La renta básica como remuneración de la vida
productiva.
ANDREA FUMAGALLI
1. Introducción: la
vida puesta en valor.
La idea de
una renta desligada del trabajo no es reciente. Ella data del período de
formación de los Estados nacionales en Europa, cuando la presencia de una
organización estatal capaz de gestionar los derechos del señoraje sobre la
emisión de la moneda y garantizar la integridad de las fronteras nacionales,
permitió la posibilidad de aplicar políticas económicas redistributivas. Pero
será con la llegada del sistema capitalista de producción que la propuesta de
una renta de ciudadanía tome vigor al interior de aquella corriente de
pensamiento referenciada en el
socialismo utópico y libertario. Extrayendo fuerzas de la separación
entre derechos de ciudadanía y condición laboral, sancionada por la revolución
francesa, pondrá fin, al menos desde un punto de vista formal y jurídico, a
formas de coacción sobre el trabajo no remunerado (de servidumbre y esclavitud)
Es en este contexto que en la lengua italiana se empieza a hablar del rédito de
ciudadanía[1] destinado a definir la garantía de la continuidad de una renta
independientemente de la condición laboral orientada al disfrute pleno y
consciente de la ciudadanía nacional.
Hoy, en el
contexto definido de capitalismo cognitivo[2], se vuelve necesario hablar más
bien de renta de existencia, para subrayar, por un lado, que la vida misma se
ha convertido en un ámbito de valorización y acumulación capitalista, y por
otra, que el concepto de ciudadanía nacional, en un marco de globalización y de
migraciones, requiere una profunda revisión y ajuste.
En el debate
francés, algunos de los autores prefieren utilizar a tal fin la expresión
ingreso social garantizado (RSG, revenue social garantie), [3].
En la lengua
inglesa, esta cuestión terminológica pierde de importancia en el mismo momento
en que se habla, indistintamente, de ingreso básico (basic income)
* * * * *
En el primer
caso, los mercados financieros tienden cada vez más a asumir el papel del seguro social privado, siguiendo coordenadas
y dinámicas individualizadas e inestables [4]. En el segundo caso, el peso
creciente del conocimiento y de la producción inmaterial en el proceso de
acumulación hacen más problemática una medición de las ganancias de
productividad, cada vez más dependientes de factores sociales y no atribuibles
ya a individuos singulares. El welfare
se individualiza, mientras que la productividad se socializa: asentada en esta
paradoja se deriva la creciente inestabilidad del capitalismo cognitivo así
como la crisis de los mecanismos de redistribución que originan nuevos factores
endógenos de contradicciones. Al respecto, basta destacar los siguientes:
-
producción y cooperación social vs individualización
de la relación de trabajo y jerarquía.
Es sobre
esta doble dialéctica que se exterioriza la producción de plusvalía, se
registra el proceso de explotación del capitalismo cognitivo y se consuman las
nuevas formas de enajenación. Es aquí donde se define la nueva relación capital
– trabajo y sus manifestaciones reales. De un lado la solicitud de
participación, de relación y de comunión asociados a los intentos productivos
de la empresa; por otro lado, la precariedad de la relación individual, la inquietud,
la incertidumbre y la frustración sicológica y existencial en la que se deriva.
-
Tiempo
de trabajo vs tiempo de vida, producción vs reproducción.
-
Explotación del común vs expropiación privada.
-
Workfare
vs commonfare.
Para aliviar
la inestabilidad estructural del actual capitalismo cognitivo, se requiere, al
menos desde u pounto de vista teórico, repensar la definición de las variables redistributivas
de modo que estén más a tono con con la producción del valor y acumulación del
actual capitalismo cognitivo.
En lo que se
refiere a la esfera del trabajo, hay que reconocer que en el capitalismo
cognitivo la remuneración del trabajo se traduce en la remuneración de vida:
por lo tanto aquello que en fordismo era el salario, hoy en el capitalismo
cognitivo pasa a ser ingreso de existencia (basic income) y el conflicto que se
abre ya no es más la lucha por los altos salarios (para decirlo en términos
keynesianos) sino, más bien, la lucha por una continuidad de los ingresos
prescindiendo de toda actividad laboral certificada por cualquier relación de
trabajo. Después de la crisis del paradigma fordista-taylorista, la división
entre tiempo de vida y tiempo de trabajo ya no es fácilmente sostenible. Los
sujetos más explotados en el mundo del trabajo son aquellos cuya vida es puesta
enteramente a trabajar. Esto ocurre, en primer lugar, en aquellos trabajos que
se realizan en el sector de servicios y en aquellos sujetos a una prolongación
del horario de trabajo, sobre todo en el caso de la fuerza de trabajo migrante.
Gran parte de la actividad laboral realizada
en las actividades del sector terciario no ocurre en el lugar de
trabajo. El salario es la remuneración del trabajo y el ingreso individual es
la suma de todos los ingresos que se derivan de vivir y de las relaciones en un
territorio (trabajo, familia, subvenciones, posibles rentas, etc. , etc. ) y
que determinan el estándar de vida. Mientras hay separación entre trabajo y
vida, hay también una separación conceptual entre salario e ingreso individual;
pero cuando el tiempo de vida deviene el mismo que el tiempo de trabajo, se
desvanece la diferencia entre ingreso y salario.
De hecho,
el tendencial solapamiento entre trabajo
y vida, por lo tanto entre salario e ingreso no es considerado aún en el ámbito de la regulación
institucional. El ingreso de existencia (basic INCOME) puede representar un
elemento de regulación institucional adecuado a las nuevas tendencias de
nuestro capitalismo. Nos Introduce –como veremos más adelante –en el l tema de
cómo distribuir la riqueza social que se deriva de la cooperación y la
productividad social que se ejerce en un territorio (que hoy es privativa de los
beneficios y de las rentas mobiliarias e inmobiliarias). Desde este punto de
vista, el ingreso básico (basic income)no es definible como un instrumento
asistencial, sino, más bien, como remuneración de la cooperación productiva. En
otras palabras, el ingreso básico (basic income) es un instrumento distributivo
y no redistributivo. En este contexto, los conceptos de salario e ingreso
aparecen como complementarios y no conflictivos.
2. Las
distintas concepciones del "basic INCOME"
El segundo
enfoque teórico hace referencia al enfoque social-liberal, o sea al conjunto de
formulaciones teóricas que se basan en la primacía del mercado, para el que los
posibles efectos distorsionadores serán reglamentados o por la autoridad o por
mínimas intervenciones del welfare[6]. Reconoce que el proceso de
desmantelamiento del welfare state combinado con una excesiva flexibilización
del mercado de trabajo puede tener efectos negativos en el plano
redistributivo, ejemplificados tras un aumento de la pobreza y en el fenómeno
de los working poor. En este caso, como en el anterior, en lugar de ingreso de
existencia sería más correcto hablar de ingreso mínimo. Con esta expresión, se
entiende el desembolso, bajo la forma de subsidio, aunque incondicional, de un
ingreso para todos aquellos que, independientemente de la condición profesional
(desempleados o no), se encuentren por debajo de la línea de pobreza relativa.
Una versión más edulcorada es la que se
conoce con el nombre de salario garantizado [7]. A diferencia de la fórmula del
ingreso mínimo, el salario garantizado es asegurado sólo para un período de
tiempo limitado y sólo alcanza a los desempleados y de manera condicional. En
Italia, durante el Gobierno de centro-izquierda desde 1997 al 2001, se
experimentó con la Ley Turco sobre el ingreso de inserción, que garantizaba un
apoyo a los ingresos familiares para las familias que estuvieran por debajo de
la línea de pobreza, por una duración máxima de 24 meses y a condición de que
hubiera un compromiso concreto de búsqueda de un trabajo o de realización
acorde a una frecuencia de cursos de reciclaje profesional, para mantener el
subsidio.
La tercera idea del ingreso de ciudadanía hace
eje en el hecho de que todo individuo, independientemente de su condición
(género, religión, edad, la condición profesional y/o de ingreso), tiene
derecho, en cuanto ser humano, a un ingreso incondicional y no perecedero, como
parte de la riqueza social. Esta orientación, que se basa en primer lugar sobre
bases ético-filosóficas, se está promoviendo en Europa por la red europeo para
el basic INCOME (bien), 8 y en EEUU por la USBIG (United States Basic Income
Guarantee). El exponente más influyente
de este enfoque es, sin duda, Philippe van Parijs[9]. La justificación de un
ingreso básico (basic INCOME) se basa, en primer lugar, en la necesidad de
considerar el género humano como una estructura social "cooperante», en la
que todo individuo genera su aporte que,
como tal, debe ser reconocido y le da derecho a una porción, también mínima, de
la riqueza social producida. El derecho al ingreso es así un derecho
inalienable primario, es decir hace parte de esos derechos que definen la esencia
misma de la vida humana. En el plano más estrictamente filosófico, el ingreso
de ciudadanía está también justificado como especie de reembolso debido a la
expropiación “social” que la difusión de la propiedad privada ha generado en el
curso de la historia humana. La distribución de la propiedad privada no ha sido
el resultado de un proceso igualitario sino que se ha basado y se basa en
formas de opresión y de jerarquías sociales. El basic INCOME puede ser
considerado desde este punto de vista como
una especie de indemnización frente a la expropiación originaria[10]
Analicemos
estas tres líneas de pensamiento a la luz de las transformaciones
producidas por la transición al
capitalismo cognitivo.
El enfoque neo-liberal así como el social
liberal entienden el ingreso de ciudadanía como mero subsidio, para más,
condicionado. En el caso neo-liberal, a cambio de erogar ingresos para los más
necesitados, se tiene la casi total privatización de los servicios sociales y,
de hecho, la desaparición del Estado como agente económico activo y el
restablecimiento del libre mercado como único marco de regulación económica
eficaz. En el caso social-liberal, la garantía del ingreso es una forma de
subsistencia, justificado por el fracaso parcial de la economía de mercado,
sobre todo en lo que respecta los efectos de redistribución. En las distintas
fórmulas con que esta subsistencia ha sido formalizada en algunos países
europeos, se trata siempre de un subsidio que, de algún modo, debe ser
"ganado", a través de mean tests, es decir, la "prueba de los
medios», y que, sin embargo, tiene una valencia temporal y provisoria para
facilitar el acceso al mercado del trabajo. En cuanto mera subsistencia, el
ingreso de ciudadanía en la versión social-liberal es, sin embargo, dependiente
de las condiciones existentes en el mercado del trabajo y del nivel salarial
existente. Quién lo percibe debe someterse a una serie de obligaciones
(aceptación de propuestas de trabajo, siempre que sean adecuadas a las
competencias adquiridas, –como sucede en Bélgica, Francia, Dinamarca– y/o a la
frecuencia de cursos de reciclaje y formación profesional). El nivel del
ingreso pagado corre el riesgo de ser así competitivo con los niveles
salariales y, como el caso francés lo muestra, su reducción puede tener efectos
negativos sobre los niveles salariales.
Si en el
caso neo-liberal, la propuesta de ingreso de ciudadanía es contraria y
sustitutiva de la idea del Welfare State, en el caso social-liberal, ésta
conduce a formas de disciplinamiento y control del mercado del trabajo (en
particular la oferta) con posibles efectos calmieranti sobre los salarios. Se
mueve así en la perspectiva del
workfare.
Por último, en ambos casos, es más apropiado
hablar realmente de ingreso de ciudadanía, en la medida que la propuesta está
inmersa en un contexto de soberanía nacional, a cuyo interior buena parte de
los inmigrantes no son tomados en consideración, en la medida quie no son aún
ciudadanos legalmente constituidos, sobre la base del estructura legislativa
existente[11].
El enfoque social-liberal es el que en los
últimos años ha recibido el mayor interés por parte de los políticos y
académicos. La atención se ha de hecho concentrado sobre los efectos de la
introducción del ingreso de ciudadanía en el mercado de trabajo y sobre cuan
alto debría ser su nivel. Los estudios de Bowles (1992), Van der Linden (1997),
Kesenne (1993), Groot (1999) y Serati (2001) han señalado en particular la
posible existencia de un trade-off entre ingreso de ciudadanía y tasa de actividad,
si éste se sitúa por arriba de la línea de pobreza relativa. Atkinson (1995) y
Atkinson y Morgensen (1993) por su parte han estudiado el problema de la
financiación. Utilizando los instrumentos teóricos del enfoque keynesiano
bastardo[12], los principales resultados afirman que el ingreso de ciudadanía
produce efectos positivos sólo si no es demasiado elevado y no superior al
umbral de la pobreza relativa ; y funciona como un perfecto sustituto de los
subsidios al desempleo, a fin de permitir un financiamiento sostenible.
En el mismo momento que se considera
al ingreso de ciudadanía como mero subsidio, dentro de un marco nacional,
direccionado en su mayoría (y
condicionado por ello) hacia la inserción laboral, de hecho se mueve en el
ámbito reformista, dentro de una concepción socio-económica que sigue siendo
todavía fordista-keynesiano.
Diferente en
parte es la posición de Van Parjis, Guy Standing y del Bien. En primer lugar,
el énfasis se coloca sobre el carácter individual y universal del ingreso de ciudadanía.
Se trata de una medida que vale en sí mismo y para sí y no es un instrumento
para alcanzar un fin determinado (pleno empleo o inserción laboral). Su
justificación reside por tanto en el plano de la justicia social y asume las
formas de una indemnización para la existencia de una desigual distribución de
la riqueza. Sin embargo, este marco, cuando se desarrolla en el plano
económico, recae en la idea que el ingreso de ciudadanía es asimilable a una
nueva y más moderna forma de asistencia, pilar portadora de un welfare más
adecuado a las formas modernas de producción.
La idea de
ingreso de existencia, en cambio, hace eje en
el concepto de "remuneración" o "reconocimiento" y
no de intervención asistencial (subsidio, transferencia, etc. ). La lógica que
justifica la existencia por tanto es completamente invertida. En el contexto
actual del capitalismo cognitivo la riqueza se distribuye entre aquellos que
ponen en valor la vida (todas y todos los residentes, nadie excluido,
independientemente de la ciudadanía, etc. ), por un lado, y aquellos (una cuota
menor) que extraen valor de la apropiación privada de los bienes comunes
(explotación de los derechos de propiedad intelectual, en el territorio, sobre
los flujos financieros, etc. ) o que obtienen beneficios de la actividad
productiva y terciaria.
En otras palabras, el ingreso de existencia no
es otro hoy que la contrapartida del salario en la época fordista.
Como escribe
C. Vercellone, el ingreso de existencia debe considerarse:
"como
un ingreso primario, es decir como un salario social ligado a una contribución
productiva hoy no remunerada y no reconocida" 13.
Esto deriva
– lo repetimos – de las transformaciones cualitativas que han afectado el modo
de trabajar en el paso del capitalismo fordista al capitalismo cognitivo.
Contrariamente
a los enfoques en términos de fin del trabajo, la crisis actual de la norma
fordista del empleo está lejos de
significar una crisis del trabajo como fuente principal de la producción de
riqueza. Al contrario:
"El
capitalismo cognitivo no es solo una economía intensiva en el uso del saber,
sino que constituye al mismo tiempo y
quizás aún más que en el capitalismo industrial, una economía intensiva en
trabajo, aunque esta dimensión nueva del trabajo escapa ya a su medida oficial,
y no puede ser del todo asimilada a las
formas canónicas del trabajo asalariado" [14].
Esta
transformación encuentra su origen principal en la forma como el desarrollo de
una intelectualidad difusa y la extensión de la dimensión cognitiva del trabajo
han conducido tanto a nivel de la fábrica como de la sociedad, a la afirmación
de una nueva preponderancia del saber vivo y movilización del trabajo, respeto
a los saberes incorporados en el capital fijo y en la gestión y organización
empresarial. De aquí deriva también la crisis del "régimen temporal"
que en la época fordista distinguía claramente entre el tiempo de trabajo
directo, efectuado durante la jornada
oficial de trabajo, considerado como el único tiempo productivo, y los otros
tiempos sociales dedicados a la reproducción de la fuerza de trabajo,
considerados como improductivos.
En otras
palabras, la valorización en el capitalismo cognitivo no se basa sólo en la
utilización del trabajo humano (manual y intelectual) aplicado a las máquinas, asentada
en la división taylorista del trabajo, sino, y cada vez más, en el uso de ese
capital llamado intangible (educación, formación, salud, I&D) incorporado
en lo esencial al cerebro de los hombres (capital humano). Se deduce que las
condiciones de la reproducción y la formación de la fuerza de trabajo se han
convertido directamente en productivas y que la fuente de la riqueza de las
naciones se encuentra cada vez más por fuera del sistema de empresas.
A la división taylorista se añade así una
división cognitiva del trabajo basada en la creatividad y capacidad de
aprendizaje de los trabajadores mediante el intercambio relacional de
conocimiento y conocimiento. En esta perspectiva, el tiempo de trabajo
inmediato dedicado a la producción horaria oficial de trabajo no es otro que
una fracción del tiempo social de producción. Por su misma naturaleza, el
trabajo cognitivo se presenta como la combinación compleja de una actividad de
reflexión, de comunicación y de producción de saber que se desarrolla tanto aguas
arriba como fuera del trabajo inmediato de producción. El ingreso de existencia
es tan simple como la remuneración de este excedente de trabajo que deriva del
mero hecho de "vivir».
Es un
instrumento redistributivo inmediato entre aquellos que explotando este
excedente de trabajo vivo no remunerado obtienen porciones crecientes de
riqueza para uso privado y aquellos (la mayoría) que no pueden alcanzar a esta riqueza. Desde que el proceso de
trabajo coincide de manera creciente con la propia existencia de los seres
humanos, el ingreso de existencia es al mismo tiempo medida de bienestar y
aguja de la balanza del conflicto redistributivo. La esfera de la producción
(donde se determina la remuneración del trabajo vivo) y la esfera de
distribución no pueden ser objeto de una escisión.
3. Definición de renta de existencia.
El ingreso
de existencia es un objetivo instrumental que puede representar uno de los ejes
centrales para la solución de las principales contradicciones internas del
capitalismo cognitivo de doble naturaleza.
Es al mismo
tiempo una medida subversiva y reformista, sin embargo poco compatible con las
que parecen ser hoy las estrategias dominantes tanto de las empresas como de
las políticas económicas a nivel europeo y/o italiano. Pero esto lo debatiremos
más adelante. Desde un punto de vista definitorio, por ingreso de existencia se
entenderá el desembolso de una cierta suma monetaria a plazo regular y perpetua
capaz de garantizar una vida digna, independientemente de la prestación laboral
efectuada. Este desembolso debe tener dos características fundamentales: debe
ser universal e incondicional, es decir, debe entrar en el círculo de los
derechos humanos. En otros términos, el ingreso de existencia debe ser dado a
todos los seres humanos de manera no discriminatoria (de sexo, raza, religión,
de ingresos). Es suficiente, para tener derecho, el solo hecho de
"existir". Por eso es mejor la denominación de "ingreso de
existencia" o "basic income” antes
que “ingreso de ciudadanía", que requiere aclarar que el concepto
de ciudadanía no está sometido a ninguna forma de inclusión o condición (es
decir, no obliga a asumir compromisos y/o comportamientos particulares). Los
dos atributos – universal e incondicional – evacúan la posibilidad de múltiples
equívocos. El concepto de ingreso entra exclusivamente en el ámbito de la
distribución de los recursos, una vez dado el nivel de riqueza global, es
decir, es un instrumento del bienestar. Todas las propuestas de tipo
distributivo que hacen referencia a la condición profesional (estado de
desempleo o/o de precariedad insuficiente para garantizar un ingreso mínimo) o
a la obligación de asumir compromisos de tipo contractual, o a la obligación de
asumir alguna prestación laboral, (como el ingreso mínimo de inserción en
Francia), son discriminatorias y no conformes al estatuto de «derecho
inalienable individual".
El ingreso de existencia es la variable
redistributiva más adecuada del capitalismo cognitivo. En el mismo momento en
que la vida no sólo está sometida por el trabajo, sino que es puesta a
trabajar, pasa a ser obligado necesario y justo remunerar la existencia.
El caso es
que ahora la jornada de trabajo efectivo y real tiende cada vez más a
"desbordar» la jornada de trabajo contractual eliminando la distinción
entre trabajo y no trabajo, o, como hemos dicho antes, entre los ingresos y
salario. Debemos partir de aquí. El ingreso de existencia está definido por dos
componentes: la primera es una componente estrictamente salarial, sobre la base
de la prestación de vida que inmediatamente se traduce en prestación
laboral (tiempo de trabajo certificado y
remunerado, pero también el tiempo de vida utilizado para la formación, la
actividad relacional y la actividad reproductiva); la segunda es un componente
de ingreso (adicional al primero) que es el fruto de la distribución para cada
individuo de la riqueza social fruto de la cooperación y de la productividad
igualmente social del territorio (y que hoy es del todo privativo de los
beneficios y las rentas mobiliarias e inmobiliarias)
Desde este
punto de vista, el ingreso de existencia no es sólo una ampliación, una
subsistencia o un instrumento contra la pobreza; puede cumplir también la tarea
de reducir la pobreza [15] pero en el actual contexto productivo, el ingreso de existencia es, sobre todo, la
remuneración de una actividad laboral ya previamente llevada a cabo.
En el marco
del capitalismo cognitivo, por tanto, el ingreso de existencia asume
simplemente la tarea de contribuir a remunerar la entera y efectiva actividad
social de trabajo. Desde este punto de vista, el ingreso de existencia entra en
ese sistema de justa cooperación social propuesto por Rawls[16], a propósito
del planteamiento cooperación a
reciprocidad y, asimismo, sobre la misma línea sin de ese contrato de
solidaridad mutua que puede ser hecho posible precisamente tras la introducción
de una renta de esistenza[17]. Desde este punto de vista, la renta de
existencia aparece como una medida puramente reformista. Al contrario, puede
también funcional al proceso de acumulación. En efecto, no sólo es una
remuneración de vida laboral ya realizada, pero también es un factor de
desarrollo de las actividades conocimientos-cerebrales que son hoy cada vez más
centrales para la estructura productiva, para los niveles de competitividad,
que una miope política salarial o de reducción de costes o de dumping social
impide que se desarrolle. Si se quiere aumentar la actividad de I+D y de
innovación, si se quiere aumentar la competitividad de las producciones a mayor
contenido de conocimiento y por tanto evitar la competencia de los países
emergentes, si se quiere que la propia realidad económica sea capaz de
intervenir sobre la definición de paradigma y de las trayectorias tecnológicos
dominantes, pasa a ser cada vez más necesario desarrollar el capital humano y
favorecer la producción de general intellect la renta de existencia, en teoría,
puede desempeñar así una función de estabilización de los ingresos, reducir la
incertidumbre, incrementar los procesos de aprendizaje y en última instancia
favorecer acumulación capitalista, según el siguiente esquema: renta de
existencia à crecimiento general intellect aumento productividad à crecimiento
acumulación sin embargo Casi todas las partes sociales son contrarias hasta la
introducción: los sindicatos porque aún no han comprendido a fondo las
transformaciones del trabajo, temen la desaparición de su base de rapprentanza
y, sobre todo, están vinculados a una concepción del trabajo asalariado
fundamentalmente etica[18]. Las asociaciones empresariales, a diferencia del
comportamiento conservador la mayor parte de los sindicatos, consideran la
introducción de la renta de existencia como potencialmente peligroso para el
mantenimiento del mando en el trabajo. Y en efecto, desde su punto de vista, no
tienen todos los injusticias. La introducción de la renta de existencia, en
efecto, puede ser considerado un potencial contropotere[19] que mina el actual
sistema de subordinación de la multitud precaria. Garantizar un ingreso estable
y continuado a independientemente de la prestación laboral significa reducir el
grado de ricattabilità de los trabajadores individuales/sondas, ricattabilità
impuesto dall'individualismo contractual y por la necesidad del trabajo para
poder vivir. También significa poder ejercer el "derecho de elección del
trabajo" (en lugar del tradicional "derecho al trabajo",
cualquiera que éste sea), elemento que podría socavar la base los cimientos del
control jerárquico y social del capitalismo conocimientos. Al mismo tiempo, la
sustracción parcial o total, según los contextos, a la ricattabilità del
necesita puede potencialmente favorecer un proceso de recomposición de la
multitud precaria. Decimos «potencialmente», puesto que esta concentración
parcelaria no es automática pero depende de las subjetividad de individuos
involucrados. El resultado que causaría sería en todo caso una menor
disponibilidad aceptación par de cualquier condición laboral. En segundo lugar
–y este es un factor aún más pertinente, aunque más subestimarse –la existencia
de una renta de existencia exigiría que una cuota (más o menos amplia) de la
riqueza social producida por el general intellect y la estructura cooperativa
productiva debe volver a los mismos "productores". Esto significa una
reducción de los márgenes de beneficio, es decir, el valor añadido generado por
explotación de la cooperación social y de los bienes comunes, a menos que los
aumentos de productividad inmaterial, generadas por las nuevas condiciones
laborales más estables, ciertas y satisfactorias (desde el punto de vista
renta) no sean capaces de compensar esta reducción. Introducir una renta de
existencia en el capitalismo conocimientos puede ser considerado similar a los
aumentos salarios actualidad del capitalismo sistema-industrial.
Ahora, en
", el aumento salarial o una política de altos salarios, según la feliz
expresión de Keynes, podía tener dos efectos: poner en crisis el sistema
productivo si este aumento no era soportable la estructura de los costes y las
condiciones tecnológicas existentes, y por lo tanto sentar las bases para una
superación del mismo sistema capitalista, o bien, por otra parte, garantizar un
crecimiento de pleno empleo con ingresos y beneficios crecientes. El pacto
social sistema había precisamente el fin de favorecer la segunda alternativa
dentro de un mecanismo regular y de control garantizado por el Estado-nación.
A diferencia de un aumento salarial,
la introducción de una renta de existencia, sin embargo, no conseguiría sólo
sobre los costes de las empresas, por el momento que éste se vería abonada a
nivel territorial, nacional o supranacional por las autoridades públicas. En
otras palabras, la financiación de la renta de existencia depende de la
estructura fiscal existente. En el capitalismo conocimientos, un nuevo pacto
social podría, pues constar de una renta de existencia de ser compatible con un
vínculo fiscal todo por definir y que no provocar una modificación excesiva de
las relaciones de mando y de jerarquía en el mercado del lavoro[20]. Pero nada
puede garantizar todo esto: en efecto, el papel potencial de contrapoder
monetario ( es decir, la independencia del chantaje renta) y de contrapoder
productivo-cultural (es decir, la posibilidad de elegir y no sufrir su
actividad laboral y de recuperará de parte de la producción social que se ha
contribuido a crear) depende de la percepción y por las subjetividad que
constituyen la multitud precaria y, por tanto, por definición no son
controlables. Desde este punto de vista, la renta de existencia es subversivo e
incide en el informe de explotación y la producción de plusvalía del
capitalismo conocimientos. * * * * * sobre la base de lo observado, se puede
hablar de renta de existencia sólo si se está en presencia de al menos cuatro
requisitos mínimos esenciales. El primer requisito es deseo, tras el hecho de
que el trabajo conocimientos tiende individual, aunque luego hace referencia a
un bien común como el conocimiento. El segundo parámetro es que la renta de
existencia debe ser concedida a todos aquellos que operan en un territorio,
independientemente de la ciudadanía, el sexo, la religión:residenzialità. El
tema es delicado, porque hace referencia al concepto de ciudadanía, basado
respecto a la idea de ius solos o ius sanguinis. En Italia y en buena parte de
Europa el concepto de ciudadanía está basado en el ius sanguinis, para que un
hijo de inmigrantes otan en Italia no ha automáticamente la ciudadanía italiana
en cuanto el derecho de sangre prevalece sobre el derecho de suelo. Se deduce
que el requisito de la ciudadanía debe ser sustituido por la de residenzialità.
El tercer parámetro es dell'incondizionalità, porque si la renta de existencia
es la restitución o el reembolso, el resarcimiento de una actividad laboral ya
gasto, no requiere en cambio ninguna otra contrapartida. Desembolsando de una
renta de existencia no es una medida asistencial. El cuarto parámetro es que la
renta de existencia se financia en base a la fiscalidad social progresiva. Este
es el punto principal, ya que, como hemos visto– por las formas de financiación
depende la naturaleza compatible o no compatible de los ingresos de existencia
en un marco de capitalismo conocimientos. En otros términos, se pide que la
suma que financia el ingreso de existencia no debe resultar de cotizaciones
sociales, sino más bien por el pago de los impuestos directos y por los
ingresos fiscales generales del Estado, relativas a los distintos activos de
renta, cualquiera que sea su procedencia. Este recurso a la fiscalidad general
puede ser llevado a cabo en distintos niveles administrativos, de aquel
supranacional al municipal, en función del territorio y de la Comunidad de
referencia. En efecto, es a nivel local que, una vez establecidos los criterios
general fiscalidad directa, se pueden aplicar políticas fiscales de tipo
federal, capaz de aprovechar las tipologías de riqueza que los distintos
ámbitos territoriales generan. La financiación de la renta de existencia, en
efecto, debe hacer las cuentas con los niveles de riqueza que en un primer nivel
los distintos territorios son capaces de producir. A este proceso
redistributivo puede, en segundo lugar, competir un segundo proceso de
redistribución sobre la base de transferencias monetarios por las zonas más
ricas a las más pobres. Sería deseable que este proceso de redistribución
ocurriera a nivel europeo y no nacional, lo que haría necesario implantación de
una armonización y de una política fiscal común a nivel de la misma Europa que,
a día de hoy no existe.
Se hace
necesaria una reforma fiscal adecuada al espacio público y social europeo, que
sea capaz de aprovechar los nuevos activos de riqueza y donde en forma
progresiva. Las principales zonas metropolitanas, es decir, aquellas que
constituyen el centro neurálgico del proceso de acumulación europeo, una cuota
que varía entre el 35% al 50% del valor añadido deriva por la explotación de
las que son las variables centrales del capitalismo conocimientos, o
conocimiento (propiedad intelectual), territorio (renta a localización),
información, actividades financieras y de la gran distribución comercial. En
los principales países, y en particular en Italia, las bases imposición fiscal
todavía hacen referencia al paradigma productivo del capitalismo
industrial-sistema: en otras palabras, la propiedad de los medios de producción
de la gran empresa y el trabajo asalariado subordinado. De ahí que parte
creciente de la riqueza generada por actividad intelectual o tiene un
tratamiento fiscal particular (como en el caso de los activos financieros) y
escapa a cualquier criterio de progresividad o consigue eludir en buena parte
cualquier obligación fiscal (como la propiedad intelectual), [21]. Y es
precisamente conjugando principios justos de fiscalidad progresiva, y relativa
a todas las formas de riqueza a nivel nacional y europea con intervenciones
"lo" en el plano de la especialización territorial que se pueden
encontrar los recursos necesarios para garantizar que los frutos de la
cooperación social y del común puedan ser socialmente redistribuidos.
*
* * * *
El ingreso de existencia es un instrumento y
no simplemente un fin. Utilizando el lenguaje de la política económica, podemos
decir que es un objetivo intermedio. La introducción de una renta de
existencia, de manera gradual hasta alcanzar universalidad, es condición
necesaria porque: se creen las bases para el desarrollo de contratos de
solidaridad mutua y el desarrollo de formas alternativas de organización y
autorganiz-ción productiva y social; se favorezcan procesos de concentración
parcelaria y de comunicación internos a la multitud precaria; aumentos la
posibilidad de aumentar el poder contractual a nivel individual dentro de las
relaciones de trabajo; aumenten los grados de discrecionalidad y de libertad en
la gestión de su tiempo de vida, reduciendo la dependencia de las actividades
puramente productivas, con efectos positivos sobre las actividades de
reproducción, de integración y de informe social y cultural. En otras palabras,
la renta de existencia abre espacios al trabajo creativo, penalizando o
reduciendo el poder del trabajo abstracto sobre la vida de las personas. Pero
para lograr estos objetivos, lo repetimos, la renta de existencia es sólo
condición necesaria pero no suficiente, en cuanto tales objetivos dependen
también y sobre todo la subjetividad de individuos en carne y huesos y las
formas de representación que la multitud precaria es capaz de presentar. Es
decir, es necesario que nos sea un humusculturale y político que empuje hacia
la dirección deseada. Esta humus también depende del tipo de políticas de
bienestar y comunitarias que l'autorganizzazione la multitud es capaz de
suceder.
* Publicado
en: Aa.Vv , renta para todos. Una utopía concreta para era global, a cargo del
B. I. N. , Manifestolibri, Roma, 2009. © Universidades de Pavia, Bin-Italia,
UniNomade.
Agradezco a los expresado Dead para el soporte
psichedelico.
[1] Véase.
A. Fumagalli, M. Lazzarato (a cargo de), monos blancas, Derivas escalas, Roma,
1999. 2] Al respecto, se remite a C. Vercellone (a cargo de), capitalismo
conocimientos, Manifestolibri, Roma, 2006, A. Fumagalli, tiene y capitalismo
conocimientos. Hacia un nuevo paradigma de acumulación, Carocci,Roma, 2007, Y.
Moulier-Boutang, las crony cognitif. Estará integrada la nouvelle gran
trasformation et ses enjeux, y. Amsterdam, Paris, 2007,
[3] por
ejemplo, C. Vercellone y J. Monnier, «work and Social Protection in the tomar
from Industrial to Cognitivas Crony», en V. Cvijanović , A. Fumagalli, C.
Vercellone eds. (2008), Cognitivas Crony and its Reflections in South-Eastern Europe,
Peter Lang y., London, 2009, forthcoming.
[4] a este
respecto, véase. A. Fumagalli, S. Mezzadra (a cargo de), crisis economía
global, sombras Tribunal, Verona, 2009.
[5] Véase. M. Friedman, 1962, Crony and Liberté, Chicago, University of
Chicago Press.
[6] para uso
dell'attributo «social-liberal", véase. R. Bellofiore R. , J. Halevi,
tendencias del capitalismo contemporáneo, desestructuración del trabajo y
límites del 'KEYNESISMO' , en Cesaratto S. y Realfonzo R. (a cargo de), rive
gauche, Manifestolibri, Roma 2006, pp. 53-80.
[7 Véase. Comisión Delors, 1993 y relación
Supiot, 2003. Se trata de una medida que ya está en vigor en muchos países
europeos, como por ejemplo, Francia, donde rige el sistema sus (Revenue minimum
d'insertion).
8 A partir
de 2005, con siglas bien llamamos el Basic Income Earth Network, e así por
fronteras europeos.
9 Se vea al
respecto el reciente libro publicado en italiano, P. van Parijs,
Vanderbought,mínima renta universal, Egea, Milán, 2006.
[10], sobre
este punto, véase. C. del Bo, renta de base, ahora, Pavia, 2005.
[11], es bien sabido que en los últimos años,
tanto en Europa como en Estados Unidos, se introdujeron restricciones pasa de
ciudadanía, cada vez más basada en la idea de ius sanguinis. [12], con la
expresión haya bastardo, aún por Joan Robinson en los años 50, se entenderá la
transposición del pensamiento keynesiano dentro de esquemas y modelos de
equilibrio económico general. Se ratta de interpretación que desde el punto de
vista metodológico es muy engañoso respecto al verdadero pensamiento de Keynes.
13 Véase. C. Vercellone, "el precio justo
de una vida productiva", el manifiesto, 22 noviembre 2006
[14], Véase.
C. Vercellone, ibidem.
[15], y es
principalmente en esta acepción que formas de renta de existencia,
acondicionadas, basadas en la estructura familiar, entran a formar parte de las
fuerzas progresistas o están presentes en muchos países europeos. Para un
análisis de estas cuestiones, se puede resultar útil consultar el sitio: www.or
-win.it (puesto a disposición por la región Friul Venecia y Julia) o Aa.Vv.,
Ingreso garantizado y nuevos derechos sociales, consejería al trabajo, igualdad
de oportunidades y políticas juveniles la región de Lazio, Roma. 2006.
16 Véase. J.
más, una teoría de la justicia, Feltrinelli, Milán, 2004.
17 Sobre las
razones filosóficas-políticas que justifican la renta de existencia, véase. P.
van Parijs, Y. Vanderborght, renta mínima universal, Egea, Milán, 2006, es
también útil la consulta de C. del Bò, introducción al Basic Income,
universidad, como, 2004.
18 Numerosas
son las declaraciones en este sentido que unen los distintos sindicatos
europeos, los partidos de izquierda y también influyentes periódicos. Basta
analizar los congresos del CES (Confederación Europea de Sindicatos), o de los
sindicatos franceses y alemanes para tener una confirmación. También en Italia,
la situación no cambia. Lo mismo ocurre para esa región de izquierda radical,
impersonificata por los partidos troszkisti, de Attac y de Le Monde
Diplomatique en Francia y por la izquierda Cgil, por el Rpc y por el manifiesto
en Italia. Con alguna excepción, en todo caso notable, también el sindicalismo
de base y las formaciones políticas más antagonistas son en principio
contrarios a la renta de existencia, considerarlo una maniobra demasiado
reformista que no va a dañar en su esencia la relación de sruttamento
capital-trabajo. Por el contrario a favor claramente la introducción de un
basic corresponderá los grupos más movimentasti que operan en algunos centros
sociales Italia o en algunas revistas europeas, tales como Moltitudes en
Francia y Posse en Italia. Sólo recientemente, por ejemplo,la consigna
"derecho a la renta" ha sido plenamente aceptada dentro
dell'euromayday, la manifestación más visible del empleo precario europeo, que
se celebra el 1 de mayo de cada año. En este contexto, es de fundamental
importancia el nacimiento en el transcurso del año 2009 asociación Basic Income
Network – Italia.
[19] Para un
análisis más profundo, me permito de aplazar a A. Fumagalli, «doce tesis sobre
la renta de ciudadanía" en A. Fumagalli, M. Lazzarato (a cargo de), monos
blancas. Renta de ciudadanía y desempleo de masa, Derivas escalas, Roma, 1999,
pp. 13-44.
[20] Sobre
este punto, se remite a A. Fumagalli, A. negros, "John Maynard Keynes,
capitalismo conocimientos, basic INCOME, no copyright: ¿es posible un nuevo
"new deal?" inquaderni de Economía Política, Departamento de Economía
Política y M. Q. , Universidad de Pavia, enero de 2008: www.eco.unipv.it
[21] sólo a
título de ejemplo, en la zona metropolitana milanese, el impuesto sobre la
propiedad inmobiliaria, además de no ser progresiva en función del destino uso,
ha visto un aumento per cápita por los 360 euros de 1995 a los 375 euros del
2003, frente a un rendimiento inmobiliario en términos de valor al metro marco
de las zonas urbano de aproximadamente el 40%. La introducción del trabajo
interino, que ha provocado la legitimación por parte de las empresas de
intermediación de mano de obra (el trabajo como mercancía de intercambio), no
ha provocado la introducción de un impuesto sobre el valor añadido (IVA) que sí
se continuamente pagará para cualquier otra transacción comercial. En cuanto a
las actividades financieras, los relativos ganancias no entran en la
acumulación de las rentas de las personas físicas. La explotación de las
externalidades de territorio (que hacen, por ejemplo que un centro comercial se
posiciones donde existe ya una logística del transporte y la movilidad) tampoco
son tomadas en cuenta. Y los ejemplos podrían seguir.
Traducción: César Altamira
Del sitio
italiano Uninomade 2.0
http://www.uninomade.org/il-reddito-di-base-come-remunerazione-della-vita-produttiva/
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