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miércoles, 11 de mayo de 2011

Lo que oculta la disputa con Techint.

0.0  Una de las razones que llevó al Gobierno de CFK a terminar con los fondos de Jubilación privada, las llamadas AFJP (Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensión), con régimen de capitalización, y volver al antiguo sistema de reparto previsional público, fue, según el propio ANSES, “…contribuir al desarrollo de la economía nacional para garantizar el círculo virtuoso de crecimiento económico sustentable, aumento de los recursos para el sistema previsional y preservación de los activos”. Según el gobierno kirchnerista, a las administradoras nunca les interesó poner plata en la economía “real”. Para ese entonces, noviembre del 2008, los fondos de los 5 millones de trabajadores que aportaban al régimen de capitalización habían registrado en los últimos meses de ese año una caída del 20% a raíz de la crisis financiera mundial. A partir de ese momento los fondos acumulados en la cuenta de cada afiliado a las AFJP pasaban al ANSES. Si bien las AFJP no habían cumplido cabalmente con una de las promesas de su creador, Domingo Cavallo: desarrollar un mercado de capitales que sirviera para proveer financiamiento a las empresas, las inversiones realizadas por las AFJP, y heredadas por el ANSES, muestran que dicha función se cumplió parcialmente. En los últimos días hemos asistido a una discusión, en particular con el grupo Techint,  con relación a la ampliación de la participación del estado, a través de las acciones que aún detenta el ANSES, en aquellas empresas privadas heredadas de las AFJP.
0.1 Al momento de la estatización, el gobierno recuperó para el ANSES, la administración de los aportes de los trabajadores activos que no es otra cosa que salario diferido, a ser reembolsado a los aportantes en el momento de alcanzar su jubilación. Conjuntamente con esta “estatización” de los fondos jubilatorios, el estado heredó las inversiones, ahora sí “productivas”, (lo demuestra el hecho de que el ANSES en estos 30 meses no se hubiera desprendido de ellas), en 43 empresas privadas, que las AFJP realizaron durante esos años en diferentes empresas privadas. Más abajo se detalla el porcentaje de acciones de empresas y bancos que se encontraban en manos del estado. Se destacan el sector financiero-bancario como el Banco Macro, Galicia y Patagonia, Fondos de Inversión inmobiliario como Consultatio (propiedad de Constantini), el grupo Pampa Holding de Midlind con inversiones importantes en los últimos años en el sector eléctrico  (generación y distribución), Aluar, la autopartista Mirgor, vial como Autopista del Oeste,  así como empresas públicas privatizadas concesionadas, Telecom, Edenor, Endesa, Emdersa Gas Natural BAN, TGS, etc.
0.2 Con posterioridad a la estatización el ANSES, realizó una serie de inversiones en el sector privado: General Motors (préstamo), Aluar (Obligaciones Negociables- ON), IMPSA (ON), Cementera Juan Minetti (ON), Mercedes Benz (ON), Quickfood (ON), Syngenta, agroquímicos, (ON), Grimoldi (ON), Ovoprot, avícola, (ON) etc. Los proyectos que se financiaron hasta el momento dejaron ganancias financieras al FGS (Fondo General de Sustentabilidad, cuenta creada que recibió los fondos acumulados en las AFJP), más allá de que la prioridad apuntada originalmente fuera la ganancia social. Para las  empresas, a su vez, resultó positivo contar con apoyo financiero para sus inversiones en momentos de crisis internacional. Debemos recordar que las acciones emitidas por las empresas constituyen una fuente de financiamiento fundamental para sus inversiones, como alternativa cuando no abundan los créditos bancarios. En el caso argentino debemos anotar que el autofinanciamiento, que incorpora la emisión de acciones, ha constituido un modo importante de financiamiento para las empresas.    
0.3 ANSES realizó igualmente, en estos últimos tiempos, inversiones financieras en obras energéticas como Atucha II,  las Centrales Termoeléctricas Manuel Belgrano y San Martín, en manos de los generadores privados argentinos, así como préstamos a Enarsa para las Centrales Termoeléctricas Barragán, Ensenada y Brigadier Lopez; está previsto también financiar parte de la Obra Hidroeléctrica Chihuido. Realizó Préstamos a las empresas Emgasud y Edenor, a cargo de servicios públicos privatizados, gas y electricidad, con tasas de interés negativas, así como para diversas obras viales, obras de agua,  incluido préstamos al Banco Hipotecario Nacional destinados a la compra, construcción y/o remodelación de viviendas. 
1.0  Hasta acá los hechos. Avancemos en nuestro análisis. El capitalismo cognitivo se caracteriza por tres aspectos fundamentales:
1.1- el rol jugado por la generación y difusión del conocimiento  como llave motora en el proceso de acumulación, donde el conocimiento constituye la principal fuente de valorización del capital. Esta hipótesis conduce a privilegiar el rol del trabajo vivo como fuente principal de la valorización. El tránsito del paradigma industrial fordista al paradigma cognitivo, con tendencia a la producción inmaterial, se vincula directamente con la transformación del modelo productivo: transitamos de un modelo rígido y homogéneo, hacia otro, dinámico, conformado en base a redes y donde los parámetros de productividad están asociados al papel del conocimiento y la individualización de la fuerza de trabajo. En el contexto anterior, el del capitalismo industrial, el de la subsunción formal del trabajo por el capital, el proceso de acumulación definía un mecanismo de disciplinamiento de carácter directo acotado fundamentalmente a la producción material. Cuando hablamos de la subsunción formal  del trabajo por el capital queremos significar que la convención del trabajo asalariado se fundaba sobre la separación entre el tiempo de trabajo y el tiempo de no trabajo. Hoy, bajo el capitalismo cognitivo, los tiempos de trabajo y tiempos de vida, tiempos de producción y de reproducción  se confunden. El capital ha terminado por investir a la propia vida. Hemos entrado en la etapa biopolítica. Momento en que el poder hace de la vida su objeto, deviene un poder sobre la vida: lo llamamos biopoder. En clave de Foucault la biopolítica  es entonces esta nueva tecnología de poder que hoy se vuelve realidad.  Podemos decir que mientras el biopoder es efectivamente el poder sobre la vida, la biopolítica es más bien la respuesta resistente de la vida ante este nuevo poder.

1.2 –el segundo aspecto está referido a una redefinición del nexo capital-trabajo donde la máquina fordista se subsume en el interior del cuerpo del trabajador cognitivo incorporado a la actividad laboral. Según Marazzi esta evidencia nos conduce a un modo de producción antropogenetico, en tanto producción del hombre por el hombre. Fenómeno de nuevo tipo que significa desmaterialización del capital fijo, cuyas funciones se transfieren al propio cuerpo humano, y en ese mismo acto el capital constante tiende a coincidir con el  capital variable.
1.3- finalmente el rol ampliado, expansivo e invasor que juegan en este proceso los mercados financieros apoyado ya en  motivos financieros, ya debido a los cambios operados en el lugar de la valorización que se ha ampliado extendiéndose a todo el espacio social asentado ahora en la cooperación social, (“general intellect”) ¿Qué queremos significar con el término financiarización?  Estamos significando que los mercados son hoy el corazón del proceso de financiación, de toda actividad relacionada con el conocimiento y la innovación. Por tanto, con la producción y adoptan, al mismo tiempo, una particular relevancia en la distribución de la renta. Los mercados son hoy el corazón del capitalismo cognitivo en la medida que son el centro del proceso de financiación de la actividad en innovación y de la producción de conocimiento y, al mismo tiempo, son elementos relevantes en la distribución de la renta, que se basa en la desigualdad. Es posible definir a la financiarización como un proceso donde el ahorro nacional se globaliza saltando las fronteras de los espacios nacionales. El mercado financiero se convierte en el mecanismo fundamental de financiamiento de la economía, por tanto de las empresas privadas, anteriormente en manos del sistema bancario, giro que será el responsable principal de la implicancia de los fondos de pensión, de los fondos institucionales del ahorro privado en el financiamiento al capital. Nos encontramos frente a un proceso similar al que se enfrentara el mundo capitalista en los años 20 cuando los inicios del fordismo macroeconómico, que para poder generalizarse alimentó un modo de regulación en la economía que superara la gran crisis.
1.4- Un aspecto fundamental en el proceso de globalización que acompaña al postfordismo está en el rol del nuevo capital financiero, en especial, el que nos ocupa, el relacionado con los ahorros obreros necesarios para garantizar la jubilación futura, llamado también la financiarización de la economía doméstica. Por esta razón particular las modificaciones en el mundo del trabajo y en el mundo financiero constituyen las dos caras de la misma moneda[1]. Dicho de otra manera, la forma que adopta el capital es la única manera que le queda para poder controlar un trabajo cuyas dimensiones están cada vez menos atadas a la esfera del capital productivo y su base fabril. El capital ficticio, como nueva modalidad de ser del capital moderno, anticipa y prefigura los valores que corresponden más precisamente a las nuevas medidas sociales de la productividad. Por ello podemos afirmar que el nuevo modo de ser de la riqueza contemporánea, la dimensión financiera, no deriva de ningún desvío antiproductivo del capital (como les gusta pensar a quienes aún conservan la memoria corta del fordismo keynesiano); adopta esa forma como único modo que le queda para reconstruir el control sobre un trabajo cuyas dimensiones productivas dependen cada vez menos de la subsunción por el capital productivo industrial y cada vez más de la cooperación social. En el postfordismo la esencia del capital es el ser ficticio, dejando de lado sus condiciones reales. En la era del capitalismo cognitivo el capitalista adopta una posición de exterioridad con relación a la producción que se asienta centralmente en la cooperación social de las singularidades puestas a trabajar. Son estas singularidades las que generarán en este proceso, las que de hecho producen el común. El capital busca por todas las formas expropiar el común, mientras que paralelamente, al igual que bajo las condiciones de producción agrícola, el capitalista cognitivo tiende a confundirse con el rentista. Dicho de otra forma, el capital está cada vez más incapacitado de presentarse bajo su forma real; no estamos ante un capital ficiticio que en sí es improductivo, sino que el capital como tal está cada vez más imposibilitado de comportarse como condición necesaria de las combinaciones productivas entre capital constante y capital variable, volviendo cada vez más innecesaria su participación en el proceso de producción.  Asistimos así a un nuevo proceso de valorización asentado en la calidad del nuevo tipo de trabajo.
1-5 Volvamos ahora a nuestro punto de partida: la decisión del gobierno kirchnerista de demandar, en aquellas empresas donde el ANSES  dispone aún de acciones heredadas de las AFJP, un número de directores proporcional a la participación accionaria; planteo legítimo, extensivo a cualquier accionista. Su solicitud en ese sentido es impecable. El grupo Techint se opone a dicha decisión argumentando injerencias del estado en decisiones de tipo privadas etc. etc. Esta controversia ha abierto una polémica que ha derivado en dos posturas contrapuestas: 1- la de quienes apoyan la decisión del gobierno asentados en la idea de que todo control del estado es bueno de por sí en la medida que antepone el interés social al interés privado (en esta variante incorporamos las opiniones de Proyecto Sur, que plantea que las decisiones del ANSES deben ser tomadas por su propios afiliados); 2- aquella otra que considera a esta medida como una inapropiada intromisión del estado en decisiones privadas, posición apoyada por los sectores del empresariado en general.   
1-6 Tanto una como otra posición evaden u ocultan dos problemas de fondo: por un lado, que la política kirchnerista en el ANSES, referida a las inversiones heredadas, continúa la lógica de financiarización iniciada por las AFJP, que el gobierno dice combatir y que diera sustento a su estatización. Por otra parte, tras la idea, siempre presente, que una mala administración del estado es siempre mejor que una buena administración privada, se deja de lado aquella alternativa del común, propia del capitalismo de nuestros días, manteniendo la clásica oposición entre púbico y privado, tan cara a la época del fordismo keynesiano. Veamos el primer punto. La privatización encubierta de los servicios  sociales de salud (medicinas prepaga)  y seguridad social (acciones en empresas propiedad del ANSES), en la medida que están sujetos a la suerte del capital vía acciones, constituye la forma moderna del control biopolítico sobre los trabajadores activos. Cuando la vida esta puesta a trabajar para el capital, cuando los tiempos de trabajo y tiempo de vida se superponen y se vuelve difusa su separación, cuando los tiempos de producción y reproducción se confunden, cuando el capital ya no puede ejercer el control de la fuerza de trabajo en el espacio fabril, cuando la naturaleza del  nuevo trabajo tiende a independizarse del propio capital, entonces el comando del capital busca nuevas formas de control, de sometimiento y dependencia de la fuerza de trabajo con respecto al capital. Cuando se liga el futuro del retiro del trabajador activo a la suerte del capital, a través de las inversiones del Anses en acciones de empresas o en bonos, proceso que el gobierno sostiene y defiende, no se ejercita otra acción más que aquella de avanzar en el control biopolítico de la nueva fuerza de trabajo mientras se apuntala el proceso de financiarización. Sin embargo, la entrada del biopoder en el control de la vida del trabajador no se detiene ahí, sino que propone también la financiarización de un número creciente de servicios relativos a la reproducción de la vida diaria: más allá de la seguridad social y la salud, que están en contacto directo con la vida, es posible incorporar en esta política la educación (arancelamiento de todos los cursos de postgrado universitario, así como la degradación permanente de la educación pública), la vivienda e hipotecas y hasta las mismas  tarjetas de crédito. Esta transferencia de la responsabilidad de la reproducción de la vida diaria desde el sector público y  welfare state a los mercados financieros algunas veces de manera directa y otras no tan evidentes, pero a tono con una lógica de financiarización, se corresponde con una creciente importancia que las conductas de vida alcanzan en algunos nuevos instrumentos financieros. En efecto, asistimos, nos dice Marazzi,  a la creación de un número cada vez mayor de complejos instrumentos financieros cuyos riesgos se relacionan con las conductas de vida (confiabilidad y lealtad para pagar los créditos e hipotecas, de enfermarse etc)
1-7 El capitalismo ha vuelto productivo al conjunto de la sociedad. Es por ello que el beneficio capitalista  ya no proviene de una fábrica aislada, sino de la producción social en su conjunto. En ese contexto la cooperación social conforma el eje sobre el cual se articula la producción. Merece analizarse en el nuevo contexto la relación entre lo público y lo privado para poder comprender no sólo la importancia sobre la construcción del común, sino también sobre la necesidad de superar el ahora viejo antagonismo entre público y privado. Es posible afirmar que en la era de la producción biopolítica, todo proyecto de radicalización política debe oponerse no sólo a la propiedad privada y los modos de organización social proyectados por el capital, sino también a toda apología de lo público, horizonte que incorpora al estado y su configuración nacional, en la medida que contribuye a la alienación del poder y de la potencia del trabajo[2]. Este abordaje significa reconocer que lo público es una forma de alienación y explotación del trabajo, el trabajo común. Mientras lo privado está asociado a la propiedad individual, a la apropiación de la naturaleza, es decir directamente a la propiedad, lo público, asociado al estado, es aquello que se presenta  como enemigo de la propiedad privada, aquello que no pertenece a nadie. Según Rousseau la sociedad vive en estado de naturaleza hasta que aparece la propiedad. En ese momento se  requiere regular la relación entre la propiedad  y la voluntad general. De ahí el surgimiento del estado como relación social que proyecta y ejercita el orden social. De manera que, bajo esta lectura, queda implícito que pertenece al estado todo aquello que nos pertenece a todos. Sin embargo, a pesar que nos pertenece todo aquello que producimos en común, delegamos su gestión y representación, promoviendo así la implacable beldad del pragmatismo público. Bajo el capitalismo cognitivo el común termina desarraigando, de construyendo y volviendo impracticables el conjunto de categorías que ha sustentado el pensamiento político moderno desde el siglo XVII. El pensamiento del común ya no puede funcionar con las parejas privado/público, individual/colectivo. Mientras lo privado significó una apropiación individual, lo público representó históricamente la apropiación del estado, usurpación que consiste en hacer creer que lo que no pertenece a nadie y que pertenece al estado pertenece por esa misma razón a cada cual. Desde el punto de vista de la producción el común representa hoy en día la condición de todas las valorizaciones sociales; desde el punto de vista político es la forma a través de la cual se organiza la subjetividad. A diferencia de lo público, largamente determinado y concedido por la acción del estado en oposición a lo privado que, desde ahora se diluye totalmente tras los fenómenos de la governancia, el común se constituye bajo el terreno mismo de de la actividad, bajo la forma de la cooperación y de la red. Para el trabajador inmaterial el común representa a la vez la condición de su actividad –actividad que se ejerce necesariamente en interdependencia-  y su resultado, a saber la diversidad y  la complejidad de vinculaciones, de las mediaciones y de las transacciones que produce al mismo tiempo que realiza su actividad. La constitución del común reenvía siempre a una multiplicidad; no se desemboca sobre una unidad de acción sino que se despliega bajo la forma de un agenciamiento, múltiple y transversal pluralizado y singularizado.
1-8 Todo indica que las últimas movilizaciones estudiantiles de setiembre octubre pasado, las de diciembre pasado en el Parque Indoamericano, las tomas de tierras en Albariños y Retiro, las protestas de los indígenas Qom en Formosa y Buenos Aires  son todas manifestaciones donde la vida es reconsiderada según una nueva dignidad política y social y donde, por lo tanto, estas luchas resisten a que la vida sea reducida a pura sobrevivencia o a una categoría biológica. Esto, a la vez, supone definir una ciudadanía que ya no esté ligada al Estado-nación, sino que sea incondicionada y universal. En ese momento estas luchas, bien se puede decir,  rescatan un aspecto propiamente biopolítico. Es sobre la base de la singularidad de cada una de ellas y el reconocimiento de las diferencias que se proyecta la construcción del común. Ni acercarse desesperadamente al pasado, ni permanecer de manera ingenua en un presente tentando o apostando a la  construcción de islas de autonomía y resistencia. Abordar el presente desde un nuevo tipo de capitalismo que busca investir a la vida toda en la producción capitalista pero igualmente desde la resistencia misma que genera la propia vida. Es esa la consigna de la etapa. Al biopoder capitalista, la biopolítica capaz de contrariar y contraponerse a la hegemonía  del biopoder, es decir potencia de la resistencia de deseos no sometidos, y de un tejido cooperativo.



Córdoba, 11 de mayo 2011
César Altamira

[1] Christian Marazzi Capitale e linguaggio Derive Aprodi 2002.
[2] “El comunismo, algunos pensamientos sobre el concepto y la práctica” A.Negri en Sobre al idea del comunismo, Analía Hounie (comp.) Paidós, 2010 Bs As.

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