empezamos a decir: "quien no ha construido coalición, en
Europa no hable". Este es probablemente un modo para devenir tendencia, en
Europa las formas nuevas que la multitud enseña, de construir y ocupar espacios
liberados –porque multitud es multitud de subjetividad que se encuentran en un
espacio común. Sin embargo, creo que para calificar la construcción de
coaliciones, en esta fase, sea suficiente afirmar un punto: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la voluntad de destruir la propiedad
privada, de disolver en el común la propiedad pública y la soberanía que la
vuelve, y de construir y gestionar democráticamente el gobierno del común.</i></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">El espacio europeo es entonces, quizás, un
territorio privilegiado de experimentación multitudinaria en la construcción de
instituciones del común. Lo digo con mucha prudencia pero también con mucha
esperanza: porque es muy cierto que Europa ha sido provincializada y que el
proletariado europeo ha perdido su batalla de emancipación que por algunos
siglos había llevado a cabo contra el Imperio neoliberal del capital…. y sin
embargo le hemos dado tantas y todavía tenemos la fuerza de darle.</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Traducción: César Altamira</span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Calibri;">Publicado en http://europassignano2013.wordpress.com/category/materiali-preparatori/5-settembre-le-lotte/</span><a href="http://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a></span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-13064352388596359622013-08-28T20:54:00.000-03:002013-08-28T20:54:04.732-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="margin: 0in 0in 8.65pt; mso-line-height-alt: 11.3pt; vertical-align: baseline;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #548dd4; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-themecolor: text2; mso-themetint: 153;">VOGLIAMO TUTTO! Las
jornadas de junio en Brasil: la constitución salvaje de la multitud del trabajo
metropolitano<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Giuseppe Cocco y Bruno Cava<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En
el momento en que escribimos estas breves notas (mediados de agosto de 2013),
el formidable movimiento de junio en Brasil parece atravesar una fase
ambivalente, definida por tres características: el reflujo, la difusión y el
desplazamiento.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<em><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Reflujo</span></b></em><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">: se han acabado las
movilizaciones masivas de cientos de miles de personas que tenían lugar dos
veces a la semana (lunes y jueves) y en cada partido de la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Confederation Cup</span></em>. Esto no significa que la fase de
las grandes manifestaciones haya terminado. El estado de movilización se
mantiene siempre latente al acecho sobre los poderes constituidos. Algo
fundamental ha cambiado: los gobiernos les reconocen un poder formidable,
mientras los gobernantes intentan identificar<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">liderazgos</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>para negociar, sin saber qué hacer.
Las movilizaciones anunciadas para el 7 de septiembre supondrán una prueba
importante para el movimiento.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<em><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Difusión</span></b></em><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">: el movimiento
multiplica las formas de lucha (manifestaciones, asambleas y ocupaciones de
parlamentos en las capitales y de Consejos Comunales, incluso en las ciudades
más pequeñas). Se trata de un proceso que abarca todo el país y todo el arco de
las reivindicaciones (pero con la centralidad de los transportes urbanos). Las
protestas han provocado una situación revolucionaria en la medida en que han
reforzado (y recalificado) las luchas, las reivindicaciones y los movimientos
que ya existían. Nos encontramos ante un verdadero y auténtico Kairós: es aquí
y ahora que muchos hacen valer las plataformas de lucha hasta hace poco tiempo
bloqueadas, como el derecho a la ciudad, la legalización del aborto, la
movilidad urbana y la lucha contra el terror policial como método sistemático
de control de la pobreza.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<em><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Desplazamiento</span></b></em><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">: el eje fundamental de
las movilizaciones –de las cuales depende hoy buena parte del futuro del
movimiento– ha pasado de São Paulo a Rio de Janeiro. Rio es el emblema del
proyecto de un nuevo Brasil rico: ha sido el teatro de los Juegos
Panamericanos, de la Conferencia Rio + 20, de algunos partidos de <em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Confederation Cup</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>y, finalmente, de la visita del Papa.
Aquí tendrá lugar la final de la Copa del Mundo (en el 2014) y las Olimpiadas
(2016). Es en Rio de Janeiro donde las jornadas de junio se han mantenido
durante todo el mes de julio y continúan con fuerza actualmente con
manifestaciones, reuniones, asambleas. Rio de Janeiro es a día de hoy una
ciudad desobediente, que no se somete a las intervenciones<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">de limpieza</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>promovidas
desde el gobierno en nombre de los grandes eventos. Es precisamente en Rio
donde la actual fase del movimiento de junio aparece claramente bajo una luz
más potente, que ilumina la brecha abierta por la multitud en la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">paradoja lulista</span></em>.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<strong><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">La brecha de la multitud en la paradoja lulista<o:p></o:p></span></strong></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Podemos
hacer dos grandes afirmaciones sobre el movimiento de junio y sus actuales desarrollos.
La primera es que este movimiento es el mejor producto de los gobiernos de Lula
(y de Dilma). La segunda es que la multitud de los pobres y de los
trabajadores metropolitanos ha abierto una brecha en la paradoja que encierran
los diez años de gobierno federal del PT, lo que hemos definido como “la
centralidad paradójica de los pobres” (que otros han definido como “lulismo”,
reduciéndolo a su dimensión electoral o economicista). Estas dos afirmaciones
nos permiten definir de inmediato la difícil situación en la que se encuentran
el PT y el gobierno: por una parte se trata de un movimiento fruto de la
movilización productiva que los gobernantes han promovido; por otra parte, el
gobierno y el PT han abordado esta movilización sólo en el plano electoral y
economicista, haciendo una valoración meramente objetiva, mostrándose
totalmente incapaces de comprenderla en su dimensión subjetiva, no entendiendo
cómo una movilización productiva haya generado otros sujetos sociales, nuevas
cualidades y nuevas capacidades. Incluso, en algún momento, han sido hostiles,
corriendo el riesgo de empujar al movimiento a manos de la reacción en su fase
más multitudinaria.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Encerrándose
en la extraña hibridación entre neo-desarrollismo (re-industrialización y
grandes obras) y neo-liberalismo (la emergencia de la “nueva clase media” como combinación
de renta y de consumo), el gobierno Dilma mostraba todos los signos de
agotamiento de la ambivalencia propia del periodo Lula. Paradoja que seguía
vigente hasta junio, a pesar de que se pudieran advertir inflexiones y
rupturas. La tierra comenzó a temblar cuando nadie lo esperaba. Certezas,
cálculos y previsiones se disolvieron en el aire. Tras los éxitos electorales
del PT en las elecciones municipales (sobre todo en São Paulo donde consiguió
imponer su candidato y en Rio, donde el candidato de la alianza gubernamental
venció con aplastante mayoría en la primera vuelta), la Presidenta Dilma (que
gozaba de altísimos índices de aprobación popular en las encuestas) se
preparaba para la reelección triunfal. Los dirigentes del PT admitían como
única variable para una posible desestabilización de la reelección de Dilma a los
eventuales caprichos del ciclo económico. Nuevamente, el enfoque era objetivo:
inadecuado para comprender las transformaciones latentes a nivel de la producción
de subjetividad que el propio lulismo había acelerado.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Las
primeras revueltas se concentraron en São Paulo sin sacudir en modo alguno la
posición del gobernador (de derecha, oposición al gobierno federal) ni del
recién elegido alcalde del PT. El joven alcalde “de izquierda” hizo causa común
con el gobernador de derecha, defendiendo los cálculos que justificaban el
aumento de las tarifas del transporte público. Pero la magnitud de las
revueltas no dejó de crecer y, luego del humo de los gases lacrimógenos, el
andamiaje de la representación empezó a caer. Gobernadores y Alcaldes de las
dos principales ciudades y Estados del país (São Paulo y Rio de Janeiro)
tuvieron que aparecer en las televisiones con cara de contratiempo para
anunciar oficialmente el congelamiento de las tarifas de los autobuses.
Demasiado tarde. El decreto de la gente sobre el boleto de los ómnibus sería
sólo el primero de una larga serie.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Después del terremoto, llegó la onda anómala: mientras
alcaldes y gobiernos intentaban desesperadamente (en una paradójica y cómica
inversión de roles) seleccionar algún representante con quien negociar, las
manifestaciones resultaban cada vez más masivas, autónomas y con objetivos cada
vez más generales, tras un desplazamiento que convertía a Rio en el eje del
movimiento: grandes manifestaciones tuvieron lugar en más de 400 ciudades y,
cosa nunca vista, en las periferias de las metrópolis. El punto culminante de
esta primera fase se alcanzó en los 3 o 4 millones de personas que manifestaron
en Rio el 17 y 20 de junio y en la registrada (en un ambiente de toque de
queda) durante la final de la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Confederation Cup</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>(todas marcadas por duros
enfrentamientos y cargas policiales). El 17 de junio, la manifestación
terminaría, en Río, con el asalto a la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Asamblea Legislativa</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>por parte de miles de jóvenes</span><span lang="ES"><a href="https://n-1.cc/#_ftn1"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">[1]</span></a></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La multitud se auto invitó a la mesa de las discusiones,
la tierra se estremeció y cuando la onda anómala arrolló al PT y la izquierda
en general, sus dirigentes fueron los únicos en no darse cuenta. ¿Por qué?
Porque lo que ha sido arrollado es la paradoja lulista, el propio modo de ser
que el PT y el gobierno han acabado por encarnar en estos últimos años. La
posición de los intelectuales del PT ha oscilado entre la criminalización de
las manifestaciones como golpistas, de derecha y de clase media –temiendo que
las principales “víctimas” de las protestas fueran los gobiernos del PT– y una
vaga simpatía ante la movilización popular, con un tono casi cívico, pero sin
comprender y mucho menos aceptar su fuerza constituyente, como<span class="apple-converted-space"> transformación </span>de la manera de
gobernar de la cual el PT es el artífice. La única operación política del PT
–comandada por Lula en primera persona– se redujo a nombrar como representante
del movimiento a una red de jóvenes ligados al marketing.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">A
partir del 2010, la paradoja lulista ya daba signos de saturación: por un lado,
el pacto de gobernabilidad parecía cada vez más un consenso tendencialmente
autoritario; por otra parte, el gobierno se veía cada vez más desafiado por la
multiplicación de episodios de lucha y movimientos de resistencia menores.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Hasta ese memento, el lulismo había mantenido una doble
cara: de una parte, un “lulismo de Estado” que oponía una gestión moderna,
eficiente y centralizada frente al atraso, a las viejas elites y a la
corrupción como solución al subdesarrollo; por otra, un “lulismo salvaje”, que
contraponía al Estado neocolonial brasileño la radicalización de la democracia,
una democratización “desde abajo”, a partir de las minorías y de su devenir. En
las jornadas de junio y en su desarrollo, el lulismo salvaje se recompuso
autónomamente, rompiendo la ambigüedad. Esta ofensiva salvaje no sólo determinó
lo impredecible de las protestas, sino que también afirmó la insatisfacción
ante el modelo neo-desarrollista, todo un éxito, según los indicadores
oficiales. En este sentido, las manifestaciones expresan la indignación
generalizada contra el<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">éxito</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>de un modelo, abriendo el horizonte a
otra realidad política y antropológica: el BRASIL menor–mundobraz!<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<strong><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Los dos ejes contradictorios del Lulismo<o:p></o:p></span></strong></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El
consenso cada vez más autoritario –con Dilma– relegaba, a los márgenes propios de
los ritos electorales y su degeneración, a aquello que parecía ser la vitalidad
de la apoyatura de las bases (y no sólo de los pobres) a las políticas de
reducción de la desigualdad y de democratización promovido por el gobierno
federal. Las jornadas de junio rompieron el bloqueo político y social en
que se había convertido esta centralidad paradójica de los pobres. Nos parece
–aunque es pronto para decirlo- que esta ruptura es definitiva e irreversible
(independientemente de sus futuras traducciones electorales). Para comprender
un poco mejor la paradoja de la que hablamos podemos enunciarlo de otro modo,
desarrollándolo en dos ejes complementarios y contradictorios.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">primer</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>eje está formado por la multiplicación
–en los últimos 2 o 3 años– de luchas minoritarias que no consiguieron recomponerse
a nivel metropolitano: se trató de la resistencia de los habitantes de las
favelas contra los desalojos originados en las grandes intervenciones de la
Copa del Mundo y las Olimpiadas; de las luchas de los indios en la Amazonia
contra los grandes obras de las represas hidroeléctricas; de las violentas
huelgas salvajes de los obreros de dichas obras o de las ocupaciones de
tierras por parte de los indios y negros quilombolas. Debemos añadir a estas
nuevas revueltas las iniciativas endémicas de resistencia y producción
cultural en las favelas y en las periferias contra la tradicional presencia
violentísima de la policía. Estas y otras muchas luchas menores siguieron siendo
minoritarias ante el hecho que el gobierno Lula (y Dilma) mejoraba sensiblemente
el nivel de vida de la mayoría, es decir, de los más pobres. La curva
ascendente del crecimiento del PIB respecto a la decreciente desigualdad
muestra muy bien la novedad de lo ocurrido en los últimos diez años en Brasil.
Todo esto inmerso en una situación material donde los innegables progresos en
términos de reducción de la desigualdad apenas subsanaban la dureza de la
pobreza y la violencia de la relación de los pobres con el sistema de servicios
públicos (salud, escuela, policía, justicia) y sobre todo con relación a la
ciudad: transporte e infraestructura básica. Se trata de aquella normalidad de
tener un nuevo estadio (o un museo) junto a gigantescas favelas con sus desagues
descubiertos la que se ha roto (aunque sea solo en parte) debido al movimiento de
junio. Es la naturalización del genocidio de los jóvenes negros y pobres lo que
se ha roto, más aún cuando se toma el nombre de uno de los recientes
desaparecidos en manos de la policía, como consigna en todas las
manifestaciones de Rio y de São Paulo a partir de mediados de julio hasta hoy.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">segundo</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>eje
paradójico es la consecuencia y la traducción electoral del primero; aparece tras
la figura del impasse que ha funcionado a partir de 2005 (es decir, después de
la crisis política ligada al “escándalo” de la compra de votos de
parlamentarios de pequeños partidos para constituir la mayoría parlamentaria
del PT): la crítica al gobierno Lula corrió el riesgo de ser aprovechada por la
oposición de derecha (representada fundamentalmente por los consejos de
administración de los grandes grupos monopolistas de comunicación, en especial la
red <em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">O
Globo</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>en primera
fila). El lulismo fue precisamente el nombre de este callejón sin salida de las
luchas y de la crítica al gobierno Lula-Dilma. Por una parte, con sus políticas
sociales, Lula (y el PT a partir de Lula, nunca antes de él) transformó
radicalmente, desde la reelección (en el 2006), su base electoral, pasando de
los sectores más organizados (clases medias, trabajadores) de las ciudades más
desarrolladas del sur y del sudeste a las masas pobres (marginales pero
mayoritarios) de las periferias urbanas y de las zonas menos desarrolladas (en
particular en el nordeste). La crisis política de 2005, que parecía podía
causar incluso la inmediata destitución de Lula, fue, sin embargo, el escenario
de su afirmación como un fenómeno, al mismo tiempo más fuerte (por lo menos
superficialmente) que la derecha reaccionaria y que el mismo PT (y de los
pequeños partidos complementarios). De un lado, esto le permitió imponerse
tanto sobre la oposición de derecha como sobre los diferentes sectores del PT
(en particular imponiendo su candidata a la sucesión, Dilma Roussef). Por otro,
todas las críticas o luchas contra el lulismo o sus “límites” se redujeron a
hacer el juego a las campañas de la derecha o, simplemente, a caer en la
impotencia.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Ahora bien, la insurrección de junio comenzó con algunas
pequeñas brechas abiertas en los <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>muros
de este callejón sin salida a partir de la revuelta contra el precio de los
transportes públicos. La multitud del trabajo metropolitano se deslizó en estas
brechas explotando la paradoja,<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">destituyéndola</span></em>. El
poder destituyente ha resquebrajado toda sensación de legitimidad de la que
gozaban los gobiernos y sus representantes y de los acuerdos y negocios que
determinaban las políticas públicas al margen de todo proceso democrático. En
la medida en que el Movimiento por el Billete Gratis (<em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Movimento pelo Passe Livre</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>– MPL) promovió la lucha por la
reducción de las tarifas (con el objetivo final de la gratuidad), su resultado fue
la reducción de los márgenes de beneficio del negocio de los transportes
públicos, disminución que golpea de lleno la red de acuerdos del gabinete, las
condiciones de gobernabilidad con efectos políticos inmediatos. No es
casualidad que el Alcalde (PT) de São Paulo dijese que era “matemáticamente”
imposible tocar el precio de los billetes y pocos días después la fuerza de las
protestas mostraron que el problema no era económico o aritmético. El precio
justo, en definitiva, no responde a ningún “precio justo natural”, sino a aquel
que la multitud consigue imponer al poder constituido. El precio es una
relación de fuerza que se vuelve inmediatamente política. Esto es lo que el
economicismo socialista o el keynesiano del PT (y de Dilma) no entiende y<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">no quiere</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>entender al día de hoy: la relación entre
la inflación de las tasas de interés (<em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">spread</span></em>) y las tasas de inflación pasa por la violencia
de la moneda. En junio y aún hoy, la multitud consiguió democratizar los
fragmentos de la circulación monetaria creando una nueva y auténtica moneda, la
de las luchas del común.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El primer<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">decreto</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>de la multitud brasileña en junio, fue
la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">destitución</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>de la
falsa alternativa que bloqueaba la generalización metropolitana de las luchas
menores mediante el chantaje del retorno electoral de la derecha, es decir, de
la peor elite neoliberal y autoritaria. Aunque no de inmediato, esta ruptura de
la paradoja lulista por parte del tumulto multitudinario en Brasil seguramente
tendrá consecuencias también en los otros países sudamericanos donde la polarización
Chavismo–Antichavismo, Kirchenrismo–antiKirchnerismo continúa bloqueando las
luchas. Este bloqueo no es paradójico sólo porque sea causado por la
polarización (muchas veces más superficial que real) entre los “nuevos”
gobiernos y la derecha que amenaza a través de los medios de comunicación. La
paradoja está en que este mecanismo termina pacificando la sociedad impidiendo
que los “nuevos” gobiernos puedan girar a la izquierda, incluso cuando –como
ocurre actualmente– la movilización lo permitiría.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<strong><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">La constitución salvaje de la clase sin nombre</span></strong><span lang="ES"><a href="https://n-1.cc/#_ftn2"><strong><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">[2]</span></strong></a></span><strong><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;"><o:p></o:p></span></strong></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La dinámica electoral del “lulismo” tenía (y no decimos
que haya sido definitivamente destruida) como base material las
transformaciones sociales determinadas por una serie convergente de factores,
que se pueden enumerar en orden creciente <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>entre las causas subjetivas y en orden
decreciente en tanto determinantes materiales. La creciente integración de la
economía y de la sociedad brasileña dentro del capitalismo cognitivo es el<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">primer </span></em>y principal factor. El<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">segundo</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>factor, es la política de distribución de
la renta (políticas sociales, valorización del salario mínimo real, creación de
puestos de trabajo) que han hecho que los efectos de la modernización
(tercerización de la economía) y de la globalización (exportación de<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">commodities</span></em>) se usaran –por primera vez– para reducir
la desigualdad. El<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">tercer</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>factor es el de las políticas
transversales de calificación del crecimiento y de reducción de la desigualdad.
Se trata de las políticas raciales, de la democratización al acceso de la
enseñanza superior, de difusión de escuelas técnicas, expansión y
democratización del crédito.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Entonces, ¿por qué tanta insatisfacción en un escenario de
relativa inclusión social de millones de brasileños?, se preguntan en el
gobierno y el PT ¿Por qué tantas protestas en un momento en que la crisis del
capitalismo no sólo ha pasado de largo por la economía brasileña, sino que
incluso ha sido una oportunidad para su afirmación nacionalista sobre el
mercado mundial? Cuando son sinceros y no sólo reflejan la posición del poder,
estas preguntas parten de la premisa de que los tumultos tienen lugar sólo en
los periodos de recesión o penuria. Es una especie de síndrome de la Bastilla
que sólo ve la revolución con las masas hambrientas armadas de fusiles y
horcas. Pero en junio no sólo se ha rebelado la población afectada por los
grandes eventos o la gentrificación urbana, sino que ha sido un efecto a escala,
que ha recibido el apoyo de un gigantesco espectro social. Los analistas de
izquierda no alcanzan a comprender el<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Kairós</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>de la
multitud brasileña porque están presos de la lógica del<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">cuanto peor, mejor</span></em>. Las manifestaciones demuestran al
contrario que<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">¡cuanto mejor, mejor!</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>En el otoño caliente brasileño hemos
sentido el eco del otoño caliente italiano: VOGLIAMO TUTTO! El aumento y la
profundización de una nueva composición social han producido una subjetividad
que quiere más y mejor. Las conquistas son pretextos para nuevas conquistas,
sucediéndose en una dinámica expansiva de derechos. El poder constituyente se
da en saltos cualitativos, multiplicando demandas y creando en la inmanencia de
una vida mejor, nuevas formas de organización y movilización política.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Es aquí donde encontramos la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">centralidad paradójica de los pobres</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>en toda su dimensión. El capitalismo
cognitivo que se despliega en el Sur (y en Brasil con particular dinamismo)
moviliza a los pobres (los excluidos, el proletariado y sub proletariado
metropolitano) en cuanto tales: sin homogeneizarlos previamente ni homologarlos
mediante la movilización salarial industrial. Es decir, los pobres se movilizan
en cuento pobres, directamente sobre los territorios metropolitanos o en los
meandros de las selvas, en las modulaciones productivas de la circulación. Como
se anticipaba, el trabajo (la vida) se ha movilizado fuera de la relación
salarial y en Brasil esto tiene lugar en el remix de las formas tradicionales
de precariedad heredadas del subdesarrollo con las formas más modernas de
flexibilidad terciaria. El efecto de las políticas de distribución de la renta
y de aquellas específicas de inclusión resulta paradójico porque, si por un
lado es totalmente interno al nuevo ciclo de acumulación, por otro determina
efectos de movilización social que van más allá de la movilidad ascendente de
una nueva base de consumo. Por una parte, los pobres son explotados como tales,
pero por otra, se reconoce su potencia. Si los pobres ya no se transforman en
“trabajadores”, pasan a luchar como pobres: jóvenes, mujeres, chicas, negros,
indios, informales,<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">favelados</span></em>,<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">queers</span></em>.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Con la llegada de Dilma al poder, la centralidad
paradójica de los pobres (los pobres son reconocidos para ser explotados mejor,
incluidos en un proceso que funciona para modular la exclusión: la
precarización), pasa a un nuevo nivel. Lo que con Lula parecía ambiguo y
relativamente abierto, ya fuese por la inmadurez del proceso como por la
sensibilidad política y personal del propio Lula, comienza a pasar por un
pesado proceso de clausura y homologación. Por una parte, el cierre de brechas
y ambigüedades es general: comenzando por la cultura (donde tiene lugar una
inexplicable restauración de los intereses reaccionarios de la industria
cultural y elitista) y acabando con el nuevo lema del gobierno (<em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Brasil, un país rico es un país
sin pobreza</span></em>), pasando por el desinterés (o peor) acerca de las
cuestiones sobre los derechos humanos, los sin tierra, los negros, los pobres
de las favelas y los indígenas.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El clausura de Dilma encuentra una explicación en su
biografía tecnocrática y economicista (que eventualmente coincide con el
compromiso socialista de la juventud guerrillera). Pero no se trata sólo de
esto. Hay otros factores más estructurales. En primer lugar, la crisis del
capitalismo global ha tenido un efecto paradójico sobre el ciclo brasileño.
Brasil, el país más “estable” de Sudamérica, se ha convertido en una nueva
frontera del capital global agotado, pasando a ser sometido a una fuerte
presión externa para que sus mercados funcionen como válvula de escape de las
inversiones globales. Al mismo tiempo, ha aumentado internamente una especie de
euforia generalizada sobre la nueva condición emergente: el país podía alcanzar
finalmente una posición y un estatuto diferenciado dentro de la economía y las
instituciones globales.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">segundo</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>factor
puede ser visto como la demostración de que, si el capitalismo cognitivo es
capaz de movilizar a los pobres en cuanto pobres por medio de la fragmentación,
esto no significa que sus mecanismos de acumulación puedan funcionar sin un
cierto nivel de homologación de consumo y de la composición social.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">tercer</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>factor es de tipo político.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El pacto de gobernabilidad se ha transformado en un<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">consenso</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>cada
vez más totalitario que ha comenzado a mostrar aristas en todos los niveles. El
consenso tiene <em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">tres</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>formas y<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">dos</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>grandes consecuencias (corrupción y crisis
de la dicotomía derecha–izquierda). La<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">primera</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>forma de este consenso es la
convergencia sustancial de la oposición política (y también de la prensa) sobre
la figura de la presidenta. Dilma es considerada una dirigente competente: gran
consenso sobre las políticas sociales y coincidencia esencial sobre los
proyectos de desarrollo (sus técnicas de gestión) y conflicto en los márgenes
sobre las tímidas inflexiones de la política económica. La<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">segunda</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>forma
es el agotamiento definitivo de los elementos de movimiento del PT. El PT
aparece actualmente como un partido mucho más burocratizado internamente y
visceralmente unido al funcionamiento del Estado de lo que se pueda imaginar.
Pero no se trata sólo del PT: todos los movimientos organizados (como el MST) y
los partidos de extrema izquierda –por no hablar de los sindicatos– han sido
sobrepasados, a veces expulsados o en todo caso incapaces de “leer” el
movimiento. La<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">tercera</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>forma
es la más estructural. Se trata del régimen de valores que ha devenido
hegemónico en la coalición de gobierno, acríticamente asumido por el PT: no
construir un nuevo horizonte radiante (probablemente socialista o solidario),
sino la homologación dentro del espejismo de la “nueva clase media”.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El gobierno Lula-Dilma y el PT han terminado creyendo al
marketing que les ha permitido los grandes éxitos electorales, como aquellos
managers que terminan creyéndose los falsos balances que les permiten unas
buenas<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">performance</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>en la Bolsa. Hasta que un día la
quiebra es inevitable y el castillo de naipes del discurso sobre la nueva
composición social se viene abajo. Esto es lo que ha sucedido en junio. Para
hacernos una idea podemos sustituir la metáfora del castillo de naipes por la
imagen de un nuevo gran transatlántico que acaba de zarpar del puerto del
subdesarrollo. Aquí está, se llama<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Brasil Maior</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>(Gran Brasil) y está surcando el
océano de la crisis del capitalismo global en ruta segura hacia el continente
del neo-desarrollismo. En el puente de mando, los partidos de la alianza del
gobierno y los pasajeros de primera clase brindan felices ante el sólido
consenso que proporcionan los<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">dos motores</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>de la ingeniería de la gobernabilidad:
el primero es el del “neo-desarrollismo” y el segundo es el de la “nueva clase
media”. Solo que, la llamada “nueva clase media” no ha encontrado nada
interesante la cubierta de la segunda clase y, junto con los pobres de la tercera
clase, ha invadido el puente principal. La fiesta del consenso ha terminado.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">primer motor</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>era el
neo-desarrollismo, el modelo preferido por el gobierno Lula y especialmente por
Dilma tras la crisis del capitalismo global. Los intelectuales del PT han
amplificado esta referencia retórica, comparando a Lula con Vargas. En
realidad, es la vuelta al economicismo: con incentivos y subsidios
multimillonarios para la industria “nacional” (en realidad se trata de las
multinacionales de automóvil y de los electrodomésticos) y la noria de las mega-obras
(grandes presas hidroeléctricas, submarino nuclear, industria extractiva) y de los
mega-eventos (<em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Confederation
Cup</span></em>, Jornada Mundial de la Juventud, Copa del Mundo, Olimpiadas).
El <em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">segundo</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>motor es el régimen discursivo
destinado a homologar los efectos de la movilidad social ascendente creados por
el gobierno del PT dentro de la noción –economicista y neoliberal– de la
emergencia de una “nueva clase media”, esto es de un nuevo estrato de
consumidores, electoralmente mayoritario, políticamente conservador y anuncio
de valores económicos de crecimiento moderado y gobernabilidad política.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Pero he aquí que la fiesta se echó a perder. Es
precisamente la composición social que el régimen discursivo de la
gobernabilidad, del Brasil “emergente” y “grande”, definía como la “nueva clase
media” que irrumpe con fuerza en el puente de mando donde se festejaba en un clima
cada vez más autorreferencial y complacido. El Iceberg es el monstruo que está<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">dentro</span></em></span><span lang="ES"><a href="https://n-1.cc/#_ftn3"><strong><i><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">[3]</span></i></strong></a></span><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">del Transatlántico e
interrumpe el determinismo de su rumbo preestablecido y obligatorio. La
multitud del trabajo metropolitano se presenta y se constituye como un sujeto
capaz de producir y afirmar –de modo constitutivo– otros valores, comenzando
por las grandes metrópolis y pasando por todas las ciudades y periferias
del país continental que es Brasil. El movimiento de junio ha afirmado que la
nueva composición social de Brasil es un terreno de lucha abierto a la
alternativa radical entre su homologación dentro de los valores agotados del
capitalismo global y la formación salvaje de la nueva composición del trabajo
metropolitano. Lo que hemos visto en junio ha sido la emergencia salvaje de la
clase sin nombre. Desde junio a hoy, esta potencia salvaje está buscando
inventar las instituciones del común metropolitano y lo está haciendo con
ocupaciones de consejos municipales, manifestaciones y “decretos de la plebe”.
Esto está mucho más claro Rio, en particular con las victorias conquistadas
contra la remoción de favelas y las demoliciones previstas en la zona del
estadio Maracaná.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<strong><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">El Común como lucha<o:p></o:p></span></strong></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Para finalizar, es necesario volver al principio: no se
puede comprender el movimiento de junio y su desarrollo sin aprehender la
dimensión cualitativa (y no sólo cuantitativa) de las manifestaciones. Esta
dimensión cualitativa es la gran innovación, una de las claves fundamentales
para entender lo que ha pasado y está pasando. Podemos hacerlo en tres
momentos: las imágenes de un documental sobre las manifestaciones de Fortaleza,
la dinámica de los manifestantes de Rio y el rol de los “<em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Black Blocs</span></em>”
(siempre en Rio).<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En un primer momento, veamos el documental dedicado a las
manifestaciones que han tenido lugar en Fortaleza</span><span lang="ES"><a href="https://n-1.cc/#_ftn4"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">[4]</span></a></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">. Podemos ver las grandes movilizaciones iniciales (la más
grande movilizó 90 mil personas) y las polémicas generadas (en particular sobre
la cuestión de la resistencia y la violencia). La manifestación final tiene
lugar durante el partido España-Italia de la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Confederation Cup.</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>Los
manifestantes –mucho menos numerosos respecto a la masificación inicial– se
organizan para hacer frente a la policía y lo manifiestan abiertamente a la
cámara. Uno de los jóvenes muestra un gran botellón de plástico lleno de agua
colocado en medio de la calle y explica: “esto es un bien común, a disposición
de todos para extinguir los gases lacrimógenos, lo he aprendido de los
manifestantes de Estambul”. Cuando la lluvia de gases comienza, se puede ver a
varios manifestantes usar este bien común para disminuir los efectos de los cartuchos
de gas. Este episodio, que se repite un poco en todas partes, recoge una serie
de elementos constitutivos de las jornadas de junio. En primer lugar, las
jornadas de junio se insertan en el ciclo global de luchas insurreccionales y
constituyentes (la primavera árabe) actualizado en mayo por la revuelta de
Estambul, poco antes del estallido brasileño. Las imágines de la lucha de la
multitud turca han propiciado la movilización de la multitud brasileña y
también sus formas: prácticamente todas las grandes movilizaciones de las
jornadas de junio (y esto se ha repetido también en julio, aunque menos
sistemáticamente en función de la disminución de la masificación) han sido
atravesadas por la determinación de llevar la protesta más allá de las
tradicionales dimensiones rituales, sobre el terreno de la autodefensa y de la
acción directa.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 8.65pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Un
tabú en un país donde la policía está habituada a usar a su antojo, de forma
totalmente arbitraria, las armas letales (como ha hecho durante las jornadas de
junio en Rio con el asesinato de diez habitantes de una favela). Si la prensa,
las distintas instancias del gobierno y la “izquierda” institucional han
buscado –como se ve en el documental– criminalizar a los “violentos” (llamados
“vándalos”), la práctica de la autodefensa y de la acción directa ha sido un
elemento esencial y duradero que ha dado al movimiento –en toda su diversidad–
su dinámica y su dimensión constituyente. El botellón de agua en medio de la
calle a disposición de la multitud es verdaderamente la imagen de lo que puede
ser el común y su ciudad.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El segundo momento que ayuda a hacerse una idea del
movimiento es la esquemática reconstrucción de la dinámica de los manifestantes
de Rio en junio. Mientras que en São Paulo la movilización reunió a mucha gente
desde el principio y tuvo que hacer frente a una fuerte represión policial, la
primera manifestación en Rio reunió unos pocos cientos de personas. La novedad
ha sido que una parte consistente de las 300 personas iniciales decidiera no
limitarse al rito de pasearse sino que tomó la decisión –indiferente a nivel
cuantitativo de la movilización– de enfrentarse a la policía y “sancionar” los
símbolos del poder político y financiero. En la manifestación de unos días
después había 1.000 personas con la misma determinación. En la tercera 10.000.
Mientras crecía el número de participantes exponencialmente, el poder no sabía
qué carta jugar y el 17 de junio, dos semanas después de iniciado el
movimiento, el centro de Rio fue invadido por más de un millón de
manifestantes. Intentando evitar las provocaciones, la policía se mantenía
distante y casi invisible… pero no serviría de nada. En vez de disolverse, la
manifestación prosiguió hacia la sede del parlamento del Estado de Rio, donde
el contingente de policía no pudo evitar –durante un buen rato– el asalto de
miles de jóvenes. Tres días después, el 20 de junio, los manifestantes serán
dos o tres millones. Esta vez la policía cambió de estrategia y formó
masivamente delante de la sede del Municipio (y en las cercanías de uno de los
partidos de la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Confederation Cup</span></em>).
Nada cambió. A pesar del terreno desfavorable (grandísimos espacios) y la
presencia de blindados, caballería, etc… miles de jóvenes se enfrentaron a la
policía y denunciaron a los bancos, símbolos del poder público y,
particularmente, a la FIFA, siguiéndose cargas generalizadas en todo el centro
de la ciudad que suscitaron aún más indignación y movilización.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El tercer momento tuvo lugar durante los enfrentamientos
en la final de la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Confederation Cup</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>en Rio. Se trataba de jóvenes (la
mayoría de la periferia) que llegaban a las manifestaciones ya encapuchados y
definiéndose come<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Black Blocs</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>(en la manifestación del 30 de junio,
con ocasión de la final de la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Confederation Cup</span></em>).
Claramente, el imaginario es una vez más global y hace referencia a un estilo
de manifestarse y organizarse típico de los anarcos y los autónomos europeos.
En realidad no es exactamente así. Que estos jóvenes de la periferia –muchos de
color– se enmascaren antes de llegar a las manifestaciones significa (más allá
de protegerse del gas) afirmar una doble determinación. En primer lugar, no ser
identificado como un joven de la periferia es la condición necesaria para poder
luchar democráticamente sin correr el riesgo de “desaparecer misteriosamente”.
En segundo lugar, el enfrentamiento con la policía se mantiene al mismo tiempo
determinado (auto-defensa con escudos, uso de cócteles molotov, hondas y
potentes petardos además de los clásicos adoquines) y básico (las barricadas se
hacen con el incendio de las basuras y los ataques a la propiedad se concentran
sobre los bancos y algunas tiendas de grandes cadenas. El enfrentamiento es
totalmente interno a la constitución democrática de la paz y es así que termina
siendo bien recibido por todo el movimiento (salvo por los partidos y el
movimiento organizado).<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Después de las grandes manifestaciones de junio, los
chavales del<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Black Bloc</span></em><span class="apple-converted-space"><i><span style="border: 1pt windowtext; mso-border-alt: none windowtext 0in; padding: 0in;"> </span></i></span>se
convirtieron en el sujeto fundamental de la difusión del movimiento –siempre en
Rio. Presentes en las ocupaciones del Consejo Municipal y de la playa de de
Leblon bajo la residencia del Gobernador), han participado en casi todas las
movilizaciones, ocupando la ciudad y construyendo una dirección desde abajo,
totalmente interna al<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">agencement</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>del movimiento: ciudad–internet–<em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Black Blocs</span></em>. A
finales del mes de julio y primera mitad de agosto, los chavales de negro, que
han encontrado en las banderas de la anarquía los símbolos irrecuperables de
una autonomía salvaje son capaces de multiplicar y diferenciar las
movilizaciones, desde las ocupaciones a los asaltos al edificio del gobierno,
combates en los barrios más lujosos de la playa y los desfiles kilométricos que
atraviesan los rebaños de peregrinos durante la visita del Papa. Como habíamos
dicho, las tentativas de criminalizarlos (muchas auspiciadas por los partidos
de la izquierda del gobierno) y tratarlos como un componente minoritario,
aislado, violento y marginal no han calado. El funcionamiento asesino del
Estado y de su policía, una vez que la brecha se ha abierto, actúa a la
inversa: frente a la capacidad del movimiento para apropiarse de la crítica de
la violencia contra los pobres, parecen asomar las armas de la criminalización.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Uno de los momentos más interesantes de la estética
política de los<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Black Blocs</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>de Rio fue el primer intento de
ocupación del Consejo Comunal. Durante una manifestación que tuvo como objetivo
la ocupación permanente del Parlamento del Estado, un nutrido grupo de chavales
encapuchados despistó a la vigilancia policial y aprovechó para ocupar el
Consejo Comunal de donde fueron desalojados violentamente poco tiempo después
(no sin una fuerte resistencia de los manifestantes). El día después, la prensa
denunciaba los daños causados por los manifestantes y publicaría la foto
de un cuadro dañado. Se trata del retrato de un general sobre cuya frente un
artista salvaje dibujó nítidamente dos cuernos. Rápidamente, todas las redes
sociales reconocieron al general asesino que reprimió las revueltas mesiánicas
de Canudos en los albores de la república brasileña a fines del siglo XIX. El
general con los cuernos es la figura, todavía actual, de la policía que masacra
a los pobres de las favelas y las periferias. En las redes se solicitó la
protección formal del cuadro como una auténtica obra de arte mientras que la
prensa se olvidaba rápidamente.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Es una situación impensable hasta hace poco tiempo: la
multitud es capaz de construir en sus desterritorializaciones y
reterritorializaciones uno nuevo tipo de paz, desconocido en Brasil. Todos
reconocen a los chavales del<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Black Bloc</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>como la expresión, más potente aunque
no única, del movimiento arrastrando tras ellos a todos los jóvenes militantes.
Si en los años 2000 se decía que “Lula es muchos”, hoy, cada uno de estos
chicos y chicas es una multitud.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">(<em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Rio de Janeiro, 17 agosto 2013</span></em>)<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="margin: 0in 0in 0pt; mso-line-height-alt: 11.3pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES"><o:p> </o:p></span></div>
<br />
<div style="margin: 0in 0in 0pt; mso-line-height-alt: 11.3pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES"><a href="https://n-1.cc/#_ftnref1"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">[1]</span></a></span><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span></span><em><span lang="ES" style="border: 1pt windowtext; color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">100 mil</span></em><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">de Jefferson Vasconcelos,
film sobre el 17 de junio en Rio <span class="apple-converted-space"> </span></span><span lang="ES"><a href="http://vimeo.com/68873185"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">http://vimeo.com/68873185#</span></a></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="margin: 0in 0in 0pt; mso-line-height-alt: 11.3pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES"><a href="https://n-1.cc/#_ftnref2"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">[2]</span></a></span><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Usamos aquí la gran intuición de Hugo Albuquerque<span class="apple-converted-space"> </span></span><span lang="ES"><a href="http://descurvo.blogspot.com.br/2012/09/a-ascensao-selvagem-da-classe-sem-nome.html"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">http://descurvo.blogspot.com.br/2012/09/a-ascensao-selvagem-da-classe-sem-nome.html</span></a></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="margin: 0in 0in 0pt; mso-line-height-alt: 11.3pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES"><a href="https://n-1.cc/#_ftnref3"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">[3]</span></a></span><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Sobre la dimensión “interna” de las luchas habría que
desarrollar un parágrafo específico para el que no tenemos tiempo. Y decir que
la incapacidad de los partidos opositores de izquierda para “dirigir” el
movimiento (sin contar las situaciones en las cuales han sido expulsados de las
manifestaciones y la insuficiencia de sus categorías teóricas) es una
demostración de cómo todas las hipótesis que trabajan, a partir de la
afirmación de un afuera ideal, han fracasado de igual manera que la izquierda
gubernamental.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="margin: 0in 0in 0pt; mso-line-height-alt: 11.3pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES"><a href="https://n-1.cc/#_ftnref4"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">[4]</span></a></span><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El documental titulado<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="border: 1pt windowtext; font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in;">Com Vandalismo</span></em>, ha
sido producido por Nigeria Audiiovisual y está accesible en<span class="apple-converted-space"> </span></span><span lang="ES"><a href="http://www.youtube.com/watch?v=KktR7Xvo09s"><span style="border: 1pt windowtext; color: #ff4c12; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-border-alt: none windowtext 0in; mso-hansi-theme-font: minor-latin; padding: 0in; text-decoration: none; text-underline: none;">http://www.youtube.com/watch?v=KktR7Xvo09s</span></a></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">. Fortaleza es la capital del Estado del Ceará, en el Nordeste
de Brasil y tiene una población de 2 miliones y medio de habitantes.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman; font-size: small;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Traducción<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">: César Altamira</b><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 11.3pt; margin: 0in 0in 0pt; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Publicado en <a href="http://europassignano2013.wordpress.com/2013/08/21/vogliamo-tutto-le-giornate-di-giugno-in-brasile-la-costituzione-selvaggia-della-moltitudine-del-lavoro-metropolitano-giuseppe-cocco-e-bruno-cava/"><span style="color: #333333; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; text-decoration: none; text-underline: none;">http://europassignano2013.wordpress.com/2013/08/21/vogliamo-tutto-le-giornate-di-giugno-in-brasile-la-costituzione-selvaggia-della-moltitudine-del-lavoro-metropolitano-giuseppe-cocco-e-bruno-cava/</span></a><o:p></o:p></span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-30050955677765114532013-05-21T21:19:00.000-03:002013-05-21T21:19:02.214-03:00MISCELANEAS DE ABRIL
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Calibri;"> </span></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">0.0<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El régimen de acumulación impulsado por el
kirchnerismo promovió el desarrollo de megaproyectos asentados en el control,
extracción, explotación y posterior exportación de diversos bienes naturales,
sin mayor valor agregado, fenómeno motorizado y acicateado por el boom de los
precios internacionales de las materias primas y de los bienes de consumo ante
su creciente demanda por las poblaciones de los países centrales y de las
potencias emergentes. La combinación de la renta diferencial de la tierra y el
boom de los precios internacionales no sólo convirtió a la teoría del deterioro
de los términos de intercambio comercial, tan cara a la teoría cepalina, en
mero residuo, sino que simultáneamente facilitó un considerable aumento de las
reservas monetarias nacionales, proporcionando suficientes ingresos económicos
al estado, que le permitieron volcarlos en ayudas sociales que descomprimieron
las tensiones, mientras producía simultáneamente nuevas desigualdades y asimetrías
sociales. Cierto es que esta modalidad de acumulación no ha sido privativa del
kirchnerismo. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">En los
últimos años se fue consolidando<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en
América Latina igualmente una modalidad de desarrollo, designado por algunos
como extractivista o neoextractivista, asentado en las notables ventajas comparativas
que brinda la renta diferencial agrícola, minera y petrolera-gasífera.
Paralelamente de manera reactiva se derivaron nuevos conflictos sociales,
económicos, ambientales y político-culturales. El panorama de luchas y resistencias
ofrecidas en estos años a nivel del continente indica que enfrentamos un nuevo
ciclo de luchas, afianzado en la defensa del territorio y del ambiente, así
como en la discusión sobre modelos de desarrollo alternativos; incluso sobre
las fronteras mismas de la democracia. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">0.1 Similares
resistencias se manifiestan en nuestras geografías. No han sido pocas las
alternativas de lucha desplegadas contra estas lógicas de acumulación que, a
pesar de sus localismos, se han extendido a nivel nacional: Famaillá, Esquel,
La Alumbrera, Chubut, Córdoba son reveladores de los territorios en conflicto.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aunque silenciosas y tranquilas estas
potencias de resistencia desplegadas, no son menos fundamentales y necesarias.
Participan de una transformación serena y profunda de un mundo en ebullición y
con profundas mutaciones. El panorama es muy cambiante y complejo. Enfrentadas
a situaciones de verdaderas angustias asociadas a las consecuencias de un
sistema basado en la competencia resulta siempre pertinente relevar cómo estos
grupos de personas se auto organizan para tomar en sus manos los aspectos
fundamentales del buen vivir. Pero no se trata únicamente de censar las
iniciativas por las que una resistencia colectiva se manifiesta de manera
innovadora, sino, más bien, de evaluar las pertinencias de estas experiencias
concretas, comprender sus modos de funcionamiento y de difusión en el conjunto
de la sociedad. Tomarse el tiempo para describir las estrategias, destacarlas,
mediatizarlas es ante todo un acto político. Dar visibilidad a estas mutaciones
multidimensionales internacionales, nacionales y locales, sin preguntarse sobre
sus propósitos y planes, es aceptar que los movimientos que se operan crean un
espacio particular fundamentalmente indeterminado y de enorme contingencia. Y
esto tiene un nombre, transición.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">En realidad,
desde la pueblada de Famatina, en enero de 2012, se produjo un nuevo realineamiento
entre poder económico, político y mediático en favor de la megaminería,
particularmente luego que el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>gobierno
nacional se expresara abiertamente a su favor. Dando la espalda a las
poblaciones afectadas,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los gobernadores
mineros conformaron la OFEMI (Organización Federal de Estados Mineros)
potenciando las localías provinciales, mientras el ejecutivo nacional retrasa
deliberadamente el censo de glaciares. El objetivo es uno: cerrar el debate a
nivel nacional y encapsular las luchas a escala local y regional. Basta
recordar que hay siete leyes provinciales que prohíben la megaminería, con
algún tipo de sustancia química. A fines de 2011, en Río Negro se derogó la
“ley anticianuro”, como la llamaban y se avanzó en la explotación minera en las
zonas provinciales. Chubut también buscó derogar la ley 5001, que fue la
primera en prohibir la megaminería, sin embargo la resistencia de la población
lo ha impedido hasta ahora. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">“Con el
modelo extractivo de megaminería y agronegocios no se puede profundizar la democracia”,
asegura Diego Montón, miembro de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de
Mendoza (Argentina) y nuevo coordinador continental de la CLOC-Vía Campesina (
Página 12, 17 de abril de 2013).<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Dice
Zibecchi: “El extractivismo es mucho más que un modelo productivo y de acumulación
de capital. En rigor, forma parte del complejo especulativo-financiero que hoy
domina el mundo. En nuestros países tiene efectos depredadores: está creando un
nuevo bloque de poder, corruptor políticamente, polarizador y excluyente socialmente
y depredador del medio ambiente”. (La Jornada, 17-04-2013)<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">0.2 Un paréntesis
para un abordaje diferente de los bienes comunes y su explotación. Los llamados
bienes comunes han ido modificando su composición y estructura con el
desarrollo del capitalismo. A los bienes ligados a la sobrevivencia y al
consumo primario -aire, agua, bosques vestimenta, sociabilidad, vivienda-,
vinculados directamente al accionar humano, se han agregado nuevos bienes
comunes que hoy se encuentran en las raíces, no tanto de la subsistencia y del
consumo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de base, sino más bien del
propio proceso de producción y acumulación. Pertenecen a estos en primer lugar
el territorio metropolitano, geográfico y virtual, y, consecuentemente, su
ambiente ligado al lenguaje y al conocimiento. La modernidad nació asociada a
la violenta mercantilización de los bienes comunes, en especial de la tierra,
con la ejecución de los cercamientos (enclosures) ingleses y la conquista de
los territorios. A partir de ese momento la cultura política de la Ilustración
eliminará los bienes comunes como categoría jurídica- política confinando su
reconocimiento a la época premoderna y medioeval. En ese contexto, el común se
despegará de toda vinculación con lo público y lo privado. Tanto el concepto de
púbico como de privado surgieron a partir<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>del concepto del trabajo desarrollado por el individuo. La definición de
privado se derivó de la apropiación individual a partir del trabajo realizado
por el individuo, donde la propiedad privada resultó ser su forma jurídica
consolidada. Por su parte, el concepto de público se constituye alienando lo
propio, siguiendo, paradójicamente, un curso similar. La propiedad pública
surgirá como necesidad de concebir un sistema político capaz de contrarrestar
las desigualdades generadas por la propiedad privada. La propiedad pública nace
así como aquella propiedad que no pertenece a nadie y que, por lo tanto, pertenece
a todos. Dicho de otra manera, pertenece al estado. Si la propiedad privada
puede ser vista como la apropiación del común por un individuo, la propiedad
pública debe ser vista como la propiedad común en manos del estado, como el
control del estado sobre el común; verdadera confiscación y creación, por lo
tanto, de una nueva alienación. Lo público, como forma de propiedad, no deja de
identificarse con lo privado como propiedad y, por tanto, con las formas más
profundas y tradicionales de la ideología liberal. El concepto de común que
sostenemos se contrapone precisamente al concepto de privado, así como a esa
paradójica subsunción de lo privado en la llamada propiedad pública. El
concepto de común se basa en un dispositivo de gestión democrática radical de
todo aquello que constituye el tejido de la actividad social. Es decir, gestión
de actos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>recíprocos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>entre los individuos, de la cooperación de
las singularidades y de la libertad de los productores. El común, en ese
sentido, debe ser entendido como la negación de lo propio, en la medida que
solo la cooperación de las singularidades constituye lo social y que solo la
gestión del común garantiza su renovación continua. En este abordaje, el
tradicional reformismo, que supone la reapropiación progresiva de la riqueza
por los individuos aislados y/o los grupos a través de una continua mediación
en las relaciones del capital, no tiene razón de ser. Así definidos los bienes
comunes no pueden ser asociados a la idea moderna de mercancía, en la medida
que existen sólo en cuanto representan e intervienen en acciones cualitativas.
Así considerados, son incompatibles con toda idea de concentración del poder,
ya que su existencia se asocia a una comunidad de grupos sociales o individuos
ligados en red, que privilegian modalidades de colaboración y participación
vinculadas al interés del conjunto, excluyendo toda jerarquización asociada al
poder particular existente en los integrantes del ecosistema. De esta manera,
la gestión de los recursos naturales, (correspondería mejor calificarla como
recursos de sobrevivencia) entendida como gestión del común, no puede formar
parte de compromisos o negociación alguna, ni ser emprendida como una
obligación ineluctable. Plantear, como lo hacen las Asambleas Ciudadanas, que
el agua es un bien común significa entender su uso en términos opuestos a todo
proceso de privatización y de explotación minera. Sin embargo, oponerse a la
privatización no supone retornar a la gestión pública burocrática, autoritaria
y corrupta. Reconocer un recurso como bien común implica igualmente rechazar
que sean los aparatos estatales quienes los administren, ya que tanto la lógica
privatista propia del individualismo posesivo, como la gestión estatal se encuentran
ambas alineadas con un criterio tecnocrático y cuantitativo de la acumulación
en abierta oposición a los criterios de las poblaciones que privilegian el buen
desarrollo y el buen vivir.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Resulta
importante destacar la iniciativa que desde la CTA opositora se lanzara días
atrás para la concreción de una Consulta Popular en Defensa de los Bienes
Comunes a organizaciones sociales, medioambientales, estudiantiles, sindicales,
políticas, territoriales, de pueblos originarios y culturales tras el cuestionamiento
al modelo productivo extractivista y que visibilice el uso de los bienes
comunes.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">0.3 El
proceso de reorganización política y económica nacional se ha estructurado en
torno a la figura del Estado. El kirchnerismo entiende su<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“retorno” como un triunfo político particular,
al compás de la liturgia peronista, a través de la construcción discursiva de
una nueva alianza nacional-popular que defiende esas bases estructurales, como
forma de recuperar la soberanía perdida en el período neoliberal. Pero el
estatismo es algo más para el kirchnerismo: es el eje ordenador de la vida
política y social nacional. Se trata igualmente de una centralidad del estado
que ha alimentado el perfil autoritario de las decisiones políticas del
gobierno. Más aún cuando el kirchnerismo no visualiza otra alternativa
gubernamental a la sucesión de CFK. Este particular subsuelo político restringe
los márgenes de maniobras consensuadas del gobierno, afecta la modalidad de las
decisiones políticas volviéndolas más verticales y autoritarias y aleja toda
governance posible, para aproximarlo a las clásicas modalidades de gobierno
modernas. Pero esta situación es generadora de tensiones y conflictos, no sólo
con la oposición, sino también al interior del propio peronismo. Las abiertas
disputas con el sciolismo bonaerense y el delasotismo cordobés, en tanto posibles
competidores de CFK en las elecciones del 2015, reflejadas en las magras
transferencias del gobierno nacional hacia las provincias en disputa,
transparentan estas tensiones y repercuten sobre las conflictividades
provinciales (huelga de los maestros en la Provincia de Buenos Aires; postergación
de los aumentos a los jubilados en la Provincia de Córdoba). En esa disputa son
los de abajo, asalariados o jubilados, quienes sufren de manera directa estos
desencuentros. Magros salarios para unos, retardo en el tiempo de los aumentos,
para los otros. Simultáneamente el kirchnerismo propagandiza constantemente las
virtudes del denominado “modelo con inclusión social” en ejecución desde el
2003. Si bien se crearon nuevos puestos de trabajo, desde el año 2009, la
generación de nuevos empleos se asentó en contrataciones realizadas por las
diferentes instancias estatales (nacionales, provinciales y municipales), por
lo demás, de baja calidad. La generación de empleos de calidad aceptable se
agotó en el 2007. Desde entonces los nuevos empleos son muchos de ellos
informales, precarios, transitorios y de baja remuneración. Luego de 10 años de
crecimiento casi ininterrumpido la “inclusión social” deja afuera a millones de
trabajadores aún desocupados, incluso asalariados que por sus bajas
remuneraciones no alcanzan a cubrir con su salario la canasta alimenticia,
mientras continúan activos los Planes sociales que, como remedo del workfare, siguen
una lógica neoliberal. Últimos estudios realizados por el Observatorio de la
Deuda Social hablan de 11 millones de pobres, cerca del 27 % de la población,
quintuplicando las cifras que entrega la retórica oficial a través del
INDEC.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Mientras la canasta básica de alimentos
alcanza a los 7500 $, ocho de cada diez asalariados ganan menos de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>3000 $ y el salario promedio llega a los 3500
$. Tres de cada diez hogares en nuestro país son pobres. El kirchnerismo, en
particular sus think tank integrantes de Carta Abierta, atados a una
problemática industrial fordista, se muestran incapaces de reconocer los
cambios operados en la naturaleza del trabajo en las sociedades capitalistas
del nuevo siglo, relegando de su horizonte político cualquier idea de remuneración
de la </span><a href="http://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><span style="font-family: Calibri;">vida, como el ingreso básico de vida o de
ciudadanía, sólo posible de implementar si se reconoce los cambios producidos a
nivel del trabajo productivo, asentado ahora en un trabajo de tipo cooperativo
y en red. En su reemplazo, no escatiman ocasiones para bendecir el proceso de
reindustrialización y de sustitución de importaciones.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">0.4 Debemos reconocer
que todo modelo de desarrollo impacta de una u otra forma sobre el hábitat de
la población, sus costumbres, reproducción de vida. En suma, sobre la vida. Este
modelo nacional de acumulación por desposesión generó una mayor concentración
de la propiedad de la tierra (el territorio) y significó el desprecio por la
naturaleza y por los bienes comunes de sobrevivencia. En este
contexto, Argentina es hoy un país más subordinado a las corporaciones
como lo testimonia la “entrega” de la Cordillera a transnacionales megamineras,
como la Barrick Gold, Xstrata o Yamana Gold. El modelo sojero, con el constante
corrimiento de la frontera agrícola en desmedro de las explotaciones ganaderas
o agrícolas de otro tipo, ha provocado no solo desforestaciones reduciendo la
biodiversisdad, sino que, con la utilización de los agrotóxicos que degradan
los suelos, ha provocado el desplazamiento de poblaciones campesinas hacia los
centros poblados. Por otra parte, las explotaciones mineras a cielo abierto, responsables
directas de la contaminación de los acuíferos y del propio suelo, afectan de
manera significativa a las poblaciones vecinas. Impactos similares mostrarán
sin duda las futuras explotaciones de los yacimientos hidrocarburíferos no
convencionales ligados al shale gas, a través de la técnica del fracking o
fractura hidráulica ante sus consecuencias ya conocidas mundialmente (uso
intensivos de las aguas, contaminación de éstas y potenciales movimientos
sísmicos). <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Análisis
particular merece la catástrofe de las inundaciones producidas en la ciudad de
La Plata durante el mes de abril, así como el anterior “accidente” ferroviario
de la estación Once (febrero 2012) , ambos con sus secuelas de vidas perdidas y
damnificados.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">La política
de vías férreas concesionadas a empresarios privados, iniciada por el
menemismo, que provocara innumerables despidos de trabajadores, la desaparición
de decenas de pueblos y el saqueo de numerosos bienes comunes han permanecido
sin grandes variaciones, hasta hoy. En efecto, mientras las corporaciones favorecidas
por las concesiones de los trenes de carga continúan enjugando cuantiosas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ganancias, los subsidios estatales, cuyo destino
era el mantenimiento y funcionamiento eficiente y seguro de los trenes de
pasajeros, abultaron los bolsillos de grupos “amigos” del poder, como los
hermanos Cirigliano de TBA, a pesar del “capitalismo en serio” que proclama el
kirchnerismo. Se gestó, como fiel reproducción del menemismo, un entramado de
negocios espurios y de corrupción entre un estado que dejaba hacer sin
controlar, una dirigencia sindical que participaba de las ganancias suculentas
(tras la concesión del trenes de carga) y un capitalismo que se construía a la
sombra del poder sin riesgo alguno. Este estado de cosas transformó el diario peregrinar
de los trabajadores hacia su trabajo en un potencial peligro de sus vidas,
donde éstas se reducían a simples mercancías, a cuerpos sacrificables o
desechables. Por ello Once no puede ser considerado ni una fatalidad ni un
accidente, sino un crimen social largamente anunciado. Once terminó por
desnudar las continuidades con el modelo neoliberal. No se trató de una
contingencia más. La precarización, en este caso, se relaciona con los
millonarios subsidios estatales que pagados a empresas privadas destinados a inversiones
se desviaron engrosando las ganancias empresariales y aumentaron los riesgos de
los usuarios del transporte.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Sin embargo
la continuidad neoliberal trasciende los FFCC. Asistimos, a partir del 2004, al
crecimiento de una construcción descontrolada en las ciudades apoyada en la
expansión de los megamprendimientos residenciales, tipo countries, comerciales
y turísticos, impulsados por grandes grupos inmobiliarios. Grupos poco
interesados en cumplir con regulaciones urbanísticas y ambientales que, por
otra parte, el propio Estado no les exige. Esta indiscriminada construcción
obedece a esa lógica especulativa instalada en las grandes urbes, reflejo de la
valorización productiva de los territorios metropolitanos en la post
modernidad. Como las fábricas en el fordismo, las metrópolis se han convertido
en el territorio productivo del nuevo capitalismo. Lógica especulativa cuya
contracara es la dificultad de acceso a la vivienda por parte de los sectores
populares y clases medias, así como del hacinamiento en villas, barrios,
hoteles e inquilinatos de los carenciados. Este fenómeno ha generado el aumento
exponencial de la población en villas, convertidas hoy en el blanco de las
“políticas de seguridad” del ejecutivo nacional y municipal. El conflicto que
se desencadenara por la ocupación del predio del Parque Indoamericano, a fines
de 2010, y que culminara con tres asesinatos, es demostrativo de estas
carencias no cubiertas por el modelo. Pero, debemos agregar, este desmesurado
crecimiento especulativo de la industria urbana sin chimenea ha provocado no
sólo el colapso de los servicios sanitarios, de agua y gas sino que ha modificado
sustancialmente el escurrimiento de las aguas urbanas potenciando las
inundaciones. El desastre de La Plata y su secuela de vidas debe buscarse aquí
y no en alguna variante de la naturaleza. Con su desastrosa contabilidad de
muertos, la tragedia natural de las inundaciones marca la existencia de un país
frágilmente desguarnecido. La tragedia contable de los inundados agiganta la
inconsistencia del modelo de inclusión social que también se hundió.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">La ausencia
de previsión y la falta de control de los funcionarios complementa esta lectura
como reflejo de un modelo que muestra su peor cara también a nivel urbano. De
manera simultánea el nuevo espacio metropolitano y sus dinámicas colaborativas
y cooperativas propician las condiciones para la construcción de un común que
conduzca a la reapropiación de la ciudad y de la vida, sólo posible a través de
las nuevas formas de lucha, organización y resistencia. Sin embargo la teoría y
práctica kirchnerista, frente a esta posible construcción, se encarga de
contrarrestarla anulándola: el estado aparece como el Leviatan que ordena y
repara socialmente lo que la salvaje naturaleza ha producido a su paso, proyectando
en las víctimas una mayor dependencia y sometimiento con relación al biopoder,
ahora con cara de estado, y donde el miedo y el endeudamiento por venir trabajan
para desarmar cualquier potencia de resistencia e indignación que pudiera surgir
en la carne de cada uno de los damnificados. La obediencia exigida a cambio de
la ayuda y del crédito se convertirá en la pasión triste que acompaña a la
desesperación de los inundados. El estado, como dispositivo de comando del
capital, se convalida, mientras las culpas y responsabilidades se diluyen,
cuando no se socializan. El Leviatan ha consumado su obra. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>0.5 En estos días presenciamos igualmente la
vuelta a escena de aquellas variables limitantes del crecimiento, a las que la
retórica oficial consideraba ya superadas. Nos referimos a factores como la Deuda
externa, hoy nuevamente en acción, provocada por los fallos de la justicia estadounidense
(el juez Griesa y la Cámara de Nueva York) que obligan al gobierno a pagar a aquellos
acreedores ("fondos buitres") que no aceptaron en el año 2005 la
quita ofrecida en el canje de deuda y que permanecieron en esa posición, incluso
para la primera apertura del canje en el año 2010. El pronunciamiento a favor
de los fondos buitres de la justicia estadounidense obligará a una segunda
reapertura del “cerrojo”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>impuesto a todo
nuevo canje de la deuda, a pesar de las declaraciones de CFK hace unos meses
pregonando “que no les pagaría un peso a los fondos buitres”. A contrario sensu
del discurso oficial no estamos en presencia de una política de
desendeudamiento, sino en todo caso de un cambio en los acreedores. Si anteriormente
el FMI y la banca extranjera eran los principales acreedores, hoy los nuevos
actores son el Banco Central, Banco Nación y el ANSES. El gobierno financia su
déficit fiscal con dinero prestado del Banco Central, Banco Nación y ANSES. La
deuda pública total, interna y externa, ronda hoy los 197.000 mil millones de
dólares contando los bonistas que no entraron en el canje del 2005 y 2010. Del
total de esa deuda, cerca del 55%, es deuda interna contraída con los
organismos nacionales mencionados. En el año 2012 la deuda aumentó en cerca de
3800 millones de dólares. El eventual incumplimiento del pago de la deuda se
trasladaría ahora peligrosamente hacia el ANSES (jubilados) y/ o el Banco
Central (que contaría con menos divisas para respaldar cualquier corrida
bancaria). La política de desendeudamiento forma parte de un relato oficial que
no se sostiene.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Similar
fenómeno opera con el desempleo. Durante los primeros nueve años de gobierno kirchenrista
se generaron 2,7 millones de puestos de trabajo, según datos del Ministerio de
Trabajo (el gobierno y los medios oficiales suelen decir que fueron “más de 5
millones”) con lo que la cantidad de gente ocupada aumentó un 21%. Más allá del
discurso oficial sobre la reindustrialización, con relación al empleo, debemos
anotar que el aumento del empleo en la industria fue similar al del conjunto de
las actividades (25%) entre 2003 y 2010. Casi todo ese aumento (19 puntos)
corresponde al primer período presidencial (hasta el 2007), mientras que tan
sólo 5 puntos corresponden al gobierno de CFK. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Algo similar aconteció con la construcción: su
empleo creció notablemente hasta 2007 y luego se estancó. Es posible observar el
cambio de régimen de empleo operado en 2007 con recordar que durante el
gobierno de Néstor Kirchner se crearon, por año, 700 mil puestos asalariados,
pero desde entonces se sumaron en tres años menos que lo que antes se agregaba
por año: 600.000 nuevos puestos En el último año se ha producido destrucción
del empleo mientras que el nuevo generado es precario y devaluado. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Por su parte
la tasa de trabajo informal se mantiene a niveles de comienzos del 2000<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>habiendo aumentado en el año 2012. Sobre un
total d 9.200.000 asalariados privados el 43 % de ellos se encuentra en
condiciones precarias, informales<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o en
negro, según el Ministerio de Trabajo. Quienes<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>trabajan en negro no tienen descuentos jubilatorios, no cuentan con
seguro de accidentes de trabajo y no reciben beneficios laborales como
vacaciones, asignaciones familiares o atención médica a través de una obra
social. Un corte al interior de los precarizados nos dice que: a) más de la
mitad son jóvenes menores de 34 años; b) un 40% de ellos son jefes de hogares;
c) contra la creencia de que el tema afecta sólo a la gente con menor
preparación o capacidad laboral, el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>44 %
de ese universo tiene estudios secundarios completos.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">El panorama
se complementa con una inflación que no cede manteniendo toda su vitalidad, reconocida
recién ahora por el gobierno cuando lanzó en marzo pasado un congelamiento de
precios, inicialmente para los alimentos habiéndose extendido en los últimos
días a las naftas. La inflación corroe los magros ingresos de los desocupados
con planes sociales así como los de quienes se encuentran en los niveles
salariales más bajos aumentando la pobreza e indigencia. Desde fines de 2007 el
gobierno dinamitó los índices oficiales cuando la inflación comenzaba a hacerse
sentir con el objeto de ocultar la pobreza e indigencia que comenzaban a
crecer. La inflación de 25% anual desde hace 4 años –toda la última gestión
kirchnerista- impide el aumento en el poder de compra de los salarios y el
aumento en la participación de los ingresos de los/as trabajadores/as. El
fifty-fifty en el reparto se aleja cada vez más.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">El PBI
industrial no lograr superar el 20% del valor agregado total. En paralelo, a
pesar de los subsidios, el dólar alto y la superexplotación de la fuerza
laboral generada en estos años, las ramas manufactureras del capital son cada
vez más deficitarias en su comercio exterior. En efecto, la industria argentina
registró a lo largo de una década un déficit comercial de US$ 195.000 millones
según un cálculo de la Unión Industrial Argentina. El monto equivale a un
tercio del producto bruto interno. Qué significa que la industria haya acumulado
semejante rojo comercial en una década? Bernardo Kosacoff piensa que el rojo
significa que “la estructura económica argentina sigue siendo la de la década
del noventa”. Nada nuevo bajo el sol estructuralmente. Mientras tanto el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“cepo<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>cambiario” a<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>compra<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>divisas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>las<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>restricciones que traban las
importaciones significan el reconocimiento de dos problemas: a) la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>incapacidad<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la política<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>post</span></span><span lang="JA" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">‐</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">convertibilidad<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>para
cambiar<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>estructura<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>económica<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>heredada del pasado; b)
el retorno de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>restricción<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>externa”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>algunos<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>habían considerado<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>ingenuamente<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>como<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>un problema superado. Ambas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>medidas buscan <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">promover<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la "sustitución</span></span><span lang="JA" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 11pt; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">”</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>importaciones<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>industriales<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>reindustrialización del país gracias a una
estrategia simple y ya ensayada en el pasado: impulso del consumo por vía monetaria
y fiscal junto con el freno a productos importados que atiendan esta demanda inflada.
Sin embargo la sustitución de importaciones en tiempos de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>globalización se convierte en una verdadera
quimera. Sus resultados son magros. El cuello de botella es la producción de
bienes de capital particularmente intensivos en contenido tecnológico que
permitan niveles de competencia internacional. Argentina está muy lejos de esa
meta. Un mercado interno estrecho sin economía de escala, la ausencia de
políticas de innovación y cambio tecnológico que acerquen la industria a
niveles internacionales ante los veloces cambios mundiales y una desigual distribución
del ingreso conspira contra toda sustitución de importaciones que se convierte
en una ilusión. Por el contrario, todo indica que se consolida una
primarización de la economía. Y el relato oficialista se aparta otra vez de la
realidad. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">0.6<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Desde el 2012, coincidente con el segundo
mandato de CFK, se observa un aumento de la represión y criminalización de la
protesta conjuntamente con la sanción de leyes como la antiterrorista, así como
la existencia del Proyecto X<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(el plan de
inteligencia y espionaje montado contra militantes y organizaciones sociales);
sanción de la Ley de las ART, situación que, de conjunto, hablaban ya del
endurecimiento del gobierno ante la presunción de una mayor conflictividad. Los
tiempos posteriores han confirmado ese pronóstico al observarse un escenario de
aumento de la conflictividad social. El país vive una disputa distributiva no
resuelta que debilita las reglas de juego, más aún cuando se transita de una
fase de crecimiento acelerado a una etapa de estancamiento o crecimiento lento
de acuerdo a cómo evolucionen las variables económicas. Las políticas sociales
y previsionales mantienen un carácter puramente compensatorio, arbitrario,
fragmentario con el objetivo de contener –sin resolver plenamente- las demandas
de los de abajo. El derecho universal a la seguridad social integral y los
servicios sociales básicos (salud, educación, hábitat) está fuera del horizonte
del neodesarrollismo kirchnerista. El gobierno se ha mostrado incapaz de
reducir la pobreza, controlar la inflación, asegurar la calidad de la
educación, incluir a los jóvenes en la sociedad o incluso brindar electricidad
suficiente. Indiferente ante el choque de los trenes y los barrios inundados.
En ese contexto la política fiscal sigue sin gravar importantes fuentes de
renta (minera y financiera), grava muy levemente otras rentas (agraria e
inmobiliaria) al igual que los ingresos suntuarios. El kirchnerismo posterga
todo reforma impositiva mientras el superávit fiscal se mantiene como un
objetivo primordial a los fines de sostener el pago de la deuda pública. La
expansión de la renta agraria y minera alimenta la especulación inmobiliaria y
los alimentos, aumentando artificialmente <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el precio de la tierra, desplazando a los
pequeños productores y postergando a los trabajadores agrícolas al acceso a la
vivienda digna. Simultáneamente, la soberanía alimentaria es puesta en riesgo. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">1.0 Atravesamos
momentos de “profundización del modelo”. Así como, luego de su derrota electoral
en 2009 y posterior al fracaso de la 125, el gobierno respondió con la Ley de
Medios, hoy, ante las diferentes demandas y protestas sociales, luego de las
inundaciones urbanas, frente a las crecientes dificultades económicas, -crecimiento
del desempleo, reaparición de la deuda externa, virtual reconocimiento de la
inflación tras la medida de congelamientos de los precios-, el gobierno redobló
su apuesta con la llamada "democratización de la justicia". Oferta
que lo acerca a una más transparente gubermentalidad inscripta en una
democracia sustentada en un presidencialismo absoluto. El gobierno proyecta,
una vez más, una huida hacia adelante articulada sobre cuestiones
significativas y sentidas por la sociedad. Al abordarlas de manera equivocada y
tergiversada termina pervirtiendo el propio proyecto y condenando a la sociedad
a tener que optar entre un gobierno que pervierte y destruye hasta las buenas
causas y opositores carentes de propuestas, mediado y tergiversado por los
intereses corporativos de los medios concentrados.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Las
manifestaciones del 18A expresaron, una vez más, la crisis de representatividad,
crisis de un sistema político anémico y fragmentado que, paradójicamente,
alberga también a un aparato estatal fortalecido a partir del 2001. No decimos
nada nuevo al respecto. Aunque debemos resaltar que el gobierno se muestra pertinaz
en responder a esta crisis política apelando al Uno permanentemente, distanciándose,
mediante este juego, de toda governance posible con los movimientos. Incluso, de
sus aliados más directos. Me refiero a la CGT oficialista. Todas las acciones
de gobierno han buscado reafirmar la democracia representativa y su basamento
central, la soberanía popular. Ese fue el argumento central utilizado por el
kirchnerismo en la discusión sobre la “democratización de la justicia”: la
soberanía popular extensiva a los tres poderes de la Constitución. Esto es, la
delegación. Las elecciones, el sufragio electoral delegativo como única forma
de convalidación política. Así lo manifestó también Carta Abierta, el grupo think
tank kirchnerista. En estos aspectos reside todo el anacronismo kirchnerista complementado
con su obstinada apuesta a la sustitución de importaciones, a una
reindustrialización asentada en el mercado interno para culminar con aquella
supina idea de que el capitalismo es consumo, tantas veces repetida por CFK
como émula, en el siglo XXI, de Tugan Baranowski. Todo un dislate político que
encubre el necesario corazón del comando capitalista: la explotación. Pero, en
esa perspectiva ¿no es el kirchnerismo un continuador de las políticas e
ideologías menemistas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>neoliberales al
colocar al consumo como el centro de los deseos de la sociedad? Resulta cuando
menos ingenuo y falaz aventurar opiniones sobre que el consumo genera
inversión, producción, y por lo tanto trabajo, en boca de quienes dicen
conjugar una retórica diferente y emancipadora. Mientras se oculta la
explotación como el sustrato del capitalismo, la verba del análisis vulgar y de
una lectura de la sociedad capitalista en clave de consultora económica, goza
de buena salud.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">En tiempos de
capitalismo biopolítico la subjetividad parece ser el resultado, mejor dicho,
el objeto de una nueva captura, de una nueva disposición, de un nuevo poder que
tiene que ver con la generalización del consumo como dispositivo conductor de
subjetivación, desorientando y deslumbrando al deseo humano, atrofiándolo tras
un movimiento ciego y mecánico, casi sin esperanzas. Forma de control que se
asienta sobre la solicitación y exasperación del propio goce autístico, que se
difunde en el sistema a través del acceso, siempre más fácil e inmediato, a los
objetos de consumo que el capitalismo pone incesantemente en acto para sostener
su ciclo de reproducción. Se construye así un vínculo asocial que tiene su eje
estructural no en una relación intersubjetiva, sino más bien en la efímera
relación construida entre individuo y producto, resultando de este escenario el
fortalecimiento de una fragmentación e inestabilidad creciente de los vínculos
sociales arrojando a los individuos, siempre más expuestos, a la precariedad y
a la soledad. Estamos frente a un cambio profundo de la estructura del poder. No
sólo se echa mano a la hobbesiana disciplina de los cuerpos (Ley
Antiterrorista, Normativa X) , sino que también se fomenta, en lenguaje
sicoanalítico, el imperativo del goce. En este caso el biopoder se transforma
en un poder bioeconómico. Se trata de un biopoder inédito que organiza la
esfera general de la vida; un poder que se ejerce sin metáfora, y que se extiende
hasta volver irrisorio su distancia con la vida misma. Por detrás de la “vuelta
de la política” aparece la centralidad de la economía que importa de hecho una
regulación de la vida más radical que aquella derivada de la forma clásica del
poder como expresión soberana de la fuerza del derecho. Más allá de las
declamaciones kirchneristas de su épica ideologizada de los 70’s , el poder del
mercado, coincidente con el poder de los grandes capitales y grupos financieros,
muestra una capacidad de incidencia y de determinación de la vida sin
precedentes. Los kirchneristas no lo saben pero lo hacen.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">La nueva forma
de alienación extiende el fetichismo de la mercancía a las relaciones sociales
y la libertad se transforma en mercancía fetichizada. Estamos, antes bien, frente
a una metamorfosis antropológica que tiende a extender la dimensión subjetiva
de la satisfacción del deseo a la ilusión de considerarse ahora propietarios. ¿Qué
otro objetivo persigue el kirchnerismo en estos días, tras la reforma al
mercado de capitales para fomentar la incorporación de nuevos espacios de
ahorro a los ciudadanos, articulados ahora por la bolsa y sus acciones,
sino<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el de ofrecer la ilusión de propietario,
como réplica cruel del TINA thatcherista? ¿Que otra lectura puede hacerse
cuando la reestatizada YPF busca fondear sus inversiones en el bolsillo de los
asalariados a través de los bonos y Obligaciones Negociables, verdaderos íconos
de la financiarización, y cuando esta operación es profusamente propagandizada
por el kirchnerismo? En estos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>casos la
lógica nacional y popular se viste con traje neoliberal.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Tronaron otra
vez las cacerolas como expresión de una sociedad civil que a menudo parece ensimismada,
entretenida en el consumo o en los vericuetos de la vida privada. Pero que de
repente se adueña de las calles y de las plazas, expresa su insatisfacción y
sus deseos, disputando quiere ser protagonista de un destino diferente, aunque
todavía no sepa muy bien ni cómo ni con quién. Sin duda que no ofrecen
alternativa política a la gubermentalidad kirchnerista. En todo caso estamos
frente a una perspectiva de salida semiliberal y ramplona políticamente. Sin
embargo debemos reconocer que son también el resultado de un liderazgo presidencial
abrumador y abrasivo, que margina e ignora a las fuerzas de oposición y asfixia
al republicanismo donde ser referencian las cacerolas, espacio político constituyente
compartido también por el propio kirchnerismo. En realidad, tras la idea que el
“pueblo” perdería su rumbo y su capacidad de acción soberana, si no se
habilitase una tercera reelección para la Presidenta en ejercicio,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se proyecta la ya clásica incapacidad atribuida
a la ciudadanía para tomar las riendas de la política en sus propias manos; mientras
se alimenta igualmente la tradicional desconfianza elitista frente al “pueblo” como
responsable de su propio destino. Conforme con esta visión, los destinos del “pueblo”
dependen por completo de la presencia de una figura-líder única e
irreemplazable.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">En estos días hemos
sido testigo de cómo el kirchnerismo, una vez más, bastardea procesos y proyectos
políticos legítimos adaptándolos a sus necesidades y prioridades. El proyecto
de “democratización de la justicia”, y su sanción legislativa posterior, se
suma a esta larga lista (estatización de las AFJP, estatización de YPF, reforma
al Banco Central etc.). No se trata de poner en duda su necesidad; mucho menos su
figura. Tras los conocidos traspiés del gobierno con el grupo mediático Clarín,
debido a las injustificadas demoras de la justicia para expedirse con relación
a la Ley de Medios, se instala, tras este proyecto, la idea de una nueva refundación
de la Argentina, ahora con cara judicial. Se trata de un proyecto se encuentra
plagado de defectos y errores, en contraposición a los intereses de los
sectores más desprotegidos de la sociedad. Empecemos por lo que la reforma
propone respecto de las medidas cautelares. La reglamentación de las
cautelares, transformándolas en simples figuras vacías, pone en línea al kirchnerismo
con los gobiernos autoritarios y de facto que siempre fueron hostiles a su implementación.
Las cautelares nacieron para defender a los ciudadanos más débiles frente al
poder estatal. Por esa razón las dictaduras fueron refractarias a ellas. Los
reclamos sociales, cuando estén dirigidos contra el estado u órgano
descentralizado, no podrán incorporar, como defensa, las medidas cautelares. Su
nueva reglamentación se alinea con el objetivo del poder de colonizar la
subjetividades volviéndolas más dóciles, mientras debilita su resistencia. El
capitalismo biopolítico instaura dispositivos de gobierno de los individuos
menos disicplinarios y más capilares. El sentido común exige que una reforma
significativa de las reglas que ordenan la vida pública sea debatida por el
conjunto de los organismos y movimientos sociales que pudieran verse afectados
por estas medidas (los jubilados p.e., ya que la introducción de nuevas Cámaras
de Casación extenderá al menos a seis años los reclamos por reajustes previsionales,
que hoy alcanzan tres años) y no por una elite o un sector político, con
desconocimiento o desprecio de lo que piense el resto. Similar espíritu se
advierte en las modificaciones en el Consejo de la Magistratura, órgano de
elección y remoción de los jueces. A contrario sensu de lo que argumenta el
gobierno la elección de sus miembros está atada a una representatividad
política en decadencia y lo convierte en un apéndice del partido gobernante. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">El proyecto
aprobado obliga a tener que optar entre un gobierno que pervierte y destruye
hasta las buenas causas, y opositores carentes de propuestas, todo ello
intermediado y tergiversado por los intereses corporativos de medios
concentrados. Siguiendo el camino de la construcción de los mitos, que
recogen necesidades y formas de elaboración colectiva de la
historia y de los orígenes, se instala la idea de una refundación de
la Argentina desde el punto de vista económico y social, que exigiría
cambios constitucionales que den cuenta de este proceso, mientras se
niega la responsabilidad del Estado – y más concretamente del gobierno – allí
donde el Estado manifiesta su ausencia o su complicidad. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">El
kirchnerismo reproduce, una vez más, su práctica histórica: infinito repertorio
de frases hechas y lugares comunes, bajo nombres que resultan pomposos porque
han perdido su sentido - soberanía, poderes fácticos, modelo, matriz productiva
diversificada, democratización de la palabra, derechos de las minorías,
democratización de la Justicia, proyecto nacional-. Se trata, como alguien bien
ha calificado, de un gran simulacro con el que el Gobierno intenta sustituir lo
real para permitirle disfrutar de los beneficios inmediatos del presente sin
por ello sentir traicionados los principios. En ese contexto el discurso de
realizaciones autocentradas remite a <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>prácticas de representatividad donde los
avances políticos no serían el producto de las luchas y la resistencia social,
sino de la bendición de un poder trascendente cuyo cuerpo central y único es el
propio gobierno. Esta modalidad de construcción pretende desarmar y
desarticular toda resistencia dese abajo al apostar a un mecanismo de
delegación que fortalece la anomia social y proyecta en su imaginario la
existencia de un gobierno que resuelve las cosas por si mismo, todopoderoso, al
mismo tiempo que promueve una sensación de impotencia, de debilidad interna en
las fuerzas sociales.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">Sólo la
resistencia social, el desapego con relación a los valores del poder, la
necesidad de construir común, de construir multitud puede hacer frente a este
atropello de la subjetividad permanente. Las políticas oficiales son portadoras
de mayor sometimiento, sea al poder político, sea al poder económico. No
contribuyen a construir un camino de emancipación y de libertad políticamente
productivo para la sociedad. En estos días, las luchas antagónicas contra lo
poderes que nos somete no pueden quedar circunscriptas a la simple
reivindicación de la emancipación. Si no van acompañadas de una práctica de
libertad incondicional estarán destinadas a permanecer presas del horizonte
constituyente presente. El alcance de la emancipación, la liberación del
sometimiento debe ir custodiada de la producción de subjetividad, de una
subjetivación y de una práctica constituyente. La destitución acompañada de la potencia
constituyente; la insurrección asistida por la invención; en definitiva, la
potencia ontológica frente al poder constituido. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Calibri;">César
Altamira<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>19-05-2013<o:p></o:p></span></span></div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-19730241691073546192013-05-16T20:42:00.001-03:002013-05-16T20:42:42.430-03:00Entrevista a Toni Negri: Autonomía obrera y vanguardias artísticas <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<b><span lang="ES" style="color: #202020; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Entrevista de Raúl Sánchez Cedillo.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Hemos entrevistado a Toni Negri en busca
de un punto de vista crítico-biográfico sobre las relaciones entre las
vanguardias artísticas y las experiencias políticas de autonomía obrera de la
segunda mitad de los años 60 y principios de los 70 en Italia. Relaciones de
influencia, de comunicación y de afinidad política. Pero también relaciones de
tipo conceptual: los temas de la abstracción capitalista del trabajo (y por
ende de la explotación) respecto y contra el valor de uso del trabajo colectivo
tanto en la práctica artística como en la fábrica social del
fordismo-taylorismo tardío. Cuentan también los nexos locales y geográficos
entre personas y grupos en un determinado momento, así como los acontecimientos
en los que tensiones de la crítica artística se politizaron, encontrándose con
dispositivos del movimiento obrero y estudiantil, donde las protestas contra la
Bienal de Venecia de 1968 ocupan un lugar ejemplar, pero donde también podemos
encontrar otros ejemplos, circunstancias y encuentros de este tipo, menos
conocidos, pero tal vez más ricos en detalles, indicios y matices.</span></b><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">¿Cuál fue, en vuestra experiencia</span></i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> operaista <i>de
los años 60 (con las revistas</i> Quaderni rossi, Classe operaia),<i> el
impacto, la influencia y la colaboración con grupos artísticos de vanguardia?
¿Cuáles fueron entonces los encuentros, citas y acontecimientos importantes a
este respecto, incluida la Bienal de Venecia de 1968?</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En los años 60, en el Véneto tan solo
existía aquel <i>Potere operaio véneto-emiliano</i>, el único que
intervenía en el Petroquímico de Marghera, y un pequeño partido
marxista-leninista,<i> Viva il leninismo</i>, que estaban completamente
ausentes del ámbito cultural, con la excepción de uno de sus miembros, Enrico
Duse, que era un magnífico musicólogo, pero limitado a la música veneciana del
siglo XVII. También estaba un extraordinario filósofo, Ferruccio Rossi-Landi,
que era analítico pero estaba trasladando su discurso hacia el lenguaje, y que
estuvo muy presente en el debate entre la filosofía analítica y la filosofía
política o, para ser más exactos, la filosofía marxista. A su vez, en el
terreno cultural los movimientos, entre Venecia y Padua, estaban emprendiendo
esa suerte de reconstrucción del marxismo que fue el operaismo, esto es, una
reconstrucción bastante sofisticada del discurso marxiano, después de haberse distanciado
de manera nítida de la dogmática tanto soviética como del PCI. El momento de
ruptura profunda fue en 1956: el momento en el que una buena parte de los
intelectuales italianos se apartan del <i>togliattismo</i>. De mis
recuerdos vénetos en particular rescato cosas muy extrañas: por ejemplo, estaba
el grupo de Venecia, compuesto por Tinto Brass, que luego empezaría a hacer
películas pornográficas, y que entonces hacía películas muy hermosas, entre
ellas una que se llamaba </span><span lang="ES"><i><u><span style="color: #666666; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Chi lavora è perduto</span></u></i></span><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> (1963), que se
coloca plenamente dentro de la temática del rechazo del trabajo. Allí estaba
también Corto Maltés, es decir, Hugo Pratt, que formaba parte de nuestros
grupos. En aquel periodo hay algo que no es ni completamente nuevo ni
completamente viejo, como aquel grupo en torno a Teresa Rampazzi, que
colaboraba con<i> Il progresso veneto</i> (y, por lo tanto, con <i>Potere
operaio veneto</i>), una personalidad muy importante que hacía de enlace o, si
se quiere, de mediación entre Luigi Nono y John Cage. Ella trajo a John Cage a
Padua y era amiga-enemiga de Nono. Pero pensemos también en el <i>Gruppo
63’</i>, que era importante en el Véneto, aunque menos de lo que suele pensarse.
Y luego está todo cuanto sucede en torno a las Bienales, la cinematográfica y
sobre todo la pictórica. Hay una enorme diferencia entre la intensidad del
mercado y de las propuestas que vienen de la Bienal y del Guggenheim y las
tradiciones y la continuidad de la pintura tradicional. A este respecto hay dos
personalidades muy importantes de la izquierda que son, por un lado, Giuseppe
Zigaina, un realista que se aproxima al expresionismo, y Emilio Vedova,
comprometido con los movimientos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Puede decirse que en la Bienal de
Venecia de 1968, en la primera fase, es decir, la dedicada a la pintura en
junio, la resistencia es organizada, junto a los estudiantes, por Nono y
Vedova. ¡Son ellos los que dirigen incluso los enfrentamientos físicos! Son
ellos los que se defienden con las sillas de los grandes cafés de la Plaza de
San Marcos, donde la policía se ve obligada al cuerpo a cuerpo, porque allí no
pueden acceder con las furgonetas ni las tanquetas de agua. Para nosotros, los
que estábamos vinculados a las fábricas, todo esto nos resultaba muy divertido.
Estábamos completamente de acuerdo y les apoyábamos, pero lo veíamos con un
cierta ironía. Era una revuelta de la cultura, sacrosanta, importante, pero no
hay que olvidar que ellos mismos formaban parte del mercado. También ellos se
reían de sí mismos: Nono, que era un comunista muy sólido, muy centroeuropeo,
se ríe también de sí mismo, de esa revuelta de la cultura. Sin embargo, a
finales de agosto, cuando comienza la Bienal del cine, la cosa se torna más seria,
porque no solo hay una deliberada provocación de la policía, que “encuentra”
una bomba para justificar la militarización del festival, sino que aquí es
preciso decir que Zavattini y toda una serie de directores y guionistas, se
rebelan con mucha fuerza, tanto contra la provocación como contra el discurso
sobre el “cine de Estado”, y exigen una gestión autónoma del festival. Ten
presente que, desde el punto de vista ideológico -si se puede utilizar la
palabra “ideológico”- tenemos la presencia de todo tipo de actitudes, pero el
elemento ideológico fuerte es esta crítica interna del marxismo. Si quieres, un
punto de referencia a este respecto es Franco Fortini, que más tarde es
recuperado directamente por el <i>operaismo</i> de los <i>Quaderni
rossi</i>, y que expresa argumentos muy próximos a los de Socialisme ou
barbarie, y a toda una serie de personajes que en realidad nosotros aún no
conocíamos, y que no son otros que miembros de la Escuela de Francfort,
aquellos que terminarán siendo protagonistas del 1968 alemán. No olvides que en
Italia, prácticamente hasta la década de 1980, la relación con la cultura
alemana es fundamental, mucho más importante que la relación con la cultura
francesa o anglosajona. La relación con la <i>Mitteleuropa</i> es
absolutamente fundamental. Antes de leer a Sartre, los jóvenes leen a
Heidegger, que era considerado como “existencialismo alemán”. Por ese motivo
Nono era para nosotros más importante que Cage. Hay que partir siempre de ese
presupuesto, que solo se modificará con el 68.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Cabría decir entonces que vuestra
relación con la cuestión cultural se plantea entonces dentro de los términos de
una dialéctica negativa...</span></i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Sí, fundamentalmente es así. Por
ejemplo, si echas un vistazo a <i>La horda de oro</i>, no encontrarás una
palabra sobre el arte en lo que se refiere a los años de preparación general
del periodo 60-70, nada en lo fundamental. Y esto es algo que hay que subrayar,
porque refuta toda una serie de interpretaciones, como las de Cullinam, que son
completamente banales, cuando no falsas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">De hecho, creo que habría que insistir
en esa otra “vanguardia”, la del arte cinético (Gruppo enne3, gruppo T),
precisamente porque, además de compartir sus problemas, hubo una participación
directa, al menos en el caso de Manfredo Massironi, en el proyecto operaista (la
revista Classe operaia). Una experiencia desconocida para los recientes
fans del Arte povera en Estados Unidos.</span></i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Hay que tener en cuenta que son una
minoría importante, que comienza a surgir dentro de lo que podríamos llamar la
“crítica de las máquinas”. ¿Cuál es la gran diferencia entre estos compañeros
-que se mueven de una manera muy provincial e ingenua- respecto al Arte povera?
A mí modo de ver consiste en que los grupos del arte cinético consideran que su
problema es el maquinismo, lo simbólico representado, los mecanismos de la
representación, y reaccionan de manera al mismo tiempo deconstructiva e
hiperconstructivista. Mientras que los otros se mueven con arreglo a una
especie de situacionismo, es decir, prestando una gran atención a la polémica
contra el consumismo; a los momentos de explosión, al acontecimiento y, por
supuesto, a la alienación. El discurso sobre la alienación, como dialéctica
negativa, se generalizada en aquel periodo, todos hablan del tema. Pero al
mismo tiempo, y con mayor importancia, está el discurso sobre la crisis de la
ley del valor, la crisis de la medida. Son dos discursos que luchan entre sí,
pero este último es sumamente importante: la cuestión del maquinismo, la medida
del valor a través de las máquinas, la representación del valor a través de las
máquinas, es decir, temas que forman el zócalo de lo que no me atrevería a
llamar nuestra “ideología”, pero un poco sí que lo es. El problema fundamental
para miembros del Gruppo enne como Manfredo Massironi es tanto la abstracción
del trabajo como comprender la máquina y la posibilidad de determinar la
alternativa desde dentro de la máquina. Massironi es amigo de Merz, se
frecuentaron durante un periodo muy largo, y luego se distanciaron por el hecho
de que en torno a esta cuestión de la alienación, Merz fue volviéndose cada vez
más “exhibicionista”, mientras que Manfredo fue volviéndose cada vez más
“maquinista”, dando lugar a una ruptura que tiene este contenido específico.
Luego hay en aquel periodo cosas muy divertidas: por ejemplo, si relees el
manifiesto de Celant, “Appunti per una guerriglia”, descubres un error
espantoso: en el mismo se cita la frase, “no somos nunca contemporáneos de
nuestro propio presente”, frase que se atribuye a (Regis) “Débray”... ¡cuando es
de Débord! Es algo absurdo. Hay que tener en cuenta asimismo que Débord tenía
contactos con estas historias, porque la primera exposición del Arte povera se
hace en Génova en 1967, y Débord, con Sanguinetti, vivía en los alrededores, y
los documentos del situacionismo son publicados en Liguria. Tenemos así una
serie de tránsitos interesantes, pero que al mismo tiempo están verificados
desde el punto de vista filológico, si se quiere. Estamos ante una vanguardia
clásica, pero que ni siquiera pasa por el contexto amplio de la crítica de las
obras estadounidenses, sino que es una vanguardia que, a mi modo de ver, recoge
y desarrolla a Burri y Fontana, esto es, italianos, y desde este punto de vista
se aproxima en gran medida al pensamiento débil. Cuando en el Arte povera se
habla de pobreza, o de trabajo, ¡lo único que queda claro es que nunca habían
visto una fábrica de verdad! Realidades de masificación del trabajo como las de
la FIAT Mirafiori de Turín, o la Montedison de Marghera, en las que trabajaban
cientos de miles de personas, llegan a resultar completamente inimaginables. En
este sentido, de haber una relación con la autonomía obrera de aquel periodo,
se trata de una relación completamente exterior. A fin de cuentas, lo único
verdaderamente divertido en todos ellos es lo grotesco, el modo en que aferran
lo grotesco de la situación, con un tono muy italiano, esto es, el de una
cultura cansada pero que aún está viva en la risa, en una risa amarga como la
que suele acompañar a lo grotesco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El Gruppo enne fue una experiencia muy
pequeña, tampoco hay que exagerar al respecto. Emprenden un trabajo que no
llegan a terminar ni a formular como un proyecto, pero dentro de este terreno
son terriblemente honestos. Un trabajo de deconstrucción que, pasando a través
de las máquinas, debería llegar a la percepción. Su discurso es siempre ese:
tenemos máquinas que amplían y constriñen nuestra percepción del mundo; estar
alienados es estar subordinados a la máquina. Es preciso rebelarse, pero para
rebelarse es preciso deconstruir. De ahí que la relación humano-máquina tenga
que plantearse en términos de deconstrucción, pero de una deconstrucción que
llegue a comprender cómo es la composición de los cuerpos que se ponen ante la
máquina. Y así el trabajo artístico es fundamentalmente un trabajo de
desvelamiento de esa relación humano-máquina y de inversión de la alienación a
través de un acto que es de penetración en lo abstracto del maquinismo, pero
que se torna concreto en el análisis de los cuerpos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">¿Y entonces cómo se plantea el problema
ético y político dentro de esta analítica?</span></i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El problema ético y político consiste en
rebelarse contra la alienación. Ahora bien, ¿quién debe rebelarse? Debe
rebelarse el colectivo, sobre esto no cabe ninguna duda. Permíteme que recuerde
lo que escribía en la carta “A Manfredo, sobre el trabajo colectivo” que
aparece en <i>Arte y multitudo</i>: “[...] llegamos aquí, pues, a una
nueva fase, la fase constituyente del obrero social... ¿Constituyente de qué,
cuándo, dónde? ¿Pero de qué queréis que sea constituyente sino de comunismo?
Repíteselo, Manfredo, hoy como entonces, cuando sobre la trama de nuestro deseo
identificábamos la palabra del futuro. El arte, lo hemos dicho, vive de
producción. La producción vive de lo colectivo. Lo colectivo se construye en la
abstracción —ahora, esta abstracción colectiva productiva se busca como
sujeto”. Volvemos así a la relación entre composición técnica y composición
política. La composición técnica, es decir, la abstracción del trabajo ofrece
la base a la composición política, que es mutación colectiva de la composición
técnica y de su posibilidad de tornarse, justamente, en fuerza subjetiva.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">A tu modo de ver, entonces, las
experiencias de vanguardia artística de los años 60 en Italia no abordan el
problema de la dimensión constitutiva o constituyente de la metamorfosis de la
composición del trabajo a través de la abstracción y de la desmesura, salvo
acaso el Gruppo enne...</span></i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Exacto. Los primeros, esto es, el Arte
povera, están atrapados en una concepción “situacionista” de la abstracción, en
una posición de izquierda hegeliana o, si quieres, propia de la Escuela de
Francfort, en su apogeo “reduccionista”; mientras que los segundos entienden
perfectamente el trabajo de desmistificación y de deconstrucción, pero no tienen
al fin y al cabo la fuerza para salir de ahí. Pienso que los únicos que
supieron salir de ahí fueron los cineastas, entre Fellini y Pasolini, aunque
personalmente sean unos reaccionarios... pero en realidad logran reconstruir un
punto de vista subjetivo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Pero también es el caso de Gigi Nono:
sus últimas obras, como <i>Prometeo</i>, redescubren el mito como
sustituto de la crítica. Y termina en lo grotesco. Y, sin embargo, pese a todo,
él es el elemento más vivo de toda esta experiencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">¿Piensas que esa separación o no
comunicación entre las experiencias de la “centralidad obrera” de los años 60 y
las de estas elites y vanguardias, contribuye a explicar el gran vacío de los
años 80?</span></i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Sin duda, porque en ese momento los años
80 pierden también la referencia simbólica del arte con la vanguardia, se
convierte en un objeto mercantil y punto. En los años 80, es decir, cuando
termina la conflictividad social o, para ser más exactos, cuando esta es
reprimida, encerrada, en ese momento no queda más que un enorme vacío, y los
elementos de ruptura que podía haber habido en ese arte se ven devueltos a un
régimen de pensamiento único, de pensamiento débil, a una <i>realité
marchande</i>. Craxi es un producto perfecto de este proceso, y podría haber
sido representato por un Kounellis, por ejemplo, que también hacía fotografías.
En este periodo se pierde incluso la violencia grotesca de las primeras obras.
Este caso italiano es sumamente importante, porque es una expresión ejemplar de
una crisis general. Se trata una postmodernidad que llega a destruir toda
ilusión -pensemos, por ejemplo, en aquellos que recuperan el Arte povera, que
hacen presentable el Arte povera, los Koons, en definitiva, y ahí vemos hasta
qué punto el Pop art se ha alimentado del Arte povera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En este sentido queda pendiente una
narración de ese periodo, necesariamente ambigua, puesto que no hay duda de que
tenemos una crítica de la sociedad en términos de alienación, de unificación
mercantil, es decir, de una “izquierda hegeliana” que es tan clásica en aquel
momento, y que traduce esa alienación generalizada en una impotencia
generalizada. Y a este respecto hay cosas que resultan completamente cómicas:
la idea del artista explotado que se convertiría en guerrillero. Volvemos aquí
a esa dimensión puramente cómica, grotesca o carnavalesca que se mueve dentro
de estos marcos. Unos marcos que, sin embargo, presentan además una continuidad
en la profundización estilística que tiene tras de sí unas cuantas cosas
grandes: Burri, Fontana, pero también Duchamp. Remontándonos llegamos a ellos,
y en este sentido el Arte povera no innova extraordinariamente. Frente a ellos,
hay un intento que aparece, por ejemplo, con el Arte cinético o el Arte óptico,
como tentativa alternativa, pero demasiado <i>naive</i>. Esto tiene que
ver con el error de centrarse en el análisis perceptivo, con el que no podían
ir muy lejos, salvo para convertirse, como fue el caso de Masseroni, en un buen
profesor de psicología de la percepción. La cuestión de la percepción estaba
entonces en el air du temps. No hay que olvidar la enorme importancia de
la <i>Fenomenología de la percepción</i> de Merleau-Ponty, también
desde el punto de vista de la reconstrucción de una estética, y siempre he
pensado que de ahí parte un comportamiento político, de ahí parte también
Foucault, parte una fuerte subjetivación de los comportamientos políticos
contra el objetivismo del marxismo clásico que nos era transmitido, y en este
sentido hubo un deslumbramiento “correcto”, un error o una ilusión
“justificada”, por así decirlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">¿Qué cabría recoger del arte cinético,
desde el punto de vista de los problemas que planteó?</span></i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Ha hecho referencia al problema de la
reconstrucción de la conciencia a través y más allá de las máquinas, que, por
cierto, es lo que sucede con el trabajo cognitivo, aunque no juraría que fueran
conscientes de ello... Pero no cabe duda que se trata de procesos de
anticipación, en los términos de una ontología del trabajo que pasa a través de
la máquina, lo que presenta una importancia extrema. Se inserta en un proceso
que lleva del obrero masa, al obrero social y al obrero cognitivo, en el que el
obrero masa es concebido como materialidad, el obrero social es concebido como
colectividad y el obrero cognitivo es concebido como percepción,
representación, subjetivación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.25pt; margin-bottom: 11.85pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 3.95pt;">
<i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En los años 70 la primera aparición de
lo que tú teorizabas como “obrero social”, ¿podemos encontrar una dimensión
creativa y artística en aquel movimiento completamente nuevo?</span></i><span lang="ES" style="color: #202020; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES" style="color: #202020; font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Sin duda, hay una dimensión creativa que se centra en los aspectos
lingüísticos, que a duras penas puede ser encerrada en una dimensión artística.
Por ejemplo, estoy plenamente convencido de que cuando Luciano Lama fue
expulsado de la universidad de Roma, aparte de los momentos de violencia que
tuvieron lugar entre los servicios de orden del sindicato y de los estudiantes,
se trató de un enorme happening, en parte genial y en parte farsesco. La farsa
era sin duda muy importante, y aquel fue al fin y al cabo un gran espectáculo
picaresco. Y allí se expresa, como lo hacía en los que entonces se llamaban los
“Circoli del proletariato giovanile”, una creatividad sobre todo en la
producción de fanzines, de montajes gráficos y tipográficos. En los años 70 se
produce un desplazamiento desde las experiencias artísticas y de vanguardia a
la vanguardia de masas, y esto presenta una enorme importancia, sobre todo en
las grandes metrópolis. Los centros pasan ser Milán y Roma, en vez de Turín. En
Milán tenemos la expansión del proletariado de las periferias, y las grandes
fiestas, como el festival del Parco Lambro. En cierto modo, el happening de
masas se torna en la forma artística central. Si consideras, por ejemplo, la
fuerza tipográfica de las portadas del periódico <i>Rosso</i>, que eran el
resultado de una investigación constante acerca de lo que se quería comunicar,
en ellas se expresa el triunfo de los fanzines. Pero puede encontrarse un
inicio con <i>Quindici</i>, una revista que es maquetada precisamente por
Mari. Allí estaba también Nanni Balestrini, que colabora con <i>Potere
operaio</i>, que publica un periódico que es como un cartel, y de <i>Potere
operaio</i> se pasa a <i>Rosso</i>, que se torna en un órgano de la
vanguardia de masas. Todo esto será recuperado en los años 80 por posiciones
“malas”. Para terminar con un ejemplo, piensa en la evolución de un gran
fotógrafo como Oliviero Toscani, que en los años 70 es un fotógrafo de
tendencias sociales para revistas de moda y en los años 80 se pone al servicio
de Benetton. La diferencia es enorme, colosal: las palabras utilizadas son las
mismas, pero el modo de ver y hacer publicidad es completamente distinto, de la
exaltación de la fisicidad y la sensualidad de los cuerpos con sus fotografías
de modelos para la marca de vaqueros Jesus, pasa al <i>shockvertising</i> de
los “United colors of Benetton</span><!--EndFragment-->
<br />
<span lang="ES" style="color: #202020; font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span>
<span lang="ES" style="color: #202020; font-family: Calibri; line-height: 115%;">* </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="line-height: 19px;"><span lang="ES">Entrevista a Toni Negri para el </span></span><span lang="ES" style="line-height: 19px;"><u>número 3 de la revista Carta</u></span></span><span style="line-height: 19px;"><span lang="ES"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">, verano de 2012</span><b style="color: #548dd4;">.</b></span></span></div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-43194017952008327772013-05-13T21:14:00.000-03:002013-05-13T21:20:13.913-03:00POR UNA RESIGNIFICACION POLITICA DE LA IZQUIERDA <!--[if gte mso 9]><xml>
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</div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Víctor
Manuel Moncayo C. (COLOMBIA)<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Como ocurre con muchas otras
expresiones que habitualmente utilizamos, de manera paradójica al hablar de
izquierda pareciera que todos supiéramos de su significación, pero al mismo
tiempo difícilmente podemos coincidir en precisar cuál es su sentido.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El vocablo etimológicamente
remite, en casi todos los idiomas pero principalmente en español, francés o
inglés, al lado corporal correspondiente al corazón por oposición a la
extremidad más utilizada, asociado también a la palabra siniestro que evoca los
malos augurios que hacían en la antigüedad los adivinos cuando las aves
aparecían por ese costado. Es decir, se trata de una connotación exclusivamente
posicional, de orientación o ubicación, o sea espacial o topográfica.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y de allí proviene
precisamente su matiz político. En la Asamblea Nacional Constituyente de la
Revolución francesa, desde septiembre de 1789, quienes pertenecían a las
agrupaciones que definitivamente optaban por una ruptura radical con el Ancien
Regimen y por la proclamación de la soberanía nacional, se situaban a la
izquierda de quien la presidía, por oposición a los sectores afectos a la
conservación de poderes monárquicos o reales. Eran los jacobinos que entre 1792
y 1794, liderados por Robespierre y Danton y con el apoyo de los Sans Culottes,
impusieron el terror contra todos los opositores a la Revolución.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Desde entonces, la izquierda está asociada al cambio de manera profunda y sin
concesiones, y la derecha a la conservación del orden.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>LAS VARIANTES DE CONTENIDO</b><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La historia posterior ha
reproducido en forma permanente esa distinción, hasta el punto de concebir un
espectro político que se mueve de la derecha a la izquierda con múltiples
matices que, según la época y las circunstancias disímiles de cada sociedad, se
llena de contenidos diferentes.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO" style="background-color: white;">En ese contexto, de manera
oscilante, se presenta a la</span><span lang="ES-CO"> izquierda como la
tendencia que se reclama de manera retórica y genérica a favor de los sectores
populares o de los oprimidos o excluidos, o </span></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">de los menos favorecidos o cualquiera
otra expresión análoga, o la que reivindica la democracia en general, o la
posición que enfrenta y combate las tendencias autoritarias o más recientemente
las neoliberales.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Igualmente, en ese espectro lineal de
posiciones políticas, se sigue hablando, sin
ningún referente, de izquierda, derecha y centro, e incluso algunos
plantean que ya han caducado esas denominaciones. Es así como la llamada
social-democracia, se plantea como izquierda o como centro-izquierda, pero en
la práctica juega el papel de ocultación o defensa del sistema capitalista de
manera confesa o ingenua. Su contribución real es la cooptación de las
expresiones de confrontación, conflicto o rechazo del sistema capitalista, mediante
la formulación permanente y renovada de supuestas y engañosas alternativas de
desarrollo que solucionen los efectos negativos en todos los órdenes. En muchos
casos, los partidos o agrupaciones que se reclaman de esa orientación aún dicen
ser abanderados de la clase obrera o de las clases medias o, para ponerse a
tono con la nueva realidad del capitalismo, defensores de los ciudadanos, de la
vida, del medio ambiente o de la protección de los recursos naturales, pero en
realidad poco o nada saben de las transformaciones que han ocurrido y vienen
ocurriendo en la organización social de la producción, y lo que es peor son en
muchos casos ciegos y sordos a las evidencias que sus propios centros de
análisis o sus gobiernos establecen.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">En el mismo campo, aunque afirmen ser
diferentes, se ubican quienes se reivindican de alternativas calificadas como
izquierdistas, que aún asumen el esquema de la necesidad de la toma del poder,
para desde él derramar beneficios para los explotados, e incluso para organizar
su hegemonía, desconociendo la dura realidad de las experiencias que a partir
del campo soviético se vivieron. Para ellos, poco o nada ha cambiado, seguiría
aún la vieja confrontación patronos y proletarios, en el mismo marco del
Estado-nación y de las relaciones de dominación de unas sociedades por otras.
Su perspectiva especular al poder existente, que busca por lo tanto
sustituirlo, cuando en efecto se instaura en el gobierno termina por
reproducirlo y con él las mismas relaciones de organización capitalista que
pregona combatir.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">En el extremo de la posiciones de
derecha, por el contrario, a pesar de que no obedezcan a entendimientos o
conceptualizaciones adecuadas o muy pertinentes sobre las transformaciones del
capitalismo, tienen muy claros sus propósitos y alternativas, pues tienen algo
así como una intuitiva inteligencia superior para captar la realidad renovada y
adecuarse a ella. En esa dirección se mueven de manera independiente o
comprometiendo en sus mismos propósitos a la social democracia e incluso a la
extrema izquierda, que generalmente lo que hacen en la práctica cuando acceden
a la dirección del Estado es realizar, con matices y maquillajes, idénticos
objetivos.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">En esa definición de contenido,
obviamente, tampoco está ausente la reflexión filosófico-política que ha
buscado atribuirle a la izquierda una significación trascendente. Es el caso,
muy ilustrativo por cierto, de Norberto Bobbio</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> para quien el criterio que permite caracterizar la
izquierda es la defensa de la igualdad, complementada con la libertad para
enfrentar las tendencias autoritarias, lo cual conduce artificiosamente a
excluir la llamada extrema izquierda para únicamente admitir como izquierda las
orientaciones social-demócratas. La construcción, además, remite a las
múltiples conceptualizaciones de la igualdad. De similar alcance son las
vertientes que apelan a la fraternidad como característica definitoria de la
izquierda a la manera de Louis Blanc, tendencia muy enlazada con las
orientaciones socialistas o incluso religiosas.</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-CO"> </span></strong><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><strong><span lang="ES-CO">COMO REPLANTEAR LA IZQUIERDA</span></strong><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Lo central en esta discusión es que la
izquierda, más allá de la visión topográfica y de sus variantes retóricas o reales
o filosóficas, no tiene una sustancia ontológica, sino que siempre remite a
variaciones de contenido como hemos buscado ilustrarlo. Por ello, resulta claro
que definir la izquierda es también una posición política, aunque parezca
tautológico. Así tenemos que asumirlo y plantearlo en el escenario de las
luchas, aunque quizás esta pretensión nos desborda, pues plantea indudables y
gigantescos retos. En mi ayuda, como siempre, vendrán muchas elaboraciones que
de manera permanente e incesante estudiamos con el afán de encontrar esas
nuevas respuestas. No hay, pues, en estos desarrollos nada original ni mucho
menos tenemos la absurda aspiración de que tengan ese carácter. Sabemos también
que el terreno que pisamos en esta dirección es difícil, sensible y frágil; es
como una “fábrica de porcelana”</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO">, para parodiar el título con el cual Negri bautizó una
de sus obras. El desafío es encontrar para el efecto, el sendero de un nuevo
vocabulario y una nueva gramática, como es necesario hacerlo también en muchas
otras dimensiones</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> . Pero, no se trata sólo de un desafío teórico, sino de
una responsabilidad ética frente a una realidad como la contemporánea que no
compartimos y que quisiéramos contribuir a superar. </span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">En ese contexto, son muchas las
dificultades que es preciso encarar, entre las cuales las más destacadas hacen
relación a la distancia que estas reflexiones tienen respecto de las prácticas
político-electorales; a los sesgos y deformaciones propias de quienes nos
movemos en el mundo del discurso académico; a los inevitables e insalvables
vínculos con nuestras posiciones en el campo teórico-político e ideológico; a
los riesgos de caer en lugares comunes; a la incapacidad de lograr comunicar
nuevas u otras formulaciones de manera adecuada, sobre todo porque es preciso
vencer el enceguecimiento o el deslumbramiento que ciertas apreciaciones
producen en la llamada opinión pública y también en quienes dicen practicar el
conocimiento de las relaciones sociales; a la urgencia de enfrentar el tabú que
se ha erigido y agigantado sobre las posiciones que osan insistir en una
perspectiva antisistema, llamando por su nombre al capitalismo que no cesa de
regir y dominar; y a los efectos de esa especie de mal de coyuntura, derivado
de la asfixiante angustia producida por ciertos regímenes políticos, que nos
hace ceder ante la tentación de lo inmediato desdeñando los problemas más
significativos o estructurales. </span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">De otra parte, tenemos que estar
vigilantes para no sucumbir a los lugares comunes y para poder sustraernos a
las divagaciones y ambigüedades que siempre se tejen alrededor de la expresión
izquierda, pues, no hay duda que hasta la utilización misma de la palabra
comporta ya sesgos difíciles de conjurar.</span><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><strong><span lang="ES-CO">UNA IZQUIERDA FRENTE A QUE?</span></strong><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Si algún contenido queremos otorgarle a
una posición de izquierda, necesariamente tenemos que identificar cual es el
referente económico-social y político frente al cual nos situamos. Así como en
los tiempos ya lejanos de la revolución burguesa, hoy tenemos que saber cual es
el Ancien Regimen contemporáneo al cual nos dirigimos, pues al fin y al cabo se
trata no de convivir con él sino de negarlo para pretender sustituirlo.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">A este respecto, es preciso avanzar una
tesis inicial: El sistema capitalista, que cuenta ya con siglos de existencia,
vive una nueva época, cuyos rasgos y características tenemos que identificar
con herramientas conceptuales renovadas, que no estén manchadas por las huellas
de instrumentos teóricos concebidos y utilizados en fases anteriores del mismo
sistema de dominación. Sólo así la posición de izquierda que se quisiera
formular puede enfrentarlo. En otras palabras, se </span><span lang="FR">trata de contribuir a la
necesaria nueva respuesta que debe y puede darse hoy, en la dirección de
confrontación del sistema de explotación ahora completamente transformado, que
pueda estar en definitiva más allá de las agendas de conservación o
reproducción, explícitas o no, que se mueven en el espectro político, o que
claman por el retorno a viejas ilusiones y experiencias ya derrotadas o
frustradas, o que definitivamente han perdido su vigencia histórica.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="FR">Si ese cambio ha comprometido toda la organización de la producción y del
trabajo, hasta el punto que el poder se ejerce ahora más sobre la vida misma,
el conflicto y las formas de resistencia tienen que ser forzosamente nuevos y,
entre ellas, la posición de izquierda. Es preciso abrir perspectivas de otra
construcción social y política positiva, que permita nuevos escenarios bajo
formas de democracia diferentes a las que han acompañado y servido al
capitalismo.</span><strong><span lang="FR"> </span></strong><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">En ese plano, por consiguiente, la
consideración esencial hace referencia a la urgencia de entender los rasgos y
la significación del capitalismo post-industrial o cognitivo, o como quiera
llamársele</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO">. En especial, es preciso tener en cuenta que ya no
podemos seguir interrogando la explotación en términos de la medición propia de
la teoría del valor-trabajo, dada la caducidad de toda forma de medida, que se
deriva del desplazamiento predominante del Intelecto General del capital fijo
hacia los cerebros de los sujetos, y de la indeterminación temporal y espacial
de su concurso a la actividad productiva en razón del carácter biopolítico de
la producción.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Igualmente, será indispensable
comprender que el Estado ha salido plenamente transformado, dejando atrás la
soberanía que antes lo definía, para pasar a ser un instrumento de biopoder que
busca invadir todos los espacios e intersticios de la vida, bajo un esquema de
excepcionalidad permanente, en el contexto general de un orden imperial en
construcción que no reposa sobre la dominación de una o varias sociedades sobre
otras.</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> </span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Y, lo que es quizás más importante,
será preciso ser consciente de que el nuevo orden capitalista es irreversible y
que avanza progresivamente en su organización, de tal manera que no son
admisibles las pretensiones de retorno a otras fases superadas, a las cuales se
acude con nostalgia, quizás por ser territorios conocidos con la esperanza de
que es más práctico actuar en ellos, que experimentar creativamente en los
nuevos. Por la misma razón, tampoco será posible continuar utilizando las
mismas formas organizativas y expresivas del conflicto, como las partidistas o
sindicales, pues a la nueva época corresponden otras resistencias y, por lo
tanto, diferentes modalidades de identificación y antagonismo. </span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">La nueva gran transformación del
capitalismo no nos ha colocado, a quienes seguimos insistiendo en el rechazo de
ese sistema de organización social, en una situación de derrota, sino en el
camino difícil de reconocimiento del cambio producido, para orientar una acción
cuyo norte sea la construcción de otro mundo posible. Las posibilidades que
antes se tenían han sido en efecto estranguladas, pero se abre el panorama
virgen de la construcción de otras.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">En esa dirección, un factor favorable
son, sin duda, las lecciones que la historia nos ha dado. En particular, el
derrumbe del socialismo real que nos ha liberado de lo que él significó como
impostura y, sobre todo, que ha evidenciado el fracaso de la estrategia de las
dos etapas, que nos hizo creer que era preciso tomar el poder para desde él
transformar el mundo. Son las prácticas colectivas, los movimientos y sus luchas,
las que tienen ahora la palabra para experimentar otra vía histórica, un éxodo.
La izquierda debe reinventarse en
estrecha relación con ellas, sin pretender imponerles derroteros
categóricos. En este sentido, a partir de la aproximación a la nueva realidad
del capitalismo y de su reconocimiento, sólo son posibles orientaciones
provisionales en muchas dimensiones, como las que en este escrito presentamos y
que estimamos centrales.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Tenemos que tener, por lo tanto, como
punto de partida, el reconocimiento de que el orden del capitalismo industrial
ha sido transformado radicalmente, tanto en el centro como en la periferia. Que
no se trata sólo de efectos producidos por nuevas políticas públicas, como las
que se engloban bajo la expresión neoliberalismo, sino de un cambio estructural
que tiene que ver con nuevas formas de explotación y de acumulación en el marco
de una renovación de la función del sector financiero.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO"><b>COMO LA IZQUIERDA PUEDE TRASCENDER EL
PODER? RESISTENCIA Y EXODO</b></span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Situados desde otra perspectiva, es
preciso señalar que una izquierda reinventada es inseparable de una necesaria
superación de la interpretación unívoca del poder que ha logrado construir la
modernidad, conforme a la cual el poder siempre es trascedente y soberano, como
puede advertirse en las corrientes teóricas más diversas.</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> Nos coloca frente al poder con una sola alternativa
posible: se acepta el poder o se reniega
totalmente de él, sin que haya posibilidad de otro camino, obligándonos a
permanecer en el mismo paradigma. La cuestión es clara, incluso en el Lenin de
El Estado y la Revolución, pues a la trascedencia del Estado se opone como
simetría inversa su desaparición, de tal manera que la liberación queda inmersa
en la relación dialéctica con el poder. En otras palabras, como se acostumbraba
decir, el poder burgués se sustituye por el poder proletario. He allí la
necesidad de Lenin de insistir en el dualismo de poder, en la transición y en
la dictadura del proletariado durante ella, con todas las consecuencias que
sabemos históricamente tuvo. El llamado, por lo tanto, es a abandonar el
paradigma del poder creado por la modernidad, para moverse en un escenario
diferente, en el cual prevalezcan sobre el poder las razones de la asociación política y de la
dinámica democrática.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">De lo que se trata, por lo tanto, como
lo ha planteado Holloway, es de asumir que “lo que está en discusión en la
transformación revolucionaria del mundo, no es de <i>quien</i> es el poder sino la existencia misma del poder. Lo que está
en discusión no es <i>quien</i> ejerce el
poder sino como crear un mundo basado en el mutuo reconocimiento de la dignidad
humana, en la construcción de relaciones sociales que no sean relaciones de
poder”.</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> Para ese efecto, hay que salir del paradigma del Estado,
que lo aisla para atribuirle una autonomía que no tiene, y para ocultar que
está limitado y condicionado por un nodo de relaciones sociales, centrado sobre
la forma de organización del trabajo en la sociedad.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Como en otras épocas del capitalismo,
en la actual la resistencia a sus formas de dominación le es consustancial,
pues el conflicto subsiste aunque asuma otras modalidades. Habiéndose llegado a
un alto grado de subsunción real de la
sociedad por el capital, las resistencias no cesan, sino que tienen otras
expresiones, en todas las modalidades y momentos de la vida, y ya no sólo en
los límites estrechos de las instalaciones fabriles.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Claro está que entender como son esas
resistencias no es sólo un problema teórico, pues ellas antes que todo son
determinaciones surgidas del proceso histórico y de las voluntades colectivas,
sin que nadie pueda prefigurarlas o definirlas antes de que se produzcan.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Lo que es central es que esas
resistencias tomen el camino del éxodo, para evitar repetir los senderos
especulares atados al paradigma del poder. Se trata, en efecto, de un recorrido
que va de la identidad y la diferencia para afirmar una superación creativa,
para luego alcanzar una nueva figura ontológica, unas nuevas subjetividades,
que se traduzcan finalmente en otra estructura de vida y de existencia. No es,
pues, una simple fuga, sino poder salir de lo existente hacia una realidad
diferente. Como tal es un proceso conflictivo, que en lo posible no debe ser
violento, precisamente para no reeditar el carácter del poder capitalista que se
abandona. Por lo tanto, se identifica con un proceso de paz, aún cuando
eventualmente requiera una fuerza defensiva de lo nuevo.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Se trata de valorar la opción de
abandono o de huida frente a la de la simple protesta, sin oponerle reticencias
morales. Como lo ha advertido Virno “la desobediencia y la fuga no son, por
otra parte, un gesto negativo, que libere de la acción y de la responsabilidad.
Al contrario: Desertar significa modificar las condiciones dentro de las cuales
se desenvuelve el conflicto, más aún, aumentarlo. Y la construcción positiva de
un escenario favorable exige más empuje que el encuentro con condiciones
prefijadas. Un “hacer” afirmativo cualifica la defección, imprimiéndole un
gusto sensual y operativo para el presente. El conflicto se entabla a partir de
lo que se ha construido huyendo, para defender relaciones sociales y formas de
vida nuevas, a partir de las cuales ya está construyendo experiencia. A la
antigua idea de huir para golpear mejor, se une la seguridad de que la lucha será
tanto más eficaz, cuanto más se tenga algo que perder más allá que las propias
cadenas.”</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> </span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">En ese éxodo, habrá transiciones o
etapas intermedias, en las cuales no son descartable las reformas, no como
soluciones sino como medios para abrir nuevas contradicciones y ahondarlas, de
manera que aporten al proceso de ruptura, que permitan dar saltos hacia
adelante, siempre con un norte no capitalista, de negación del Estado y de
construcción de otra esfera pública no estatal.</span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: bold; mso-themecolor: text1;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><strong><span lang="ES-CO">LA IZQUIERDA AL RESCATE DE LA MULTITUD</span></strong><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Es en esa dirección que el debate
teórico reciente busca rescatar la Multitud como nuevo sujeto, lo cual supone
reactualizar la oposición Hobbes-Spinoza para enfrentar este nuevo siglo XVII,
de tránsito hacia otro mundo posible no capitalista.</span><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mas allá del significado habitual de la
expresión que remite a un número plural de elementos, sean ellos personas,
cosas u otros, la multitud ha sido un concepto de la filosofía y, en
particular, de la filosofía política. En efecto, si pensamos en las categorías
aristotélicas, la Multitud se considera como un ente sin causa formal ni
eficiente, ni tampoco causa final, respecto del cual es preciso actuar desde el
exterior, para formarlo, para organizarlo. Esa manera de entenderla podría
decirse que aún se mantiene. Es una comprensión ciertamente negativa, que
asocia el número plural de elementos a la ausencia de orden, a una materia a la
cual se le debe otorgar coherencia, sistematicidad.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Como nos lo recuerda Virno, el debate sobre
su significación aparece con especial fuerza a propósito de las controversias
teóricas, filosóficas y prácticas que se escenifican en los procesos históricos
del siglo XVII, en la antesala de la organización de los estados nacionales
modernos. Es así como Spinoza<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
en el contexto de su concepción teológico-política, asume la multiplicidad de
singularidades con un sentido propio que carece de causación exterior, que
tiene una dimensión inmanente y materialista, es decir que no es posible
atribuirle su existencia a una potencia ordenadora exterior a la realidad. De
esta manera se erige la multitud como un concepto subversivo contra las teorías
del Estado y de la democracia que desarrollaban las sectas protestantes, bajo
el esplendor de la monarquía absoluta, que la restringían a un conjunto de
subjetividades dirigidas hacia Dios para observar su mandato. Las
subjetividades no son metafísicas, sino que se explican siempre como resultado de las relaciones en el
conjunto de las singularidades.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Para Spinoza, en consecuencia, el concepto de
multitud se refiere a una pluralidad que se mantiene en la dimensión pública,
en los quehaceres comunes, sin que un movimiento centrípeto la haga converger
en una Unidad. Es la forma de existencia social y política de los muchos en
tanto son muchos; es una forma permanente, no episódica, y como tal es el
fundamento de las libertades civiles.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Tienen razón, por lo tanto, quienes afirman
que “con Spinoza, la multiplicidad de potencias deseantes es pensada bajo una
figura que hace de ella un sujeto político: la multitud. Esta multitud está
surcada por antagonismos, no puede ser nunca una unidad. Los muchos subsisten
como muchos sin aspirar a la unidad estatal.” Virno valora así la obra del
hereje Spinoza, para poder, además, pensar la posibilidad de la irrupción de una
democracia no-representativa, de una ampliación del espacio público más allá de
la incidencia del Estado.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por el contrario, Hobbes enfrenta la
multitud, pues estima que la existencia social y política de los muchos en
tanto muchos, sin converger en una Unidad, representa una amenaza suprema para
la existencia de la soberanía estatal. La multitud es inherente al “estado de
naturaleza”, por eso es renuente a la unidad política, a la obediencia, se
niega a transferir derechos al soberano. La multitud es antiestatal y por esto
mismo antipopular: “Los ciudadanos, en tanto se rebelan ante el Estado, son la
multitud contra el pueblo” .<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Es la idea individualista hobbesiana, en virtud de la cual los hombres no se
relacionan por amor sino por miedo y egoísmo, y buscan resolver el conflicto
natural mediante un acuerdo que permita salir de la guerra e instaurar la paz.
Enajenan su poder como individuos en un
poder soberano y de esa manera se convierten en pueblo. La multitud confluye
así en la unidad del pueblo, que explica la existencia del Estado. El pueblo,
por consiguiente, sintetiza, reduce y unifica la pluralidad y multiplicidad de
la multitud.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sin embargo, esa multitud a pesar de haber
sido desterrada del escenario de los estados nacionales por la noción de pueblo,
siempre se ha expresado bajo formas tenues y casi ocultas. A ella
se alude por el liberalismo cuando se admite que, además de lo público,
sobrevive la dimensión privada, en la cual los muchos no tienen rostro y están
lejos de la esfera de los asuntos colectivos. Algo similar ocurre en el
pensamiento social-demócrata que opone lo colectivo a lo individual, en sus
divisiones y multiplicaciones.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hoy, como lo busca explicar Virno, después de
la prevalencia durante siglos de la categoría de pueblo y, por ende, de la
dimensión del estado-nación, con la crisis profunda de la teoría política de la
modernidad reaparece la multitud como expresión de numerosos comportamientos
contemporáneos, reviviéndose el debate bajo nuevas perspectivas, en lo que se
ha denominado otro siglo XVII, pues los novedosos fenómenos de la producción
contemporánea son inexplicables sin tener como punto de partida el modo de ser
de los muchos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La
multitud tiene tras de si un Uno representado por el lenguaje, el
intelecto como recurso público e intersíquico, en pocas palabras las facultades
genéricas de la especie. Por el contrario, el pueblo supone individuos como
átomos desligados de su unidad básica precedente, que buscan hallar otra unidad
en el cuerpo nacional de un Estado que los somete.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Las transformaciones contemporáneas han
provocado que los cuerpos de la multitud hayan recuperado su carácter
irreductible, convirtiéndose cada vez más en cuerpos extraños y rebeldes a las
fuerzas de la disciplina y la normalización. El predominio del trabajo
inmaterial, del intelecto general, los ha convertido en cybercuerpos que se
mueven libremente más allá de los límites que separaban al hombre de la
máquina. Y en el nuevo orden de la globalización, se han creado nuevos
circuitos de cooperación y colaboración, que se extienden sin distinción de
naciones y continentes y hacen posible un número infinito de encuentros. No nos
hemos vuelto iguales, sino que sobre la base de nuestras diferencias podemos
comunicarnos y actuar juntos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es lo que ha conducido a Toni Negri a retomar
el concepto de Multitud así entendido, para plantear que la multitud
contemporánea no está compuesta por “ciudadanos” ni por “productores”, pues se ha roto la
distinción entre lo individual y lo colectivo, entre lo público y lo privado.
Los muchos de la multitud ya no necesitan la unidad de la forma del
estado-nacional, por que han reencontrado su unidad en las facultades genéricas
de la especie humana. Estamos ante una multitud como un concepto de clase, ya
no de la clase obrera, sino de la clase de todas las singularidades
productivas, de todos los obreros del
trabajo material e inmaterial. Es una potencia ontológica que encarna
un dispositivo que busca representar el
deseo de transformar el mundo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La multitud como conjunto de singularidades
vuelve a expresarse y no admite que sus diferencias sean reducidas a otra
Unidad distinta de aquella que la precede: las facultades comunes propias de la
especie. En tal sentido, desconoce la soberanía, pues puede regirse por sí
misma, puede ser carne viva que se
gobierna a sí misma. Como tal, además, puede hacer realidad la democracia como
gobierno de todos para todos. Siendo hoy la producción biopolítica, es decir
que comprende todos los aspectos de la vida, la multitud es el sujeto común del
trabajo, aunque siga sometida por la categoría de pueblo nacional.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A diferencia de lo
que ocurrió en el siglo XVII cuando la burguesía como nueva clase social
emergente, sobrepuso a la multitud una soberanía edificada sobre el concepto de
pueblo nacional, hoy en la soberanía del nuevo orden global, la multitud
irrumpe para imponer una sociedad alternativa que no disuelva las diferencias
que se edifican a partir de nuestra unidad
como especie.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><strong><span lang="ES-CO"> LA OSCILACION AMBIVALENTE DE LA MULTITUD</span></strong><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Llegamos así a la ambivalencia descrita como
un predicado o rasgo de la Multitud, sobre la cual insiste Virno en casi todos
sus escritos, a propósito de las diferentes características de la Multitud
contemporánea. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En textos recientes, Virno plantea como esa
indagación sobre la “naturaleza humana” está enlazada con la lucha política.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></a>
No se trata, sin embargo, de la tontería de deducir una estrategia y una
táctica políticas de los rasgos distintivos de nuestra especie<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Por el contrario, cuando la naturaleza humana, las aptitudes invariantes de
nuestra especie son un recurso económico central del capitalismo postfordista,
ella no es la solución sino parte del problema. La definición de Marx de que la
fuerza de trabajo es “el conjunto de las capacidades psíquicas y físicas de un
cuerpo humano”, se ha vuelto sólo hoy plenamente verdadera, pues es ahora
cuando esas competencias básicas cognitivas y linguísticas han sido puestas a
trabajar. Por ello quien “descuida la indagación sobre la “naturaleza humana”,
no está en condiciones de comprender las características sobresalientes de la
fuerza de trabajo contemporánea. <i>El
panorama teórico actual está atestado de naturalistas ciegos a la historia y de
historicistas que se indignan si se habla de naturaleza</i>”.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pues bien, para Virno hay que luchar contra
la carga destructiva inscripta en nuestra especie, con la “negatividad” de un
ser dotado de lenguaje. Así como las aptitudes genéricas hacen posible la
innovación, también alimentan la agresividad en los enfrentamientos entre semejantes,
y de allí que “<i>pensar que la multitud es
absoluta positividad es una tontería inexcusable. La multitud está sujeta a
disgregación, corrupción, violencia intestina</i>”, <a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></a>
y tenemos que asumir la responsabilidad de “asumir toda la realidad de lo
negativo, en lugar de excluirlo o velarlo”, pues conocerla nos puede servir
para “inventar nuevos y más satisfactorios modos de vivir”<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La oscilación permitida por la Multitud en su
ambivalencia, por ejemplo, da lugar a que a pesar de la crisis del estado
central moderno, se reproduzca mediante una serie de metamorfosis inquietantes.
Es el “Estado de excepción permanente”, como “uno de los modos en que la
soberanía sobrevive a sí misma, prolonga indefinidamente la propia decadencia”,
hasta el punto que reproduciendo el símil marxista de la propiedad privada
superada por la misma propiedad privada en la sociedad por acciones, el “estado
de excepción permanente” indica una superación de la forma-estado sobre la base
misma de la estatalidad”. Aunque, también puede verse esa “perpetuación del
estado, de la soberanía”, como “la exhibición de su propia crisis irreversible,
de la plena madurez de una república ya no estatal”<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Del otro lado, está la aptitud de la multitud
para la innovación y la creatividad. No son admisibles las comparaciones, pero
si estamos ante un nuevo siglo XVII, se reedita bajo otras formas la necesidad
de la manifestación de la Multitud sin buscar un Uno distinto de aquel que la
precede, como lo ha sido desde entonces el pueblo. La Multitud de hoy, como la
de ayer, está a la búsqueda de “fomentar el colapso de la representación
política, no cómo gesto anarquista sino como búsqueda realista de nuevas formas
políticas. Ya Hobbes se ponía en guardia contra la tendencia de la Multitud a
dotarse de organismos políticos irregulares. Pero, es obvio que la democracia
no representativa basada en el General Intellect es algo muy distinto de
aquello contra lo que arremetía Hobbes. Nada de intersticial, marginal,
residual: más bien, la concreta apropiación y rearticulación del saber/poder
hoy congelado en los aparatos administrativos del Estado”.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn21" name="_ftnref21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Existen muchas dificultades en esta materia,
pues la Multitud rescatada como categoría histórica carece del léxico, del
vocabulario conceptual adecuado, y de las codificaciones que sí ha adquirido el
Pueblo a lo largo de los siglos, pero de todas maneras en medio de su
ambivalencia la Multitud es extraordinariamente fértil, hasta el punto de que
como lo afirma Carl Schmitt, recordado
por Virno, “si reaparece la multitud, desaparece el pueblo”: “La época de la
estatalidad está llegando a su fin (…) El Estado como modelo de unidad
política, el Estado como titular del más extraordinario de todos los
monopolios, el monopolio de la decisión política, está por ser destronado”<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn22" name="_ftnref22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero, no se trata de un “antiestatismo
ingenuo”, a partir de una supuesta bondad originaria de la multitud, sino
siempre de cara a su ambivalencia, y teniendo en cuenta que la crítica radical
del capitalismo es difícil, pues él valoriza a su manera la naturaleza humana.
No podemos tampoco negar que las “instituciones” son decisivas, pues “son el
modo en que nuestra especie se protege del peligro y se da reglas para
potenciar la propia praxis”, pero “el desafío es individualizar cuáles son las
instituciones que se colocan más allá del monopolio de la decisión política
encarnado en el estado. O incluso: ¿Cuáles son las instituciones a la altura
del “General Intellect” del que hablaba Marx, de aquel “cerebro social” que es,
al mismo tiempo, la principal fuerza productiva y un principio de organización
republicana?”<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn23" name="_ftnref23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">LAS
DIMENSIONES ANTICAPITALISTAS DE LA IZQUIERDA<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Más allá de toda pretensión de otorgar a la
izquierda un sentido unívoco, pues seguirá utilizándose la expresión con
múltiples y variados matices, calificándola de mil maneras como democrática,
popular, radical, proletaria, unida, revolucionaria, progresista, alternativa,
etc etc, acogiéndonos al criterio de que su contenido es una opción política,
su resignificación la entendemos necesariamente como una confrontación
definitiva del sistema capitalista con los rasgos que ha asumido en nuestra
contemporaneidad, de tal manera que la comprendemos y la asumimos en sus
dimensiones anticapitalistas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Es decir, a</span><span lang="ES-CO">unque continuemos usando la expresión
izquierda, </span><span lang="ES-CO">enraizada en ese origen topográfico de
la </span><span lang="ES-CO">Asamblea
Nacional de la Revolución Francesa, tenemos que identificarla ahora, más allá
de la retórica del favorecimiento a los sectores populares, como la posición social
y política de confrontación del sistema capitalista, en la perspectiva de
superarlo y sustituirlo.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">No se
trata, en consecuencia, de aceptar la convivencia con el sistema capitalista
aún vigente, pretendiendo ingenuamente que puede tener una faz benefactora de
los excluidos y explotados, mediante reformas llamadas redistributivas o
accediendo al poder del Estado para redireccionar su gestión. La acción, por el
contrario, ha de descreer plenamente del paradigma del poder y de su
entendimiento trascendente, para no detenerse en los vicios o perversiones de
su organización y funcionamiento, que evidentemente existen y puede existir, ni
mucho menos ambicionar que todo puede ser distinto si se accede a él. El
objetivo debe ser construir otra forma de vida que corresponda al común y cuyas
instituciones estén presididas por una democracia no representativa, en una
esfera pública no estatal, que no repose sobre el monopolio de las decisiones
ni mucho menos de la fuerza. Se aceptan sí las transiciones y las etapas
intermedias, pero siempre hacia el mismo fin, así como las reformas, pero no
como soluciones sino como instrumentos para garantizar el éxodo.</span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Tales dimensiones anticapitalistas si bien
adquieren su particularidad en el contexto específico de cada sociedad, pueden
dibujarse de manera más general teniendo en cuenta la realidad de la época
actual del capitalismo a que hemos hecho alusión atrás, es decir pensando en la
perspectiva de salir de ella hacia organizaciones societarias de signo
alternativo. Con toda la cautela que en este caso se impone, y sólo en términos
de formulaciones provisorias para el debate, consideraremos las que, a partir
de las elaboraciones teórico-políticas en las cuales abrevamos, estimamos como
cardinales para esa resignificación de la izquierda en nuestro tiempo.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn24" name="_ftnref24" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></a></span><strong><span lang="ES-CO"> <o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="margin-left: 36.0pt; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><span lang="ES-CO">1.<span style="font-size: 7pt; font-weight: normal;"> </span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES-CO">De las prácticas destituyentes a los procesos
constituyentes<o:p></o:p></span></b></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Como lo planteara Marx en una de sus cartas a
Ruge<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn25" name="_ftnref25" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[25]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
una nueva tendencia no debe anticipar dogmáticamente el mundo, sino buscar
“encontrar el nuevo mundo a través de la crítica del viejo”, teniendo en cuenta
que “construir el futuro y asentar todo definitivamente no es nuestro asunto”,
pero en el presente debemos llevar a cabo “la crítica despiadada de todo lo
existente”. En este sentido, en el necesario comienzo están las prácticas
destituyentes de las instituciones vigentes y de las ideas dominantes.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Son esas prácticas de ruptura con lo
preexistente, las que permiten expresar el deseo de una nueva sociedad y
activar la potencia de generar, animar y regular nuevas formas de vida; las que
crean circunstancias bajo las cuales pueden crecer relaciones más iguales,
comunes y sostenibles; en fin las que crean la base real para nuevos procesos
constituyentes que nos coloquen más allá de la realidad rechazada, sin que estos
procesos se confundan con los denominados también constituyentes que conducen a
la estabilidad y remozamiento de los estados nacionales, acudiendo como siempre
a la idea democrático-representativa.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn26" name="_ftnref26" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La izquierda tiene que alentar esas prácticas
destituyentes, es decir de crítica de todo lo existente, con la ambición de encontrar, más allá de la
resistencia y el rechazo, procesos constituyentes de una realidad nueva
mediante la experimentación social y política. Nada ni nadie asegura el éxito,
pero son el único camino del éxodo que en determinado momento histórico deben
florecer. No son inútiles.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn27" name="_ftnref27" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></a>
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En esa ruta de lo destituyente a lo
constituyente, hay que encontrar acciones encaminadas a “garantizar los derechos de la vida y
proporcionar las necesidades para una existencia segura, saludable y digna”<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn28" name="_ftnref28" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[28]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
que detengan “la degradación y la destrucción de especies vegetales y animales
y la contaminación de la tierra y de los mares”; que satisfagan las necesidades
humanas de alimentación, salud y vivienda, y que pongan fin a la guerra y al
estado de guerra.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Como lo advierte Negri:<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> “en
este esfuerzo resulta absolutamente esencial el trabajo que muchos están
llevando a cabo hoy en día, utilizando los medios legales de los sistemas
nacionales e internacionales como una especie de contrapoder. Demandas
colectivas contra las corporaciones contaminantes; demandas de derechos humanos
contra la guerra, la tortura y los abusos policiales; y defensa de refugiados,
migrantes y presos; estas acciones usan el poder del juez contra el rey,
explotando elementos del sistema jurídico contra el poder soberano. Sin
embargo, aunque sean esenciales, las operaciones de esos contrapoderes son
siempre limitadas y están circunscritas por el poder soberano al que apelan, ya
sean los Estados-nación o los sistemas internacionales. Por añadidura, su poder
se ve cada vez más limitado a medida que los poderes soberanos de los
Estados-nación y de las organizaciones internacionales se ven hoy
progresivamente mermados”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“La biopolítica necesita armas de coerción a
su disposición, más allá de los medios de apelación proporcionados por el
derecho nacional e internacional, para construir contrapoderes. Los
contrapoderes democráticos deben ser
capaces de forzar a las corporaciones y a los Estados-nación a abrir el acceso
al común, a repartir la riqueza equitativamente al objeto de que todo el mundo
vea satisfechas sus necesidades básicas, y de detener la destrucción y reparar
el daño hecho a los sistemas sociales y los ecosistemas, a las poblaciones y al
planeta. ¿Cómo pueden ser construidos esos contrapoderes y de donde sacan su
fuerza? No tenemos claro como habrá de ocurrir esto. Pero lo que está claro son
las necesidades urgentes de la humanidad y de la tierra, y las incapacidades de
todos los poderes existentes para satisfacer esas necesidades”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Todo esto es una de las principales
preocupaciones de quienes están en la lucha hoy. Toda persona que haya siquiera
pasado por una acampada ha batallado con estos problemas. Y tienen además otra
preocupación, más local e incluso mundana: ¿Qué significa contrapoder, y que
tipo de fuerza es adecuada cuando la policía ataca y las fuerzas del orden
intentan desalojarles? Tampoco tenemos una respuesta satisfactoria para esta
pregunta, tan solo la convicción de que los pacientes procesos constituyentes
deben verse complementados por contrapoderes inmediatamente activos”.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn29" name="_ftnref29" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[29]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">2. La
construcción de nuevas categorías.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Poniendo siempre el acento en que son las
experiencias colectivas de éxodo las que deben desembocar en nuevas categorías,
que no son, por lo tanto, creaciones del espíritu ni elaboraciones conceptuales
de mentes lúcidas, ni obra de pensadores o filósofos, la izquierda debe
contribuir a ese proceso eliminando de su accionar todas aquellas abstracciones
que han acompañado y fortalecido la idea del Estado nacional, fundamentado en
el pueblo como Unidad que borra la realidad primera de la Multitud. En esta
misma dirección, deberá insistir en la singularidad como predicado de la
Multitud para oponerla a la idea de individuo construida por el liberalismo. En
lugar de los individuos como origen primario de una Unidad posterior que los
somete y domina, como lo ha sido y sigue siéndolo el Estado, hay que tener como
punto de partida nuestra singularidad que sólo reconoce como Unidad nuestras
aptitudes genéricas como especie.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La izquierda ha de enarbolar un discurso
sobre las singularidades y no sobre las individualidades a la manera liberal,
para así reconocer el ser de la Multitud, como expresión de clase, y no
continuar valorando la categoría pueblo, fuente de los lazos de dominación que cristaliza
el Estado, ni mucho menos permitir el advenimiento de otra forma de Unidad que
la desconozca y la someta. Sólo reconociéndonos como singulares y no como
individuales, podremos en verdad estar juntos, formar parte del común. “Solo
una subjetividad singular descubre que no hay acontecimiento sin una
recomposición con otras singularidades”.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn30" name="_ftnref30" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Hay que abrir</span><span lang="ES-CO"> perspectivas para la expresión de los
muchos, es decir de las singularidades que como conjunto constituyen la
Multitud, aunque aún sigan enlazadas por la Unidad que representa la categoría
de pueblo nacional. Frente a ellos, </span><span lang="ES-CO">la</span><span lang="ES-CO"> izquierda debe reconocer las
diferencias irreductibles de los seres humanos, impidiendo que se borren en virtud de unidades integradoras.
</span><span lang="ES-CO">Ha</span><span lang="ES-CO"> de tener vigilancia sobre la unidad nacional y sobre
todo sobre su exacer</span><span lang="ES-CO">bación
nacionalista, que abunda</span><span lang="ES-CO"> tanto en la derecha como en </span><span lang="ES-CO">muchas formas de la izquierda</span><span lang="ES-CO">. Todo </span><span lang="ES-CO">ello </span><span lang="ES-CO">para </span><span lang="ES-CO">contribuir
a </span><span lang="ES-CO">que se
despliegue la Multitud con su riqueza, controlando su ambivalencia.</span><strong><span lang="ES-CO" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">3. Contra
la máquina democrático-representativa.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A partir de la atomización individual y de su
doble presencia en las esferas civil y política que caracteriza la organización
capitalista, se admite la participación individual a través del mecanismo de la
representación, núcleo de la ideología democrática. Es la realidad teorizada
por quienes construyeron las elaboraciones del contrato o pacto social en su
múltiples versiones, a la manera hobbesiana o rousseauniana, por ejemplo,
repetidas y coreadas luego por todos quienes afirman acercarse al Estado como
objeto de conocimiento, con muy pocas excepciones.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Conforme a tal ideología los individuos
construyen una voluntad general diferente de las voluntades particulares, cada
uno se niega así mismo para permitir que
se entronice el Estado y su orden jurídico; abren el camino a una
institucionalidad que se desprende de su fuente originaria y que puede hasta
llegar a desconocer o a desbordar a las
individualidades que son sus gestoras. Para ese efecto funciona la teoría de la
representación, que aunque se inspire en la figura del mandato individual, se
desdibuja en la anonimia de la comunidad ciudadana nacional, para que se borre
toda posibilidad de remisión a las singularidades originales. Así funciona,
entonces, la esfera representativa del interés general , separada y distinta de
la voluntad de quienes contribuyen a su organización y a su funcionamiento que,
además, explica y legitima la existencia de un cuerpo especializado de
representantes, la clase política, que responde a la imposibilidad de que
exista un vínculo real entre el Estado y las singularidades; un verdadero
tránsito metafísico de la “voluntad de todos” que constituye la sociedad a la
“voluntad general”, es decir, la voluntad de los preseleccionados por todos pero que no responden ante nadie”<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn31" name="_ftnref31" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></a>
.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todo ello nunca lo ponemos en duda; por el
contrario siempre lo reiteramos y fortalecemos. “No nos inquieta el esquema,
que de manera expresa admitimos, sino sus elementos circunstanciales y
aleatorios, como la composición de la clase política, su renovabilidad, la
mayor movilidad para acceder a ella, la pureza de sus comportamientos, la
duración de su “mandato”, la objetividad de su selección, la eliminación de las
prácticas viciosas de participación electoral, etc.”<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn32" name="_ftnref32" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pues bien, gracias precisamente a las
expresiones recientes de la multitud en todas las latitudes y ante sociedades
estatales con regímenes distintos, la verdadera Izquierda de los movimientos ha
abierto ya el camino de ruptura y de confrontación del sistema representativo.
Obviamente, a ello ha contribuido el derrumbe de la soberanía estatal por el
paso avasallador del gobierno global aún en proceso de construcción de su
institucionalidad, que ha permitido que
las decisiones ya no circulen por los cuerpos representativos de los Estados
nacionales y que no se apele para legitimarlas a la función representantiva.
Ahí están las consignas que evidencian ese encuentro de ruptura: “que se vayan
todos!”. “Esa deuda no es nuestra, no la pagamos!”. “Democracia real ya!”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">Este es un horizonte nuevo de la Izquierda. </span><span lang="ES-CO">Aún cuando muchas de las orientaciones en este campo no pueden estar
desligadas de la problemática de cada sociedad particular, en términos
generales puede decirse que la izquierda debe denunciar la significación del
régimen representativo y no sólo sus vicios, deformaciones e imperfecciones;
descalificar la utilidad real del régimen de partidos, más allá de las fórmulas
múltiples que pueden regularlo; confrontar todo régimen autoritario y de
excepción; controvertir todas las tendencias, reformas y políticas adecuadas a
la transformación capitalista en curso; advertir los peligros de cooptación e
ideológicos que se esconden tras las llamadas formas de democracia
participativa y comunitaria; deslegitimar la viabilidad de soluciones reales
mediante reformas constitucionales o legales o políticas públicas, bajo el
actual sistema de organización social-productiva y el régimen político vigente;
evitar la celada del reordenamiento del sistema político para atender sus anomalías
tales como el clientelismo, la corrupción, el burocratismo, etc; controvertir y
rechazar las nuevas formas del orden capitalista global; considerar la
posibilidad de construir formas de transición en la dirección señalada por el
éxodo; y en fin impulsar etapas de
transición postcapitalista cuando las condiciones así lo exijan y lo permitan.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">4. De lo
público y lo privado a lo común.<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="ES-CO">La gran transformación del capitalismo en la
época que vivimos, ha determinado que el</span><span lang="ES-CO"> Estado-nación ya no esté en capacidad de ejercer el
control de la relación del capital, pues las luchas obreras internas a que dió
lugar el Estado-nación así como las luchas antimperialistas y anticoloniales,
agotaron esa forma histórica como modalidad garante del desarrollo capitalista.
Ha llegado a su fin la fase imperialista del desarrollo capitalista, entendida
como proceso expansivo del poder del Estado-nación y, de igual manera, ha
concluido el mundo del “socialismo real” cuya soberanía hizo crisis por la
reivindicación de libertad.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La subsunción real
del trabajo al capital iniciada por el maquinismo, ahora ha comprometido a todo
el conjunto de la vida social, de tal manera que la explotación ya no remite a
la teoría del valor-trabajo y a la relación salarial clásica, pues ha quedado
atrás la prevalencia del trabajo material sustituido por la dominación
hegemónica del trabajo inmaterial. Estamos en la “época de la producción
biopolítica”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es por ello que la
Izquierda tiene que dar una respuesta nueva y satisfactoria a la caducidad de
las categorías con las cuales se comprendía la explotación capitalista en otro
momento. El clásico concepto marxista de plusvalía ya no da cuenta de la
realidad, ni apoya la acción política, como empezó a pensarlo Negri en su obra
“Marx más allá de Marx”<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn33" name="_ftnref33" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
concebida y escrita en la prisión. Según su expresión hay que “reconocer que el
sujeto del trabajo y la rebelión han cambiado profundamente”. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es en ese contexto
donde reaparece la Multitud, desligada por completo de lo que significa en el
mundo pre-social hobbesiano (en el cual es igual a la plebe o al pueblo que el
Estado domina); recuperándose así el verdadero contra-pensamiento de la
modernidad concebido por Spinoza. La multitud en la sociedad posmoderna le
"quita al poder toda transparencia posible”, y hace que “sólo pueda ser
dominada en forma parasitaria y por tanto feroz”. La multitud debe encontrar la
forma de erigirse como sujeto político, debe llegar a ser Posse<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftn34" name="_ftnref34" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="color: black; font-size: 11pt; line-height: 115%;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></a>, el
poder de la multitud, que integre ser y conocer.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La multitud
contemporánea no está compuesta por “ciudadanos” ni por “productores”, pues se ha roto la
distinción entre lo individual y lo colectivo, entre lo privado y lo público.
Los muchos de la multitud ya no necesitan la unidad de la forma del
estado-nacional, por que han reencontrado su unidad en las facultades genéricas
de la especie humana. Estamos ante una multitud como un concepto de clase, ya
no de la clase obrera, sino de la clase de todas las singularidades
productivas, de todos los obreros del
trabajo material e inmaterial. Es una potencia ontológica que encarna
un dispositivo que busca representar el
deseo de transformar el mundo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La multitud como
conjunto de singularidades vuelve a expresarse, y no admite que sus diferencias
sean reducidas a otra Unidad distinta de la que la precede y que remite a su
comunidad como especie. En tal sentido, desconoce la soberanía, pues puede
regirse por sí misma, puede ser carne
viva que se gobierna a sí misma. Como tal, además, puede hacer realidad la
democracia como gobierno de todos para todos. Siendo hoy la producción
biopolítica, es decir que comprende todos los aspectos de la vida, la multitud
es el sujeto común del trabajo, aunque aún siga sometida por la categoría de
pueblo nacional.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A diferencia de lo
que ocurrió cuando la burguesía como nueva clase social emergente, sobrepuso a
la multitud una soberanía edificada sobre el concepto de pueblo nacional, hoy
en la soberanía del nuevo orden global, la multitud resurge para imponer una
sociedad alternativa que no disuelva las diferencias que se edifican a partir
de nuestra unidad como especie.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es esa multitud que
va al rescate de lo común, con todas sus implicaciones en los movimientos que
hoy se escenifican en todas las latitudes, y que son definitivamente al mismo
tiempo la realidad y el porvenir de las luchas anticapitalistas en el mundo
global al cual pertenecemos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El capitalismo contemporáneo ha llevado a
desdibujar casi por completo la noción de lo público por oposición a lo
privado, haciendo añicos esa distinción y evidenciando que lo público nada
tiene que ver con el interés general. En ese proceso se observa, por lo tanto,
no sólo un traslado amplio y progresivo de sectores abandonados por el Estado
al ámbito de la empresa privada, sino una redefinición de las instituciones públicas
para acercarlas al carácter y a la lógica empresariales, hasta el punto que en
la práctica en nada se distingan de aquellas, salvo por la formalidad jurídica
de su origen y naturaleza. Ese es el verdadero sentido de la privatización: no
se trata sólo que agentes privados asuman la producción de determinados bienes
y servicios, sino también que las entidades públicas continúen atendiendo
algunas de esas producciones pero bajo reglas de operación análogas a las
privadas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La Izquierda está en capacidad, por lo tanto,
de ir más allá de la separación entre lo público y lo privado que estructuraba
la organización capitalista y, sobre todo, de evitar caer en la valoración y
sublimación de lo público, cuya realidad se ha evidenciado como desligada
totalmente del “interés general” que proclama ideológicamente. Debe tener la
audacia de ir en pos de lo común, no sólo en términos de acceso a los bienes
naturales o construidos socialmente, sino de una gestión no privada ni estatal
de los mismos, confiada a las prácticas autónomas y verdaderamente democráticas
del obrar común.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES-CO" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">COLOFON<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES-CO"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todo lo dicho sabemos que adolece de muchas deficiencias y limitaciones,
atribuibles a factores personales, pero sobre todo a las dificultades
planteadas por la comprensión y reconocimiento
de la nueva época del capitalismo. El mensaje principal, sin embargo, va
dirigido a plantear para la Izquierda un camino que la conduzca a abandonar la
vieja tendencia de aspirar a tomar el poder, que bien sabemos siempre ha
concluido en reemplazar a los capitalistas en la gestión del mismo sistema,
para situarse en la ruta de la búsqueda de lo común, que no es lo mismo que lo
colectivo o lo público como agregación de individualidades; común que es el
único espacio posible para que se despliegue un proceso constituyente, que sea
respuesta alternativa a la modernidad capitalista sumida en una crisis para la
cual no tiene diagnósticos ni recetas.</span></span><span lang="ES-CO"><o:p></o:p></span></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoNormal">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 9.0pt;"> <span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">No hay que dejar de lado tampoco, que en
esa distinción también influye el simbolismo tradicional de la </span></span><span lang="ES-CO" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 9.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-CO;">«diestra» y la «siniestra», por
la práctica en los templos cristianos conforme a la cual los fieles de las clases más solventes ocupaban los bancos de la derecha (respecto
del Altar) y los fieles de las clases más «populares» los lugares situados más
a la izquierda del templo.BUENO,Gustavo.En torno al concepto de «izquierda
política». Fundación Gustavo Bueno. Oviedo. 2001.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CO" style="font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-CO;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">BOBBIO, Norberto. Derecha e Izquierda. Edit
Punto de Lectura, Madrid, 2000.</span></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">BUENO, Gustavo. Op. Cit.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">NEGRI, Antonio. Fabrique de Porcelaine. Ed.
Stock, Paris,2006.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn5">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">MONCAYO, Víctor Manuel. Hacia una nueva
gramática del Estado en América Latina, en América Latina en Disputa. Seminario
Marx Vive. Edit Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2012.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn6">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">MONCAYO, Víctor Manuel. Transformaciones del
capitalismo, conocimiento y formación académica, en Trabajo y Capital en el
Siglo XXI. Ed. ILSA, Bogotá, 2010. En este escrito se plantea este proceso de
transformación, al cual remitimos al lector, dado que su presentación y
análisis desborda los límites del presente artículo.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn7">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">MONCAYO, Víctor Manuel. El Leviatán Derrotado.
Ed Norma, Bogotá, 2005 y Hacia una nueva gramática del Estado en América
Latina, en América Latina en Disputa. Seminario Marx Vive. Edit Universidad
Nacional de Colombia. Bogotá, 2012.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
</div>
<div id="ftn8">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">A este respecto es iluminador el análisis
iniciado por Negri en su obra Fabrique de Porcelaine: esa interpretación puede
encontrarse tanto en la posición liberal-funcionalista de corte weberiano, como
en el esquema conservador y totalitario de Schmitt, como en la perspectiva
revolucionaria de Lenin. Ver op. pp 17 y
ss.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn9">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">HOLLOWAY,John. Cambiar el mundo sin tomar el
poder. Ediciones El Viejo Topo, España, 2002. p 33.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn10">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> VIRNO. Paolo. “Crear una nueva
esfera pública sin Estado”, en Clarín, Buenos Aires, diciembre 24 de 2004<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn11">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;"> Al
respecto VIRNO advierte: “La multitud no tiene el problema de tomar el poder,
tiene el problema en todo caso de limitarlo y hacer decaer el Estado
construyendo instituciones y una esfera pública fuera de él. Entonces, desde
ese punto de vista el enemigo está, pero se parece más al faraón del Libro
éxodo de la Biblia que persigue un éxodo, una fuga. No se trata de una fuga en
el espacio. Es una fuga en el sentido de salir de las categorías de las
instituciones estatales. Enemigo hay, pero ya no es el enemigo que está
enfrente y ha constituido el modelo de
las guerras civiles o está detrás de la idea de la toma del poder. Es un
enemigo que traba, sabotea la construcción de democracia no representativa, de
nuevas experiencias comunitarias.”Ver Entrevista a<span style="font-variant: small-caps; mso-bidi-font-weight: bold;"> </span>Paolo<span style="font-variant: small-caps;"> VIRNO, “</span>Crear una
nueva esfera pública, sin Estado”. Op.cit.<span style="font-variant: small-caps;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="margin-left: 36.0pt; text-align: justify; text-indent: -36.0pt;">
<span lang="ES-CO"> </span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">SPINOZA, Barutch. Etica demostrada según el
orden geométrico. Ed Orbis.Hispamérica. Buenos Aires, 1983.</span></div>
</div>
<div id="ftn13">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;"> </span><span lang="ES-CO" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;">VIRNO,
Paolo. Ambivalencia de la Multitud. Ed. Tinta Limón. Buenos Aires, 2006.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn14">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">HOBBES, Thomas. El Leviatán. Ed FCE, México,
1998.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn15">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 9.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;"> VIRNO,
Paolo.Ambivalencia de la Multitud. Editorial Tinta Limón, Buenos Aires, 2006. p
6<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn16">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 9.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;"> En opinión de VIRNO
esto es “lo que hace CHOMSKY (admirable, por otra parte, por el vigor con el
que pelea contra los canallas de la administración de los Estados Unidos)
cuando dice: el animal humano, dotado por motivos filogenéticos de un lenguaje
capaz de hacer cosas siempre nuevas, debe batirse contra los poderes que
mortifican su congénita creatividad. Buenísimo, ¿pero que ocurre si la
creatividad lingüística se vuelve recurso económico fundamental en el
capitalismo posfordista?”. VIRNO, Paolo. Ambivalencia de la Multitud. Op. Cit.
p 6.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn17">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 9.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;"> VIRNO,
Paolo.Ambivalencia de la Multitud. Op. Cit. p 7. El subrayado es nuestro.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn18">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;">
VIRNO, Paolo.Ambivalencia de la Multitud. Op.cit. p 9.El
subrayado es nuestro.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn19">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;">
VIRNO, Paolo.Ambivalencia de la Multitud. Op. Cit. P-9.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn20">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-family: Arial; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;">
VIRNO, Paolo.Ambivalencia de la Multitud. Op.cit p 10 y ss.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn21">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref21" name="_ftn21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> VIRNO, Paolo. Gramática de la
Multitud. Ed. Colihue, Buenos Aires, 2003. Op.cit. p 37<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn22">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref22" name="_ftn22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> VIRNO, Paolo. Gramática de la
Multitud. Op.cit. pp 38.39<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn23">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> VIRNO, Paolo.Ambivalencia de la Multitud.
Op.cit pp 11 y ss<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn24">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref24" name="_ftn24" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> </span><span lang="ES-CO" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt;">Ver
intentos de replanteamiento de la Izquierda cercanas a esta aproximación.</span><span lang="ES-CO" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 10pt;">WALLERSTEIN, Immanuel. Una
política de Izquierdas para una época de transición, en Movimientos de
Resistencia al Capitalismo Global. Dialnet, Madrid, 2005. Y NEGRI, Antonio y
HARDT, Michael. La constitución del común y las razones de la izquierda. </span><span lang="ES-CO" style="color: #333333; font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Traducción: César
Altamira. Publicado en el sitio Uninomade 2.0 http://uninomade.org.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span lang="ES-CO"> </span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref25" name="_ftn25" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[25]</span></span></span></span></a><span lang="ES-CO" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 10pt; line-height: 115%;"> MARX, Carlos. Escritos de Juventud. Fondo de Cultura
Económica. México, 1982. Ver Carta de septiembre de 1843- Anales Franco
alemanes 1844.</span></div>
</div>
<div id="ftn26">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref26" name="_ftn26" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. Declaración.
Ed. Akal, Madrid, 2012. p.64.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn27">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref27" name="_ftn27" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. Declaración.
Ed. Akal, Madrid, 2012. pp 59-60.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span lang="ES-CO"> </span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref28" name="_ftn28" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[28]</span></span></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. Declaración.
Ed. Akal, Madrid, 2012. p.64.</span></div>
</div>
<div id="ftn28">
<div class="MsoFootnoteText">
<span lang="ES-CO"> </span><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref29" name="_ftn29" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[29]</span></span></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. Op cit pp.
66-67</span></div>
</div>
<div id="ftn30">
<div class="MsoListBullet2" style="margin-left: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: none; tab-stops: 36.0pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref30" name="_ftn30" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-CO" style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-CO"> HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. Op cit pp. 40-41.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn31">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref31" name="_ftn31" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. Op cit p.
35.Los autores agregan: “Como dice Carl Schmitt, representar significa hacer presente
una ausencia o, en realidad, a nadie en concreto. La conclusión de Schmitt es
perfectamente coherente con los presupuestos de Rousseau, que a su vez se
expresan en la constitución estadounidense y en las constituciones de la
Revolución Francesa. La paradoja de la representación es completa. Lo único que
sorprende es que pudiera funcionar durante tanto tiempo y, en su vaciedad, solo
podía hacerlo respaldada por la voluntad de los poderosos, de los poseedores de
riqueza, de los productores de información y de los instigadores del miedo,
predicadores de la superstición y la violencia”.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn32">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref32" name="_ftn32" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">MONCAYO, Víctor Manuel. El Leviatán Derrotado. </span><span lang="IT">Op. Cit. p.67.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn33">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref33" name="_ftn33" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="IT"> NEGRI, Antonio. </span><span lang="ES-CO">Marx au-delà de Marx. Ed Cristian Bourgois.
Paris, 1979.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn34">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1760511490547388804#_ftnref34" name="_ftn34" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES-CO">Nombre de la revista italiana que dirigió y
animó Antonio NEGRI.<o:p></o:p></span></div>
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<!--EndFragment-->Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-88008088423044115542013-03-23T08:43:00.000-03:002013-03-23T08:43:04.943-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<br />
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="EN-US" style="color: #548dd4; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: Consolas; mso-themecolor: text2; mso-themetint: 153;">Nosotros decimos REVOLUCIÓN.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Consolas; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Por <b>BEATRIZ
PRECIADO, </b>filósofa, directora del Programa de Estudios independientes,
Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Consolas; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Parece que los gurúes de la vieja Europa
colonial se obstinan últimamente en querer explicar a los activistas de los
movimientos Occupy, Indignados, handi-trans-gays-lésbianas y post pornos que no
podemos hacer la revolución porque no tenemos una ideología. Dicen “una
ideología” como mi madre decía “un marido”. Ciertamente, nosotros no tenemos
necesidad de una ideología, ni de marido. Las nuevas feministas no tenemos
necesidad de maridos porque no somos más mujeres. Como no tenemos necesidad de
ideología, porque no somos más un pueblo. Ni comunismo, ni liberalismo. Ni la abstención católica-musulmana-judía.
Nosotros hablamos otra lengua. Ellos dicen representación. Nosotros decimos
experimentación. Ellos dicen identidad. Nosotros decimos multitud. Ellos hablan
de controlar los barrios. Nosotros decimos mestizar la ciudad. Ellos dicen
deuda. Nosotros decimos cooperación sexual e interdependencia somática. Ellos
dicen capital humano. Nosotros decimos alianza multiespecie. Ellos dicen carne
de caballo en nuestros platos. Nosotros decimos montar en los caballos para
escapar juntos del matadero mundial. Ellos dicen poder. Nosotros decimos
potencia. Ellos dicen integración. Nosotros decimos códigos abiertos. Ellos
dicen hombre-mujer, blanco-negro, humano-animal, homosexual-heterosexual, Israel-Palestina.
Nosotros decimos que tu sabes bien que tu aparato de producción ya no camina
más… ¿Cuántos Galileos serán necesarios esta vez para aprender a nombrar las
cosas por nosotros mismos? Nos hacen la guerra
económica a golpe de machete digital neoliberal. Pero nosotros no vamos
a llorar por el fin del Estado-benefactor,
porque el estado-benefactor era también el hospital siquiátrico, el centro de
inserción de los discapacitados, la prisión, la escuela
patriarcal-colonial-heterocentrada. Es tiempo de poner a Foucault en la dieta
de los handi-queer y escribir la Muerte de la clínica. Es tiempo de invitar a
Marx a un taller eco-sexual. Nosotros no queremos el estado disciplinario
contra el mercado neoliberal. Ambos han alcanzado un acuerdo: en la nueva
Europa el mercado es la única razón gubernamental, el estado deviene el brazo punitivo
cuya única función será recrear la ficción de la identidad nacional para el
terror de la seguridad. No queremos definirnos ni como trabajadores cognitivos,
ni como consumidores fármaco pornográficos. No somos Facebook, ni Shell, ni
Nestlé, ni Pfizer-Wyeth. No queremos producir franceses, menos aún europeos. No
queremos producir. Somos la red viviente descentralizada. Rechazamos una
ciudadanía definida por nuestra fuerza de producción o nuestra fuerza de
reproducción. Queremos una ciudadanía total definida por compartir las técnicas, los fluidos, las semillas, el
agua, los saberes… Ellos dicen que la nueva guerra propiamente se hará con los
drones. Nosotros queremos hacer el amor con los drones. Nuestra insurrección es
la paz, el afecto total. Ellos dicen crisis. Nosotros decimos revolución.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Consolas; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Consolas; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Traducción (del francés) <b>Cesar Altamira</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Consolas; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Publicado en el diario Liberation el 20-03-2013<o:p></o:p></span></div>
<!--EndFragment--></div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-6792636697356323892013-02-18T15:13:00.000-03:002013-02-18T15:13:46.502-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<h2 style="margin: 10pt 0in 0pt 0.4in;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: Helvetica;"><span style="color: #4f81bd;">Los Grundrisse de Karl Marx</span></span></h2>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: Calibri;">Antonio
Negri<o:p></o:p></span></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES">I. </span></b><span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;">Comencé a trabajar sobre los
Grundrisse durante los años sesenta. Cuando comencé ya era comunista desde
hacía bastante tiempo, aunque no marxista. Yo había trabajado mucho sobre Kant,
Hegel, y el neokantismo, Max Weber, Lukacs y luego, por último, a principios de
los años sesenta, a los 30 años, empecé a leer El Capital. Había pasado también
a través de las interpretaciones de moda en ese entonces, sobre el joven Marx:
había leído y discutido a los Frankfurtianos (no se pueden imaginar la
intensidad de las emociones planteadas por el "descubrimiento" en
Francia, Italia y Alemania) en el clima de un cierto existencialismo
humanístico. Me llevé las mismas ambivalentes (si no ambiguas) impresiones que
había tenido estudiando el marxismo sartriano. En consecuencia, no tuve
dificultades para aprovechar sensatamente la "ruptura epistemologica"
que había proclamado Althusser. Esta ruptura no representaba para mí un
elemento ni pertinente ni decisivo desde el punto de vista filológico. Lo era
más bien (como, por otro lado, quería Althusser) desde el punto de vista de una
hermenéutica política y polémica "situada" (como, precisamente,
apunto en Kampf-Platz) en el pensamiento revolucionario, en la época de los últimos
intentos de éxito del hegelianismo dialéctico en Occidente, como en Oriente. El
materialismo marxiano me parecía convertirse en ”entero” precisamente, pasando
por esa ruptura – ruptura anti-humanista, en el sentido que las ilusiones del
humanismo burgués habían sido para ese momento definitivamente extirpadas y,
sobre todo, en el sentido que la dialéctica hegeliana era efectivamente dejada
de lado. Para nosotros, educados en el hegelianismo y en las infinitas
variaciones de la "conciencia desdichada", este paso era necesario:
constituía una propedéutica para la militancia revolucionaria.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">La
lectura de El Capital me resultó sin embargo muy difícil. Cierto que mi lectura
de El Capital no fue la de un filólogo, de un académico, ni siquiera la de un
"marxista" diplomado. Fue, más bien, la de un militante comunista que
quería apropiarse de un método subversivo de investigación y de un programa de
acción. Marx y El Capital debían ser útiles para hacer política entre los
obreros, no sólo para comprender las contradicciones y las crisis del capital,
sino para transformarlas en ocasiones de lucha en las fábricas y en la
sociedad. Cuando, luego de El Capital, me puse a leer los Grundrisse, reconocí
de repente una nueva potencia, inesperada pero deseada. Fue un proceso genealógico
aquel al que fui introducido. Yo ya había empezado a hacer
"co-investigación" con los obreros para comprender cuáles eran las
condiciones en las cuales se desenvolvía la lucha de clases. Con la inclusión
de los Grundrisse, más que hacer «investigación obrera" se trataba también
de el método de Marx. Era redescubrir Marx, reinventarlo. Yo siempre me he
preguntado, como hizo Eric Hobsbawm, a partir de la constatación de que medio
siglo después de la muerte de Marx los Grundrisse aún eran desconocidos. Y también
me pregunto sobre tantos otros (más de los que lo eran) que se convirtieron en
marxistas, si lo hubieran hecho de manera distinta- aquellos que lo habían
hecho sin leer los Grundrisse-, si hubieran podido leer los Grundrisse
simultáneamente con El Capital. Para la manera en como nosotros conocemos los
libros mencionados, nos fue imposible separar los Grundrisse no sólo de El
Capital, sino del papel de operadores políticos que las lecturas de Marx debían
promover. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;">II</span></b><span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;">. Hobsbawm ha dicho de los Grundrisse
–que se trata de una "especie de taquigrafía intelectual privada que
resulta a veces impenetrable". Creo que este juicio es totalmente
inexacto: es cierto que hay páginas incompletas, y que a veces hay simplemente
esquemas, pero no es correcto concluir que el texto (ni siquiera parcialmente)
sea incomprensible. Al contrario. Sin duda, es un texto difícil pero hay
elementos centrales – nada difíciles de entender– que regulan el hilo. Sobre
ello volveremos más adelante. Es cierto sin embargo, que, aunque puestos bajo
una luz menos dramática, los Grundrisse han representado un punto de inflexión
notable en las continuas lecturas y relecturas del pensamiento marxiano e
impuesto una serie de nuevas divisiones sobre su interpretación. Los hay
quienes han considerado los Grundrisse como un texto delirante, escrito sobre
la base del choque fortísimo provocado por la lectura de la primera crisis
global del capitalismo, inspiración sin embargo frustrada por un consecuente
error político. Hay otros que han más bien considerado los Grundrisse como una
nueva fuente interpretativa para el materialismo dialéctico, el más oficial y
ortodoxo. Y luego están aquellos que han considerado los Grundrisse como
homologables del todo con El Capital. Yo creo que, vistos en forma más realista
y políticamente adecuada, los Grundrisse deben ser leídos – en su ubicación
histórica dentro de la evolución del pensamiento marxiano –como una genealogía
no tan (o no sólo) del capital sino, sobre todo, como fuente de método y de
invención de una política revolucionaria.</span><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;">Si la cuestión es puesta en
estos términos y, al mismo tiempo, olvidamos las bellas fábulas hegelianas de
la teleología dialéctica, Althusser no debería escandalizarse si en este punto
asumimos un "Marx entero". En los Grundrisse se debe por tanto leer
el curso de un proceso de constitución de la lucha de clases: Hans Jürgen
Krahl, en medio del 68 francfurtiano, lo había comprendido perfectamente. En
esta perspectiva los Grundrisse son el proyecto de revolución que el "trabajo
vivo" construye desde dentro de la estructura de la producción
capitalista.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Los
Grundrisse son, de conjunto, una "práctica teórica" que asume la
rebelión del "trabajo vivo" en la crisis – considerando esta crisis
como una ocasión revolucionaria –y también, como bien señala Enrique Dussel, un
motor generador de las categorías de análisis del desarrollo capitalista. En
definitiva, en los Grundrisse (como lo vieron los hombres del 68 de manera
similar) se puede reconocer un centro dinámico del pensamiento marxiano, tanto
de su historia lógica, como del proyecto revolucionario. Desde este punto de
vista los Grundrisse han constituido un apoyo absolutamente central para la
crítica de toda delegación de conocimientos y de tareas, considerados de
vanguardia, a la teoría; para la crítica de cualquier concepción de
"revolución desde arriba", impuesta al movimiento real; y más bien
como una afirmación de "revolución desde abajo", como potencial de
fuerza autónoma constituyente del comunismo. Sólo el proletariado puede construir
programa.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">III</b>.
En "Karl Marx's Grundrisse. Foundations of the emergency of political
economy, 150 years later" (Routledge, Oxford y Nueva York, 2008),
silogismo que Marcello Musto recogió para celebrar, precisamente aquel
aniversario, el enfoque está oportunamente dividido en tres partes. En la
primera se consideran las lecturas críticas de los Grundrisse que han señalado
sus líneas conceptuales más importantes (teoría del valor y del plusvalor,
alienación y emancipación, principios del materialismo histórico, etc.); en la
segunda parte se estudia la vida de Marx, como periodista e intérprete de la
primera crisis económica global en 1857-58; en la tercera se describe y analiza
la extraordinaria recepción –una diseminación, precisamente – de los Grundrisse
en el mundo. Este trabajo es llevado a cabo con rigor y de manera completa. A
mí me interesa destacar algunos aspectos de la lectura que Musto (en buena
compañía como dice Michale R. Krätke) hace de la relación de Marx con la
crisis– de la "maravillosa crisis que habíamos previsto", dice Marx.
Ya Sergio Bologna, en nuestra juventud, nos había ofrecido una insuperable
pintura de este período ("Moneda y crisis: Marx corresponsal del New York
Daily Tribune", en Bologna, Carpignano, Negri, crisi, organizzazione
operaia, Feltrinelli, Milán, 1974). Los dos elementos a subrayar, en el
renovado análisis de este libro, me parece, son la insistencia en que el
análisis marxiano no sigue simplemente el acontecimiento crítico, sino que
recupera los aspectos categoriales, el dispositivo teórico inmanente. En este
caso la normativa que erosiona el vínculo moneda-crisis, medida-producción,
producción-explotación. Ahora bien, y este es el segundo elemento, precisamente
porque esta inmanencia de la crisis monetaria en aquella social (en la relación
de clase) es tan profunda, precisamente por esta razón, toda crisis será
considerada de manera singular (como pertinente a la particular determinación
de la lucha de clase que la sostiene) y cada continuidad crítica del capital
será considerada según criterios de discontinuidad. 1857-58, crisis de
superproducción, cierto. Pero cualquier otra crisis no es homologable a ésta y
dependerá, más bien, de las condiciones concretas de las relaciones de clase en
que ésta se desenvuelve. Medidas y límites, causalidad y casualidad no son
normas abstractas, sino dispositivos de la investigación (sobre las luchas,
sobre las determinaciones de la lucha de clases) una vez descubiertos.
Diferencias, relaciones desiguales, correspondencias no rígidas regulan, en
este punto, el método. Hay un anti determinismo muy fuerte en los Grundrisse,
desde el comienzo al fin: en la aproximación a la crisis, en la invención y en
la primera experimentación del método. Esta idea me parece un gran aporte expuesto
en este texto.</span><span lang="ES-AR" style="mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES-AR" style="mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Método de la discontinuidad, por lo tanto un universo
plural por descubrir. Es muy importante esta definición – ella nos permite
reabrir la investigación en la continuidad de la investigación misma, de
conducirla en términos de experimentación. Forschung, Darstellung –pero luego,
nueva Forschung y nueva Darstellung. Cuando se dice Forschung se dice
profundizar en la experiencia allí misma, desde adentro, siempre dispuestos a
encontrar lo nuevo. El método crítico (mejor dicho subversivo) construye un
misil en varias fases y cada fase nos lleva más lejos y pone en condiciones de
construir conceptos cada vez más intensos y ampliados. Así, al avanzar la
investigación dentro del desarrollo capitalista, la vida es cada vez más
investida por el proceso productivo y el método permite al investigador ampliar
sus descubrimientos, mucho más allá de las determinaciones genéticas de la
propia investigación –y llegar hoy a analizar tanto las consecuencias
biopoliticas como las ecológicas presentadas en la interesante contribución de
J. B. Foster. Precisamente por esto, la conceptualización se vuelve cada vez
más rica, en términos analíticos y también proyectuales, y el marxismo se
presenta como una obra abierta. Marcello Musto nos entrega un ejemplo, referido
a la categoría de “común” que, sin duda, resulta extremadamente eficaz. Dada la
radical diversidad entre el común como "dependencia” entre los individuos
al comienzo de la civilización (en tribus, familias, etc. ) y el común en el
capitalismo maduro, donde la independencia de la singularidad está integrada
por la dependencia social que se expresa en la división del trabajo… bien, sólo
si asumimos la crisis como motor de transformación ontológica, el método de
Marx, formado en la crisis, podrá ser apto para "sobrevolar" y por lo
tanto (como quería Deleuze) alcanza la abstracción determinada.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-AR" style="mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Helvetica;">IV</span></b><span lang="ES-AR" style="mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Helvetica;">.
Como decíamos más arriba, encontramos (y está bien ilustrado en el texto a
cargo de Musto) las líneas principales que, nucleadas en los Grundrisse,
resaltan el carácter de obra política "comunista". El punto
fundamental consiste en que el dinero aquí está planteado como inmediatez del
valor. Es así como Marx lo recoge. Respecto de El Capital, aquí no se parte de
la mercancía sino del dinero; no se parte del valor uso por excelencia (que es
el "trabajo vivo") sino de su explotación capitalista; no se parte
del dinero sólo como medida de la explotación sino del dinero como regla
sobredeterminada del antagonismo producto de la explotación; no del dinero como
forma exclusiva de expresión de valor sino del proceso de socialización del
capital como su presupuesto. El antagonismo de clase está en la base de todo el
proceso, y la relación de explotación representa el contenido del equivalente
monetario, como el signo de su crisis. Es de hecho la crisis la que permite
incorporar este fundamento (que no es otro que la relación social del capital).
Con esto, el capital es, desde un principio desprovisto <span style="background: yellow;">lanzado</span> de su poder. "Es absolutamente necesario que los
elementos violentamente separados, que son esencialmente homogéneos, mediante
una violenta erupción, se muestren cómo escisión de algo que es esencialmente
homogéneo. La unidad se restablece violentamente. Cuando la escisión extrema es
puesta en erupción, los economistas agregan la unidad esencial y abstracta de
la alienación” (Grundrisse, I, p. 68).<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES-AR" style="mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No se puede
estar en desacuerdo con Terrell Carver cuando, en su artículo "Marx's
conception of alienation in the Grundrisse”, establece de manera refinada, la
conexión entre las diversas formas lingüísticas que, alrededor del concepto
fundamental de la "alienación”, representan la "escisión"
producida por la explotación, e indica la estructura de la crítica de la
economía política que dicha escisión rescata, es decir, la máquina antagónica
que organiza la célula elemental de esta relación. (Y no se puede no estar de
acuerdo incluso con la sustancial recomposición que desarrolla sobre las
distintas fórmulas utilizadas por Marx, a lo largo del curso de toda su vida,
para expresar, precisamente, la célula primaria). De la misma forma que se debe
valorar el diseño que recorre el capítulo de Joachim Bischoff y Christoph
Lieber, "The concept of value en modern Economy: on the relationship
between money and capital en Grundrisse".</span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Porque aquí,
la máquina antagonista del plusvalor (PV) –es decir, la ley del valor como ley
de la explotación– acciona como estructura plural y dinámica de recomposición
productiva del proceso de acumulación capitalista y del comando sobre los
antagonismos que en él surgen. Estructura dinámica, porque sólo en el
capitalismo las relaciones de dominio consiguen funcionar progresivamente
mistificando la explotación en términos de producción de riqueza. En cuanto al
valor de cambio, éste no es simple signo de circulación sino motor de la
producción; y las formas burguesas de solución del conflicto de clase
representan un universo ontológicamente consistente. Todo esto, contra
cualquier concepción catastrofista, contra cualquier pretensión de
autodestrucción o, simplemente, contra la perspectiva de un decrecimiento
necesario del desarrollo capitalista. Pero, por otra parte, estructura plural:
la ley del valor funciona efectivamente también como instrumento fundamental
para regular la competencia (mercantil). Marx está bien alejado de toda ilusión
sobre el funcionamiento del mercado en términos ideales. No, el mercado es así
(y hoy, añado, el funcionamiento del capital financiero lo demuestra
abundantemente); siempre se encuentran esos monstruos reinventados y re propuestos
para generar impotencia en los trabajadores: un capitalismo monopolista de
Estado (que todo oprime y comanda) y ni siquiera un capital social que siempre
recompone y subsume de manera totalitaria todo proceso singular de acumulación.
El capital no es un Leviatán sino una "relación social", subordinada
a la lucha de clases. En la ley del valor se articulan tanto intercambios y
equivalencias, enfrentamientos y estructuras –de manera cada vez más plural y
antagónica. Es este antagonismo que define la ley del valor, que lo muestra no
como un modelo de medida temporal, sino como la relación siempre inconclusa
entre el poder de la acumulación del capital y la potencia productiva del
trabajo vivo. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;">V</span></b><span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;">. El intento más explícito de dar a los
Grundrisse un carácter innovador que vuelva la enseñanza marxiana adecuada al
análisis del presente es, en el texto que analizamos, el de Moishe Postone,
"Rethinking capital en light of the Grundrisse". Resulta conocido
como Postone la emprende contra el "marxismo tradicional”. Considera que
el marxismo tradicional considera al trabajo como punto de partida de la
crítica del capital; propone, en su reemplazo, considerar el recorrido crítico
marxiano de la relación contradictoria que se establece entre las formas de la
vida social y las formas de la riqueza: van de la mano y se modifican
conjuntamente. Las páginas del “Fragmento sobre las máquinas" de los
Grundrisse se incorporan como clave de la demostración: la ley de la medida del
valor-tiempo resulta de hecho disminuida con la transformación tecnológica que
sigue al modo de producción de la "gran industria" (el último por él
conocido). La jerarquía que se establecía entre el trabajo manual y el trabajo
intelectual, y la calidad productiva y valorizante de esta figura de la fuerza
de trabajo se desborda con la revolución tecnológica y la ley del valor termina
por ser utilizada como arma ideológica en la gestión política del capital por
parte de la burguesía. Etc. , etc. . En resumen, en la polémica contra el
marxismo tradicional, parece escuchar algún recitado de la Biblia del
post-obrerismo, su analítica. Lo mismo ocurrirá cuando Postone analice las
categorías marxianas utilizadas en los Grundrisse al insistir en considerar su
carácter, específicamente histórico y tendencial.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Más duda
me sobrevienen en el discurso de Postone cuando, acentuando la
"duplicidad" de las categorías marxianas (la de fuerza de trabajo
como capital variable o como clase es ejemplificativa) – pretende que no haya
solución estructural (revolucionaria?) tras la determinación histórica de la
"subsunción real" de la sociedad en el capital. Ya Panzieri y Tronti
(a finales de los años cincuenta) destacaban esta situación, denunciando en
ella la "magia del método" (dual, dialéctico negativo) y un
consiguiente “bloqueo de la investigación". Si todo ha sido absorbido por
el capital, ¿como se define la determinación revolucionaria?, ¿cómo surge la
“diferencia esencial" de la clase? Postone responde que la única
conclusión frente a este desarrollo lógico consiste en la catástrofe (aunque
también, paradójicamente, en la realización) final del desarrollo capitalista:
le seguirá la extinción del proletariado. Es necesario, lamentablemente,
observar que con esto se extingue también todo aporte de Postone en la
detección de las novedades introducidas por los Grundrisse. El encuentro con
las tesis del obrerismo se desvanece tras la renovación del horizonte, a veces
pesimista, a veces utópico, de la escuela de Francfort. ¿En qué consiste ese
punto de vista? En la convicción, repetida hasta la saciedad, que las
contradicciones estructurales del capital no podrán ser reducidas a los
conflictos de clase. Aquí no tenemos ya que leer el "marxismo
tradicional" sino, pura y simplemente, enfrentarnos con la filosofía
socialdemócrata. Aquí se pierde el elemento más específico del marxismo de los
Grundrisse, su determinación ontológica, expresada siempre en nuevas formas de
subjetividad de clase. Fuera de cualquier determinismo tecnológico,
precisamente en nombre de las formas de vida que el análisis de vez en cuando
asume en la investigación, surge, en efecto, la potencia transformadora de la
lucha de clases. En la subsunción real de la sociedad en el capital – enseña el
futurismo marxiano de los Grundrisse – se revela la nueva calidad de la
subjetividad revolucionaria: General Intellect como parte del capital, por un
lado; y por la otra, multitud (es decir conjunto cooperativo de singularidades
sociales productivas) como clase, que rompe el "bloqueo" de la
actividad revolucionaria; que se encuentra transformada como dualidad
ontológica de la fuerza de trabajo.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">No es
posible –estabilizada la condición analítica fijada por los Grundrisse, en el
presente de subsunción real de la sociedad –pensar en un despliegue de
análisis, en un salto hacia adelante, que no esté vinculado a una fuerza, a un
sujeto que opera este salto. Así termina realmente aquella dialéctica que, como
Althusser lo había visto muy bien, castraba el proyecto revolucionario. Sólo la
subjetividad política de clase, no como elemento externo al desarrollo del
capitalismo, sino como fuerza que se mueve "dentro y contra" el
capital – enseñan los Grundrisse – permite, en efecto, leer en el presente la
lucha de clases contra el dinero-capital-crisis. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Traducción:
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">César Altamira</b><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0in 0in 10pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Helvetica;"><span style="font-family: Calibri;">Del
sitio italiano Uninomade 2.0 http://www.uninomade.org/karl-marx-grundrisse/</span></span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-14477322276345112012013-02-18T15:10:00.001-03:002013-02-18T15:10:59.531-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoBodyText" style="margin: 0in 0in 0pt; mso-line-height-alt: 13.9pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<strong><em><span style="color: #4f81bd;"><span class="MsoIntenseEmphasis"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Del fin de las izquierdas nacionales a los
movimientos subversivos en Europa</span></span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p></o:p></span></span></em></strong></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p> <strong><span style="font-size: small;">Toni Negri</span></strong></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">I- Cuando se
habla de mundialización de los mercados, se habla también de la limitación
impuesta a la soberanía de los Estados-Nación. En Europa occidental, el error
fundamental de las izquierdas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>nacionales
ha sido no entender que la mundialización era un fenómeno irreversible. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Hasta la caída
de la Unión Soviética, el liderazgo estadounidense había consistido – con
prudencia, pero también con una constancia evidente – en combinar las
especificidades nacionales de los países pertenecientes a las alianzas
occidentales (especialmente de la OTAN) y la continuidad del imperialismo
clásico, reuniéndolos alrededor de un antagonismo respecto al "socialismo
real". A partir de 1989, una vez que el bloque soviético se derrumba, el
hard power americano fue reemplazado poco a poco por el soft power de los
mercados: la libertad de comercio y la moneda han condicionado los viejos
instrumentos de poder – el poder militar y el de la policía internacional-; y
el poder financiero y la gestión autoritaria de la opinión pública han
determinado, por otra parte, el campo donde se iba a ejercer de ahora en más</span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri;"> </span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">la nueva acción liberal de sostenimiento a la política de los
mercados. El neoliberalismo se ha organizado muy fuertemente a nivel mundial:
gestiona hoy la crisis económica y social en beneficio propio y tiene muy
probablemente ante sí, un brillante futuro… A menos que – en la medida que una
transformación democrática y pacífica de los actuales fundamentos políticos del
neoliberalismo no resulta imaginable a un nivel mundial – no se den rupturas
revolucionarias.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Paralelamente
a esto, desde 1989, precisamente cuando el sistema capitalista en su forma
neoliberal se reforzaba,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la desbandada
de las fuerzas políticas de izquierda se profundizaba. No solamente las fuerzas
dogmáticas, en nombre de una supuesta fidelidad a formas ideológicas arcaicas,
han renunciado a toda comprensión de la lucha de clases en un mundo
profundamente transformado por la mundialización y la mutación de los modos de
producción, sino que una nueva corriente de pensamiento y de acciones de tipo
socialista, tras la idea de tener en cuenta la novedad de la situación, se
arriesgaba a evidentes alianzas con el neoliberalismo. Los procesos de
unificación del continente europeo y las instituciones donde se desarrolla el
debate sobre la constitución europea han constituido un lugar ejemplar del
vacío y de la impotencia política de la izquierda – tanto en su variante
"tercera vía a la Tony Blair" (cuyas orientaciones fueron rápidamente
identificadas con la voluntad explícita de estructurar políticamente la Europa
de manera neoliberal), como bajo formas contrarias: impotencia de los grupos
que han ocultado, detrás de sus negativas a la unidad y al desarrollo de las
instituciones europeas, su incapacidad para construir una línea que sea
alternativa a la del neoliberalismo. Esto habría querido decir poner en
discusión el Estado-nación, el derecho internacional público y el sistema
administrativo de la modernidad capitalista. El fracaso de esas fuerzas,
tomadas en su conjunto, ha sido enorme.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Si queremos
reanudar el debate, es preciso entonces preguntarse cuáles son las condiciones
teóricas y políticas que permiten reabrir una perspectiva de lucha sobre el
terreno realista de la construcción subversiva de una Europa unida. Es una
cuestión planteada hoy por los movimientos que aprenden a luchar contra la
crisis a nivel europeo.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p> </o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">II. </span><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri;">¿</span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">En qué
consiste el capitalismo financiero y/o biopolítico? Consiste en la subsunción
de la sociedad – más exactamente aún, de la vida misma – bajo la dominación del
capital. ¿Cómo se ejerce el mando de los mercados sobre la estructura de la
sociedad? No puedo naturalmente detenerme en este punto; me limitaré a decir
que este poder funciona a través de un uso cada vez más importante del control
monetario, control monetario cuya finalidad es la acumulación de la renta
financiera. Ésta reorganiza las relaciones productivas y reproductivas según
las pautas de profundización e intensificación de los dispositivos de
explotación, hasta tomar algunas veces la forma de una verdadera nueva
acumulación primitiva, retomando los términos de Marx. Los mercados
financieros, que buscan la máxima valorización, prefieren, por una parte, las industrias
de la "producción del hombre por el hombre”, es decir el Welfare, los
servicios productivos metropolitanos incluidos los servicios informáticos; y
por otra parte, la minería, la energía, las industrias del agrobussiness y
todas las que generalmente se aplican en la naturaleza… <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Con
frecuencia, se trata, ya he dicho, de una nueva figura de la acumulación
originaria, donde la apropiación capitalista incorpora la puesta en trabajo, y
por tanto la explotación del bios (es decir de la vida humana, a la que se debe
añadir el medio ambiente natural donde la vida se desarrolla y con el que
interactúa); alcanza también la captación del valor expresado por la sociedad
en general, que se halla de repente desposeída. Una primera definición de este
"común” que los movimientos buscan en la actualidad, podría pues,
paradójicamente, consistir en lo siguiente: la inversión comunista de la
apropiación capitalista en toda su extensión.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Lo que me
parece interesante hacer es estudiar las contradicciones que han surgido en
este terreno, a menudo un poco caótico por el ataque neoliberal y que han sido
puestas en evidencia por los movimientos. Se trata de contradicciones
difícilmente superables, que el poder tiende a administrar a través de una
governance fuera de toda normativa, por un gobierno establecido de excepción de
larga duración y destinado a volver a refundar la sociedad en su conjunto. Las
contradicciones en cuestión pueden ser identificadas como sigue:<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p> </o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">A. Una primera
contradicción se refiere a la producción. Si por un lado el capitalismo
financiero representa la forma más abstracta y más delegativa del poder, por
otra parte, paradójicamente, el capitalismo financiero es el capitalismo que
más inviste materialmente a la vida en su conjunto. La “reificación” de la vida
y la “alienación” de los sujetos son impuestas a la fuerza de trabajo cognitiva
por un mando productivo que parece haberse convertido, en tanto que poder
financiero, en algo absolutamente trascendente. La fuerza de trabajo cognitiva,
que está obligada a producir<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>plusvalor
precisamente, en la medida en que ella es cognitiva, inmaterial, creativa, no
inmediatamente consumible, es en realidad productiva en sí misma, de manera
autónoma. Trascendencia financiera contra autonomía productiva, he aquí la primera
contradicción.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En la medida que la producción se basa
principalmente en la "cooperación social” (independientemente de cuáles
sean los ámbitos, desde los servicios hasta la informática o las actividades de
cuidado, etc. ), la valorización del capital no tropieza simplemente con el
"capital variable” masificado, sino con la resistencia y la autonomía de
un proletariado que representa en sí mismo hoy en día una parte del “capital
fijo”. En efecto, la nueva calidad social de la producción y las características
cognitivas de ésta han transformado a los trabajadores en "sujetos
maquínicos" que poseen una capacidad "relativa", pero
permanente, para organizar de manera autónoma sus propias redes sociales de
trabajo. No se puede dejar de incorporar la evidencia de esta contradicción.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p> </o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">B. La segunda
paradoja está referida a la propiedad. La propiedad privada (aquella que
definimos como tal desde el punto de vista jurídico) tiende a estar sujeta cada
vez más a la forma de la renta. Hoy, la renta nace principalmente de los
procesos de circulación monetaria que tienen lugar en los servicios del capital
financiero y/o en aquellos del capital inmobiliario, o en los procesos de
valorización que tienen lugar en los servicios industriales.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Pero cuando
los bienes (privados) se presentan como servicios, cuando la producción
capitalista se valoriza principalmente a través de los servicios, la propiedad
privada tiende a matizar los rasgos que la caracterizaban tradicionalmente en
tanto que “actos de posesión” y a presentarse, más bien, como el producto de
esta cooperación social que constituyen los servicios; y los vuelve
productivos. Para los patrones el problema deviene en devolver a la propiedad
privada esta función fundamental (en la organización social) de la que el capitalismo
tiene necesidad. Si la propiedad se socializa progresivamente, ¿cómo hacer para
darle esta calidad al comando privado? <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">A esta
cuestión, los capitalistas responden con la hipocresía que los caracteriza: son
los poderes públicos quienes deben hacerlo. Pero en las sociedades
post-industriales, la mediación pública de los relaciones de clase se vuelve
cada vez más difícil – es en realidad lo que nos muestra muy bien la crisis: la
soberanía ciertamente ha sido privatizada (patrimonializada,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>podría decirse, por el capitalismo
financiero) pero la paradoja es que, de manera absolutamente simultánea, la
propiedad privada se disuelve presentándose cada vez más como el uso de un
servicio, y no más como posesión de un bien. El “soberano público" no debe
afrontar más ahora a las corporaciones, a los sindicatos, a los órganos
colectivos de trabajo (que, dicho sea de paso, se presentan ellos mismos como
sujetos privados), sino a la cooperación y a la circulación social de
subjetividades que se componen y se recomponen permanentemente, tanto en la
producción material como en la producción cognitiva. En suma, se enfrenta a lo
que llamamos el “común”.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Por “común”,
por tanto, debemos aquí reconocer que hoy, la producción se realiza de manera
cada vez más cooperativa. Si bien esta cooperación es naturalmente comandada
por el capital financiero, es también accionada inmediatamente por las nuevas
figuras de la fuerza de trabajo cognitiva, es decir por las mismas potencias
sociales que en otras épocas se conocía como la “clase obrera”. Y quiero
subrayar aquí una vez más ésto: cuando se habla de fuerza de trabajo cognitiva,
se habla en realidad de una nueva calidad de la producción, de un nuevo rostro
de los procesos de valorización, de una nueva organización del trabajo, que surgiera
después de 1968; pero se habla también de algunos aspectos, cada vez más
centrales, de la propia producción material donde, pese a las apariencias, el
trabajo cooperativo, o bien la introducción de elementos inmateriales,
informáticos o lingüísticas, está hoy cada vez más generalizada.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Hay pues una
progresiva "patrimonialización privada" de los bienes públicos que,
simultáneamente, destruye la institución de la propiedad pública y hace valer
la ideología de la propiedad privada; es a partir de esta combinación que se
crea la deriva ahora permanente de la gestión de lo público del lado de los
procedimientos de excepción, el deslizamiento de esta excepcionalidad en la
corrupción, y la destrucción del común por los poderes de excepción.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">El
"soberano público" no existe ahora más que de una manera paradójica,
y tiende a borrarse ante un "común" que surge, por el contrario, del
interior de los procesos de producción social y de esta cooperación que
representa el corazón de la valorización. Este común es precisamente lo que es
directamente captado por los poderes financieros, por el mercado mundial: Hic
Rodhus, Hic salta.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p> </o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">C. La tercera
paradoja corresponde al bio-capital, desde el momento que entra en relación con
el cuerpo de los trabajadores. Aquí, el enfrentamiento, la contradicción, el
antagonismo aparecen de manera absolutamente clara, en la medida en que el
capital (en la fase post-industrial, en la época en que la producción cognitiva
se ha convertido en hegemónica) debe poner directamente en producción a los
cuerpos humanos, que no son sólo mercancía trabajo, sino que se transforman en
portadores de saberes productivos y operadores-maquínicos. Significa que en los
nuevos procesos de producción, precisamente porque los cuerpos están cada vez
más y más eficazmente especializados, han adquirido una autonomía relativa. Al
mismo tiempo, la resistencia y las luchas de la fuerza de trabajo maquínica
responden paradójicamente a la exigencia capitalista de una explotación de la
producción del hombre por el hombre, es decir para la máquina-viviente
“hombre”. Es precisamente sobre esta mutación que se aplica la explotación del
capital financiero y a la que busca gobernar.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">En efecto, en
el momento en que el trabajador se apropia de una parte del “capital fijo” y se
presenta<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">1) de manera
variable, a menudo caótica, como actor cooperante al interior de los procesos
de valorización, como “sujeto precario”; pero también por otra parte, <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">2) como un
“sujeto autónomo” en el proceso de valorización del capital, en ese momento,
por lo tanto, se produce una total inversión en la función del trabajo con
relación al capital. El trabajador ya no es más sólo el instrumento que el
capital utiliza para conquistar la naturaleza – lo que quiere decir banalmente
producir mercancías; sino que en el trabajo cognitivo y cooperativo, el
trabajador, - habiendo incorporado en sí mismo el instrumento de producción
(del capital) y habiéndose metamorfoseado, desde el punto de vista
antropológico-, reconquista el "valor de uso”,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>-actuando de manera “maquínica”,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de manera autónoma y en oposición con
relación al capital-, alcanzando una autonomía y una oposición que tienden a
devenir completas. Entre esta tendencia objetiva y los dispositivos prácticos
de constitución de este trabajador maquínico <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>toma lugar una nueva forma de lucha de
clases<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que ahora podemos calificar de
biopolítica.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p> </o:p></span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">En el
desarrollo del capital, estas tres paradojas, que acabo de poner de relieve,
permanecen abiertas. Más aún, se trata de contradicciones que se han visto
acentuadas por la crisis actual. Por consiguiente, mientras más se fortalece la
resistencia, mayor es la tentativa de restauración del poder<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por parte del Estado (en tanto órgano del
capital),<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y tanto más decisivo deviene
el uso de la violencia. Toda resistencia es condenada como ejercicio ilegal de
un contrapoder; toda manifestación de rebelión es considerada como un momento
de devastación o saqueo. Más aún, como efectos posteriores y como pura
mistificación, al ejercitar la máxima violencia el capital y su estado deben
manifestarse como figuras necesarias y neutras. Hoy, el máximo de violencia es,
por lo tanto, ejercitado a través de instrumentos y de órganos calificados como
"técnicos”. Recordemos que Margaret Thatcher proclamó en su momento:
"No hay alternativa".<span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="color: #333333; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p> </o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">III. Si, en el
proyecto neoliberal de estabilización y en la crisis de éste, ésa es la
constitución política del presente, es evidente que los movimientos de
resistencia no pueden dejar de expresar su indignación, su rechazo, su
rebelión. Es así que emerge el deseo de construir nuevas instituciones que
puedan corresponderse con la potencia social de la cooperación productiva.
Retomemos entonces los terrenos sobre los que las contradicciones, que he
tratado de formular hace un momento, se presentan. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">1-a. Si uno se
enfrenta a la “paradoja de la producción”, se trata de retomar el viejo tema
del programa comunista – aquel de la "auto-valorización” obrera y
proletaria-, sobre la reapropiación<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>progresiva, de manera cada vez más cierta, del capital fijo empleado en
el proceso productivo social – precisamente contra la multiplicación de las
operaciones de valorización-captura-privatización que el capital financiero
pone en práctica. Reapropiarse del capital fijo, significa construir el
"común" – un conjunto organizado contra la apropiación capitalista de
la vida, un común entendido como desarrollo de los "usos” cívicos y
políticos y como capacidad de gestión democrática y autónoma, desde abajo. La
reconquista del saber y del ingreso son objetivos que califican de manera
primaria al trabajador cognitivo; se trata, en primer lugar, de objetivos
políticos, exactamente de la misma manera en que la lucha contra la reducción
del salario relativo – nos recuerda Rosa Luxemburgo – cito – la "Lucha
contra el carácter de mercancía de la fuerza de trabajo, contra la producción
capitalista adoptada en su conjunto” – constituían la política del trabajador
industrial. Cito nuevamente a Rosa Luxemburgo: "La lucha contra la caída
del salario relativo no es más una batalla sobre el terreno de la economía
mercantil, sino un ataque revolucionario al fundamento mismo de la economía; es
el movimiento socialista del proletariado" – fin de la cita. Por
consiguiente, es sobre este punto, que deben ser retomadas, estudiadas e incorporadas
las experiencias realizadas por ejemplo en Italia, en la agitación militante
que rodeó a los recientes referendos, en particular sobre la cuestión de la
gestión del agua, a fin de permitir la recuperación de esta nueva figura
jurídica que son los "bienes comunes". <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">1-b. Volvamos
a la “paradoja de la propiedad”. Si se desea ir en contra o, más allá de la
propiedad privada, los movimientos necesitan desesperadamente sumergirse en
este contexto contradictorio, hecho en gran parte a base de servicios y redes
sociales, que estructura hoy la cooperación productiva. Se trata al mismo
tiempo de situarse a la vez "en y contra" de las instituciones del
poder público. Dos líneas principales se entrecruzan entonces: la primera debe
oponerse a la función represiva – inerte y por tanto feroz – de los poderes
públicos frente a las luchas de reapropiación; la segunda se opone al rol y al
poder de la moneda. En el primer caso, la capacidad de romper con la governance
neoliberal – por ejemplo, en la variante que presentan los supuestos “gobiernos
técnicos" – es absolutamente fundamental. Ya he dicho en qué medida se
trataba de una farsa. Pero también hemos debatido en muchas ocasiones para
saber si era posible imaginar, a partir de los enfrentamientos que los movimientos
ponen en práctica alrededor de la cuestión de la governance pública, el
surgimiento de una especie de “dualismo del poder”; y el problema permanece hoy
en día enteramente – dudo, sin embargo, que se pueda resolver de manera
puramente abstracta, fuera de la dimensión de las luchas. Es sobre este punto,
precisamente en relación con la intensidad de las luchas que se desarrollan en
torno del tema de los usos del común, que debemos lanzar una propuesta: aquella
de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los nuevos principios
constitucionales, de nuevos derechos y de una nueva legalidad – el común, un
ingreso universal, la negativa de la deuda y de la insolvencia, la libertad de
movimiento de los hombres y mujeres, el ejercicio cooperativo del saber, el
Commonfare, la reapropiación de la moneda. Me referiré nuevamente a todos estos
puntos en mi conclusión.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Vayamos
entonces al segundo tema – afrontar, a través de los movimientos, la cuestión
de la moneda. Es evidente que si la moneda es un medio de cuenta y de
intercambio difícilmente eliminable, es por la posibilidad que tiene de ser un
instrumento de estructuración de la división social del trabajo y de la
acumulación de poder patronal, contra el interés de los productores reales;
aunque es precisamente por ello que se le debe arrebatar. Es preciso impugnar
la independencia del Banco Central Europeo: el BCE debe estar sujeto a la
necesidad de la "producción del hombre por y para el hombre” y
sometido<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a un proyecto estratégico de
redefinición de los equilibrios sociales biopoliticos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El problema no es tanto distinguir los
“bancos de depósito” de los “bancos de inversión” sino el de canalizar el
ahorro y la inversión hacia los equilibrios que garanticen la producción del
hombre por el hombre. Esta es la batalla que los movimientos políticos más
maduros han entablado. Ésta consiste – sin arrepentidos ideológicos ni
vacilaciones – en impugnar y sabotear la governance monetaria del biopoder, es
decir en introducir, cada vez que sea posible, reivindicaciones y rupturas
expresadas de manera radicalmente democrática, por abajo. Es necesario comenzar
a preguntarse lo que podría ser una "moneda del común" y desarrollar
la hipótesis de que esta moneda debería garantizar la reproducción social, la
cantidad de ingresos necesarios a cada ciudadano y el sostenimiento de las
formas de cooperación que forman la estructura de la división del trabajo de la
multitud productiva.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">1.c Volvamos
finalmente a la última de las "paradojas", a la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que anuda de conjunto el bio-capital y el
cuerpo de los trabajadores. Aquí, esta contradicción no podrá ser disuelta a no
ser que se elimine al capitalista. Esta contradicción dolorosa nace en efecto
del hecho de que el capitalista no puede dejar de explotar al trabajador si
quiere obtener el beneficio y que, sin trabajo vivo, no hay producción ni
riqueza que dispongan.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Pero éste es
el terreno mismo de la política. Del lado del poder del capital, nos situamos
en el lado de la decisión sobre los indecidibles, con la incertidumbre propia
de encontrarse en el medio del torrente suspendido entre fascismo y democracia.
<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Pero, por otro
lado, es también el terreno constituyente del conjunto de los cuerpos-máquina,
singulares y poderosos, en el ejercicio de la lucha de clases. Para todos esos
cuerpos, hacer política, significa constituir “institucionalmente” la multitud,
es decir extraer las singularidades de su soledad para vincularse y
establecerse en la multitud; brevemente,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>transformar la experiencia social de la multitud en institución
política.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Es por ello
que los movimientos actuales piden, de manera cada vez más impetuosa, superar
el modelo constitucional de la modernidad – el de los siglos XVIII, XIX y XX-,
es decir ese modelo constitucional que borraba toda traza de poder
constituyente luego que la fase revolucionaria se hubiera terminado. De manera
más realista, es preciso afirmar, por el contrario, que hoy el poder
constituyente no puede ser circunscripto a la reconstrucción del Uno del poder.
Ya no se rebela para tomar el poder, sino para mantener la apertura del proceso
de contra-poderes, y para desafiar los dispositivos de captura que la máquina
capitalista no deja de inventar. La experiencia de las luchas nos ha enseñado
que la representación política siempre termina por entrar en crisis porque
(atraída por el mecanismo de la soberanía, destilada en la alquimia electoral,
a la vez mágica y putrefacta, que conocemos bien), no logra estar<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a la altura de la verdad y de la riqueza
permanentemente renovadas en la composición social de la clase de trabajadora.
Desde la primavera de 2011, todos los movimientos han expresado su deseo de una
“contra-democracia” conflictiva, alimentada por reivindicaciones y protestas,
resistencias e indignaciones, y un "basta" al constitucionalismo
"normativo”.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Estos movimientos
formulan la exigencia de constituciones democráticas biopoliticas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que no se transformen inmediatamente, tras el
filtro de la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>legalidad y de la
formalidad jurídica, en mecanismos de opresión; sino que sepan, por el
contrario, intervenir, a través de la inversión del "dinero común”, a fin
de reequilibrar constantemente las relaciones sociales<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>colocando a los pobres en el lugar de los
ricos. En suma, creando una vida del hombre al servicio del hombre.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Habría que
afirmar aquí, muy claramente, aquello que dicen todos los premios Nobel de
economía del mundo: que una productividad creciente sólo puede lograrse, en y
por una sociedad igual y libre, a través de una sociedad de la “denegación del
trabajo" – si por "trabajo" se entiende lo que hasta ahora se
concibe: servidumbre laboral y trabajo asalariado. Debemos liberar el trabajo
de las Formas históricas en las que ha sido confinado.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><o:p> </o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">IV. Mientras
más avanza la crisis y maduran los movimientos, más se siente que algo decisivo
está por producirse en la conciencia de los trabajadores. Resulta banal decir
que el siglo XX ha terminado, sobre todo cuando esta frase sirve para borrar el
recuerdo de las formidables experiencias de lucha obrera y de los intentos de
construcción de una nueva sociedad que las atravesaron. El hecho de que estos
intentos hayan fracasado – no en un día sino, precisamente, en un siglo – no
quiere decir que el potencial se haya agotado. Por el contrario, el "viejo
topo” ha seguido excavando su propia esperanza. ¿Es que resulta necesario
recuperar la experiencia socialista? Sí, a condición, sin embargo, de
insertarla en una nueva teoría, en una nueva estrategia… es lo que hacen los
nuevos movimientos hoy.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Dirijamos
ahora nuestra atención hacia lo que hacen estos movimientos que luchan en la
crisis, y contra la crisis. Trabajando así es como podremos estudiar los
procesos de subjetivación que surgen en este contexto, y buscar comprender
cuáles son las condiciones favorables, o, por el contrario, las condiciones que
constituyen un obstáculo, que permiten o bloquean<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una política del común. Primera medida. Las
referencias sistemáticas a las reformas constitucionales propuestas a nivel
europeo desempeñan, sin duda aquí, un obstáculo. Lo que interesa, por el
contrario, a los movimientos es preguntarse cuáles son las acciones políticas
que pueden ser aplicadas para promover los procesos de subjetivación adaptados
a un nuevo proyecto subversivo y comunista. Y, siempre que se examinan los
movimientos, se puede determinar un primer grupo de acciones que se podría
reunir bajo una misma etiqueta: la insolvencia. Estas luchas, contra la deuda y
en favor de un ingreso de ciudadanía, reanudan las viejas luchas por el salario
relativo pasando a ser luchas revolucionarias en la medida en que ponen en
cuestión la medida del trabajo. En este mismo terreno, se encuentran toda una
serie de experimentos y de intentos de construcción de una teoría y práctica de
la “huelga precaria”; se trata de comprender cuáles son las luchas que pueden
"hacer mal" al patrón bajo las nuevas condiciones de explotación
social a partir de esta condición de precariedad impuesta a los trabajadores.
Las luchas que están incorporando los espacios, las plazas, los teatros, los
centros sociales, los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">squats</i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que los transforman en lugares de
organización se ubican en este lugar, así como las luchas que bloquean la
logística del comercio de mercancías, que nunca ha sido tan central como hoy en
el proceso de acumulación social; o aquellas que impiden las “grandes obras de
interés público”, que no tienen de público más que la enorme fuerza destructiva
de los equilibrios civiles y ecológicos que utilizan, y donde no se trata en
realidad de otra cosa más que de facilitar la corrupción y el enriquecimiento
privado… <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Pero entran
también, sobre todo, aquellas iniciativas que consiguen retomar y/o a
mutualizar de manera alternativa la gestión de los nodos fundamentales del
Welfare, de la educación, de las políticas de vivienda, etc. En este caso se
lucha alrededor del salario directo y/o indirecto de los trabajadores,
integrando no sólo la cantidad monetaria sino también la calidad social.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Destitución.
Es éste el segundo terreno sobre el que se mueven hoy las luchas. Lo primero
que podemos decir es que se refiere a los intentos de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>destituir a los sectores del comando
capitalista. En el neoliberalismo, el caos social y jurídico se considera
normal. Asumirlo transformando la governance, de momento de litigiosidad en
momento de contra-poder,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es lo que
cualquier fuerza de oposición al neoliberalismo debe tratar de hacer. Hemos
visto, en América Latina, ejemplos de movimientos revolucionarios (trabajadores
y/o indígenas, y, en la actualidad, estudiantes) que durante mucho tiempo
construyeron y finalmente impusieron su agenda a los gobiernos. En Europa, no
será fácil repetir esa experiencia; pero se trata, al menos de probar, sin
creer siempre que esta capacidad de ruptura pueda consolidarse bajo formas de
mecanismos de contra-poder estable. Aquí, el efecto destituyente es aún
prominente con relación a la dimensión constituyente.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Algunos
objetarán entonces: "¿estos movimientos no son inútiles, y a veces incluso
peligrosos, porque las revueltas y los disturbios no crean
instituciones?". Estos discursos no son honestos, cuando menos, son
abiertamente provocadores; se basan implícitamente en que las revueltas(riots)
y los disturbios no pueden crear instituciones. Una vez más, rebatimos. Por el
momento no lo hacen simplemente porque el efecto destituyente es aún
propedéutico y dominante. Esto no significa que no puedan hacerlo. Siempre
sobre este terreno de actividad destituyente, existe otro ámbito de lucha que
los movimientos recorren y que consisten en las acciones contra la estructura
constitucional del biopoder capitalista. El tema, en este caso, es el del
desarrollo de un poder constituyente democrático, de masas, multitudinario.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Estos terrenos
de investigación y de lucha han sido identificados a nivel urbano, en las
grandes ciudades. Donde, en el pasado, correspondía a la fábrica centralizar la
organización del trabajo, hoy, es la metrópoli quien ejerce esta tarea: es la
metrópoli quien centraliza las redes de cooperación del trabajo, sea cognitivo
o no, y que, a través de dichos contactos aumenta los niveles de tensión y de
fusión de la producción y de la lucha. Sobre el terreno metropolitano, se
encuentran pues, cada vez más, lugares de reunión, de la militancia, de
organización del trabajo, material e inmaterial, del trabajo y del no trabajo,
de la cultura y de culturas (en particular debido a los inmigrantes) que se
organizan. En síntesis, lugares de organización de las luchas y de recuperación
de lo producido por el general intelect. ¿Es posible comenzar a construir
instituciones de autogobierno que pongan en práctica formas de una "nueva
mutualidad”, de una nueva tutela social contra los efectos más violentos de la
crisis? En muchos casos, esto es lo que ocurrió. Y también, junto con esos
elementos de apertura que podemos definir como “intensivos" (es decir
orientados hacia el interior del tejido social), también hay que poner a prueba
un dispositivo “expansivo” de apertura extensiva: sólo la concatenación, la
articulación de las movilizaciones de los diversos países de Europa podrá
determinar un efecto real y continuo sobre las políticas de crisis que hoy
estamos experimentando.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Comunización,
para terminar. Es aquí donde comienzan a jugar las iniciativas constituyentes.
En Italia, por ejemplo, los movimientos han intentado avanzar en este sentido.
De lo público a lo común: la vía es aquella que afirma el derecho de acceso al
común, que busca realizar el deseo del común que anida en el corazón de los
trabajadores. Comunalizar significa, en fin, construir nuevas instituciones del
común, y, en particular, la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“moneda
común" que permitirá a los ciudadanos producir con toda libertad y bajo el
respeto de la solidaridad.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Después de
todo ello, la alternativa resulta evidente. Por un lado, existe el biovalor
captado, mejor dicho extraido a la sociedad en su totalidad por el capital; y
su forma monetaria, su estructuración, pensada totalmente en función de la
explotación de la sociedad. Por otra parte está la pregunta: ¿Qué sentido puede
tener, en este nivel, la construcción de una alternativa revolucionaria? Su
sentido es el siguiente: liberar la potencia de la fuerza de trabajo de la
dominación capitalista, imponer la igualdad como condición de la libertad. Y
planteando todos estos elementos, en particular los que se refieren a la
moneda, estamos regresando al punto de partida: ¿qué hacer en relación a
Europa? Mejor dicho, ¿cómo se comportan los movimientos con relación a Europa?
Me parece absolutamente claro que la Unión Europea es necesaria e irreversible.
Una trayectoria política carente de dimensiones continentales es hoy algo
imposible en el seno de la mundialización. A veces, los movimientos, ellos
mismos, parecen no tener una clara conciencia de esta lectura. Resulta
necesario construir nuevos modelos de solidaridad, nuevos proyectos de ligazón,
que sepan agenciarse entre sí y negociar las diferencias geográficas
fragmentadas. No pienso aquí solamente en los antiguos Estados-nación, sino en
las historias muy diferentes de los movimientos actuales. La urgencia de las
luchas lo exige, sobre todo cuando el tema constituyente pasa a ser central.
Para cumplir este programa, es preciso por lo tanto desarrollar una búsqueda
continua, evitando el calendario institucional europeo y las campañas
electorales que nos son continuamente propuestas. El corazón de la discusión
consiste hoy, sin duda, en pensar en una acción contra el Banco Central
Europeo, en la medida que es el BCE el que encarna, a su manera, el Palacio de
invierno hoy en Europa.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Texto
presentado en la Universidad de París 8-Saint Denis, el 18 de enero de 2013. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt; mso-pagination: widow-orphan;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Traducción: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">César Altamira</b>.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 13.9pt; margin: 0in 0in 0pt 0.5in; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-pagination: widow-orphan; tab-stops: list .5in; text-indent: -0.25in;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: Symbol; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;"><span style="mso-list: Ignore;">·<span style="font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font: 7pt/normal "Times New Roman";">
</span></span></span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Del sitio
italiano Uninomade 2.0<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>http://www.uninomade.org/dalla-fine-delle-sinistre-nazionali-ai-movimenti-sovversivi/</span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-26763855922209361402013-01-30T21:17:00.000-03:002013-01-30T21:17:04.747-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<h2 style="margin: 10pt 0in 0pt 0.4in;">
<span style="color: #4f81bd;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri;">La renta básica como remuneración de la vida
productiva.</span><span lang="ES" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></h2>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="color: #333333;"> </span><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></b></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 12pt;">ANDREA FUMAGALLI<br style="mso-special-character: line-break;" />
<br style="mso-special-character: line-break;" />
</span></span></b></div>
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b><span lang="ES" style="color: #333333;">1. Introducción: la
vida puesta en valor.</span></b><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">La idea de
una renta desligada del trabajo no es reciente. Ella data del período de
formación de los Estados nacionales en Europa, cuando la presencia de una
organización estatal capaz de gestionar los derechos del señoraje sobre la
emisión de la moneda y garantizar la integridad de las fronteras nacionales,
permitió la posibilidad de aplicar políticas económicas redistributivas. Pero
será con la llegada del sistema capitalista de producción que la propuesta de
una renta de ciudadanía tome vigor al interior de aquella corriente de
pensamiento referenciada en el<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>socialismo utópico y libertario. Extrayendo fuerzas de la separación
entre derechos de ciudadanía y condición laboral, sancionada por la revolución
francesa, pondrá fin, al menos desde un punto de vista formal y jurídico, a
formas de coacción sobre el trabajo no remunerado (de servidumbre y esclavitud)
Es en este contexto que en la lengua italiana se empieza a hablar del rédito de
ciudadanía[1] destinado a definir la garantía de la continuidad de una renta
independientemente de la condición laboral orientada al disfrute pleno y
consciente de la ciudadanía nacional.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Hoy, en el
contexto definido de capitalismo cognitivo[2], se vuelve necesario hablar más
bien de renta de existencia, para subrayar, por un lado, que la vida misma se
ha convertido en un ámbito de valorización y acumulación capitalista, y por
otra, que el concepto de ciudadanía nacional, en un marco de globalización y de
migraciones, requiere una profunda revisión y ajuste.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">En el debate
francés, algunos de los autores prefieren utilizar a tal fin la expresión
ingreso social garantizado (RSG, revenue social garantie), [3].<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">En la lengua
inglesa, esta cuestión terminológica pierde de importancia en el mismo momento
en que se habla, indistintamente, de ingreso básico (basic income)<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>* * * * *<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">En el
capitalismo conocimientos no existe actualmente ninguna norma distributiva sea
directa o indirecta. El desmantelamiento del welfare keynesiano en formas de
workfare se ha visto acompañado por una disminución del vínculo entre
crecimiento de la productividad material y crecimiento del poder adquisitivo de
las rentas del trabajo. Este resultado es el fruto tanto del<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>proceso de financiarización que del peso
creciente del conocimiento como factor de acumulación.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">En el primer
caso, los mercados financieros tienden cada vez más a asumir el papel del<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>seguro social privado, siguiendo coordenadas
y dinámicas individualizadas e inestables [4]. En el segundo caso, el peso
creciente del conocimiento y de la producción inmaterial en el proceso de
acumulación hacen más problemática una medición de las ganancias de
productividad, cada vez más dependientes de factores sociales y no atribuibles
ya a individuos singulares.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El welfare
se individualiza, mientras que la productividad se socializa: asentada en esta
paradoja se deriva la creciente inestabilidad del capitalismo cognitivo así
como la crisis de los mecanismos de redistribución que originan nuevos factores
endógenos de contradicciones. Al respecto, basta destacar los siguientes: <o:p></o:p></span></span></div>
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt 0.5in; mso-list: l1 level1 lfo2; tab-stops: list 0in; text-indent: -0.25in;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="mso-list: Ignore;"><span style="font-family: Calibri;">-</span><span style="font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font: 7pt/normal "Times New Roman";">
</span></span></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>producción y cooperación social vs individualización
de la relación de trabajo y jerarquía.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Es sobre
esta doble dialéctica que se exterioriza la producción de plusvalía, se
registra el proceso de explotación del capitalismo cognitivo y se consuman las
nuevas formas de enajenación. Es aquí donde se define la nueva relación capital
– trabajo y sus manifestaciones reales. De un lado la solicitud de
participación, de relación y de comunión asociados a los intentos productivos
de la empresa; por otro lado, la precariedad de la relación individual, la inquietud,
la incertidumbre y la frustración sicológica y existencial en la que se deriva.<o:p></o:p></span></span></div>
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span><br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt 0.5in; mso-list: l1 level1 lfo2; tab-stops: list 0in; text-indent: -0.25in;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="mso-list: Ignore;"><span style="font-family: Calibri;">-</span><span style="font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font: 7pt/normal "Times New Roman";">
</span></span></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Tiempo
de trabajo vs tiempo de vida, producción vs reproducción. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">La
superposición entre tiempo de vida y tiempo de trabajo y, por consiguiente
entre producción y reproducción, es la fenomenología concreta de la supremacía
del trabajo abstracto sobre el trabajo concreto en el capitalismo cognitivo.<o:p></o:p></span></span></div>
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt 0.5in; mso-list: l1 level1 lfo2; tab-stops: list 0in; text-indent: -0.25in;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="mso-list: Ignore;"><span style="font-family: Calibri;">-</span><span style="font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font: 7pt/normal "Times New Roman";">
</span></span></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Explotación del común vs expropiación privada.
<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">La puesta en
valor de todas las facultades humanas y de la inherente industria social que se
despliega en el trabajo concreto deviene trabajo abstracto en el momento mismo
en que el resultado que esta industria produce, recibe remuneración monetaria
dentro de la estructura propietaria (en la que existe la propiedad individual)
del accionar común. <o:p></o:p></span></span></div>
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt 0.5in; mso-list: l1 level1 lfo2; tab-stops: list 0in; text-indent: -0.25in;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="mso-list: Ignore;"><span style="font-family: Calibri;">-</span><span style="font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font: 7pt/normal "Times New Roman";">
</span></span></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Workfare
vs commonfare.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En el ámbito social, la condición de
precariedad generalizada y existencial se traduce en una filosofía de
comportamiento individual, que basa su legitimidad en "hacer por sí mismos
y contra los demás" y en el desmantelamiento de toda forma de protección
social supra individual. En el mismo momento en que cualquier servicio social
(de la salud, la seguridad, la seguridad y defensa personal) es demandado a sí
mismo, el individualismo como filosofía social pasa a ser hegemónico,
precisamente en el momento en que la producción se socializa. </span></span></div>
<span lang="ES"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Para aliviar
la inestabilidad estructural del actual capitalismo cognitivo, se requiere, al
menos desde u pounto de vista teórico, repensar la definición de las variables redistributivas
de modo que estén más a tono con con la producción del valor y acumulación del
actual capitalismo cognitivo. </span></span></div>
<span lang="ES"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">En lo que se
refiere a la esfera del trabajo, hay que reconocer que en el capitalismo
cognitivo la remuneración del trabajo se traduce en la remuneración de vida:
por lo tanto aquello que en fordismo era el salario, hoy en el capitalismo
cognitivo pasa a ser ingreso de existencia (basic income) y el conflicto que se
abre ya no es más la lucha por los altos salarios (para decirlo en términos
keynesianos) sino, más bien, la lucha por una continuidad de los ingresos
prescindiendo de toda actividad laboral certificada por cualquier relación de
trabajo. Después de la crisis del paradigma fordista-taylorista, la división
entre tiempo de vida y tiempo de trabajo ya no es fácilmente sostenible. Los
sujetos más explotados en el mundo del trabajo son aquellos cuya vida es puesta
enteramente a trabajar. Esto ocurre, en primer lugar, en aquellos trabajos que
se realizan en el sector de servicios y en aquellos sujetos a una prolongación
del horario de trabajo, sobre todo en el caso de la fuerza de trabajo migrante.
Gran parte de la actividad laboral realizada<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>en las actividades del sector terciario no ocurre en el lugar de
trabajo. El salario es la remuneración del trabajo y el ingreso individual es
la suma de todos los ingresos que se derivan de vivir y de las relaciones en un
territorio (trabajo, familia, subvenciones, posibles rentas, etc. , etc. ) y
que determinan el estándar de vida. Mientras hay separación entre trabajo y
vida, hay también una separación conceptual entre salario e ingreso individual;
pero cuando el tiempo de vida deviene el mismo que el tiempo de trabajo, se
desvanece la diferencia entre ingreso y salario. <o:p></o:p></span></span></div>
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">De hecho,
el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tendencial solapamiento entre trabajo
y vida, por lo tanto entre salario e ingreso no es<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>considerado aún en el ámbito de la regulación
institucional. El ingreso de existencia (basic INCOME) puede representar un
elemento de regulación institucional adecuado a las nuevas tendencias de
nuestro capitalismo. Nos Introduce –como veremos más adelante –en el l tema de
cómo distribuir la riqueza social que se deriva de la cooperación y la
productividad social que se ejerce en un territorio (que hoy es privativa de los
beneficios y de las rentas mobiliarias e inmobiliarias). Desde este punto de
vista, el ingreso básico (basic income)no es definible como un instrumento
asistencial, sino, más bien, como remuneración de la cooperación productiva. En
otras palabras, el ingreso básico (basic income) es un instrumento distributivo
y no redistributivo. En este contexto, los conceptos de salario e ingreso
aparecen como complementarios y no conflictivos.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>2. Las
distintas concepciones del "basic INCOME"</span></b><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Según las diferentes interpretaciones de la
fase capitalista, se tienen distintas acepciones del concepto de ingreso
desligado del trabajo, o basic INCOME. Tres son las líneas de pensamiento
principales, que atraviesan transversalmente todas las posiciones teóricas,
políticas y económicas, favorables o críticas al sistema capitalista de
producción. La primera es la propuesta o enfoque neo-liberal y hace referencia
principalmente al pensamiento de Milton Friedman[5]. Este enfoque se basa en
idea de "impuesto fiscal negativo”. En este contexto, las funciones
económicas y sociales del Estado son reducidas al mínimo: el impuesto fiscal
negativo desempeña la única función redistributiva admitida, para aquellos
ingresos que se sitúan por debajo del umbral de la pobreza relativa, obteniendo
del Estado la cuota de ingreso faltante sin pagar impuestos. Esta medida, que
garantiza un mínimo de renta a quien no los posee, va pari passu con el
desmantelamiento del Estado social. Con excepción de la justicia y de la
defensa, todos los servicios sociales se privatizan y los dejan a merced de las
jerarquías impuestas por el libre mercado. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">El segundo
enfoque teórico hace referencia al enfoque social-liberal, o sea al conjunto de
formulaciones teóricas que se basan en la primacía del mercado, para el que los
posibles efectos distorsionadores serán reglamentados o por la autoridad o por
mínimas intervenciones del welfare[6]. Reconoce que el proceso de
desmantelamiento del welfare state combinado con una excesiva flexibilización
del mercado de trabajo puede tener efectos negativos en el plano
redistributivo, ejemplificados tras un aumento de la pobreza y en el fenómeno
de los working poor. En este caso, como en el anterior, en lugar de ingreso de
existencia sería más correcto hablar de ingreso mínimo. Con esta expresión, se
entiende el desembolso, bajo la forma de subsidio, aunque incondicional, de un
ingreso para todos aquellos que, independientemente de la condición profesional
(desempleados o no), se encuentren por debajo de la línea de pobreza relativa.
Una versión más edulcorada<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es la que se
conoce con el nombre de salario garantizado [7]. A diferencia de la fórmula del
ingreso mínimo, el salario garantizado es asegurado sólo para un período de
tiempo limitado y sólo alcanza a los desempleados y de manera condicional. En
Italia, durante el Gobierno de centro-izquierda desde 1997 al 2001, se
experimentó con la Ley Turco sobre el ingreso de inserción, que garantizaba un
apoyo a los ingresos familiares para las familias que estuvieran por debajo de
la línea de pobreza, por una duración máxima de 24 meses y a condición de que
hubiera un compromiso concreto de búsqueda de un trabajo o de realización
acorde a una frecuencia de cursos de reciclaje profesional, para mantener el
subsidio.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La tercera idea del ingreso de ciudadanía hace
eje en el hecho de que todo individuo, independientemente de su condición
(género, religión, edad, la condición profesional y/o de ingreso), tiene
derecho, en cuanto ser humano, a un ingreso incondicional y no perecedero, como
parte de la riqueza social. Esta orientación, que se basa en primer lugar sobre
bases ético-filosóficas, se está promoviendo en Europa por la red europeo para
el basic INCOME (bien), 8 y en EEUU por la USBIG (United States Basic Income
Guarantee). El exponente más<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>influyente
de este enfoque es, sin duda, Philippe van Parijs[9]. La justificación de un
ingreso básico (basic INCOME) se basa, en primer lugar, en la necesidad de
considerar el género humano como una estructura social "cooperante», en la
que todo individuo genera<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>su aporte que,
como tal, debe ser reconocido y le da derecho a una porción, también mínima, de
la riqueza social producida. El derecho al ingreso es así un derecho
inalienable primario, es decir hace parte de esos derechos que definen la esencia
misma de la vida humana. En el plano más estrictamente filosófico, el ingreso
de ciudadanía está también justificado como especie de reembolso debido a la
expropiación “social” que la difusión de la propiedad privada ha generado en el
curso de la historia humana. La distribución de la propiedad privada no ha sido
el resultado de un proceso igualitario sino que se ha basado y se basa en
formas de opresión y de jerarquías sociales. El basic INCOME puede ser
considerado desde este punto de vista como<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>una especie de indemnización frente a la expropiación originaria[10]<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Analicemos
estas tres líneas de pensamiento a la luz de las transformaciones
producidas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por la transición al
capitalismo cognitivo.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El enfoque neo-liberal así como el social
liberal entienden el ingreso de ciudadanía como mero subsidio, para más,
condicionado. En el caso neo-liberal, a cambio de erogar ingresos para los más
necesitados, se tiene la casi total privatización de los servicios sociales y,
de hecho, la desaparición del Estado como agente económico activo y el
restablecimiento del libre mercado como único marco de regulación económica
eficaz. En el caso social-liberal, la garantía del ingreso es una forma de
subsistencia, justificado por el fracaso parcial de la economía de mercado,
sobre todo en lo que respecta los efectos de redistribución. En las distintas
fórmulas con que esta subsistencia ha sido formalizada en algunos países
europeos, se trata siempre de un subsidio que, de algún modo, debe ser
"ganado", a través de mean tests, es decir, la "prueba de los
medios», y que, sin embargo, tiene una valencia temporal y provisoria para
facilitar el acceso al mercado del trabajo. En cuanto mera subsistencia, el
ingreso de ciudadanía en la versión social-liberal es, sin embargo, dependiente
de las condiciones existentes en el mercado del trabajo y del nivel salarial
existente. Quién lo percibe debe someterse a una serie de obligaciones
(aceptación de propuestas de trabajo, siempre que sean adecuadas a las
competencias adquiridas, –como sucede en Bélgica, Francia, Dinamarca– y/o a la
frecuencia de cursos de reciclaje y formación profesional). El nivel del
ingreso pagado corre el riesgo de ser así competitivo con los niveles
salariales y, como el caso francés lo muestra, su reducción puede tener efectos
negativos sobre los niveles salariales. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Si en el
caso neo-liberal, la propuesta de ingreso de ciudadanía es contraria y
sustitutiva de la idea del Welfare State, en el caso social-liberal, ésta
conduce a formas de disciplinamiento y control del mercado del trabajo (en
particular la oferta) con posibles efectos calmieranti sobre los salarios. Se
mueve así<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en la perspectiva del
workfare.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por último, en ambos casos, es más apropiado
hablar realmente de ingreso de ciudadanía, en la medida que la propuesta está
inmersa en un contexto de soberanía nacional, a cuyo interior buena parte de
los inmigrantes no son tomados en consideración, en la medida quie no son aún
ciudadanos legalmente constituidos, sobre la base del estructura legislativa
existente[11].<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El enfoque social-liberal es el que en los
últimos años ha recibido el mayor interés por parte de los políticos y
académicos. La atención se ha de hecho concentrado sobre los efectos de la
introducción del ingreso de ciudadanía en el mercado de trabajo y sobre cuan
alto debría ser su nivel. Los estudios de Bowles (1992), Van der Linden (1997),
Kesenne (1993), Groot (1999) y Serati (2001) han señalado en particular la
posible existencia de un trade-off entre ingreso de ciudadanía y tasa de actividad,
si éste se sitúa por arriba de la línea de pobreza relativa. Atkinson (1995) y
Atkinson y Morgensen (1993) por su parte han estudiado el problema de la
financiación. Utilizando los instrumentos teóricos del enfoque keynesiano
bastardo[12], los principales resultados afirman que el ingreso de ciudadanía
produce efectos positivos sólo si no es demasiado elevado y no superior al
umbral de la pobreza relativa ; y funciona como un perfecto sustituto de los
subsidios al desempleo, a fin de permitir un financiamiento sostenible.</span><span lang="ES" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="color: #333333;"> </span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;">En el mismo momento que se considera
al ingreso de ciudadanía como mero subsidio, dentro de un marco nacional,
direccionado en su mayoría<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(y
condicionado por ello) hacia la inserción laboral, de hecho se mueve en el
ámbito reformista, dentro de una concepción socio-económica que sigue siendo
todavía fordista-keynesiano.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Diferente en
parte es la posición de Van Parjis, Guy Standing y del Bien. En primer lugar,
el énfasis se coloca sobre el carácter individual y universal del ingreso de ciudadanía.
Se trata de una medida que vale en sí mismo y para sí y no es un instrumento
para alcanzar un fin determinado (pleno empleo o inserción laboral). Su
justificación reside por tanto en el plano de la justicia social y asume las
formas de una indemnización para la existencia de una desigual distribución de
la riqueza. Sin embargo, este marco, cuando se desarrolla en el plano
económico, recae en la idea que el ingreso de ciudadanía es asimilable a una
nueva y más moderna forma de asistencia, pilar portadora de un welfare más
adecuado a las formas modernas de producción.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">La idea de
ingreso de existencia, en cambio, hace eje en<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>el concepto de "remuneración" o "reconocimiento" y
no de intervención asistencial (subsidio, transferencia, etc. ). La lógica que
justifica la existencia por tanto es completamente invertida. En el contexto
actual del capitalismo cognitivo la riqueza se distribuye entre aquellos que
ponen en valor la vida (todas y todos los residentes, nadie excluido,
independientemente de la ciudadanía, etc. ), por un lado, y aquellos (una cuota
menor) que extraen valor de la apropiación privada de los bienes comunes
(explotación de los derechos de propiedad intelectual, en el territorio, sobre
los flujos financieros, etc. ) o que obtienen beneficios de la actividad
productiva y terciaria.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En otras palabras, el ingreso de existencia no
es otro hoy que la contrapartida del salario en la época fordista.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Como escribe
C. Vercellone, el ingreso de existencia debe considerarse: <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">"como
un ingreso primario, es decir como un salario social ligado a una contribución
productiva hoy no remunerada y no reconocida" 13.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Esto deriva
– lo repetimos – de las transformaciones cualitativas que han afectado el modo
de trabajar en el paso del capitalismo fordista al capitalismo cognitivo. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Contrariamente
a los enfoques en términos de fin del trabajo, la crisis actual de la norma
fordista<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del empleo está lejos de
significar una crisis del trabajo como fuente principal de la producción de
riqueza. Al contrario:<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">"El
capitalismo cognitivo no es solo una economía intensiva en el uso del saber,
sino que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>constituye al mismo tiempo y
quizás aún más que en el capitalismo industrial, una economía intensiva en
trabajo, aunque esta dimensión nueva del trabajo escapa ya a su medida oficial,
y no<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>puede ser del todo asimilada a las
formas canónicas del trabajo asalariado" [14].<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Esta
transformación encuentra su origen principal en la forma como el desarrollo de
una intelectualidad difusa y la extensión de la dimensión cognitiva del trabajo
han conducido tanto a nivel de la fábrica como de la sociedad, a la afirmación
de una nueva preponderancia del saber vivo y movilización del trabajo, respeto
a los saberes incorporados en el capital fijo y en la gestión y organización
empresarial. De aquí deriva también la crisis del "régimen temporal"
que en la época fordista distinguía claramente entre el tiempo de trabajo
directo, efectuado durante la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>jornada
oficial de trabajo, considerado como el único tiempo productivo, y los otros
tiempos sociales dedicados a la reproducción de la fuerza de trabajo,
considerados como improductivos.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">En otras
palabras, la valorización en el capitalismo cognitivo no se basa sólo en la
utilización del trabajo humano (manual y intelectual) aplicado a las máquinas, asentada
en la división taylorista del trabajo, sino, y cada vez más, en el uso de ese
capital llamado intangible (educación, formación, salud, I&D) incorporado
en lo esencial al cerebro de los hombres (capital humano). Se deduce que las
condiciones de la reproducción y la formación de la fuerza de trabajo se han
convertido directamente en productivas y que la fuente de la riqueza de las
naciones se encuentra cada vez más por fuera del sistema de empresas.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>A la división taylorista se añade así una
división cognitiva del trabajo basada en la creatividad y capacidad de
aprendizaje de los trabajadores mediante el intercambio relacional de
conocimiento y conocimiento. En esta perspectiva, el tiempo de trabajo
inmediato dedicado a la producción horaria oficial de trabajo no es otro que
una fracción del tiempo social de producción. Por su misma naturaleza, el
trabajo cognitivo se presenta como la combinación compleja de una actividad de
reflexión, de comunicación y de producción de saber que se desarrolla tanto aguas
arriba como fuera del trabajo inmediato de producción. El ingreso de existencia
es tan simple como la remuneración de este excedente de trabajo que deriva del
mero hecho de "vivir».<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Es un
instrumento redistributivo inmediato entre aquellos que explotando este
excedente de trabajo vivo no remunerado obtienen porciones crecientes de
riqueza para uso privado y aquellos (la mayoría) que no pueden alcanzar<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a esta riqueza. Desde que el proceso de
trabajo coincide de manera creciente con la propia existencia de los seres
humanos, el ingreso de existencia es al mismo tiempo medida de bienestar y
aguja de la balanza del conflicto redistributivo. La esfera de la producción
(donde se determina la remuneración del trabajo vivo) y la esfera de
distribución no pueden ser objeto de una escisión.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;">3. Definición de renta de existencia.</span></b><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">El ingreso
de existencia es un objetivo instrumental que puede representar uno de los ejes
centrales para la solución de las principales contradicciones internas del
capitalismo cognitivo de doble naturaleza.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Es al mismo
tiempo una medida subversiva y reformista, sin embargo poco compatible con las
que parecen ser hoy las estrategias dominantes tanto de las empresas como de
las políticas económicas a nivel europeo y/o italiano. Pero esto lo debatiremos
más adelante. Desde un punto de vista definitorio, por ingreso de existencia se
entenderá el desembolso de una cierta suma monetaria a plazo regular y perpetua
capaz de garantizar una vida digna, independientemente de la prestación laboral
efectuada. Este desembolso debe tener dos características fundamentales: debe
ser universal e incondicional, es decir, debe entrar en el círculo de los
derechos humanos. En otros términos, el ingreso de existencia debe ser dado a
todos los seres humanos de manera no discriminatoria (de sexo, raza, religión,
de ingresos). Es suficiente, para tener derecho, el solo hecho de
"existir". Por eso es mejor la denominación de "ingreso de
existencia" o "basic income” antes<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>que “ingreso de ciudadanía", que requiere aclarar que el concepto
de ciudadanía no está sometido a ninguna forma de inclusión o condición (es
decir, no obliga a asumir compromisos y/o comportamientos particulares). Los
dos atributos – universal e incondicional – evacúan la posibilidad de múltiples
equívocos. El concepto de ingreso entra exclusivamente en el ámbito de la
distribución de los recursos, una vez dado el nivel de riqueza global, es
decir, es un instrumento del bienestar. Todas las propuestas de tipo
distributivo que hacen referencia a la condición profesional (estado de
desempleo o/o de precariedad insuficiente para garantizar un ingreso mínimo) o
a la obligación de asumir compromisos de tipo contractual, o a la obligación de
asumir alguna prestación laboral, (como el ingreso mínimo de inserción en
Francia), son discriminatorias y no conformes al estatuto de «derecho
inalienable individual".<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El ingreso de existencia es la variable
redistributiva más adecuada del capitalismo cognitivo. En el mismo momento en
que la vida no sólo está sometida por el trabajo, sino que es puesta a
trabajar, pasa a ser obligado necesario y justo remunerar la existencia.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">El caso es
que ahora la jornada de trabajo efectivo y real tiende cada vez más a
"desbordar» la jornada de trabajo contractual eliminando la distinción
entre trabajo y no trabajo, o, como hemos dicho antes, entre los ingresos y
salario. Debemos partir de aquí. El ingreso de existencia está definido por dos
componentes: la primera es una componente estrictamente salarial, sobre la base
de la prestación de vida que inmediatamente se traduce en prestación
laboral<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(tiempo de trabajo certificado y
remunerado, pero también el tiempo de vida utilizado para la formación, la
actividad relacional y la actividad reproductiva); la segunda es un componente
de ingreso (adicional al primero) que es el fruto de la distribución para cada
individuo de la riqueza social fruto de la cooperación y de la productividad
igualmente social del territorio (y que hoy es del todo privativo de los
beneficios y las rentas mobiliarias e inmobiliarias)<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Desde este
punto de vista, el ingreso de existencia no es sólo una ampliación, una
subsistencia o un instrumento contra la pobreza; puede cumplir también la tarea
de reducir la pobreza [15] pero en el actual contexto productivo, el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ingreso de existencia es, sobre todo, la
remuneración de una actividad laboral ya previamente llevada a cabo.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">En el marco
del capitalismo cognitivo, por tanto, el ingreso de existencia asume
simplemente la tarea de contribuir a remunerar la entera y efectiva actividad
social de trabajo. Desde este punto de vista, el ingreso de existencia entra en
ese sistema de justa cooperación social propuesto por Rawls[16], a propósito
del planteamiento<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cooperación a
reciprocidad y, asimismo, sobre la misma línea sin de ese contrato de
solidaridad mutua que puede ser hecho posible precisamente tras la introducción
de una renta de esistenza[17]. Desde este punto de vista, la renta de
existencia aparece como una medida puramente reformista. Al contrario, puede
también funcional al proceso de acumulación. En efecto, no sólo es una
remuneración de vida laboral ya realizada, pero también es un factor de
desarrollo de las actividades conocimientos-cerebrales que son hoy cada vez más
centrales para la estructura productiva, para los niveles de competitividad,
que una miope política salarial o de reducción de costes o de dumping social
impide que se desarrolle. Si se quiere aumentar la actividad de I+D y de
innovación, si se quiere aumentar la competitividad de las producciones a mayor
contenido de conocimiento y por tanto evitar la competencia de los países
emergentes, si se quiere que la propia realidad económica sea capaz de
intervenir sobre la definición de paradigma y de las trayectorias tecnológicos
dominantes, pasa a ser cada vez más necesario desarrollar el capital humano y
favorecer la producción de general intellect la renta de existencia, en teoría,
puede desempeñar así una función de estabilización de los ingresos, reducir la
incertidumbre, incrementar los procesos de aprendizaje y en última instancia
favorecer acumulación capitalista, según el siguiente esquema: renta de
existencia à crecimiento general intellect aumento productividad à crecimiento
acumulación sin embargo Casi todas las partes sociales son contrarias hasta la
introducción: los sindicatos porque aún no han comprendido a fondo las
transformaciones del trabajo, temen la desaparición de su base de rapprentanza
y, sobre todo, están vinculados a una concepción del trabajo asalariado
fundamentalmente etica[18]. Las asociaciones empresariales, a diferencia del
comportamiento conservador la mayor parte de los sindicatos, consideran la
introducción de la renta de existencia como potencialmente peligroso para el
mantenimiento del mando en el trabajo. Y en efecto, desde su punto de vista, no
tienen todos los injusticias. La introducción de la renta de existencia, en
efecto, puede ser considerado un potencial contropotere[19] que mina el actual
sistema de subordinación de la multitud precaria. Garantizar un ingreso estable
y continuado a independientemente de la prestación laboral significa reducir el
grado de ricattabilità de los trabajadores individuales/sondas, ricattabilità
impuesto dall'individualismo contractual y por la necesidad del trabajo para
poder vivir. También significa poder ejercer el "derecho de elección del
trabajo" (en lugar del tradicional "derecho al trabajo",
cualquiera que éste sea), elemento que podría socavar la base los cimientos del
control jerárquico y social del capitalismo conocimientos. Al mismo tiempo, la
sustracción parcial o total, según los contextos, a la ricattabilità del
necesita puede potencialmente favorecer un proceso de recomposición de la
multitud precaria. Decimos «potencialmente», puesto que esta concentración
parcelaria no es automática pero depende de las subjetividad de individuos
involucrados. El resultado que causaría sería en todo caso una menor
disponibilidad aceptación par de cualquier condición laboral. En segundo lugar
–y este es un factor aún más pertinente, aunque más subestimarse –la existencia
de una renta de existencia exigiría que una cuota (más o menos amplia) de la
riqueza social producida por el general intellect y la estructura cooperativa
productiva debe volver a los mismos "productores". Esto significa una
reducción de los márgenes de beneficio, es decir, el valor añadido generado por
explotación de la cooperación social y de los bienes comunes, a menos que los
aumentos de productividad inmaterial, generadas por las nuevas condiciones
laborales más estables, ciertas y satisfactorias (desde el punto de vista
renta) no sean capaces de compensar esta reducción. Introducir una renta de
existencia en el capitalismo conocimientos puede ser considerado similar a los
aumentos salarios actualidad del capitalismo sistema-industrial.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;">Ahora, en
", el aumento salarial o una política de altos salarios, según la feliz
expresión de Keynes, podía tener dos efectos: poner en crisis el sistema
productivo si este aumento no era soportable la estructura de los costes y las
condiciones tecnológicas existentes, y por lo tanto sentar las bases para una
superación del mismo sistema capitalista, o bien, por otra parte, garantizar un
crecimiento de pleno empleo con ingresos y beneficios crecientes. El pacto
social sistema había precisamente el fin de favorecer la segunda alternativa
dentro de un mecanismo regular y de control garantizado por el Estado-nación.</span><span lang="ES" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="color: #333333;"> </span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;">A diferencia de un aumento salarial,
la introducción de una renta de existencia, sin embargo, no conseguiría sólo
sobre los costes de las empresas, por el momento que éste se vería abonada a
nivel territorial, nacional o supranacional por las autoridades públicas. En
otras palabras, la financiación de la renta de existencia depende de la
estructura fiscal existente. En el capitalismo conocimientos, un nuevo pacto
social podría, pues constar de una renta de existencia de ser compatible con un
vínculo fiscal todo por definir y que no provocar una modificación excesiva de
las relaciones de mando y de jerarquía en el mercado del lavoro[20]. Pero nada
puede garantizar todo esto: en efecto, el papel potencial de contrapoder
monetario ( es decir, la independencia del chantaje renta) y de contrapoder
productivo-cultural (es decir, la posibilidad de elegir y no sufrir su
actividad laboral y de recuperará de parte de la producción social que se ha
contribuido a crear) depende de la percepción y por las subjetividad que
constituyen la multitud precaria y, por tanto, por definición no son
controlables. Desde este punto de vista, la renta de existencia es subversivo e
incide en el informe de explotación y la producción de plusvalía del
capitalismo conocimientos. * * * * * sobre la base de lo observado, se puede
hablar de renta de existencia sólo si se está en presencia de al menos cuatro
requisitos mínimos esenciales. El primer requisito es deseo, tras el hecho de
que el trabajo conocimientos tiende individual, aunque luego hace referencia a
un bien común como el conocimiento. El segundo parámetro es que la renta de
existencia debe ser concedida a todos aquellos que operan en un territorio,
independientemente de la ciudadanía, el sexo, la religión:residenzialità. El
tema es delicado, porque hace referencia al concepto de ciudadanía, basado
respecto a la idea de ius solos o ius sanguinis. En Italia y en buena parte de
Europa el concepto de ciudadanía está basado en el ius sanguinis, para que un
hijo de inmigrantes otan en Italia no ha automáticamente la ciudadanía italiana
en cuanto el derecho de sangre prevalece sobre el derecho de suelo. Se deduce
que el requisito de la ciudadanía debe ser sustituido por la de residenzialità.
El tercer parámetro es dell'incondizionalità, porque si la renta de existencia
es la restitución o el reembolso, el resarcimiento de una actividad laboral ya
gasto, no requiere en cambio ninguna otra contrapartida. Desembolsando de una
renta de existencia no es una medida asistencial. El cuarto parámetro es que la
renta de existencia se financia en base a la fiscalidad social progresiva. Este
es el punto principal, ya que, como hemos visto– por las formas de financiación
depende la naturaleza compatible o no compatible de los ingresos de existencia
en un marco de capitalismo conocimientos. En otros términos, se pide que la
suma que financia el ingreso de existencia no debe resultar de cotizaciones
sociales, sino más bien por el pago de los impuestos directos y por los
ingresos fiscales generales del Estado, relativas a los distintos activos de
renta, cualquiera que sea su procedencia. Este recurso a la fiscalidad general
puede ser llevado a cabo en distintos niveles administrativos, de aquel
supranacional al municipal, en función del territorio y de la Comunidad de
referencia. En efecto, es a nivel local que, una vez establecidos los criterios
general fiscalidad directa, se pueden aplicar políticas fiscales de tipo
federal, capaz de aprovechar las tipologías de riqueza que los distintos
ámbitos territoriales generan. La financiación de la renta de existencia, en
efecto, debe hacer las cuentas con los niveles de riqueza que en un primer nivel
los distintos territorios son capaces de producir. A este proceso
redistributivo puede, en segundo lugar, competir un segundo proceso de
redistribución sobre la base de transferencias monetarios por las zonas más
ricas a las más pobres. Sería deseable que este proceso de redistribución
ocurriera a nivel europeo y no nacional, lo que haría necesario implantación de
una armonización y de una política fiscal común a nivel de la misma Europa que,
a día de hoy no existe.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Se hace
necesaria una reforma fiscal adecuada al espacio público y social europeo, que
sea capaz de aprovechar los nuevos activos de riqueza y donde en forma
progresiva. Las principales zonas metropolitanas, es decir, aquellas que
constituyen el centro neurálgico del proceso de acumulación europeo, una cuota
que varía entre el 35% al 50% del valor añadido deriva por la explotación de
las que son las variables centrales del capitalismo conocimientos, o
conocimiento (propiedad intelectual), territorio (renta a localización),
información, actividades financieras y de la gran distribución comercial. En
los principales países, y en particular en Italia, las bases imposición fiscal
todavía hacen referencia al paradigma productivo del capitalismo
industrial-sistema: en otras palabras, la propiedad de los medios de producción
de la gran empresa y el trabajo asalariado subordinado. De ahí que parte
creciente de la riqueza generada por actividad intelectual o tiene un
tratamiento fiscal particular (como en el caso de los activos financieros) y
escapa a cualquier criterio de progresividad o consigue eludir en buena parte
cualquier obligación fiscal (como la propiedad intelectual), [21]. Y es
precisamente conjugando principios justos de fiscalidad progresiva, y relativa
a todas las formas de riqueza a nivel nacional y europea con intervenciones
"lo" en el plano de la especialización territorial que se pueden
encontrar los recursos necesarios para garantizar que los frutos de la
cooperación social y del común puedan ser socialmente redistribuidos. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>*
* * * *<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El ingreso de existencia es un instrumento y
no simplemente un fin. Utilizando el lenguaje de la política económica, podemos
decir que es un objetivo intermedio. La introducción de una renta de
existencia, de manera gradual hasta alcanzar universalidad, es condición
necesaria porque: se creen las bases para el desarrollo de contratos de
solidaridad mutua y el desarrollo de formas alternativas de organización y
autorganiz-ción productiva y social; se favorezcan procesos de concentración
parcelaria y de comunicación internos a la multitud precaria; aumentos la
posibilidad de aumentar el poder contractual a nivel individual dentro de las
relaciones de trabajo; aumenten los grados de discrecionalidad y de libertad en
la gestión de su tiempo de vida, reduciendo la dependencia de las actividades
puramente productivas, con efectos positivos sobre las actividades de
reproducción, de integración y de informe social y cultural. En otras palabras,
la renta de existencia abre espacios al trabajo creativo, penalizando o
reduciendo el poder del trabajo abstracto sobre la vida de las personas. Pero
para lograr estos objetivos, lo repetimos, la renta de existencia es sólo
condición necesaria pero no suficiente, en cuanto tales objetivos dependen
también y sobre todo la subjetividad de individuos en carne y huesos y las
formas de representación que la multitud precaria es capaz de presentar. Es
decir, es necesario que nos sea un humusculturale y político que empuje hacia
la dirección deseada. Esta humus también depende del tipo de políticas de
bienestar y comunitarias que l'autorganizzazione la multitud es capaz de
suceder.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">* Publicado
en: Aa.Vv , renta para todos. Una utopía concreta para era global, a cargo del
B. I. N. , Manifestolibri, Roma, 2009. © Universidades de Pavia, Bin-Italia,
UniNomade.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Agradezco a los expresado Dead para el soporte
psichedelico. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">[1] Véase.
A. Fumagalli, M. Lazzarato (a cargo de), monos blancas, Derivas escalas, Roma,
1999. 2] Al respecto, se remite a C. Vercellone (a cargo de), capitalismo
conocimientos, Manifestolibri, Roma, 2006, A. Fumagalli, tiene y capitalismo
conocimientos. Hacia un nuevo paradigma de acumulación, Carocci,Roma, 2007, Y.
Moulier-Boutang, las crony cognitif. Estará integrada la nouvelle gran
trasformation et ses enjeux, y. Amsterdam, Paris, 2007,<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;">[3] por
ejemplo, C. Vercellone y J. Monnier, «work and Social Protection in the tomar
from Industrial to Cognitivas Crony», en V. Cvijanović , A. Fumagalli, C.
Vercellone eds. </span><span style="mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-size: 13.0pt;">(2008), Cognitivas Crony and its Reflections in South-Eastern Europe,
Peter Lang y., London, 2009, forthcoming.</span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;">[4] a este
respecto, véase. A. Fumagalli, S. Mezzadra (a cargo de), crisis economía
global, sombras Tribunal, Verona, 2009.</span><span style="mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-size: 13.0pt;">[5] Véase. M. Friedman, 1962, Crony and Liberté, Chicago, University of
Chicago Press.</span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">[6] para uso
dell'attributo «social-liberal", véase. R. Bellofiore R. , J. Halevi,
tendencias del capitalismo contemporáneo, desestructuración del trabajo y
límites del 'KEYNESISMO' , en Cesaratto S. y Realfonzo R. (a cargo de), rive
gauche, Manifestolibri, Roma 2006, pp. 53-80.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>[7 Véase. Comisión Delors, 1993 y relación
Supiot, 2003. Se trata de una medida que ya está en vigor en muchos países
europeos, como por ejemplo, Francia, donde rige el sistema sus (Revenue minimum
d'insertion).<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">8 A partir
de 2005, con siglas bien llamamos el Basic Income Earth Network, e así por
fronteras europeos.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">9 Se vea al
respecto el reciente libro publicado en italiano, P. van Parijs,
Vanderbought,mínima renta universal, Egea, Milán, 2006. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">[10], sobre
este punto, véase. C. del Bo, renta de base, ahora, Pavia, 2005.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>[11], es bien sabido que en los últimos años,
tanto en Europa como en Estados Unidos, se introdujeron restricciones pasa de
ciudadanía, cada vez más basada en la idea de ius sanguinis. [12], con la
expresión haya bastardo, aún por Joan Robinson en los años 50, se entenderá la
transposición del pensamiento keynesiano dentro de esquemas y modelos de
equilibrio económico general. Se ratta de interpretación que desde el punto de
vista metodológico es muy engañoso respecto al verdadero pensamiento de Keynes.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>13 Véase. C. Vercellone, "el precio justo
de una vida productiva", el manifiesto, 22 noviembre 2006 <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">[14], Véase.
C. Vercellone, ibidem. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">[15], y es
principalmente en esta acepción que formas de renta de existencia,
acondicionadas, basadas en la estructura familiar, entran a formar parte de las
fuerzas progresistas o están presentes en muchos países europeos. Para un
análisis de estas cuestiones, se puede resultar útil consultar el sitio: www.or
-win.it (puesto a disposición por la región Friul Venecia y Julia) o Aa.Vv.,
Ingreso garantizado y nuevos derechos sociales, consejería al trabajo, igualdad
de oportunidades y políticas juveniles la región de Lazio, Roma. 2006. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">16 Véase. J.
más, una teoría de la justicia, Feltrinelli, Milán, 2004. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">17 Sobre las
razones filosóficas-políticas que justifican la renta de existencia, véase. P.
van Parijs, Y. Vanderborght, renta mínima universal, Egea, Milán, 2006, es
también útil la consulta de C. del Bò, introducción al Basic Income,
universidad, como, 2004.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">18 Numerosas
son las declaraciones en este sentido que unen los distintos sindicatos
europeos, los partidos de izquierda y también influyentes periódicos. Basta
analizar los congresos del CES (Confederación Europea de Sindicatos), o de los
sindicatos franceses y alemanes para tener una confirmación. También en Italia,
la situación no cambia. Lo mismo ocurre para esa región de izquierda radical,
impersonificata por los partidos troszkisti, de Attac y de Le Monde
Diplomatique en Francia y por la izquierda Cgil, por el Rpc y por el manifiesto
en Italia. Con alguna excepción, en todo caso notable, también el sindicalismo
de base y las formaciones políticas más antagonistas son en principio
contrarios a la renta de existencia, considerarlo una maniobra demasiado
reformista que no va a dañar en su esencia la relación de sruttamento
capital-trabajo. Por el contrario a favor claramente la introducción de un
basic corresponderá los grupos más movimentasti que operan en algunos centros
sociales Italia o en algunas revistas europeas, tales como Moltitudes en
Francia y Posse en Italia. Sólo recientemente, por ejemplo,la consigna
"derecho a la renta" ha sido plenamente aceptada dentro
dell'euromayday, la manifestación más visible del empleo precario europeo, que
se celebra el 1 de mayo de cada año. En este contexto, es de fundamental
importancia el nacimiento en el transcurso del año 2009 asociación Basic Income
Network – Italia. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">[19] Para un
análisis más profundo, me permito de aplazar a A. Fumagalli, «doce tesis sobre
la renta de ciudadanía" en A. Fumagalli, M. Lazzarato (a cargo de), monos
blancas. Renta de ciudadanía y desempleo de masa, Derivas escalas, Roma, 1999,
pp. 13-44. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span style="font-family: Calibri;"><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;">[20] Sobre
este punto, se remite a A. Fumagalli, A. negros, "John Maynard Keynes,
capitalismo conocimientos, basic INCOME, no copyright: ¿es posible un nuevo
"new deal?" inquaderni de Economía Política, Departamento de Economía
Política y M. Q. , Universidad de Pavia, enero de 2008: </span><span lang="ES"><a href="http://www.eco.unipv.it/"><span style="color: blue;">www.eco.unipv.it</span></a></span><span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"> <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">[21] sólo a
título de ejemplo, en la zona metropolitana milanese, el impuesto sobre la
propiedad inmobiliaria, además de no ser progresiva en función del destino uso,
ha visto un aumento per cápita por los 360 euros de 1995 a los 375 euros del
2003, frente a un rendimiento inmobiliario en términos de valor al metro marco
de las zonas urbano de aproximadamente el 40%. La introducción del trabajo
interino, que ha provocado la legitimación por parte de las empresas de
intermediación de mano de obra (el trabajo como mercancía de intercambio), no
ha provocado la introducción de un impuesto sobre el valor añadido (IVA) que sí
se continuamente pagará para cualquier otra transacción comercial. En cuanto a
las actividades financieras, los relativos ganancias no entran en la
acumulación de las rentas de las personas físicas. La explotación de las
externalidades de territorio (que hacen, por ejemplo que un centro comercial se
posiciones donde existe ya una logística del transporte y la movilidad) tampoco
son tomadas en cuenta. Y los ejemplos podrían seguir.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Traducción: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">César Altamira</b><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="NoSpacing" style="margin: 0in 0in 0pt;">
<span lang="ES" style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: Calibri;">Del sitio
italiano Uninomade 2.0
http://www.uninomade.org/il-reddito-di-base-come-remunerazione-della-vita-produttiva/<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1760511490547388804.post-74917988301522601552013-01-25T20:46:00.000-03:002013-01-25T20:46:09.998-03:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: large;"><b>Un
desafío a la civilización que debemos rechazar</b></span></span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="border: none; margin-bottom: 0cm; padding: 0cm;">
<span style="color: navy;"><span lang="zxx"><u><a href="http://www.rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=Toni%20Negri&inicio=0"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><i><b>Toni
Negri</b></i></span></span></a></u></span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="border: none; margin-bottom: 0cm; padding: 0cm;">
<br />
</div>
<div dir="LTR" id="Sección2">
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">La
intervención francesa en Malí refleja una crisis política que
tiende a generalizarse en el África sahariana y subsahariana luego
de la “Primavera Árabe” del Magreb. “Se ha puesto de
manifiesto el lado peligroso de la Primavera Árabe”, titula
el </span></span><span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;"><i>New
York Times,</i></span></span><span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;"> y
agrega: “tenía razón el coronel Gadafi cuando preveía que si él
caía la gente de Bin Laden llegaría por tierra y por mar a ocupar
las orillas del Mediterráneo.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">Pero, ¿es
realmente esto lo que impulsa a rebelarse a los nuevos guerrilleros
en los desiertos del Norte de África o es más bien una pobreza
cada vez más feroz y la siempre destructiva lógica de los
gobiernos de la ex Francáfrica? Las zonas rurales de los países
del Sahel han permanecido a su pesar en los últimos años en una
profunda situación de miseria, lo que nutre el éxodo poblacional y
la desestabilización de las grandes ciudades. Frente a esto las
estadísticas macroeconómicas, muestran la existencia de un “falso”
desarrollo vinculado a la actual carrera por el extractivismo minero
hacia aquellos territorios ricos en tales recursos: Malí, por
ejemplo, es el tercer productor mundial de oro, rico en uranio y se
prevé que muy rico en hidrocarburos. El yihadismo entra en esos
territorios no en razón de su fanatismo y nos los somete sobre la
base de la “barbarie terrorista” (como cuentan a la opinión
pública occidental) sino porque en esos países continúan
disolviéndose las instituciones, debido a su fragilidad económica
y civil. Por tal motivo el éxito de los “invasores” que no son
tales está casi asegurado.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">Malí no es más
que otro país del Sahel –los demás también se hallan en
parecidas situaciones críticas-, la duda sobre la profundización
de la crisis en cada uno de ellos solo depende de algunos elementos
casuales que aún contiene el “dominó” recientemente iniciado.
En Malí, en una época “escaparate de la democracia”, el
gobierno se hallaba desde hacía tiempo en crisis, asfixiado por la
corrupción, los repetidos golpes de Estado y la rebelión popular
tuareg en el norte. Los tuaregs quieren la independencia de Azawad
(vasta región desértica del norte de Malí). Esta revuelta ha
encontrado la oportunidad de triunfar porque con la caída del
régimen del coronel Gadafi, muchos mercenarios tuaregs han
regresado a su país con armas (en grande y sofisticada cantidad) y
equipajes (logísticas regionales y alianzas con parte del ejército
maliense) tomados. Hay que tener presente que la intervención
francesa (y de la OTAN) en Libia produjo en aquel país la implosión
de un millar de fracciones locales, ideológicas, étnicas y que
después de Gadafi no ha habido ninguna autoridad capaz de ostentar
legítima fuerza.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">La
rebelión armada tuareg ha encontrado además un fuerte y
probablemente decisivo apoyo en grupos salafistas y yihadistas que
ya en 2002, al terminar la guerra civil argelina, habían instalado
las bases de Al Qaida en el Magreb. Desde hace alrededor de diez
años estos grupos han venido construyendo (aprovechando la
“industria de los secuestros” y del apoyo a los “traficantes”
ilegales de ese amplio territorio) bases y redes de apoyo a la
guerrilla. El peligro era evidente. Desde hace unos tres o cuatro
años está en marcha una cooperación bilateral Francia-EE.UU. para
combatir lo que algunos llamaban el “eje Kandahar-Dakar”.
Recientemente el </span></span><span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;"><i>New
York Times</i></span></span><span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;"> ha
revelado que el Departamento de Estado había invertido cerca de 500
millones de dólares en esa región en esa estrategia
antiterrorista. Ya a comienzos de 2012, el comando estadounidense
AFRICOM debió comprobar que una buena parte de las adiestradas
tropas malienses se habían unido a la revolución en el norte del
país.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">Ahora hemos
asistido a la intervención francesa en respuesta al urgente pedido
del gobierno de Bamako (mejor dicho de lo que queda) formalmente
apoyado por una extensa coalición de países africanos y de
gobiernos europeos. Pero la guerra francesa parece que ya puede
extenderse como una mancha de aceite a una gran cantidad de países
vecinos. Los sucesos argelinos de la última semana, en los que la
delicadeza de las intervenciones de aquel gobierno y de su ejército
han producido centenares de asesinatos, solo constituye el principio
de este amargo desarrollo.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">Por ahora, se
consuelan la prensa y la opinión pública francesa, no se trata aún
de una guerra de usura (como la iraquí o la afgana) cuyos
protagonistas se mueven “en medio de las poblaciones“ sino más
bien de una guerra clásica en el puro desierto, de posiciones y de
movimientos. No tardarán mucho en cambiar las cosas. Podrá
resultar fácil a los franceses, junto a las tropas de otros países
africanos (que permanecerán bajo el comando francés mientras se
mantenga la reticencia estadounidense a tomar parte en el cambio),
lograr la victoria en el terreno. Pero luego, ¿cómo gobernar en el
desierto una paz que no será tal, frente a una “guerra nómada”
que está comenzando, a una histeria frente a eventuales ataques
terroristas en la Francia continental y sobre todo frente a la
memoria de la vergüenza colonial y del despotismo postcolonial
mantenido por la potencia francesa? Pero sobre todo, ¿cómo tener
en cuenta –en la situación actual y en la postbélica– aquellos
aspectos que nos permitimos llamar “aspectos buenos” de la
Primavera Árabe, o mejor dicho de aquella “Primavera Africana”
que parecía que comenzaba a apuntar también en el Sahel? Es inútil
–y lo decimos por segunda vez– culpar al extremismo de un
islamismo salafista radical cuando se está sofocando la única
alternativa verdadera que actualmente podría concretarse: la
maduración –ya iniciada en esos territorios– de élites
jóvenes, democráticas, anticapitalistas. Es necesario atacar las
causas socioeconómicas de esta crisis.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">Si se escucha a
los expertos, estos dicen que para desarrollar un programa de
reconstrucción y de desarrollo sería necesario intervenir en estos
territorios en los sectores agrícolas, de reforestación, de cría
de animales, en el mejoramiento de las rutas y del transporte, el
acceso al agua, la promoción de la energía solar y eólica, etc. Y
luego habría que relanzar los programas de producción de algodón
y de cereales en esas regiones… En síntesis todo, en verdad todo.
Finalmente y especialmente “las poblaciones deberían beneficiarse
de los ingresos de los réditos procedentes de la minería como son
los del oro, primer producto de exportación”.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">¿No les parece
cómica esta conclusión? Y en la risa no es evidente el cinismo,
mínimamente hipócrita, que se desprende de la insistencia en la
misma execrable sed de dinero que conduce a nuestros gobiernos
liberales a combatir a los terroristas en las despiadadas tierras
desérticas del Sahara y del Sahel como bienes a distribuir entre
los enemigos (porque resulta bien difícil diferenciarlos de los
pobres campesinos o de los proletarios metropolitanos ahora
sublevados). Y todavía más, ¿no les parecen lágrimas de
cocodrilo -y en Italia todos las confunden- las que lloran nuestros
demócratas? ¡Es el pesado fardo de nuestra civilización el que
nos empuja a intervenir! ¡Es sacra obligación de la soberanía,
ejercida ahora en nombre de Europa! ¡Manténgase atentos a estas
estupideces, hasta los EE.UU. han dejado de repetirlas luego de las
terribles derrotas en Medio Oriente! Reconozcamos más bien que solo
modificando radicalmente nuestra conciencia política, rompiendo
radicalmente con formas de gobierno funcionales al capital, podremos
volver a orientarnos correctamente. En el marco de la globalización
no se puede razonar como lo hacen los Parlamentos de los países de
Europa y el Parlamento Europeo, votando hombres y medios a favor de
la intervención francesa (y particularmente odiosa ha sido en
Estrasburgo la actitud belicosa de los Verdes europeos).</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;">Gilles Keeper -tal
vez el mayor experto en temas árabes conocido en Occidente- destaca
que “lo que está en juego en Malí es un desafío a la
civilización en la época de la globalización. El Sahel es al
mismo tiempo la víctima por excelencia y el lugar de la
incandescencia”. Añadimos: la resistencia y la guerrilla
antiimperialista en aquel desesperado lugar desposeído y devastado
constituyen luchas anticapitalistas y no quisiéramos vernos
obligados a reconocer que los islámicos tienen razón.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, Arial;"><br /></span></span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<b>Traducción de Susana Merino</b>.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Publicado originalmente en
http://www.uninomade.org/mali-una-sfida-di-civilta-da-rifiutare/</div>
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Cesar Altamirahttp://www.blogger.com/profile/02545399079533664566noreply@blogger.com0