Nosotros decimos REVOLUCIÓN.
Por BEATRIZ
PRECIADO, filósofa, directora del Programa de Estudios independientes,
Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA)
Parece que los gurúes de la vieja Europa
colonial se obstinan últimamente en querer explicar a los activistas de los
movimientos Occupy, Indignados, handi-trans-gays-lésbianas y post pornos que no
podemos hacer la revolución porque no tenemos una ideología. Dicen “una
ideología” como mi madre decía “un marido”. Ciertamente, nosotros no tenemos
necesidad de una ideología, ni de marido. Las nuevas feministas no tenemos
necesidad de maridos porque no somos más mujeres. Como no tenemos necesidad de
ideología, porque no somos más un pueblo. Ni comunismo, ni liberalismo. Ni la abstención católica-musulmana-judía.
Nosotros hablamos otra lengua. Ellos dicen representación. Nosotros decimos
experimentación. Ellos dicen identidad. Nosotros decimos multitud. Ellos hablan
de controlar los barrios. Nosotros decimos mestizar la ciudad. Ellos dicen
deuda. Nosotros decimos cooperación sexual e interdependencia somática. Ellos
dicen capital humano. Nosotros decimos alianza multiespecie. Ellos dicen carne
de caballo en nuestros platos. Nosotros decimos montar en los caballos para
escapar juntos del matadero mundial. Ellos dicen poder. Nosotros decimos
potencia. Ellos dicen integración. Nosotros decimos códigos abiertos. Ellos
dicen hombre-mujer, blanco-negro, humano-animal, homosexual-heterosexual, Israel-Palestina.
Nosotros decimos que tu sabes bien que tu aparato de producción ya no camina
más… ¿Cuántos Galileos serán necesarios esta vez para aprender a nombrar las
cosas por nosotros mismos? Nos hacen la guerra
económica a golpe de machete digital neoliberal. Pero nosotros no vamos
a llorar por el fin del Estado-benefactor,
porque el estado-benefactor era también el hospital siquiátrico, el centro de
inserción de los discapacitados, la prisión, la escuela
patriarcal-colonial-heterocentrada. Es tiempo de poner a Foucault en la dieta
de los handi-queer y escribir la Muerte de la clínica. Es tiempo de invitar a
Marx a un taller eco-sexual. Nosotros no queremos el estado disciplinario
contra el mercado neoliberal. Ambos han alcanzado un acuerdo: en la nueva
Europa el mercado es la única razón gubernamental, el estado deviene el brazo punitivo
cuya única función será recrear la ficción de la identidad nacional para el
terror de la seguridad. No queremos definirnos ni como trabajadores cognitivos,
ni como consumidores fármaco pornográficos. No somos Facebook, ni Shell, ni
Nestlé, ni Pfizer-Wyeth. No queremos producir franceses, menos aún europeos. No
queremos producir. Somos la red viviente descentralizada. Rechazamos una
ciudadanía definida por nuestra fuerza de producción o nuestra fuerza de
reproducción. Queremos una ciudadanía total definida por compartir las técnicas, los fluidos, las semillas, el
agua, los saberes… Ellos dicen que la nueva guerra propiamente se hará con los
drones. Nosotros queremos hacer el amor con los drones. Nuestra insurrección es
la paz, el afecto total. Ellos dicen crisis. Nosotros decimos revolución.
Traducción (del francés) Cesar Altamira.
Publicado en el diario Liberation el 20-03-2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario